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Mariposa y Colibrí bajan de arriba del Rey de los árboles y cantan el lamento

del agua.

Rey De Los Arboles: El hombre aprende a manipular el fuego que está en el


interior de la Flor. Por siglos lo usa, con el explota la sangre de la tierra y crea
las industrias, armas, plástico, envuelve a la tierra en una neblina negra. El
viento y el agua del dolor perdieron los ojos. Sin ver han buscado por siglos a
su hija sin poder hallarla, el hombre utiliza las máquinas y la energía que roba
de la tierra para alargar su vida y mantener oculta a la Flor.
Colibrí: Que tristeza deben sentir los padres de la Flor.
Mariposa: Su llanto ha tardado siglos. ¿Pero como encontrar a la flor?
Colibrí: Si encontramos al hombre hallaremos la flor. Lo que no comprendo es
cómo puede el hombre puede manipular el poderoso fuego de la flor.
Mariposa: La engaña. Creo que la retiene con una gran mentira.
Rey de los arboles: Un rey guajiro y una gran ceiba hace tiempo pudieron ver
al hombre y la flor. Ellos escucharon como el Hombre le decía a la Flor que sus
padres la habían abandonado. Que no la querían porque su fuego era peligroso
y que sus padres la habían cambiado por los bosques y las especies que viven
en él. El hombre le enseño a la Flor de fuego el sentimiento del odio. Y ahora
la Flor castiga a los bosques soltando su fuego, el que consume.
Colibrí: Vamos a buscar a la Flor.
Rey de los arboles: Busquen debajo del plástico. El hombre lo ha creado para
que el fuego viaje cada vez más rápido y sea más poderoso.
Mariposa: Vamos a encontrar al hombre.
Rey de los arboles: Los monos aulladores dicen que se oculta bajo el plástico.
Y las abejas han dicho que sus máquinas de metal le ayudan a transportase de
un lugar a otro. (Saliendo como un árbol) Nuestra fe esta puesta en ustedes.
Deben encontrarlo antes que arrase con las sierras.

Colibrí y Mariposa se marchan cantando.


CUADRO II
LA CREACIÓN DE PLASTICOSA O
LA ERA DEL HOMBRE.

Una silla gigante se devela en un rincón oscuro. Se observan en la escena una


manada de bolsas plásticas negras de gran tamaño moviéndose por el espacio
como en una especie de danza. En una de ellas se refleja el intento de
nacimiento de algo o alguien, como si dentro de esa bolsa se estuviese forjando
un ser. Finalmente, la bolsa se transforma en una mujer vestida de pies a
cabeza con plástico, además de partes de piel de animales.
Hombre: (Regañando la mujer) ¡Llegas tarde Plasticosa! Tendré que revisar tus
circuitos. Estas lenta.
Platicosa: (Empuja al hombre en su trono, mostrándole el mundo que han
creado) No señor. Nada de eso. El trafico está muy pesado señor. Decidí andar
por aquí y por allá para ver cómo van las labores de contaminación de aire. Y
todo va muy bien. Es un caos la ciudad. Y nadie se da cuenta.
Hombre: Las ciudades ya son caso perdido. Cada vez el plástico cobra más
fuerza. Mas carros, menos árboles, más humo contaminante… Pero veo que la
contaminación en las sierras es lenta. Por siglos busque la forma de enseñarle
al hombre a extraer de la tierra el carbón, el gas y el petróleo de manera salvaje
y de esta manera causar desestabilidad a la tierra. Hemos inducido a los
hombres del campo a que talen los bosques. Prendan fuego a la tierra.
Nosotros mismos hemos provocado incendios, pero todavía existen
nacimientos de agua y una gran variedad de árboles.
Plasticosa: Para que esa tarea sea más eficaz. ¡Tengo un plan! Buscar un
ayudante.
Hombre: ¡Ayudante!
Plasticosa: Si señor. Un hombre de estos que se pasea por los bosques cazando
animales. Uno que conozca los caminos de la sierra, los montes, las veredas y
las familias campesinas. Son esas familias a las que no hemos llegado de
manera definitiva. Todavía les gusta el aire puro, cultivar sus alimentos, cuidar
la tierra, la fauna y la flora.
Hombre: (Levantándose de la silla) ¿Para que un ayudante? Si para eso te cree
a ti. Tu no necesitas ayudantes. Contamina todo, haz que el hombre tale sus
bosques.
Platicosa: Usted sabe señor que tenemos algunos obstáculos. Los campesinos
no son fáciles de persuadir. Ellos salvaguardan su tierra. Esos campesinos
adoraran esas montañas. ¡Los perros de los campesinos no gustan de mí!
¡Ellos olfatean a los malos! Recuerde que la última vez se aliaron con los
animales de la montaña y me sacaron a mordiscos y patadas.
Hombre: ¡Construiré otra arma! ¡Soltare al gigante de metal! O llevare a la Flor
para que provoque otro incendio.
Plasticosa: ¿Más armas? Pero si ya lo ha intentado y ellos resisten y regresan
de nuevo a sus tierras. El gigante de metal es para el final. Y debemos saber
cuándo utilizar a la Flor de fuego. Con el incendio de las amazonas hemos
prendido las alarmas. No queremos que el viento y al agua sientan su olor y
lleguen a ella.
Hombre: ¡Tienes razón! (El hombre furioso toma una extraña arma y apunta
a un ave que vuela. Se escucha el sonido de un cañón antiguo). Le di. Necesito
un registro de esa ave. Espero sea la última de su especie.
Plasticosa: ¡Felicitaciones señor! Con esa van mil doscientas aves este mes.
Este hombre que sugiero como ayudante ya lo tengo en la mira. Es un ser
tonto. Fácil de manipular.
Hombre: (Saliendo de escena con su arma) Está bien. Pero el pájaro de metal
estará vigilando.

