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El hombre y el medio EL ENTORNO HUMANO Es evidente que todo lo que se ha dicho en este libro hace referenci medio en que vive el hombre y que, directa o indirectamente, se rela- ciona con nuestra especie. Pero el presente capitulo y los préximos habrén de dedicarse a tres aspectos que no s6lo nos conciernen, sino {que nos preocupan —o al menos deberfan preocuparnos— hondamen- te: recursos naturales, explosion demogréfica y contaminacién. Recursos naturales Hablar de recursos naturales a la luz de los actuales problemas de ex- plosién demogréfica y propagacién univei irbanismo desenfre- nado, no puede reducirse a la mera contemplacién de las riquezas del mundo. Los recursos naturs in efecto, una serie de pro- puesto que la difusién de mistas, cabrfa preguntarse si amente es tan apremiante el asunto, Todo el mundo parece coi en que urge una cuantificacién rigurosa de los recursos naturales y la planeacién de su aprovechami to a no ser que estemos dispuestos a caer en lo que para los opti ia crisis, mientras que para los pesimistas tendrfa magnitudes apocalipticas. A pesar de los abundantes estudios realizados, hay que reconocer que no se sabe cual es el niimero maximo de habitantes que pueden Vivir en la Tierra. Lo que se sabe con certeza es que algunos recursos de la humanidad, acaso la mayor parte de ellos, no son infinitos y que no estamos muy lejos del tope. 89 90 caP.6. EL HOMBRE Y EL MEDIO A principios de la década de los afios setenta, un grupo de ci ficos, empresarios y observadores politicos, patrocinaron a un equipo de investigadores del Instituto Tecnolégico de Massachusetts para que produjeran un trabajo que fue publicado con el titulo Los Hi. tes del crecimiento, Se trata de una obra escrita en tono muy técnica y desapasionado, que, a a postre, produce una sensacién de pesimis- mo que raya en el desaliento. No es exagerado sostener que la mayor parte de los autores comparten y aun acrecientan ese pesimismo, Como botén de muestra considérese el siguiente texto que correspon. de @ Ciencia y supervivencia, de Baryy Commoner: “Como bidlogo, he llegado a ésta conclusi6n: hemos aleanzado un punto eritico en la ‘ocupacién humana de este planeta”. Con todo, no serfa justo ignorar a quienes se han pasado al extre- rio. Autor de Los préximos diez mil anos, Adtian Berry tf del Club de Roma, no hay a son finitos, los de la Gran Galaxia que lo rodea son, para todos los fines prict se fig, Querivo:ifor qué No Tomas LA AERONAVE ESPAcIAL Y TE VAS & Mercurio por Atco DE LEcHE Y PAN PARA LA CENA? Se a eaRAE ELENTORNO HUMANO 91 Hay que decir que Adrian Berry basa su optimismo en ef ingenieria cos ina que pretende el desmantelay planetas enteros, la construccién de ciudades espaciales 0 la coloniza- ci6n de fa Luna, Recursos naturales renovables Se consideran renovables los recursos que, de manera natural o arti- ueden aprovecharse una y otra vez. De hecho se trata de recur- , bien administrados, pueden regenerarse por los siglos de los siglos. Para no perder la sana costumbre del orden, podriamos empezar por un recurso que, a escala humana, es inagotable: la energ/a radian- te del Sol, Hacer referencia tal escala viene a cuento porque el hecho de que el Sol se apague dentro de cuarenta y siete mil millones de afios es algo que en el fondo nos tiene sin cuidado (véase fig. 6.2) CUARENTA ¥ SiETE Mit. MILLONES DE ANOSY, Figura 6.2. Algo que ros tiene sin cuidaco, 12 CAP.6. ELHOMBRE Y EL MEDIO fa que citar al agua y los nutrimentos que, ‘omo hemos dicho insistentemente, estén sometidos a ciclos que los nantienen més 0 menos constantes en la Naturaleza. Sabido es, smbargo, que algunos nutrimentos estén exploténdose de manera ar- ificial para producir abonos y que a fin de cuentas van depositndose in el fondo de los oceanos sin que existan medios para reintegrarlos ciclo. Muy vinculada con el agua y los nutrimentos esté la tierra, ecurso que, por fortuna, puede emplearse una y otra vez, y que rege- tera su fecundidad por medios naturales o artificiales. En México se Gnicamente el 14.9 % de la superficie tot pais para cul- 0% por las tierras que “‘descansan” en periodos alternados. Por tl- imo, habrfa que sei jue podrfan llamarse orgénicos que abarcan agricultura, recursos , cultivos especiales (hon- 05, algas, peces, crustéceos, etc.), ganaderfa, caza y pesca. lecursos no renovables acluyen a los combustibles fésiles (carbén, petréleo y gas natural) y los minerales (cobre, estafio, oro, plata, cromo, hierro, arsénico, Aqui convendrfa aclarar que no son raros los metales extraidos nna y otra vez de los desechos industriales para su reutilizacién cons- ante, \provechamiento y conservacién € los recursos naturales lasta ahora no hemos hecho més que enumerar los recursos naturales clasificarlos con la muy discutible etiqueta de renovables 0 no reno- ables. Porque, ademds de lo que se ha sefialado en el inciso anterior, quién dudaria de que algunos recursos naturales aparentemente re- ovables (como ciertas tortugas, caimanes o ballenas) han pasado a ar no renovables (extintos) a causa de la codicia y la irracionalidad on que han sido explotados? (Véase fig. 6.3.) ‘Afortunadamente, en ia actualidad se cuenta con satélites arti jes dotados de sensores muitiespectrales capaces de llevar a cabo la én remota de los recursos naturales, de tal suerte que es Po- ri6dicos sobre la cantidad y calidad de agua, lasificacién de los suelos y cultivos, etc, Todo ello redunda en un provechamiento mds eficaz de los recursos disponibles. 93 Lior Porque Ha LEfDo uN Lisro pg Ecouocfa y Energia solar, petréleo y otras fuentes de energia Desde comienzos del siglo x 1x, la energfa ha sido el factor primordial de las sociedades industriales. a su abundani io en las planas de hha explotado ya tal grado se prevé fa extracci6n futura del petrdleo, que ha sido predicho su ago- tamiento para dentro de un periodo que, segiin el grado de pesimis- ‘mo, fluctda entre 20 y 60 afios. Ante tan desolado panorama no han tardado en aparecer los sustitutos: energia nuclear, energia eélica, energfa solar, energfa geotérmica, energfa ocednica, etc. Las reserva de uranio y torio, que segin parece habrin de relevar al carbdn y al Petréleo, durardn varios milenios. En cuanto al Sol y el mar puede tse que, para fines précticos, representan una fuente infinita de energia. aparece por doquier el plastico. Por- mente para obtener energi prima para la elaboracién de a ,¥ comparar los mate usaban antao para fabricar toda clase de ute CAP.6, EL HOMBRE ¥ EL MEDIO. de uso corriente en la actualidad. No exageran quienes, lejos de urse deslumbrar por las cuestiones nucleares y espaciales, sostienen ivimos en la era del petrdleo. ‘ursos minerales de el advenimiento de la Edad de los Metales, la historia de la yanidad se ha visto vinculada a ciertos recursos minerales. La tran- 5n de la Edad de Piedra a la Edad de Bronce, supone una auté dlucién. Asimismo, los pueblos que no adoptaron a tiempo el hi tuvieron que pasar por el amargo trance de ver cémo sus armas 1 cortadas como si fueran de palo y no tardaron en ser con (véase fig. 6.4). Pero el hierro no sélo originé armas tem yherramientas mas efectivas para cultivar la tierra. on todo, hubo que esperar hasta el siglo x vit para que, impulsa~ por la maquina de vapor, se iniciara en Inglaterra la Revolucién Ustrial, que pas6 mas tarde a Europa y a Estados Unidos. Los avan- de la tecnologia han determinado, desde entonces hasta nuestros 5, un aumento exponencial en la explotacién de los recursos mine- s. Tan agudo ha sido el tal aumento que, segtin ciertos célculos, a Semana emi ELENTORNOHUNANO 95 mediados del siglo xx1 se habrén agotado muchos minerales meta- icos y no metélicos. Plomo, oro, cinc, estafio, plata y platino son ejemplos de minerales cuyas reservas conocidas no durarin més alld del afio 1990, El consumo de acero ha alcanzado tal importancia que puede ser- vit como indicador del desarrol 6 . Con todo, est previsto que, si sigue aumentando la demanda como hasta ahora, las reservas del hierro que se emplea para fabricar dicha aleacién, no durarén més que hasta el afio 2 500. Ademés del control demogré- fico y de la bésqueda de materiales que puedan emplearse como sus- titutos de los minerales cuyas reservas estan amenazadas, se impone poner en practica la separacién y el aprovechamiento de la basura. De hacerse asi, podrén recuperarse diversos materiales de desecho y, ademés, se logrard fa reutilizacién de! papel, de ciertos plisticos y de los desperdicios