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Tema 17: Hecho, acto y negocio jurídico. La autonomía de la


voluntad
Derecho Civil I (Universitat Ramon Llull)

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Marcos Sauquet Trías


Derecho Civil I – Tema 17

Tema 17: Hecho, acto y negocio jurídico. La autonomía de la


voluntad
El hecho jurídico: concepto y clasificación
El hecho jurídico sería todo aquel acontecimiento que provoca una consecuencia
jurídica. Es aquel supuesto de hecho tomado por la norma jurídica al que se le liga
una consecuencia jurídica. Son por tanto los que provocan, modificación,
extinción… de situaciones de poder, de situaciones relativas a la situación de las
personas; que son tomados por la norma jurídica como su supuesto de hecho.

Suelen denominarse hechos jurídicos a todos aquellos acontecimientos del mundo


exterior que producen una consecuencia o efecto jurídico, o lo que es igual,
aquellos acontecimientos que producen una modificación en una situación jurídica
preexistente o en la capacidad que es su presupuesto. La situación que se modifica
y el hecho que ha producir el cambio es lo que suele denominarse “supuesto de
hecho” a ese supuesto de hecho el ordenamiento le atribuye una consecuencia
jurídica.

Un hecho jurídico puede ser simple o complejo:


 Hecho jurídico simple: Hay veces que un solo hecho jurídico es suficiente
para producir un efecto o consecuencia jurídica, en cuyo caso hablamos de
un hecho jurídico simple. Ejemplo: la muerte de una persona da lugar a que
se extinga el usufructo, se abra la sucesión…
 Hechos jurídicos complejos: Otras veces, se requieren varios hechos para
configurar el supuesto de hecho y producir el acontecimiento jurídico o la
consecuencia jurídica, en cuyo caso hablamos de un hecho jurídico
complejo. Un mismo hecho jurídico puede constituir, además, un hecho
jurídico simple y formar parte de diversos complejos.
Ejemplo: si la muerte de esa persona se ha producido por ejemplo, a
consecuencia de un accidente de tráfico causado imprudentemente por otra
persona entonces estaríamos en presencia de un hecho jurídico complejo
porque la muerte daría lugar que los herederos tengan derecho a reclamar
una indemnización por daños y perjuicios del culpable.

Hay cierta problemática sobre cuando el efecto jurídico debe ser efectivo en el caso
de los hechos jurídicos complejos. Aunque en realidad, el efecto sólo se produce
propiamente a partir del momento en que se cumplen todos los hechos
constitutivos del supuesto de hecho, el ordenamiento tiende con frecuencia, por
razones de seguridad jurídica, a retrotraer la trascendencia del efecto al momento
en que tiene lugar el hecho que considera más característico o relevante en cuanto
al efecto jurídico que se produce.
Ejemplo: El Cc retrotrae el efecto sucesorio, que se alcanza con la aceptación de la
herencia, al momento de la muerte del causante.

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No es raro, en estos supuestos de formación sucesiva, para cuando ya se ha dado
alguno de los hechos decisivos, la producción de efectos preliminares, que la
doctrina, en función de que dicha eficacia se produce en espera de que el supuesto
de hecho complejo se complete, denomina expectativa de derecho.

Clasificación de los hechos jurídicos: es posible establecer diversas


clasificaciones: -En atención a su modo, podemos distinguir entre hechos jurídicos
positivos o negativos, según consistan en una acción u omisión, y en instantáneos o
permanentes según que consistan en sucesos o en situaciones que permanecen en
el tiempo.
La más importante clasificación distingue entre hechos jurídicos naturales y
hechos jurídicos humanos:

 Hechos naturales = “hechos jurídico en sentido estricto” Son aquellos


en los no interviene el hombre de forma consciente o lo que es lo mismo o
los que no interviene la voluntad humana (y si interviene el derecho no lo
tiene en cuenta). El efecto jurídico de los mismos deriva mecánica y
automáticamente del ordenamiento jurídico sin que tenga relevancia la
voluntad humana o la capacidad obrar. Los efectos jurídicos están algunas
veces directamente previstos por la ley mientras que otras únicamente
producen consecuencias determinadas cuando se califican por otro hecho.
Por ejemplo: la muerte de una persona, el nacimiento, la enfermedad
mental, la catástrofe natural, la cosecha, el fructificación de una planta, la
lluvia.

