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E.A.P. DERECHO
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INTRODUCCION
El derecho, como toda ciencia social, se encuentra sujeto a los constantes cambios
como consecuencia de que se encarga de estudiar al hombre y su relación con la
sociedad, una sociedad que como consecuencia de la actividad humana, cambia y
evoluciona.
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I. MARCO TEÓRICO
Por una parte nos encontramos frente al control constitucional concentrado que
ejerce nuestro Tribunal Constitucional para velar que se cumpla con el respeto de
las normas constitucionales, pero no mero capricho normativo ni mucho menos por
abusar del privilegio de norma suprema que se otorga a sí misma, sino que por lo
que protege en sí misma, esto es, por su contenido.
Con esto nos referimos a que lo que hace única a la constitución y que la hace valer
y dotarse de la categoría de suprema es por la defensa que esta realiza en torno a
los derechos fundamentales, cuya protección se entiende debe de primar sobre
cualquier otra norma que tenga un rango inferior o que no se encuentre contenida
dentro del criterio para considerarla como fundamental.
Es así, que nos encontramos frente a la jurisdicción arbitral, la cual, por lo explicado
anteriormente, se entiende que debe de respetar lo dispuesto en concordancia con
nuestra Constitución Policita.
Pues bien, he ahí nuestro principal objetivo que nos hemos propuesto abordar en el
presente trabajo comprender el control constitucional que se realiza de la
jurisdicción arbitral a través del proceso de amparo. Esperamos que este sea
accesible a la comunidad académica y jurídica en general debido a la gran
importancia que tema representa.
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A. SOBRE EL CONTROL CONSTITUCIONAL DEL ARBITRAJE
Si una sociedad se deja llevar por el control imperante de la auto tutela, no se podría
desarrollar una convivencia acorde que haga factible el desarrollo de las relaciones
humanas sino que por el contrario, nos encontraríamos ante una situación de
anarquía lo cual es una idea muy contraria a los ideales de los forjadores del
derecho moderno
Es por ello que debido a la necesidad por hacer factible la convivencia entre las
personas de una determinada sociedad, esto es, renunciar a la auto tutela, las
personas renunciar al poder para solucionar sus problemas que tienen y se lo
otorgan a un ente ideal, el cual se caracterizaría por la imparcialidad en la búsqueda
de justicia y por el orden que manifestaría al momento de impartirla, es te ente es el
Estado, el cual concreta su poder ejercicio de justicia a través del poder judicial.
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En primer lugar, algo que es exigido para poder optar por la vía arbitral es la
necesidad de que la materia en controversia giren en torno de derechos disponibles,
caso contrario, las partes que buscan acudir a la justicia arbitral no podrán hacerlo.
Al respecto se evalúan diferentes posturas, pero al final quien tiene la última palabra
es nuestro Tribunal Constitucional.
Ahora, en primer lugar se parte del análisis del artículo 139 de nuestra Constitución
Política, mediante el cual se describe lo siguiente:
1 La negrita es nuestra
2 ÁLVAREZ MIRANDA. Ernesto; MUÑOZ HERNANDEZ, Gonzalo. La jurisdicción Arbitral en el Perú:
El Rol del Tribunal Constitucional en la salvaguarda de un fuero arbitral ajeno a intromisiones
judiciales.
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Articulo 51.-La constitución prevalece sobre toda norma legal; la ley, sobre las
normas de inferior jerarquía, y así sucesivamente. La publicidad es esencial para la
vigencia de toda norma del Estado.
En ese sentido, se entiende con toda autoridad constitucional que es esta la que
prevalece en todo nuestro ordenamiento y por lo tanto es nuestro deber el respetar
las disposiciones contenidas en este cuerpo normativo, esto es, la constitución exige
a todos los ciudadanos el respeto de sus normas y el cumplimiento de ellas. Es por
ello que bajo el razonamiento que hemos seguido se llega a la conclusión de que el
arbitraje tiene que someterse al control que pueda ejercer la constitución sobre él
así como del respeto por sus principios.
