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II JORNADAS DE ORIENTACION PARA PROFESORES Y ORIENTADORES

UNIVERSIDAD POLITECNICA DE CARTAGENA – 26 DE NOVIEMBRE DE 2008

ITINERARIO 2: GENERANDO AUTOCONTROL Y AUTOMOTIVACION

El estrés, como factor ambiental que contribuye al deterioro de la memoria,


constituye un problema significativo en la sociedad actual. En las décadas recientes,
numerosos estudios en Neurociencias han demostrado que las experiencias
estresantes pueden tener un impacto negativo en ciertas funciones cerebrales,
contribuyendo al deterioro en las capacidades de aprendizaje y de memoria.

UNIDAD CUERPO MENTE

Comprender la unión que existe entre el cuerpo y la mente no debiera causarnos


demasiados problemas si prestamos atención a las manifestaciones de nuestros
pensamientos en nuestro cuerpo. ¿Quién no se ha ruborizado alguna vez al hablar
en público, o ha sentido que las manos le sudaban al pensar en un examen
próximo? La buena noticia es que una frase amable, un piropo o un proyecto
agradable bastan para cobrar ligereza, llenarnos de energía, y sentirnos capaces de
todo. Los demás entonces nos perciben ―luminosos, resplandecientes y en plena
forma‖. Y sin embargo, unos minutos más tarde, una llamada de teléfono
desagradable, una discusión o la perspectiva de una contrariedad, pueden
transformar este profundo bienestar en un malestar insoportable y nos sentimos
acabados psicológica y físicamente, quedando sumidos en un estado de estrés, de
fatiga o de depresión, sintiéndonos más frágiles, más aptos para repetir que para
aprender, menos resistentes a las infecciones y más sensibles al dolor.

En el año 1940, Carl Gustav Jung –uno de los fundadores de la Psicología Moderna-
afirmaba que ―la separación entre la psicología y las premisas de la biología es
puramente artificial, puesto que la psique humana vive en unión indisociable con el
cuerpo‖. A esta realidad, empíricamente evidente, le ha llevado todo este tiempo
para asentarse en los conceptos de la ciencia occidental. Recopilar datos, verificar
su veracidad, formular hipótesis y buscar pruebas para sostenerlas, es un proceso
largo y minucioso. Esta lentitud que a algunos exaspera, en realidad, honra al
método científico ya que se busca minimizar los errores y las falsedades que
pueden ser el producto de la premura o del interés comercial.

Si consideramos la tarea científica en toda su amplitud, desde hace un siglo, las


ideas en el campo de las relaciones entre el cuerpo y la mente progresan más bien
rápido. Por no decir que, con el avance de las Neurociencias, las cosas parece que
incluso se aceleran. Algunas intuiciones de las culturas tradicionales son explicadas
racionalmente por nuestra cultura científica ya que el auténtico enfoque científico
consiste en observar los hechos, intentar reproducirlos y tratar de comprender sus
mecanismos. Ya comenzamos a aceptar la idea de que el psiquismo actúa sobre le
cuerpo, y que, a cambio, el estado del cuerpo influencia los procesos cognitivos y

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las emociones. Estudios científicos de vanguardia indican que el concepto oriental
de energía es una realidad fisiológica, bioquímica y eléctrica, un soporte de
información que organiza la materia viva. Algunos investigadores han comprobado
que los campos electromagnéticos emitidos por el cuerpo posibilitan una
comunicación sutil e invisible entre los individuos que posibilita la empatía. Los
laboratorios de las Universidades más prestigiosas se interesan por la influencia del
amor y las emociones positivas en la buena salud del cuerpo y de la mente. Fluidez
y coherencia están en el centro de las investigaciones científicas y se exploran
nuevos modelos para definir al ser humano.

Para ejemplificar este proceso evolutivo del conocimiento, podemos citar como
ejemplo el cambio de criterio con respecto al funcionamiento del cerebro y del
sistema inmune defensivo. En realidad, luego de dos décadas de investigación
científica se ha concluido que existe una “unidad mente cuerpo” en la que los
neuropéptidos o mediadores químicos que actúan en la transmisión de los
mensajes entre las neuronas en el cerebro, también desempeñan la función de
transmitir mensajes en la mayoría de las células del cuerpo, ya sean inmunitarias,
digestivas o vasculares. De la misma manera, otros mediadores químicos
denominados citocinas que se encargan de transmitir mensajes entre las células
del sistema inmune defensivo, también llevan información a las neuronas y otras
células del cuerpo. De esta forma hemos comprendido el vínculo existente entre el
cuerpo y la mente: el cerebro es la sede donde se gestiona el proceso de
aprendizaje y se elaboran los pensamientos, y además ejerce una acción
permanente sobre el cuerpo, mientras que las informaciones que provienen del
cuerpo influyen a su vez, constantemente, en la actividad cerebral de aprendizaje y
elaboración del pensamiento. En el estado actual de nuestros conocimientos,
podemos identificar algunos elementos clave de la ―unidad mente cuerpo‖:

Cerebro: compuesto por 2 hemisferios (cerebro izquierdo y cerebro derecho) que juegan
papeles diferentes en la gestión de las emociones.

Sistema nervioso autónomo: transmite la información entre el cerebro y el resto del


cuerpo con la ayuda de nervios estimulantes (sistema simpático) o calmantes (sistema
parasimpático). El simpático domina durante el día y su función es la de activar y acelerar al
organismo para que pueda enfrentar distintas actividades. Por el contrario, el parasimpático
predomina durante la noche y ralentiza al organismo para ahorrar energía, poniendo en
marcha mecanismos reparadores.

Sistema inmunológico defensivo: vinculado al cerebro por el sistema nervioso autónomo


y por un sistema de regulación denominado ―eje hipotála-mo/hipófisis/adrenal‖

Eje hipotálamo/hipófisis/adrenal: provoca una cascada de producción de hormonas en el


cerebro para modular la actividad de las glándulas suprarrenales (también llamadas
glándulas adrenales) que liberan la hormona cortisol que se implica en el estrés y en la
regulación de las reacciones inmunitarias

Sistema endocrino: conformado por glándulas que liberan hormonas, mensajeros químicos
que controlan el funcionamiento del organismo (crecimiento, envejeci-miento, producción y
consumo de energía, sexualidad, reproducción) así como las emociones, la memoria, el
aprendizaje y el comportamiento.

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Evolutivamente, nuestro cerebro es el resultado de un largo proceso y en él, la
información es tratada de manera sofisticada en el seno de tres capas
superpuestas:

Tronco cerebral, también llamado cerebro reptil

Sistema límbico, también llamado cerebro mamífero o emocional

Neocórtex, también llamado cerebro de los grandes primates y del humano

Nuestro cerebro transforma en emociones y en pensamientos a los


estímulos físicos que provienen del mundo exterior o del cuerpo con el fin
de preservar el equilibrio del organismo, ya que ésta es una condición
indispensable para nuestra supervivencia. Cuando recibimos una información
física (calor, ruido, presión, dolor), la porción más antigua del cerebro la trata en
primer lugar y desencadena reacciones automáticas y estereotipadas que vehiculiza
el tronco cerebral para mantener el equilibrio. A continuación, la información física
se trata en el sistema límbico que la traduce en emoción e informa al cuerpo para
provocar reacciones físicas cuyas sensaciones nos indican si la experiencia que
vivimos es favorable o no al mantenimiento del equilibrio (variación del ritmo
cardiaco, sudoración en manos y pies, tensión o relajación muscular, rubor en las
mejillas). Al mismo tiempo, la parte más evolucionada del cerebro, el neocórtex,
analiza la emoción para que se experimente en forma de sentimiento (enfado,
placer, alegría, temor). Al decodificar la emoción y compararla con las experiencias
guardadas en la memoria, la información física y emocional da vida al pensamiento.
Pensamiento que a su vez puede ser la causa de sentimientos, de emociones y, por
lo tanto, de manifestaciones en el cuerpo. Así, la información circula en ambos
sentidos entre el cuerpo y el cerebro.

