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PULPIN FICTION

EXT. EXPLANADA DEL ESTADIO DE SAN MARCOS –


4:20 p.m.
(El yonqui se encuentra caminando en
dirección hacia los arcos que hay en la
improvisada losa armada en la pista, y se
observa como el balón se pierde y lo termina
encontrando. El yonqui pisa con torpeza el
balón)
WAKA: Pásala, pásala, flaco.
YONQUI: Veinte só, pe wakita.
WAKA: Pero juega pe’ conchatumadre.
YONQUI: Soy cojo, tú sabes que no la hago.
WAKA: Y cojudo también (risas). Ya aguanta,
aguanta nomás. Sentado causita.
El yonqui se ubica al lado de las viejas
mochilas de coloridos diseños y un parlante
portátil que reproducía una salsa clásica de
Joe Arroyo. Mientras revisa su teléfono
inteligente, empieza a sudar compulsivamente
al compás del bullicio que provoca la
jornada deportiva.
WAKA: Ya, cambio, cambio. (Agitado)
JUGADOR N° 1: Ya, que entre el Marlon pa’
que el Waka atienda a la gente.
(Una muchedumbre se acerca vertiginosamente
entre los alrededores del singular
personaje)
Waka: (Usando inhalador y aspirando
cocaína). Sin esta huevada uno ya aguanta
carajo. Ya, cuánto quieres oe enfermo,
tamare ni una jugada me dejas hacer. Tengo
cloro también, manito. Diez so bien
cargadito.
Mientras Waka, que a la vez que repartía los
encargos asolapaba su inhalador al buscar
entre los bolsillos de su enorme maleta
Porta, el yonqui esperaba pacientemente,
sentado en la acera a su lado, pero sin
dirigirle palabra alguna por el momento. A
la vez que revisaba su separata de Derecho
Constitucional, no podía evitar ojear las
notificaciones de su viejo smartphone. Las
hojas temblaban notoriamente mientras se
encargaba de resaltar renglón tras renglón.
(La mayoría se retira muriéndose de la risa.
Los que esperaban su oportunidad para jugar,
se quedaban en los alrededores preparando
pequeñas pipas de marihuana, mientras le
cambiaban el parlante a David Guetta)
El yonqui se acerca sigilosamente al lado
del dealer, y se observan por varios
segundos mientras Dito apretaba el inhalador
y cerraba la toma.
INT. AUDITORIO EN LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD
CATÓLICA DEL PERÚ
(En la extensa sala de espera, María
Fernanda era maquillada, peinada y perfumada
casi al unísono por varias muchachas de su
edad, mientras pasaba de un espejo hacia
otro)
Claudia: ¡Apúrate pues Mafer! La gente está
afuera y ya repartimos todos los jodidos Red
Bull, huevona.
María Fernanda: Carajo, ya estoy lista.
China, ya deja el cepillo. China. Deja.
Solange: Ya está, ya está, Mafercita, vuela,
vuela, carajo.
Mafer se dirige vertiginosamente, mientras
relee una arrugada hoja que contenía su
discurso, rumbo hacia el escenario, casi
emulando el preludio de una puesta en
escena.
EXT. AUDITORIO EN LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD
CATÓLICA DEL PERÚ
María Fernanda: Buenos días, estimados
amigos y simpatizantes de este nuevo
proyecto, en primer lugar agradecerles su
gentil asistencia a nuestro evento de
presentación. Somos Nuevo Compromiso
Universitario, una nueva alternativa de
representación estudiantil.
María Fernanda saluda a los asistentes, que
brindan con sus latas de Red Bull mientras
las arrojan y se retiran riendo, otros pocos
se quedan a escuchar, lata en mano.
INT. RÚSTICA CASA DEL CONO NORTE DE LIMA
(La escena empieza con una puerta cerrándose
vertiginosamente y dos amantes dando rienda
suelta sus instintos. Progresivamente el
volumen de una televisión sin señal va in
crescendo)
Steven: ¡Qué rico culo carajo!
Desireé: Sube las escaleras huevonazo.
Steven: Abajo, abajo, abajo.
Desireé: ¿No está tu vieja no?
Steven: Así, dale, dale, ya llegamos.
(Mientras Steven es masturbado y besado a la
misma vez que sube con su amante unas viejas
escaleras de cemento, una voz se oye muy
cercana, una persona se encuentra viendo la
televisión en la habitación contigua)
Anciana: ¡Steven! (La pareja se detiene)
Anciana: ¡Steven! (y se para) ¡Cámbiame el
canal que no veo ni mierda!

