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51.

Diana Eugenia Roa Vargas solicitó el divorcio de su esposo ante la


jurisdicción de familia, por estimar que se configuró la causal 3ª del artículo
154 del Código Civil, referente a “ultrajes, tratos crueles y maltratamientos
de obra”. Para probar su alegato, la accionante relacionó diversas situaciones
en las que su esposo la agredió a partir de insultos, gritos, actitudes celosas y
posesivas, agresiones verbales y físicas, entre otras. En dicho proceso la
accionante presentó varias pruebas documentales y testimoniales que, a su
juicio, no fueron valoradas debidamente.

En dicho proceso se desestimó las pretensiones, ya que el Juzgado 4º de


Familia de Bogotá consideró que no se probaron agresiones físicas y
psicológicas, que configuraran la causal alegada.

Por tanto, la accionante presentó acción de tutela contra el referido Juzgado, al


estimar que éste valoró indebidamente las pruebas y desconoció los episodios
de violencia física y psicológica a la que fue sometida ella y sus dos hijas
menores de edad, por parte de su marido. El Juzgado accionado no presentó
alegatos de defensa.

52. Como quedó reseñado, la Sala de Familia del Tribunal Superior de Bogotá
y la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia declararon improcedente la
acción de tutela, pues la demandante no agotó todos los medios de defensa
judiciales, al no interponer el recurso de apelación contra la sentencia que
ataca.

Debido a lo anterior, esta Sala inicialmente evaluará si la presente acción de


tutela cumple los requisitos generales de procedibilidad del amparo contra
providencias judiciales, en los términos vistos al inicio de esta providencia.

Por último, evidentemente no se trata de una irregularidad procesal, ni de


una acción de tutela contra sentencia de esa misma naturaleza. Por todo lo
anterior, esta Sala de Revisión de Tutelas encuentra que esta acción de tutela
es procedente y, en esa medida, pasará a verificar si se configuran las
causales específicas alegadas; esto es, el defecto fáctico y la violación directa
de la Constitución.
De manera preliminar, esta Sala encuentra que el Juzgado accionado evadió
el cumplimiento de garantías fundamentales e infringió sus deberes
constitucionales de aplicar la Constitución, que eran determinantes en la
valoración del caso concreto de la señora Diana Eugenia Roa Vargas. Por
tanto, en principio, esta situación hace que a través de la acción de tutela sea
legítimo evaluar de fondo este caso.

Recuérdese que la accionante identificó tres situaciones para la configuración


de los defectos indicados, así:

i) El Juzgado encuentra probado el conflicto familiar, pero no considera este


hecho como constitutivo de violencia intrafamiliar. El Juzgado desconoce
que existe violencia psicológica y omite su valoración a lo largo del
proceso.
ii) Se desestimaron los testimonios de su jefe, una compañera de trabajo y de
su hermana. En su mayoría la Juez estimó que esos testimonios no era
válidos debido a que no fueron rendidos por testigos presenciales y por
tanto constituían pruebas de oídas, con lo cual hizo prevalecer la intimidad
del hogar, sobre los derechos de la víctima.
iii) El Juzgado no valoró las pruebas documentales en su integridad. En
especial ignoró el peritaje que sobre la pareja, había hecho un experto del
Instituto de Medicina Legal, que da cuenta de las conductas que son
indicativas de violencia psicológica, como adaptación de la víctima,
depresión, estrés, angustia, aislamiento social y familiar, entre otros.
62. Al evaluar este extracto de la sentencia, esta Sala estima que sí se
configura el defecto fáctico y la violación directa a la Constitución, debido a
que la valoración que hace la Juez 4ª de Familia de Bogotá contribuye a
normalizar el conflicto intrafamiliar, pues lo ve como un aspecto trivial y
cotidiano, que deben soportar los miembros de la familia. Esta mirada
contiene diversos estereotipos de género que no pueden seguir pasando por
alto, en las esferas judiciales.

En este punto, es importante recordar que tanto el Comité de Naciones


Unidas para la verificación de la CEDAW, como esta Corte, han precisado que
en ningún caso los derechos de un agresor pueden ser ponderados
judicialmente por encima de los derechos humanos de las víctimas de
cualquier tipo de violencia. Situación que ocurre en este caso.

68. Frente a estos dos primeros aspectos se acusa al ente judicial de indebida
valoración; es decir, de incurrir en la dimensión positiva del defecto fáctico,
que se presenta cuando el juez fundamenta su decisión en una prueba no
apta para ello o efectúa una tasación por completo equivocada.

Fiscalía 117 Unidad de Violencia Intrafamiliar

78. Así mismo, se instará al Consejo Superior de la Judicatura para que exija
la asistencia obligatoria de todos los jueces del país de la jurisdicción de
familia, a las capacitaciones sobre género que la Escuela Judicial Rodrigo
Lara Bonilla ofrezca. Lo anterior, a fin de promover la creación de nuevos
marcos interpretativos en perspectiva de género, que permitan la real y
efectiva reconfiguración de patrones culturales y estereotipos de género
discriminatorios.

79. También se solicitará a la Sala Administrativa del Consejo Superior de la


Judicatura, difundir por el medio más expedito posible esta sentencia, a todos
los despachos judiciales de la Nación, para que, en adelante, apliquen un
enfoque diferencial de género al momento de decidir cualquier asunto a su
cargo.

CUARTO: ORDENAR al Juzgado 4º de Familia de Bogotá, dentro de los treinta


(30) días siguientes a la notificación de esta providencia, proferir un nuevo
fallo en el que se tengan en cuenta todas las consideraciones de esta
providencia referentes al principio de igualdad y no discriminación por razón
del sexo y la especial protección que merece la mujer víctima de cualquier
tipo de violencia.

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