Para apoyar aún más nuestro razonamiento, lo podemos reforzar aplicando la tesis
de la eficacia horizontal de los derechos fundamentales, mediante esta tesis se
entiende que la constitución regula no solo las relaciones que se establecen entre
los particulares con el Estado, sino que por el contrario también regula las relaciones
que se desarrollan entre los particulares.
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Esto se desprende del mismo texto normativo constitucional, el cual establece lo
siguiente:
(…)
2.- La acción de Amparo, que procede contra el hecho u omisión, por parte de
cualquier autoridad, funcionario o persona que vulnera o amenaza los demás
derechos reconocidos por la Constitución (…)
Esta característica es propia de los determinados procesos que tienen como fin
salvaguardar la defensa de los derechos fundamentales, dada la prioridad y
preferencia que se tiene al momento de proteger a estos. Es debido a esta prioridad
que se busca restablecer el derecho vulnerado a amenazado de vulneración a un
estado anterior a este de una manera célere y eficaz
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Esto se da con la excepción de los derechos de acceso a la información (para lo
cual está establecido el Habeas Data) y del derecho de la libertad personal (para el
cual se encuentra establecido el Habeas Corpus)
En este punto se recalca o se hace una diferencia entre el ámbito en el que se aplica
el proceso de amparo y nos damos cuenta que este realmente tiene un ámbito de
aplicación que abarca mucho más en lo que a la protección de derechos
fundamentales respecta frente a la Habeas Corpus.
Es en ese sentido que se entiende que toda decisión judicial o administrativa o del
ámbito que verse en cuanto a derechos fundamentales se refiere, estará sujeta a
los que se denomina control constitucional, la cual puede ser ejercida por nuestro
Tribunal Constitucional a través del denominado control concentrado.
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Pues bien la jurisdicción arbitral no es ajena a este tipo de control que ejerce nuestro
Tribunal Constitucional y es el mismo que ha ido delimitando a través de sus
sentencias, los supuestos en los que se aceptarían los amparos en materia arbitral
y los derechos que se buscarían proteger con el englobamiento de los mismos.
Se menciona por ejemplo el caso del Sr. Fernando Cantuarias Salaverry Sentencia
del Tribunal Constitucional N°6167-2005-PHC/TC, mediante la sentencia que se
emitió en dicho caso, se fijó que los lineamientos en los que el Tribunal
Constitucional accedía, mediante control constitucional, a la revisión de los laudos
arbitrales.
Así, se mencionó que se acepta la interposición del amparo arbitral en los casos en
se afecte el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva en el ejercicio que realizaban
los árbitros dentro del proceso arbitral.
Por otro lado, se aceptará también la interposición del amparo arbitral, y por ende
la aplicación del control concentrado por parte de nuestro Tribunal Constitucional,
en aquellos casos en los que se advierta el incumplimiento por parte de los árbitros
de los procedentes de observancia obligatoria que se hayan establecidos en
anteriores sentencias de nuestro Tribunal Constitucional. Esto en clara alusión por
el respeto del contenido normativo de los artículos VI y VII del Título Preliminar de
nuestro Código Procesal Constitucional.
Otra sentencia que nos ayudará a delimitar otro derecho materia de protección del
amparo arbitral es el caso de la corporación Meier S.A.C. nos referimos a la
Sentencia del Tribunal Constitucional N°4972-2006-PA/TC. En la mencionada
sentencia se da mayores alcances y se aclara de una manera más detallada los
casos en los que procede el amparo arbitral. Así, en esta sentencia se menciona
que existirías tres requisitos principales para dar inicio al mencionado proceso, los
cuales procederemos a explicar a continuación4.
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1) En primer lugar, en los casos en los que la jurisdicción o vía arbitral se vulnere
o amenace los componentes formales o sustantivos del derechos a la tutela
jurisdiccional efectiva.
2) También en aquellos otros casos en los que se obligue a asistir a una
persona a la vía arbitral para que resuelva sus conflictos, aun en contra de la
voluntad de esta persona por aceptar optar por la jurisdicción arbitral como
un medio de resolución de sus conflictos.