EXT. PUERTA 4 DE SAN MARCOS - 6:30 a.m.


(Desde una caseta de seguridad, con la
Puerta 4 completamente clausurada y
patrulleros en las afueras, seis jóvenes
enmascarados se disipan y otros tres se
quedan)
(La cámara sigue a Jorge y Giovanni)
Jorge: Y está lo que yo te digo, huevón,
nosotros no estamos acá por las huevas,
mira, yo siempre he dicho que lugar al que
caigo, lugar que hago una especie de examen
de autoconsciencia. ¿Y qué carajo es eso?
Examen de autoconsciencia. Y otra vez.
¿Estás escuchando? (hace gesto con su dedo).
Entonces seguimos por el mismo camino, como
cuando estábamos fumando un porro por el
parque de Letras y alguien nos habló del
marxismo y la revolución, y todas esas cosas
que ya no vienen al caso. Mira, ya estamos
acá, nos dirigimos a hacer la revolución o
eso dicen, pero ¿por qué nosotros?
Giovanni: Tienes razón, negro, nosotros
llegamos acá, siempre estábamos
preguntándonos por lo uno, por lo otro, tú
eras más ansioso y yo era más depresivo
huevón, y cuando te das cuentas ya estás
deseando desaparecer a todos de la faz de la
tierra y crear un final alternativo puta de
Evangelion no sé… uno donde no quede
verdaderamente nadie (énfasis). Pero era
mentira, nosotros queríamos hacer la
revolución desde que Dante realizaba sus
críticas de las películas de los noventas.
¿Qué clase de hijo del desborde popular te
hace esa huevada? ¿Entiendes por qué? Te lo
explico, las películas y series de los
noventas llegaron al Perú como en los dos
miles, así, entonces los gringos siempre van
a estar un poco más adelantados con
tecnología y estética, y esas cojudeces que
estudiamos en nuestros talleres con el
comunista de Jimmy Vallejos. Ahora, bueno
todos nos acerca, porque mira huevón, la
globalización nos permite soñar no solamente
con Eva Green en Dreamers, sino que ya
podemos ver Sherlock, Game of Thrones, y
hasta fantasear con el degenerado de Xavier
Dolan. Pero antes esto no era así, nos
quedábamos viendo a Tarantino y todos los
únicos y distintos querían ser Vincent Vega
porque Tarantino era lo más alternativo que
existía.
Jorge: Es discutible. Mira, yo te digo que
Tarantino es un grande y todo lo demás. Pero
¿hace cuánto que no hace una película
distinta? Tarantino muere en su ley,
Tarantino no experimenta brother. Entonces
¿por qué vas a creer que es revolucionario?
Has visto “Los Ocho Más Odiados”,
prácticamente se caga las tres horas de la
película en la historia de los pieles roja,
eso es ser muy cagón, porque para empezar si
estamos acá es porque hubo una resistencia
racial de la putamadre, huevón, de la
putamadre. Y a mí qué chucha, me van a
contar huevadas, yo vivo en el Perú y ya me
sé todos los cuentos, del crecimiento
económico, de los derechos humanos y esas
huevadas que nadie se cree. Pero, ya para no
atormentarnos tanto, hay que ser claros:
¿crees o no que Tarantino es un
revolucionario?
Giovanni: Te estoy diciendo que sí, negro,
que sí. Ya fue, acéptalo. El sujeto estaba
enfermísimo, mira que tu primera película se
base casi en la mitad, EN LA MITAD de su
desarrollo en la repugnante agonía de un
maldito criminal, y qué podemos hacer, ¿solo
nos cagamos de la risa del tipo? Yo me cagué
de la risa, así como me cagué de la risa
cuando Uma Thurman casi se muere por jalar
mucho cloro. Y aunque no sea tan realista
porque yo he visto gente jalar mucho más
cloro y nunca les ha pasado nada, de verdad.
Pero mostrar eso es revolucionario y por eso
no ganó el Óscar, a pesar de Travolta, de
Thurman, de Bruce Willis. Y ganó el cojudo
ese Forrest Gump con su asquerosa defensa
del sistema.
Jorge: Sí, estamos de acuerdo. En los dos
mil todos éramos una jeropas que solo
hacíamos dos cosas: dejar limpio nuestro
historial de internet y jugar Gunbound, Mu o
una de esas huevadas que nos distraían de la
vida real, para olvidar que en casa no sé,
había un tío que le sacaba la mierda a la
tía y esas huevadas (nudo en la garganta). Y
que en las películas, alguien te diga,
¡brother mira! Todo lo que experimentas es
jodidamente real, pasa todos los días, en
los mejores lugares. ¡El mundo es una real
cagada!
Giovanni: Eso a lo que voy, y también lo que
me jodía era saber por qué mierda una pieza
encajaba con la otra, quién puede ser tan
loco para hacer eso. ¿Y la maleta? ¡Que
mierda había en esa maleta conchasumare! Más
sangre y perversión. De repente solo plata.
O más sangre y perversión.