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Nuestro cerebro se divide en dos hemisferios, existiendo diferencias en el modo en
el que cada hemisferio cerebral trata la información. Escuchar música analizando su
partitura musical estimula el metabolismo del hemisferio izquierdo, mientras que al
dejarnos llevar simplemente por la melodía, activa al hemisferio cerebral derecho.
Mientras el cerebro izquierdo se abre al mundo externo para descodificarlo,
especializándose en el razonamiento lógico, la palabra y el pensamiento analítico, el
cerebro derecho percibe la información de manera metafórica y analógica,
desarrollando un pensamiento más global que le permite una visión de conjunto. El
cerebro derecho juega un papel importante en la producción de imágenes
mentales, trata las huellas emocionales para darles un sentido y organiza la
conciencia de sí mismo. El cerebro derecho es el que permite sentir lo que los
demás sienten (empatía) y el que nos permite determinar si los demás son
sinceros. La madurez del cerebro derecho se alcanza en torno a los dos años de
vida, mientras que la del cerebro izquierdo comienza más tarde. Por lo tanto, en los
primeros años de vida somos ante todo seres emocionales y sólo cuando crecemos
somos capaces de razonar y tomar distancia con respecto a nuestros sentimientos.

Cuando un bebé descubre la emoción de sus padres, se activa su hemisferio derecho y en


este periodo, el aumento del cortisol como consecuencia del estrés por falta de afecto puede
causarle serios daños. Por esta razón, algunas personas con traumas infantiles (arquetipo del
niño herido) son capaces de bloquear su cerebro derecho y emplear su cerebro izquierdo
como ―director de orquesta‖ para que su razonamiento lógico permita ocultar su frustración,
aunque su sufrimiento emocional –que permanece oculto- sea inmenso. De esta manera
pueden contar su historia con el rostro indiferente, sin expresión, y con una frialdad
extrema, ya que el dominio excluyente del cerebro izquierdo los priva de la empatía y del
dolor.

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De esta manera, comprendemos que la emoción es una información esencial para
mantener nuestro equilibrio ya que es capaz de poner al cuerpo y al pensamiento
en movimiento. La emoción, visible a través de las manifestaciones corporales,
constituye una forma de comunicación que precede al lenguaje verbal.

Enterrado en el centro del cerebro, el sistema límbico es un conjunto de


estructuras muy antiguas que constituyen el eje de la información emocional. Los
estímulos sensoriales del mundo externo se reciben en el tálamo y desde aquí se
envían por un lado a la amígdala y, por otro lado, hacia las zonas del neocórtex
responsables de la representación consciente de las informaciones visuales,
auditivas, táctiles, gustativas y olfativas. La amígdala proporciona un valor
emocional a la información, imprimiendo la memoria emocional de los hechos y
envía señales de alerta al cuerpo que activan al sistema nervioso autónomo y al
hipotálamo con su cascada de hormonas.

Fuente: Dispenza, Joe: Desarrolla tu cerebro. La ciencia de cambiar tu mente. 2ª Edición.


Editorial Palmyra. 2008

La amígdala es el componente del sistema límbico que gestiona el miedo y se


encarga de reconocer los elementos que señalan el peligro dentro de la información
que recibe a partir distintos sectores de la corteza cerebral (visual, auditiva y
somatosensorial) que han procesado los datos que envían los órganos de los
sentidos. Con esta información, controla al sistema nervioso autónomo simpático
para provocar una respuesta defensiva instantánea. También se involucra en los
cambios de estado de ánimo y en las respuestas emocionales conscientes hacia un
acontecimiento, positivo o negativo.

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El hipocampo se encarga de gestionar la memoria a largo plazo o memoria
declarativa y las células que lo constituyen presentan un conjunto de vesículas
con mediadores químicos y proteínas que se involucran en el proceso de
almacenamiento de este tipo de memoria. Es importante aclarar los tres tipos de
memoria que se consideran habitualmente para comprender el papel que
desempeña el hipocampo.

Memoria a corto plazo: también llamada memoria de trabajo, es la que nos permite
repetir la última oración de una conversación cuando alguien nos acusa de no estar
escuchando. Es crucial para diferentes actividades como sumar números, armar una
oración, o seguir instrucciones. El espacio dedicado a esta memoria de trabajo es reciclado
tan pronto como fijemos nuestra atención o pensemos en otra cosa ya que no se convierte
en memoria permanente. La memoria de trabajo no requiere la actividad del hipocampo y
se sugiere que depende primordialmente de la corteza cerebral.
Memoria a largo plazo: también llamada memoria declarativa, está compuesta por todos
los datos, figuras, y nombres que uno ha aprendido. Aunque se desconoce todavía el sitio
donde se almacena esta enorme base de datos, está claro que el hipocampo es necesario en
el proceso de almacenamiento esta clase de memoria. El hipocampo es crítico para esta
clase de memoria, pero no es necesario para la memoria de trabajo o la de procedimiento ni
tampoco altera la memoria ya almacenada. El daño al hipocampo sólo afectará la formación
de nuevas memorias declarativas.
Memoria de procedimiento: es la de mayor duración y comprende las acciones, hábitos,
o habilidades que son aprendidas por repetición (jugar un deporte, tocar un instrumento,
cocinar, etc). El hipocampo no está involucrado en este tipo de memoria pero es posible que
el cerebelo juegue un papel en algunas instancias.

Otro de los componentes del sistema límbico es la parte frontal del girus
cingulado que se responsabiliza de asociar los recuerdos a olores, imágenes y al
dolor, involucrándose también en la regulación de las conductas agresivas y las
respuestas emocionales frente al dolor.

Uno de los errores que habitualmente se comete es el de considerar que las


emociones negativas son completamente inútiles y perniciosas. En realidad, las
emociones negativas engendran respuestas eficaces frente a toda una serie de
problemas de subsistencia:

El enfado moviliza la energía necesaria para atacar o para defenderse

El miedo induce a huir frente al peligro

El asco permite rechazar un alimento en mal estado

Por lo tanto, las emociones negativas desencadenan reacciones físicas bastante


estereotipadas, enfocadas a preservar nuestra integridad y nuestro equilibrio. De la
misma forma, las emociones positivas son imprescindibles para ampliar el
horizonte de nuestro aprendizaje y desarrollar nuestra capacidad de
evolucionar. En el año 2001, la revista American Psychologist publicó un trabajo
de Eisen y colaboradores en el que examinaban las capacidades diagnósticas de
médicos en función de su estado emocional. Los resultados fueron claros: los
médicos con un estado de ánimo positivo presentaban una mejor capacidad
diagnóstica ya que mantenían sus mentes abiertas, integraban más rápidamente

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los datos, permanecían menos fijados a una idea y estaban más dispuestos a
renunciar a conclusiones prematuras.

Bárbara Fredickson, directora del Laboratorio de Investigación sobre Emociones


Positivas de la Universidad de Michigan, ha demostrado que las personas con
aflicciones y mal humor se centran en los detalles, estimulan el hemisferio cerebral
derecho con imágenes negativas, desarrollan ansiedad, conductas obsesivas y
estrés, generando respuestas inmunitarias más débiles que los exponen a un mayor
riesgo de enfermedades infecciosas. Por el contrario, las personas con buen humor
tienden a tener en cuenta el conjunto, lo que indica la posibilidad de un
pensamiento clarividente e inventivo. Por lo tanto, este laboratorio ha
comprobado que es la recurrencia de los sentimientos positivos lo que favorece el
desarrollo de la personalidad y la invención de soluciones cuando prevemos
momentos difíciles en nuestras vidas, además de brindarnos las herramientas para
reforzar los vínculos sociales.

