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La vida y la muerte, la muerte y la vida

Nombre: Messi Prem

Lugar de nacimiento: Lojanipara, Provincia de Rongpur, Bangladesh

Fecha de nacimiento: 27 de octubre del 2019

Edad: 7 dias

Nombre del padre: Bishash

Nombre de la madre: Dipti

Muere el 2 de noviembre de 2019 día de todos los fieles difuntos


“La vida de los que en ti creemos Señor, no termina sino que se transforma,
y al deshacerse nuestra morada terrenal, alcanzamos una morada en el
cielo” (Prefacio de Difuntos).
El 2 de noviembre de 2019 es la celebración de todos los fieles difuntos en
la Iglesia católica, y es un momento fuerte de oración y de memoria del
misterio de la muerte y la vida, de la vida eterna y la resurrección. Todos
estamos involucrados en esta celebración que presenta ante nosotros la
escena del último acto de la existencia humana la muerte. Y los
sentimientos, emociones, razones de fe y de racionalidad nos llevan ante
este misterio que es la pascua de todos, sufrido de un modo dramático, que
no deja indiferente a nadie.
Hoy de modo especial nos toco mucho como comunidad la muerte
prematura de Messi Prem (segundo nombre en bangla que significa:
amor), un bebe de solo siete días nacido el 27 de octubre y que falleció el 2
de noviembre día de todos los fieles difuntos. Su madre Dipti una maestra
de la escuela pública, esperaba con una ansia y con alegría su mayor tesoro
como madre: un hijo, cuidándose atentamente, pues ya había perdido su
primogénito de ochos meses.
Mientras regresábamos de celebrar la misa en dos aldeas con el padre
Carlos Mario Gómez Álvarez de visita en Bangladesh (del 30 de octubre al
10 de noviembre del 2019) recibimos la noticia de esta madre que había
muerto su hijo. Entramos en la misión, y acto seguido fui a prepararme
para la celebración de las exequias, voy a su casa y allí gran parte de sus
parientes, amigos y vecinos, y uno que otro curioso (musulmán, hindú) me
revisto con el alba y la estola, y contemplo el bebe, dormido como un ángel,
su padre esta conmovido y con gran dolor, y le pregunto el nombre que
desearía colocarle, me dice: Messi Prem. Rezamos y cantamos, después el
abuelo recibe de una de las ancianas el bebe y lo lleva para ponerlo por
última vez en el regazo de su madre, que llora y le consuma un dolor
impotente que cuando le toma brazos dice que no ser capaz de darle el
amor que le había dado su padre. Lo besa y el abuelo vuelve a tomarlo en
brazos para llevarlo a la última morada.
“Ustedes los que pasan por el camino, miren y vean si hay dolor semejante
al dolor que me atormenta, con el que el Señor me herido el día de su
ardiente cólera” (Lamentaciones 1,12).
Allí en la habitación de la madre junto a otras personas con el padre
Boniface solo le impusimos la manos y decía con dolor: padre no oramos,
¿Por qué? ¿Por qué? Allí solo el silencio que acompaña, no hay que decir ni
que predicar más que estar junto con… le seco las lagrimas de sus ojos y
voy al cementerio a hacer el último acto litúrgico. Mientras se desgranan
las aves Marías allí bendigo la tumba y pido a su padre, y a otros que le
hagan la señal de la cruz antes del sepelio.
Todos estamos conmovidos y se comenta aquí y allí sobre el evento. No
hay respuestas.
Posdata: El mejor homenaje al dolor no es si se explica o interpreta, es
cuando acompañamos y hacemos presencia que es predicación de amor.

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