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Revista Antropologías del Sur N° 3 ∙ 2015 Págs.

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afrochilenos en arica:
identidad, organización y territorio
Afrochileans in Arica: Identity, Organization and Territory.

maría paz espinosa peña*


Fecha de recepción: 26 de febrero de 2015 - Fecha de aprobación: 13 de mayo de 2015

Resumen

Hace catorce años la población afrodescendiente de Arica sale a la luz pública, después de permanecer durante generaciones
en un ámbito privado, empañado por un pasado de esclavitud y negación. El siguiente artículo busca dar cuenta de la recuperación
y reconstrucción de una identidad, además de la reivindicación y reinvención de una cultura material e inmaterial. Así como
de las formas de expresión que han logrado cohesionar a la población afrodescendiente de la zona, dándose a conocer ante
la sociedad ariqueña y conformando un movimiento etnopolítico que lucha por ser contabilizado y reconocido como grupo
diferenciado frente al Estado chileno. Este proceso organizacional, desde sus inicios se desplegó principalmente en la ciudad
de Arica. Sin embargo, con el transcurso del tiempo y las constantes reconfiguraciones al interior del movimiento, también
se ha organizado desde una perspectiva rural. Por lo tanto, a partir de distintas territorialidades se manifiestan y reactualizan
los discursos, validándose la lucha por ser reconocidos por el Estado chileno. En cuanto a la información recopilada para
este artículo, proviene de entrevistas en profundidad realizadas a personas afrodescendientes, que habitan Arica y el valle
de Azapa. Lo que ha sido complementado con bibliografía relacionada con temáticas como identidad, etnicidad y territorio.

Palabras clave: movimiento afrodescendiente, etnicidad, identidad, territorio.

Abstract

Fourteen years ago the black population of Arica comes to light, after standing for generations in a private environment,
marred by a history of slavery and denial. The following article seeks to account for the recovery and reconstruction of an
identity, besides the claim and reinvention of tangible and intangible culture. And forms of expression that have managed to
unite the black population in the area, becoming known to the Arica society and forming a ethno-political movement that strives
to be counted and recognized as a distinct group against the Chilean state. This organizational process from the beginning is
mainly deployed in the city of Arica. However, with the passage of time and constant reconfigurations within the movement,
it has also been organized from a rural perspective. Therefore, from different territorialities manifest and reenact speeches,
validating the struggle to be recognized by the Chilean state. Regarding the information collected for this article comes from
in-depth interviews to people of African descent, who live Arica and the Azapa Valley. What has been supplemented by
literature on topics such as identity, ethnicity and territory.

Keywords: afro movement, ethnicity, identity, territory.

*  Antropóloga. Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Santiago-Chile. Correo electrónico: maria_paz_ep@yahoo.com


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Introducción1 El Estado chileno comienza un fuerte proceso


de represión y persecución, lo que significó
En Chile, la identidad negra y/o afrodescen- violencia, exilio y muerte, que decantó entre
diente ha sido negada históricamente por el otras cosas en lo que hoy se conoce como
Estado debido principalmente a dos aconteci- período de blanqueamiento, durante el cual las
mientos. Por una parte, a partir de la elimina- familias negras con el fin de disminuir el sufri-
ción de las categorías mestizo, negro y mulato miento y la discriminación a las futuras genera-
en los censos del siglo XIX, época en que los ciones, se empeñaron en negar una identidad
chilenos declaraban ser blancos y europeos negra que se hacía evidente en los rasgos físi-
americanos2. Sin embargo, en el caso de la cos y el color de la piel, procurando aclararse y
población negra de Arica, para dicha época ya mejorar la raza.
existen antecedentes censales puesto que este En Chile, a partir de la década de 1990, en
territorio pertenecía al Perú hasta la Guerra un contexto de incipiente reconocimiento de las
del Pacífico, que acabó el año 1883. Poste- identidades y junto con la aprobación de la ley
riormente, Tacna seguiría formando parte del indígena (Ley Nº 19.253), al interior de algu-
territorio peruano y Arica del chileno, instau- nas familias afrodescendientes se comienza
rándose el período de socialización y asimila- a hablar el tema de su ascendencia y cuestio-
ción conocido como chilenización o determi- narse sobre este pasado negro presente pero
nación, entre el año 1910 y 1929, enfocado negado. En tanto las identidades indígenas
en el fortalecimiento de la educación y obras van adquiriendo reconocimiento, estas fami-
públicas, además de instituciones como la igle- lias revaloran su pasado y se proponen dar a
sia, sindicatos, partidos, clubes sociales, entre conocer parte de una cultura que considera-
otros (González, 2004). Al mismo tiempo que ban propia. Esta es la antesala de la toma de
los regimientos, intendencias, subdelegacio- conciencia de una condición afrodescendiente,
nes o la escuela desde su aparataje simbó- a la par vendrían el trabajo identitario y el surgi-
lico se encargaron de constituir una identidad miento del movimiento en Arica.
chilena (Díaz, Díaz & Pizarro, 2010). En este El año 2000, junto a otros afrodescendientes
contexto, de un nacionalismo y xenofobia de la zona, Sonia y Marta Salgado -quienes
exacerbados, el ambiente entre la población posteriormente conformarían la primera organi-
se volvió violento. La imposición de nuevos zación afrodescendiente en Arica- son invitadas
mecanismos nacionalistas decretados por el a participar de la primera Conferencia Regio-
Estado chileno significaron el quiebre de una nal Preparatoria de las Américas, realizada en
cultura peruana, en donde se camufló también Santiago de Chile y del foro de ONG llamado
una identidad negra. En este contexto, Conferencia Ciudadana, previo a la Conferencia
Mundial contra el Racismo, la Discriminación
“(…) la exaltación de los símbolos patrios, la aplica- Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de
ción de un ordenamiento jurídico, la instauración de su
Intolerancia, a realizarse en Durban, Sudáfrica,
aparataje burocrático y militar, el sistema escolar, curas
párrocos o empleados civiles, operaron (al parecer) el año 2001. En esta Pre-conferencia se acordó
bajo la lógica de “integrar a todos” mediante cualquier la utilización del término afrodescendiente que
método a la comunidad imaginada chilena” (Ídem: 15). luego fue ratificado en la Conferencia Mundial
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de Durban. Instaurándose como categoría polí- momentos en donde surge y otros en que se
tico-jurídica que abarca a la población mundial expande y disgrega. Este proceso implica la
en cuanto su condición de diáspora africana, configuración de un sujeto político (un nosotros/
reivindicando la carga racista que histórica- ellos) y de subjetividades a partir de la presen-
mente ha sido adjudicada al concepto de negro, cia presumida, o bien cierta, de un grupo étnico.
entre otras cosas. Se podría decir que esta O sea, mientras las poblaciones transitan a
nueva concepción rompe con la idea “univer- conformarse de dicha manera, atraviesan por
salista”, como proponen Comaroff & Comaroff un proceso de etnización. Con respecto a los
(2013), en que se inventa a partir de una noción grupos étnicos, una de las características es
eurocéntrica y de un aparato ideológico eurocul- “contar con unos miembros que se identifican
tural, a la “persona autónoma” representada en a sí mismos y son identificados por otros y que
la modernidad burguesa y que “da cuenta de un constituyen una categoría distinguible de otras
imaginario, un conjunto de signos y valores, una categorías del mismo orden” (Barth, 1976:11). A
formación hegemónica” (Ídem.: 90). su vez, son considerados como:
Esta instancia fue el motor para que el año
2001 se creara la primera organización afrodes- “(…) una forma de organización social (...) una adscrip-
ción categorial es una adscripción étnica cuando clasi-
cendiente en Arica, llamada ONG Oro Negro,
fica a una persona de acuerdo con su identidad básica y
desde donde posteriormente se desprendie- más general, supuestamente determinada por su origen
ron el resto de las organizaciones que han ido y formación. En la medida que los actores utilizan las
conformando el movimiento. Siendo pionera, identidades étnicas para categorizarse a sí mismos y a
esta organización tuvo la labor de crear concien- los otros, con fines de interacción, forman grupos étni-
cos en este sentido de organización” (Ídem: 15).
cia en cuanto a la existencia y revitalización de
una identidad propia, así como de la promoción
En este escenario, la reconstrucción identi-
y autoadscripción a esta nueva categoría.
taria y el rescate de una memoria oral al inte-
Por lo tanto, desde hace catorce años el
rior de las familias afrodescendientes en Arica,
movimiento afrodescendiente ariqueño viene
se ha ido concientizando y fortaleciendo en el
experimentando un proceso de etnización,
tiempo desde los propios sujetos, organiza-
entendiendo que este ocurre cuando un grupo
ciones y las relaciones interétnicas históricas
social asume responsablemente las implican-
presentes en esta zona multicultural de triple
cias políticas de su identidad, ya sea racial o
frontera. A su vez, influidos por agentes exter-
étnica; vista como situaciones impuestas desde
nos tanto directos como indirectos, que en su
afuera, como formas de adscripción e incluso
interacción dieron como resultado el surgi-
de racismo (Sansone, 2004). De esta manera,
miento del movimiento etnopolítico desde el año
la identidad étnica cumple un rol movilizador y
2001. Ocupando un lugar primordial, el marco
de eficaz autoafirmación de personas y grupos
legal de pactos y convenios internacionales, así
culturales. Siendo aceptada al interior de un
como las experiencias identitarias y los proce-
proceso de configuración social y en distintos
sos jurídicos de la población afrodescendiente
escenarios (Antón, 2011). Siguiendo los plan-
en el resto de Latinoamérica, desde donde se
teamientos de Restrepo (2004), la etnización
han nutrido constantemente para estructurar
sería un proceso no homogéneo que conlleva
y darle continuidad al movimiento, principal-
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mente en su demanda por el reconocimiento necientes a esta última, reconociéndose como


