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El cáncer la infertilidad y la diabetes son por la comida" : NOS ESTAMOS ENVENENANDO

Sostenibilidad Socio Ambiental


22 Julio 2018
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http://www.creadess.org/index.php/informate/sostenibilidad-socio-
ambiental/consumo-responsable/48625-el-cancer-la-infertilidad-y-la-diabetes-
son-por-la-comida-nos-estamos-
envenenando?fbclid=IwAR2HPMTTsH7uVy7K0nESJW25CaV5a0yjTdrmVp
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HORMONAS SINTÈTICAS AGROECOLOGÍA FERTILIZANTES FERTILIZANTES QUÍMICOS


“El aumento de enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes y el cáncer está
directamente relacionado con los alimentos que comemos. Las hormonas sintéticas
presentes en los fertilizantes y pesticidas que entran en contacto con la comida son muy
peligrosas para la salud y no suelen detectarse en los análisis toxicológicos, por lo que se
invalida el principio de que la ‘dosis hace el veneno’”. Con esta advertencia a modo de carta
de presentación, la galardonada documentalista y periodista Marie-Monique Robin nos
introduce en el mundo de la agroindustria, su campo de investigación desde hace más de
una década, y sobre el que versa su último ensayo: Las cosechas del futuro. Cómo la
agroecología puede alimentar al mundo (Península).
Una obra fruto del análisis comparativo de diversos sistemas de producción alimentaria que,
en sintonía con otras anteriores como Nuestro veneno cotidiano y El mundo según
Monsanto, cuestiona el mito de que la bajada del precio de los alimentos o de que el fin del
hambre en el mundo solo son posibles mediante la producción industrial de alimentos. La
principal novedad que aporta la autora gala con este último libro es que existe una alternativa
demostrable, “más sobresaliente de lo que creía antes de iniciar la investigación”, y que
se llama agroecología.
La transición de la agroindustria a la agroecología todavía es posible, explica Robin, pero
aun existiendo la voluntad política necesaria para propiciar los cambios legislativos que la
permitan, “llevará muchos años descontaminar las tierras y las aguas subterráneas hasta
poder producir alimentos sanos”. Es por ello que urge, en primer lugar, limitar el uso de
pesticidas y transgénicos. “España es el país más permisivo de la UE con el cultivo de
Organismos Genéticamente Modificados (OGM) y la comercialización de otras sustancias
tóxicas, como el bisfenol A que en otros lugares como Francia está prohibido”.

