Está en la página 1de 4

América Latina en 2019

América Latina afronta 2019 en pleno proceso de profundas transformaciones políticas y económicas.
Estos doce meses pueden marcar un punto inflexión en la región: elecciones en Uruguay, Argentina y
Bolivia, el primer año de Bolsonaro en Brasil y López Obrador en México, crisis en Venezuela, las
tensiones sociales en Centroamérica y la cuestión migratoria con Estados Unidos, entre otros factores,
deberán tenerse en cuenta.

América Latina despide el 2018 como uno de los años de mayor intensidad política y convulsión de las
últimas décadas. A lo largo de estos meses han emergido algunas cuestiones que marcarán el devenir de
la región en el próximo 2019. Por un lado, problemas que tienen en principio un alcance nacional, pero
que pueden generar repercusiones imprevisibles en la zona; por otra parte, temas que afectan a varios
países a la vez y para los que aún no se ha ofrecido una solución completa.

El carácter heterogéneo de la región ha quedado nítidamente reflejado recientemente. Países con un


desempeño económico muy positivo, como Chile, Bolivia, Colombia, República Dominicana o México,
cohabitan con otros en una fase de crisis aguda, como Venezuela, Argentina o Brasil. En el mismo
sentido, existen Gobiernos que apuestan por una integración regional marcada por la liberalización de
los mercados, mientras otros dirigentes buscan primar la unidad política, lo que lleva a choques entre
modelos contrapuestos, como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América —impulsada
por Venezuela— o Unasur frente a otros acuerdos y organizaciones, como la Alianza del Pacífico o
Mercosur.

Situación Latinoamérica. Tercer trimestre 2019

América Latina: el crecimiento será de tan sólo 1,0% en 2019 y se recuperará a 2,2% en 2020

Puntos clave

Las persistentes tensiones comerciales y la ralentización del crecimiento mundial pesarán


negativamente sobre la actividad económica en América Latina. Sin embargo, las medidas adicionales de
estímulo a la actividad en las principales economías mundiales, de carácter monetario sobre todo,
podrán generar cierto de margen de maniobra a los países de la región.

América Latina crecerá tan sólo 1,0% en 2019, significativamente menos de lo anteriormente esperado
(1,7%). Ha influido especialmente en esta revisión la generalizada sorpresa bajista del crecimiento en la
primera mitad del año.

En 2020 el crecimiento alcanzará 2,2%, ligeramente por debajo de la previsión anterior (2,3%),
favorecido por un mayor dinamismo a partir de la segunda mitad de 2019. La aceleración del
crecimiento se apoyará en mayores estímulos económicos, principalmente monetarios, en la medida
que la inflación estará en general bajo control y por el espacio otorgado por el giro de la Fed.

El balance de riesgos está sesgado a la baja: tanto factores globales (tensiones comerciales, aversión al
riesgo) como locales (entorno político, política fiscal) podrían retrasar aún más el proceso de
convergencia del crecimiento de los países de la región a sus tasas de crecimiento potencial.

América Latina y el Caribe: panorama general


Tras seis años de desaceleración en el crecimiento, en 2017 la región de América Latina y el Caribe (ALC)
retomó lo que parecía un sendero de crecimiento moderado aunque ascendente. Desafortunadamente,
este camino tan esperado no pudo ser, luego de que la región se topara con varios obstáculos en el
camino. Ahora la región ingresa a una nueva etapa de débil desempeño económico.

Las economías más grandes de la región se enfrentan a una recesión, turbulencias macroeconómicas o a
una desaceleración en el crecimiento. Por ejemplo, la recesión argentina se profundizará antes de que
comience la recuperación, mientras que se espera que continúe la desaceleración en México. Sin
embargo, datos recientes de Colombia apuntan a una expansión gradual.

Se prevé que el crecimiento de América Latina y el Caribe sea moderado en 2019, con 1,7 por ciento, un
reflejo de las condiciones desafiantes que enfrentan varias de las economías más grandes. Se prevé que
un impulso gradual en Brasil y una recuperación en Argentina contribuyan a una aceleración del
crecimiento, de 2,5 por ciento en 2020 a 2,7 por ciento en 2021. Se prevé que el crecimiento en América
Central se acelere moderadamente en el período contemplado a medida que la subregión supere el
difícil año 2018. En el Caribe, se prevé que el crecimiento se desacelere a 3,4 por ciento en 2019, de 4,3
por ciento en 2018.

Los principales desafíos de la región incluyen un escenario de crecimiento mixto acompañado de un


complejo entorno macro y externo en varios países, así como flujos sin precedentes de migraciones
intrarregionales. Estamos viendo grandes corrientes migratorias tanto de Venezuela como de América
Central. Con la desaceleración en el crecimiento, muchos de los que dejaron la pobreza atrás corren el
riesgo de recaer en ella.

A pesar de un débil entorno comercial a nivel global, el crecimiento de las exportaciones regionales
tomó velocidad, impulsado por la desviación del comercio que tuvo lugar como respuesta a los
aranceles bilaterales entre los Estados Unidos y China, y por el sólido crecimiento de los Estados Unidos.
A medida que estos efectos se diluyen y el comercio internacional se reduce aún más, se prevé que las
exportaciones regionales sufran una desaceleración. Los riesgos en torno a las perspectivas de
crecimiento siguen siendo negativos. Una desaceleración más aguda de lo previsto en los Estados
Unidos y China podría tener efectos negativos sobre el crecimiento regional a través de los canales
comercial, financiero y de las materias primas. Una respuesta negativa de los mercados a las débiles
posiciones fiscales y alteraciones causadas por desastres naturales son otros de los riesgos significativos.
El crecimiento por sí solo no es suficiente para mantener las recientes conquistas sociales y reducir la
persistente desigualdad que aqueja a ALC. Para lograrlo, la región debe invertir en su gente, en
particular los pobres. ALC sigue teniendo un mal desempeño en educación: alrededor de uno de cada
tres jóvenes no termina la escuela secundaria. Invertir en una educación de calidad jugará un papel
importante a la hora de permitirles a los pobres contribuir a y beneficiarse del crecimiento económico
futuro.