 Hechos humanos = acto jurídico en sentido amplio o hechos jurídicos


humanos o voluntarios Dependen de la voluntad consciente de un sujeto,
la voluntariedad de la acción y la capacidad del sujeto sí que se tienen en
cuenta por el ordenamiento jurídico para producir el efecto jurídico de que
se trate. En estos es esencial la voluntad del sujeto o de la capacidad obrar
de la persona. Por ejemplo; el asesinato de una persona, la compraventa, el
arrendamiento, otorgar un testamento. Derivan de una conducta humana
querida y consciente.
Los actos jurídicos se pueden clasificar en:
 Actos libres y actos debidos: Los libres serían realizar una donación
mientras que los debidos pagar una deuda.

 Actos lícitos e ilícitos: los lícitos actúan a derecho mientras que los
ilícitos en contra de éste.

 Actos jurídicos en sentido estricto y negocios jurídicos: en función de


la trascendencia de la voluntad humana los actos jurídicos en sentido
estricto se pueden clasificar en:
o Actos jurídicos en sentido estricto: La voluntad influye en
el acto que se realiza pero no en las consecuencias jurídicas
de éste. La voluntad del hombre interviene en la génesis, en la
creación del hecho jurídico pero no en sus consecuencias
jurídicas. Estos tienen el alcance y las consecuencias que les

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señala inmediatamente el ordenamiento. Como en este caso la
producción de efectos jurídicos es obra exclusiva de la ley, no
es necesario que la voluntad del agente esté dirigida a la
producción del resultado jurídico, sino que basta que se
refiera a la pura realización del acto.
Los actos jurídicos en sentido estricto pueden presentar muy
diversas especies:
a) Los actos que suponen una mera declaración de
ciencia (dictámenes de peritos)
b) Los actos exteriores puros (separación de frutos
pendientes)
c) Actos que se enlazan con determinaciones o
sentimientos interiores (la elección del domicilio)
d) Declaraciones o manifestaciones de voluntad (ofertas,
prohibiciones…)

Como son actos voluntarios se plantea la cuestión de determinar


la disciplina reguladora del elemento psíquico de la actividad y
de la condición del sujeto que la lleva a cabo.
La doctrina suele explicar que al considerar que los actos
jurídicos en sentido estricto contienen una exteriorización de la
voluntad, producen sus efectos pro obra de la ley, con
independencia de que la voluntad esté dirigida a la obtención del
resultado por lo que no son negocios jurídicos pero hay que
aplicarles por analogía la regulación de los negocios jurídicos.

o Negocios jurídicos: En los negocios jurídicos la voluntad de


los particulares no solo produce efectos en la génesis del acto
sino que influye en las consecuencias jurídicas de ese acto.
Tienen relevancia para el mismo en cuanto constituyen
manifestaciones de una voluntad encaminada a la producción
de efectos jurídicos. Como el ordenamiento da lugar al efecto
jurídico porque lo quiere el agente del acto, la voluntad
trasciende para el Derecho en tanto en cuanto persiga la
autorregulación de las incumbencias propias del sujeto que
las manifiesta. Ejemplo: compraventa

Negocio jurídico
Es el instrumento por el que los particulares pueden autorregular sus propios
intereses. El acto humano voluntario para que los particulares persiguiendo fines
propios puedan autorregular sus intereses.
El negocio jurídico no está regulado expresamente en Derecho español.

La teoría del negocio jurídico ha sido constituida a partir de una abstracción, a


partir de una generalización de todas las instituciones en las cuales interviene la
autonomía de la voluntad y a partir de las cuales se ha elaborado unos principios
comunes. Es un ejercicio de abstracción de carácter doctrinal.

