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Ejemplo de diatrema.

En lo que respecta a los cuerpos discordantes tubulares tenemos que mencionar a las DIATREMAS. Estos
cuerpos relacionados con fenómenos magmáticos explosivos presentan morfologías cilíndricas a cónicas, y
cónicas truncadas invertidas, con secciones circulares a subelipsoidales. Cuerpos de esta naturaleza
albergan mineralizaciones de cobre (brechas de turmalina asociadas o no a yacimientos tipo pórfido
cuprífero), de oro, y diamantes (chimeneas o "pipas" kimberlíticas.
Formación de una diatrema

CUERPOS TABULARES

Los cuerpos tabulares presentan gran extensión en dos dimensiones y son muy restringidos en la
tercera. En esta categoría incluimos los cuerpos filonianos (vetas). Entre las morfología filonianas
podemos distinguir las siguientes:

 Paralelas
 Enrejado rectangular
 Enrejado en ángulo agudo
 Malla de alambre
 Subcirculares
 Haces radiales

Sistema de filones en paralelo.

Sistema de filones en enrejado rectangular.


Sistema de filones en ángulo agudo.
Sistema de filones tipo malla de alambre.

Sistema de filones de tipo subcircular.


A escala individual podemos a su vez distinguir las siguientes categorías (algunos ejemplos):

 En escalón (en échelon)


 Lazo cimoide
 Cola de caballo

Tipos morfoestructurales de filones, A: en escalón, B: curva cimoide; C: unión diagonal; D:


unión en eslabón; E: doble eslabón; F: lazo cimoide; G: lazo cimoide múltiple; H: cola de
caballo; I: salto.

El arreglo estructural de los filones es función del campo de esfuerzos (σ1, σ2, σ3) y la
isotropía/anisotropía del medio. Entender ésto es vital para comprender la distribución de filones a la
escala de yacimiento, distrital, o regional.

Otro aspecto que tenemos que entender es el que guarda relación con el movimiento de fluidos en
zonas de falla. Esto no es un tema accesorio ya que son justamente esos fluidos los que formarán la
masa filoniana.
El comprender adecuadamente como funciona una falla en términos de la exploración queda
adecuadamente ejemplificado con el descubrimiento del yacimiento de San Manuel - Kalamazoo,
en USA.

Pocos ejemplos ilustran mejor la importancia de los estudios estructurales como el descubrimiento
del yacimiento tipo pórfido cuprífero de Kalamazoo en la década de los 60, en el cual participó de
manera fundamental el geólogo americano J.D. Lowell. Dicho descubrimiento está rodeado de varios
aspectos notables entre los que habría que destacar sobre todo, el estudio integral del problema. Si
no entendemos la geología de una zona, poco podremos hacer en lo que respecta a
exploración, salvo que, se confíe en la suerte como elemento esencial del proceso. Esto
cobra especial relevancia si lo que se está buscando es un cuerpo que puede ser no
aflorante. Los años 70 estuvieron marcados en el campo de la geología económica por la
publicación de una serie de trabajos sobre alteración hidrotermal - pórfidos cupríferos en la revista
americana Economic Geology. Quizás el más significativo de ellos es un clásico en el tema: "Lateral
and vertical alteration-mineralization zoning in porphyry ore deposits" (Lowell y Guilbert, 1970). Una
de la ilustraciones más conocidas del trabajo muestra la zonación espacial de las facies de
alteración hidrotermal en San Manuel-Kalamazoo (Arizona, USA). En la actualidad dicha figura se
encuentra en prácticamente todos los textos de estudio sobre yacimientos minerales. Sin embargo,
un detalle a veces poco señalado (y en ocasiones omitido) en dicha figura, es la presencia de una
falla que corta el esquema de manera oblicua. Se trata de la falla San Manuel, y como veremos a
continuación, bajo el punto de la aplicación de métodos estructurales al estudio y exploración de
yacimientos minerales, es un rasgo extremadamente importante, paradójicamente, poco o nada
señalado en los textos de estudio. San Manuel-Kalamazoo no es ni económica ni geométricamente
un yacimiento único, por el contrario, se trata de dos cuerpos mineralizados basculados: San Manuel
y Kalamazoo, separados por una falla normal de bajo ángulo (falla San Manuel; WNW/25-30° S). Si
bien originalmente constituían un solo cuerpo mineralizado, el movimiento normal de la falla cortó el
cuerpo mineralizado generando los dos segmentos actualmente conocidos. San Manuel (más
cercano a la superficie) se localiza a muro (foot-wall) de la falla y Kalamazoo 1.6 km hacia el oeste (a
una profundidad de 800-1220 m) a techo (hanging-wall).
Esquema de alteración en el pórfido cuprífero de San Manuel-Kalamazoo. Nótese la falla San
Manuel separando los dos segmentos del pórfido.

Esquema geológico de los segmentos desplazados San Manuel y Kalamazoo.