Llega saltando, como aprendiendo a volar, un pájaro flaco de metal.

Plasticosa: ¡Gracias señor! Pondré en marcha mi tarea. (Saliendo) Vamos flaco.


Todavía no aprendes a volar. ¡Es el colmo! Fuiste creado para cazar las águilas
y cóndores y no has logado volar.

Musica alegre del campo. Un joven corre disparando con una honda piedras a
las aves.

Popeto: Animalitos del bosque, quédense quieticos para poder darles con
tranquilidad. Animalitos.
Los animales se mueven con rapidez.

Popeto: (Lanzando sin atinar) Pero quédense quieticos. Ustedes son muy
rápidos.

Con sigilo lo intenta una vez más. Se tropieza. Cae al suelo. Las aves y otros
animales lo muerden, lo picotean. Sale despavorido.

Plasticosa: Ese es el ayudante que necesitamos.

Popeto entra de nuevo cazando.

Popeto: ¡Me las van a pagar animalitos del bosque! (Dispara a todos lados con
su honda)
Plasticosa: (Examinándolo con un aparato) Destructor, contaminador del
medio ambiente, incompetente, de muy pocas habilidades, fácil de manipular,
es la cualidad que buscamos y me fascina del hombre. Es el ser humano
indicado, él es quien nos ayudara. (Dirigiéndose a Popeto) ¡Muchacho!
Individuo. ¡Joven! Puedo saber qué hace.
Popeto: Con permiso señora. Estoy cazando animales.
Plasticosa: ¿Puedo proponerle algo? ¡Joven!

Popeto no se detiene.
Plasticosa: Tendré que persuadirlo de otra manera.
Plasticosa, de un chiflido llama al ave de metal. Musica metálica. El ave
aparece saltando. Plasticosa saca dos cables del pecho del ave de metal y los
prensa a Popeto. Este queda en dirección a Plásticosa con la cauchera estirada.
Plasticosa presiona un botón rojo de encendido localizado en un control remoto
y por el cable sale energía que detiene a Popeto como si lo estuviera
electrocutando.

Plasticosa: ¡Se puede detener! En estos momentos usted está siendo detenido
por una mínima descarga electrostática. Lo voy a desenchufar, retirare estos
cables, pero le pediré que se quede quieto y me escuche. Creo que le va a
interesar la propuesta que le traigo señor.

