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ARDEN LOS EXCESOS DE LA CATEDRAL DE NOTRE DAME Y DEL

TEMPLO DE SALOMÓN.

En Abril de 2019, No existió mayor suceso dramático frente a aquellos que no


lograron retirar la mirada de la destrucción de uno de los referentes religiosos,
culturales e históricos como lo es la catedral de Notre Dame en la Ciudad de Paris,
Francia. Un templo con muchas remodelaciones en la historia desde su
construcción. Una de ellas en la época del Barroco, que se caracterizaba por el
gusto por lo monumental, lo fastuoso y recargado. Un periodo de la historia que
buscaba la creación de una realidad alternativa a través de la ficción y la ilusión,
donde los sentidos se sometían al engaño y el artificio.

Los excesos arquitectónicos de la monarquía del siglo XVII pasaron a simples


cenizas. La catástrofe no sacudió a la sociedad francesa común, que en su en
mayoría dicen manifestarse desconfiados a las manifestaciones religiosas del
cristianismo, convirtiendo estos maravillosos monumentos históricos en simples
museos y sustituyendo los espacios sagrados en otras alternativas de fe.
Contrariamente ante la quema de los excesos arquitectónicos, aparece la elite
económica europea al rescate, con millonarias donaciones para su rápida
restauración.

Este acontecimiento parisino, no solo nos trae rápidamente recuerdos de la Historia


de la Religión de Israel, sino que provoca un imaginario de las humeantes paredes
del Templo de Salomón, en manos de los Babilónicos (2° Reyes 25:9). Un templo
que para el año 587 AC se caracterizaba por los excesos de injusticia, explotación
de extranjeros, huérfanos y viudas, múltiples asesinatos de inocentes, practicas
inmorales mezclado con cultos a otros dioses en el mismísimo Templo de Salomón
(Jeremías 7:5-6). Lo monumental del templo es sustituido por una recarga de ficción
e ilusión profética que promovía que el templo no podía ser destruido jamás: “templo
de Jehová es este, templo de Jehová es este” (Jeremías 7:4).

La quema del templo de Salomón no sólo fue la destrucción de un edificio, sino el


desplome de las bases de su fe. La historia del pueblo de Israel en sus
manifestaciones culturales, sociales y sobre todo religiosas se vieron en peligro:
¿acaso el dios de los Babilónicos en más poderoso que Jehová? O son los excesos
de las prácticas paganas las que provocaron que el pueblo con el consentimiento
del liderazgo sacerdotal perdieran la visión espiritual de sus antepasados. Es decir,
el fuego pudo más que la historia: “entre ruinas han quedado mis hijos, porque pudo
más el enemigo que nosotros” (Lamentaciones 1: 16c).

¿Cómo se podría dar continuación a la religión de Israel? Si una de sus mayores


instituciones que les proporcionaba identidad de nación, como lo era el templo,
ahora solo es cenizas. Así brota una alternativa, la religión sin templo como base
del judaísmo en tierras Babilónicas. Al mismo tiempo se desarrolla una nueva
autoridad con función civil-religioso: La elite sacerdotal promueve la lectura, oración
y se propone poner por escrito el abanico de tradiciones histórico-religioso de su
pueblo. Entonces ¿Quiénes son los que se preocupan, por la reconstrucción del
segundo templo?

Levitas y sacerdotes, descendientes del linaje de David y de las familias


tradicionales de los Sumos sacerdotes. Es decir, representantes de la elite religiosa
y económica que encuentran la oportunidad de apoyarse en las nuevas políticas
permisivas del imperio Persa de poder restaurar el templo de Jerusalén. El edicto
incluye poder pedir ayudas económicas y de materia prima a los pueblos vecinos.
Así se da inicio a un proceso de reconstrucción de un templo que décadas atrás se
caracterizó por los excesos religiosos.

Hasta la fecha no están muy claras las causas del siniestro de la catedral de Notre
Dame, ni tampoco hay documentos que nos describan detalladamente las ruinas
del templo de Salomón, lo que si es cierto es que se puede encontrar un paralelismo
histórico-religioso entre estos dos majestuosos templos: “ardieron en fuego por sus
excesos”, en momentos de crisis religiosa, Notre Dame más un museo que un
espacio espiritual y el templo de Salomón con reflejos de sincretismo religioso,
alejados de una fe leal a su Dios. Finalmente en la restauración de los dos templos
son las elites económicas que buscan su reconstrucción. Estos paralelos evocan a
una reflexión: “Cuidado con los excesos”

Autor: Daniel Neftalí Pavón Ramírez.

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