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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL ECUADOR

SEDE AMBATO

PODER PÚBLICO:
ELEMENTO FORMAL DEL
ESTADO
TEORÍA DEL ESTADO Y DE LA CONSTITUCIÓN

 Katherine Avilés  Daniela Vallejo


 Lissette Benítez Aguirre  Arianna Villavicencio

SEGUNDO “B” JURISPRUDENCIA | AB. MARÍA FERNANDA SANLUCAS MSC.


El Poder Político como Elemento del Estado.

El tener un concepto de poder nos resulta abstracto puesto que para llegar a él debemos

vincularnos íntimamente en el ámbito socio ecológico, político y jurídico. El jurista

Bodenheimer (1964) desde el punto de vista sociológico nos dice que el poder radica en

la capacidad de una persona o grupos de llevar a cabo su voluntad, incluso si existe

resistencia de otras personas o grupos. Basándonos en el aspecto político jurídico

podemos indicar que la población, asentada sobre un territorio específico necesita estar

sujeta a una autoridad, quien ejerce a través de sus adecuados órganos. Esta teoría la

confirma Naranjo (2003), donde nos indica que:

"La sociedad organizada no podría constituirse políticamente y jurídicamente

para convertirse en Estado sin la existencia de un poder público, de una

autoridad soberana, acatada y respetada por el conglomerado" (p.120).

Al poder saber estos conceptos podemos afirmar que al poder que nos referimos es al

Poder Político, el cual establece una relación entre los gobernantes y el pueblo, es decir

un trato que en el cual unos obedecen y otros mandan, este poder no solo se lo asocia

con la fuerza, sino con bases en una normativa jurídica establecida lo cual le da

legitimidad a sus actos. El ejercicio de la autoridad por parte del estado se compone de

dos elementos. Dominación y Competencia. El primero hace referencia al gobernante

quien tiene la capacidad de obligar aun por la fuerza a los gobernados a obedecer sus

decisiones. Se requiere el respaldo de la fuerza material para imponer la voluntad sobre

aquellos que quieran desconocerla, disponiendo de la fuerza coercitiva, como los

militares, la policía y organismos de seguridad. Para poder llevar a cabo el ejercicio de

la autoridad la coacción es indispensable, como por ejemplo en casos para prevenir

alteraciones del orden público o que pongan en peligro la estabilidad institucional. El

elemento Competencia se da cuando se aplican soluciones justas a los problemas que


presenta el conglomerado, hace que los mandatos sean obedecidos sin llegar a utilizar la

fuerza coercitiva. En un Estado Democrático y en un Estado De Derecho la

competencia debe prevalecer sobre la denominación, caso contrario es un poder de

hecho. El poder se ejecuta por medio del Gobierno. En Europa en los sistemas

parlamentarios el Gobierno es el poder Ejecutivo cabe recalcar que en este sistema el

Jefe de Gobierno no tiene poderes ejecutivos reales puesto que se le ha concedido al

Jefe de Gobierno el mismo que es el primer Ministro formando así una república

parlamentaria, como Sudáfrica, pero en otros casos como Finlandia e Irlanda el

presidente toma poder ejecutivo legal para de esta forma llevar a cabo las actividades de

las diferentes instituciones. Mientras que en los países Americanos el Gobierno lo

integran los órganos de Poder Público, Judicial, Legislativo, Ejecutivo, Electoral. El

gobierno es quien pone en movimiento al Poder.

PODER DE HECHO

No siempre en todos los casos la autoridad se asigna con la aprobación del

conglomerado, ciertos grupos se imponen por audacia o por fuerza, como por ejemplo

en los golpes de estado donde prevalece la dominación y el pueblo se ve en obligación

a obedecer (Naranjo, 2003). Sin embargo para que esta forma de gobierno funcione

debe estar en una constante búsqueda del bien común antes que sus intereses personales

para lograr el consentimiento del pueblo y de esta forma llegar a un poder de Derecho.

