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DOCENTE:
GUSTAVO CAMACHO SARMIENTO.
UNIVERSIDAD DE PAMPLONA.
FACULTAD ARTES Y HUMANIDADES.
DERECHO.
CIVIL BIENES-GRUPO (B).
PAMPLONA NORTE DE SANTANDER.
22 DE OCTUBRE DEL 2019.
TABLA DE CONTENIDO.
Dominio Eminente………………………………………….…………........Pág.
Dominio Público………………………………………………………….…Pág.
Bienes Cultos………………………………………………………………..Pág.
Bienes Incultos……………………………………………………………....Pág.
Bienes Ejidos………………………………………………………………..Pág.
Bienes Baldíos……………………………………………………………....Pág.
Bienes Vacantes……………………………………………………………..Pág.
Bienes Mostrencos…………………………………………………………..Pág.
INTRODUCCION.
En el presente trabajo se dará a conocer…
ARTICULO 669CONCEPTO DE DOMINIO: El dominio que se llama también
propiedad es el derecho real en una cosa corporal, para gozar y disponer de ella, no siendo
contra ley o contra derecho ajeno.
Es un derecho pleno y general, que implica el más amplio poder sobre las cosas
corporales o incorporales, singulares y específicamente determinadas, poder
que está integrado por un conjunto de facultades radicadas en cabeza de su
titular, aunque transitoriamente puedan estar siendo ejercidas por otras
personas y que rechazan del ámbito de su ejercicio toda intervención extraña.
DOMINIO EMINENTE
Es el que se reserva el Estado sobre todos los bienes que integran la riqueza nacional y en
particular sobre el suelo y el subsuelo del país la riqueza potencial no aflorada como fuerza
hidráulica yacimientos minerales aprovechamientos forestales etc. El Estado se reserva el
derecho de expropiación forzosa de aquellos bienes que siendo de utilidad particular
puedan ser declarados de utilidad pública o social como prueba de que en último término es
el dueño y árbitro de todos los bienes y derechos.
El artículo 102 de la Carta Política de 1991 dispone que “el territorio, con los bienes
públicos que de él forman parte, pertenecen a la Nación”. Esta norma se proyecta en dos
dimensiones: De un lado, es un reconocimiento genérico del concepto tradicional de
“dominio eminente”, como expresión de la soberanía del Estado y de su capacidad para
regular el derecho de propiedad -público y privado- e imponer las cargas y restricciones que
considere necesarias para el cumplimiento de sus fines, naturalmente dentro de los límites
que la propia Constitución ha impuesto. De otro lado, consagra el derecho de propiedad
sobre los bienes públicos que forman parte del territorio, lo cual es “expresión de una
característica patrimonial específica que se radica en cabeza de la persona jurídica de
derecho público por excelencia en nuestro ordenamiento constitucional como es la Nación”.
Desde esta perspectiva, la jurisprudencia ha explicado, según los lineamientos de la
legislación civil, que la denominación genérica adoptada en el artículo 102 de la Carta
Política comprende (i) los bienes de uso público y (ii) los bienes fiscales. (i) Los bienes de
uso público, además de su obvio destino se caracterizan porque “están afectados directa o
indirectamente a la prestación de un servicio público y se rigen por normas especiales”. El
dominio ejercido sobre ello se hace efectivo con medidas de protección y preservación para
asegurar el propósito natural o social al cual han sido afectos según las necesidades de la
comunidad. (ii) Los bienes fiscales, que también son públicos aún cuando su uso no
pertenece generalmente a los ciudadanos, se dividen a su vez en: (a) bienes fiscales
propiamente dichos, que son aquellos de propiedad de las entidades de derecho público y
frente a los cuales tienen dominio pleno “igual al que ejercen los particulares respecto de
sus propios bienes”; y (b) bienes fiscales adjudicables, es decir, los que la Nación conserva
“con el fin de traspasarlos a los particulares que cumplan determinados requisitos exigidos
por la ley”, dentro de los cuales están comprendidos los baldíos. (c 255/12)
BIENES INCULTOS.
