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Análisis actual de la jurisprudencia procesal civil

18 de abril 2013 - Publicación mensual No. 31


ISSN 2027-8500
Decana EDITORIAL
Helena Alviar García

Directora Correo Judicial La Corte Constitucional en los comunicados


María del Socorro Rueda Fonseca No. 12 y 13 de marzo 13, 20 y 21 de 2013
informó sobre algunas decisiones que había
Consejo Editorial
tomado en relación con demandas de
Faridy Jiménez Valencia
José Antonio Cruz Suárez inconstitucionalidad propuestas al parágrafo
Natalia Dávila Alzate del artículo 206 sobre Juramento
Fernando Arrázola Jaramillo estimatorio del CGP y el numeral 4) del
Josué García Fernández artículo 24 de la misma normatividad. Sobre
el particular decidió declarar exequible el
parágrafo bajo el entendido de que la sanción
Informes
correojudicial@uniandes.edu.co allí incorporada no procede cuando la causa de
la misma sea imputable a hechos o motivos
Foto de portada: ajenos a la voluntad de la parte, ocurridos a
Fotografía tomada por María del Socorro pesar de su obrar diligente. La otra norma que
Rueda Fonseca. fue declarada inexequible hace alusión a
parte del artículo 24 CGP que alude a la
Nota:
El editorial corresponde al pensamiento de atribución del Ministerio de Justicia y del
Correo Judicial y no al de la Facultad de Derecho, o quien haga sus veces para el
Derecho. Así mismo, los autores son manejo del principio de gradualidad en la
responsables por las ideas expresadas en sus oferta. Esta aparte de la norma fue declarado
artículos. inexequible por no respetar el principio de
excepcionalidad en la atribución de funciones
jurisdiccionales a autoridades administrativas.
Sobre estos comunicados ver en la sección
bajo la lupa estas comunicaciones.

ÍNDICE
Sobre el juramento estimatorio en el Código
de Procedimiento Civil y en el Código
General del Proceso
Nattan Nisimblat ……………………...Página 3

Bajo la lupa de la noticia


Exequible e inexequible dos normas del
CGP………………………………..… Página 18
SOBRE EL JURAMENTO ESTIMATORIO EN EL CÓDIGO
DE PROCEDIMIENTO CIVIL Y EN EL CÓDIGO
GENERAL DEL PROCESO.

Nattan Nisimblat1

Resumen

El presente documento da cuenta del estudio sobre los artículos 211 del
Código de Procedimiento Civil y 206 del Código General del Proceso, que
modificaron la institución del Juramento Estimatorio como prueba de las
pretensiones patrimoniales en los procesos civiles.

Introducción

A propósito de la derogatoria del artículo 211 del Código de Procedimiento Civil


a partir del 12 de julio de 2012, de acuerdo con lo previsto en el literal a) del
artículo 626 y el numeral 1o del artículo 627 de la Ley 1564 de 2012, por la cual
se expidió el Código General del Proceso (en adelante C.G.P.), es necesario
analizar el contenido esencial de las dos previsiones normativas y sus
implicaciones y tensiones en el proceso civil colombiano.

El juramento como prueba

El juramento es conocido en el Derecho Probatorio como un sucedáneo, es


decir, un reemplazo de prueba, y procede cuando la ley defiere en la parte la
posibilidad de estimar la cuantía de un perjuicio, ante la inexistencia de medios

1
Nattan Nisimblat. Abogado de la Universidad de Los Andes; Magíster en Derecho de la misma
universidad; Especialista en Derecho Probatorio, Especialista en Derecho Procesal; Conciliador en
Derecho; Negociador del Programa de Negociación de Harvard, Mit y Tufts; miembro del Instituto
Colombiano de Derecho Procesal; miembro del Centro Colombiano de Derecho Procesal Constitucional;
Director del Grupo de Investigación en Derecho Procesal de la UCC; Par académico del Ministerio de
Educación Nacional; Juez de la República; autor de libros y artículos de Derecho Procesal y Derecho
Probatorio.
probatorios iniciales que ayuden al juez en la determinación del monto que
funda la pretensión del sujeto y que va a servir para informar la actuación que
debe ordenar a partir de dicha pretensión (art. 211 C.P.C. y 206 del C.G.P.).

Ejemplo de ello se encuentra en el proceso ejecutivo originado en el


incumplimiento de obligaciones de hacer o de no hacer, donde la ley defiere al
demandante la posibilidad de estimar en su demanda el monto de los perjuicios
bajo juramento, con la carga de sostener su posición procesal frente al
demandado, so pena de que este pruebe lo contrario durante la controversia
(C.P.C., arts. 493, 494, 495).