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El negocio jurídico es el instrumento propio de la autonomía privada. Es el acto de
la voluntad autorizada por el ordenamiento jurídico para perseguir un fin propio.

Los tres aspectos fundamentales de su misma configuración son: la voluntad que


decide el que lleva a cabo el negocio, la exteriorización de esa voluntad para que
trascienda socialmente y la determinación de la misma en cuanto a las
consecuencias queridas por el agente.

Los requisitos del sujeto agente del negocio


A los agentes se les llama agentes del negocio jurídico: el agente del negocio
jurídico es aquel que realiza la manifestación de su propia voluntad (consiste en el
negocio jurídico): analiza una voluntad tomada en cuenta por el OJ.

El Derecho exige, en el sujeto agente del negocio jurídico, una serie de requisitos
tanto para prevenir genéricamente la consciencia y la libertad de su decisión como
para garantizar los efectos pretendidos. Estos requisitos son:
A. Capacidad suficiente: Implica que el sujeto del negocio ha de tener
atribuida genéricamente o en abstracto la llamada capacidad de obrar, en
función de la edad alcanzada y de no haber sufrido incapacitación. El capaz
de obrar puede tener, en ocasiones, prohibida la negociación, ya sea, en
prevención de intereses superiores; ya sea, por encontrarse en
determinadas circunstancias que el ordenamiento pretende salvaguardad;
ya sea, en consideración a su relación con otras personas, en razón de la
eventual contradicción de sus intereses.

B. Habilitación para actuar: La capacidad de obrar genérica debe


completarse, en ciertos supuestos negociales, con el poder de disposición
para crear, modificar o extinguir la relación jurídica de que se trate a través
de la actividad negocial. No teniendo el sujeto del negocio dicho poder
específico, carecería de habilitación para la concreta negociación.

C. Legitimación para llevar a cabo el negocio de que se trate: Legitimación


para llevar a cabo el negocio → La actividad negocial puede llevarse a cabo
por quien es o ha de ser parte en la relación jurídica afectada o constituida
por el negocio, o por otra persona autorizada por la ley o por la voluntad
privada para concluir la negociación. Cuando la actividad jurídica es
realizada por el que esta directamente interesado en el negocio, el mismo
está legitimado para actuar en razón de la autonomía privada que le
compete de acuerdo con el ordenamiento y su legitimación se corresponde
con su genérica capacidad de obrar y su poder concreto de actuación. En el
caso de que la actividad sea desenvuelta por otra persona en sustitución del
interesado, se exige una específica legitimación para llevar a cabo el negocio
de que se trate, legitimación el la que el agente del negocio ha de venir
investido externamente por el interesado o por la ley. Los efectos del
negocio recaen en la esfera jurídica del representado. En el caso de que esta
actividad se desenvuelva por otra persona (representante) y no por el
interesado, se exige una legitimación especial.

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Objeto
El objeto del negocio jurídico son las cosas, los bienes, los servicios o las conductas
a las que se refieren las relaciones jurídicas que el negocio constituye o afecta.
El objeto susceptible de la negociación debe ser posible, lícito, determinado o
determinable y hallarse dentro del comercio de los hombres.

El objeto del negocio jurídico tiene una doble acepción: La realidad sobre la que
recae el negocio y también su contenido. Se puede distinguir entre el que se refiere
inmediatamente al contenido del negocio y el que se tiene en cuenta de manera
mediata para establecer el ámbito material de la negociación.

Voluntad
La manifestación de la voluntad es el elemento del negocio jurídico más
importante.

El negocio jurídico es, un cuanto a instrumento de la autonomía privada, un acto de


voluntad y, desde el punto de vista estructural, tiene como elementos constitutivos
o requisitos de existencia: la voluntad interna y su manifestación exterior. En el
plano teórico, la diferencia entre la voluntad y su manifestación.