Para aumentar las capacidades de imaginación y de resistencia frente a los


acontecimientos traumáticos, la alegría, el placer, la gratitud, la compasión, el
amor incondicional y todas las emociones positivas, son herramientas esenciales.
Nos permiten vivir, en lugar de sólo sobrevivir.

En el año 1993, el equipo de investigadores dirigidos por Richard Davidson


desarrolló un trabajo para saber si el tipo de respuesta inmunitaria variaba en
función de la activación de uno u otro hemisferio del cerebro. Sus conclusiones han
sido las siguientes:

El cerebro izquierdo tiene bajo su control a la división de la respuesta inmune que


desempeña actividades más sofisticadas: actuar como primera línea de defensa,
especializarse para responder mejor y más rápido frente a los agentes infecciosos,
desarrollar memoria y reaccionar frente a células tumorales.

El cerebro derecho tiene bajo su control a la división base de la respuesta inmune que es
menos elaborada, no posee memoria y que opone una resistencia que habitualmente es
superada por los mecanismos de escape que ejecutan los agentes infecciosos.

Ahora bien, si sabemos que el cerebro izquierdo rige preferentemente los aspectos
positivos de las emociones y el cerebro derecho las emociones negativas, cuando
mantenemos emociones positivas, reforzamos la respuesta inmune más sofisticada
que es nuestra primera línea de defensa, indispensable para reaccionar rápida-
mente y acabar con el adversario que se oculta en el interior de nuestras células.
Por el contrario, desarrollar una actitud negativa produce una respuesta inmune
menos sofisticada y más débil que nos expone a un mayor riesgo de enfermedad.
Trabajos desarrollados por el departamento de Inmunología de la Universidad de
Westminster, en el Reino Unido, han comprobado una relación similar entre la
respuesta defensiva y el placer ya que la percepción de un olor agradable activa el

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cerebro izquierdo y aumenta la respuesta inmune defensiva en nuestras mucosas
oral, respiratoria e intestinal. Por el contrario, la percepción de un olor
desagradable activa el cerebro derecho y se registran niveles disminuidos de
inmunidad en nuestras mucosas.

En un número importante de investigaciones realizadas en los últimos 10 años, se


ha comprobado que la transmisión de la información emocional positiva o negativa
al sistema inmunológico y al conjunto del cuerpo se realiza por medio de las vías
nerviosas simpática y parasimpática del sistema nervioso autónomo. En nuestro
organismo, todo está pensado para permitir un equilibrio sutil entre dos
movimientos opuestos y complementarios: la tensión de la transmisión
simpática y la relajación de la transmisión parasimpática. En la Medicina
Tradicional China, basada en los principios filosóficos taoístas, este equilibrio se
expresa en términos de energía:

Yang: cuando se manifiesta tanto el impulso como la actividad del sistema simpático

Yin: cuando se manifiesta la pasividad y la relajación del sistema parasimpático

El funcionamiento correcto del individuo es el resultado del equilibrio entre estas fuerzas
antagónicas, tanto a nivel físico como psicológico (Yin/Yang)

Por su parte, la investigación científica occidental comienza a interesarse por las


interacciones físicas y psicológicas responsables del equilibrio de los componentes
simpático y parasimpático del sistema nervioso autónomo. En investigaciones
publicadas en el año 2002 se ha comprobado que mientras el cerebro izquierdo
activa preferentemente al sistema parasimpático (yin), el cerebro derecho influye
sobre todo en el sistema simpático (yang). De esta manera comprendemos cómo el
pensamiento y las emociones influyen en el sistema nervioso autónomo y, por lo
tanto, en equilibrio de nuestro organismo.

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HEMISFERIO IZQUIERDO

EMOCIONES POSITIVAS Y BUEN HUMOR

VISION OPTIMISTA DE LA VIDA

ESTIMULA LA DIVISION DEL SISTEMA INMUNE CON MAS ARMAS PARA LA DEFENSA

TRANSMITE INFORMACION EMOCIONAL POSITIVA POR MEDIO DEL SISTEMA


NERVIOSO PARASIMPATICO Y SE RELACIONA CON LA RELAJACION Y LA ENERGIA
YIN

PROMUEVE RESILIENCIA FRENTE AL ESTRÉS

HEMISFERIO DERECHO

EMOCIONES NEGATIVAS Y MAL HUMOR

VISION PESIMISTA DE LA VIDA

ESTIMULA LA DIVISION DEL SISTEMA INMUNE CON MENOS ARMAS PARA LA


DEFENSA

TRANSMITE INFORMACION EMOCIONAL NEGATIVA POR MEDIO DEL SISTEMA


NERVIOSO SIMPATICO Y SE RELACIONA CON LA TENSION Y LA ENERGIA YANG

DESENCADENA EL ESTRES

Tomemos el ejemplo de los pensamientos y las emociones positivas: al activar el


cerebro izquierdo, éstos estimulan el sistema parasimpático (yin), entonces los
músculos se relajan, el ritmo cardiaco y la respiración se calman, los vasos
sanguíneos se dilatan, los tejidos reciben más oxígeno, la piel se calienta y se
nutre, la energía es empleada en reparar lesiones y el cuerpo se recupera de sus
esfuerzos. Durante este tiempo, la división más sofisticada del sistema inmune
defensivo confiere al organismo una protección particularmente eficaz. Este
ejemplo pone de manifiesto las ventajas de un clima emocional sereno para el
funcionamiento de nuestro organismo.

En el año 2004, Davidson y colaboradores constataron que las personas capaces de


minimizar los acontecimientos desagradables de su vida cotidiana tenían una
actividad cerebral en la que predominaba el hemisferio cerebral izquierdo, mientras

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que las personas con una naturaleza triste o depresiva, presentaban una actividad
más importante a nivel del hemisferio derecho. Las emociones y los sentimientos
son, por tanto, el resultado de un equilibrio. Sus aspectos positivos son tramitados
por el cerebro izquierdo mientras que sus aspectos más negativos dependen del
cerebro derecho. Esta lateralización de la gestión emocional está relacionada con
una distribución asimétrica de los neurotransmisores, lo que asegura la
comunicación en el interior del cerebro: la dopamina, asociada con la recompensa
y el placer, está más concentrada en el hemisferio izquierdo (cerebro izquierdo)
mientras que la noradrenalina y la serotonina se encuentran en mayor cantidad
en el hemisferio derecho (cerebro derecho). Una tasa muy elevada de estas
sustancias está asociada a estados de angustia, mientras que una cantidad
demasiado reducida provoca la depresión. Cada vez que experimentamos una
emoción negativa o un sentimiento conflictivo, la activación del hemisferio cerebral
derecho desencadena la respuesta al estrés que implica dos reacciones:

Fuente: Dispenza, Joe: Desarrolla tu cerebro. La ciencia de cambiar tu mente.


2ª Edición. Editorial Palmyra. 2008

REACCION NERVIOSA: se estimula el sistema nervioso autónomo


simpático con aumento de la temperatura corporal, disminución de la
secreción de saliva y liberación de adrenalina que aumenta las frecuencias
cardiaca y respiratoria, provoca una reducción de la sangre que va a la
periferia del cuerpo para redistribuirla hacia los músculos (nos prepara para
huir o luchar)

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REACCION HORMONAL: se inicia la cascada hormonal entre el hipotálamo
que estimula a la hipófisis para que ordene a la glándula suprarrenal
(adrenal) a que libere cortisol. El cortisol origina cambios metabólicos y
proporciona energía para afrontar la situación estresante (nos prepara para
huir o luchar). Además, el cortisol disminuye la actividad de la respuesta
inflamatoria, lo que evita una aceleración del sistema inmune, y por lo tanto,
una producción excesiva de radicales libres cuya acumulación resulta tóxica
para el organismo.