Juramento estimatorio en la Ley 1395 de 2010

Según lo previsto en el artículo 10º de la Ley 1395 de 2010, que reformó el


artículo 211 del Código de Procedimiento Civil, quien pretenda el
reconocimiento de una indemnización, compensación o el pago de frutos o
mejoras, deberá estimarlo razonadamente bajo juramento en la demanda o
petición correspondiente.

Dicho juramento hará prueba de su monto mientras su cuantía no sea objetada


por la parte contraria dentro del traslado respectivo. El juez, de oficio, podrá
ordenar la regulación cuando considere que la estimación es notoriamente
injusta o sospeche fraude o colusión. Si la cantidad estimada excediere del
treinta por ciento (30%) de la que resulte en la regulación, se condenará a
quien la hizo a pagar a la otra parte una suma equivalente al diez por ciento
(10%) de la diferencia.

Esta disposición, sin embargo, rige exclusivamente en el caso de pretensiones


que se funden en situaciones consolidadas, que el accionante o incidentante y
en general quien invoque daño, pueda demostrar mediante la invocación de
hechos pasados, a los cuales queda atado procesalmente y comprometido a su
demostración.
No así ocurre con los daños y los perjuicios que, o bien son de difícil
demostración o bien están deferidos al arbitrium iuris, tales como los daños
futuros o los perjuicios inmateriales, pues tales rubros de indemnización, si bien
se fundan en pruebas y en afirmaciones de la parte que los invoca, están
sometidos a la estimación razonada del juez en su decisión, caso en cual habrá
que distinguir plenamente cuándo se está dispensado de prestar este tipo de
juramento, siendo ejemplo de ello:

La estimación de los daños morales, psíquicos y a la vida de relación.


La pérdida del chance o “perte d' un chance” 2.
La pérdida de la oportunidad de desarrollo profesional 3.
Oportunidad o chance matrimonial4.
La estimación del lucro cesante futuro.
La estimación del daño emergente futuro.
Los daños punitivos. 5
2
"El daño por pérdida de chance u oportunidad de ganancia consiste en que el perjudicado pierde la
posibilidad o expectativa o conseguir o tener un bien, material o inmaterial. Se trata de la llamada <<perte
d' un chance>> definida por la doctrina francesa como la <<desaparición de la probabilidad de un suceso
favorable>> o pérdida de la oportunidad de obtener una ganancia la cual tiene que contemplarse de una
forma restrictiva y su reparación nunca puede plantearse en los mismos términos que si el daño no se
hubiera producido y el resultado hubiera sido favorable al perjudicado"

La pérdida de la oportunidad debe ser indemnizada cuando alcanza un determinado grado de


probabilidad. Se basa sobre un pronóstico acerca de cuales eran las probabilidades de ganancia de las
víctimas, en una proyección de lo que hubiera ocurrido eliminando hipotéticamente el hecho dañoso. Para
ser indemnizable, la oportunidad perdida deber ser cierta, debiendo existir posibilidad de ponderación de
su probabilidad o improbabilidad."

Con relación a la cuantificación de la oportunidad perdida ha indicado la doctrina:

Es muy importante tener presente que lo indemnizable es la oportunidad o chance considerado en sí


mismo, no la totalidad de la ganancia que se hubiere obtenido si los hechos hubiesen ocurrido de la
manera esperada "lo resarcible es la eliminación del chance misma, lo cual importa un resarcimiento
menor en comparación con el que corresponde otorgar cuando se resarcen daños de otra índole"

La cuantificación de la pérdida de la oportunidad debe hacerse utilizando un método prospectivo, esto es,
planteando escenarios hipotéticos de como podría haberse desenvuelto la situación de la víctima de no
haber ocurrido el daño. Una vez determinados los escenarios posibles, de acuerdo con las circunstancias y
condiciones particulares de cada caso, el juez determinará cual de ellos era más probable que se produjera
y procederá a evaluar cada uno de acuerdo con la posibilidad de ocurrencia. Una vez establecida cual era
la oportunidad con mayor probabilidad, se procede a realizar un estimación económica de la misma"
(María Cristina Isaza Posse. Pg. 40, 41 y 42).
3 El Consejo de Estado ha reconocido que el hecho dañoso priva a la víctima de una oportunidad

cierta de desarrollo profesional. Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección


Tercera, sentencia del 4 de diciembre de 2006. Consejero Ponente Dr. Mauricio Fajardo Gómez.
4 El daño que da lugar a esta pérdida de oportunidad (chance maritalis) es de origen estético, ,

originado en la dificultad que las secuelas que le ha dejado el hecho ilícito le originan para contraer
matrimonio. Isaza Posse, María Cristina. De la cuantificación del daño. Ed, Temis. Pg., 41.
Los cálculos actuariales (Ley 446 de 1998).
En general, cualquier daño o perjuicio inmaterial.