3) El último supuesto vendría a ser el más conocido por ser un requisito que
siempre es exigido para el acceso a la jurisdicción arbitral, esto es, que la
materia en controversia a ser sometida para la búsqueda de una solución por
parte de los árbitros verse en torno a derechos que sean disponibles.
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Para empezar, es de conocimiento para todo estudiante de derecho que en relación
a los casos que se pueden someter a arbitraje, estos solo pueden ser o aceptare
siempre y cuando versen sobre derechos disponibles.
Siguiendo esa línea es que se condiciona que los temas arbitrales solo versen sobre
derechos disponibles y aquellas controversias que se sometan al arbitraje y que
versen sobre derechos fundamentales que sean indisponibles, se prevé que para
estos casos se procederá con el recurso de anulación, el cual ya se encuentra
previsto en los literales E y F del decreto legislativo 1073, esto es la ley que norma
el arbitraje.
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II. EL CONTROL CONSTITUCIONAL Y SUS NUEVOS HORIZONTES A
PARTIR DEL PRECENDENTE MARÌA JULIA. –
A. INTRODUCCIÓN. –
La tesis de que los derechos fundamentales solo son exigibles frente al Estado
dejó hace mucho tiempo de ser proclamada en el derecho constitucional. La
5OMAR SAR, Suarez. “La jurisdicción constitucional en el Perú y el control difuso por parte de los
árbitros.” En: Arbitraje y Constitución. Palestra Editores, Lima, 2012, pág. 128.
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vinculación y eficacia de los derechos fundamentales frente a particulares es
un presupuesto esencial de su efectividad.
En ese sentido, nos parece que a estas alturas la discusión no debe estar ya
en si es posible o no el control de constitucionalidad de laudos, sino en los
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términos en que este control debe ser realizado, y creo que sobre este tema,
no ha habido mayor discusión. En ese sentido, hay aspectos que deberían ser
analizados con el propósito de consolidar una institución que ha venido a suplir
con eficiencia los grandes problemas que ha tenido y viene teniendo la justicia
peruana estatal, pero al mismo tiempo legitimándola.
El tema pasa por estudiar con cuidado los alcances de ese control, ya que, en
el Estado constitucional, las potestades de control desmedido son abusos de
poder que el propio Estado constitucional rechaza. En ese sentido, reconocer
que el Tribunal Constitucional pueda controlar la constitucionalidad de las
leyes no supone reconocer en él la facultad de legislar, pues si lo hace está
ejerciendo inconstitucionalmente las competencias expresamente conferidas
por el poder constituyente al Congreso de la República.
Pero hay otro tipo de límites que suelen tener los controles de
constitucionalidad, y que no tienen que ver con las materias, sino con las
6ALIAGA GREZ, Álvaro. Los recursos procesales en el juicio arbitral. Editorial Jurídica de Chile,
Santiago de Chile, 1985, pág- 234.
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competencias, los plazos y la legitimación; así como con las responsabilidades
de los órganos que lo realizan7.
C. LAS REGLAS. –
7ALVAREZ PEDROZA, Alejandro. El arbitraje ad-hoc en las contrataciones del Estado. Pacifico
Editores, Lima, 2010, pág. 87.
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preocupación por los aspectos procesales de él. Esta excesiva preocupación
en lo procesal ha generado que detrás del precedente vinculante se
contemplen mayores casos de control de constitucionalidad del laudo arbitral,
que aquellos que deberían corresponder por su propia naturaleza, como
veremos a continuación.