Una permisividad, alerta la autora gala, con unas consecuencias más que visibles: “Las
parejas españolas son las que más problemas tienen de infertilidad en toda Europa, al
afectar a una de cada cuatro”. Al mismo tiempo, los cánceres de cerebro y la leucemia están
creciendo a un ritmo anual del uno al tres por ciento entre los niños, según los datos de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), que ponen también de relieve el auge del origen
fetal de las enfermedades en la edad adulta (presuntamente por el tipo de alimentación de
la gestante). “La propia Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ya se está
dando cuenta de estas consecuencias y reconociendo las deficiencias del principio
toxicológico de que 'la dosis hace el veneno’ debido a las indetectables hormonas sintéticas,
como demuestra la mayoría de literatura científica sobre esta cuestión”, apunta Robin.
El cenit del petróleo lo será también de la comida barata
Tradicionalmente se ha relacionado el bajo coste de los alimentos con los monocultivos, el
uso de pesticidas y fertilizantes para reducir las plagas, así como otras técnicas modernas
de producción a gran escala. Sin embargo, Robin afirma que “los precios de los alimentos
que compramos en el supermercado son completamente falsos porque no incluyen los
costes directos ni los indirectos”. Commented [w1]: Por esta razón el PRESCIO delos
productos como soja o maíz de monocultivo lo da el
Los gastos derivados del tratamiento de las aguas contaminadas, del pago de las tasas por mercado bursátil, donde ellos ponen el precio basado en la
los gases de efecto invernadero, de las subvenciones (para el gasóleo, para exportar o cantidad mundial y no en los costos directos ni indirectos,
directamente de la Política Agraria Común de la UE), así como de los sistemas públicos de por lo que los agroindustriales venden a un precio muy por
salud, por el aumento de enfermos crónicos, son algunos de los costes asociados a la debajo de lo que realmente cuenta cultivar un kilo o
agroindustria que no se incluyen el precio de origen. “Si sumamos todos estos costes a tonelada de soya o maíz.
los productos en origen, su precio subiría y serían más caros que los ecológicos”.
Commented [w2]: Por esa razón considero en mi opinión
Además, añade Robin, más de la mitad del precio está engordado por los intermediarios y personal que la autora dice que no consideran los costos
finalistas. directos ni indirectos muy elevados sino que únicamente se
basan en el precio del mercado.
Una realidad de la que no estamos muy lejos, según la autora gala, para quien antes o
después tendrá que dispararse el precio de la comida, ya sea por el fin de las
subvenciones (como se prevé con la PAC), por la creciente especulación bursátil con las
materias primas en los mercados de futuro, o por el no menos inminente encarecimiento de
los combustibles fósiles como el petróleo y el gas, debido a su cenit.
Los productos químicos utilizados en la agroindustria se elaboran a partir de petróleo y gas,
por lo que un aumento en el precio de estos recursos, junto a la escasez de agua, pondría
a la agroindustria en la encrucijada. “Esta es la gran debilidad de las industrias alimentarias.
Se sustentan sobre un modelo que depende de los combustibles fósiles, y está claro que el
precio de éstos será cada vez mayor, por lo que el de los alimentos será parejo. No tiene
sentido que la alimentación en el mundo dependa de la producción de petróleo en una región
tan convulsa como es Oriente Medio”, lamenta Robin.
Alimentos saludables en un mundo sostenible
Las perniciosas consecuencias para la salud y el medio ambiente de la agricultura industrial,
así como la crónica de una muerte anunciada que Robin comenzó a describir antes incluso
de que se produjesen las primeras crisis alimentarias en Latinoamérica (relacionadas con
los biocarburantes) han llevado a la francesa a recorrerse el mundo en busca de alternativas
ecológicas. Después de estudiar diferentes técnicas agroecológicas pudo comprobar que su
rendimiento puede ser mayor que con técnicas propias de la agroindustria.
“Muchas veces, cuando hablamos de agroecología pensamos que se trata de volver a las
técnicas empleadas por nuestros abuelos. No es así, se trata de prácticas mucho más
complejas que dependerán de la zona geográfica donde se desarrollen, del tipo de cultivo o
del tipo de tierra”, explica la autora. Sin embargo, Robin sí pudo comprobar que todos ellos
coincidían en un principio básico: la complementariedad. “Se trata de un principio común
mediante el que se busca complementar la biodiversidad del medio, mediante rotación de
cultivos o interfiriendo en los ciclos biológicos de los insectos, para prevenir plagas y
aumentar la producción”.
La demanda de productos ecológicos por parte de los consumidores ha aumentado
proporcionalmente al deterioro de la cadena alimentaria, “pero la oferta todavía no llega para
abastecerlos a todos”, apunta Robin. Para hacerla extensiva a todo el mundo no llega con
la concienciación del consumidor, que al fin y al cabo es el que más poder detenta con sus
decisiones de compra, sino que se necesitan medidas políticas concretas.
Entre las propuestas más urgentes para facilitar el cambio, la periodista cita “la prohibición
de la especulación con alimentos, el fomento de la soberanía alimentaria mediante una
férrea protección de los mercados y agricultores locales, y el acortamiento de las cadenas
de distribución buscando conexiones directas entre consumidores y productores”. Solo
mediante la eliminación de los intermediarios y finalistas, explica la francesa, el precio de los
alimentos orgánicos se reduciría hasta en un 90%.
Las bases para posibilitar un cambio de modelo están puestas “desde hace muchos años”,
pero de no iniciarse una pronta transición, advierte Robin, “no podremos anticiparnos a las
crisis alimentarias que resurgirán en cualquier momento”.

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