orgénicos. Agua Ya se ha hablado con cierta amplitud del agua, pero es éste un tema que siempre admite ampliaciones. El aprovechamiento inteligente del agua es algo tan afiejo como la historia misma de la humanidad. Las antiguas civilizaciones flore ron siempre a orillas de rfos generosos y, a medida que se ha desarro- lado la tecnologfa, la explotacién del "vital elemento” ha adquirido proporciones colosales. Desde la creacién de gigantescas presas y e: tensisimos ego, hasta la produccién de lluvia art y la conver blemas més angustiosos de las grandes del atolladero se han ial ”n en potable del agua marina. Con todo, uno de los pro- idades es ef abastecimiento 1e de gigantescos icebergs, desde los polos hasta los lu- gares més sedientos del planeta. Cualquier recurso es bienvenido en un mundo que consume 7 600 000000 000 litros de agua al dia. En el Medio Oriente existe un pequefio pais llamado Kuwait que no tiene ni gota de agua dulce y, en cambio, cuenta con abundantisimos man- en gigantescos barcos nn emplear sus com- bustibles para destilar agua det mar y asf han Hlegado a producir dia- riamente mas de cien mil metros ciibicos de agua dulce. ‘Ademas de la desgracia de haberse usado desde tiempos remotos 96 cAP.6. EL HOMBRE Y EL MEDIO como almacén o conducto para desperdicios de toda (ndole, el agua tiene el inconveniente deser el medio éptimo para la difusién de toda clase de sustancias, lo c ice en el aumento periddico dela con- centracién de desechos industriales como plomo, mercurio, cadmio, etc., mds detergentes, derivados del petrdleo, insecticidas y diversos venenos. Tierra y agricultura los cuales consisten en la u (como arena fina) donde se hacen germinar las semillas afiadiendo do- sis minimas de agua con todos los nutrimentos requeridos. De cualquier manera, el que nos ocupa es un recurso limitado no s6lo porque para su alimentacién cada habitante del planeta requiere de cierta extensién de tierra, que se calcula.entre 0.4 y 0.9 hectérea por persona, sino debido a que el érea empleada para escuelas, hospi- tales, cementerios, basureros, sumi tiene que divi disponibles y c) los campos que pueden de mismo que el volumen de agua disponi cultivar en mares y lagos). Sin embargo, hay que tener mucho oj ras globales porque, a pesar de que la produccién agricola mun- ha ido en aumento, resulta que en los pa(ses subdesarrollados existe una tendencia al estancamiento de una produccién que ya de suyo es deficiente y que, habida cuenta del aumento de la poblacién, se traduce en una di nde la produccién per capita. Ademds, los adelantos en la product mejoramiento gene de las variedades, el empleo de abonos y el otorgamiento de créditos carios no siempre resuelven los problemas, en raz6n de dos mo- ivos de peso: 1, Porque fa econom a de muchos pases funciona de tal manera que, a fin de cuentas, los beneficiados no son los trabajadores, sino unos ELENTORNG HUMAN 97 cuantos caciques e intermediarios, © un grupo més o menos ampl de burécratas. 2. Debido a que, con frecuenci la gente més necesitada no esta pre- parada culturalmente (aquf se emplea la palabra cultura en el sentido antropol6gico del término) para aceptar alimentos que no correspon. den a sus tradiciones (véase fig. 6.5). AQuiere un Poco DE" ten en evitar la contaminacién y frenar Su parte, requiere, ademas, del impulso ciones sobre sue- los y variedades mejoradas, asi como de la ampliacién de los sistemas de riego. Recursos silvicolas La utilizacién racional de los bosques es un asunto fundamental adn considerando puntos de vista exclusivamente antropocéntricos, Apun- laremos s6lo tres de las numerosas ventajas de los bosques: 1. Desempefian un papel regulador en el ciclo del agua de los ecosis- temas a que pertenecen, e incluso en el de cultivos).. 98 cAP.6, EL HOMBRE Y EL MEDIO 2, Protegen al suelo de la erosion y retienen el agua y los nutrimentos. 