Lo importante: si bien San Manuel era conocido, el descubrimiento de Kalamazoo (Lower K) fue la
consecuencia de un trabajo geológico integrador, que relacionó las facies de alteración y la
mineralización con la estructura. El razonamiento básico de exploración fue el siguiente (Lowell,
1968): 1) San Manuel representaba sólo una parte de un cuerpo mayor; 2) el cuerpo se encontraba
basculado; y 3) la falla que cortaba San Manuel era normal y de bajo ángulo. Conclusión, un
segmento de San Manuel tenía que estar más abajo, sobre la falla. Resultado, efectivamente, más
abajo, hacia el oeste yacía un cuerpo mineralizado, luego bautizado como Kalamazoo.

Sobre el tema fallas y mineralizaciones, comentemos además lo siguiente (10 principios básicos):

1) Las zonas extensionales son las más favorables para el desarrollo de mineralizaciones. La
extensión genera espacios, la compresión los sella. Esto tiene dos consecuencias, ahí donde se
generan espacios los fluidos podrán circular con mayor facilidad y las masas minerales serán
mayores.

2) Las fallas y estructuras asociadas cumplen dos roles principales en la formación de


yacimientos: actúan como canales de migración de los fluidos hidrotermales y albergan a las
mineralizaciones.

3) La determinación del sentido de movimiento de una falla individual o zona de cizalla es vital
para predecir la presencia de zonas en extensión. Por ejemplo, el determinar la presencia de un
duplex no es un hecho significativo si no entendemos las condiciones mecánicas interiores de éste, y
para entender ésto, necesitamos saber cual es el movimiento de la falla principal y del sistema
imbricado.

4) Las fallas rara vez presentan "un" solo sentido de movimiento. Por ejemplo, una falla puede
haber jugado primero como inversa y luego como falla normal. Un duplex puede haberse originado
como una estructura compresiva y luego haber pasado a condiciones extensionales. Para ello hay
que "leer" en la falla su historia cinemática. La utilización de software "especializado" puede llevar a
grandes errores si no se conoce previamente, y con precisión, cual es la historia cinemática de una
falla o zona de falla. Al respecto dos corolarios: a) el software es tan bueno o tan malo como su
usuario; b) el software no substituye a un geólogo de campo.

5) Independientemente de la escala (desde la microscópica a la regional), las fallas pueden


presentar localmente zonas extensionales y compresionales. Esas zonas están relacionadas
directamente con las curvaturas (inflexiones) o saltos de las fallas. Las estructuras que nos
interesaran serán aquellas tipo abanicos imbricados (cola de caballo), inflexiones, saltos, duplexes
(lazo cimoide; flor negativa), de carácter extensional.

6) El segmento más interesante de una zona de cizalla bajo el punto de vista económico, se
encuentra desde la transición dúctil-frágil hacia superficie. Es ahí donde se generan los espacios y
estructuras discretas donde mejor puede ser precipitada la carga mineral.

7) Las zonas de cizalla pueden tener una larga y compleja historia. La superposición de una
fábrica frágil a una fábrica dúctil es un fenómeno relativamente normal por alzamiento tectónico del
bloque en cuestión durante la evolución del proceso. El encontrar estructuras frágiles (e.g., fallas,
brechas) superpuestas a una fábrica dúctil (e.g., milonitas) es el mejor indicativo de que ha ocurrido
este proceso.

8) La exploración de yacimientos tiene que estar basada, antes que nada, en el conocimiento de
la geología local o regional de una zona. La determinación de la estructura es a su vez un requisito
esencial para entender la geología. Dado que las fallas juegan un rol principal en la formación de un
gran número de mineralizaciones hidrotermales, el entender como funcionan éstas resulta vital.

9) No existen fallas "buenas" o fallas "malas", en general todas presentan sectores más
favorables y menos favorables para el desarrollo importante de masas minerales.

10) Si la evidencia de campo contradice los planteamientos teóricos iniciales, substituya la teoría, lo
opuesto cuasi garantiza el desastre.

Finalmente, observemos en la siguiente figura lo que podríamos denominar ambientes favorables y


desfavorables para el desarrollo de mineralizaciones:

Niveles de emplazamiento

El nivel de emplazamiento se refiere a la profundidad donde ha cristalizado el cuerpo ígneo.

La síntesis publicada por Buddington (1959), fue un trabajo de indiscutible referencia sobre este tema,
agrupando a los cuerpos ígneos, de acuerdo a la profundidad de emplazamiento, en plutones de catazona,
mesozona y epizona. Los primeros son los más profundos, mientras que los de epizona son los más
superficiales, e incluso son los que están relacionados con las rocas volcánicas.
Sin embargo, en esa época no se tenían en cuenta las perturbaciones del comportamiento reológico de la
corteza, causadas por las variaciones transitorias de temperatura, de modo que la generalización propuesta por
Buddington no se puede aplicar directamente. Las características descriptas por este autor para cada uno de
los niveles de emplazamiento son en un amplio sentido reales, no obstante se debe tener mucho cuidado en
asignar un nivel de intrusión sin una evaluación del régimen térmico imperante, del tiempo de duración de las
intrusiones y de la respuesta reológica de la caja ante estas nuevas condiciones. En el concepto epizonal de
Buddington se encontraba en forma implícita el concepto de un alto contraste reológico entre el magma y la
caja, mientras que en los plutones de catazona el contraste reológico era bajo. En la actualidad se conoce que
estas relaciones reológicas se modifican con el gradiente geotérmico y con la tasa de deformación, por lo cual
no necesariamente expresan la profundidad de las intrusiones.