del Estado. En este escenario, Hoffman (2008) afroariqueños y/o afrochilenos. Esta reivindica-
plantea el concepto de etnicización, como un ción identitaria pareciera no rechazar a la socie-
medio para la inclusión de los negros. La asimi- dad nacional, blanca o mestiza, sino que para
lación de esta población a un grupo étnico sería ser reconocida en ella y acceder a los benefi-
una herramienta de entrada al reconocimiento cios esperados por la integración, la etnicidad
público de cierta particularidad, lo que implica aparece como una “estrategia más viable que el
una ventaja política sobre la discriminación que mestizaje para participar en la sociedad nacio-
conlleva la denominación de negro. La etniciza- nal” (Gross, 1998:205), en contraposición a la
ción, se enfrenta y sustituye el antiguo concepto idea simplista de que el aislamiento geográfico
de racialización, como opción de superación. y social serían elementos en la permanencia de
En cuanto a la metodología de este artículo, la diversidad cultural. Las distinciones étnicas
los datos recopilados son parte de una inves- no obedecen a una falta de interacción; sino
tigación realizada entre los años 2010 y 2012 que involucran procesos sociales que excluyen
con organizaciones afrodescendientes de Arica e incorporan, conservando categorías discretas
y el valle de Azapa, a partir del análisis de entre- aunque ocurran variaciones de participación y
vistas en profundidad a personas que se auto afiliación en el avance de las historias individua-
reconocen como afrodescendientes y participan les (Barth, 1976).
del movimiento, tanto en Arica como en el valle A partir del rescate, reconstrucción y reinven-
de Azapa. Además del seguimiento desde el ción de un pasado afrodescendiente, indígena
año 2010, del proceso organizacional y de visi- chileno y peruano, en la actualidad se ha ido
bilización política e identitaria afrodescendiente conformando en Arica la identidad afrochilena;
en Arica. manifestándose desde diversos ámbitos cultu-
rales, discursivos y territoriales, que si bien se
El término afrodescendiente diferencian no son necesariamente excluyen-
y los inicios del movimiento tes. Podemos nombrar como causas de esta
diversidad factores que giran en torno a las rela-
El término afrodescendiente se instala en la ciones de parentesco y sus formas de reciproci-
ciudad de Arica con el objetivo de visibilizar dad presentes en un espacio geográfico, histó-
a esta población y posteriormente con miras rico, social y político que define a la población
hacia el reconocimiento del Estado, para lo cual en la interacción social y simbólica de distintos
la asimilación del término se vuelve impres- territorios. Según Barth (1976) estos límites son
cindible por estar validado en la esfera inter- sociales, aunque pueden contar con su afín
nacional, transformándose en un precedente territorial. Que un grupo conserve su identidad,
legislativo para la situación en Chile. Otorgando a pesar de la interacción de sus miembros con
mayor peso al movimiento en cuanto a su auto otros, da pautas para definir la pertenencia al
reconocimiento, pero también proyectando una grupo y los medios de afiliación y exclusión. Los
distinción que lo hiciera reconocible frente a grupos étnicos no se basan necesariamente en
los otros, vale decir, los grupos indígenas y la la ocupación de territorios exclusivos; se deben
sociedad ariqueña. A pesar de sentirse perte- analizar los medios por los que logran conser-
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varse, “pues no es solo mediante un recluta- En este sentido, la etnicidad se representa