Debe tenerse en cuenta, finalmente, que la Corte Suprema de Justicia


determinó desde el año 2009 que la pretensión innominada “lo que se pruebe”
o "lo que resulte probado", es admisible en el proceso civil, situación que puede
servir de elusión a la norma aquí planteada, pues la indeterminación de la
pretensión hace nugatoria la imposición del juramento estimatorio, aclarando
que, según el contenido de los artículos 75 y 82 del Código de Procedimiento
Civil, no es admisible acumular en un mismo título pretensiones nominadas e
innominadas, pues las unas hacen parte de la manifestación inequívoca de
tasación del monto por parte del accionante y las otras del futuro resultado
probatorio.

Un ejemplo de lo anterior sería acumular en la misma pretensión, de una parte,


la solicitud de condena al pago de la suma de cien millones de pesos y de la
otra la expresión “o lo que se pruebe”, ya que son pretensiones evidentemente
excluyentes, tanto por su construcción gramatical (uso del “o” disyuntivo), como
por su destino procesal, pues, o bien sabe el peticionario que su perjuicio son
cien millones, o desconoce cuál es el monto de los perjuicios causados y para
ello aporta o solicita pruebas que le van a suplir su deficiencia probatoria, tales
como los documentos, los libros de comercio, la exhibición, la inspección
judicial y el peritaje, las cuales tienen vocación de determinación del perjuicio.

Juramento estimatorio en el Código General del Proceso

El artículo 211 del Código de Procedimiento Civil fue derogado a partir del 12
de julio de 2012, fecha en la cual entró a regir el artículo 206 del Código
General del Proceso, bajo el siguiente tenor:

5 Este tipo de daños provienen del derecho anglosajón y constituyen una sanción civil a quien ha
causado daño doloso o gravemente culposo. Aún no se conocen fallos en nuestro derecho que los
reconozcan, pero nada impide que un replanteamiento de la teoría de los daños pueda reconocer
este tipo de indemnizaciones a cargo de quien ha sufrido un daño injusto por parte de quien, a
sabiendas, quebrantó el orden jurídico y social.
“Juramento estimatorio. Quien pretenda el reconocimiento de una
indemnización, compensación o el pago de frutos o mejoras, deberá estimarlo
razonadamente bajo juramento en la demanda o petición correspondiente,
discriminando cada uno de sus conceptos. Dicho juramento hará prueba de su
monto mientras su cuantía no sea objetada por la parte contraria dentro del
traslado respectivo. Sólo se considerará la objeción que especifique
razonadamente la inexactitud que se le atribuya a la estimación.

Formulada la objeción el juez concederá el término de cinco (5) días a la parte


que hizo la estimación, para que aporte o solicite las pruebas pertinentes.

Aun cuando no se presente objeción de parte, si el juez advierte que la


estimación es notoriamente injusta, ilegal o sospeche que haya fraude, colusión
o cualquier otra situación similar, deberá decretar de oficio las pruebas que
considere necesarias para tasar el valor pretendido.

Si la cantidad estimada excediere en el cincuenta por ciento (50%) la que


resulte probada, se condenará a quien la hizo a pagar a la otra parte una suma
equivalente al diez por ciento (10%) de la diferencia.

El juez no podrá reconocer suma superior a la indicada en el juramento


estimatorio, salvo los perjuicios que se causen con posterioridad a la
presentación de la demanda o cuando la parte contraria lo objete. Serán
ineficaces de pleno derecho todas las expresiones que pretendan desvirtuar o
dejar sin efecto la condición de suma máxima pretendida en relación con la
suma indicada en el juramento.

El juramento estimatorio no aplicará a la cuantificación de los daños


extrapatrimoniales. Tampoco procederá cuando quien reclame la
indemnización, compensación los frutos o mejoras, sea un incapaz.

Parágrafo. También habrá lugar a la condena a que se refiere este artículo, en


los eventos en que se nieguen las pretensiones por falta de demostración de
los perjuicios. En este evento la sanción equivaldrá al cinco (5) por ciento del
valor pretendido en la demanda cuyas pretensiones fueron desestimadas.”

Varios son los comentarios que suscita la norma, pues si bien se solucionaron
algunos problemas y vacíos que generó la aplicación del artículo 211 del
Código de Procedimiento Civil, aún quedan puntos que deben ser resueltos
para los procesos que se iniciaron por demanda radicada después del 12 de
julio de 2012.

En primer lugar, debe destacarse que los requisitos y las sanciones previstas
en el artículo 211 del C.P.C. son, en lo atinente a porcentajes, más severas que
las previstas en el artículo 206 del C.G.P., pero en lo relativo a las cargas,
consecuencias y actitudes procesales, ciertamente es más riguroso el último de
los postulados, lo que impone la revisión del artículo 40 de la Ley 153 de 1887,
pues recuérdese que el artículo 624 de la Ley 1564 de 2012 reformó a partir de
su entrada en vigencia dicho texto, así:

“Artículo 40. Las leyes concernientes a la sustanciación y ritualidad de los


juicios prevalecen sobre las anteriores desde el momento en que deben
empezar a regir.

