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El documento presenta una serie de escenas que involucran a estudiantes universitarios y jóvenes en Lima. Jorge y Giovanni filman una batalla campal entre estudiantes y policías frente a la Puerta 4 de la Universidad de San Marcos. A pesar de que Giovanni resulta herido por una piedra, insiste en que Jorge continúe filmando. Jorge duda pero sigue filmando a pesar del peligro. Al final, ambos gritan consignas de apoyo al Partido Comunista mientras huyen de la confrontación violenta.
El documento presenta una serie de escenas que involucran a estudiantes universitarios y jóvenes en Lima. Jorge y Giovanni filman una batalla campal entre estudiantes y policías frente a la Puerta 4 de la Universidad de San Marcos. A pesar de que Giovanni resulta herido por una piedra, insiste en que Jorge continúe filmando. Jorge duda pero sigue filmando a pesar del peligro. Al final, ambos gritan consignas de apoyo al Partido Comunista mientras huyen de la confrontación violenta.
El documento presenta una serie de escenas que involucran a estudiantes universitarios y jóvenes en Lima. Jorge y Giovanni filman una batalla campal entre estudiantes y policías frente a la Puerta 4 de la Universidad de San Marcos. A pesar de que Giovanni resulta herido por una piedra, insiste en que Jorge continúe filmando. Jorge duda pero sigue filmando a pesar del peligro. Al final, ambos gritan consignas de apoyo al Partido Comunista mientras huyen de la confrontación violenta.
4:20 p.m. (El yonqui se encuentra caminando en dirección hacia los arcos que hay en la improvisada losa armada en la pista, y se observa como el balón se pierde y lo termina encontrando. El yonqui pisa con torpeza el balón) WAKA: Pásala, pásala, flaco. YONQUI: Veinte só, pe wakita. WAKA: Pero juega pe’ conchatumadre. YONQUI: Soy cojo, tú sabes que no la hago. WAKA: Y cojudo también (risas). Ya aguanta, aguanta nomás. Sentado causita. El yonqui se ubica al lado de las viejas mochilas de coloridos diseños y un parlante portátil que reproducía una salsa clásica de Joe Arroyo. Mientras revisa su teléfono inteligente, empieza a sudar compulsivamente al compás del bullicio que provoca la jornada deportiva. WAKA: Ya, cambio, cambio. (Agitado) JUGADOR N° 1: Ya, que entre el Marlon pa’ que el Waka atienda a la gente. (Una muchedumbre se acerca vertiginosamente entre los alrededores del singular personaje) Waka: (Usando inhalador y aspirando cocaína). Sin esta huevada uno ya aguanta carajo. Ya, cuánto quieres oe enfermo, tamare ni una jugada me dejas hacer. Tengo cloro también, manito. Diez so bien cargadito. Mientras Waka, que a la vez que repartía los encargos asolapaba su inhalador al buscar entre los bolsillos de su enorme maleta Porta, el yonqui esperaba pacientemente, sentado en la acera a su lado, pero sin dirigirle palabra alguna por el momento. A la vez que revisaba su separata de Derecho Constitucional, no podía evitar ojear las notificaciones de su viejo smartphone. Las hojas temblaban notoriamente mientras se encargaba de resaltar renglón tras renglón. (La mayoría se retira muriéndose de la risa. Los que esperaban su oportunidad para jugar, se quedaban en los alrededores preparando pequeñas pipas de marihuana, mientras le cambiaban el parlante a David Guetta) El yonqui se acerca sigilosamente al lado del dealer, y se observan por varios segundos mientras Dito apretaba el inhalador y cerraba la toma. INT. AUDITORIO EN LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ (En la extensa sala de espera, María Fernanda era maquillada, peinada y perfumada casi al unísono por varias muchachas de su edad, mientras pasaba de un espejo hacia otro) Claudia: ¡Apúrate pues Mafer! La gente está afuera y ya repartimos todos los jodidos Red