miento definitivo, sino en virtud de una expre- como:
sión y una ratificación continuas”. (Ídem: 17)
Por otra parte, el movimiento afrodescendiente “(…) un repertorio a través del cual se torna sensible
una conciencia colectiva de la similitud cultural; algo
en sus inicios, desde un carácter asociado a
que sirve como referencia para que los sentimientos
lo cultural representado en las comparsas de compartidos adquieran sustancia. Su contenido visi-
música y danza afrochilena, se posiciona a través ble siempre es el producto de condiciones históricas
de esta expresión como un potente elemento en que, en medida diversa, inciden sobre la percepción
el fortalecimiento identitario para la manifestación humana y, al hacerlo, dan forma a las motivaciones, los
significados y la materialidad de las prácticas sociales”
de un pasado negado. Pero además este recurso
(Comaroff & Comaroff, 2011: 65).
es utilizado como estrategia política en cuanto
a su función visibilizadora. Álvaro Bello (2004),
Relaciones interétnicas y presencia de
plantea que los símbolos que son utilizados por
negros en Arica y el valle de Azapa
estos movimientos tienen diversos objetivos, la
valorización de una cultura propia, su reafirma- El Norte Grande de Chile, históricamente
ción y legitimidad frente al Estado, la recupera- ha presentado un gran panorama interétnico
ción histórica como forma de legitimación de la y multicultural. Oscar Bermúdez, a partir del
colectividad, representando la entrada al futuro, estudio de cronistas (citado en Herrera, 1997)
cohesionándose como grupo y diferenciándose plantea que en el período de la Conquista había
de los otros. Hoffman (2001) plantea que el “Ser una población de entre 6000 a 8000 personas
negro” supera categorías territoriales y criterios en la región, los que se distribuían de manera
racialistas. Es negro aquel quien se siente como dispersa en 200 pequeños poblados. Estos
tal. La construcción de este “sentimiento” implica ayllus se concentraban mayormente en los
una negociación permanente entre personas y valles y oasis de la precordillera, como: Lluta,
grupos que se muestran y se distinguen con un Azapa, Camiña, Tarapacá, Mamiña, Pica, entre
otro, en diversos ámbitos. otros. Menor era la cantidad en la alta cordi-
En este contexto, a pesar de que la identidad llera y la costa, producto de la disposición de
afrodescendiente se construye desde diversos agua potable y de riego. Este contexto multiét-
ámbitos, sus cimientos se encuentran en un nico, también implicaba variados estatus entre
mismo origen que los une como comunidad, los distintos grupos del valle y la costa, lo que
el ser descendientes de esclavos africanos y probablemente derivaba de aspectos econó-
que los identifica como grupo social diferen- micos y tecnológicos, en un sector en que la
ciado. Por lo tanto, a pesar de posicionarse población presentaba diversas especializa-
desde distintas esferas finalmente confluyen ciones y actividades agromarítimas. De esta
en una identidad que se arraiga en un lugar manera, subsistieron y circularon pescado-
más lejano y desconocido, la mítica África y la res, agricultores y ganaderos, que instalados
trata transatlántica que representa un origen en las entradas de los valles de Lluta, Azapa
primordial que va más allá de un actual territo- y Camarones. Por otra parte, los españoles
rio físico reflejado principalmente en la ciudad se establecieron primero en Tacna, Azapa y
de Arica y el valle de Azapa. Pica, posteriormente en Tarapacá y al finali-
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zar el siglo XIV también en Camiña, Sibaya, Hacia finales del siglo XIX, el mayor porcen-
Codpa, Matilla, entre otros. Según anteceden- taje de la población total correspondía a la
tes etnohistóricos, se observa la presencia de población negra peruana. En 1871 los negros y
grupos étnicos asentados en la costa y en los mulatos representaban un 58% de la población,
valles de Arica, territorio conocido como Cole- siendo 1.602 en Arica de un total de 2.768 habi-
suyo en tiempos preincaicos (Herrera, 1997) tantes, entre blancos, indígenas y mestizos. En
para después pasar a ser el Collasuyo incaico, Azapa el porcentaje era aún mayor, 455 de un
conformado por la actual región de Arica, Iqui- total de 590 habitantes, mientras que los blan-
que y Tarapacá. cos solo representaban el 23,9% (Wormald,
En cuanto a la población afrodescendiente, 1969). En este último lugar los negros tuvieron
esta ha permanecido en Arica y el valle de mayores posibilidades de desarrollarse como
Azapa desde su llegada con los españoles. negros libres por tener acceso a la propiedad
Durante el siglo XVI, se calcula la existencia de de la tierra y dedicarse a la agricultura. Existie-
1.200 esclavos negros en las costas del Perú, ron grandes terrenos en donde se dedicaron a
además de 500 “piezas de ébano” libres, por la agricultura, como lo fue la hacienda de los
servicios prestados a la Corona. En el siguiente Albarracín y la Corvachada, que hasta la actua-
siglo fueron estimados mil negros esclavos lidad representa una de las familias afrodescen-
y cien negros libres en Arica. La población dientes más extensa del valle, los Corvacho.
esclava fue destinada al servicio doméstico, En estos espacios, los negros, pudieron repro-
a labores agrícolas como el cultivo de olivos, ducir su vida y desarrollar prácticas culturales
algodón y caña de azúcar (Wormald, 1969). de forma independiente a un patrón. Al mismo
Bajo el corregimiento de Arica, las ciudades tiempo, según Van Kessel (2006), los Baluarte
como Arica o Tacna entre otras, se encontra- fueron un gran y prestigiosa familia de agriculto-
ban inmersas en los espacios y economías res antiguos en el valle de Azapa.
de los valles de Azapa y Lluta. Sin embargo,
según documentos, se registra menor canti- La migración campo-ciudad
dad de esclavos que trabajaban en chacras y
haciendas que en las ciudades y pueblos de la Los afrodescendientes han permanecido por
región (Briones, 2013). generaciones en el valle de Azapa, reprodu-
En el área rural, la esclavitud fue más limi- ciendo un fuerte sentimiento de pertenencia con
tada que en la ciudad, por el mayor desgaste el territorio en donde a pesar de las constantes
físico que implicaban las labores. Además al migraciones, permanece el arraigo a este lugar
estar alejados de lo urbano fue difícil crear al cual consideran considerado de origen, y
vínculos sociales. desde donde han construido un discurso según
el cual los afrodescendientes se habrían insta-
“Este aislamiento sin embargo, habría permitido recrear lado en el valle de Azapa, antes de que llegaran
y perpetuar silenciosamente algunos rasgos culturales
los indígenas desde las alturas.
de la tierra de origen, un cierto apego a la tierra, -aque-
lla que paradójicamente es la tierra también del sufri- El valle de Azapa sería un lugar de pertenen-
miento- pero que permitió por ejemplo, fortalecer redes cia para gran parte de la población afrodescen-
familiares más estables” (Ídem: 83). diente. Este sentimiento se expresa en aquellos
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que tienen un lazo afectivo, familiar y directo Muchos anhelan volver a establecerse en el
con el valle, representando un pasado tangible valle por representar un soporte familiar que
y cercano que los ha identificado durante gene- constituye el centro en torno al cual se confi-
raciones a través de las experiencias de vida. guran las relaciones sociales. Gran parte de
Aquellos que habitan Arica pero fueron nacidos la identidad afrodescendiente gira en torno al
y criados en el valle de Azapa conservan los reencuentro familiar y a las festividades reli-
lazos familiares y reproducen prácticas cultura- giosas que se celebran en el lugar, pues estas
les con sus parientes residentes en el valle. Al en sí mismas representan un elemento cultural
retornar a este espacio, lo cotidiano pasa a ser esencial en el fortalecimiento identitario. Con el
parte de una identidad negra, azapeña y ahora objeto de afiatar lazos y mantener las relaciones
también, afrodescendiente. parentales y comunitarias, existen prácticas de
reciprocidad, como por ejemplo, la celebración
“Es mi cuna, es mi todo porque donde yo nací, crecí,
durante todo el mes de mayo y parte de junio
viví, las primeras experiencias de la vida, jugué de niña
y algún día quisiera volver y quedarme en el valle… de la festividad de las Cruces de Mayo, que
para mí el valle es mágico... mi familia es la que está en se asemejan y son parte de históricas relacio-
Azapa, eso de ir al valle, de pasar momentos agrada- nes interétnicas, principalmente con aymaras,
bles, de hacer fiestas grandes familiares, pasar los años
donde van rotando anualmente compromisos
nuevos. Eso es Azapa para mí, es muy importante, es
mi raíz ahí a donde yo pertenezco, aquí estoy de paso
que implican instancias de reunión familiar y de
en esta ciudad, pero ahí donde yo pertenezco es el valle reencuentro de la comunidad. En ellas también
de Azapa” (Azeneth Báez, entrevista marzo 2012). se incluye parentela peruana que viaja para
estas festividades, haciendo evidente el desa-
