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FUNCIONALISMO

La teoría funcionalista propone que las sociedades suponen de mecanismos propios capaces
de regular los conflictos y las irregularidades, así como las normas que determinan
el código de conducta de los individuos, los cuales variarán en función de los medios
existentes y esto es lo que rige el equilibrio social. Por lo que pasamos a entender a la
sociedad como un “organismo”, un sistema articulado e interrelacionado. A su vez, cada
una de estas partes tiene una función de integración y mantenimiento del propio sistema.
Según Parsons, la teoría de sistemas, se basa en la teoría funcionalista, y establece que la
sociedad se organiza como un sistema social que debe resolver cuatro imperativos
fundamentales para subsistir:

 Adaptación al ambiente.
 Conservación del modelo y control de tensiones.
 Persecución de la finalidad.
 Integración mediante las diferentes clases sociales.
De acuerdo al rol que asuman los subsistemas para resolver estos problemas fundamentales,
actuarán como funcionales o disfuncionales. Los funcionalistas tienen una visión
biologicista de la sociedad, es decir, entienden a la sociedad como una entidad orgánica
cuya normalidad viene postulada por fenómenos que se repiten regular y sistemáticamente.
El pionero iniciador de la tendencia funcionalista en Latinoamérica fue Gustavo Mendoza,
quien adquirió sus conocimientos en el instituto humano-tecnológico Humboldt.1

ESTRUCTURALISMO

En general, es un enfoque filosófico que trata de analizar un campo específico como un


sistema complejo de partes relacionadas entre si. Por tanto, en términos amplios y básicos
el estructuralismo busca las estructuras a través de las cuales se produce el significado
dentro de una cultura. De acuerdo con esta teoría, el significado es producido y reproducido
a través de varias prácticas, fenómenos y actividades que sirven como sistemas de
significación (estudiando cosas tan diversas como la preparación de la comida y rituales
para servirla, ritos religiosos, juegos, textos literarios y no literarios, formas de
entretenimiento, etc.).
La novedad que introduce este enfoque no es la idea misma de estructura, ya presente de
forma continua a lo largo del pensamiento occidental, sino la eliminación en ella de un
concepto central que ordene toda la realidad, como sucedía con las ideas platónicas.
Para F. Wahl, la cesura estructuralista pasa por el concepto de signo.1
El iniciador y más prominente representante de la corriente fue el antropólogo y
etnógrafo Claude Lévi-Strauss (década de 1940), quien analiza fenómenos culturales como
la mitología y los sistemas de parentesco.
Durante los años 1940 y 50, la escena filosófica francesa se caracterizó por
el existencialismo, fundamentalmente a través de Jean-Paul Sartre, apareciendo también
la fenomenología, el retorno a Hegel y la filosofía de la ciencia, con Gastón Bachelard.
Cuando en la década de 1961 Sartre se orienta hacia el marxismo, surge un nuevo modo de
pensar: el estructuralismo. Claude Lévi-Strauss inicia este nuevo movimiento, basándose en
las ideas de la etnología. Más tarde le seguirán Jacques Lacan en el psicoanálisis, Louis
Althusser en el estudio del marxismo y, finalmente, Michel Foucault, desde un punto de
vista muy crítico con las ambiciones estructurales.
Cabe destacar que Althusser y Foucault rechazaron la clasificación de su pensamiento
dentro del estructuralismo (tal como aparece en su arqueología de las ciencias
humanas, Las palabras y las cosas), y en rigor únicamente Lévi-Strauss realizó una
reflexión explícita sobre el estructuralismo como método. En cualquier caso, se trata de un
alejamiento de perspectivas meramente historicistas o subjetivistas bajo el intento de hallar
una nueva orientación para la investigación que tome como bases correspondencias
funcionales entre distintos elementos que forman parte de las distintas disciplinas.

MARXISMO

El marxismo es el modelo teórico explicativo de la realidad, compuesto principalmente por


el pensamiento desarrollado en la obra de Karl
Marx, filósofo, sociólogo, economista y periodista revolucionario alemán de origen judío,1
quien contribuyó en campos como la sociología, la economía, el derecho, y la historia; así
como también la serie de pensadores que complementan o reinterpretan este modelo,
tradición que va desde el coeditor de Marx, Friedrich Engels, hasta otros pensadores
como Lenin, Stalin, León Trotski, Rosa Luxemburgo, Antonio Gramsci, Georg
Lukács o Mao Zedong. Por lo tanto es correcto hablar de marxismo como una corriente del
pensamiento humano. El marxismo se asocia principalmente al conjunto de movimientos
políticos y sociales que surgieron durante el siglo XX, entre los que destacaron
la Revolución rusa, la Revolución china y la Revolución cubana. Para estos movimientos
sociales el nombre correcto es «comunismo» o «socialismo». Es incorrecto plantear estos
movimientos como sinónimo de «marxismo», porque ni todo su componente humano ni
toda su doctrina política se basó en el marxismo como tal.
CAPITALISMO