Jorge: En el caso de que Tarantino solo nos
mostrara sangre y perversión, puta la verdad
no sé si era suficiente para adquirir la
consciencia de clase marxista-
revolucionaria. ¿Estás seguro weon? Yo creo
que fue lo de la marihuana, quizás el amor
libre, o no sé, las tardes grabando esos
cortometrajes de mierda, ¿recuerdas? Son
tantas huevadas que experimentamos en San
Marcos y no sé, ¿alguien se animará a
contarlas? (lo observa con los ojos
incipientemente humedecidos)
(Al llegar a la Puerta 5, son recibidos —por
detrás de las rejas— por una muchedumbre que
reclamaba airadamente el reinicio de clases
y unos policías que trataban de forzar las
cerraduras)
Giovanni: Nos toca cuidar la puerta más
cagada.
(La Policía empieza a insultar a los
muchachos)
Jorge: Por las huevas es, sucio policía.
(Por altoparlantes los estudiantes son
avisados de una redada en la Puerta 4, es el
preludio de una batalla campal entre
estudiantes y guardias de seguridad)
Giovanni: Filma eso, filma eso.
Jorge: Ya, pero arma el porro.
Giovanni: La titularé, “La Batalla de San
Marcos”.
Jorge y Giovanni (al unísono): ¡Viva el
Partido Comunista!
(Van corriendo detrás de la batahola sin
dejar de filmar un instante, cuando una
piedra le cae a Giovanni)
Giovanni: ¡Conchasumare, ya te cagaste
carajo!
(Las piedras van de un lado a otro y los
guardias de seguridad terminan retrocediendo
ante la efectiva presión que ejercen todos
los estudiantes)
Giovanni: No dejes de filmar, carajo.
Jorge: Gringo, hay sangre en el lente, hay
sangre en el lente.
Giovanni: ¡No dejes de filmar, carajo!
Jorge: Esto es lo más pendejo que hemos
hecho, conchasumare.
Giovanni: ¡En la puerta, están lanzando
restos de carpetas, huevón, cuidado,
cuidado!
Jorge: Dame el porro huevón, que me estoy
cagando.
(Jorge aspira violentamente mientras
lentamente se ve cómo se retiran los últimos
hombres de seguridad)
Jorge: A la puerta, ahorita.
(Giovanni se va a la entrada de la Puerta 3
a dar algunas declaraciones a los pocos
medios que se atrevieron a llegar hasta ahí,
Jorge sigue filmando, un tanto agitado, y
cuando Giovanni termina con un: ¡viva la
insurrección estudiantil!, apaga la cámara,
emocionado)
Jorge: ¡Lo tengo todo, huevón, lo tengo
todo!
Giovanni: Shhhh, prende la cámara,
calladito.
(En la escena se ve como en una de las
últimas casetas de seguridad vigiladas un
estudiante es salvajemente golpeado por un
hombre vestido de azul, que inclemente le
pisa el rostro en el duro cemento)
Jorge: Mira y aprende, malcriado.
(Jorge deja la cámara en manos de Giovanni,
que, atónito se queda observando como Jorge
se acerca sigilosamente al guardia, lo coge
del cuello y con total paciencia y eficacia
lo deja en estado cataléptico)
Giovanni: Negro, a la residencia, los azules
nos están cagando a palos. Lo tienen al
yonqui, dicen que tienen al yonqui.
Jorge: Putamadre, ese drogadicto de mierda.
Vamos, ya guarda la cámara huevón.
Giovanni: Hay más azules que estudiantes,
tío, y le están sacando la mierda al pobre
del yonqui. Son como veinte o más weon y
están acorralando al huevonazo ese.
Jorge: Tiene la cara llena de sangre. Ese
cojudo siempre termina perdiendo. ¿Y ahora?
Giovanni: Orgullo sanmarquino, huevón, vamos
nomás.
(Giovanni y Jorge van corriendo a por el
yonqui, que en un estado de completa
enajenación solo les sonríe impávidamente,
cuando tres azules se acercan a golpearlos
salvajemente, humillándolos, los dos amigos
usan todas sus fuerzas para proteger al
extraño; en ese momento los demás sujetos
vestidos de azul, se acercan progresivamente
a la escena de la golpiza, la cámara enfoca
simétricamente sus posiciones, se quitan los
trajes y se revelan finalmente como
estudiantes. El yonqui, sin dejar de ser
golpeado, escupe sangre, observa cómo se
llevan a los azules, ríe y así culmina la
escena)
INT. CASA PROMEDIO DE PUEBLO LIBRE 7:45 a.m.
(Un joven de clase media prende su parlante
portátil y empieza a hacer ejercicios, semi-
desnudo, suena Without Me de Eminem. Después
se baña, ordena su habitación, se persigna y
prende su laptop. Empieza a escribir algo,
pero luego pierde la consistencia, finalmente
empieza a eliminar archivos, hasta que
nuevamente intenta escribir algo)
Martín: Bloqueo de mierda.
(Empieza a googlear, “como salir de un bloqueo
creativo” y encuentra una frase de James
Ellroy)
“Mi cura para el bloqueo creativo es la necesidad de
ganarme la vida”

