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El Fast Fashion es un concepto desconocido para algunas personas.

Sin embargo, es un
fenómeno tangible en las empresas fabricantes y comercializadoras de ropa. Esta consiste en
la producción de prendas con baja expectativa de vida con el fin de aumentar las necesidades
de consumo de las personas y así obtener mejores resultados en ventas.
Los chilenos somos los mayores consumidores de ropa a nivel latinoamericano. Pablo Galaz,
coordinador nacional de Fashion Revolution, organismo encargado de concientizar acerca de
las consecuencias del Fast Fashion, destaca el aumento sostenido en los últimos años de la
importación de ropa, lo que perjudica a la industria textil chilena y que a la vez incide de
manera importante en la generación de residuos y material desechable.
Otro dato no menor es que la industria textil es una de las más contaminantes y que más agua
utiliza en la producción de sus productos. Esto motivo a nuestras reporteras a indagar acerca
de como el Fast Fashion ha logrado instalarse y consolidarse en nuestro país y nos presentan
alternativas a la hora de pensar en cómo y con qué nos vamos a vestir.

No es un secreto que el ritmo de las tendencias en el sector moda avanzan más


rápido que en otros. Este comportamiento es totalmente claro para los
empresarios textiles, compradores, diseñadores, confeccionistas y todos los
actores de este sector en Chile, lo que se refleja en que este sea uno de los
mercados más prometedores en el campo y así mismo uno de los más exigentes.

Las cifras lo confirman…


Chile en la actualidad representa más de la mitad del consumo de la región
sudamericana, sin mencionar que tiene negociado con 85% del PIB mundial y, si
se habla en términos de negocios, el país tiene 4.300 millones de consumidores,
aspectos que confirman que el país tiene una oportunidad de mercado
importante.
Por si fuera poco, Chile ha aumentado su consumo de ropa en un 80%. En
consecuencia, el sector textilero, ha tenido que avanzar en sus creaciones, para
así suplir esta demanda.
El panorama anterior, muestra la importancia de identificar las necesidades del
mercado textil en esta parte de la región, así como de reconocer las tendencias
2018/2019 que se destacarán en distintas áreas que involucran los textiles, desde
decoración de los hogares hasta las novedades tecnológicas.

Necesidades textiles de Chile


Las exigencias del comprador chileno han cambiado, desarrollando una fuerte
necesidad de renovación estética en el 2018 frente a la decoración de sus
espacios. Por ejemplo:
 Los colores vibrantes son una de las necesidades del comprador chileno, quien
actualmente busca cambiar el estilo de su hogar a través de la aplicación de
colores llamativos y cálidos, como el amarillo, con una mezcla de tonos sólidos,
como el turquesa.
 La estampación textil, el diseño de prendas con colores neo naturales, tales
como nude, ocres, marrones, tierra o pasteles, se han convertido en una gran
inspiración.
 La mayor población de consumidores de textiles y ropa en Chile son personas que
rondan edades entre los 30 a 45 años quienes tienen exigencias más allá del
diseño, enfocándose en la tecnología y los valores agregados que
acompañan las prendas.

Soluciones de la mano de Telas


Lafayette para el mercado chileno
Nuestra constante innovación, nos ha posicionado como una marca capaz de
suplir necesidades que cubren desde el desarrollo de nuevas tendencias de moda
hasta la intención de brindar un textil de buen desempeño. Por esta razón, el
mercado de textiles de Chile puede encontrar soluciones frente a todas sus
inquietudes con nosotros.
 Ofrecemos 5 diferentes textiles para implementar la impresión digital en tela, con
ello el mercado publicitario cuenta con materia prima de primera para el
despliegue de sus estrategias.
 Con el fin de brindar al mercado chileno una solución para sus exigencias
tecnológicas, hemos creado diseños acompañados con acabados ingeniosos, con
tecnologías desarrolladas por nosotros y respaldadas por
certificados de estándares de calidad internacionales.
 Teniendo en cuenta la renovación constante frente a la decoración de los hogares,
con nosotros puedes encontrar colecciones de telas decorativas
como Kaleidoscopio, enfocada en el mercado latinoamericano, inspirada en
tendencias mundiales, que te ayudarán a darle sobriedad a tus espacios con
colores radiantes.
Antes, durante y después de la
compra
Nuestra marca ha logrado identificar, en medio del crecimiento por parte del sector
de textiles Chile, la necesidad de desempeñar una atención completa para cada
uno de sus clientes, por tal razón, desde la materia prima hasta los acabados, son
pensados para brindarte calidad de primera clase, implementando procesos
capaces de crear un textil para cada necesidad.
Cerca del 70% del
total de las ventas de
moda en Chile
provienen de la
importación
POR:

