Está en la página 1de 1

ELOGIO DE LA BREVEDAD

BESOS I

Recorriendo el pastizal que rodea la laguna, una rana encantada se interpuso en mi camino y me
pidió que la besara. “Solo el beso de un hombre gentil puede romper el hechizo”, croaba. Accedí a
su pedido de modo cordial, imaginando un futuro esplendoroso en algún palacio real, pero me
equivoqué. Mientras mi cuerpo encogía, verdoso y lleno de verrugas, alcancé a ver la silueta
transformada de la hermosa princesa huyendo a la carrera, con el rostro cubierto de lágrimas, y de
vergüenza.

Martín Gardella (La Plata, Argentina, 1973)

“En el centro del escenario solo está ella, la bailarina, de puntillas y con las piernas juntas; en su
rostro frágil, se dibuja una sonrisa congelada. Con los brazos extendidos, espera impaciente los
primeros acordes del “Danubio azul”. Empieza la música ”

También podría gustarte