Lo que ocurre es que, formada la voluntad en una operación psicológica de


carácter interno, únicamente se conoce si se exterioriza a través de la actividad del
sujeto, de modo que la manifestación se convierte en medio necesario de su
relevancia. Esta realidad hace que la eventual falta de voluntad o el posible vicio de
la misma únicamente puedan comprobarse por referencia y en función de lo que
expresa la manifestación.

Vicios de la voluntad
La voluntad del agente del negocio solo puede decidirse correctamente cuando se
forma de una manera consciente, racional y libre. En todos aquellos supuestos en
los que la voluntad del sujeto se hubiese decidido en ausencia de alguno de los
anteriores requisitos, el negocio no puede ser perfecto, y debería poder
impugnarse. Aun así, el ordenamiento jurídico, movido por el postulado utilitario
de la conservación del negocio, solamente admite la impugnación del negocio en
determinadas ocasiones.

La declaración de voluntad
La voluntad negocial sólo es relevante cuando se exterioriza a través de un acto. La
voluntad constituye el contenido del negocio y el acto en que aquella se expresa es
la forma del mismo. En ése sentido, todos los negocios jurídicos son formales.
La exteriorización de la voluntad negocial puede expresarse, unas veces, a través
de actos destinados a ser vehículos de la manifestación de la voluntad a otros
sujetos; y otras, a través de actuaciones que, en cuanto exteriorizaciones de la
voluntad, se agotan en sí mismas. En el primer caso, cabe que la declaración de
voluntad manifestada a otros se haga patente mediante la emisión de palabras o
signos, o a través de otros comportamientos que resultan, en cuanto hechos
concluyentes, reveladores de una voluntad.

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Se puede exteriorizar de tres maneras:
 Expresa: Cuando mediante palabras o signos; escritos o no escritos se
expresa
 Tácita: Cuando resulta mediante actos concluyentes que revelan esa
voluntad. A partir de un comportamiento que revela una voluntad,
deducimos esa voluntad.
 Presunta: Declaración de voluntad determinada ex lege, la ley presupone
que si hacéis una determinada actuación la voluntad es X, con
independencia de cual se la voluntad real del agente.

Con relación a tales diferentes supuestos posibles de la exteriorización de la


voluntad negocial, la doctrina suele distinguir entre negocios de declaración y
negocios de actuación.
 En los negocios declarativos, la declaración de la voluntad puede ser
expresa o directa (precisa, inequívoca y clara), o bien tácita (por no
manifestarse mediante palabras o signos), o indirecta (por manifestarse a
través de un comportamiento concluyente).
 En los negocios de actuación, la exteriorización de la voluntad no consiste
en una declaración, sino en una mera actuación.

La declaración de voluntad puede ser:


 Recepticia: va dirigida a alguien
 No recepticia: tiene destinatarios indeterminados

El negocio jurídico, a partir de la declaración de voluntad puede ser formal o no


formal:
 Negocios formales o solemnes: La ley requiere que se exteriorice de una
manera concreta para que el negocio sea válido. A los elementos o
requisitos estructurales constantes e indispensables del negocio jurídico,
que son la voluntad y el acto en que se exterioriza se añade un requisito
nuevo sin el cual el negocio no se llega a perfeccionar o no es trascendente
respecto de ciertos efectos que normalmente corresponde al mismo. Si se
exige una forma determinada, la falta de ésta suele acarrear la invalidez del
negocio, que debe considerarse nulo de pleno derecho.

 No formal: Su validez no dependerá de una forma determinada de


declaración de voluntad.