El capitalismo, modo de producción derivado del usufructo de la propiedad privada sobre


el capital como herramienta de producción, que se encuentra mayormente constituido por
relaciones empresariales vinculadas a las actividades de inversión y obtención
de beneficios, así como de relaciones laborales, tanto autónomas como asalariadas
subordinadas libres, con fines mercantiles.1
En el capitalismo, los individuos y las empresas usualmente representadas por los mismos,
llevan a cabo la producción de bienes y servicios de forma privada e interdependiente,
dependiendo así de un mercado de consumo para la obtención de recursos.2 El intercambio
de los mismos se realiza básicamente mediante comercio libre y, por tanto, la división del
trabajo se desarrolla de forma mercantil y los agentes económicos dependen de la búsqueda
de beneficio.3 La distribución se organiza, y las unidades de producción se fusionan o
separan, de acuerdo a una dinámica basada en un sistema de precios para
los bienes y servicios.4 A su vez, los precios se forman mayoritariamente en
un mercado que depende de la interacción entre una oferta y una demanda dadas por las
elecciones de productores y consumidores,5 y estos a su vez, son necesarios para la
coordinación ex-post de una economía basada en el intercambio de mercancías.6

POSITIVISMO

Es una corriente filosófica que afirma que todo conocimiento deriva de alguna manera de
la experiencia, la cual se puede respaldar por medio del método científico. Por tanto,
rechaza cualquier conocimiento previo a la experiencia.

Positivismo, epistemológicamente hablando, significa ´sin valor´ o ´sin prejuicios´. Es


decir, que no cree en las ideas previas o ideas priori porque todo está en abierto hasta que se
demuestre objetivamente a través de un método científico.

El término positivismo surgió en Francia a mediados del siglo XIX. El primero en hacer
mención del positivismo fue el filósofo Francés Saint-Simón, precursor de la filosofía
social. No obstante fue el sociólogo y filósofo francés Auguste Comte (1798-1857) quien
popularizó dicha corriente filosófica junto con, el filósofo y político británico, John Stuart
Mill (1806-1873). Tanto Comte, como Mill se basaban en la idea de que todo
conocimiento, actividad filosófica o científica debía partir de hechos reales y posibles de
comprobar a través del método científico, por lo que rechazan cualquier tipo de
conocimiento previo a la experiencia.
MODERNISMO

Se conoce como modernismo un movimiento artístico que tuvo lugar a partir del siglo XIX
y cuyo objetivo era la renovación en la creación; valiéndose de los nuevos recursos
del arte poético, y dejando las tendencias antiguas a un costado, por no considerarlas
eficientes.

Si bien el término es aplicable a los diversos movimientos que se basan en lo expuesto


anteriormente, especialmente se encuentra relacionado con la corriente de renovación
artística que se originó entre finales del siglo XIX en América Latina en el ámbito de la
poesía. El cual se diseminó por todo el continente y llegó a ser adoptado por muchos poetas
europeos durante el siglo siguiente.
Este movimiento se conoció en español como modernismo, pero en otros idiomas recibió el
nombre de art nouveau, modern style y jugendstil, por ejemplo. En cada país, por otra
parte, el modernismo tuvo sus propias características.
En el campo de la religión, el modernismo fue un movimiento teológico de finales del siglo
XIX que intentó conciliar la doctrina cristiana con la ciencia y la filosofía de la época. Para
esto se dedicó a interpretar de forma subjetiva e histórica los contenidos religiosos,
considerándolos como un producto humano dentro de un contexto histórico.

POSTMODERNISMO

El término posmodernidad o postmodernidad fue utilizado para designar generalmente a un


amplio número de movimientos artísticos, culturales, literarios y filosóficos del siglo XX,
que se extienden hasta hoy, definidos en diversos grados y maneras por su oposición o
superación de las tendencias de la Modernidad.
En antropología y sociología en cambio, los términos posmoderno y posmodernización se
refieren al proceso cultural observado en muchos países durante el siglo XX, identificado a
principios de los años 1970. Esta otra acepción de la palabra se explica bajo el
término posmaterialismo.
Las diferentes corrientes del movimiento posmoderno aparecieron durante la segunda mitad
del siglo XX. Aunque se aplica a corrientes muy diversas, todas ellas comparten la idea de
que el proyecto moderno fracasó en su intento de renovación radical de las formas
tradicionales del arte y la cultura, el pensamiento y la vida social

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