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Había una vez una niña llamada Alicia, tenía el cabello muy rubio y era muy

bonita. Una tarde calurosa de verano estaba Alicia dando un paseo por el
bosque, se sentó a descansar en la sombra de un árbol. Cuando de pronto vio
pasar un conejito blanco que bestia muy elegante que veía su reloj con
desesperación y decía:
- ¡Es muy tarde! No llegaré a tiempo

Alicia rápidamente siguió al conejo hasta que desapareció por un agujero en


un árbol, sin pensarlo lo siguió y cayó por un largo pozo. Hasta que de
repente apareció en una sala que tenía muchas puertas y una mesa en la que
estaban una pequeña llave dorada y una botellita que decía BÉBEME.

Alicia tomó un poco y se achico hasta quedar diminuta, pero no se dio cuenta
que olvido las llaves en la mesa. De pronto vio un pequeño pastel que decía
COMEME y sin pensarlo se lo comió todo y empezó a crecer y crecer hasta
llegar al techo, estaba tan desesperada que empezó a llorar y sus lágrimas
formaron un gran charco.

Alicia volvió a beber de la botella que flotaba en sus lágrimas pero lo único
que consiguió ¡fue hacerse diminuta otra vez!. Ahora el charco de lágrimas
le parecía un océano. Nadando, logró pasar por la cerradura de la puerta, y
escapar por fin de aquella habitación. Al salir se encontraba en un hermoso
jardín donde nuevamente vio pasar al conejo que seguía diciendo que iba a
llegar tarde. Alicia continuo caminando buscando la manera de regresar a su
tamaño normal, en el camino se encontró con una vieja oruga sentada en una
seta. La oruga le contó a Alicia que si comía un poco de la seta volvería a su
tamaño real… ¡y tenía razón!

 ¡Por fin vuelvo a ser como siempre! Dijo Alicia

La niña continuó caminando cuando sintió que alguien la observaba. Al


girarse descubrió una media luna que resultó ser la sonrisa de un gato. Juntos
visitaron al Sombrerero Loco y la Liebre que conversaban alocadamente
mientras merendaban en el jardín. Alicia jamás había estado en una merienda
tan extraña. Cansada de tanta locura se marchó y llego a un precioso jardín.
Había tres naipes pintando de rojo las rosas blancas ¡parecían tener mucha
prisa! De repente apareció una señora muy enfadada gritando sin parar.

 ¡Que les corten la cabeza!

Era la Reina de Corazones que odiaba las rosas blancas.

 ¡Que les corten la cabeza!


Entre tantos gritos la Reina se dio cuenta de que Alicia la observaba, y para
conocerla mejor la invitó a jugar al croquet. Alicia aceptó la invitación, pero
resultó ser la partida más rara de su vida.
El campo estaba lleno de agujeros; las bolas eran erizos; los mazos,
flamencos; y cada vez que la reina se enfadaba gritaba:

 ¡Que les corten la cabeza!

Alicia intentaba perder siempre para no disgustar a la reina, pero eso la


enfurecía aún más. La Reina estaba tan furiosa con Alicia que ordenó que le
cortaran la cabeza, y ella, para poder defenderse, pidió un juicio. Al juicio al
que asistieron todos los habitantes del reino. La niña intentó defenderse pero
nadie la escuchaba ¡Alicia estaba harta de tantas locuras! A pesar de todo la
reina seguía empeñada en cortarle la cabeza a Alicia, y ordenó a los guardias
que la atraparan, ella corrió desesperada y justo cuando la iban a atrapar...
…Alicia se despertó ¡todo había sido un sueño!

Y colorín colorado…. Este cuento se ha terminado!

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