La región de América Latina y el Caribe está sumamente expuesta y es muy vulnerable a varios desastres
naturales, como los terremotos e inundaciones que pueden devastar regiones enteras, o los huracanes
que azotan los estados caribeños. La región es una de las más vulnerables debido a la elevada densidad
poblacional de las áreas donde golpean estos desastres y a la necesidad de mejorar las prácticas de
gestión de riesgos. Por suerte, estamos mejorando en términos de comprender y gestionar estos
riesgos. Entre los ejemplos respaldados por el Banco están los bonos catastróficos para terremotos de la
Alianza del Pacífico. Así mismo, la distribución de riesgos entre países, a través de instrumentos como el
Mecanismo de Seguro contra Riesgos Catastróficos del Caribe (CCRIF), puede proporcionar fondos de
fácil acceso para la recuperación, luego de que un país miembro se vea afectado por un huracán.

Otro

América Latina y el Caribe: la propiedad intelectual después de los tratados de libre comercio

Durante los últimos cinco años, 10 países de América Latina y el Caribe han suscrito tratados de libre
comercio (TLC) con Estados Unidos, que contienen extensos capítulos con disposiciones destinadas a
fortalecer significativamente los derechos de propiedad intelectual y que, en ciertos aspectos, superan
lo dispuesto en el Acuerdo de la OMC de 1994 sobre Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual
relacionados con el Comercio (ADPIC).La entrada en vigor de las obligaciones que suponen estos
tratados se prolongará durante los próximos cinco años, lo que abre diversos escenarios. Uno de ellos es
que una aplicación rígida o inadecuada de las obligaciones contenidas en los tratados se traduzca en una
sobreprotección de los derechos de propiedad intelectual, que podría afectar negativamente la
disponibilidad de medicamentos genéricos, y el acceso social al conocimiento y la cultura, e incluso
podría limitar los incentivos a las actividades de innovación en los países de la región.Pero este no es el
único escenario posible. Los 10 países latinoamericanos considerados también tienen posibilidades de
aplicar adecuadamente los tratados utilizando todas las flexibilidades que ofrecen estos y los acuerdos
multilaterales, entre otros los ADPIC, para lograr un marco regulatorio adecuado de la propiedad
intelectual.Asimismo, pueden fomentar un conjunto de políticas públicas complementarias que, en
conjunto con una legislación adecuada sobre derechos de propiedad intelectual, ayudará a establecer
un nuevo equilibrio entre los necesarios incentivos a inventores y creadores y el acceso social al
conocimiento y la cultura, que no solo facilitará la difusión de nuevas tecnologías, sino que también
permitirá crear un clima propicio para fortalecer las capacidades de innovación de las economías
latinoamericanas.Lo anterior es posible gracias a que los capítulos sobre propiedad intelectual de los
tratados de libre comercio constituyen "contratos incompletos", en el sentido de que imponen
numerosas obligaciones, pero contienen silencios y ambigüedades que solo pueden superarse mediante
leyes, reglamentos y la jurisprudencia de cada país. Además, los países tienen la posibilidad de
desarrollar una agenda complementaria, consistente en un conjunto de políticas públicas relacionadas
con sistemas de innovación, defensa de la competencia, derechos del consumidor, y salud y educación,
que pueden ejercer una importante influencia sobre el verdadero alcance y efecto de las regulaciones
en materia de propiedad intelectual.En el presente libro se postula que para comprender el alcance de
los tratados de libre comercio y los desafíos que plantean no basta el estudio de los textos negociados;
también se requiere comprender la dimensión económica de las diversas formas de propiedad
intelectual, así como la dinámica de negociación e implementación -aún en plena marcha- de estos
tratados. Por ello, se exploran ambas dimensiones y se analizan las posibles repercusiones de los
tratados en la innovación tecnológica, la economía agrícola, la economía digital y el sector farmacéutico.
Como se verá, existen importantes riesgos y desafíos, pero también se han abierto nuevas
oportunidades. En suma, las consecuencias no están predeterminadas y dependerán en gran medida de
la aplicación legislativa de los tratados, de las políticas públicas y también de la dinámica de los
mercados y las estrategias empresariales.El libro finaliza con una serie de recomendaciones cuya
aplicación permitiría dar un trato adecuado a los derechos de propiedad intelectual, a fin de incentivar
la creación e innovación, masificar la transferencia de conocimiento y maximizar la difusión social de los
beneficios. Estas recomendaciones no se refieren exclusivamente a la legislación y las normas de
propiedad intelectual, sino que se extienden a las agendas complementarias en los campos de la salud,
la competencia y los derechos del consumidor, así como a las políticas sobre ciencia, tecnología e
innovación.Los países de la región deben propiciar políticas de propiedad intelectual orientadas a
facilitar la adopción de un nuevo régimen de propiedad intelectual para el siglo XXI, que sea funcional a
los propósitos de crecimiento, equidad y democracia. El desafío que se plantea en este ámbito es
establecer un nuevo equilibrio entre derechos de propiedad intelectual e intereses sociales, entre
control privado y acceso social al conocimiento y la información. Por ello, este es un libro que aborda los
desafíos posteriores a la suscripción de los tratados de libre comercio, y está dirigido tanto a los
formuladores de políticas como a los estudiosos y analistas del desarrollo económico de América Latina
y el Caribe.

También podría gustarte