En cuanto a esta movilidad entre el campo y rraigo y la disgregación familiar que produjo el
la ciudad podemos asociar el caso de los afro- período de chilenización.
descendientes al siguiente planteamiento: la El nexo que existe con el valle de Azapa y
llegada de grandes conglomerados indígenas lo que conlleva en cuanto a experiencias de
a las ciudades no quiso decir que los migrantes vida reflejadas en las prácticas cotidianas y las
perdieran sus vínculos con la comunidad o el costumbres, se materializan en ciertos elemen-
lugar de origen. En gran parte, tanto migrantes tos específicos o “rasgos diacríticos” que las
como residentes rurales, conservan sus lazos personas esperan encontrar y manifestar como
de parentesco, vínculos sociales y emocionales sinónimo de identidad (Barth, 1967), los que
(Bello, 2004). De esta manera, se constituyen pasan a ser soporte de la identidad afrodes-
elementos heredados o aprendidos que retornan cendiente por reflejar el legado de un pasado
conscientemente desde la infancia plasmados esclavo y la continuidad de una cultura negra
en este regreso al valle, fortaleciendo esta identi- azapeña presente durante siglos. Estos rasgos
dad afrodescendiente que resurge, a partir de los pueden ser tanto de índole comercial como las
recuerdos y prácticas cotidianas, que se asumen aceitunas; ritual como las festividades religio-
en la actualidad como elementos identitarios. sas; cultural como las peleas de gallos, la cele-
Al mismo tiempo, se percibe una cierta melan- bración de carnavales, las comidas definidas
colía en cuanto a un distanciamiento entre
como tradicionales; simbólicas como el apego
la vida en la ciudad y este hogar en Azapa.
al árbol pacay y a los olivos, así como a la caña
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de azúcar y el algodón, que a pesar de haber leros, labradores, pulperos, entre otros oficios
disminuido notablemente en cantidad, repre- (Díaz, Galdames & Ruz, 2013) cumpliendo un
sentan elementos en torno a los cuales giraron rol importante en el funcionamiento de la vida
las labores de los esclavos y posteriormente de social y económica de la ciudad, lo que al mismo
los negros libres, entre otros componentes que tiempo implicó un constante intercambio cultural.
conforman una identidad afrodescendiente en Muchos afrodescendientes establecidos por
la actualidad, además de aspectos identitarios generaciones en Arica, se identifican principal-
de índole social como las configuraciones fami- mente con el valle de Azapa así como también
liares. Finalmente, este territorio representa una algunos lo hacen con el valle de Lluta, a través
pertenencia por ser contenedor de elementos de un discurso basado en datos históricos. Este
que se asumen como propios, transformándose sentimiento se construye en primera instancia,
en un soporte identitario visible en la actualidad. a partir del nexo con un pasado instalado en la
Aquellos que nacieron y se criaron en el valle esclavitud el cual se adjudican como contenedor
tienen latente esta pertenencia pues estos identitario. Este segmento de la población no se
elementos fueron parte de sus vidas. Mientras refiere mayormente a experiencias cotidianas en
que los que no tuvieron estas experiencias no estos valles sino que se ancla en las vivencias de
cuentan con este soporte. Al existir una cierta los esclavos. Punto de partida para dar prueba de
carencia que los arraigue a este lugar defi- su descendencia y del lazo con un pasado que
nido como propio y validado por gran parte de los representa como comunidad actualmente.
la colectividad como lugar de origen, se retro-
“El negro cuando llegó a las playas de Arica, se trajo
cede hasta una descendencia directa y se hace
para ir a trabajar a las minas de Potosí, el negro
el nexo con un pasado -que ellos denominan trabajó todo el valle, no solamente Azapa, sino que
ancestral- que corresponde a la esclavitud. Lluta también… cuando traían a los negros a traba-
jar a Potosí, los llevaban por toda esa zona desértica,
Afrodescendientes en la ciudad y también lo cruzaban de noche desde el valle de
Azapa al de Lluta… en Lluta los jesuitas tenían más
de 300 esclavos, hacían producir al negro la cebada, la
Con respecto a aspectos culturales y sociales, alfalfa, todo pal ganado, las mulas y los llamos” (Arturo
la esclavitud en la ciudad se presentó de manera Carrasco, entrevista marzo 2012)
diferente a la zona rural. Los esclavos urbanos
estuvieron más cercanos a un hibridismo racial Esta construcción discursiva que, por lo
y cultural, producto del contacto con otras castas general, no tiene relación directa con parien-
y grupos sociales3. Por otra parte, se manifesta- tes que aún habiten estos valles, puede llegar
ron diversos grados en cuanto al lugar ocupado en muchos casos a un punto de unión en
en la servidumbre, siendo menor el desgaste el árbol genealógico, que de todos modos
físico del servicio doméstico (Briones, 2013). Sin los vincula a estos lugares e incluso con su
embargo, hasta las primeras décadas del siglo descendencia esclava. El hecho de que los
XX, los negros formaron parte importante de relatos no se refieran a vivencias familiares
de la sociedad ariqueña, no solo en calidad de sino que más bien a situaciones históricas, no
esclavos sino que también como negros libres, implica un factor determinante en la autodefi-
trabajando de lavanderas, planchadoras, jorna- nición de los afrodescendientes.
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Según Giménez, “es preferible la referencia a ños comerciantes negros. Barrio también donde
antepasados comunes bajo el concepto amplio pudieron desarrollar ciertos oficios tales como
de tradición. Los ancestros adquieren relevan- lavandería y labores de costura, además de la
cia no por sí mismos, sino en cuanto transmiso- presencia de cantinas” (Briones, 2004: 1). Sin
res autorizados de una compleja herencia cultu- embargo, estaban sometidos a una constante
ral” (2000:60). De esta manera, las identidades vigilancia policial, ya que este lugar era visto por
étnicas adquieren un carácter extremadamente la sociedad hispano-criolla como un antro del
tradicional, que el autor presenta como “socie- pecado y la desmesura (Ibíd). Además se reivin-
dades de memoria”. En donde la convicción dican los Carnavales que recorrían la ciudad. A
antes que la antigüedad autorizan la continui- partir de la instauración del servicio militar en
dad del pasado en su capacidad de incorporar el período de chilenización, entre otras cosas,
innovaciones y reinterpretaciones manifiestas los indígenas tuvieron acceso a formarse como
en el presente (Ibíd). músicos en las bandas de guerra, lo que signi-
Las organizaciones han recuperado, resig- ficó la introducción de otras formas musicales
nificado y recreado nuevas formas de repre- en las prácticas culturales comunitarias, como
sentación social que las visibilice en el ámbito los pasacalles que custodiaban procesiones o
urbano, reflejadas fuertemente en la música himnos en honor a santos patronos, entre otras
y danza de las Comparsas que a pesar de no expresiones musicales y adaptaciones cultura-
ser consideradas tradicionales, se inspiran en les (Díaz, 2009).
las labores de los esclavos y en los relatos de Por otra parte, según Cristian Báez (2010),
los abuelos en torno a expresiones culturales los carnavales de los negros en Arica recorrían
y a los antiguos carnavales. En este sentido, las calles General Lagos, 21 de Mayo y Colón,
“tanto los rituales como las fiestas y celebracio- en donde cada integrante bailaba con su propio
nes antiguas y reinventadas, conforman espa- paso, al son de bombos y quijadas de burro.
cios propicios para el despliegue de símbolos e Mientras que en el valle de Azapa, junto con
íconos” (Bello, 2004:125). En el caso de Arica, manifestaciones culturales andinas, también se
los afrodescendientes renuevan y fortalecen celebraban festividades y carnavales en que los
antiguas festividades celebradas por los negros negros salían hasta el sector de Las Maytas,
en la ciudad, incorporando también elemen- paseando a las reinas en carretas decoradas
tos del presente y manifestaciones culturales como carros alegóricos. Esto ocurría en secto-
actuales. Algunas de éstas son: la Pascua de res como La Corvachada, ubicada en el Km. 8
Negros, la Fiesta de Yemanyá, la Bajada del del valle de Azapa, en donde históricamente se
Carnaval Afro, las Cruces de Mayo, la Fiesta ha establecido la familia Corvacho, una de las
de San Juan, La Virgen de las Peñas, entre más extensa y representativa de los afrodes-
otras. Esto con el fin de dar a conocer y fortale- cendientes de la zona.
cer la presencia negra urbana. Reivindicando, Para el año 1945 se instaura el puerto de
por ejemplo, el barrio negro conocido como Arica como Puerto Libre, lo que implica la
Lumbanga, ubicado a principios del siglo XX importación de diversos productos sin el pago
en la actual calle Maipú, General Lagos y San de impuestos. El año 1958 fue creada la Junta
Martín4, el que “fue un enclave urbano de peque- de Adelanto, con el fin de incentivar el desarrollo
184 | María Paz Espinosa Peña — Afrochilenos en Arica