Clasificación del negocio jurídico


Los negocios jurídicos pueden ser clasificados atendiendo a distintos criterios:
 Familiares/Patrimoniales
o Familiares: Los negocios familiares son aquellos destinados a
constituir o modificar una relación jurídica familiar o que afecte al
estado civil de las personas. Los negocios familiares se caracterizan

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por ser casi siempre de tipo formal, en atención a la trascendencia
social y pública de lo que en ellos se acuerda. Dada la
indisponibilidad de la materia objeto de su regulación, tiene un
reducido alcance la autonomía de la voluntad.

o Patrimoniales: Tienen por objeto constituir, modificar o extinguir


relaciones jurídicas económicamente valiosas. Cuando se trata de
negocios familiares de carácter patrimonial, por su naturaleza mixta,
la autonomía privada es mayor.
 Por sus efectos pueden ser:
 Negocios dispositivos y obligacionales: Los primeros
producen un cambio inmediato en la titularidad. Los
segundos comportan la asunción de una obligación en
orden a un cambio real futuro o a la prestación de un
servicio: preparan, mediante la obligación asumida, el
cambio de titularidad.
 Negocios de disposición y administración: Tal
distinción es referida a la incidencia de unos y otros en
el patrimonio y al riesgo que corre este a causa de
ellos. Los negocios de administración atienden a la
conservación, uso y goce de la cosa o patrimonio. El
acto de administración puede consistir en
enajenaciones, o bien en obligarse, o puede consistir
en un mero hecho. Lo importante del acto es la función
que cumple en relación al patrimonio. El acto de
administración se contrapone, en el sentido
económico, al acto de disposición, que lo mismo puede
consistir en obligarse que en enajenar, si afecta al
capital o a cualquier obligación no necesaria para la
gestión ordinaria del patrimonio. Negocio de
disposición es el que arriesga la existencia o valor del
bien o patrimonio a que se refiere, no solo la
enajenación, sino también la constitución de derechos
reales y los actos obligacionales que comprometen el
bien gestionado.
 Negocios de atribución patrimonial y no atributivos:
Los primeros son aquellos por los que una persona
proporciona un beneficio económico a otra, ya
mediante el ingreso en el patrimonio de esta de un
bien o derecho, ya liberándola de una obligación o
gravamen. Negocio no atributivo es aquel que no
produce per se ingreso alguno de bien o derecho en el
patrimonio de otra persona, aunque indirectamente
pueda ser ocasión de un beneficio patrimonial.

 Por razón de la causa:


 Negocio oneroso: Es aquel en el que hay un
intercambio de prestaciones de forma que se produce
una especie de equilibrio patrimonial. Para que haya

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onerosidad no es preciso que haya una equivalencia
objetiva entre prestación y contraprestación. La
onerosidad del contrato significa que el tipo de
contrato realizado supone la correspondencia entre
las prestaciones de cada parte.
Los negocios onerosos pueden ser conmutativos y
aleatorios. En los primeros la relación entre prestación
y contraprestación, y su relativo equilibrio, se halla
fijada por las partes a la hora de su celebración. En los
aleatorios, o no hay tal equilibrio, o la existencia y aun
la cuantía de alguna de las prestaciones depende de un
acontecimiento incierto o a veces incluso al azar
(seguros).
 Negocio gratuito o lucrativo: Es aquel que programa
una prestación unilateral, expresamente sin cambio.
Cuando a una prestación no corresponde otra en
sentido contrario. Hay negocios gratuitos que al
mismo tiempo que suponen un empobrecimiento para
una parte, producen un enriquecimiento para la otra.
Hay otros que proporcionan un beneficio para uno sin
comportar empobrecimiento o salida patrimonial para
otro.
 Negocio neutro: Son aquellos negocios que pueden ser
indistintamente onerosos o lucrativos, a voluntad y
según como los pacten quienes lo celebran.

 Unilaterales/Bilaterales/Plurilaterales
o Unilaterales: Es aquel en el que la declaración de voluntad proviene
de una sola parte (parte no equivale a sujeto, pues una parte puede
estar formada por más de un sujeto), con independencia de que tal
declaración vaya o no dirigida a una persona determinada. (Ejemplo:
testamento).

o Bilaterales: Es aquel al que concurren dos partes, aquel en el que las


declaraciones de voluntad provienen de dos partes diferentes.
* No se debe confundir negocio bilateral con contrato bilateral. El
contrato siempre es un negocio bilateral porque exige dos partes al
menos. Pero el contrato puede ser, a su vez, bilateral o unilateral
según genere obligaciones correlativas a cargo de ambas partes o
que cree obligaciones sólo a cargo de una de las partes.

o Plurilaterales: Cuando el producto de las declaraciones de voluntad


de varias (más de dos) partes; cuando por su naturaleza está abierto
a un número indefinido de partes, aunque en el caso concreto éstas
sean dos (como ocurre con la sociedad pactada entre dos socios).