Sin embargo, los recursos interpuestos, la práctica de pruebas decretadas, las


audiencias convocadas, las diligencias iniciadas, los términos que hubieren
comenzado a correr, los incidentes en curso y las notificaciones que se estén
surtiendo, se regirán por las leyes vigentes cuando se interpusieron los
recursos, se decretaron las pruebas, se iniciaron las audiencias o diligencias,
empezaron a correr los términos, se promovieron los incidentes o comenzaron
a surtirse las notificaciones.

La competencia para tramitar el proceso se regirá por la legislación vigente en


el momento de formulación de la demanda con que se promueva, salvo que la
ley elimine dicha autoridad.”
Nótese cómo en la nueva redacción del artículo 40, la cual se incorporó
igualmente como regla de transición en el numeral 5o del artículo 625 bajo
idéntico texto, no se incluyó ninguna regla de ultraactividad de las normas que
imponen la ritualidad de la demanda, pues tan sólo se hizo referencia a la
competencia para tramitar el proceso, de donde se colige que, aún en el evento
de haber sido presentada antes del 12 de julio de 2012, si ésta debió ser
estudiada con posterioridad a la citada fecha, bien por razones de demora en el
reparto, ora por rechazo por factor objetivo, subjetivo, territorial o funcional, es
menester en todo su admisión, pues es claro que lo allí contemplado es una
norma de carácter sancionatorio y mal puede retrotraerse una previsión de tal
linaje a la fecha de presentación de la demanda, por razón de lo normado en
los artículos 29 y 58 de la Constitución Política, que prohíbe la retroactividad de
la ley, en los casos en que se afecten derechos adquiridos.

En segundo lugar, se mantiene la naturaleza sucedánea del juramento


estimatorio, pues el artículo 206 determina, al igual que lo hizo el 211 del
C.P.C., que dicho juramento hará prueba de su monto mientras se hubiere
presentado de manera idónea y su cuantía no sea objetada por la parte
contraria dentro del traslado respectivo, lo que puede entenderse como una
dispensa para la parte que alega, determinando una inversión legal de la carga
probatoria en materia de indemnizaciones, compensaciones, pago de frutos y
de mejoras, de la cual sólo puede descargarse la parte contraria especificando
razonadamente la inexactitud que se le atribuya a la estimación, lo cual
procede mediante la objeción, salvo que el juez advierta que la estimación es
notoriamente injusta, ilegal o sospeche que haya fraude, colusión o cualquier
otra situación similar, caso en el cual decretará de oficio las pruebas que
considere necesarias para tasar el valor pretendido.

Es menester aclarar en este punto que tanto el juramento como la objeción


deben ser manifestaciones discriminadas de los conceptos que se estiman o se
objetan, pues clara es la norma, y claro su thelos, en prevenir a los litigantes
para que se abstengan de formular pretensiones in genere, aún cuando se trate
de sumas determinadas, luego no se deberán aceptar pretensiones
indemnizatorias o alegaciones de mejoras, de pago de frutos o
compensaciones que no estén debidamente justificadas y discriminadas, como
tampoco se admitirá la objeción que no determine con precisión y claridad en
qué se fundamenta, pues, como se indicó, serán ineficaces de pleno derecho
todas las expresiones que pretendan desvirtuar o dejar sin efecto la condición
de suma máxima pretendida en relación con la suma indicada en el juramento,
por lo que se entiende modificada la interpretación a que se aludió en páginas
anteriores por la Corte Suprema de Justicia, respecto de la pretensión genérica
"o lo que se pruebe o resulte probado".

En tercer lugar, se advierte que la norma consagra un término independiente al


que normalmente se le concede a quien postula la indemnización, la
compensación o el pago de frutos y mejoras, de cinco días para que aporte o
solicite las pruebas que considere pertinentes dentro del proceso, trámite o
incidente en el que las hubiere reclamado, pues tanto el Código de
Procedimiento Civil, donde actualmente se aplica la norma, como el Código
General del Proceso, prevén en algunos casos traslado de la contestación o la
réplica al accionante, como ocurre en los procesos declarativos y ejecutivos,
pero no en los trámites incidentales, lo que adiciona un nuevo término de
traslado a todos los procesos judiciales, con independencia de si el trámite
originario lo tenía previsto o no, situación que extiende de manera considerable
la etapa de la litis contestación, teniendo en cuenta que la forma como debe
correrse traslado quedó expresamente regulada en el inciso segundo del
artículo 206, que determina que el juez deberá dictar auto que así lo disponga,
el cual, en aplicación de las reglas generales de procedimiento, estará sujeto,
en cuanto a su ejecutoria y conteo de términos, a los artículos 120 y 331 del
Código de Procedimiento Civil, hasta tanto no entren en vigencia los demás
artículos del C.G.P.