3, Son fuente de enormes riquezas por las materias primas que pro- porcionan. Es preciso, pues, evitar que los bosques sigan taléndose inmodera- damente como hi costumbre de la humanidad desde tiempos remotos (véase fig. 6.6). Especialmente urgente fa evitar fa acelorada destruccién de las selvas tropicales (véase fig. 6.7). de agua dulce), en jistintas especies de moluscos (ostiones, téceos (camaron algas y otras espe parte, se han ut ‘0s tales como el petréleo y la celulosa para producir bacterias y levaduras de gran val En México, a Ramos Elorduy, d logia de la UNAM, ha concebido el proyecto de cul cies de insectos para la alimentacién humana, Otro cu! 99 y fructffero es el que actualmente se co para explotar la Spirulina, al hidratada, contiene 63 % de protef las que proporciona la carne de res, Ganaderia Nadie ignora los beneficios que traen al hombre las diversas especies de ganado: carn s, cuerno y hueso son los produc- tos ganaderos més valiosos. Pero hay que sefialar que en muchas regio- nes el excesivo pastoreo ha provocado la desertificacion de las praderas. ciudades, las indu: minado fa casi desap: areas ganaderas fe las localidades 100 car.c. EL HOMBRE Y EL MEDIO de caza y, por ende, de las especies cinegéticas. De hecho, los pocos ca- zadores que quedan en el mundo suelen responder més a intereses deportivos que a los de subsistencia, No es exagerado decir que un ca- zador moderno paga més por matar una perdiz en el campo que si se a comiera con un buen vino en el més lujoso de los restaurantes. Tal es el patético caso de mi tfo Josemari. Bien dice el dicho: “Cara es la plaza, pero més cara es la caza”, Conservar las especies de caza supone conocer més rigurosamente los ecosistemas de los que forman parte y ocuparse de equilibrar el indice de explotacién con el de reproduc Ademés, es importantisimo proporcionar a dichas especies un habitat adecuado y respetar a otros organismos que conviven con ellas. Ya se ha visto que la eliminacién de depredadores puede ocasionar, aurique s¢ realice con buenas intenciones, trastornos grav(simos. Recursos pesqueros Hace diez afios se obtenfan anualmente 55 millones de toneladas mé- tricas de pesca, el 90% de las cuales correspondia a peces y el resto a mamiferos (ballenas, cachalotes), crustaccos (camaroi os), moluscos (ostras, calamares), equinodermos (e (tortugas). Curiosamente, tan ingente cantidad (que equivale solo al 2.96 de la produccién mun tal grado que, desafiando la miento de la pobl in embargo, el incremento sefial no puede ser indefinido y en algunos mares ya se han dejado sentir los efectos de la sobrepesca de ciertas especies, y todo parece indicar que se esté llegando al tope de rendimiento de muchas otras, Segiin ciertos célculos optimistas, para-fines de siglo se podrén cap- turar entre cien y doscientos millones de toneladas de pesca sin alte- rar la poblacién, Para lograrlo se cuenta, sobre todo, con la explotacién de los recursos pelagicos profundos y con el cultivo del oceano. Ambas actividades, sin embargo, ofrecen serias dificultades técnicas que ape- nas han empezado a resoiverse, Hay quienes sostienen que, puesto que la produccién primaria anual de los mares del orbe es de 150 000 millones de toneladas de fito- para consumo humano, De de energfa que entrafa el de productores a consumidores primarios y de éstos a los niveles su- Periores, Para la conservacién de los recursos pesqueros es necesario impulsar las ones oceanograticas, elaborar una tej adecuada, vigilar eficazmente los mares, promover la pisc ELENTORNOMUMANO 101 desarrollar sistemas para la redistribucién de nutrimentos, establecer Yedas, no permitir la pesca de individuos que por su javentud no ha. Yan tenido ocasién de reproducirse y, sobre todo, evitar la contami. nnacién de las aguas. De muy poco se ‘ontar con montafas de mariscos cargados de plomo, DDT y radiactividad (véase fig. 6.8). tie CIS Figura 6.8. Mariscos r Explosion demografica CRECIMIENTO DE LA POBLACION HUMANA Los restos fésiles han servido paracalcular que el hombre actual (Homo sapiens-sapiens) aparecié hace unos fen que vivid aquel arc! precarias, de ahf que las poblaciones humanas no debieron ser muy nu- merosas, Pero a medida que fueron haciéndose progresos para domi- en treinta y cinco afios, 2A qué se debe este fendmeno’ gente se ha tornado més enamoradiza, més arrebatada y més ardien- te?, Zserd que los espermatozoides humanos se han vuelto inf: cn el arduo lance de fertilizar évulos? Pues no, lo que ocurre es que la tasa de mortalidad infantil ha descendido considerablemente a causa, sobre todo, de los adelantos en cuestiones de medicina y nutricién. El caso es que, para no incurrir