 Inter vivos/Mortis causa


o Mortis causa: El negocio mortis causa sería aquel cuyo objeto o fin
es regular el destino de las relaciones jurídicas y derechos y

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obligaciones dejados por una persona a su muerte, y a causa de su
muerte. El fallecimiento de esa persona se tomaría en consideración
como causa del negocio en cuanto dirigido a ordenar la sucesión en
aquellas relaciones jurídicas al morir el causante. Los
correspondientes negocios pueden tener contenido patrimonial o
extrapatrimonial. Son negocios mortis causa el testamento, la
donación mortis causa u el contrato sucesorio.

o Inter vivos: Negocios inter vivos son, por exclusión, todos los demás.
El negocio inter vivos está destinado a regular las relaciones
jurídicas de una persona en vida de ella, si bien no es decisivo que
produzca sus efectos en vida de quien lo celebra, pues puede
producirlos en ocasión de la muerte de la persona o haberse tomado
en consideración la muerte del contratante como motivo
determinante de los efectos.

 Principales/Accesorios
o Principales: Es aquel que puede existir por si solo, sin depender de
ningún otro.

o Accesorios: Es aquel que depende de otro y se apoya en él. Así, la


vida del negocio accesorio depende de la del principal: nulo o
inexistente este, decae aquel; peno no a la inversa: la nulidad o
ineficacia del accesorio no afectan a la del principal.

 Típicos/Atípicos
o Típicos: es aquel que se halla regulado explícita y directamente por
el ordenamiento positivo, goza de una específica disciplina
normativa.

o Atípicos: es aquel que, aunque lícito y admisible, carece de


regulación legal concreta, de disciplina normativa propia. La
atipicidad es un fenómeno propio de aquellas zonas de la vida
jurídica donde impera la autonomía de la voluntad

 Formales/no formales

Autonomía de la voluntad
El estudio del negocio jurídico se inscribe en lo que denominamos autonomía de la
voluntad.
En sentido amplio: Federico de Castro la define como “el poder de
autodeterminación de la persona como espacio de su independencia y libertad”
En sentido concreto: “como el poder de la voluntad relativo al uso goce y disposición
de los poderes, facultades y derechos subjetivos o referido a la creación, modificación
y extinción de las relaciones jurídicas”

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Betti la define como el poder de la persona para la autorregulación de sus propios
intereses y relaciones por eso se reserva la denominación de actos de autonomía
para los negocios jurídicos y por eso la autonomía privada suele considerarse
equivalente a la autonomía negocial. Ej. La autonomía para contratar, para llevar a
cabo actos mercantiles...
En definitiva, es el poder de la voluntad reconocido por el OJ y por el que los
particulares pueden establecer reglas jurídicas realizadas por ellos y que vinculan
sólo a ellos.
La autonomía privada es el poder de autodeterminación de la persona, espacio de
su independencia y libertad. En concreto, es el poder de la voluntad relativo al uso,
goce y disposición de poderes, facultades y derecho subjetivos o referido a la
creación, modificación y extinción de relaciones jurídicas.
El significado concreto de autonomía privada en torno al negocio jurídico es el
poder de la persona para la autorregulación de sus intereses y relaciones.

Se limita a la esfera jurídica propia de la persona


La autonomía de la voluntad está protegida en la medida en que las facultades se
persiguen son acordes al OJ

Funciones: comprende dos funciones esenciales:


1. Conferir a las personas la potestad de confeccionar reglas jurídicas de
origen privado que se integran en el OJ como fuentes subordinadas e
independientes.
2. Autorizar a los particulares para que lleven a cabo actuaciones que puedan
crear modificar, o extinguir relaciones jurídicas..