En cuarto lugar, se destaca la excepción consagrada al artículo 305 del Código


de Procedimiento Civil y al artículo 281 del Código General del Proceso,
normas que prevén el principio de la congruencia, ambos con similar redacción
-salvo lo relativo a los asuntos de familia y agrarios y a la oportunidad para
alegar hechos sobrevinientes a la demanda-, que prohíbe al juez fallar extra o
ultra petita, es decir, por fuera o por más de lo pedido, en la medida en que, si
media objeción o si se demuestran perjuicios causados con posterioridad a la
demanda, tal limitación desaparece, lo cual supone una alteración sustancial al
instituto de la congruencia, pues recuérdese que la posibilidad de fallar por más
y aún por fuera de lo pedido sólo se consagró en beneficio del demandado, a
quien, tanto el artículo 305 del C.P.C. como el 281 del C.G.P., permiten probar
hechos impeditivos, modificativos o extintivos del derecho sustancial sobre el
cual verse el litigio, siempre que hubiesen sido alegados a más tardar en el
alegato de conclusión o que la ley permita considerarlos de oficio (art. 306
C.P.C. y art. 282 del C.G.P.) y aparezcan debidamente probados en el proceso,
regla que supone un mayor equilibrio procesal y un avance en materia de
acceso a la administración de justicia.

En quinto lugar, se reconoció lo que algunos de los comentaristas del artículo


211 del C.P.C., incluido el autor del presente estudio, habían reclamado
respecto de los daños y los perjuicios que, o bien son de difícil demostración o
bien están deferidos al arbitrium iuris, tales como los daños futuros o los
perjuicios inmateriales, para lo cual se ratifica lo dicho en líneas anteriores
respecto de tales rubros, lo cual fue objeto de regulación, determinando el
inciso sexto que el juramento estimatorio no aplicará a la cuantificación de los
daños extrapatrimoniales. Tampoco procederá cuando quien reclame la
indemnización, compensación los frutos o mejoras, sea un incapaz.

En sexto lugar, respecto de la sanción contemplada en el parágrafo del artículo


206, imponiendo una condena equivalente al pago del cinco por ciento del valor
pretendido en la demanda cuyas pretensiones fueron desestimadas, cuando se
nieguen las pretensiones por falta de demostración de los perjuicios, debe
considerarse que tal previsión sólo es aplicable para los procesos iniciados por
demanda impetrada a partir del 12 de julio de 2012, pues en este caso no se
hace referencia al juramento prestado con la demanda o a su objeción, casos
regulados en los incisos anteriores, sino al evento en que, por causal objetiva,
el demandante hubiere presentado una demanda manifiestamente infundada,
en lo que a la prueba de sus pretensiones patrimoniales se refiere.
Por supuesto, esta previsión de linaje eminentemente sancionatorio, deberá ser
interpretada a la luz de los postulados del debido proceso, pues si bien es clara
la intención del legislador al sancionar al litigante temerario, también es
evidente que en la redacción del Código General del Proceso se plasmaron
otras normas que impiden sanciones por responsabilidad objetiva, como la
consagrada en el numeral 5º del artículo 95, que evita sancionar con ineficacia
de la interrupción de la prescripción e inoperancia de la caducidad en caso de
nulidad con ausencia de culpa del demandante, así como decisiones
adoptadas en ejercicio de potestades ordenatorias y disciplinarias, las cuales
deben estar precedidas de procedimientos en los cuales se determine la
responsabilidad subjetiva del litigante. Así lo reconoció la Corte Constitucional
en sentencia C-157 de 2013, con ponencia del Magistrado Mauricio González
Cuervo, en la que declaró exequible el parágrafo único del artículo 206 de la
Ley 1564 de 2012, bajo el entendido de que tal sanción –por falta de
demostración de los perjuicios que conduce a la negación de las pretensiones-
no procede cuando la causa de la misma sea imputable a hechos o motivos
ajenos a la voluntad de la parte, ocurridos a pesar de su obrar diligente.

Y es que entiéndase que, en el caso previsto en el parágrafo del artículo 206,


además de las costas procesales y las agencias en derecho, al litigante
vencido se le condenará al pago del cinco por ciento de lo alegado a título de
indemnización, frutos, mejoras o compensaciones, lo cual supone que siempre
que una pretensión patrimonial resulte inatendida, tendrá como causal
inexorable la culpa del demandante, lo cual atenta desde todo punto de vista
con la presunción de inocencia y el debido proceso.