Son aquellos bienes que no son explotados económicamente. Dentro de éstos se encuentran
dos clases: Aquellos cuya explotación económica es permitida y deseada, es decir, aquellos
que se incluyen al régimen de los bienes baldíos. Y aquellos que no están dentro de ese
régimen y que su explotación no es obligatoria o no es permitida (como las zonas
ecológicas que a pesar de cumplir un fin de utilidad común no pueden ser explotadas en la
forma en que lo son los bienes baldíos).
Clasificación:
a) Bienes explotables económicamente
b) Bienes no explotables económicamente.
BIENES EJIDOS.
Son los lotes o extensiones de tierra situados en las zonas periféricas del casco urbano de
los municipios, que han sido destinados históricamente para suplir diversas necesidades
comunitarias, los terrenos ejidos son patrimonios pertenecientes a las ciudades.
Los bienes ejidos son:
o Imprescriptibles
o Inalienables
EL EJIDO EN LA CONSTITUCIÓN.
En el sentido jurídico, este tipo de tierras no pueden ser explotadas por los ciudadanos
puesto que se trata de un bien comunal. De hecho, en caso de que lo hicieran el estado
podría expropiarles lo que allí cultivaran e incluso, en algunos países, multar a quien osara
apoderarse de estos terrenos.
Suelen conocerse como tierras ejidales y son zonas del territorio rural que se encuentran en
los límites entre dos o más propiedades privadas y que suelen ser utilizadas para el pastoreo
pero que no se cultivan.
BIENES BALDIOS
Los bienes o terrenos baldíos son aquellos que estando dentro del territorio de la República
de Colombia, no pertenecen a ninguna otra persona y por ende son de propiedad de la
República de Colombia, tal y como lo dice el artículo 675 del Código Civil Colombiano:
"Son bienes de la Unión todas las tierras que estando situadas dentro de los límites
territoriales carecen de otro dueño.
La Corte Constitucional dice respecto a los bienes baldíos que: “son bienes públicos de la
Nación catalogados dentro de la categoría de bienes fiscales adjudicables, en razón de que
la Nación los conserva para adjudicarlos a quienes reúnan la totalidad de las exigencias
establecidas en la ley.”
Esto quiere decir que tienen una vocación de adjudicables. La Nación no necesita
conservarlos, sino que busca que sean adjudicados a los ciudadanos para el desarrollo de
diferentes políticas tales como la reparación a las víctimas de desplazamiento, promoción y
desarrollo de la agricultura, etc.
Ley 75/68 Art. 66: “El Instituto de Bienestar Familiar tendrá en las sucesiones
intestadas los derechos que hoy corresponden al municipio o vecindad del
extinto de conformidad con la ley 153/87.
Art. 707 C.C. Subrogado Ley 153/87. Art. 82: El dominio sobre bienes
vacantes y mostrencos: “Pertenecen a los bienes mostrencos o vacantes que
se hallen dentro de sus límites, salvo lo dispuesto en el Art. 129 de esta ley.
El citado artículo 129 de la ley 153/87 hace referencia a censos
vacantes que tengan algún gravamen a favor de un objeto pío, de educación o
beneficencia.
Art. 706 C.C.: Bienes mostrencos y vacantes: Estímase bines vacantes los
bienes inmuebles que se encuentran dentro del territorio respectivo cargo de la
nación, sin dueño aparente o conocido, y mostrencos los bienes muebles que
se hallen en el mismo caso.
Son bienes inmuebles que no tienen dueño aparente o conocido.
Dominio Eminente.
Bienes Incultos
(…)
Bienes Ejidos
LEY 41 DE 1948 Por el cual se dictan algunas disposiciones sobre terrenos ejidos y sobre
Personeros Delegados. Los terrenos ejidos situados en cualquier municipio del país no
están sujetos a la prescripción, por tratarse de bienes municipales de uso público o común.
SENTENCIA 2001-00593 DE 15 DE ABRIL DE 2010 CONSEJO DE BIEN DE USO
PÚBLICO, REGISTRO DE BIEN INMUEBLE, TERRENO EJIDO
Bienes Baldíos
Sentencia No. C-595/95 Los baldíos son bienes públicos de la Nación catalogados
dentro de la categoría de bienes fiscales adjudicables, en razón de que la
Nación los conserva para adjudicarlos a quienes reúnan la totalidad de las
exigencias establecidas en la ley.