Debemos tener presente que esta respuesta al estrés tiene por objeto permitir una
adaptación rápida del organismo a las amenazas de su entorno. Alertado por
emociones como el miedo o el enfado, el cuerpo moviliza su energía, se protege
mediante la huída o planta cara para defenderse, y garantiza su integridad. Una vez
que el miedo desaparece y cuando ya no existen razones para que el alerta se
prolongue, el sistema simpático se calma, normalizándose la secreción de
adrenalina,y el eje hipotálamo/hipófisis/adrenal se ralentiza, reduciéndose los
niveles de cortisol.

Debido a que el proceso de aprendizaje incluye contratiempos, desafíos e


inconvenientes a superar, capaces de desencadenar situaciones puntuales de estrés
agudo, es imprescindible transformarlos en situaciones positivas para estimular el
aprendizaje. En estos casos, es importante apuntalar la autoestima de los alumnos,
generar un ámbito de confianza y respeto, estimularlos a llegar a una meta e
inculcarles que poseen habilidades para lograr o solucionar cosas y que cuentan con
el control de la situación al prepararse adecuadamente para superar el reto. De
esta manera, el sentir que son capaces de controlar la situación es una de las bases
en las que se asienta la resiliencia (capacidad de resistir al estrés).

Desgraciadamente, cada uno de nosotros es capaz de inventar razones para


estresarse sin que una amenaza real ponga nuestra vida en peligro y prolongar esta
situación en el tiempo, posibilitando la aparición del estrés crónico. Esto es
posible debido a que los mecanismos de respuesta al estrés son los mismos,
cualquiera sea la naturaleza del estrés en cuestión: preocupación psicológica o
amenaza física, poco importa ya que el cuerpo reacciona siempre con una secreción
de adrenalina y cortisol.

En este caso, el ambiente constituye una amenaza, no hay metas u objetivos o se


piensa que no se cuenta con habilidades o recursos suficientes para alcanzarlos o
para solucionar problemas, se siente que no se tiene el control de la situación y,
por ende, se teme a amenazas potenciales. En estos casos, nuestra imaginación se
convierte en un enorme hándicap, pues la persistencia de los pensamientos y las
emociones negativas prolonga la tensión de nuestro cuerpo, y el aumento continuo
de adrenalina y de cortisol acaba por producir efectos muy deletéreos para el
funcionamiento adecuado de nuestro organismo. Con respecto al aprendizaje y la
memoria, el estrés crónico ocasiona alteraciones en el funcionamiento y acelera la
destrucción de neuronas en el hipocampo del sistema límbico con trastornos de
memoria y atención, fatiga, irritabilidad, mal humor, alteraciones del sueño,
agitación, ansiedad, sentimiento de angustia y tendencia al llanto.

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Plasticidad neuronal y resiliencia

Hace una década, en las Universidades se enseñaba que el cerebro era un órgano
incapaz de regenerarse o reorganizarse. Hoy sabemos que es precisamente al
contrario. Existen cientos de miles de neuronas y miles de millones de conexiones
entre ellas que son recorridas por influjos eléctricos a la vertiginosa velocidad de
300 km/hora.

Por lo tanto, la inmensa red cerebral es la sede de reajustes constantes: se


generan nuevas células, desaparecen conexiones poco utilizadas, se
refuerzan conexiones más solicitadas y se activan o desactivan circuitos
neuronales según las necesidades. Esta formidable plasticidad del cerebro está
en la base de los mecanismos de condicionamiento, de la memoria y del
aprendizaje. Por lo tanto, debemos comprender que cuando una experiencia deja
huella en nuestro sistema nervioso, no estamos necesariamente condenados a
volver a caer sobre su rastro. Nuestros comportamientos se pueden reeducar
y nuestro cerebro puede ser remodelado. Algunas trampas del pasado pueden
ser desactivadas en beneficio de nuestra salud.

Nuestra interpretación de la realidad influye en lo que sentimos y lo que sentimos,


condiciona nuestra realidad. Estos principios esenciales son el producto de la
plasticidad neuronal y constituyen el secreto de la capacidad para resistir al estrés
que se conoce con el nombre de resiliencia. La plasticidad neuronal nos brinda la
capacidad para apaciguar emociones negativas al evocar un recuerdo doloroso. Al
entrenarnos con pensamientos positivos, activamos una nueva conexión cerebral
que le permite al neocórtex desencadenar el freno de la amígdala del sistema
límbico. De esta manera, se calman los miedos y las angustias y el hipotálamo no
produce su cascada de hormonas, lo que determina que no se dispare la respuesta
al estrés y los niveles de cortisol se mantienen estables en sangre.

Este es el resultado de entrenar al cerebro para cultivar emociones y pensamientos


positivos, eligiendo no hacer desánimo para poder disfrutar de la esperanza.
Estudios publicados en el año 2000 por Fredickson sugieren que es una prioridad
educar al cerebro en pensamiento positivo ya que la plasticidad neuronal
demuestra que esto es una posibilidad para disfrutar de una vida más sana y
duradera. Otros investigadores han comprobado científicamente que el fenómeno
de plasticidad neuronal puede producirse exclusivamente bajo el impulso de señales
puramente mentales (visualización, meditación, pensamiento guiado, etc). La
disciplina y la práctica de estas técnicas no sólo influencian el pensamiento sino que
además provocan verdaderas reorganizaciones en la disposición de las células del
cerebro. Inevitablemente, éstas acaban repercutiendo en la mejora del
funcionamiento de nuestros cuerpos.

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Fuente: Dispenza, Joe: Desarrolla tu cerebro. La ciencia de cambiar tu mente. 2ª Edición. Editorial
Palmyra. 2008

ACTIVIDADES PRACTICAS

EJERCICIO DE COHERENCIA CARDIACA PARA REDUCIR EL ESTRÉS DEL


HEART MATH LAB (LABORATORIO DE MATEMÁTICAS DEL CORAZON)

Desarrollado a partir de los trabajos de investigación publicados por el médico


cardiofisiólogo italiano Bernardi en la revista British Medical Journal, es una
herramienta simple y efectiva que puede emplearse para el control del estrés ya
que promueve la coherencia de los ritmos biológicos armonizando las variables de
tensión arterial, frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria y flujo cerebral. Es un
ejercicio simple que debe cumplir los siguientes requisitos para realizarse
correctamente:

Posición: la persona se sienta cómoda y cierra los ojos para respirar en forma
tranquila
Primer tipo de respiración: se coge aire por la naríz, lentamente, imaginando
que ingresa por el centro de nuestro pecho y nos refresca. Luego, se expulsa el aire
por la boca, lentamente, visualizando un hueco en el centro de nuestro pecho del
que se escapan los problemas. Para facilitar el ejercicio se puede inclinar levemente
el tronco hacia adelante mientras se visualiza que desde el hueco van cayendo

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piedras o arena hacia el suelo, lo que me va quitando un peso de encima. Debemos
tener presente que el tiempo que pasamos expulsando el aire debe ser mayor que
el que pasamos cogiendo el aire ya que en la espiración actúa preferencialmente el
sistema parasimpático y esto nos serena la actividad cardiaca. Al finalizar de
expulsar el aire, se frena 1 segundo antes de comenzar con la nueva inspiración.
Segundo tipo de respiración: elegimos una imagen de algún momento de
nuestra vida en el que hayamos experimentado alegría y la visualizamos en el
centro de nuestro pecho. Cogemos aire por la naríz, lo expulsamos muy lentamente
por la boca y frenamos un segundo antes de comenzar con la nueva inspiración.
Mientras practicamos este segundo tipo de respiración visualizamos como la imagen
se agranda y nos invade la emoción de la alegría.