regional. Ambas estrategias significaron, hasta das del movimiento: ser considerados en el
el año 1973, una gran migración desde el inte- próximo Censo. Los resultados de este estudio,
rior. Finalizando la década de 1960, la migra- la Primera Encuesta de Caracterización de la
ción -principalmente de aymaras del altiplano Población Afrodescendiente de Arica y Parina-
chileno y boliviano- además de situarse en Arica cota, salieron a la luz el año 2014, estimándose
se instaló en los valles de Azapa y Lluta orien- un número de 8.415 afrodescendientes de un
tada a la agricultura (Chamorro, 2013). En este total de 179.172 encuestados.
contexto multicultural e interétnico, las manifes- Con el tiempo, las Comparsas, a pesar de
taciones festivas andinas fueron adquiriendo ser un elemento primordial de visibilización
mayor preponderancia en cuanto a la presencia identitaria y política en el área urbana, han
afrodescendiente. Posteriormente, en la década ido trastocando su labor inicial. Este obje-
de 1980, surge a los pies del Morro de Arica, la tivo primordial por el que surgen ha confluido
Ginga, evento que antecedió al actual Carnaval en una instancia que tiene otra connotación,
Andino con la Fuerza del Sol. esto es, la competitividad del Carnaval, que la
transforma en un arma de doble filo, pues a
pesar de ser un espacio potente en cuanto a
La labor visibilizadora de las Comparsas grados de visibilización y participación, implica
competencia, y por ende, distanciamiento del
Las Comparsas de música y danza afrochi- movimiento, confundiéndose su rol primordial
lena, se han constituido a través de etapas en cuanto elemento identitario de soporte para
que reflejan la adaptación a distintos momen- la autoadscripción. Esto ha significado cierta
tos sociales, culturales y políticos, en que se pérdida de credibilidad y peso frente a otros
han redefinido lineamientos específicos como que aún no se auto reconocen, o que sí lo
parte importante de la visibilización de esta han hecho, sienten que la identidad se está
población, la conformación interna y los propó- tomando de manera superficial.
sitos que le darán continuidad al movimiento. A partir de esta situación, el movimiento afro-
Dentro de este, la labor de las Comparsas ha descendiente, para algunos, ha proyectado
sido fundamental, pues irrumpen en el ámbito frente al resto de la población ariqueña y las
público ariqueño logrando que mucha gente instituciones gubernamentales una imagen
se identifique con ellas, sepa de su existencia que no contiene un mayor peso y trasfondo
o se interese en investigar una posible ascen- de reivindicación histórica y política. Lo que
dencia. Al mismo tiempo, su presencia ha sido podría decantar en una especie de folcloriza-
fundamental como elemento distintivo y repre- ción del movimiento, ya que existe la sensación
sentativo de los afrodescendientes frente a las de que son conocidos como los negros que
autoridades e instituciones gubernamentales, bailan, disminuyendo el espacio para la discu-
en sus movilizaciones por la demanda de ser sión sobre el reconocimiento y el gran aporte
contabilizados y reconocidos por el Estado. El que ha significado la presencia negra, tanto a
año 2013 se realizó el estudio estratégico del nivel regional como nacional. Podemos supo-
Instituto Nacional de Estadísticas (INE), como ner que al ser el movimiento afrodescendiente
avance para una de las principales deman- bastante reciente, su proceso de visibilización
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ha sido acelerado y han debido reinventarse en Herrera (1997), la presencia de grupos étnicos
la ciudad, en un escenario que históricamente en la costa de Arica se remonta según eviden-
los había negado. En este contexto, darse a cia arqueológica, a más de tres milenios. Por
conocer en su diferencia fue una urgencia; por otra parte, se dieron migraciones altiplánicas y
lo que en este proceso probablemente abusa- provenientes de la sierra hacia estos sectores
ron del recurso identitario de las Comparsas, costeros. Según los informes de Jorge Hidalgo
disminuyendo su impacto inicial. (citado en Herrera, 1997) para el siglo XVI,
Es importante resaltar que existe mucha posiblemente habrían en la zona asentamien-
población afrodescendiente que se adjudicado tos previos a la ocupación inka, por ejemplo,
una identidad afrodescendiente en los barrios la gente de Lupaca en la costa de Arica. Así
de Arica, reconocidos por la población por ser como otras etnias instaladas en el puerto de
barrios negros. Como por ejemplo el barrio esta ciudad: “Gente de Tarapacá en Arica”,
Esmeralda, el barrio San José, la población “un pueblo que se dice Ariaca de pescadores
Chile y Maipú Oriente, en donde las familias se treynta indios de Tarapacá”, “Gente de Pacaje
han establecido por generaciones remitiendo en Arica”, “los indios Pacajes”, “Gente Yunga y
y apropiándose de un pasado urbano o bien, Caranga en Arica”.
llevando sus orígenes a sectores como el Perú, Hasta la primera mitad del siglo XX, se esta-
valle de Lluta o la Chimba. Siendo estos últi- bleció un sector principalmente costero, cono-
mos, los que entre otros implican territorialida- cido como La Chimba, en donde habitaban
des representantes de un pasado negro que ha los llamados chimberos. Se ubicó, según los
sobrevivido, en la ciudad o en sus alrededores entrevistados, en la actual playa Chinchorro,
hasta la actualidad. Hoffman (2001) plantea que el Casino de Arica, el Campus Velásquez de
la ciudad se vuelve un espacio de proliferación la Universidad de Tarapacá y el regimiento.
de una etnicidad negra. Al carecer de un territo- Aunque su extensión era mayor, limitando
rio rural que representa una herramienta política al norte con el paso Chacalluta (frontera con
específica en el caso de organizaciones étni- Perú) y hacia el sur entre el río San José y el
co-territoriales, la comunidad negra urbana puerto de Arica, este lugar en mayor parte de
se reinventa a partir de normas propias. Los gente morena hasta que comenzó la chileni-
negros van reconociéndose y legitimándose en zación, pasando a ser un espacio multicultural
distintos ámbitos urbanos como la cultura, polí- en donde convivieron negros, blancos e indí-
tica, entre otros. genas; tanto chilenos como peruanos y bolivia-
nos. A pesar de que este lugar ya no existe
Afrodescendientes costeros: los chimberos físicamente como consecuencia del avance
urbanístico que además produjo la dispersión
Si bien hasta el momento se ha sostenido de sus habitantes en distintos barrios de Arica,
que gran parte de la población afrodescen- sus herederos buscan reivindicar este espacio
diente se identifica con ciertos barrios de Arica, por haber sido el lugar de tránsito y conviven-
con el valle de Azapa o el de Lluta, existe otro cia de sus padres y abuelos.
sector que representa una identidad negra,
aquellos que vivían cercanos del mar. Según
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“Nosotros acá tenemos lo nuestro en la ciudad… mi En este contexto, han definido como elemen-
abuelito es apellido Lara, él era peruano, pero él se
