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TERRORISMO

1. m. Dominación por el terror.

2. m. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror.

3. m. Actuación criminal de bandas organizadas, que, reiteradamente y por lo


común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos.

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Definición de terrorismo

El terrorismo es la dominación por medio del terror, el control que se busca a partir
de actos violentos cuyo fin es infundir miedo. El terrorismo, por lo tanto, busca
coaccionar y presionar a los gobiernos o la sociedad en general para imponer sus
reclamos y proclamas.

El terrorismo puede ser ejercido por distintos tipos de organizaciones sociales o


políticas, tanto de derecha como de izquierda. Este tipo de acciones incluso pueden
ser llevadas a cabo por grupos poco estructurados.

La violencia política del terrorismo ocupa un plano diferente al contexto de una


guerra. Por esa razón, combatir el terrorismo y juzgar a los terroristas son tareas
muy dificultosas para un gobierno.

La definición del concepto no es precisa y puede variar de acuerdo a los intereses


de quien lo pronuncia. Es común que un político acuse a un opositor de terrorista
por el simple hecho de no comulgar con sus ideas. El terrorista, por otra parte, suele
negar su condición, sosteniendo que el uso de la violencia como legítima defensa.

En Argentina, la dictadura militar que tomó el poder en 1976 acusó de terrorismo a


todo aquel que “difundiera ideas contrarias a la civilización occidental y cristiana”.
Dicha postura tan rígida y ambigua al mismo tiempo puso del lado de los terroristas
a cualquier persona opositora al régimen, incluyendo a numerosas organizaciones
pacíficas.
Tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, el gobierno
estadounidense extendió su definición de terrorismo para incluir a numerosos
opositores. En el caso de su invasión a Irak, por ejemplo, la resistencia es acusada
de terrorismo por algunos sectores y legitimada por otros. Además, ha aumentado
la atención a los ataques terroristas, dado que el miedo sembrado en la población
norteamericana se expandió rápidamente al resto del Planeta.

Desde entonces, el número de atentados de impacto considerable que tuvieron


lugar en diferentes partes del mundo ha superado el medio centenar, dejando fuera
del recuento los coches bomba en España, Irak, México, Israel y Afganistán. En su
mayoría, dichos actos de terrorismo han sido atribuidos a grupos yihadistas (dentro
del islám político, los más agresivos y radicales) o a Al-Qaeda, y han tenido por
objetivo diversas ciudades de varios países.

No se debe pasar por alto el enfrentamiento terrorista checheno, una lucha que
busca recuperar su territorio de la invasión por parte de los rusos. Si bien no son
pocos los conflictos de naturaleza política, la religión siempre parece ocupar un
lugar protagónico en estos lamentables eventos, y eso alimenta los fundamentos de
los terroristas para ejercer la violencia.

El terrorismo no puede ser comprendido; se da cuando el ser humano atraviesa la


línea de la razón, de la compasión por los demás, cuando cree que su causa es más
valiosa que la vida ajena. Pueblos enteros son azotados por formas de violencia
que desafía la imaginación de las mentes más perversas y ni siquiera reciben una
explicación para tal abuso de sus derechos y libertades, para que su existencia se
vea irreparablemente rasgada ante la pérdida de sus seres queridos, de sus casas,
de su esperanza.

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