El ejercicio se realiza practicando 10 respiraciones del primer tipo seguidas de 5


respiraciones del segundo tipo, dura aproximadamente 1 a 2 minutos y puede
repetirse las veces que se desee en el transcurso del día. También puede realizarse
antes de enfrentar una situación que nos provoca estrés para proteger a nuestro
cuerpo. A continuación se citan algunos estudios en los que se evalúa la aplicación
de esta herramienta en programas de control del estrés.

Luskin, Heart Math Institute, Preventive Cardiology, 2002: resultados de la


aplicación del programa de coherencia cardiaca para pacientes con insuficiencia
cardiaca luego de 1 mes de evaluación

Disminución del nivel de estrés (42%)


Disminución del nivel de depresión (34%)
Aumento capacidad física (14%)
Reducción del cortisol (23%)

Heart Math Institute 2003: Resultados de la aplicación del programa de coherencia


cardiaca para evitar el estrés en ejecutivos luego de 3 meses de evaluación (los
valores iniciales son los basales y luego se indican los valores reducidos a los 3
meses)

Personas que sienten palpitaciones casi siempre (47% al 25%)


Síntomas de tensión en el cuerpo (41% al 6%)
Insomnio (34% al 3%)
Sensación de agotamiento (50% al 12%)
Dolor de espalda y otros (30% al 6%)
Sensación de ansiedad (33% al 5%)
Sensación de descontento (30% al 9%)
Sufrir episodios de cólera (32% al 8%)

Kabat Zinn, Winsconsin University, Psychosomatic Medicine, 2004: resultados de la


aplicación del programa de coherencia cardiaca del Heart Math Lab dentro del
protocolo de control del estrés, en un grupo de ejecutivos durante 8 semanas

Mayor actividad en regiones cerebrales frontales izquierdas (asociadas con el buen humor y
el optimismo), mayor actividad de la ínsula (asociada con la empatía y la compasión) y una
respuesta 2 veces más intensa frente a la vacuna de la gripe.

CHI KUNG: EJERCICIO DE BAÑO SECO

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Este ejercicio de Chi Kung (Qi Gong) puede realizarse durante la mañana con el fin
de movilizar nuestra energía luego del descanso nocturno, o en situaciones en las
que necesitamos activar nuestra energía para ponernos en marcha. Por esta razón,
se debe evitar el realizarlo por la noche, antes de acostarnos, debido a que nos
impedirá conciliar el sueño al revitalizarnos energéticamente. Para comenzar el
ejercicio, emplearemos la postura del árbol del Chi Kung con los pies separados por
la distancia que existe entre nuestros hombros y con las manos a la altura de
nuestro plexo solar. Una vez en esta posición, frotamos ambas manos entre sí para
que tomen temperatura antes de comenzar el ejercicio. En el siguiente cuadro se
indican los pasos en los que se realiza este ejercicio:

Inicialmente frotamos el rostro con ambas manos desde la línea media hacia los
lados, en forma de círculos concéntricos hasta que sintamos calor. Una vez
cumplido este paso, las manos vuelven al plexo solar y se frotan durante algunos
segundos.

Pasamos ambas manos sobre el cuero cabelludo, desde el nacimiento del cabello en
la frente hasta la nuca, como si estuviéramos peinándonos. Una vez cumplido este
paso, las manos vuelven al plexo solar y se frotan durante algunos segundos.

Llevamos el dedo índice de cada mano a la base del lado correspondiente de la


naríz y comenzamos a frotar enérgicamente hacia arriba y abajo. Una vez cumplido
este paso, las manos vuelven al plexo solar y se frotan durante algunos segundos.

Llevamos el dedo índice de cada mano para ubicarlos por encima y por debajo de
ambos labios y comenzamos a frotar enérgicamente hacia fuera y dentro. Una vez
cumplido este paso, las manos vuelven al plexo solar y se frotan durante algunos
segundos.

Empleamos ambas manos para friccionar hacia delante y atrás por los lados del
cuello. Una vez cumplido este paso, las manos vuelven al plexo solar y se frotan
durante algunos segundos.

Ubicamos ambas manos por debajo de la garganta y friccionamos el tórax de arriba


hacia abajo para armonizar energéticamente la zona. Una vez cumplido este paso,
las manos vuelven al plexo solar y se frotan durante algunos segundos.

Ubicamos ambas manos por debajo del reborde de las costillas y friccionamos el
abdomen de arriba hacia abajo para equilibrar energéticamente la zona. Una vez
cumplido este paso, las manos vuelven al plexo solar y se frotan durante algunos
segundos.

Con la mano derecha, friccionaremos circularmente el miembro superior izquierdo


subiendo por el lado externo desde la mano hasta el hombro y bajando por el lado
interno desde la axila hasta la mano, repitiendo este circuito 3 veces. Luego
realizamos el mismo ejercicio con la mano izquierda sobre el miembro superior
derecho y lo repetimos 3 veces. Una vez cumplido este paso, las manos vuelven al
plexo solar y se frotan durante algunos segundos.

15
Ubicamos ambas manos al lado de la columna lumbar para armonizar la energía de
esta región que es donde asienta el elemento agua en nuestro cuerpo. Friccionamos
con ambas manos en la zona lumbar desde el centro hacia fuera, repitiendo el
proceso varias veces, recordando que esta zona debe cuidarse mucho ya que sufre
con los procesos de estrés crónico. Una vez cumplido este paso, las manos vuelven
al plexo solar y se frotan durante algunos segundos.

Empleamos ambas manos para aplicar palmadas desde el muslo hasta el pie por las
caras anterior, posterior y ambos lados del miembro inferior izquierdo.
Posteriormente, subimos dando palmadas desde el pie hasta el muslo por todas sus
caras (anterior, posterior y laterales). Una vez finalizado el ejercicio en el miembro
inferior izquierdo, lo repetimos en el miembro inferior derecho. Para completar esta
etapa, sacudimos varias veces los pies.

Una vez cumplido este paso, las manos se ubican sobre el Tantiem inferior (ubicado
a 4 dedos por debajo del ombligo) para reposar durante un minuto, inhalando el
aire suavemente con la naríz y expulsándolo por la boca.

Saber y no actuar es no saber absolutamente nada

Proverbio chino

ARTICULOS DE INTERES

El estrés puede perjudicar el aprendizaje y la memoria

MEDSCAPE NEWS – Mayo 2008

Ya se sabía que el estrés grave, durante semanas o meses, puede perjudicar a la


comunicación entre las células en la región del cerebro correspondiente al
aprendizaje y la memoria, pero este nuevo estudio, efectuado por investigadores de
la Universidad de California en Irvine, proporciona la primera evidencia de que a
corto plazo el estrés tiene el mismo efecto.

El estrés es una constante en nuestras vidas y no puede ser evitado", reconoce la


doctora Tallie Z. Baram, catedrática en Ciencias Neurológicas en la Escuela de
Medicina de la citada universidad, e investigadora principal del estudio. "Nuestros
resultados pueden desempeñar un papel importante en el actual desarrollo de
medicamentos para impedir esos efectos indeseables, y también ofrecen una idea
más clara sobre por qué algunas personas son olvidadizas o tienen dificultades para
retener información durante situaciones de estrés".

En el presente estudio, Baram y sus colegas identificaron un proceso hasta ahora


virtualmente desconocido por el cual el estrés causa esos efectos. Ellos encontraron
que más que implicar al cortisol, la ampliamente conocida hormona del estrés, que
circula por todo el cuerpo, el estrés agudo activa a unas hormonas que liberan

16
corticotropina, lo cual perturba el proceso por el cual el cerebro recoge y almacena
los recuerdos.

El aprendizaje y la memoria tienen lugar en las sinapsis, que son los enlaces a
través de los cuales se comunican las células cerebrales. Estas sinapsis residen en
las espinas dendríticas, que son prolongaciones especializadas, parecidas a ramas
de árbol, de las neuronas.