tos identitarios prácticas familiares en donde se
vino para acá y se quedó acá. Incluso hubo un tiempo
en que estaban peleando que Arica quedará pa Chile
ha mantenido elementos de una cultura arrai-
y no pa Tacna, entonces él estuvo en esa lucha…lo gada al Perú. Muchas familias mantienen un
persiguieron, de hecho mi abuelo no pudo entrar más a fuerte lazo con sus parientes tacneños o bien,
Tacna” (Aurora Lara, entrevista marzo 2012). con esta ciudad, dando cuenta de este pasado
reciente. Esta reminiscencia negra se mani-
A pesar de ser menor la cantidad de pobla- fiesta fuertemente en el traspaso generacional
ción que se identifica con este territorio en de ciertas comidas que a pesar de ser cono-
comparación con la que se representa con cidas en la actualidad como cocina peruana,
el valle de Azapa, los chimberos están recu- muchos de sus platos representan – para ellos-
perando parte de una memoria olvidada. Al un matiz negro por haber sido preparados por
mismo tiempo, en la actualidad son reconoci- los abuelos, tanto en Azapa como en la ciudad
dos algunos de los sectores y poblaciones de y en la costa. Así como la permanencia de la
Arica que fueron producto de la reubicación de música que a través de la guitarra y el cajón
la gente que habitaba en la Chimba, como por peruano expresan esta identidad negra.
ejemplo, la población Chinchorro y los Chimbe- Además de la transmisión familiar, esta agru-
ros, entre otras. pación busca recopilar datos para reconstruir y
En cuanto al movimiento, a pesar de que darle continuidad a este pasado chimbero, ya
existen familias descendientes de este sector que existen carencias en el rescate de recuerdos
que aún no participan de las organizaciones, la y tradiciones, en comparación a lo recopilado
identidad chimbera se ha manifestado al inte- con referencia al valle de Azapa. Esta situación
rior de una sola agrupación, la Comparsa Arica ha sido producto de diversos factores. Por una
Negro: Recuerdos de la Chimba, que surge parte, la población chimbera fue desarraigada
el año 2005 con un carácter social y cultural, de este lugar y dispersa en la ciudad, por lo que
buscando marcar una diferencia a través de su no continuó desarrollándose una cultura costera
identificación con la costa. A su vez, intentan que representó gran parte de la subsistencia de
rescatar relatos de los antiguos carnavales que esta población. Por otra parte, quedan pocos
se realizaban en Arica. abuelos que hayan habitado este sector a prin-
cipios o hasta la mitad del siglo XX, por lo que
“Los primeros carnavales que fueron acá en Arica
el rescate de una memoria y su colectivización
fueron ahí en el sector de La Chimba y fueron guia-
dos por una señora negra que se llama Rosa Güisa ha sido más complejo. Mientras que en Azapa
y siempre ellos se hacían trajes de rafia, eran colori- permanece población afrodescendiente que
das, entonces nosotros tenemos trajes coloridos... ha perpetuado una cultura rural desde donde
dicen que se echaban corcho quemado pa quedar más el movimiento, a pesar de surgir en la ciudad
negros de lo que eran, globos, agua, unas cosas como
se adjudicó una identidad arraigada al valle de
chiquete que eran perfumados… mi papá era chico y
recuerda eso, mi papá ya tiene 70 años” (Aurora Lara, Azapa, definiendo ciertos elementos como refe-
entrevista marzo 2012). rentes culturales y simbólicos, e instaurándose
como contenedor de esta identidad. El rescate
de la memoria oral de los abuelos se ha reali-
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zado principalmente en torno a quienes habita- demanda por ser contabilizados y reconocidos
ron el valle, lo que ha sustentado al movimiento por el Estado. Por lo general, son los líderes,
por representar una herencia viva. directivas y sus cercanos, quienes se encuen-
En este contexto, parte de la memoria negra tran más inmersos en el tema, comprendiéndolo
urbana quedó relegada a un pasado definido en como una categoría político-jurídica que los
el período de la chilenización. Muchas de las asimila con la población mundial y los inserta en
prácticas de los antepasados en la ciudad se el ámbito legislativo internacional, teniendo en
invisibilizaron al interior de la sociedad nacio- cuenta lo que conlleva y lo que pueden conse-
nal, mientras que las costeras fueron avasalla- guir. Sin embargo, se asume por parte de las
das por la urbanidad. Por lo que la definición organizaciones que aún falta trabajo por hacer
de elementos culturales que sustenten la conti- en cuanto a la concientización del término afro-
nuidad de este pasado en dicho entorno se ha descendiente en aquellos que aún no se auto
manifestado, por parte del movimiento, prin- reconocen o no participan del movimiento.
cipalmente a partir de las Comparsas y en la El proceso organizacional en el valle de
apropiación de festividades que de todos modos Azapa fue más tardío que en la ciudad, ya
representan la resignificación y reinterpretación que al encontrarse en una zona rural hubo
de prácticas culturales negras en la ciudad. una menor cercanía y participación con el
Parece evidente cómo la manifestación de la trabajo etnopolítico del movimiento afrodes-
identidad afrodescendiente se vuelve múltiple cendiente y su lucha por el reconocimiento
dando cuenta de territorialidades que resur- para poder incidir en políticas públicas. Exis-
gen del pasado desde lo rural, lo urbano y lo tía una distancia en cuanto a perspectivas
costero; apropiándose actualmente de espa- y demandas propias de un entorno rural, en
cios en donde transitaron y se establecieron donde las necesidades son más urgentes,
los negros desde su llegada como esclavos y pues están influyendo en el diario vivir de la
libres, constituyéndose como parte importante población. La falta de tierra, agua y luz, entre
de la sociedad ariqueña hasta la actualidad. otros, no es tema prioritario para la totalidad
del movimiento, pues en la ciudad estas nece-
El auto reconocimiento y sus implicancias sidades están resueltas, así como tampoco lo
territoriales que implica el deterioro del valle, tanto físico
como simbólico, por la instalación de mega
La cuestión de auto reconocerse como afro- empresas semilleras, que hace años están
descendiente, en cuanto a asumir esta nueva arrasando con la geografía y vegetación del
categoría identitaria, política y jurídica, no ha lugar, alterando este territorio -considerado
sido aceptado por la totalidad de esta población. ancestral-, y arriesgando la permanencia de
Esta asimilación se ha dado por los grados de prácticas culturales y ceremoniales de los
participación al interior de las organizaciones afrodescendientes en la zona.
que en un principio giraron principalmente en Según Delgado (1997), la identidad no es
torno al ámbito urbano. Aquellos que partici- solo una negociación constante. La identidad
pan de éstas son los que con mayor facilidad étnica o nacional es la consecuencia de movi-
asimilaron el término en concordancia con la lidades tanto históricas, sociales, políticas,
188 | María Paz Espinosa Peña — Afrochilenos en Arica