Bull, huevona. María Fernanda: Carajo, ya estoy lista. China, ya deja el cepillo. China. Deja. Solange: Ya está, ya está, Mafercita, vuela, vuela, carajo. Mafer se dirige vertiginosamente, mientras relee una arrugada hoja que contenía su discurso, rumbo hacia el escenario, casi emulando el preludio de una puesta en escena. EXT. AUDITORIO EN LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ María Fernanda: Buenos días, estimados amigos y simpatizantes de este nuevo proyecto, en primer lugar agradecerles su gentil asistencia a nuestro evento de presentación. Somos Nuevo Compromiso Universitario, una nueva alternativa de representación estudiantil. María Fernanda saluda a los asistentes, que brindan con sus latas de Red Bull mientras las arrojan y se retiran riendo, otros pocos se quedan a escuchar, lata en mano. INT. RÚSTICA CASA DEL CONO NORTE DE LIMA (La escena empieza con una puerta cerrándose vertiginosamente y dos amantes dando rienda suelta sus instintos. Progresivamente el volumen de una televisión sin señal va in crescendo) Steven: ¡Qué rico culo carajo! Desireé: Sube las escaleras huevonazo. Steven: Abajo, abajo, abajo. Desireé: ¿No está tu vieja no? Steven: Así, dale, dale, ya llegamos. (Mientras Steven es masturbado y besado a la misma vez que sube con su amante unas viejas escaleras de cemento, una voz se oye muy cercana, una persona se encuentra viendo la televisión en la habitación contigua) Anciana: ¡Steven! (La pareja se detiene) Anciana: ¡Steven! (y se para) ¡Cámbiame el canal que no veo ni mierda!
EXT. PUERTA 4 DE SAN MARCOS - 6:30 a.m.
(Desde una caseta de seguridad, con la Puerta 4 completamente clausurada y patrulleros en las afueras, seis jóvenes enmascarados se disipan y otros tres se quedan) (La cámara sigue a Jorge y Giovanni) Jorge: Y está lo que yo te digo, huevón, nosotros no estamos acá por las huevas, mira, yo siempre he dicho que lugar al que caigo, lugar que hago una especie de examen de autoconsciencia. ¿Y qué carajo es eso? Examen de autoconsciencia. Y otra vez. ¿Estás escuchando? (hace gesto con su dedo). Entonces seguimos por el mismo camino, como cuando estábamos fumando un porro por el parque de Letras y alguien nos habló del marxismo y la revolución, y todas esas cosas que ya no vienen al caso. Mira, ya estamos acá, nos dirigimos a hacer la revolución o eso dicen, pero ¿por qué nosotros? Giovanni: Tienes razón, negro, nosotros llegamos acá, siempre estábamos preguntándonos por lo uno, por lo otro, tú eras más ansioso y yo era más depresivo huevón, y cuando te das cuentas ya estás deseando desaparecer a todos de la faz de la tierra y crear un final alternativo puta de Evangelion no sé… uno donde no quede verdaderamente nadie (énfasis). Pero era mentira, nosotros queríamos hacer la revolución desde que Dante realizaba sus críticas de las películas de los noventas. ¿Qué clase de hijo del desborde popular te hace esa huevada? ¿Entiendes por qué? Te lo explico, las películas y series de los noventas llegaron al Perú como en los dos miles, así, entonces los gringos siempre van a estar un poco más adelantados con tecnología y estética, y esas cojudeces que estudiamos en nuestros talleres con el comunista de Jimmy Vallejos. Ahora, bueno todos nos acerca, porque mira huevón, la globalización nos permite soñar no solamente con Eva Green en Dreamers, sino que ya podemos ver Sherlock, Game of Thrones, y hasta fantasear con el degenerado de Xavier Dolan. Pero antes esto no era así, nos quedábamos viendo a Tarantino y todos los únicos y distintos querían ser Vincent Vega porque Tarantino era lo más alternativo que existía. Jorge: Es discutible. Mira, yo te digo que Tarantino es un grande y todo lo demás. Pero ¿hace cuánto que no hace una película distinta? Tarantino muere en su ley, Tarantino no