EL CONSENTIMIENTO AL PODER

“El Consentimiento al poder surge de la necesidad de que el conglomerado social tome

conciencia de que existe un lazo de unión entre él y el poder que se ejerce en su

beneficio” (Naranjo, 2003, p.132). en si el consentimiento es un principio según el cual

los contratos se perfeccionan con el simple consentimientos de las partes; en este caso,

el consentimiento se refiere al contrato que existe entre los ciudadanos y el soberano,


puesto que es la condición esencial para la existencia del Estado, ya que de esta manera

las relaciones de mando (Autoridad) y obediencia (ciudadanos), se conserven en un

ambiente armónico, también es relevante destacar que la falta de consentimiento trae

graves repercusiones al Estado en sí, porque debido a la inestabilidad, se podría

producir la disolución o desaparición del Estado, acontecimiento que ha sucedido en

varias ocasiones principalmente durante la Edad Media, cuando se consolidaron las

Monarquías, ya que varios estados que se encontraban dominados por príncipes no

alcanzaron a configurarse definitivamente y sobrevivir, ya que al ser un pueblo por falta

de su consentimiento estado el estado no recibía ningún beneficio, ni se respetaba sus

derechos de los ciudadanos.

Se ha citado a Weber como un claro exponente de la tesis según la cual el poder es

fundamentalmente una capacidad individual de lograr que los otros actúen en la forma

deseada a pesar de su eventual resistencia, no podríamos tampoco obviar el hecho que

Weber se ocupa asimismo con particular interés de aquellos fenómenos de poder

fundados en el consentimiento de los dominados.

Weber conceptualiza precisamente como autoridad el ejercicio legítimo del poder. Los

motivos sin embargo para fundar esa obediencia de los dominados pueden ser de

diversa índole. Weber distingue tres tipos básicos de dominación legítima:

1. La dominación tradicional fundada en la fuerza de la costumbre que conduce a

aceptar el mando de quienes la costumbre señala;

2. La dominación carismática que descansa más bien en el reconocimiento o la

atribución de condiciones o cualidades extraordinarias a algunos individuos a

quienes se está dispuesto a seguir u obedecer


3. La dominación legal que se fundamenta en las regulaciones y reglamentaciones

formalmente instituidas y en los derechos a ejercer el mando que esas

regulaciones establecen.

Sin embargo, para Weber, el poder no se reduce al poder legítimo. Como él mismo lo

afirma, no habría por qué suponer “que la obediencia a una dominación esté orientada

primariamente (ni siquiera siempre) por la creencia en su legitimidad”. A diferencia de

lo afirmado por Weber, y sintetizando de una manera fiel y nítida esta segunda

representación del poder, Hannah Arendt, consideraba que, en sentido estricto, el poder

sólo puede ser realmente efectivo, si incluye el consentimiento de los gobernados.

Arend (1986) manifiesta que “el poder no es nunca una propiedad individual. El poder

pertenece al grupo y sobrevive sólo en la medida en que el grupo permanece. Cuando

decimos de alguien que se encuentra ‘en el poder’, lo que queremos decir es que su

investidura de poder proviene de un cierto número de personas que lo autorizan a actuar

en su nombre” (p.64.).

Se manifiesta que el consentimiento no es que crea la autoridad, sino únicamente

constata su existencia y no pone ningún obstáculo a su ejercicio, pues en si el poder se

encuentra legitimado y limitado por el derecho y de ella nace la autoridad la cual es

capaz de obrar por el bien común de la sociedad.

Otro de los alcances que se ha podido identificar es que la idea de Bien Común da

fundamento a la Autoridad y más no el consentimiento, ya que este tiene en efecto

demasiadas mascaras engañosas, por ello que el únicamente interviene para ratificar, no

crear un nuevo Estado además es relevante destacar que el Consentimiento es la base de

la legitimidad y la legitimidad del poder no depende del consentimiento, es decir


nosotros como pueblo tenemos la capacidad de dar el consentimiento a un gobernante

para que el obre por el bien común del pueblo.

Las sociedades contemporáneas, se encuentran constituida por asociaciones de

individuos denominados yuxtaposiciones y estas ofrecen disciplinas que se han ido

desarrollando a lo largo de la historia, entre los más destacados encontramos:

 “Disciplinas Gremiales: El sindicato pone en acción el medio de vida y los

intereses profesionales y por la ventaja que obtiene o promete” (Naranjo, 2003,

p.136).

 “Disciplinas Partidistas: Los partidos políticos actúan sobre sus seguidores a

través de los programas que ellos proponen” (Naranjo, 2003, p.136).

 “Disciplinas Intelectuales: La propaganda se planea sobre las reaccione

emocionales que provocan las ideologías” (Naranjo, 2003, p.136).

En sí estos fenómenos son analizados al referirnos al Régimen democráticos porque se

examina el funcionamiento de cómo el poder es consentido por excelencia.

TEORÍAS SOBRE EL FUNDAMENTO DEL PODER.