En ese sentido, coincidimos con aquella opinión que sostiene que “si la
Constitución reconoce de modo expreso la posibilidad de las partes de
someter la solución de sus controversias a la decisión de un tercero por
ellas designado, cualquier norma o acto que la impida, restrinja o
pretenda restarle eficacia es inconstitucional, así como cualquier
interferencia en esa facultad; salvo que se haga en aras de proteger otro
valor constitucional, en cuyo caso deberíamos realizar el juicio de
ponderación.”8
8 CASTILLO FREYRE, Mario. Arbitraje y debido proceso. Palestra Editores, Lima, 2007, pág. 206.
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Si esto es jurisdicción o no, no importa, no tiene que serlo para gozar de
las garantías que le otorga la Constitución, mucho nos hemos detenido
en esa discusión y no en lo trascedente que es determinar, sea o no sea
jurisdicción, cuáles son los límites del control de constitucionalidad de
laudos.
Respecto de los derechos fundamentales sobre los que las partes han
decidido conferirles la facultad de decisión a los árbitros, no existe
posibilidad de revisión alguna ¿Por qué? Porque la Constitución
reconoce la competencia de los árbitros para hacerlo. Lo único
trascedente es que sean derechos sobre los cuales se pueda disponer,
respecto de esta decisión, no debería existir posibilidad alguna de control
constitucional ni del Poder Judicial ni del Tribunal Constitucional.
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decisión expedida ha sido válida, además, estas garantías, son, por regla
general indisponibles, a diferencia de lo que ocurre con los derechos que
se discuten en el arbitraje.
Por ello, según el profesor Silvia Gaspar, “aceptar que el Poder Judicial
o el Tribunal Constitucional controlarán la lesión a los derechos
fundamentales materiales, es decir, aquellos sobre los que se discute en
el proceso nos parece inconstitucional.”9
9GASPAR, Silvia. El ámbito de aplicación del arbitraje. Editorial Aranzandi, Navarra, Lima, 1998,
pág. 67.
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que el Poder Judicial, primero, y el Tribunal Constitucional, después,
ingresen a definir un ámbito que solo puede ser de competencia de los
árbitros, pues así lo han dispuesto las partes.
Los aspectos que se solían cuestionar a través de él, tenían que ver con
aspectos vinculados a la competencia de los árbitros, a la disponibilidad
de los derechos de la controversia, el plazo para laudar, y la afectación
del derecho de defensa. A partir de este restringido enunciado algunos
pensábamos que no solo para la afectación al derecho a la defensa, sino
para todas las demás garantías mínimas que debían respetarse en un
arbitraje.
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luego de antecedente para que el Tribunal Constitucional dijera que
contra la resolución del Poder Judicial que resolviera los recursos de
anulación quepa amparo.
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Esto genera una situación absolutamente desventajosa para quienes en
ejercicio de su autonomía privada decidieron someter una controversia al
conocimiento de un tercero designados por ellas. Ahora, saben que si lo
que él decida versa sobre algún derecho fundamental, su decisión podrá
ser impugnada ante el Poder Judicial, vía recurso de anulación,
resolución contra la que se puede interponer recurso de casación ante la
Corte Suprema.
Sea que la decisión sea expedida por la Corte Suprema o no, lo cierto es
que contra lo decidido por el Poder Judicial cabe ahora iniciar un proceso
de amparo ante el propio Poder Judicial, con la posibilidad que el asunto
sobre el fondo de la controversia llegue incluso al Tribunal Constitucional.
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Este es un criterio que ha seguido el Tribunal Constitucional de manera
consistente con el que me encuentro de acuerdo. Las reglas dadas
establecen la necesidad de interponer recurso de anulación contra el
laudo arbitral, es decir, evitar la posibilidad que contra el laudo arbitral se
pueda interponer una demanda de amparo de manera directa.
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(v) A pesar de lo establecido en la Regla 2), cabe amparo contra un
laudo arbitral, en tres supuestos específicos.
11Analizado ampliamente también en: SABROSO MINAYA, Rita. “¿Un gran paso hacia la autonomía
del arbitraje? El nuevo precedente del Tribunal Constitucional”. En: Arbitraje y Constitución. Palestra
Editores, Lima, 2012, pág. 122.
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Sin embargo, entra dentro de la potestad de los árbitros reconocida en el
artículo 139 inciso 1) de la Constitución el interpretar y aplicar las diversas
fuentes del ordenamiento jurídico para resolver, dentro de las que se
encuentran los precedentes vinculantes.
