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Meditación de agradecimiento por estar bien

Campanilla tres veces.

Comenzamos la meditación… Ya sea que estés sentado en una silla, cojín o zafu, siéntate en
una postura estable, atenta y relajada. Para conseguirlo cerraremos los ojos o bien si resulta
más cómodo los dejaremos ligeramente entreabiertos.

Ahora tomamos aire por la nariz y lo expulsaremos a través también de ella, con la boca
cerrada y la punta de la lengua en contacto con el paladar superior. Básicamente lo que vamos
a hacer durante los próximos minutos es darnos cuenta de lo que está sucediendo en el
momento presente.

Para conectarnos con este momento vamos a tomar en principio tres respiraciones
profundas…

Inspiramos, notando como el aire llena nuestro abdomen… pecho y eleva las clavículas
ligeramente… y expiramos… notando como el aire sale de nuestros pulmones y nos invade una
sensación de bienestar.

Dejamos ahora que nuestra respiración fluya de manera natural… sin forzar nada, fijándonos
en la cadencia respiratoria.

Notando como el aire, entra suavemente en los pulmones, notando como el aire sale
suavemente de los pulmones.

Pasamos ahora a realizar un breve escaneo de nuestro cuerpo. Con cada inspiración dirigimos
el foco de nuestra atención a una parte del cuerpo y al exhalar relajamos, aflojamos esa parte.
Comenzamos inspirando y llevando nuestra atención a…

1 la frente … exhalamos y relajamos la zona,

2 inspiramos y llevamos la atención a los ojos… exhalamos y relajamos la zona.

3 inspiramos y llevamos la atención a la mandíbula… exhalamos y relajamos la zona.

4 inspiramos y llevamos la atención a los hombros … exhalamos y relajamos la zona.

5 inspiramos y llevamos la atención a los músculos del pecho… exhalamos y relajamos la zona.

6 inspiramos y llevamos la atención a zona del abdomen… exhalamos y relajamos la zona.

7 inspiramos y llevamos la atención a los muslos… exhalamos y relajamos la zona.

8 inspiramos y llevamos la atención a la zona de los gemelos, las pantorrillas… exhalamos y


relajamos la zona.

9 inspiramos y llevamos la atención a los pies… exhalamos y relajamos la zona.


10 por último, inspiramos y llevamos la atención a piernas enteras… exhalamos y relajamos la
zona.

Cobramos finalmente conciencia de todo el cuerpo relajado en contacto con la superficie en la


que nos apoyamos.

Nos centramos en la respiración, sintiendo como inhalamos y como expiramos.

Sentimos el alivio que supone el dejar que las cosas sucedan tal cual están sucediendo, sin
tener que intervenir, sin tratar de forzar ni cambiar nada. Cuando noto que mi mente se ha ido
a otro lado, que viaja a otro sitio, que no permanece atenta a la respiración… entonces, sin
enjuiciar, sin enojarnos, aceptando la experiencia tal cual es, amablemente volvemos a
focalizarnos en ella. Me doy cuenta cuando el aire entra…. Me doy cuenta cuando el aire sale,
sin forzar, dejando a nuestro cuerpo respirar por sí mismo, sin alterar su sabio ritmo, sintiendo
como se oxigenan todas las células de mi cuerpo.

Aquí y ahora… nos centramos en sentir nuestros oídos a ambos lados de nuestra cabeza…,
unos conductos que semejan unas largas cuevas abiertas al exterior. Están divididos en tres
partes, oído exterior, con las orejas, que son la puerta que invita entrar a todos los sonidos, el
oído medio con una complicada y eficaz cadena de huesecillos, y el oído interno con un
laberinto maravilloso, que también nos permite mantener el equilibrio y sentir la posición en
que nos encontramos en este preciso momento…… los oídos son un bien muy preciado. Nos
permiten captar todos los sonidos que nos envuelven continuamente, nos avisan de posibles
peligros como el paso de un coche por la calzada y sobre todo nos deleitan con la música que
tiene el poder de hacernos despertar todo el abanico posible de las emociones …

Con lentitud, colocamos nuestra mano derecha en el pecho, cubriendo con la misma el
corazón y repetimos la siguiente frase…

En el momento presente, soy consciente de lo afortunado que soy al poder utilizar los oídos,
soy consciente y eso me hace sentirme bien.

En el momento presente, soy consciente de lo afortunado que soy al poder utilizar los oídos,
soy consciente y eso me hace sentirme bien.

En el momento presente, soy consciente de lo afortunado que soy al poder utilizar los oídos,
soy consciente y eso me hace sentirme bien.

Volvemos a colocar la mano en su posición original


Aquí y ahora… nos centramos en sentir nuestros globos oculares, redondos, flotando dentro
de nuestras cuencas, sostenidos por unas tiras de pequeños músculos. Esos ojos son un bien
muy preciado, protegidos por nuestros párpados, nuestras cejas y nuestras pestañas, en este
preciso momento. Nuestros ojos son órganos de una gran precisión que nos permiten captar la
forma, el color y la intensidad de la luz reflejada del mundo que nos rodea. Gracias a ellos
podemos leer, aprender, ver la cara de las personas que amamos, observar los diferentes
paisajes que nos acompañan a lo largo de la vida, en el lugar donde vivimos, en los lugares que
visitamos. Observar cómo cambian esos paisajes a través de las estaciones y a través de los
años…

Con lentitud, colocamos nuestra mano derecha en el pecho, cubriendo con la misma el
corazón y repetimos la siguiente frase…

En el momento presente, soy consciente de lo afortunado que soy al poder utilizar los ojos, soy
consciente y eso me hace sentirme bien.

En el momento presente, soy consciente de lo afortunado que soy al poder utilizar los ojos, soy
consciente y eso me hace sentirme bien.

En el momento presente, soy consciente de lo afortunado que soy al poder utilizar los ojos, soy
consciente y eso me hace sentirme bien.

Volvemos a colocar la mano en su posición original

Aquí y ahora… nos centramos en sentir nuestras dos manos, con sus diez dedos, suavemente
apoyadas… Esas manos son un bien muy preciado, sujetadas por nuestros brazos desde las
muñecas, en este preciso momento. Nuestras manos, son órganos que utilizamos las mayor
parte del tiempo en que permanecemos despiertos, para escribir, para agarrar objetos, para
acariciar, para balancear adelante y hacia atrás equilibrando todo nuestro cuerpo al caminar.
Nuestras manos son muy valiosas a lo largo de nuestra vida y de ello nos hacemos conscientes

Con lentitud, colocamos nuestra mano derecha en el pecho, cubriendo con la misma el
corazón y repetimos la siguiente frase…

En el momento presente, soy consciente de lo afortunado que soy al poder utilizar las manos,
soy consciente y eso me hace sentirme bien.

En el momento presente, soy consciente de lo afortunado que soy al poder utilizar las manos,
soy consciente y eso me hace sentirme bien.

En el momento presente, soy consciente de lo afortunado que soy al poder utilizar las manos,
soy consciente y eso me hace sentirme bien.

Volvemos a colocar la mano en su posición original


Alargaremos ahora la meditación unos minutos más centrándonos tantas veces como notemos
que nuestros pensamientos viajan hacia atrás o hacia adelante, anclándonos en la
respiración…

Tres toques de campana a los x minutos.

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