Como ya se ha mencionado, el ejercicio del poder constituye una mera facultad del ser

humano, siendo ésta inherente al hombre por su naturaleza. Criterio que aunque

constituye un hecho indiscutible, no fundamenta del todo al poder, por tanto es

necesario recurrir a criterios que sustenten el origen del mismo.

Ahora bien existen dos hipótesis planteadas desde una visión filosófica; la primera

teoría involucra a la teología, y por ende a la emanación del poder de un ser divino, la

segunda plantea el origen del poder en el pueblo de la siguiente manera:


A) Doctrina sobre el origen divino del poder. Esta teoría defiende que el poder

proviene de un ser divino, adecuándose a las diferentes religiones; en el caso de la

religión Católica el poder emana netamente de Dios. En defensa de esto existen pasajes

bíblicos donde efectivamente se habla sobre la figura del rey como persona sobre quien

recae el poder. Así por ejemplo se puede citar la proclamación de Saúl como rey de

Israel por el profeta Samuel; pensamiento que más adelante fue consolidándose y

constituyó unos de los más importantes pronunciamientos políticos de la Biblia. George

Sabine sostiene "Que toda alma se someta a las potestades superiores, porque no hay

potestad sino de Dios, y las que son de Dios han sido ordenadas". De ahí se establece

que es de Dios de quien emana la potestad para ejercer poder. Existen algunos criterios

sobre esta teoría.

Para San Agustín los estados temporales son producto de la voluntad de los

hombres, de suyo viciada por el pecado, y su finalidad es procurar la felicidad

perecedera en este mundo dentro de un marco hedonista que sus gobiernos suelen

proteger y fomentar. Frente a esas ciudades terrestres, el insigne teólogo

formulase concepción de un tipo ideal de Estado celestial, la Ciudad de Dios, que en

la vida ultra terrenal estaría formada por los elegidos, o sea, por los que

hubieren practicado las enseñanzas y postulados de Cristo. (Olmos, 2012, 39).

San Agustín a través de una de sus más grandes obras "La ciudad de Dios", buscaba

defender al Cristianismo de las acusaciones que los romanos hacían en contra de la

religión. Su pensamiento se basó en la existencia de dos ciudades; la terrenal y la

celestial, dando lugar a la división de intereses del hombre: intereses terrenales y ultra

terrenos, de los cuales debía prevalecer la ciudad celestial conducida por Dios, quien es

el creador de todo. Mediante esto se justifica que el poder emana de él y su voluntad,

puesto que las potestades terrenales son por él ordenadas, defendiendo la superioridad
del Papa sobre el Emperador. En términos generales esta teoría sostiene que el poder

procede directamente de Dios, una postura bastante apegada a las creencias religiosas,

que si bien fue aceptada aun cuando ya se había dado la secularización del poder

político, separándose la Iglesia del Gobierno y cuya organización se estableció en base a

la realeza y el clero. Posteriormente, Santo Tomás de Aquino basándose en principios

Aristotélicos apoya esta teoría, contribuyendo con la teoría del derecho divino de los

reyes, bajo el cual se apoyaron las monarquías absolutas.

Ahora bien se identifican dos modalidades en cuanto a estas doctrina que concibe al

poder proveniente netamente de Dios.

Doctrina del derecho divino sobrenatural.

Doctrina en la que se apoyan las monarquías absolutas, cuya creencia era que su poder

era otorgado por voluntad divina. De este modo Dios elige a los gobernantes, para que

éstos a través del poder dirijan a los pueblos.

Doctrina del derecho divino providencial.

Sostiene que el poder forma parte de la providencia de Dios dirigido a los hombres para

que sean estos quienes lo ejerzan. Según Hauriou (1949), "las ideas religiosas deberán

ser aceptadas tanto por los gobernantes como por los gobernados, de modo que exista

una limitación para ambas partes, así pues el primero es movido a obedecer y el

segundo a no abusar de su poder"

B) Doctrina sobre el origen popular del poder.

Surge con la necesidad de limitar el poder de la monarquía absoluta, quienes según el

dogma religioso habían sido escogidos para ejercer el poder. A diferencia de este el

poder popular proviene del pueblo manifestando que si el poder surgió para beneficiar a
la colectividad, deberá ser ésta directamente quien tome partido sobre su ejecución.

Estos postulados fueron fortaleciéndose con grandes aportes de Rousseau,

convirtiéndose en pilar fundamental del liberalismo constitucional.1 Ahora bien esto

cobró aun mas sentido durante la Revolución Francesa donde se estableció que el poder

proviene netamente del pueblo, es decir es el pueblo quien elige a sus gobernantes en

aras de que el pueblo alcance el bien común. En si la diferencia entre estas dos teorías

radica en la titularidad, misma que en la primera teoría es individual representándose

principalmente a través de la monarquía, en la segunda en cambio la titularidad es

colectiva, es decir, el poder es público.