(Martín le echa un vistazo a su colección de


libros, cuadros y vinilos melancólicamente.
Luego se echa un poco de desodorante, conecta
su earpods y se despide cariñosamente de su
madre)
INT. EEGGLL de la PUCP 10:15 a.m.
(Entre el bullicio general de una protesta
feminista, Martín es abrazado tiernamente
por la espalda)
Julio: Felicidades, poeta maldito.
Martín: Gané un concurso de novela corta,
tío.
Julio: ¡Daniel, acá está el poeta!
Martín: NOVELA CORTA (énfasis).
(Un estudiante bien parecido y de unos
diecinueve años advierte la situación y va
al encuentro de Martín)
Daniel: Felicidades, amiguito, y no podía
esperarse menos del Williams Burroughs de
nuestra generación.
Julio: ¿Vamos por un par de chelas?
Daniel: Yo le armé un porrito a Martín, te
gané, ñé.
Julio: Vamos a drogarnos hasta decir basta.
Martín: Putamadre, son lo máximo. Estoy
encantado con la idea e ingerir sustancias
ilegales pero necesito ahora ver a Mafer.
¿Se acuerdan?
Julio: ¿La única cojuda que te hace caso?
(risas)
Martín: Desde que se fue al Cusco de
vacaciones solo me dedicó un par de mensajes
cuando gané el premio, en qué estará.
Julio: Esa flaca está loca por ti.
Daniel: Malditas necesidades humanas, amigo
(y lo coge de la mano).
Martín: Todo después de clases, todo,
amiguitos. Empezamos en Vichama y la
rematamos en la Costa Verde. Todo corre a
cuenta mía. Si desean después realizamos un
viaje por todos los paisajes de nuestra
Latinoamérica follando viejas ricas para
sobrevivir. Quizás lo titule “Diarios de
Drogocicleta” o “En el camino… de la
prostitución”.
Daniel: La referencia a la generación beat,
pero amigo lindo, ¿desde cuándo eres
comunista?
Martín: ¿Tengo que ser comunista para ser
revolucionario?
(Un profesor los observa y cierra la puerta
del salón)
Julio: Las clases gente, nuestros padres no
consiguen esos trabajos de mierda con la
idea de que sus hijos sean unos yonquis que
faltan siempre a clases.
(Daniel se acerca sigilosamente a Julio, que
se caga de la risa mientras guarda una
antología de poemas de Enrique Verástegui.
Cuándo llegan finalmente al aula, el profesor
detiene por un momento a Martín, que recibe
indiferente un fuerte abrazo de su maestro,
al compás de los aplausos y las risas de los
demás estudiantes de la clase)
Profesor: ¡Aplausos para Martín! Nuestro
futuro Nobel, ah. El Varguitas de la PUCP. A
ver párense pues para recibir a nuestro Vargas
Llosa.
Alumno N° 1: Ribeyro en drogas.
(Con algunas risas, la escena transcurre
lentamente, Martín solo atina a sonreír
mientras extrae de su morral un finísimo
diploma atado con una cinta y agradece
gestualmente. Los aplausos se apoderan del
salón y empiezan a corear: ¡Vargas Llosa,
Vargas Llosa, Vargas Llosa! La cámara
acompaña a María Fernanda, la enamorada de
Martín, que se encuentra a lo lejos
aplaudiendo pero completamente absorta de la
escena, revisando su computadora portátil)
Profesor: Y que no te quepa duda, hijo, que