Alicia Mares

PUBLICADO EL

today20 dic. 2017

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La apertura de su economía hace de Chile una de
las principales puertas de entrada del comercio
internacional al mercado latinoamericano. En lo
que respecta a la industria de la moda, el Instituto
ICEX España Exportación e Inversiones, publicó en
noviembre de este año el estudio "El mercado de la
confección textil y el calzado en
Chile", correspondiente al periodo 2014- 2016
donde España es destacada como el principal
exportador europeo en materia textil hacia Chile y
el segundo en calzado.
El instituto español ICEX presenta su diagnóstico sobre el
mercado de la moda en Chile - Zara

Sin embargo, el desempeño de los productos de


moda españoles en el mercado chileno, se ve
opacado por el liderazgo de China, país que
encabeza los rankings de importaciones en todos
los sectores. Según recoge el ICEX, del total de
productos de moda que entran a Chile, el 75% de
los textiles y el 88% de calzado provienen del
continente asiático.
Datos del ICEX adelantan que, en el mercado
chileno alrededor del 70% y 90% del total de las
ventas de textil y calzado respectivamente
provienen de las importaciones. Sobre ello, en
términos de comercialización de la indumentaria y
el calzado en dicho país sudamericano, el estudio
confirma una oferta centralizada por las cadenas
departamentales nacionales más importantes:
Falabella, Paris y Ripley. Por su target hacia un
segmento medio - alto, las 3 compañías de origen
chileno compiten directamente con gigantes
internacionales del retail de moda como H&M y
Zara.
En cuanto a los canales de distribución, el estudio
del ICEX adelanta que, pese a que el comercio
electrónico va ganando terreno en el país
sudamericano, los centros comerciales continúan
siendo el canal favorito de los chilenos para la
compra de ropa y calzado, recibiendo un total
de 40 millones de visitantes al año. Hasta el cierre
de la edición del informe del ICEX, la entidad
registró un total de 93 centros comerciales de los
que el 68% se concentran en la Región
Metropolitana de Santiago.

Sobre las perspectivas del retail en Chile, se


estima que el sector cierre 2017 con un alza del
3% en las ventas minoristas. Por su parte,
Euromonitor International pronostica para el
próximo año un crecimiento de aproximadamente
un 1,9% real en el sector minorista, para totalizar
con 52 000 millones de dólares.

Según los datos del último reporte de la Cámara


Nacional de Comercio Servicios y Turismo
publicado en octubre, en el acumulado del año, las
ventas minoristas de indumentaria se expandieron
un 7,7% entre enero y octubre de 2017. Por su
parte, las ventas de calzado han registrado un alza
del 4,1% durante el mismo periodo.

Fundada en 1982, ICEX España Exportación e


Inversiones es una entidad pública empresarial de
ámbito nacional que tiene como misión promover la
internacionalización de las empresas españolas
para contribuir a su competitividad y aportar valor a
la economía en su conjunto, así como atraer
inversiones exteriores a España.

Presta sus servicios a través de una red de


31 Direcciones Provinciales y Territoriales de
Comercio en España y casi 100 Oficinas
Económicas y Comerciales en el exterior. Dispone,
además, de 28 Centros de Negocio en el
extranjero, que ofrecen a las empresas españolas
infraestructura temporal a modo de incubadoras de
la internacionalización.
Chile: primera mirada a la industria de la
moda

Por Ariel Montoya.