experimenta brother. Entonces ¿por qué vas a creer que es revolucionario? Has visto “Los Ocho Más Odiados”, prácticamente se caga las tres horas de la película en la historia de los pieles roja, eso es ser muy cagón, porque para empezar si estamos acá es porque hubo una resistencia racial de la putamadre, huevón, de la putamadre. Y a mí qué chucha, me van a contar huevadas, yo vivo en el Perú y ya me sé todos los cuentos, del crecimiento económico, de los derechos humanos y esas huevadas que nadie se cree. Pero, ya para no atormentarnos tanto, hay que ser claros: ¿crees o no que Tarantino es un revolucionario? Giovanni: Te estoy diciendo que sí, negro, que sí. Ya fue, acéptalo. El sujeto estaba enfermísimo, mira que tu primera película se base casi en la mitad, EN LA MITAD de su desarrollo en la repugnante agonía de un maldito criminal, y qué podemos hacer, ¿solo nos cagamos de la risa del tipo? Yo me cagué de la risa, así como me cagué de la risa cuando Uma Thurman casi se muere por jalar mucho cloro. Y aunque no sea tan realista porque yo he visto gente jalar mucho más cloro y nunca les ha pasado nada, de verdad. Pero mostrar eso es revolucionario y por eso no ganó el Óscar, a pesar de Travolta, de Thurman, de Bruce Willis. Y ganó el cojudo ese Forrest Gump con su asquerosa defensa del sistema. Jorge: Sí, estamos de acuerdo. En los dos mil todos éramos una jeropas que solo hacíamos dos cosas: dejar limpio nuestro historial de internet y jugar Gunbound, Mu o una de esas huevadas que nos distraían de la vida real, para olvidar que en casa no sé, había un tío que le sacaba la mierda a la tía y esas huevadas (nudo en la garganta). Y que en las películas, alguien te diga, ¡brother mira! Todo lo que experimentas es jodidamente real, pasa todos los días, en los mejores lugares. ¡El mundo es una real cagada! Giovanni: Eso a lo que voy, y también lo que me jodía era saber por qué mierda una pieza encajaba con la otra, quién puede ser tan loco para hacer eso. ¿Y la maleta? ¡Que mierda había en esa maleta conchasumare! Más sangre y perversión. De repente solo plata. O más sangre y perversión. Jorge: En el caso de que Tarantino solo nos mostrara sangre y perversión, puta la verdad no sé si era suficiente para adquirir la consciencia de clase marxista- revolucionaria. ¿Estás seguro weon? Yo creo que fue lo de la marihuana, quizás el amor libre, o no sé, las tardes grabando esos cortometrajes de mierda, ¿recuerdas? Son tantas huevadas que experimentamos en San Marcos y no sé, ¿alguien se animará a contarlas? (lo observa con los ojos incipientemente humedecidos) (Al llegar a la Puerta 5, son recibidos —por detrás de las rejas— por una muchedumbre que reclamaba airadamente el reinicio de clases y unos policías que trataban de forzar las cerraduras) Giovanni: Nos toca cuidar la puerta más cagada. (La Policía empieza a insultar a los muchachos) Jorge: Por las huevas es, sucio policía. (Por altoparlantes los estudiantes son avisados de una redada en la Puerta 4, es el preludio de una batalla campal entre estudiantes y guardias de seguridad) Giovanni: Filma eso, filma eso. Jorge: Ya, pero arma el porro. Giovanni: La titularé, “La Batalla de San Marcos”. Jorge y Giovanni (al unísono): ¡Viva el Partido Comunista! (Van corriendo detrás de la batahola sin dejar de filmar un instante, cuando una piedra le cae a Giovanni) Giovanni: ¡Conchasumare, ya te cagaste carajo! (Las piedras van de un lado a otro y los guardias de seguridad terminan retrocediendo ante la efectiva presión que ejercen todos los estudiantes) Giovanni: No dejes de filmar, carajo. Jorge: Gringo, hay sangre en el lente, hay sangre en el lente. Giovanni: ¡No dejes de filmar, carajo! Jorge: Esto es lo más pendejo que hemos hecho, conchasumare. Giovanni: ¡En la puerta, están lanzando