En estudios con ratas y ratones, el grupo de Baram observó que la liberación en el


hipocampo, el centro principal del aprendizaje y la memoria en el cerebro, de las
hormonas que liberan corticotropina, llevó a una rápida desintegración de estas
espinas dendríticas, lo que a su vez limitó la capacidad para recoger y almacenar
recuerdos mediante las sinapsis.

Los investigadores descubrieron que al bloquear la interacción entre las moléculas


de hormonas que liberan corticotropina, y las moléculas de los receptores, se
elimina el daño ocasionado por el estrés sobre las espinas dendríticas en las células
del hipocampo que participan en el aprendizaje y la memoria.

Además, los autores reprodujeron los efectos del estrés en las espinas dendríticas,
por medio de la administración de bajos niveles de hormonas sintéticas liberadoras
de corticotropina, y observaron cómo las espinas se retraían en cuestión de
minutos. "Afortunadamente, una vez son eliminadas las hormonas liberadoras de
corticotropina, las espinas parecen crecer de nuevo", apunta Baram.

Hay compuestos en fase de desarrollo que muestran capacidad de bloquear los


receptores de las hormonas liberadoras de corticotropina, y este estudio puede
desempeñar un papel significativo en la creación de terapias basadas en esos
compuestos dirigidas a tratar la pérdida de capacidad de aprendizaje y de memoria
relacionada con el estrés.

La compasión se aprende

Comentario del artículo publicado el 26 de marzo de 2008 en PlosOne: Antoine Lutz, Julie
Brefczynski-Lewis, Tom Johnstone, Richard J. Davidson: Regulation of the Neural Circuitry of
Emotion by Compassion Meditation: Effects of Meditative Expertise

Desear el bien a los demás sin esperar nada a cambio, ser generosos,
compasivos y amar al prójimo de forma incondicional, son cualidades que,
aunque utópicas para algunos en el día de hoy, pueden aprenderse luego de un
entrenamiento adecuado con meditación, según los resultados de un trabajo
científico publicado por unos investigadores de la Universidad de Wisconsin (EEUU).

Antoine Lutz y su equipo, han realizado una investigación en la que han


comparado mediante imágenes de resonancia magnética funcionales los
cerebros de 16 monjes budistas, con más de 10.000 horas de entrenamiento
meditativo, con el de 16 voluntarios sanos sin experiencia previa en estas
técnicas. Los resultados obtenidos concluyen que estas emociones positivas se
pueden aprender de la misma manera que tocar un instrumento musical.

Cultivar la amabilidad y la compasión a través de la meditación afecta a


regiones del cerebro que pueden hacer a una persona más empática hacia
los estados mentales de los demás. Estas áreas son la corteza insular —una zona

17
relacionada con el sistema límbico y que juega un papel fundamental en la
representación de las emociones— y la zona témporoparietal del hemisferio
cerebral derecho, implicada en procesar la empatía y en percibir los estados
emocionales de otros. La corteza insular, especialmente su porción más anterior,
está relacionada con el sistema límbico. Funcionalmente, se considera que la ínsula
procesa la información convergente para producir un contexto emocionalmente
relevante para la experiencia sensorial. La porción anterior de la ínsula se relaciona
con el olfato, gusto, sistema nervioso autonómico y función límbica, mientras la
ínsula posterior se relaciona más con las funciones somáticas motoras.
Experimentalmente se ha demostrado que la ínsula juega un importante papel en la
experiencia del dolor y la experiencia de un gran número de emociones básicas,
incluyendo odio, miedo, disgusto, felicidad y tristeza.

La ínsula es especialmente importante para detectar emociones en general y,


específicamente, en originar las respuestas a esa emoción y pasar la información a
otras partes del cerebro y cuanto mayor es el nivel de entrenamiento de los
participantes, más fuerte era la respuesta de esta área. Podemos sacar partido
de la plasticidad de nuestro cerebro y entrenarlo para lograr estas cualidades,
que además pueden ser útiles para prevenir la depresión y para evitar las
agresiones y la violencia.

En el experimento, los participantes escucharon diferentes sonidos humanos, unos


positivos y otros negativos, diseñados para evocar respuestas empáticas. Estos
sonidos incluían el grito de una mujer angustiada, el ruido de un restaurante o la
risa de un bebé, entre otros. Todos los participantes mostraron mayores grados de
activación cerebral ante los sonidos mientras estaban meditando que en los estados
de reposo y los monjes expertos tenían mayor nivel de actividad, sobre todo ante
los sonidos negativos, que los novatos, lo que indica que están más capacitados
para ponerse en el lugar de los otros. El estudio confirma lo que otros trabajos con
resonancia magnética y PET habían apuntado: observar o imaginar el estado
emocional de otras personas activa partes de la red neuronal implicadas en
reflejar el mismo estado en uno mismo, ya sea disgusto, dolor o alegría
(fenómeno del espejo neuronal).

Muchas tradiciones y culturas utilizan la compasión y la amabilidad para aliviar el


sufrimiento del prójimo a través de técnicas que incluyen entrenar la concentración,
practicar la generosidad, estrategias cognitivas y la visualización del dolor ajeno.
Como conclusión de su trabajo, los autores recomiendan concentrarse en desear
el bien a los seres queridos y, después extender estos sentimientos a toda
la humanidad.

Confirman que las nuevas neuronas procesan información

Las que nacen en el cerebro adulto se integran en los circuitos preexistentes


Instituto Leloir, 28 de julio de 2008

18
Hipocampo de un cerebro adulto de ratón; en verde, se ven las nuevas neuronas

Aunque hasta no hace mucho se creía que nacíamos con la misma cantidad de
neuronas que nos acompañarían durante toda la vida y que estas células nerviosas
no tenían recambio, hoy se sabe que el cerebro adulto contiene células madre
capaces de generarlas.

Pero esas neuronas ¿funcionan?

En 2005, el investigador argentino Alejandro Schinder y su grupo del Instituto


Leloir demostraron que las neuronas que se originan en el cerebro del adulto tienen
características funcionales similares a las que se forman durante el desarrollo del
cerebro. Quiere decir que reciben conexiones desde la corteza y son activas desde
el punto de vista eléctrico.

Los científicos presumían que, al establecer conexiones con la red neuronal, las
nuevas neuronas debían a su vez transmitir información a las preexistentes, pero,
por tratarse de un fenómeno difícil de medir, hasta ahora ésta era sólo una
hipótesis. Sin embargo, en un trabajo que se publica en la edición de hoy de la
revista Nature Neuroscience, el mismo grupo del Instituto Leloir junto con colegas
del Instituto Salk, de La Jolla, California, muestran que esa suposición era cierta.

Lo hicieron mediante dos estrategias diferentes. La primera fue desarrollada en el


Salk Institute y se basó en el análisis de las conexiones establecidas entre neuronas
por medio de microscopía electrónica. Con esta técnica, el grupo liderado por Fred
Gage obtuvo imágenes tridimensionales que permitieron ver cómo se realizan las
conexiones entre axones y dendritas.

Por su parte, Diego Laplagne y Alejandro Schinder recurrieron en el Instituto Leloir


a técnicas electrofisiológicas para demostrar cómo se comunican las neuronas
nacidas en el cerebro adulto con el resto de las preexistentes. Y lo hicieron merced
a un truco de ingeniería genética: inyectaron un área del cerebro de ratones de
laboratorio (el giro dentado del hipocampo) un retrovirus que sólo infecta las
células que se dividen, las que están naciendo.

"Es un virus que modificamos para incorporar en su genoma una proteína


(purificada de un alga) que responde a la luz -explica Schinder-. Después de
inyectarlo en el cerebro de los roedores, dejamos pasar varios meses y luego

19
estudiamos el tejido que presumimos que tiene neuronas nuevas. Cuando las
iluminamos con un flash de luz azul, esta proteína abre pequeños poros en la
membrana de esas células, denominados «canales». Esto hace que la neurona se
active y propague a su vez esta actividad hacia otras neuronas de la red."