económicas, entre otras; por lo que no podría En este sentido, “la etnización de las pobla-
entenderse sin tomar en cuenta la forma en ciones negras se presenta como el mejor medio
que los grupos con intereses puntuales la usan para la defensa de sus intereses colectivos”
como fuente de legitimidad. (Gross, 1998:202). La relación con la tierra y
Hasta el año 2012, muchos de los habitantes con un territorio ancestral es fundamental para
del valle de Azapa que no pertenecían a las orga- la construcción de una identidad. A pesar de
nizaciones, no se sentían parte del movimiento que el movimiento en sí, se había identificado
afrodescendiente ni de esta identidad, que consi- con Azapa, lo hizo desde un contexto más bien
deraban más bien citadina. Asumían una iden- cultural, en cuanto a la definición de elementos
tidad netamente negra y/o azapeña manifiesta identitarios que los representaran como dife-
desde un pasado común en un entorno rural en el rentes y principalmente como herederos de la
que sus padres y abuelos se desarrollaron como esclavitud, tales como: el cultivo del algodón, la
agricultores negros y/o chilenos, pero no como caña de azúcar, los olivos y las peleas de gallo,
afrodescendientes. Al existir un fuerte apego a entre otros; que los relacionan directamente con
este territorio, se manifiesta esta identidad rural este pasado. Sin embargo, no habían tomado
local que desde su condición de negro sustenta el peso a que la apropiación de este territorio
en la actualidad una identidad afrodescendiente en cuanto a darle un carácter ancestral, también
que se ha ido fortaleciendo en el tiempo, ya que debía tener relación con el presente, o sea, con
a pesar de que el movimiento funda su raíz en el mantener viva esta comunidad a partir de
Azapa apropiándose de elementos identitarios contar con las condiciones para seguir desa-
de una cultura rural, prácticamente no se había rrollando sus prácticas culturales, pero también
integrado a esta población en la conformación y en cuanto a mejorar la calidad de vida de sus
participación del movimiento desde una perspec- habitantes con respecto de sus necesidades
tiva enfocada en las necesidades propias de este básicas y sus perspectivas futuras.
entorno. El acceso al agua y la tierra entre otros
aspectos fundamentales de diversa índole, tanto Conclusiones
económica, religiosa, social y cultural, no habían
sido contempladas hasta el año 2012, momento Podemos decir que una primera reivindicación
en que se concreta como bloque rural, la Asocia- del movimiento afrodescendiente surge desde
ción de Comunidades y Organizaciones Afro, la ciudad, buscando la visibilización y recons-
Territorio Ancestral Azapa, compuesta por trucción identitaria, con el fin de sensibilizar a la
organizaciones de diversa índole. Según Bello: población en este tema, promover la autoads-
cripción y posteriormente lograr ser reconoci-
“(…) en el territorio ancestral se encuentran las redes dos por el Estado. Esto se reflejó a través de
de parentesco, los vínculos básicos y definitorios que
dos estrategias fundamentales. Una de ellas
el grupo organizado cree no poder encontrar en otros
espacios. Al ponerse en peligro el territorio, los indíge- pareciera ser a primera vista, exclusivamente
nas ven amenazadas sus formas de vida y la reproduc- parte de una expresión cultural, la creación y
ción de sus identidades. El territorio es, por lo tanto, fortalecimiento de las Comparsas, sin embargo,
una realidad socialmente construida y no una esencia representó un importante componente político
inmutable” (2004: 96).
en cuanto a su función visibilizadora. La otra,
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fue la incursión del movimiento en un ámbito su conformación y permanencia en el tiempo.