Sentencia No. T-395/93
BALDIOS/BIENES DE USO PUBLICO-Restitución/DEBIDO
PROCESO
La ley 200/36, al decir lo que no son los bienes baldíos, nos esta diciendo qué es lo que son:
aquellos bienes que, estando en cabeza de particulares, no son explotados económicamente.
En su Artículo 2º lo aclara: “Se presumen baldíos los predios rústicos no poseídos en la
forma que se determina en el artículo anterior”. Los elementos propios que se buscaba
destacar en clase respecto de estos bienes, esto es, la ausencia de explotación económica, se
encuentran presentes. También se encuentra presente otro de los elementos destacados en
clase: La reprobabilidad que implica la tenencia de tierras sin explotarlas económicamente.
Además de estos dos elementos, la ley aclara varios aspectos referentes a la definición de
bien baldío: el artículo 2º puntualiza que estos bienes son rústicos, esto es, bienes rurales,
del campo, excluyendo posibles bienes urbanos. Son solo las tierras superficiales,
excluyendo el subsuelo (Art. 4º). Son bienes sobre los que el Estado tiene un derecho de
expropiación (cuando se encuentran en cabeza de los particulares) con fines sociales y de
distribución de riqueza (Art. 5º), que pueden beneficiar a los particulares adquiriéndolos
por prescripción adquisitiva con tal que los exploten económicamente (Art. 11º). Hay que
aclarar que los bienes baldíos tienen un régimen especial, establecido en los arts 15 y ss. de
la ley que no los hace equiparables al régimen de otros bienes adquiribles por posesión.
Con todo lo anterior, a la luz de la ley 200/36, podemos definir que son bienes baldíos
aquellos bienes rurales inmuebles que, estando en cabeza de un particular o en cabeza de
nadie, no estan siendo explotados económicamente, sobre los cuales el estado tiene un
derecho de expropiación con fines sociales y de distribución y aprovechamiento de las
riquezas del país, que consisten en la parte superficial del suelo y que pueden ser
adjudicables a los particulares que los exploten económicamente.
Como conclusión respecto a la ley 200/36, podemos decir que es mucho más valioso,
conceptual y prácticamente, tomar por “bienes incultos” a los bienes baldíos, excluyendo de
ellos a las llamadas “porciones incultas”. Por otro lado, a la luz de esta ley, y si se acepta el
argumento reciente, es necesario concluir que “bienes incultos” no es nada diferente de los
“bienes baldíos”.
Ley 160/94: Esta ley nos trae la denominación de “tierras incultas” para aquellos bienes
inmuebles rurales, consistentes en la superficie del territorio, que no son explotados
económicamente y que por motivos de utilidad social y económica, pueden ser
expropiables por parte del Estado. En esta ley tampoco aparece la denominación “bienes
incultos” pero, por la misma razón expuesta en el aparte dedicado a la ley 200/36, no hay
ningún obstáculo para llamar “bienes incultos” a las llamadas “tierras incultas”, advirtiendo
que no se puede perder de vista que el bien en este caso es sólo la superficie de la tierra y
no las construcciones o el subsuelo que hay en ella.
Esta ley amplía la definición de los bienes incultos, según la legislación Colombiana,
porque, al incluir en el régimen de tierras incultas las que trata el capítulo 11 de la ley, ya
no los circunscribe a los bienes baldíos (Art. 52 ley 160/94 conc. Art. 1º Ley 200/36), sino
que lo amplía a aquellos bienes que se utilizan para la plantación de cultivos ilícitos (Art.
52, par. 2), a aquellos bienes en los que los propietarios violen las leyes que regulan la
utilización racional de los recursos naturales renovables y a los propietarios que violan las
normas sobre zonas de reserva agrícola (mismo Art. 52). Así, pues, son tierras incultas no
sólo las que no se explotan económicamente sino que lo son además aquellas que acabamos
de mencionar.