estaremos todos el día de la presentación de
la gran novela. ¿Cuál es el título?
Martín: Maldita Ciudad.
(La cámara sigue a María Fernanda, que empieza
a hacer anotaciones mientras observa un
documental, al mismo tiempo se observa como
sigue el improvisado homenaje a Martín)
Profesor (a lo lejos): Si algo más puedo
decir, es que me enorgullece haber aportado,
aunque sea mínimamente, a la creación de un
poeta genial.
Martín: Pero soy un escritor, no un poeta.
(El profesor ríe primero y todos ríen
consecuentemente siguiéndole el juego. Un
joven saca un vino y todos empiezan a brindar.
Algunos certifican su ingreso al aula
digitalmente y se retiran, agradeciendo a
Martín que haya provocado la cancelación de
la clase de Semiótica II)
Daniel: ¿Ahora sí, vamos por ese porro?
Julio: Déjalo con Mafer un rato, mejor. Vamos
los dos, dices.
Daniel: Luego vienes por tu premio, amiguito.
(Martín se acerca a María Fernanda, que sigue
absorta revisando algunos videos en su
portátil)
Martín: Maga, ¿sabes que The Act of Killing
tiene continuación?
Mafer: The Look of Silence, cuantos
comunistas y campesinos muertos. Y acá te
enseñan que ellos son los asesinos.
(Mafer acaricia a Martín y le da un tierno
beso que hace que los que aún quedaban
presentes empiecen con una ronda menos
estridente de aplausos)
Mafer: Felicidades, Little Saramago.
EXT. Campus de la PUCP 1:00 p.m.
(Mafer y Martín van de la mano sin decirse
absolutamente nada, solo se besan casi
mecánicamente cada treinta segundos)
Renzo: ¡Chicos! Ya se enteraron, nueva
convocatoria para la ONG ProVida, la idea es
apoyar a los menos favorecidos de las
periferias de la capital para realizar
campañas de salud, llevar cultura, somos una
asociación filantrópica. Les dejo el afiche,
si desean les dejo mi teléfono de contacto.
Mafer: Siga su camino amigo. Suerte con lo
de “llevar cultura”.
(El joven se queda atónito pero al instante
vuelve a recorrer el campus universitario
alejándose lentamente. Martín abraza a Mafer
y empieza a reír estridentemente)
Martín: ¿Por qué te lo tomas a mal? Toda
ayuda, aunque sea de un pendejo que no tiene
idea de la miseria, es bien recibida ¿o no?
Bueno yo solo sé que solo con la fuerza de
la buena voluntad no se puede cambiar las
cosas. ¿O estaré viendo mucho House of
Cards?
Mafer: “Llevar cultura”, huevones de mierda
no saben que ellos tienen sus propias
expresiones. Llevar cultura, ¿qué cultura?
¿La cultura de la competitividad, de la
autocomplacencia artística, de la vida
mediocre en una oficina?
Martín: Espera. ¿Qué?
Mafer: Hay tres comuneros muertos en Las
Bambas, Martín, baleados impunemente, hay
fotografías de sus cuerpos proliferando por
las redes sociales y, carajo, hoy es el
plantón para bajarnos todo, de una vez (se
expresa nerviosa pero convincentemente).
Congreso de mierda, huevón.
Martín: A ver, a ver, quién se apoderó del
cuerpo de mi Maga, ¿Susan Sarandon o Lisa
Simpson? (Ríe)