Así, los científicos pudieron verificar su actividad eléctrica y la liberación de un


neurotransmisor, el glutamato, sobre las neuronas con las que habían establecido
conexiones.

"El trabajo es muy novedoso e importante por varias razones -opina Gabriel Corfas,
que no participó en la investigación y es profesor en la Escuela de Medicina de
Harvard-. Primero, porque demuestra, por primera vez, que neuronas nacidas
en el cerebro de un organismo adulto se incorporan en los circuitos
neuronales de manera similar a las nacidas durante el desarrollo
embrionario. Estas observaciones indican que es muy posible que las
neuronas generadas en el cerebro adulto contribuyan al procesamiento de
la información y el aprendizaje."

"Otro aspecto que vale la pena destacar es el elegante uso de numerosas


tecnologías de punta para desentrañar procesos esenciales para la función de las
neuronas", destaca Corfas. Y explica: "Un claro ejemplo es el empleo de virus para
introducir moléculas que permiten estimular con luz neuronas nacidas en el adulto
para así poder definir como están conectadas a las redes neuronales preexistentes".

A juicio de Corfas, especialista en neurociencias, la publicación de este hallazgo


abre nuevas perspectivas para el estudio de cómo las células madre que existen en
el cerebro adulto pueden contribuir a la función del sistema nervioso.

Encuentran las primeras evidencias del mecanismo del


aprendizaje

El trabajo es obra de especialistas del Instituto Picower para el Aprendizaje y la Memoria,


dependiente del MIT. Han demostrado lo que muchos habían creído siempre: la PLP
(potenciación a largo plazo; LTP por sus siglas en inglés) es ciertamente inducida en el
hipocampo cuando se realiza el aprendizaje.

SOLOCIENCIA OCTUBRE 2006

Esto es algo grande para los neurocientíficos, porque tal evidencia ha estado
ausente durante los más de 30 años transcurridos desde que conocemos la PLP", ha
declarado Mark F. Bear, profesor de neurociencias en el Instituto Picower.

Los resultados apoyan con gran solidez la idea de que la PLP es un mecanismo
neuronal para la memoria.

La PLP constituye un buen ejemplo de la asombrosa plasticidad o capacidad para


cambiar en respuesta a la experiencia, que posee el cerebro. La PLP construye las
sinapsis o conexiones entre las neuronas.

Desde que se descubrió la PLP, a finales de los años sesenta del siglo pasado, se
han publicado miles de artículos basados en la presunción de que el fenómeno es
un mecanismo importante del aprendizaje y la memoria en el hipocampo, el centro
de memoria del cerebro.

20
Los investigadores habían encontrado que la estimulación eléctrica de las neuronas,
imitando los impulsos eléctricos que circulan velozmente alrededor del cerebro
cuando éste responde a las sensaciones, fortalecía las conexiones entre las
sinapsis. Se presumía que la PLP ocurre en el hipocampo como consecuencia del
aprendizaje, pero nunca se había obtenido una evidencia concluyente que
correlacionara directamente la PLP con el aprendizaje.

Usando técnicas descubiertas por Susumu Tonegawa, director del Instituto Picower
del MIT, los neurocientíficos empezaron a conocer con precisión qué genes y
proteínas están involucrados en el aprendizaje.

Esto creó un gran bosque de correlaciones, pero nunca demostró la causalidad. La


contribución de los científicos del MIT en la nueva investigación fue que habiendo
aprendido mucho sobre la PLP y los rastros que deja en el cerebro, lograron gracias
a eso rastrear con eficacia los cambios en las proteínas. Los investigadores se
preguntaban si el aprendizaje inducía los mismos sutiles cambios.

En el experimento que llevaron a cabo, unas ratas aprendieron que si entraban en


el área oscurecida de una caja con dos cámaras, recibirían una descarga
desagradable en las patas. Los animales se habituaron rápidamente a evitar la
cámara oscura y a quedarse en el área brillantemente iluminada.

Los investigadores usaron sondas bioquímicas que "marcaban" las sinapsis que
habían sido recientemente modificadas por el aprendizaje, así como una técnica
que les permitió espiar las transmisiones sinápticas de los cerebros de las ratas
cuando aprendían. Comprobaron que verdaderamente el aprendizaje induce la PLP
entre las sinapsis del hipocampo.

Los teenagers introducen cambios

Salud Alternativa Extra 23, octubre 2008

Desde que la Organización Mundial de la Salud la definió como una herramienta


para combatir la enfermedad, la meditación también seduce a los adolescentes.

Cuando una persona tiene problemas, lo habitual es que concentre en ellos toda su
energía. En cambio, con la práctica de la meditación, puede concentrarse en la
resolución del conflicto. Permite encontrar respuestas que, muchas veces, se
encuentran dentro de uno mismo. Hacia este horizonte, que integra lo mental,
corporal, psicológico y espiritual, se dirigen hombres y mujeres de entre 30 y 50
años. Pero lo novedoso, es que, lentamente, la franja se va ampliando y hoy
también abarca cada vez más a los jóvenes de entre 14 y 20 años.

Lo cierto es que muchos buscan aprender estas técnicas porque atraviesan


situaciones traumáticas o bien han sido enviados por profesionales de la salud, ya
que tienen problemas que no pueden resolverse desde la medicina. De hecho, ya se
usan en escuelas y empresas de varias partes del mundo. No en vano, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido que la meditación es una
herramienta para evitar enfermedades.

21
La agresividad, la hostilidad, la ira y la depresión pueden ser
desencadenantes de enfermedades cardiacas
UN NUEVO ESTUDIO REFUERZA LA IDEA DE QUE LAS SITUACIONES DE ESTRES EMOCIONAL
SON NOCIVAS PARA EL CUERPO
REUTER HEALTH - Agosto 2007

Un consejo popular dice que hay que contar hasta 10 cuando una furia interior está
a punto de liberarse. Aunque controlarse cueste demasiado, habrá que tomar en
cuenta el consejo porque un número importante de investigaciones científicas
demuestran que los ataques de ira y hostilidad aumentan el riesgo de
enfermedades cardiovasculares.

La nueva evidencia surge a partir de un estudio realizado en el Centro Médico de la


Universidad de Duke, de los Estados Unidos, en 313 veteranos de la guerra de
Vietnam que se encontraban sanos. Al monitorear su salud, se encontró que la ira,
la hostilidad y la depresión aumentaban notoriamente el riesgo de enfermedad
cardiovascular, diabetes e hipertensión. Los investigadores realizaron un
seguimiento de los participantes en el estudio durante 10 años. Les hicieron
exámenes físicos regulares, que incluyeron varias pruebas médicas. Y también los
sometieron a evaluaciones psicológicas a través de cuestionarios estandarizados
que permitían determinar los niveles de hostilidad, ira y depresión.

¿Cómo llegaron a los resultados? Los científicos midieron un parámetro: los


niveles de la proteína C3 en la sangre, que indican la inflamación de las
arterias coronarias, un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular.

Controlaron otras variables y hallaron que el 50% de los participantes con mayores
niveles de ira, hostilidad y depresión tenían un aumento significativo y constante en
los niveles de la proteína C3. En cambio, en aquellos veteranos con menos niveles
de ira, hostilidad y depresión, no se registraron cambios.

Los científicos, liderados por Stephen Boyle, constataron que la ira dispara una
serie de reacciones químicas en el sistema inmune que terminan produciendo
la inflamación ya que la producción de cortisol por las adrenales en las personas
con un comportamiento de ira y hostilidad son capaces de aumentar la
producción de mediadores inflamatorios (como la proteína C3 y las
quimiocinas) en el marco del estrés crónico en el que viven. Además, el cortisol
reduce la actividad del sistema inmune defensivo (lo que aumenta el riesgo
de enfermar) y promueve niveles más elevados de glucosa y colesterol en
sangre.