Algunos plutones se intruyen muy cerca de la superficie, inclusive lo hacen en las unidades volcánicas
consanguíneas. La presencia de plutones en el interior de las calderas volcánicas es un hecho bastante común.
En La Esperanza, uno de los plutones del granito Calvo intruye las ignimbritas riolíticas y diques aplítico-
riolíticos, formados durante el mismo periodo de actividad magmática (Fig. 10).

Para estimar la profundidad del emplazamiento existen métodos indirectos y directos. Los métodos indirectos
se basan en las siguientes características del cuerpo ígneo: texturas, estructuras, forma y tipo de contacto,
relaciones con la caja y naturaleza de las aureolas de contacto.

Todas ellas reflejan la magnitud del contraste térmico y la tasa de enfriamiento, que de acuerdo con el
gradiente geotérmico dan un indicio de la profundidad y del comportamiento reológico de la roca de caja.

Las texturas que reflejan un alto contraste térmico son: 1) las porfíricas, que indican dos tasas de enfriamiento
diferentes. En este grupo no se incluyen los granitoides con megacristales de feldespato potásico, porque no
reflejan una doble historia de enfriamiento, 2) las aplíticas, porque indican un rápido enfriamiento, con una
cristalización a temperaturas inferiores a las de equilibrio (metaestables). Asimismo, debemos agregar que la
distribución de diferentes texturas y composición en zonas en el interior del cuerpo ígneo es un indicador de
la existencia de corrientes convectivas, las cuales se originan por un alto contraste térmico (Turner y
Campbell 1986; Campbell y Turner, 1989; Valentine, 1992).

La presencia de hornfels indica alto contraste térmico. Por el contrario, si en la caja se pro-
duce un aumento en el grado metamórfico, se está en presencia de un bajo contraste térmico.

La rigidez de la caja también implica un alto contraste térmico y este atributo se puede inferir por la relación
de los contactos. Contacto rectilíneos e intersecciones angulares, así como la formación de fracturas en el
entorno del intrusivo, indican el comportamiento rígido de la roca de caja. Bloques inmersos en el cuerpo
ígneo con contornos angulares también indican una fracturación frágil.

En los niveles superficiales de la corteza y bajo ciertas circunstancias especiales, la roca de caja puede
disminuir localmente su resistencia y fluir. Estas condiciones se logran por el calentamiento inducido por el
plutón durante un tiempo relativamente prolongado. A una tasa de deformación baja la roca de caja puede
fluir, adaptándose a la forma del cuerpo ígneo. Estos procesos están restringidos exclusivamente al contacto y
generalmente no tienen significación regional. Un ejemplo se encuentra en el dique Andersen, en el río
Colorado, provincia de La Pampa, donde la intrusión de un plutón de granodiorita, de 431±12 Ma (Tickyj et
al., 1999), en sedimentitas, produjo la fluxión y recristalización de la caja a lo largo del contacto con un ancho
de apenas unos 4 a 5 m. A 50 m del contacto la roca de caja no muestra signos de deformación ni de
recristalización.

En el batolito Las Chacras-Piedras Coloradas, Brogioni (1991) describió un alabeo de las estructuras de las
rocas metamórficas de la roca de caja con ancho de unos 300 m. Entre el contacto entre los plutones de Alpa
Corral y El Talita del batolito de cerro Áspero la estructura de las rocas metamórficas se adapta fielmente al
contacto, a pesar que en el resto de los plutones las corta con alto ángulo (Fig. 5, Pinotti et al., 1996; Pinotti,
1998).

La cristalización de epidoto magmático en los granitos es una característica de emplazamiento profundo, ya


que a las temperaturas magmáticas y a bajas presiones el epidoto no es estable (Schmidt y Thompson, 1996;
Brandon et al., 1996). En Argentina Toselli et al. (1997) y Sial et al. (1999) han reconocido diversos grupos
de granitoides con epidoto magmático a lo largo de la Megafractura de Tafí (Granitos de Loma Pelada, El
Infiernillo, Ñuñorco Grande, etc.) en Sierras Pampeanas, y en el Sistema de Famatina (Granitos de Paimán,
Copacabana, Cerro Toro, Sañogasta, etc.). Ambos cinturones graníticos está separados por granitos
cordieríticos del Paleozoico Inferior.

Los métodos geobarométricos que se emplean para determinar la profundidad de la formación de los cristales
se basan en las composiciones químicas de pares de minerales en equilibrio. Este método es aplicable tanto a
minerales del plutón como en los recristalizados en la aureola de contacto.
Modelo de emplazamiento del Plutón de Cerro Cristales considerando cuatro fases. Seción subhorizontal
localizada a 13 km de profundidad.

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