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Resumen 10
Nunca como cuando se trata del ejercicio del poder constituyente por el pueblo, resulta
más necesario diferenciar a este de la masa, materia de la que ya nos hemos ocupado.
Señala Messineo, El pueblo, único y verdadero titular del poder constituyente, no es
aquella masa amorfa e inconsciente, que se mueve como una avalancha o un rebano de
ovejas, sino aquella suma orgánica de seres inteligentes, destina dos siempre a actuar con
la plena conciencia de sus acciones y de sus fines, a los cuales deben ser dirigidos.
Expresa Fraga Iribarne, y por eso, al hacerlo, ni cabe que la comunidad este ausente de la
operación porque la tengan apartada, o porque ella misma se desinterese, ni tampoco que
en ese momento decisivo la masa cualquier masa desborde a quienes justa y
legítimamente deben encauzarla y dirigirla. No nos engañemos o creemos la palabra se
usa sin tensión especial que en la vida política, como en la vida humana en general, hay
criterios superiores de apelación basados en la raigambre histórica y unidad espiritual de
propósitos o misiones, y, todavía mas arriba, en supremos valores de verdad y de justicia,
o no hay mas que entregarse pero en todo y sin reservas al trágico relativismo mayoritario
que Kelsen simbolizaba en su famosa interpretación del juicio de Cristo y Barrabas ante
Pilatos: que esto es complicado y difícil, que se presta al subterfugio y a la estratagema
Que quien va a declarar auténticamente los valores supremos, en virtud de los cuales,
cuando proceda, el inocente pueda ser defendido contra todo el mundo.
Oscar Armando Echeverria Perez
Fraga Iribarne considera que la autoridad constituyente es problema difícil, pero hay que
resolverlo. En cada caso, y en vista de la concreta solución, tendrá un resultado; pero no
podemos, en modo alguno, renunciar al único criterio resolutivo; y este no puede ser sino
el eterno, el irreductible derecho natural. “El derecho natural dice el citado autor español no
es solo una atenuante, es o no es. Y si es, la paradoja kelseniana se disuelve y cae por su
base. Podrá haber casos en que entre dos facciones en pugna, basadas tal vez en
egoísmos inconfesables y en meras relaciones personales en contienda de ambiciones, el
factum de la victoria sea el único criterio de tiranía de la historia. Pero en muchos otros sin
que nunca tengamos de un lado toda la razón y del otro todas las culpas, que no es así
como están el grano y la cizaña, verdaderamente habrá buenos y malos, o por lo menos
mejores y peores, o siquiera los menos peores siempre cabe apelar al supremo tribunal.
Oscar Armando Echeverria Perez