En séptimo lugar, señala el artículo 77 del C.G.P. que el poder faculta al


apoderado para prestar juramento estimatorio, para lo cual asume el deber de
informar oportunamente a su cliente sobre el alcance y consecuencias de
prestarlo. Tal facultad no podrá, ser, al igual que la de confesar, removida del
poder, por cuanto es requisito de la demanda y de la contestación, de acuerdo
con los artículos 82, 90, 96 y 97 del C.G.P., cuando en ellas se formulen
pretensiones o excepciones de contenido patrimonial, pues téngase en cuenta
que, de acuerdo con el último de los artículos citados, la falta del juramento
estimatorio impedirá que sea considerada la respectiva reclamación del
demandado, salvo que concrete la estimación juramentada dentro de los cinco
(5) días siguientes a la notificación del requerimiento que para tal efecto le
haga el juez.

A este respecto vale aclarar que los citados artículos no fueron incluidos en los
listados de aquéllos que entraron en vigencia el 12 de julio y el 1 de octubre de
2012 mencionados en los numerales primero y cuarto del artículo 627 de la Ley
1564 de 2012, pero es evidente que si lo que quiso el legislador al hacer entrar
en vigencia la ley en lo tocante a esta institución era incorporar las nuevas e
íntegras reglas que la informan, lógico es pensar que, a pesar del vacío
normativo, debe primar la interpretación que más se ajuste a la intención
normativa.

En octavo lugar, la norma prevé que el deber de juramento se extiende también


a quien alega perjuicios en calidad distinta de la de demandante, es decir, al
demandado y a quien actúe en tal calidad como su litisconsorte (llamado en
garantía o denunciado en pleito), siempre que en su defensa alegue o reclame
indemnizaciones, compensaciones, pago de frutos o de mejoras, caso en el
cual se deberá correr traslado a la contraparte para que formule la respectiva
objeción, y en el caso de que tales rubros no se presenten debidamente
juramentados, el juez deberá requerir al postulante para que preste el
juramento, caso en el cual dos son los posibles resultados que pueden arrojar
la desatención a la orden del juez por parte de quien por pasiva formuló tales
pretensiones: la primera, atendiendo el principio de igualdad de las cargas
procesales, es tener por no contestada la demanda o no descorrido el
respectivo traslado del incidente; la segunda, aceptar la contestación pero tener
por desistida la petición de indemnización, de mejoras, frutos o
compensaciones, solución que parece ser la más acertada, por cuanto así lo
dispone el numeral 3o del artículo 96 del C.G.P., norma que, por demás, no
entrará en vigencia sino a partir de enero de 2014.

Por supuesto, es claro que lo que determinan tanto el artículo 211 del C.P.C.,
como el artículo 206 del C.G.P., es una dispensa probatoria para quien
pretende el pago de perjuicios, de mejoras, de frutos o de compensaciones, lo
que en modo alguno puede entenderse extensivo a la carga de probar, según
el régimen de responsabilidad de que se trate, los hechos constitutivos de
daño, así como del nexo de causalidad entre éste y el hecho -si se trata de
responsabilidad extracontractual-, o del incumplimiento del contrato -tratándose
de esta categoría resarcitoria-, bajo el entendido que tales aspectos fácticos
son presupuesto de la pretensión indemnizatoria, compensatoria, de frutos o de
mejoras; luego, no estará dispensada la parte que presta juramento de probar,
en el caso de la responsabilidad extracontractual, el hecho, el daño y el nexo y,
si se trata de responsabilidad contractual, la existencia del contrato y de su
incumplimiento, casos en los cuales, de quererse acudir al beneficio de la
inversión o distribución de la carga probatoria, deberá estarse a lo dispuesto en
artículo 177 del Código de Procedimiento Civil, respecto de las cargas estáticas
y dinámicas, o a lo previsto en el artículo 167 del Código General del Proceso,
el cual no entrará en vigencia hasta tanto el Consejo Superior de la Judicatura
así lo determine a partir de enero de 2014 (C.G.P., art 627-6).

Por último, es necesario determinar si el juramento estimatorio es aplicable en


procesos que se adelanten ante la Jurisdicción de lo Contencioso
Administrativo, anticipando que dos son actualmente los regímenes probatorios
vigentes, por razón de que la entrada en vigencia del Código de Procedimiento
Administrativo y de lo Contencioso Administrativo fue supeditada a regulación
gradual por parte del Consejo Superior de la Judicatura en un plazo de cinco
años, a partir de la expedición de la Ley 1437 de 2011 6, luego, debe
entenderse que, en aquellos circuitos donde no hubiere entrado en rigor la
reforma, es aplicable el artículo 168 del Código Contencioso Administrativo
(Decreto 01 de 1984) y donde ya hubiere sido implementada, el artículo 211 de
la Ley 1437, cuya diferencia esencial se destaca en que mientras el artículo

