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ALUMNO:
UNIVERSIDAD DE MÁLAGA
Resumen:
Ana de Austria fue una mujer que sufrió durante gran parte de su vida
presiones y conspiraciones de personas cercanas a su marido, como fueron su
madre María de Médici o el Cardenal Richelieu. Se sintió aislada y sola, pues
sus opiniones y sus proyectos nunca fueron respetados. La relación con su
esposo Luis XIII nunca fue fácil, debido a que nunca le prestó interés. Además,
las fuentes muestran que el rey tuvo tendencias homosexuales.
Los padres de Ana, Felipe III y Margarita de Austria, eran una pareja
muy enamorada y profundamente religiosa, muy diferente a los padres de Luis,
los cuales fueron muy problemáticos. Enrique IV se casó con María de Médici
con el objetivo de adquirir su dinero y dar así un respiro financiero a las arcas
de la corona francesa. María tuvo que soportar a los hijos de los anteriores
matrimonios de Enrique. Esto, sumado a las numerosas amantes que pasaban
por la corte de su marido, incita a pensar que fue la propia María de Médici la
que ordenó asesinar a su esposo. Es un acontecimiento clave, pues después
del asesinato, María de Médici pasó a controlar el poder de Francia junto a
Richelieu.
Ana decidió como primer gesto político exigir al Parlamento de París que
se invalidase el testamento del difunto rey con el objetivo de hacerse ella con la
administración libre y absoluta de los asuntos del reino. Para ello, se defiende
ante el Parlamento exigiendo que se cumplan las leyes tradicionales del reino
francés, además de que un monarca entrante no tenía que estar condicionado
por las leyes aprobadas por un rey anterior.
Cuando adquiere la regencia, nombra a Julio Mazarino como primer
ministro, pues cree que será un gran colaborador con su hijo y futuro rey.
Hombre inteligente que estudió en España y se labró su propio futuro. Se
nacionalizó en Francia. Mazarino pasó de estar a órdenes del Papa para
terminar al servicio del rey de Francia. Era el hombre que había elegido
Richelieu para suceder a Luis XIII, un personaje ambicioso y con gran
capacidad de trabajo.
Ana de Austria fue una mujer sólida en el trono. Pese a ser acusada por
los franceses de sentirse española, la regente se alegra por el triunfo francés
ante los españoles, lo que provocará que el pueblo confíe en su figura.
En los siguientes años, Ana de Austria cuenta con la ayuda del ejército
real junto a las tropas españolas para sofocar el intento de sublevación de
varias ciudades francesas. En este momento, el hijo de Ana, Luis XVI, es
proclamado rey bajo la imagen del poder del divino monarca. Una de las
primeras decisiones del nuevo rey es agradecer y pedir públicamente a su
madre que la siguiera aconsejando en el gobierno.
Bibliografía:
BENNASSAR M.B, JACQUART J., LEBRUN F., DENIS M., BLAYAU N. (1980).
“Historia Moderna”. Editorial Akal. Madrid.