Ideas generales de la autonomía de la voluntad:


 La autonomía privada es el ámbito de libertad de los particulares para la
autorregulación de sus relaciones jurídicas consagrado por el OJ.
 Nuestro OJ reconoce esa libertad de autorregulación en los siguientes
artículos:
o 1.255 Cc “los contratantes pueden establecer los pactos, clausulas y
condiciones que estimen convenientes siempre que no sean
contrarios a la ley a la moral y al orden público”.
o Art. 116.1 CcCat.
o Art. 33 y 38 de la CE, en estos artículos los civilistas entienden que el
texto constitucional reconoce la libertad de contratación y la fijación
de las normas.
 La esfera de libertad se otorga para que los particulares se puedan auto
organizar y auto determinar sus relaciones jurídicas propias para ello es
necesario ser libre y soberano.
 La autonomía de la voluntad es privada, eso quiere decir que si en el
supuesto del OJ el valor normativo no depende de que los particulares lo
asuman o no porque las leyes son de obligado cumplimiento, en el caso de
la autonomía de la voluntad, sus normas han de ser aceptadas
voluntariamente por la partes para que sean vinculantes y solo vincularan a
los sujetos que las hayan creado y las hayan asumido. Por ejemplo, entre las
dos partes que otorgan un contrato de compraventa. Por ello la autonomía

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de la voluntad no puede incidir sobre esferas jurídicas ajenas salvo
supuestos excepcionales en los que ese tercero resulte beneficiado.

Hay que entender que a veces el OJ se reserva la valoración de las finalidades


privadas para reconocerlas, protegerlas e incluso rechazarlas o provocar una
consecuencias distintas a las querías por las partes. En general los limites son los
que establece el 1.255 Cc, el primero de ellos y más importante: la ley pero hay
otras veces en los que aún reconociéndose la autonomía privada, la ley limita sus
efectos por ejemplo: los contratos con causa ilícita no tienen eficacia, la nulidad de
las disposiciones testamentarias hechas con la condición de que el heredero a su
vez haga el testamento a favor del testador, no se puede preterir (olvidar) a un
heredero forzoso en un testamento....

Como principio general del derecho


La autonomía de la voluntad tiene una trascendencia esencia en la realización
práctica del derecho, de ahí que se le atribuya institucionalmente el significado de
principio general del derecho. En consecuencia, la autonomía de la voluntad opera
informando toda la organización y contenido del ordenamiento jurídico privado
pero además es fuente última del derecho. La virtualidad de la voluntad de los
particulares opera como una de las pautas fundamentales que vertebra todo el
sistema del ordenamiento privado, informando su organización y contenido, y
presentándose como fuente última del Derecho. Este principio se traduce en lo que
se ha formula tradicionalmente como el pacta sunt servanda recogido en el art
1.255 Cc.
Tiene una doble función:
 Principio informador: trasciende como criterio hermenéutico y
opera en razón de determinar una interpretación restrictiva de las
normas prohibitivas o limitativas e imperativas, que representan
excepciones al propio principio.
 Fuente del OJ privado: se aplicará faltando ley o costumbre como
verdadera norma jurídica, en virtud de la cual los particulares
pueden llevar a cabo los contratos y negocios que convengan a sus
intereses.

Contenido de la autonomía privada:


I. De la libertad de llevar a cabo negocios jurídicos: es la expresión básica
de la autonomía privada. El individuo tiene el derecho a realizar los
negocios jurídicos que crea convenientes, siempre y cuando dentro de los
límites establecidos por la ley y reconocidos por ella. Hay veces en los que
esa libertad no es absoluta en incondicionada pues el derecho, en su función
de organización de la vida social establece determinados límites por eso, se
dice que la autonomía privada solo opera en el ámbito de las leyes
dispositivas y nunca en el ámbito de las normas imperativas, por eso donde
se desarrolla la mayor libertad de la autonomía privada es en el ámbito del
derecho patrimonial, especialmente a todo lo relativo a los testamentos y a
las relaciones contractuales, otra veces, pone unos contratos obligatorios y
otra veces existen los contratos forzosos en los que el OJ establece un
contenido obligatorio, limitando el capto de la autonomía de la voluntad.