Por otro lado, la ley 160/94 conserva el carácter de utilidad social-económica de
distribución y aprovechamiento de las riquezas de la Nación, que deben de tener los bienes
incultos, al establecer entre sus objetivos en su Art. 1º “…Reformar la estructura social
agraria por medio de procedimientos enderezados a eliminar y prevenir la inequitativa
concentración de la propiedad rústica o su fraccionamiento antieconómico… Fomentar la
adecuada explotación y la utilización social de las aguas y de las tierras rurales aptas para la
explotación silvoagropecuaria, y de las tierras incultas, ociosas o deficientemente
aprovechadas, mediante programas que provean su distribución ordenada y su racional
utilización... Regular la ocupación y aprovechamiento de las tierras baldías de la Nación,
dando preferencia en su adjudicación a los campesinos de escasos recursos, y establecer
Zonas de Reserva Campesina para el fomento de la pequeña propiedad rural…”. Estos
objetivos van encaminados a preservar la Función Social de la Propiedad establecida en el
Art. 58 de la Constitución y están en consonancia con el destino que se le debe dar a los
denominados “bienes incultos”.
Podemos decir que esta ley, al ampliar la lista de bienes que se incluyen dentro de la
denominación de “tierras incultas”, permite justificarla como una denominación que cobija
varias clases de bienes y, así, no puede ser reemplazada con otro término equivalente (como
ocurría en la ley 200/36 que era igual bien inculto a bien baldío).
LEY 41 DE 1948
(noviembre 17)
Por el cual se dictan algunas disposiciones sobre terrenos ejidos y sobre Personeros
Delegados
Decreta:
Artículo 1º. Los terrenos ejidos situados en cualquier municipio del país no están sujetos
a la prescripción, por tratarse de bienes municipales de uso público o común.
Artículo 2º. La administración de los terrenos ejidos tanto urbanos como rurales,
corresponde al concejo municipal del distrito de su ubicación.
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Declarado exequible Sentencia de la Corte Suprema de Justicia Sentencia de 1959
Artículo 3º. Los terrenos ejidos urbanos podrán ser destinados por los respectivos concejos
municipales, a resolver el problema de la vivienda popular en las respectivas ciudades.
Artículo 4º. Los terrenos ejidos urbanos que, en virtud de la facultad conferida en el
artículo anterior, se destinen a solucionar el problema de la vivienda popular, podrán ser
enajenados sin el requisito previo de la subasta pública, con tal que los respectivos
contratos sean aprobados por el concejo municipal, y con el lleno de los requisitos
siguientes.
Artículo 5º. El área total de los lotes de terrenos urbanos que se vendan, no podrá ser
mayor de trescientos (300) metros cuadrados. Con todo, podrá ser superior esa superficie,
cuando el lote de que se trate esté situado de tal manera que haga imposible el uso de la
mayor extensión que tenga.
Artículo 6º. El precio por el cual se vendan los terrenos ejidos urbanos podrá ser rebajado
hasta un cuarenta por ciento (40%) del avalúo catastral. Este precio puede ser pagado por
contados en plazos no mayores de veinte (20) años. En ningún caso el precio de los lotes
que se vendan con la sola aprobación de los contratos por el concejo, podrá ser superior al
del avalúo catastral.
Artículo 7º. Para adquirir lotes procedentes de terrenos ejidos urbanos y beneficiarse, por
tanto, de los precios y facilidades de pago fijados en el artículo anterior, el adquirente
deberá reunir los siguientes requisitos:
c) Que sea oriundo de la ciudad, o que, al menos, haya vivido en ella durante cinco (5)
años;
f) Que el lote sea destinado exclusivamente para construcción de la casa para la familia que
dependa del comprador, y que en ningún caso se destine para arrendamiento o para otro
negocio cualquiera;
g) Que tanto el lote materia de la negociación como el edificio que se construya sobre él, se
constituyan en patrimonio de familia no embargable, a favor del mismo adquirente, de su
esposa y de los demás miembros de su familia que vivan con él y a sus expensas.
Para la constitución de este patrimonio no se requieren las formalidades de que tratan los
artículos 10 y siguientes de la ley 70 de 1931, y basta para ello la simple aceptación del
contrato por parte del ejidatario.