restos de carpetas, huevón, cuidado, cuidado! Jorge: Dame el porro huevón, que me estoy cagando. (Jorge aspira violentamente mientras lentamente se ve cómo se retiran los últimos hombres de seguridad) Jorge: A la puerta, ahorita. (Giovanni se va a la entrada de la Puerta 3 a dar algunas declaraciones a los pocos medios que se atrevieron a llegar hasta ahí, Jorge sigue filmando, un tanto agitado, y cuando Giovanni termina con un: ¡viva la insurrección estudiantil!, apaga la cámara, emocionado) Jorge: ¡Lo tengo todo, huevón, lo tengo todo! Giovanni: Shhhh, prende la cámara, calladito. (En la escena se ve como en una de las últimas casetas de seguridad vigiladas un estudiante es salvajemente golpeado por un hombre vestido de azul, que inclemente le pisa el rostro en el duro cemento) Jorge: Mira y aprende, malcriado. (Jorge deja la cámara en manos de Giovanni, que, atónito se queda observando como Jorge se acerca sigilosamente al guardia, lo coge del cuello y con total paciencia y eficacia lo deja en estado cataléptico) Giovanni: Negro, a la residencia, los azules nos están cagando a palos. Lo tienen al yonqui, dicen que tienen al yonqui. Jorge: Putamadre, ese drogadicto de mierda. Vamos, ya guarda la cámara huevón. Giovanni: Hay más azules que estudiantes, tío, y le están sacando la mierda al pobre del yonqui. Son como veinte o más weon y están acorralando al huevonazo ese. Jorge: Tiene la cara llena de sangre. Ese cojudo siempre termina perdiendo. ¿Y ahora? Giovanni: Orgullo sanmarquino, huevón, vamos nomás. (Giovanni y Jorge van corriendo a por el yonqui, que en un estado de completa enajenación solo les sonríe impávidamente, cuando tres azules se acercan a golpearlos salvajemente, humillándolos, los dos amigos usan todas sus fuerzas para proteger al extraño; en ese momento los demás sujetos vestidos de azul, se acercan progresivamente a la escena de la golpiza, la cámara enfoca simétricamente sus posiciones, se quitan los trajes y se revelan finalmente como estudiantes. El yonqui, sin dejar de ser golpeado, escupe sangre, observa cómo se llevan a los azules, ríe y así culmina la escena) INT. CASA PROMEDIO DE PUEBLO LIBRE 7:45 a.m. (Un joven de clase media prende su parlante portátil y empieza a hacer ejercicios, semi- desnudo, suena Without Me de Eminem. Después se baña, ordena su habitación, se persigna y prende su laptop. Empieza a escribir algo, pero luego pierde la consistencia, finalmente empieza a eliminar archivos, hasta que nuevamente intenta escribir algo) Martín: Bloqueo de mierda. (Empieza a googlear, “como salir de un bloqueo creativo” y encuentra una frase de James Ellroy) “Mi cura para el bloqueo creativo es la necesidad de ganarme la vida”
(Martín le echa un vistazo a su colección de
libros, cuadros y vinilos melancólicamente. Luego se echa un poco de desodorante, conecta su earpods y se despide cariñosamente de su madre) INT. EEGGLL de la PUCP 10:15 a.m. (Entre el bullicio general de una protesta feminista, Martín es abrazado tiernamente por la espalda) Julio: Felicidades, poeta maldito. Martín: Gané un concurso de novela corta, tío. Julio: ¡Daniel, acá está el poeta! Martín: NOVELA CORTA (énfasis). (Un estudiante bien parecido y de unos diecinueve años advierte la situación y va al encuentro de Martín) Daniel: Felicidades, amiguito, y no podía esperarse menos del Williams Burroughs de nuestra generación. Julio: ¿Vamos por un par de chelas? Daniel: Yo le armé un porrito a Martín, te gané, ñé. Julio: Vamos a drogarnos hasta decir basta. Martín: Putamadre, son lo máximo. Estoy encantado con la idea e ingerir sustancias ilegales pero necesito ahora ver a Mafer. ¿Se acuerdan? Julio: ¿La única cojuda que te hace caso? (risas) Martín: Desde que se fue al Cusco de vacaciones solo me dedicó un par de mensajes