CARACTERÍSTICAS DEL PODER EN EL ESTADO DE DERECHO

De acuerdo a lo determinado por Vallejo (2003), al poder del Estado se lo distingue de

otros poderes ya que presenta características propias; y, como Hauriou señala, son el

poder de superposición y centralización poder público, el poder civil, el poder temporal,

el poder monopolizador de coerción material y un poder soberano, características que se

explicaran más ampliamente a continuación.

· Poder de superposición y centralización: Esta característica determina que el Estado

supone la supresión de todos los poderes políticos intermedios que relegaban su

autoridad, es así que se va sobreponiendo ante estos poderes y el Estado se centraliza

ante el conglomerado social. Estas características son propias de un Estado unitario

donde subsiste un régimen absoluto y una relación entre el Estado y los ciudadanos. Por

otra parte, un Estado federal designa autonomía en el manejo de los asuntos, como es el

caso de la República Federal Alemana y Estados Unidos.

1
Según Quisbert (s.f). Ordenamiento jurídico de una sociedad política mediante una Constitución escrita,
cuya supremacía significa la subordinación a sus disposiciones de todos los actos emanados de los
poderes constituidos que forman el gobierno ordinario. (p. 47).
· Poder Político: Dentro del poder político del estado también se incluye el factor

económico y los mecanismos de intervención en las fuentes de acción sobre el proceso

de producción y la distribución de la riqueza.

El poder contempla un poder de arbitraje donde, dentro de esta característica, existen

dos estructuras que se destacan, que es la capitalista y la socialista. Por un lado, la

estructura capitalista se basa principalmente en la producción de la actividad privada

sobre la común esto hace que el Estado intervenga de una manera más activa para frenar

estas relaciones. Ciertamente, el socialismo es la otra cara del capitalismo, y es así que,

en una sociedad socialista la propiedad colectiva prevalece, y como es evidente, el

Estado está encargado de manejar las fuentes de producción y la distribución de la

riqueza.

El poder también es patrimonial, ya que el patrimonio de Estado es autónomo al de los

gobernantes y, del mismo modo, garantiza que las sanciones que van a ser aplicadas por

Estado son estrictamente jurídicas, es decir, que solo podrá ser sancionado en de

acuerdo a lo que determina la ley y sin afectar sus medios de subsistencia.

· Poder Civil: Esta característica establece que el poder civil siempre debe prevalecer

sobre el poder militar, puesto a que el Estado civil está a disposición de la sociedad en

virtud de organizar a la mismas en tiempos de orden y paz, el mismo que también

garantiza la separación entre estos dos poderes mediante la delimitación de la

jurisdicción civil y militar y restringir la acción política de los militares.

Dentro de la Constitución de la República del Ecuador (2008), Art. 159 “Las Fuerzas

Armadas y la Policía Nacional serán obedientes y no deliberantes, y cumplirán su

misión con estricta sujeción al poder civil y a la Constitución.” (p.93). Se puede

evidenciar que el poder civil pone límites a la jurisdicción del poder militar.
· Poder Temporal: El poder temporal hace referencia a la separación del mismo con

respecto al poder espiritual ya que, el primero pertenece exclusivamente al Estado y, por

el contrario, el poder espiritual que corresponde a la Iglesia, limita a la conciencia

individual y a la libertad social.

· Poder Monopolizador: El Estado es el encargado de garantizar seguridad y bienestar a

la sociedad y un mecanismo para cumplir esto es la aplicación de la coerción, que viene

dada por los ejércitos, os jueces y los tribunales.

Así mismo, se determina que el Estado es el único capaz de administrar la justicia y

organizar o estructurar el funcionamiento de las fuerzas armadas, lo cual debe estar

consagrado en la Constitución. La Constitución de la República del Ecuador (2008),

Título IV, Capítulo III, Sección 3ª, determinan todas las funciones, atribuciones,

estructura, etc., acerca de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.

· Poder Soberano: Menciona que en un límite interno, es Estado está por encima de

todos los poderes que coexisten junto al mismo y, por otro lado, dentro de un contexto

internacional está colocada en el mismo escalón con respecto a los demás Estados.

CONCLUSIÓN.