(Hay un silencio estremecedor, Martín abraza
y besa cariñosamente a Mafer, que solamente
atina a cerrar los ojos, mientras pasean
lentamente hacia el paradero de taxis)
Mafer: Y que chucha si no me acompañas.
Martín: Voy a ir, maguita, pero primero, la
cinecleta (sonríe).
(Martín detiene un taxi y le indica que los
lleve a Plaza Francia. Cuando ingresan,
Mafer se recuesta instantáneamente en el
regazo de su novio y este le corresponde
cariñosamente. Los dos empiezan a revisar
sus teléfonos celulares con dificultad)
Martín: ¿Qué pasan hoy?
Mafer: Fellini, me parece.
Martín: El primer hispter de la historia.
Mafer: ¿Siempre tienes que hacer eso? ¿Por
qué siempre?
Martín: ¿De qué hablas?
Mafer: ¿No te aburre categorizar todo?
Martín: Es que ya no tengo ideas.
(Nuevamente un silencio sepulcral se apodera
de la atmósfera)
Martín: Tengo un maldito bloqueo, carajo.
Mafer: ¿Eres tú, Scott Fitzgerald?
Martín: Carajo, es una completa merde.
Mafer: ¿Hay mejor remedio que Fellini?
Conductor: Son diez soles amigo.
Mafer: Yo pago, señor, gracias y buen día.
(Bajan del auto y Martín advierte la hora
por lo que rápidamente ingresan a una
iglesia y en medio de los pasadizos
encuentran una proyección de cine de escaza
asistencia)
INT. IGLESIA EN EL CENTRO DE LIMA 3:15 p.m.
Mafer (al oído): ¿La Strada?
Martín: «È arrivato Zampano» (al mismo
tiempo que la protagonista)
(Cogidos de la mano, se sientan en una de
las últimas butacas. En medio de la
película, Martín empieza a revisar
compulsivamente su celular mientras sigue
googleando bloqueo creativo y Francis Scott
Fitzgerald. Cuando su compulsión termina,
voltea a terminar de ver el largometraje,
momento en el que el rostro melancólico de
Gelsomina, la protagonista se apodera de la
pequeña sala. A Martín parece no importarle
la conmoción de la escena y empieza a
acariciar lentamente a Mafer, que parece
impasible ante el contacto, Martín se acerca
un poco más, la cámara hace un primer plano
perfecto del rostro de Gelsomina y Mafer
sale intempestivamente de la sala dejando
estupefacto a Martín, que luego de tratar de
entender un poco la situación, decide ir
detrás de ella. La escena cierra con un
bello diálogo entre Gelsomina y “el tonto”)
Il Matto: Soy un ignorante, pero sé que todo lo que hay en
este mundo sirve para algo… Mira, toma… esa piedra, por
ejemplo…

Gelsomina: ¿Cuál?

Il Matto: Pues… esta, una cualquiera.

Gelsomina: ¿Y para qué sirve?

Il Matto: Sirve… ¿Yo que sé? Si lo supiera, ¿sabes quién


sería?

Gelsomina: ¿Quién?

Il Matto: El Padre Eterno, que lo sabe todo. Cuándo naces.


Cuándo mueres… ¿Quién puede saberlo? No, no sé para qué
sirve esta piedra, pero para algo debe servir… Porque si
fuera inútil, entonces todo sería inútil, incluso las
estrellas. Al menos eso creo. Y también tú… También tú
sirves para algo… con tu cabeza de alcachofa.

La strada. Federico Fellini (1954)

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