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II. La libertad de actuar el sujeto del negocio por medio de
representante.

III. La libertad de determinar el contenido del negocio: La libertad que se


trata solo puede alcanzar los limites que los marca la ley. La libertad está
muy restringida en el ámbito de derecho de familia, por ejemplo en el
campo del matrimonio y también en el derecho de la persona y también con
frecuencia en aquellos contratos normados.

IV. La libertad de modalizar sus efectos. Pueden poner condiciones,


términos, modos que tengan por conveniencia.

V. La libertad de concluir negocios jurídicos que no correspondan a los


tipos legales. Posibilidad de crear negocios típicos y atípicos.

VI. La libertad de forma

Límites institucionales de la autonomía de la voluntad


La autonomía privada como consecuencia de su mismo reconocimiento y de la
trascendencia que tiene para los particulares, en cuanto se les otorga la potestad
de crear, modificar relaciones jurídicas, no es incondicionada. El OJ le impone una
serie de limitaciones, la esencial viene establecida en el citado art 1.255 Cc según el
cual las limitaciones son:

A. La ley: este límite se refiere al alcance cogente (de ius cogens, forzoso,
obligatorio) que puede tener la ley en los siguientes casos:
a. Para prohibir o limitar en general o en algún aspecto concreto la
negociación, es decir, los negocios o contratos. Por ejemplo: los
contratos con causa ilícita serán ineficaces, no pueden ser objeto del
contrato aquellos bienes que están fuera del comercio de los
hombres, por ejemplo, no se puede preterir a un heredero forzoso.
b. Para imponer el negocio y la consiguiente constitución de
relaciones jurídicas (el caso de los llamados contratos forzosos). Ej.
seguro obligatorio. Obligación de concertar el negocio jurídico.
c. Para predeterminar en todo o en parte el contenido del negocio
jurídico de manera positiva (escrita), como ocurre en los llamados
contratos normados ejemplo: arrendamientos rústicos o urbanos.
Nadie está obligado a concertar el negocio jurídico pero de
celebrarlo la ley determina de manera imperativa el contenido del
mismo en todo o en parte.

En general, se entiende que la exigencia de que la autonomía de la voluntad esté


sometida a la ley ha de ir referida al ámbito de las leyes dispositivas y no de las
leyes imperativas.

B. La moral: es equivalente a las buenas costumbres que se regula en otros


preceptos y comprende todas aquellas normas de carácter no jurídico. La
moral a la que se refiere el Cc como limite a la autonomía es la exigible para
la normal convivencia de las personas “honestas”. Se hace referencia a la

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exigencia de moralidad de una civilización pero es evidente que es muy
relativa y variable, y está en un continuo proceso de cambio en función de
los valores de cada sociedad.
Ese estándar mínimo moral que impera en la sociedad.

C. El orden púbico: según los autores es el conjunto de valores y principios


sociales, político y económicos considerados básicos en la organización
jurídica. Se diferencia de la ley en que no tiene una plasmación concreta. Se
diferencian de la moral en que están conectados con el OJ y no con el sentir
social. En definitiva en el conjunto de reglas cardinales que se deduce del
sistema de valores, imprescindibles para que cada OJ conforme sus reglas
imperativas. Hay que destacar el respeto a la libertad, a la dignidad a la
igualdad, a los derechos inviolables, el libre desarrollo de la personalidad y
el respeto de los demás reconocidos todos en la CE. Se utiliza en el campo
del derecho público, especialmente.

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Descargado por John Arana (johnw.arana@gmail.com)

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