6 La individualización de juzgados y tribunales administrativos que se incorporaron al sistema oral

pleno contemplado en la Ley 1437 de 2011 se realizó por distritos judiciales, mediante los
Acuerdos Nos. PSAA12-9435, PSAA12-9436, PSAA12-9437, PSAA12-9438, PSAA12-9439, PSAA12-
9440, PSAA12-9441, PSAA12-9442, PSAA12-9443, PSAA12-9444, PSAA12-9445, PSAA12-9446,
PSAA12-9447, PSAA12-9448, PSAA12-9449, PSAA12-9450, PSAA12-9451, PSAA12-9461, PSAA12-
9460, PSAA12-9459, PSAA12-9457, PSAA12-9456 y PSAA12-9455 del 22 de mayo de 2012 y
Acuerdos Nos. PSAA12-9454, PSAA12-9453, PSAA12-9452 y PSAA12-9462 del 23 de mayo de
2012, todos expedidos por el Consejo Superior de la Judicatura.
168 del D. 01 de 1984 consagra una remisión en lo relacionado con la
admisibilidad de los medios de prueba, forma de practicarlas y criterios de
valoración, las del Código de Procedimiento Civil, en cuanto resulten
compatibles con las normas de este Código, tal restricción que no se incluyó en
la redacción del artículo 211 de la Ley 1437 en el que se determinó que “en lo
que no esté expresamente regulado en este Código, se aplicarán en materia
probatoria las normas del Código de Procedimiento Civil”, luego debe
entenderse que, si se trata de procesos en los que se aplica el Decreto 01 de
1984, la remisión a las normas probatorias del Código de Procedimiento Civil,
se aplica mutatis mutandis, mientras que la remisión que se predica en el C. de
P.A. y de lo C.A., es íntegra, sin restricciones.

Dicho lo anterior, es menester aclarar que tanto en el Código de Procedimiento


Civil, como en el Código General del Proceso, el Decreto 01 de 1984 y la Ley
1437 de 2011 se establece una restricción a la confesión por parte de las
entidades públicas, situación que es ampliamente regulada en el C.G.P., para
prevenir este tipo de medios probatorios en los procesos que se adelanten ante
entidades estatales. También debe recordarse que las normas que imponen el
juramento son de orden sancionatorio, previstas, sin embargo, para aquellos
procesos que se tramiten ante la Jurisdicción Ordinaria (Especialidad
Jurisdiccional Ordinaria en el C.G.P.), con regulación expresa en cuanto a su
trámite en otras normas como los ya mencionados artículos 82, 90, 96 y 97 del
C.G.P., siendo claro que tanto el C.C.A. como el C. de P.A. y de lo C.A., tienen
previstas reglas especiales para la presentación de la demanda (art. 162
C.P.A.C.A.) y su contestación (art. 175 C.P.A.C.A.) y en ninguna de ellas
aparece mencionado el juramento estimatorio, agregando, además, lo previsto
en el inciso final del artículo 103 de la Ley 1437 de 2011, respecto del régimen
de cargas probatorias, que se definen como estáticas, de lo que se sigue que,
por existir regulación especial en la materia, no será aplicable a los procesos
que se tramiten ante esta jurisdicción el artículo 206 del Código General del
Proceso, siendo necesario reiterar lo ya dicho respecto de la carga de la
prueba y el manejo que ha venido dando el Consejo de Estado 7, para quien
sólo es admisible, en algunos casos, atendiendo las especiales circunstancias
de las partes, invertir la carga, pero tan sólo en lo que se refiere a la prueba de
los hechos y del nexo de causalidad, pero jamás en lo atinente al perjuicio,
pues este último atañe, en lo que a prueba se refiere, al resorte exclusivo del
demandante, a quien se cobija con la ya mencionada regla legal contenida en
el citado artículo 103, que le impone en todo tiempo la carga de demostrar su
monto, claro está, sin que por ello se limite la facultad del juzgador de aplicar
reglas judiciales de aligeramiento o distribución, en casos como los
recientemente reconocidos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
respecto de la prueba de las costas o las agencias en derecho para quien
incurrió en gastos procesales de gran envergadura pero de difícil
demostración 8, situación que aún no ha sido plenamente reconocida por la
jurisprudencia nacional.

Bibliografía

Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera,


sentencia del 4 de diciembre de 2006. Consejero Ponente Dr. Mauricio Fajardo
Gómez.

Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera,


sentencia del 28 de febrero de 2011, radicado No. 18515

7
Se cita como ejemplo la sentencia del 28 de febrero de 2011, dentro del radicado No.
18515, en la que se reitera la jurisprudencia contenida en sentencia de agosto 31 de
2006, expediente 15772, M.P. Ruth Stella Correa. En igual sentido, sentencias de
octubre 3 de 2007, expediente 16.402, M.P. Mauricio Fajardo Gómez; de 23 de abril de
2008, expediente 15.750; de 1 de octubre de 2008, expedientes 16843 y 16933; de 15
de octubre de 2008, expediente 16270. M.P. Myriam Guerrero de Escobar; de 28 de
enero de 2009, expediente 16700. M.P. Mauricio Fajardo Gómez; de 19 de febrero de
2009, expediente 16080, M.P. Mauricio Fajardo Gómez; de 18 de febrero de 2010,
expediente 20536, M.P. Mauricio Fajardo Gómez; y de 9 de junio de 2010, expediente
18.683, M.P. Mauricio Fajardo Gómez.
8
Se cita como ejemplo la sentencia proferida en el Caso del Senador Manuel Cepeda
contra la República de Colombia.
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera,
sentencia de agosto 31 de 2006, expediente 15772, M.P. Ruth Stella Correa.

Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera,,


sentencia de octubre 3 de 2007, expediente 16.402, M.P. Mauricio Fajardo
Gómez

Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera,


sentencia de 23 de abril de 2008, expediente 15.750

Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera,


sentencia de 1 de octubre de 2008, expedientes 16843 y 16933;

Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera,


sentencia de 15 de octubre de 2008, expediente 16270. M.P. Myriam Guerrero
de Escobar

Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera,


sentencia de 28 de enero de 2009, expediente 16700. M.P. Mauricio Fajardo
Gómez

Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera,


sentencia de 19 de febrero de 2009, expediente 16080, M.P. Mauricio Fajardo
Gómez

Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera,


sentencia de 18 de febrero de 2010, expediente 20536, M.P. Mauricio Fajardo
Gómez

Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera,


sentencia de 9 de junio de 2010, expediente 18.683, M.P. Mauricio Fajardo
Gómez.
Isaza Posse, María Cristina. De la cuantificación del daño. Ed, Temis. Bogotá,
2011.

BAJO LA LUPA DE LA JUSTICIA

“EXEQUIBILIDAD E INEXEQUIBILIDAD DE DOS


NORMAS DEL CGP”

http://www.corteconstitucional.gov.co/comunicados/No.%2013%20comuni
cado%2020%20y%2021%20de%20marzo%20de%202013.pdf

“INCONSTITUCIONALIDAD DE LA ASIGNACIÓN DE CIERTAS


FUNCIONES JURISDICCIONALES AL MINISTERIO DE JUSTICIA Y DEL
DERECHO, EN LA AMPLITUD Y HETEROGENEIDAD QUE LO HACE LA
LEY 1564 DE 2012, Y SIN PRECISAR EL FUNCIONARIO O
DEPENDENCIA QUE LAS ASUMIRÍA

I. EXPEDIENTE D-9185 - SENTENCIA C-156/13 (Marzo


20)

M.P. Luis Ernesto Vargas Silva

(…)

“Segundo.- Declarar INEXEQUIBLES, por el cargo analizado, las expresiones


“El Ministerio de Justicia y del Derecho, o quien haga sus veces, a través de la
dependencia que para tales efectos determine la estructura interna, podrá, bajo
el principio de gradualidad en la oferta, operar servicios de justicia en todos los
asuntos jurisdiccionales que de conformidad con lo establecido en la Ley 446
de 1998 sobre descongestión, eficiencia y acceso a la justicia han sido
atribuidos a la Superintendencia de Industria y Comercio, Superintendencia
Financiera y Superintendencia de Sociedades, así como en los asuntos
jurisdiccionales previstos en la Ley 1380 de 2010 sobre insolvencia de
personas naturales no comerciantes y en la Ley 1098 de 2006 de conocimiento
de los defensores y comisarios de familia”, contenidas en el numeral 4) del
artículo 24 de la Ley 1564 de 2012, que subrogó el artículo 199 de la Ley 1450
de 2011.”

“LA SANCIÓN QUE SE DEBE IMPONER CUANDO SE NIEGAN LAS


PRETENSIONES POR FALTA DE DEMOSTRACIÓN DE LOS PERJUICIOS,
RESULTA RAZONABLE Y PROPORCIONADA, SALVO QUE ESA
NEGATIVA OBEDEZCA A CAUSAS AJENAS A LA VOLUNTAD DE LA
PARTE, EVENTO EN EL CUAL NO PROCEDE. EL JURAMENTO
ESTIMATORIO

II. EXPEDIENTE D-9263 - SENTENCIA C-157/13 (Marzo 21)

M.P. Mauricio González Cuervo

(…)
2. Decisión

Declarar EXEQUIBLE el parágrafo único del artículo 206 de la Ley 1564 de


2012, bajo el entendido de que tal sanción –por falta de demostración de los
perjuicios que conduce a la negación de las pretensiones- no procede cuando
la causa de la misma sea imputable a hechos o motivos ajenos a la voluntad de
la parte, ocurridos a pesar de su obrar diligente.”

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