Artículo 8º. Son absolutamente nulos los contratos de compraventa de terrenos ejidos
urbanos que se celebren con incumplimiento de los requisitos señalados en los artículos 5o.,
6o. y 7o. de esta ley.
Artículo 9º. Los terrenos ejidos urbanos inaptos para ser destinados a la solución del
problema de la vivienda popular, tales como los situados dentro del sector comercial de las
respectivas ciudades, podrán enajenarse con otro fin por los correspondientes municipios,
mediante el requisito de la subasta, por su valor comercial.
Artículo 10. Con los valores provenientes de la venta, arrendamiento o cualquiera otra
clase de transacciones de ejidos, los municipios formarán un fondo rotativo que irá a una
cuenta especial, y será destinado a la compra de nuevos terrenos, con el fin de parcelarlos y
venderlos en la forma determinada en los artículos anteriores.
Artículo 11. Los terrenos ejidos rurales podrán ser destinados por los respectivos
municipios, a fomentar la producción de víveres baratos. En consecuencia, los ejidos
rurales formados por terrenos fértiles y cultivables podrán ser aportados por los municipios
a sociedades cooperativas de producción agrícola. Tales sociedades no podrán tener como
socios, a excepción de los respectivos municipios, sino a aquellas personas naturales que se
dediquen o quieran dedicarse primordialmente a labrar personalmente la tierra.
Artículo 12. Las personas que, conforme al artículo anterior, deseen formar parte de las
cooperativas de producción agrícola, deberán suscribir acciones por un valor no menor de
cien pesos ($100.00) moneda corriente cada una. El pago de estos aportes podrá hacerse por
el campesino, mediante abonos parciales que se tomarán en porcentajes de las utilidades
que al accionista correspondan en la cooperativa. Dicho porcentaje será fijado por los
estatutos de cada cooperativa.
Artículo 13. A excepción de los municipios, ninguno de los socios de estas cooperativas
podrá ser dueño de acciones cuyo valor nominal sea superior a dos mil pesos ($2.000.00)
moneda corriente.
Artículo 14. Salvo el caso contemplado en los artículos 11 y 18 de esta ley, los ejidos
rurales formados en tierras fértiles y cultivables no podrán ser vendidos por los municipios
correspondientes en ningún caso a menos que con el crecimiento de las ciudades lleguen a
convertirse en urbanos.
Artículo 15. Los ejidos rurales formados por terrenos quebrados o que no sean fértiles,
podrán ser vendidos en pública subasta siguiendo las reglas generales. Es absolutamente
prohibida la venta de ejidos situados en las hoyas de los ríos Lily, Meléndez, Cañaveralejo,
Cali, sus afluentes y vertientes que se encuentren en la misma zona, la cual se declara
reserva forestal, a fin de evitar la disminución de las corrientes de esas aguas.
Artículo 16. El municipio de Cali procurará que todos los campesinos que tienen labranzas
en las hoyas de los ríos nombrados en el artículo anterior y en los otros afluentes de los ríos
Cali y Pance, entren como socios de las cooperativas de producción agrícola. Para este
efecto, las cooperativas podrán recibirles, como pago de sus acciones, las mejoras y
terrenos que tengan.
Artículo 17. Las tierras que el municipio aporte a la cooperativa de producción agrícola,
según el artículo 11 de esta ley, serán avaluadas por peritos, los cuales serán nombrados así:
uno por el personero municipal delegado para ejidos y vivienda popular, o en su defecto por
el personero municipal del distrito; otro por el gerente provisional o definitivo de la
cooperativa respectiva, y el tercero será nombrado por los dos principales.
El monto de ese avalúo será dividido por el valor asignado a cada acción, con el fin de
determinar el número de acciones que le correspondan al municipio.
Artículo 18. La Caja de Crédito Agrario, Industrial y Minero abrirá créditos a estas
cooperativas con la responsabilidad solidaria del respectivo municipio accionista, con plazo
hasta de diez (10) años y por cuantías que sean suficientes para subvenir a los gastos que
demande la producción agrícola. Estos créditos también podrán otorgarse para el
sostenimiento de los cooperados en el tiempo comprendido entre la preparación del terreno
y siembra y la recolección de las cosechas.
