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bonita. Una tarde calurosa de verano estaba Alicia dando un paseo por el
bosque, se sentó a descansar en la sombra de un árbol. Cuando de pronto vio
pasar un conejito blanco que bestia muy elegante que veía su reloj con
desesperación y decía:
- ¡Es muy tarde! No llegaré a tiempo
Alicia tomó un poco y se achico hasta quedar diminuta, pero no se dio cuenta
que olvido las llaves en la mesa. De pronto vio un pequeño pastel que decía
COMEME y sin pensarlo se lo comió todo y empezó a crecer y crecer hasta
llegar al techo, estaba tan desesperada que empezó a llorar y sus lágrimas
formaron un gran charco.
Alicia volvió a beber de la botella que flotaba en sus lágrimas pero lo único
que consiguió ¡fue hacerse diminuta otra vez!. Ahora el charco de lágrimas
le parecía un océano. Nadando, logró pasar por la cerradura de la puerta, y
escapar por fin de aquella habitación. Al salir se encontraba en un hermoso
jardín donde nuevamente vio pasar al conejo que seguía diciendo que iba a
llegar tarde. Alicia continuo caminando buscando la manera de regresar a su
tamaño normal, en el camino se encontró con una vieja oruga sentada en una
seta. La oruga le contó a Alicia que si comía un poco de la seta volvería a su
tamaño real… ¡y tenía razón!