En mi opinión, solo debería existir esta regla para los casos en los que el
precedente vinculante se refiera a alguna de las garantías
constitucionales del arbitraje.
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se vulnere flagrantemente un precedente vinculante del Tribunal
Constitucional, deben encontrar en esta regla otro caso más de
preocupación respecto a la autonomía del arbitraje
Esta regla reconoce que los árbitros pueden ejercer control difuso de
constitucionalidad de las leyes, y respecto de esto estoy de acuerdo. Si
reconocemos que los árbitros pueden resolver conflictos, dando
protección a las diversas situaciones jurídicas de los particulares, ello
supone que (al menos en el caso del arbitraje del derecho), lo puedan
hacer aplicando la integridad del ordenamiento jurídico, lo que supone,
en primer lugar, las normas de la Constitución.
Sin embargo, como lo manifiesta cierto autor, “no podemos dejar de lado
que existe dos órganos a los que la Constitución les ha conferido de
modo exclusivo el control de constitucionalidad abstracto: el Poder
Judicial (en el caso de normas con rango inferior a la ley) y el Tribunal
Constitucional (para el caso de normas legales). Ello quiere decir, que
para esos casos, son los intérpretes legítimos de la Constitución, y
establecen el derrotero que con base a ella deben tener las demás
normas del sistema. Si ello ha sido realizado, ningún operador jurídico
puede inaplicar la norma que esos órganos han señalado que son
constitucionales.”12
12PIQUE BUITRON, Evelyn. “El proceso de amparo y el arbitraje”. En: Arbitraje y Constitución.
Palestra Editores, Lima, 2012, pág. 86.
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En ese sentido, dado lo trascedente que supone señalar que una norma
es o no constitucional, resulta coherente el que sea un caso de
procedencia excepcional del amparo los casos en los que un laudo
inaplique una norma por contravenir la Constitución, cuando el Tribunal
Constitucional o el Poder Judicial han señalado que es constitucional.
Sin embargo, creemos que en estos casos solo procede el amparo en los
casos en los que el ejercicio del control difuso suponga la afectación de
un derecho fundamental, pues esta debe ser la única razón por la que se
debe iniciar un amparo.
Entendemos que este debe ser un caso excepcional, que tiene que ver
con el principio de constitucionalidad de todo el sistema, y el principio de
igualdad en la aplicación de la ley.
Pero puede ocurrir que el tercero sí haya formado parte del convenio
arbitral, pero no haya sido parte del proceso arbitral, pues no todo aquel
que forme parte del convenio arbitral, debe ser parte del proceso arbitral,
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pues ello dependerá de la pretensión que se haya planteado en la
demanda. En este caso es claro que se confunden los efectos del
convenio arbitral, con los efectos del laudo arbitral.
Pero este tema nada tiene que ver con los alcances del convenio arbitral,
menos con la extensión del convenio a las partes no signatarias. Un laudo
arbitral no puede extender sus efectos a quien no ha sido parte del
arbitraje, ni siquiera en aplicación de lo dispuesto en el artículo 14 del
Decreto Legislativo No. 1071. Por lo demás, aunque el tema de la
intervención de terceros en el arbitraje es un tema sumamente polémico,
podría darse el caso que alguien no ha sido parte del convenio arbitral,
intervenga al proceso, con asentimiento de ambas partes, habiendo
entonces sido parte del arbitraje.
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D. CONCLUSIONES. –
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BIBLIOGRAFIA
OMAR SAR, Suarez. “La jurisdicción constitucional en el Perú y el control difuso por
parte de los árbitros.” En: Arbitraje y Constitución. Palestra Editores, Lima, 2012.
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SABROSO MINAYA, Rita. “¿Un gran paso hacia la autonomía del arbitraje? El
nuevo precedente del Tribunal Constitucional”. En: Arbitraje y Constitución. Palestra
Editores, Lima, 2012.
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