netamente político, en donde comienza a darse En el caso del bloque afroazapeño, a partir de
a conocer y a exigir cierta participación y dere- las necesidades locales del entorno, adquiere la
chos ante diversos entes gubernamentales, experiencia política de la ciudad para articular
principalmente la demanda por ser contabiliza- lo que se encontraba presente históricamente
dos y reconocidos por el Estado chileno como en el valle de Azapa definiéndolo como compo-
grupo étnico. nente de una identidad local, negra y rural que
Una segunda reivindicación tanto identitaria en el escenario actual también se reconoce
como política surge desde el bloque afroaza- como étnica y afrodescendiente.
peño. A partir de una territorialidad rural que En este escenario, la identidad y el movi-
desde su entorno se inserta en la lucha primor- miento afrodescendiente se construyen a
dial por el reconocimiento, adjudicándose el ser partir de una multiplicidad de territorialidades
afrodescendiente como estrategia político iden- que convergen en la carencia de un territorio
titaria que los posiciona como contenedores de mítico e imaginario que los envuelve a todos
un legado y tradición negra en ese territorio. como descendientes de esclavos africanos.
Se puede decir que tanto las organizaciones Estos espacios desde donde se reconstruyen,
de la ciudad como las del valle, han jugado pape- cada uno en su proceso y contexto representan
les preponderantes al interior del movimiento desde la ciudad, el arraigo de la identidad afro-
afrodescendiente, formando un complemento descendiente en un pasado histórico. Mientras
en el que deben confluir para tener un mayor que desde el valle se establece el nexo con un
peso político y conseguir el reconocimiento. Por pasado cercano y palpable del cual se apro-
un lado, en la ciudad se da pie al movimiento pian, la pertenencia a este territorio se vuelve
por su contacto con el exterior, en cuanto al inte- simbólica, reivindicando ser herederos de una
riorizarse en la esfera política y en los procesos territorialidad ancestral. A partir de la autoridad
identitarios afrodescendientes internacionales. que les otorga esta herencia, reactualizan su
Por otra parte, en el ámbito rural se preserva discurso movidos también por conseguir grados
gran parte de lo que se ha definido como tradi- de participación en la sociedad nacional.
ción, instalándose el territorio azapeño a partir Finalmente, tanto las manifestaciones urba-
de una identidad local que reactualiza un nas como rurales son igualmente válidas
discurso que sustenta una identidad negra y un para la conformación de la identidad étnica y
territorio ancestral, lo que le da mayor sustento el movimiento etnopolítico afrodescendiente.
y continuidad al movimiento. Esta identidad Tanto la reconstrucción identitaria como el
rural definida desde una connotación étnica, desarrollo organizacional se encuentran en
posiciona a esta población en nuevos escena- una constante retroalimentación, reivindicando
rios participativos. Al interior de este proceso demandas que surgen desde diversas expe-
político, el movimiento afrodescendiente atra- riencias y territorios, que se manifiestan como
viesa e interactúa entre lo urbano y lo rural para soportes de la etnicidad.-
190 | María Paz Espinosa Peña — Afrochilenos en Arica

Notas Afrodescendientes de Arica y la Universidad Academia de Huma-


nismo Cristiano, en donde me desempeño como investigadora y
1
Este artículo forma parte de la tesis para optar al grado de Licen- coordinadora de alumnos en terreno.
ciada en Antropología y al título de Antropóloga, “Reconstrucción 2
Artículo “Mestizaje al sur del mundo” de José Bengoa. Dispo-
identitaria de los afrochilenos de Arica y el Valle de Azapa”, Escuela nible en http://www.miradaglobal.com Fecha de consulta: 10 de
de Antropología, Universidad Academia de Humanismo Cristiano, agosto de 2013.
2013. La investigación contó con el apoyo del Centro Interdiscipli- 3
Idea desarrollada en extenso por Marvin Harris en Raza y
nario de Estudios Interculturales e Indígenas –ICIIS, en el marco del Trabajo en América, 1974.
proyecto FONDAP 15110006. Esta investigación sigue en curso, 4
Información recopilada por la Organización Afrodescendiente
como parte de un proyecto colaborativo entre las Organizaciones Lumbanga.

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