cuando gané el premio, en qué estará. Julio: Esa flaca está loca por ti. Daniel: Malditas necesidades humanas, amigo (y lo coge de la mano). Martín: Todo después de clases, todo, amiguitos. Empezamos en Vichama y la rematamos en la Costa Verde. Todo corre a cuenta mía. Si desean después realizamos un viaje por todos los paisajes de nuestra Latinoamérica follando viejas ricas para sobrevivir. Quizás lo titule “Diarios de Drogocicleta” o “En el camino… de la prostitución”. Daniel: La referencia a la generación beat, pero amigo lindo, ¿desde cuándo eres comunista? Martín: ¿Tengo que ser comunista para ser revolucionario? (Un profesor los observa y cierra la puerta del salón) Julio: Las clases gente, nuestros padres no consiguen esos trabajos de mierda con la idea de que sus hijos sean unos yonquis que faltan siempre a clases. (Daniel se acerca sigilosamente a Julio, que se caga de la risa mientras guarda una antología de poemas de Enrique Verástegui. Cuándo llegan finalmente al aula, el profesor detiene por un momento a Martín, que recibe indiferente un fuerte abrazo de su maestro, al compás de los aplausos y las risas de los demás estudiantes de la clase) Profesor: ¡Aplausos para Martín! Nuestro futuro Nobel, ah. El Varguitas de la PUCP. A ver párense pues para recibir a nuestro Vargas Llosa. Alumno N° 1: Ribeyro en drogas. (Con algunas risas, la escena transcurre lentamente, Martín solo atina a sonreír mientras extrae de su morral un finísimo diploma atado con una cinta y agradece gestualmente. Los aplausos se apoderan del salón y empiezan a corear: ¡Vargas Llosa, Vargas Llosa, Vargas Llosa! La cámara acompaña a María Fernanda, la enamorada de Martín, que se encuentra a lo lejos aplaudiendo pero completamente absorta de la escena, revisando su computadora portátil) Profesor: Y que no te quepa duda, hijo, que estaremos todos el día de la presentación de la gran novela. ¿Cuál es el título? Martín: Maldita Ciudad. (La cámara sigue a María Fernanda, que empieza a hacer anotaciones mientras observa un documental, al mismo tiempo se observa como sigue el improvisado homenaje a Martín) Profesor (a lo lejos): Si algo más puedo decir, es que me enorgullece haber aportado, aunque sea mínimamente, a la creación de un poeta genial. Martín: Pero soy un escritor, no un poeta. (El profesor ríe primero y todos ríen consecuentemente siguiéndole el juego. Un joven saca un vino y todos empiezan a brindar. Algunos certifican su ingreso al aula digitalmente y se retiran, agradeciendo a Martín que haya provocado la cancelación de la clase de Semiótica II) Daniel: ¿Ahora sí, vamos por ese porro? Julio: Déjalo con Mafer un rato, mejor. Vamos los dos, dices. Daniel: Luego vienes por tu premio, amiguito. (Martín se acerca a María Fernanda, que sigue absorta revisando algunos videos en su portátil) Martín: Maga, ¿sabes que The Act of Killing tiene continuación? Mafer: The Look of Silence, cuantos comunistas y campesinos muertos. Y acá te enseñan que ellos son los asesinos. (Mafer acaricia a Martín y le da un tierno beso que hace que los que aún quedaban presentes empiecen con una ronda menos estridente de aplausos) Mafer: Felicidades, Little Saramago. EXT. Campus de la PUCP 1:00 p.m. (Mafer y Martín van de la mano sin decirse absolutamente nada, solo se besan casi mecánicamente cada treinta segundos) Renzo: ¡Chicos! Ya se enteraron, nueva convocatoria para la ONG ProVida, la idea es apoyar a los menos favorecidos de las periferias de la capital para realizar campañas de salud, llevar cultura, somos una asociación filantrópica. Les dejo el afiche, si desean les dejo mi teléfono de contacto. Mafer: Siga su camino amigo. Suerte con lo de “llevar cultura”. (El joven se queda atónito pero al instante vuelve a recorrer el campus universitario alejándose