Abogado por la Universidad Adolfo Ibáñez, MBA Fashion business & Law por el Centro de
Estudios Garrigues.
Es bien sabido que el actual escenario de la industria de la moda mundial se caracteriza
por ser dinámico, marcado por el desarrollo de la omnicanalidad, el branding y la pérdida
de valor de los productos originales, encontrándonos con marcas que se copian unas a
otras. En este contexto, Chile aparece con una población más bien pequeña y sin una
industria de la moda históricamente importante, pero con una cultura cada vez más ligada
al emprendimiento, muy distinto a lo que ocurre en Europa, donde todavía se mira con
recelo y existen grandes trabas para el que quiere emprender.
Si bien esto suena muy positivo para nuestro país, en la actualidad casi el 93% de lo que
hoy se vende es fabricado en países asiáticos, europeos o en países vecinos
latinoamericanos. ¿Cómo se explica dicho porcentaje si tenemos tanto desarrollo de
PYMES? De seguro la respuesta ya está en nuestras mentes. Ese porcentaje es producto
importado para/por empresas de retail extranjeras que han apostado por nuestro país
para desarrollar el sueño de sus marcas (o sea, para vender).
Esto nos deja la inquietud de saber qué ocurre con las marcas, más que todo, de diseño
de autor: made in Chile. El saber cómo podemos hacerlas relevantes para el mercado en
términos de cifras, incluso, siguiendo el ejemplo de España o Estados Unidos, optando por
la exportación no sólo de productos, sino también de marcas. Y frente a esto, ¿qué puede
decir la ley chilena en cuanto a la protección de dichos diseños para que puedan competir
con los grandes titanes del retail internacional? ¿Es suficiente la protección legal de los
diseños para competir en nuestro país?
Frente a estas interrogantes, si bien debemos analizar el tema desde varios puntos de
vista, desde el legal podemos decir que en Chile no es posible proteger los diseños de
vestuario por derecho marcario, tampoco por modelos de utilidad, dibujos y diseños
industriales, pues se prohíbe el registro de indumentaria. Quedando la opción de proteger
los diseños por medio de patentes de invención, siempre y cuando la prenda signifique la
creación de un producto o procedimiento que sea nuevo y no provenga del estado de una
técnica previa; que tenga un grado de invención tal que una persona con conocimientos
de las técnicas específicas no lo considere obvio, y por último, que pueda ser aplicado en
la práctica (según Ley 19.039).
De todas formas, nos queda la opción de proteger las obras por Derecho de autor, según
la Ley 17.336, artículo 3° numeral 18, según el cual se puede proteger “los dibujos o
modelos textiles”, en otras palabras, como señala María José Martabit, se pueden proteger
los vestidos y estampados. En definitiva, sí existe protección legal a los diseños de moda
creados en Chile. Buena noticia.
Es aquí donde queremos comparar la situación de protección legal chilena con la de
España y EEUU. En el caso de España, los diseños se protegerán por derechos de autor
sólo si pueden ser considerados verdaderas piezas de arte, pudiendo optar también (no de
forma excluyente) por las Patentes, o por los Diseños industriales, regulados por la Ley de
Protección Jurídica del Diseño Industrial, y por el Reglamento (CE) 6/2002, sobre los
dibujos y modelos comunitarios, que presentan un sistema muy adecuado y conveniente
para proteger los diseños de moda y que, de existir en Chile, podría ser una buena
alternativa para otorgarle valor agregado a las creaciones textiles de autor.
El sistema de protección de diseños español permite proteger aquellas prendas que
pueden ser importantes para una marca, dejando siempre a criterio de los autores la
decisión de proteger legalmente o no una creación, teniendo en consideración los efectos
económicos que puede tener para una organización titular de una marca el querer
resguardar el uso y goce de una prenda, otorgando protección, por determinados plazos,
a aquellas prendas no patentadas.
En la vereda del frente, encontramos el modelo norteamericano que, de forma deliberada,
prioriza el libre mercado y, en pos de la utilidad de las prendas de moda, no cree
necesario protegerlas. A este respecto, es posible que Chile se incline más por la posición
estadounidense de darle prioridad al libre mercado sin creer relevante proteger los
diseños de autor. Pero aquella decisión política y económica no es atingente con el hecho
de darle protección expresa a los diseños y modelos textiles, lo que en nada beneficia
económicamente a los titulares de derechos sobre una obra frente a la competencia
internacional que existe dentro del mismo país.
En palabras sencillas, Chile es un país donde el diseñador autor nacional es tratado igual
que un extranjero, y donde predomina el mercado de la importación, de forma
consecuente, evitando el desarrollo de marcas para su exportación. Distinto a lo que
ocurre en España, donde el legislador sí ha pensado en los efectos económicos que puede
traer a las marcas nacionales la protección de un diseño, en un mercado donde lo nacional
es altamente relevante y puede marcar la diferencia por sobre lo importado.
Por último, respecto a este punto, si el legislador hoy en día mantuviera el espíritu de la
ley que prevaleció al momento de su promulgación, realmente intentando proteger los
dibujos y modelos textiles, creyendo necesario proteger las obras originales, hubiese
actuado distinto: primero, dándole preponderancia a la industria chilena y a sus
diseñadores, potenciando el desarrollo de moda nacional; segundo, controlando el ingreso
al país de artículos de moda que no sean originales y que abundan en muchos mercados
dentro del país.
Puede parecer una exageración si lo miramos desde la perspectiva de libre comercio, pero
por medio de Tratados Internacionales se podría avanzar en dicha dirección. Si no se hace
es porque no existe real voluntad, o quizás, desconocimiento y falta de análisis sobre los
beneficios que puede traer fortalecer la industria de la moda, en un país donde sí existe
interés por emprender y generar crecimiento económico.
Y ya que tenemos ese interés, sería bueno no sólo esperar a que más gente siga
emprendiendo, sino también, potenciar el crecimiento sostenido de dichos
emprendimientos, para lo cual se hace del todo necesario mirar más allá de la cordillera,
porque lo queramos o no, en Chile estamos limitados a casi dieciocho millones de
consumidores y no hay más. Ya es hora de ponernos la armadura, de hacer crecer nuestra
industria de forma protegida y, así, salir a conquistar otros mercados.

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