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Facultad de Sociología
Política Social y Servicios Sociales
Yáñez González, Elena
Curso 2018/2019
Si las causas que han llevado a la persona a sufrir un desahucio han sido retrasos
con el alquiler o impagos, los arrendadores se van a ver recelosos ante esto, ya que
no confían en que les paguen lo acordado y en el tiempo establecido.
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Si el motivo del desahucio ha sido por causar estragos en la vivienda o altercados
con la policía, vecindario, hijos, etc. ocurrirá lo mismo; los arrendadores se verán
reacios a aceptar en su vivienda a una persona con estas condiciones.
En una sociedad con estas características se da por sentado que las personas que
viven inmersas en la pobreza es porque se lo han buscado, porque han cometido
errores a lo largo de la vida que les han llevado a ello, por lo tanto, que se lo
merecen. No tienen en cuenta que las condiciones socioeconómicas de una
persona le vienen dadas incluso antes de nacer, y que es muy poco probable
conseguir alcanzar un alto nivel de vida empezando por el más bajo. Esto es, que la
mayoría de personas que pertenecen a clases sociales altas es porque sus
antepasados ya provenían de estas, y no por mérito propio, en la mayoría de los
casos.
Salir de una situación de pobreza es muy difícil, ya que es un bucle constante. Los
individuos buscan trabajo pero no les contratan con tanta facilidad como a alguien
en mejor situación, por lo que tendrán más complicado conseguir una vivienda en
buenas condiciones, lo que deriva en una mala alimentación, salud, etc. Esto hace
que en muchos casos terminen con problemas de salud mental o que recurran a las
drogas para paliar con las condiciones de vida que tienen que soportar. Si llegan a
esto, después dedicarán el poco dinero que consigan al vicio que han adquirido, ya
que tampoco le ven un sentido a destinar el poco dinero que consiguen a pagar una
vivienda en la que van a vivir en malas condiciones. Se produce una desmotivación.
Por este motivo, tendrán deudas, por ejemplo el alquiler, y provocará desahucios en
muchos casos.
Otro problema al que se enfrentan los ciudadanos de los guetos es que no se ven
reflejados en este, no quieren pertenecer a él y confían en salir de allí en pocos
años, aunque lleven más de media vida en estas condiciones. Esto, en muchos
casos, hace que no se formen unos lazos entre el vecindario que podría ayudarles a
conseguir unas mejores condiciones de vida, por ejemplo, luchando por frenar las
descomunales subidas del alquiler que se han producido en los últimos años. La
unión hace la fuerza, y esta es algo indispensable para cambiar las cosas y hacer el
mundo un poco más justo, por lo que lo primero que deberían adquirir es la
conciencia de pertenecer a una clase común (Marx).
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El modelo anglosajón tiene constantes prestaciones económicas para colectivos
concretos, por ejemplo, los que se encuentran en riesgo de pobreza, etc. Esto es,
que en vez de resolver el evidente problema de la vivienda que hay actualmente en
Estados Unidos, se palia concediendo ayudas a las personas en desventaja
económica y social, pero esto no resuelve el problema, ya que estas ayudas no son
suficientes para la subsistencia de una familia, por lo que en muchos casos tienen
que elegir entre comer, poner la calefacción en los fríos meses de invierno y
permitirse el lujo de tomarse una ducha caliente, o pagar el alquiler.
Para una madre soltera con varios hijos, como es el caso de algunas protagonistas
del libro, la manutención de sus hijos es lo primero, por lo que tendrá que dejar a un
lado el alquiler, lo que la llevará a endeudarse de forma continua y a sufrir varios
desalojos por impago.
Con las medidas de intervención social del New Deal el Gobierno les negó a las
familias negras la oportunidad de compra de vivienda, ya que consideraba que los
vecindarios eran demasiado peligrosos para las hipotecas aseguradas. Esto llevó a
que, en los años 50, los inversores inmobiliarios vieran una gran oportunidad de
lucrarse explotando a las familias negras. Las familias blancas no querían vivir en un
barrio con gente de otras razas, por lo que vendían su vivienda, y los inversores las
vendían a las familias negras, que tenían toda la responsabilidad sobre su vivienda
pero ningún derecho. En caso de que los propietarios se retrasen en el pago,
pueden ser desahuciados.
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El negocio de los arrendadores es principalmente la gente pobre.
Esto se debe, en gran medida, a que los dueños de las viviendas no se preocupan
por el estado de esta, si se rompe algo, no se preocupan en arreglarlo ya que
igualmente, los pobres no van a encontrar nada mejor, por lo que lo más probable
es que no se quejen demasiado. En muchas ocasiones las viviendas no cumplen
unos requisitos mínimos de salud e higiene. Para el propietario de estas viviendas,
el mayor gasto va a ser comprar la vivienda, después sólo obtendrá beneficios, ya
que no se va a preocupar por tenerla en buenas condiciones.
Por lo tanto, no invierten tanto gasto en las viviendas de un barrio pobre como lo
tendrían que hacer en un barrio de clase alta, ya que en este los arrendatarios no
aceptarían estas pésimas condiciones de vida.