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N2 JF PDF
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Como consecuencia de la mediación frustrada (imposibilidad de llegar a acuerdo con la madre o padre
de su hijo/a para establecer un régimen comunicacional), usted deberá iniciar un litigio en el juzgado
de familia que corresponda al domicilio de su hijo/a.
De lo anterior, lo primero que debe tener presente es que necesitará de un abogado que lo represente
(ya que por Ley es obligatorio contar con patrocinio legal), existiendo dos alternativas para ello:
También existen la Fundación de Asistente Legal y Social de la Familia y las Clínicas Jurídicas
de las Escuelas de Derechos de las Universidades que otorgan representación jurídica
gratuita, mas cada una establece criterios propios para aquellas personas que deseen
acceder a sus servicios.
Para verificar este punto, puede solicitar al abogado/a documentos que acrediten
formación complementaria (diplomados, postítulos, magister, etc.) en materias
relacionadas al Derecho de Familia.
2. Experiencia como abogado litigante: La ley 19.968 que crea los Juzgados de
Familia, establece como uno de sus principios rectores la ORALIDAD, lo que
implica que el abogado no sólo debe tener capacidad de elaborar “buenos”
escritos, sino también de defender adecuadamente y de manera efectiva (ante el
Juez) sus derechos como cliente.
Posteriormente, y habiendo oído a ambas partes, el juez procederá a fijar el objeto del juicio,
los hechos que deberán ser probados y las pruebas que serán ofrecidas por las partes y
admitidas (o rechazadas) por el juez.
La rendición de pruebas constituye, tal vez, en la etapa más importante de todo el litigio,
puesto que es acá donde cada parte prueba su “teoría del caso” que permita al juez adquirir
la convicción de que conceder las pretensiones de una de las partes. Por ello, resulta de vital
importancia reforzar en que, más allá de las convicciones y/o creencias que usted pueda tener
respecto de la legitimidad de sus pretensiones, usted debe contar con evidencia fidedigna que
respalde su solicitud. (“No es lo que sabes, sino lo que puedes demostrar”)
- “Dar ha lugar” a la demanda principal, lo que significa que el tribunal acoge las pretensiones
de quien inició al litigio y se le conceden los derechos reclamados.
- “No dar ha lugar” a la demanda principal, lo que significa que el tribunal rechaza las
pretensiones de quien inició el litigio, no concediéndose los derechos reclamados.
- “Dar Ha lugar a la demanda reconvencional”, lo que significa que el tribunal acoge las
pretensiones del demandante reconvencional, concediéndole los derechos reclamados, a la
vez que rechaza la pretensión del demandante principal