Para la seguridad del pago de estos créditos, la cooperativa prestataria podrá dar en garantía
hipotecaria las tierras que le pertenezcan.
Artículo 19. La misma Caja de Crédito Agrario suministrará a las cooperativas las semillas
y los elementos de labranza necesarios, a precio de costo.
Artículo 20. Autorízase a los concejos municipales de los distritos en donde hubiere
situados terrenos ejidos, para crear el empleo de personero municipal delegado para ejidos
y vivienda popular, y la oficina correspondiente con el personal que determinen los mismos
concejos.
JURISPRUDENCIA
Declarado exequible Sentencia de la Corte Suprema de Justicia Sentencia de 1959
Artículo 21. Son funciones del personero municipal delegado para ejidos y vivienda
popular, las siguientes:
1ª.) Representar al municipio en todos los negocios relacionados con sus terrenos ejidos,
fundación de barrios populares, construcción de casas para obreros y empleados,
distribución de las mismas, etc.;
3ª.) Dictar la resolución en que, previo análisis de las pruebas, resuelva lo que sea
pertinente, accediendo, negando, ordenando la práctica de nuevas pruebas, etc.;
4ª.) Presentar al concejo las minutas que contengan los contratos de venta de ejidos para
que esa corporación resuelva lo que sea legal;
5ª.) Otorgar, a nombre del municipio, las escrituras que contengan los contratos de
compraventa ya aprobados por el concejo;
6ª.) Dar en arrendamiento los lotes de terrenos ejidos urbanos a las personas que los ocupen
y que carezcan de medios para adquirirlos en propiedad. Estos contratos siempre se
otorgarán por escrito, y la renta será fijada por el respectivo concejo municipal;
7ª.) Practicar, ante los jueces competentes, las diligencias conducentes al avalúo y remate
de los ejidos y hacer el nombramiento de los peritos.
Los avisos de los remates se harán con veinte (20) días mínimum de anticipación y se
publicarán por tres veces en un periódico escrito y en una radiodifusora local.
8ª.) Representar al municipio en las acciones y diligencias que instaure ante los jueces
competentes para recuperar los ejidos. También lo representará ante el tribunal en la
segunda instancia;
9ª.) Firmar todos los documentos necesarios para la fundación de las cooperativas de
producción agrícola y para obtener la autorización sobre funcionamiento de las mismas;
10) Las demás que le señalan al personero municipal sobre vivienda popular y ejidos, otras
leyes;
11) Hacer las investigaciones tendientes a descubrir qué terrenos ejidos están ocupados por
personas que carezcan de derecho para ello, y proceder a instaurar las acciones judiciales o
administrativas correspondientes para lograr su desocupación y restitución al municipio.
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Declarado exequible (ordinal 1 ) Sentencia de la Corte Suprema de
Justicia Sentencia de 1959
Declarado exequible (ordinal 2 ) Sentencia de la Corte Suprema de
Justicia Sentencia de 1959
Declarado exequible (ordinal 3 ) Sentencia de la Corte Suprema de
Justicia Sentencia de 1959
Declarado exequible (ordinal 4 ) Sentencia de la Corte Suprema de
Justicia Sentencia de 1959
Artículo 22. Cuando el ocupante de ejidos fuere tenedor, por reconocer dominio del
respectivo municipio, sin tener contrato de arrendamiento con el distrito, el personero
delegado para ejidos y vivienda popular procederá a instaurar la acción de tenencia, que se
tramitará como juicio de lanzamiento de arrendatario.
No son necesarios requerimientos previos al tenedor para que prospere esta acción.
Artículo 23. La base del avalúo de los peritos dentro de los juicios de tenencia
reglamentados en el artículo anterior, será el catastral.
Artículo 24. Se declaran de utilidad pública las mejoras plantadas en terrenos ejidos de los
respectivos municipios. La base de la indemnización será el avalúo de las mismas.
Artículo 25. Autorízase a los municipios capitales de los departamentos para crear
personeros delegados en lo penal, quienes podrán ser los suplentes del personero
municipal.
Publíquese y ejecútese.