Boyle explica en su trabajo que la inflamación (indicada por los niveles de la


proteína en la sangre) pone en riesgo a los hombres de hipertensión, diabetes y
enfermedad de las arterias coronarias, señalando que se promueve la salud al
controlar los niveles de enojo. "Si usted está menos enojado y hostil, es una
meta valiosa en sí misma, ya que además de permitirle el disfrutar de su
vida, reduce los riesgos de sufrir una enfermedad cardiovascular", afirma
Boyle, quien publicó el estudio en el número de agosto de la revista científica
Brain, Behavior and Inmunity. En enero de 2007 se publicó otro estudio
científico que determinó que expresar la ira hacia otras personas u objetos parece
ser el aspecto más "tóxico" en el caso de las mujeres ya que aumenta en forma
importante el riesgo de enfermedad cardiovascular. Ese trabajo se hizo con 936
mujeres, entre los años 1996 y 2000 y fue publicado en la revista científica
Journal of Women's Health por investigadores de la Universidad de California, en
Los Angeles, entre otros.

22
Para la salud, es mejor discutir en forma asertiva y evitar la
violencia que reprimir el enojo

Contener la ira aumenta la mortalidad

MEDLINE NEWS - Mayo de 2008

En el Departamento de Psicología de la Universidad de Michigan, Estados Unidos, el


profesor Ernest Harburg estudió durante 17 años los códigos de interacción de 192
parejas, enfocando la búsqueda en un dato puntual: cómo reaccionaba cada uno
frente a una agresión verbal considerada injusta, haciendo hincapié en evaluar si
reprimía o no la ira.

Las conclusiones del estudio han sido muy reveladoras ya que en las parejas
cuyos integrantes suprimían sistemáticamente los enojos, el índice de
mortalidad temprana, principalmente por factores cardiovasculares, fue del
23%. Pero entre los miembros de parejas capaces de enfrentar el conflicto,
consensuar diferencias y resolver las crisis, fue de sólo el 6 por ciento.

En el trabajo se indica que en una persona que se siente atacada


injustamente se dispara un sentimiento automático de ira. Si la suprime, la
ira se internaliza y comienza un proceso rumiante de repetición mental de
las imágenes de la pelea, que finalmente se convierte en resentimiento. Si
esta conducta persiste, desequilibra todo el funcionamiento corporal ya
que desencadena un estado de caos de las funciones corporales y es la
base en la que se sustenta el estrés.

Durmiendo con el enemigo

El estrés conyugal puede definirse como un proceso de desgaste de la


comunicación, que se mide a través de la presencia de ciertos indicadores
de hostilidad explícita o implícita en los gestos cotidianos: violencia verbal
y no verbal, descalificación, sarcasmo, burlas, ironía, silencios, manejo y
control del dinero y la sexualidad. Estos rasgos, que inicialmente pueden
estar presentes en discusiones abiertas, se van convirtiendo en rasgos
estables de la relación y van instalando el maltrato psicológico como algo
natural e invisible.

La expresión química del enojo fue objeto de numerosas investigaciones; entre


ellas, varias realizadas por el equipo de Janice Kiecolt Glaser y Ronald Glaser en la
Universidad de Ohio, Estados Unidos. Un estudio comparó el funcionamiento
neuroendocrino de 90 parejas durante el primer año de matrimonio y diez años
más tarde: las concentraciones sanguíneas de las hormonas del estrés habían
trepado considerablemente en las parejas en crisis. Otro estudio, publicado en la
revista Archives of General Psychiatry, demostró cómo las relaciones hostiles
modulan la producción de ciertas sustancias corporales que intervienen en
el proceso de cicatrización (quimiocinas inflamógenas). La ira reprimida, la
imposibilidad de canalizar adecuadamente el enojo y las interacciones hostiles
dentro de la pareja son fuentes de estrés con un poder devastador, que se refleja
en una variada gama de síntomas físicos y psíquicos. Fundamentalmente, favorecen
un estado proinflamatorio del cuerpo que puede incidir negativamente en nuestra
salud como se indica en estos dos ejemplos:

23
La producción de proteína C3 en personas que desarrollan
frecuentemente hostilidad, ira o agresividad, favorece directamente
el desarrollo de infarto agudo de miocardio y otras enfermedades
cardiovasculares.
La producción de la sustancia proinflamatoria NFKB (factor nuclear
Kappa Beta) en individuos con estrés crónico puede estimular el
desarrollo de células tumorales y favorecer la aparición de
metástasis

La palabra es salud

El resentimiento tiene un poder demoledor y, si queda dentro del cuerpo,


lo enferma. Pero el antídoto no parece consistir en liberar abiertamente los
rencores y lanzarse a la pelea ya que no se trata de expulsar la ira a como
sea. Lamentablemente, el remedio inadecuado es siempre peor que la
enfermedad.

La hostilidad en los vínculos tiene una historia. Para desandarla y convertir una
relación tóxica en otra saludable, se debe construir un nuevo esquema de
comunicación, capaz de atravesar el silencio, enfrentar el conflicto y
resolverlo consensuando las diferencias. Reprimir la ira es impedir la
resolución del problema, pero la forma de expresarla tiene sus límites y deben
emplearse algunas reglas de comunicación para solucionar los conflictos
dentro de la pareja:

Desarrollar una escucha saludable: no pensar en otra cosa mientras


el otro está hablando; no interrumpirlo (solamente puede hablar uno
por vez); calmar los sentimientos negativos enfocando la mente en
el contenido intelectual de la conversación; tratar de ignorar
transitoriamente aquellos rasgos del otro que resultan molestos, y
abrir la agenda de temas hasta consensuar algún acuerdo que
restaure el sentimiento de justicia.
Expresar la ira en el momento de la discusión, evitando toda
conducta violenta, que sólo exacerba el problema en lugar de ayudar
a resolverlo.
Es más saludable hablar que no hablar pero el cómo decir es tan
importante como el qué decir.

Sin lastimar

Si bien la comunicación tiene que ser honesta y directa, sin ambigüedades,


no tiene que lastimar. A veces, es eficaz acercarse al dolor del otro y tratar
de entenderlo, en lugar de utilizar el conocimiento sobre sus debilidades
para golpear justo ahí, donde se sabe que más duele. Debemos tener en
cuenta el potencial no sólo de las palabras, sino también de los silencios,
de convertirse en sustitutos de la acción. Callarse es una forma de mantener el
control; es un gesto de violencia emocional, que no sólo evita la discusión, sino que
simbólicamente está demostrando una falta de registro del otro, porque una cosa
es el silencio del que está escuchando participativamente y otra muy distinta el
silencio controlador o evitativo, que reprime en el otro una necesidad de hablar y
ser escuchado, con efectos muy tóxicos.

En las relaciones sanas, se puede opinar sin temor de herir ni de ser


herido; no hay descalificaciones ni críticas veladas; la comunicación es
directa y franca. No se calla nada porque no se le teme al trabajo

24
emocional y se aceptan las discusiones y los desacuerdos porque se
toleran las diferencias.

LIBROS DE REFERENCIA

Arntz W, Chasse B, Vicente M. ¿Y tú que sabes? Palmyra, Madrid. 2006


Cyrulnik B. El amor que nos cura. Vivir con plenitud, Gedisa, Barcelona. 2008
Dispenza J. Desarrolla tu cerebro: la ciencia de cambiar tu mente. Palmyra, Madrid. 2008
Emoto M. Mensajes del agua. La Liebre de Marzo, Barcelona. 2003
Emoto M. The true power of Water. Beyond Words Publishing. Simon and Schuster, UK. 2005
Gaynor M. Sonidos que curan. Ediciones Urano, Barcelona, 2001
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Vientos Editorial, Chile. 2003
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Servan Schreiber D. Curación Emocional. Kairos, Barcelona. 2003
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