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Comenzamos la meditación… Ya sea que estés sentado en una silla, cojín o zafu, siéntate en
una postura estable, atenta y relajada. Para conseguirlo cerraremos los ojos o bien si resulta
más cómodo los dejaremos ligeramente entreabiertos.
Ahora tomamos aire por la nariz y lo expulsaremos a través también de ella, con la boca
cerrada y la punta de la lengua en contacto con el paladar superior. Básicamente lo que vamos
a hacer durante los próximos minutos es darnos cuenta de lo que está sucediendo en el
momento presente.
Para conectarnos con este momento vamos a tomar en principio tres respiraciones
profundas…
Inspiramos, notando como el aire llena nuestro abdomen… pecho y eleva las clavículas
ligeramente… y expiramos… notando como el aire sale de nuestros pulmones y nos invade una
sensación de bienestar.
Dejamos ahora que nuestra respiración fluya de manera natural… sin forzar nada, fijándonos
en la cadencia respiratoria.
Notando como el aire, entra suavemente en los pulmones, notando como el aire sale
suavemente de los pulmones.
Pasamos ahora a realizar un breve escaneo de nuestro cuerpo. Con cada inspiración dirigimos
el foco de nuestra atención a una parte del cuerpo y al exhalar relajamos, aflojamos esa parte.
Comenzamos inspirando y llevando nuestra atención a…
5 inspiramos y llevamos la atención a los músculos del pecho… exhalamos y relajamos la zona.
Sentimos el alivio que supone el dejar que las cosas sucedan tal cual están sucediendo, sin
tener que intervenir, sin tratar de forzar ni cambiar nada. Cuando noto que mi mente se ha ido
a otro lado, que viaja a otro sitio, que no permanece atenta a la respiración… entonces, sin
enjuiciar, sin enojarnos, aceptando la experiencia tal cual es, amablemente volvemos a
focalizarnos en ella. Me doy cuenta cuando el aire entra…. Me doy cuenta cuando el aire sale,
sin forzar, dejando a nuestro cuerpo respirar por sí mismo, sin alterar su sabio ritmo, sintiendo
como se oxigenan todas las células de mi cuerpo.
Aquí y ahora… nos centramos en sentir nuestros oídos a ambos lados de nuestra cabeza…,
unos conductos que semejan unas largas cuevas abiertas al exterior. Están divididos en tres
partes, oído exterior, con las orejas, que son la puerta que invita entrar a todos los sonidos, el
oído medio con una complicada y eficaz cadena de huesecillos, y el oído interno con un
laberinto maravilloso, que también nos permite mantener el equilibrio y sentir la posición en
que nos encontramos en este preciso momento…… los oídos son un bien muy preciado. Nos
permiten captar todos los sonidos que nos envuelven continuamente, nos avisan de posibles
peligros como el paso de un coche por la calzada y sobre todo nos deleitan con la música que
tiene el poder de hacernos despertar todo el abanico posible de las emociones …
Con lentitud, colocamos nuestra mano derecha en el pecho, cubriendo con la misma el
corazón y repetimos la siguiente frase…
En el momento presente, soy consciente de lo afortunado que soy al poder utilizar los oídos,
soy consciente y eso me hace sentirme bien.
En el momento presente, soy consciente de lo afortunado que soy al poder utilizar los oídos,
soy consciente y eso me hace sentirme bien.
En el momento presente, soy consciente de lo afortunado que soy al poder utilizar los oídos,
soy consciente y eso me hace sentirme bien.
Con lentitud, colocamos nuestra mano derecha en el pecho, cubriendo con la misma el
corazón y repetimos la siguiente frase…
En el momento presente, soy consciente de lo afortunado que soy al poder utilizar los ojos, soy
consciente y eso me hace sentirme bien.
En el momento presente, soy consciente de lo afortunado que soy al poder utilizar los ojos, soy
consciente y eso me hace sentirme bien.
En el momento presente, soy consciente de lo afortunado que soy al poder utilizar los ojos, soy
consciente y eso me hace sentirme bien.
Aquí y ahora… nos centramos en sentir nuestras dos manos, con sus diez dedos, suavemente
apoyadas… Esas manos son un bien muy preciado, sujetadas por nuestros brazos desde las
muñecas, en este preciso momento. Nuestras manos, son órganos que utilizamos las mayor
parte del tiempo en que permanecemos despiertos, para escribir, para agarrar objetos, para
acariciar, para balancear adelante y hacia atrás equilibrando todo nuestro cuerpo al caminar.
Nuestras manos son muy valiosas a lo largo de nuestra vida y de ello nos hacemos conscientes
Con lentitud, colocamos nuestra mano derecha en el pecho, cubriendo con la misma el
corazón y repetimos la siguiente frase…
En el momento presente, soy consciente de lo afortunado que soy al poder utilizar las manos,
soy consciente y eso me hace sentirme bien.
En el momento presente, soy consciente de lo afortunado que soy al poder utilizar las manos,
soy consciente y eso me hace sentirme bien.
En el momento presente, soy consciente de lo afortunado que soy al poder utilizar las manos,
soy consciente y eso me hace sentirme bien.