lentamente. Martín abraza a Mafer y empieza a reír estridentemente) Martín: ¿Por qué te lo tomas a mal? Toda ayuda, aunque sea de un pendejo que no tiene idea de la miseria, es bien recibida ¿o no? Bueno yo solo sé que solo con la fuerza de la buena voluntad no se puede cambiar las cosas. ¿O estaré viendo mucho House of Cards? Mafer: “Llevar cultura”, huevones de mierda no saben que ellos tienen sus propias expresiones. Llevar cultura, ¿qué cultura? ¿La cultura de la competitividad, de la autocomplacencia artística, de la vida mediocre en una oficina? Martín: Espera. ¿Qué? Mafer: Hay tres comuneros muertos en Las Bambas, Martín, baleados impunemente, hay fotografías de sus cuerpos proliferando por las redes sociales y, carajo, hoy es el plantón para bajarnos todo, de una vez (se expresa nerviosa pero convincentemente). Congreso de mierda, huevón. Martín: A ver, a ver, quién se apoderó del cuerpo de mi Maga, ¿Susan Sarandon o Lisa Simpson? (Ríe) (Hay un silencio estremecedor, Martín abraza y besa cariñosamente a Mafer, que solamente atina a cerrar los ojos, mientras pasean lentamente hacia el paradero de taxis) Mafer: Y que chucha si no me acompañas. Martín: Voy a ir, maguita, pero primero, la cinecleta (sonríe). (Martín detiene un taxi y le indica que los lleve a Plaza Francia. Cuando ingresan, Mafer se recuesta instantáneamente en el regazo de su novio y este le corresponde cariñosamente. Los dos empiezan a revisar sus teléfonos celulares con dificultad) Martín: ¿Qué pasan hoy? Mafer: Fellini, me parece. Martín: El primer hispter de la historia. Mafer: ¿Siempre tienes que hacer eso? ¿Por qué siempre? Martín: ¿De qué hablas? Mafer: ¿No te aburre categorizar todo? Martín: Es que ya no tengo ideas. (Nuevamente un silencio sepulcral se apodera de la atmósfera) Martín: Tengo un maldito bloqueo, carajo. Mafer: ¿Eres tú, Scott Fitzgerald? Martín: Carajo, es una completa merde. Mafer: ¿Hay mejor remedio que Fellini? Conductor: Son diez soles amigo. Mafer: Yo pago, señor, gracias y buen día. (Bajan del auto y Martín advierte la hora por lo que rápidamente ingresan a una iglesia y en medio de los pasadizos encuentran una proyección de cine de escaza asistencia) INT. IGLESIA EN EL CENTRO DE LIMA 3:15 p.m. Mafer (al oído): ¿La Strada? Martín: «È arrivato Zampano» (al mismo tiempo que la protagonista) (Cogidos de la mano, se sientan en una de las últimas butacas. En medio de la película, Martín empieza a revisar compulsivamente su celular mientras sigue googleando bloqueo creativo y Francis Scott Fitzgerald. Cuando su compulsión termina, voltea a terminar de ver el largometraje, momento en el que el rostro melancólico de Gelsomina, la protagonista se apodera de la pequeña sala. A Martín parece no importarle la conmoción de la escena y empieza a acariciar lentamente a Mafer, que parece impasible ante el contacto, Martín se acerca un poco más, la cámara hace un primer plano perfecto del rostro de Gelsomina y Mafer sale intempestivamente de la sala dejando estupefacto a Martín, que luego de tratar de entender un poco la situación, decide ir detrás de ella. La escena cierra con un bello diálogo entre Gelsomina y “el tonto”) Il Matto: Soy un ignorante, pero sé que todo lo que hay en este mundo sirve para algo… Mira, toma… esa piedra, por ejemplo…
Gelsomina: ¿Cuál?
Il Matto: Pues… esta, una cualquiera.
Gelsomina: ¿Y para qué sirve?
Il Matto: Sirve… ¿Yo que sé? Si lo supiera, ¿sabes quién
sería?
Gelsomina: ¿Quién?
Il Matto: El Padre Eterno, que lo sabe todo. Cuándo naces.
Cuándo mueres… ¿Quién puede saberlo? No, no sé para qué sirve esta piedra, pero para algo debe servir… Porque si fuera inútil, entonces todo sería inútil, incluso las estrellas. Al menos eso creo. Y también tú… También tú sirves para algo… con tu cabeza de alcachofa.