en frases coloquiales, los demégrafos dicen que el porcentaje anual de aumento de la poblaci6 del 2%. Mas lo cierto es que podemos sa presarnos con mayor cl ‘aumenta desmesuradam 103 104 car. 7, EXPLOSION DEMOGRAFICA habitante por cada metro cuadrado de superficie (véase fig. 7.1). Pero es evidente que tal cosa no llegard a ocurrir. Entre otros muchos mo- tivos porque, como ya ha quedado apuntado, se necesita entre 0.4 y 0.9 hectérea para que subsista una persona. El de México es uno de {os ejemplos mas extremosos de explosién demogeéfica, Veamos algu- nas cifras: Decenio Aumento anual de la poblacién De 1940a 1950 622.000 De 1950 a 1960 954 000 De 1960 a 1970 1470 000 AMBRE 105 Cuando México era un encaminada a estimular la existia una islacién jonios y la concep. idos los anticonceptivos en las ins. stituto Mexicano del Seguro stituto para la Seguridad Social al Servicio de los Tra. bajadores del Estado”. Pero al tomar conciencia de que el aumento anual de la poblacién excedia del 3 %, el gobierno cambié de polt. tica y emprendié una campafia de planificacién fa disposicién del piblico informacién médica gratui aparatos y férmacos para el control de la natalidad. DEMOGRAFIA Y DESARROLLO La demograffa es una disciplina joven que concierne a antropélogos, socidlogos, economistas, bidlogos y matematicos. Se ocupa del estu- dio estadistico de las poblaciones y resulta fundamental para abordar problemas politicos, econ iad, Sexo, avs, zona crecimiento de ia po- cimientos 1, por un lado, y las muertes y las emigraciones, por © lugar determinad blacion, Este El desarrollo econémico y social parece ser la solucién al problema de la explosién demografica. Los patses ma ilados de Europa experimentar un descenso en las tasas de natal de principios de siglo. Algo semejante ocurrié en E.U.A. y Canadd, En 'a regla general en pafses hispanoamericanos, africanos y asié- ticos, es el escaso desarrollo econémico y social aunado al descenso de la mortalidad, todo lo cual parece traducirse en un aumento desen. frenado de las tasas de natalidad. HAMBRE Segiin ciertas estadisticas hay veinte millones de personas que mueren de hambre cada afio y no es exagerado afirmar que la mitad de la hu- manidad est desnutrida. Por si todo esto fuera poco, resulta que mu- cchos pueblos hambrientos no aceptan més que los alimentos que tienen arraigo en sus tradiciones, ‘Ademds de los esfuerzos por incrementar la agricultura, la ganade- 106 AP, 7, EXPLOSION DEMOGRAFICA ria y la pesca, se han emprendido miiltiples soluciones para frenar ef problema de! hambre. A continuacién se enumeran algunas de las mds interesantes: 1, Cultivar bacterias en petr6leo. Cultivar bacterias en aguas negras. Transformar bagazo de cafia 0 as Cultivar algas azules. jn en prote nas. Cultivar insectos, Pastorear manaties de agua dul Explotar manadas de antflopes “eland”. SENDVALN REGULACION DE LA NATALIDAD Actualmente se han desarrollado miiltiples medios para regular la nata- lidad: disp ivos intrauterinos, p/ldoras anovulatorias, jaleas, preser- ero esto no ha bastado para frenar la superpoblacién 50 y cultural, Todos eal aborto y al empleo de mé- 's que adoptan actitudes ain judfos, por ejemplo, rivacién de la vida a personas que pudieron existir, que el celibato se toma como una forma de homicidio. Como ejemplo de trabas culturales baste citar la absur- dda creencia de que es més hombre quien tiene mayor ntimero de hijos (véase fig. 7.2). DESPERDICIOS Lo malo de la explotacién de los recursos minerales es que, por un lado, van agotando: lan desperd ccios que no sélo son in hombre y a la Naturaleza. Los restos orgiinicos provenientes de cocinas y fabricas de cuadamente al suelo, pero en la mayorfa de los casos, ‘que para contaminar el aire el agua (al depo: cn lugares comunicados con mantos acu‘feros) y para la proliferacién de moscas, cucarachas y ratas (véase fig. 7.3). En términos generales puede decirse que el precio que se ha pagado por la tecnologia agrico la.e industrial ha resultado muy alto; tanto, que ha puesto en peligrc nada menos que a la totalidad de la biosfera. En el cap/tulo siguient« se tratardn con mayor detalle los problemas relativos a tan inquietan te asunto, Figura 7.3. Un pai

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