Con el estudio obtenido, podemos concluir que una sociedad debidamente asentada en

un territorio, debe someterse a una autoridad, quien ejerce a través de las diferentes

instituciones, esta relación se establece entre gobernantes y gobernados. Cuando

hacemos referencia al poder específicamente hablamos al Poder Público que debe

tener un estado políticamente y jurídicamente organizado. La autoridad debe ser

respaldada por el conglomerado. En el mundo actual el ejercicio del Poder se establece

bajo dos elementos que son característicos de diferentes clases de gobierno,

mencionaremos a la Dominación donde se utiliza la fuerza de coacción bajo las


diferentes instituciones como la policía, o la fuerza militar, cuando el conglomerado no

está de acuerdo en obedecer a lo acordado con las decisiones de la autoridad. A

diferencia de la Competencia donde no se utiliza la fuerza antes mencionada.

El consentimiento al poder dentro de un estado es sumamente importante, ya que se

encuentran íntimamente ligados, por el mismo hecho de que el consentimiento al poder

es el que condiciona la existencia del Estado, condición para que las relaciones de

mando y de obediencia se mantengan dentro de un margen de armonía, si falla el

consentimiento se dice que el estado entra en un proceso de inestabilidad y puede causar

a la disolución y desaparición del Estado, hecho que en la Edad Media fue muy común

por el mismo hecho de que los Gobiernos eran Absolutistas, es decir todo el poder

político y económico se centraba únicamente en los reyes y la nobleza, excluyendo al

pueblo de beneficios, por el mismo hecho este se revela contra él, quitándole sus

consentimientos y terminando con la desaparición de estos tipos de gobierno, según

Weber hay tres tipos de legitimidad, cada una se caracteriza por su tipo de gobierno. En

sí se puede decir que el consentimiento solo interviene para ratificar el poder, más no

para crearlo.

Ahora bien el origen del poder se establece mediante dos teorías. La teoría divina

plantea el origen del poder en Dios, quien elige a ciertas personas para que guíen al

pueblo, es decir, el poder emana netamente de Dios. A este postulado se contrapone la

teoría popular, la cual manifiesta que el poder proviene del pueblo y es éste quien debe

elegir a sus gobernantes, se establece por tanto una relación de equidad entre el

gobernante y el gobernador; de modo que el primero no abuse del poder que le ha sido

otorgado, al contrario lo ejerza en bien de la colectividad, el segundo deberá

subordinarse a las leyes. Todo esto en aras de limitar el poder de la monarquía, que se

había implantado en la sociedad como absoluta. De estas dos formas de concebir el


origen del poder, se relaciona la teoría popular con el sistema político que se maneja en

la actualidad, basado en la democracia, a través de la cual los ciudadanos (pueblo) elige

a sus representantes y encargados del ejercicio del poder.

Las características que distinguen al poder del Estado son varias y diversas, pero todas

esenciales, ya que determinan la formación del mismo y sin las cuales no se podría dar

unan percepción acertada a cerca de su concepto. Es así como gracias a sus

componentes, el poder del Estado constituye una fuerza que está por sobre encima de la

sociedad anteponiendo su supremacía y su centralización. Por otro lado, el Estado

también utiliza diferentes mecanismos de intervención para regular las relaciones y

garantizar que las normas sean cumplidas y aplicadas para todos, como es el caso de la

distribución de la riqueza y la fuerza de coerción. El fin principal del Estado es

sobreponer su poder sobre cualquier otro enmarcando principalmente el poder civil y

temporal propio del Estado, cuyo primer concepto supone la separación del poder

militar, y por otro lado, en el poder atemporal busca una separación frente al poder

espiritual y, ante todo, mantener la soberanía, tanto interna como externa.


BIBLIOGRAFÍA

BODENHEIMER, E. (1964). Teoría del Derecho .México: Editorial Fondo de Cultura


Económica.

Constitución de la República del Ecuador. R.O. 449 del 20 de octubre del 2008.

NARANJO, V. (2003). Teoría Constitucional e Instituciones Políticas. Bogotá-


Colombia: Editorial Temis S.A.

SANTIBÁÑEZ, D. (2011). El pensamiento político de San Agustín: comentarios


generales en torno a las bases filosóficas del concepto Civita Dei. Revista
Dialnet. Num. 06, pp. 1-21. Recuperado 08 de abril de 2016 de
file:///C:/Users/danielaestefania/Downloads/DialnetElPensamientoPoliticoDeSan
AgustinComentariosGenera-3644983.pdf

QUISBERT, E. (2006). Constitucionalismo Liberal. Bolivia: Ermo Quisbert.


PRESENTACIÓN

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