Plasticosa retira los cables. Popeto suelta la piedra de la honda en dirección a


Plasticosa, esta se agacha. La piedra le al pájaro de metal. El pájaro se
desploma.
Plasticosa: ¡Que le ocurre! Casi me da en la cabeza con ese objeto primitivo.
Tenga más cuidado por favor.
Popeto: ¿Y usted quién es? ¿De dónde salió? Usted me estaba robando la
energía (Asustado) ¡Es una extraterrestre!
Plasticosa: ¡No! No soy ninguna extraterrestre. Los extraterrestres todavía no
han llegado a la tierra. Su energía humana no es mi objetivo. (Calmada)
Perdón, me presento. Mi nombre es Plasticosa.
Popeto: ¿Usted de dónde viene?
Plasticosa: De la ciudad plástico. Está un poco lejos de aquí.
Popeto: ¿Ciudad plástico? ¿Qué es eso?
Plasticosa: ¿Cuál es tu nombre?
Popeto: Poncho Pérez Toledo. Pero me hago decir Popeto. Soy terror de la
montaña.
Plasticosa: (Examinado los datos del control remoto) Popeto, veo que tus
conocimientos…
Popeto: ¡Son muchos! A mí me gusta el gusta el colegio. Todos los días voy. Y
todos los días me vuelo.
Plasticosa: Ya veo la razón. (Aparte) La máquina no me dijo que era demasiado
tonto. Será más fácil manipularlo y convencerlo de que me ayude.
Popeto: ¿Pero usted no es de por aquí cierto?
Plasticosa: Soy una amiga. Alguien en quien puedes confiar y que te va ayudar.
Te he estado observando durante mucho tiempo, sé que lo que más te gusta
es cazar animales y es una de las razones por las que estoy aquí, he venido
para convertirte en el mejor cazador del mundo. ¡Tendrás un bosque entero
donde poder cazar todos los animales ¡Todos en el futuro conocerán tu
nombre, te reconocerán como ¡Popeto el gran cazador! Te harán una estatua
que dirá el mejor cazador del mundo, con fotos de todos tus animales cazados
y tendrás mucho dinero, vivirás en una gran mansión. ¡Lo tendrás todo!
Popeto: ¡Un bosque para mí solo! ¿Cómo las montañas del Perijá y la sierra
nevada?
Plasticosa: Si. Igualitas. Esas serán tuyas si quieres.
Popeto: ¡Tendré mucho dinero! ¿Una estatua?
Plasticosa: Si. Como la estatua de la libertad en Nueva York Estados Unidos o
como el Cristo Redentor en rio de janeiro Brasil. ¡Popeto el gran cazador!
Popeto: ¡Estatua!
Plasticosa: Si. Como la estatua de la sirena en Valledupar.
Popeto: Ha una estatua… Si… Un día que fui al colegio, hice una apuesta con
Pedro Pechuga. ¿El que cogiera más iguanas? Yo me subí a un palo alto de
guayacán. Y las profesoras me decían ¡Bájate Poncho Pérez! ¡Bájate! Y yo
quería alcanzar unas iguanas que estaban en la parte más alta. Entonces yo iba
subiendo y una rama se partió. ¡Ahí va ese! Caí acostadito... Milagrosamente
no me rompí un solo hueso. Pero no me podía mover. Entonces en ese tiempo
me decían la estatua.
Plasticosa: ¡Ya entiendo! Bueno. ¿Quieres eso o no?
Popeto: Si. Pero también quiero que me regale ese juguete. (señala al pájaro
de metal que se está levantando)
Plasticosa: ¡Al Flaco!
Popeto: Nunca había visto un juguete de pájaro tan grande.
Plasticosa: Bueno. Está bien. Pero para que puedas ser un gran cazador debes
ayudarme. Cuando terminemos el trabajo tendrás todo lo que quieras. Por
ahora serás mi empleado. Tu primera tarea será guiarme por todas las veredas,
pueblos y fincas de la zona. ¡Mi misión es comprar todos los arboles de la
sierra!
Popeto: ¡Todos los arboles!
Plasticosa: Todos. Y los ríos, y los nacimientos de agua.
Popeto: (Aparte) Esta señora es extraña. Va a comprar todas las sierras. ¿Por
qué necesitara tener tantas montañas? Pero me ayudara a ser estatua. Y voy
a poder andar por todas las montañas cazando. (Dirigiéndose a plasticosa)
Pero señora Plasticosa ¿Me va a regalar ese juguete con cara de pájaro que
electrocuta?
Plasticosa: Es una maquina poderosa. Tecnología construida en ciudad
plástico. ¿Te gustaría conocer Ciudad Plástico? Hoy es un lugar desconocido
para el hombre, pero muy pronto será un paraíso.
Popeto: Paraíso. “Wuaooo” yo quiero conocer esa ciudad.
Plasticosa: Si cumplimos la misión. El flaco te llevara volando. ¿Podemos
iniciar Popeto? ¡Tenemos poco tiempo! El futuro nos espera.
Popeto: (Andando de un lugar para otro. Plasticosa y el pájaro lo siguen)
Empecemos por los pueblos de abajo. No, mejor por los pueblos que están
cerca al rio. Por aquí es más corto. O no, mejor subimos a la nevada después
cruzamos las montañas. Mejor vamos hacia el Perijá.
Plasticosa: (Votando plástico por las narices) ¡Ya! ¡Ya basta!
Popeto: Hayy. Pero señora Plasticosa cálmese. Agarremos por aquí.
Plasticosa: De ahora en adelante me llamaras jefe.
Andando.
Popeto: Si Jefe. Jefa. Jefesita…
Plasticosa: ¡Ya!

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