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Turismo cultural, universidad y preservación arquitectónica.

Algunas
consideraciones sobre la potencialidad turística del patrimonio edilicio
industrial de Avellaneda.

Virginia S. Funes
“(…) Amanece, la avenida desierta pronto se agitará.
Y los obreros, fumando impacientes,
a su trabajo van.
Sur, un trozo de este siglo, barrio industrial”
(Fragmento de “Avellaneda Blues”, Manal,1970).1

Avellaneda tuvo un lugar central dentro de la estructura productiva del país, a tal
punto que fue la localidad más importante en lo económico, tanto por el valor de
su producción como por el número de empresas y empleados. Para 1914 era la
mayor ciudad industrial y obrera de la Argentina. Como consecuencia de esta
situación proliferaron las fábricas y el movimiento obrero creció.

Ya desde el siglo XIX, este territorio fue un gran semillero de fábricas, talleres y
establecimientos productivos de diferentes sectores: Alejandro Llauró e hijos
(1878), S.A. Ferrum (1898), Compañía General de Fósforos (1888), entre muchos
otros. Y a comienzos del siglo XX sigue con la apertura de: Fósforos San Martín
(1905), Masllorens (1905), Calera Avellaneda (1919), Cristaleria Pappini Hnos. y
Cía. (1922), Campomar (1921), Cristalería La Esperanza (1925), Ítalo Argentina de
Electricidad (1926), Cía. Hispano Americana de Electricidad (1909), Conen (1903),
entre otras. Todas con una larga existencia en la producción de bienes y en la
oferta de puestos de trabajo.2

Este crecimiento se aceleró entre las décadas de 1930 y 1970, etapa


caracterizada por la acentuación de la urbanización, la expansión de los servicios
y la infraestructura y el avance de la denominada industrialización por sustitución
de importaciones. Avellaneda, considerada la “primera ciudad industrial de la
provincia”, concentraba más de la mitad de los establecimientos y obreros del área
-1.300 establecimientos con más de 36.000 obreros en 1935- (Rougier y Pampin,
2015). Así, muchas empresas en expansión en este período completarían un

1
​"AVELLANEDA BLUES", el tema más emblemático del Trío Manal, fue compuesto por Claudio Gabis y Javier Martínez en
1968. Esta versión original forma parte de su primer álbum "Manal" (1970), registrado en las nuevas instalaciones que
los estudios TNT inauguraron en 1969 en la calle Moreno al 900 de la ciudad de Buenos Aires. Junto a "Boogie de los 7
Puentes" y "Tema de la Ribera Sur" (ambos de su autoría), Claudio Gabis incluye este tema dentro de su "Trilogía de
Barracas al Sur", un homenaje a la Ciudad de Avellaneda y sus lugares más pintorescos. Para escuchar el tema musical:
https://www.youtube.com/watch?v=Fc4265MGdcM

2
​En un registro del año 1919 se había verificado la existencia de 933 establecimientos industriales de la más variedad de
rubros. Información disponible en:
https://laciudadavellaneda.com.ar/la-universidad-de-avellaneda-comenzara-a-dictar-clases-en-su-nueva-sede-de-pineir
o/
doble pasaje de modestas instalaciones sucesivas anexadas, a una enorme
fábrica ubicada en un predio único.

Para 1976 Avellaneda aglutinaba empresas medianas y grandes cuya producción


se concentraba en las áreas metalúrgicas, papeleras, plásticos, productos
químicos, alimentos, curtiembres, frigoríficos, destilerías, astilleros, jabones y
detergentes (Rougier y Pampin, 2015). Pero en las décadas posteriores al golpe
militar de 1976, la localidad sufrió un claro proceso de desindustrialización, con
cierre de establecimientos y numerosas pérdidas de puestos de trabajo, que
modificó su fisonomía y “cultura” industrial. A partir de 1979 se impulsó la
erradicación de muchas plantas y la actividad fabril dejó de ser el sector
dinamizador de la economía, perdiendo peso relativo frente a otros sectores
productivos y a los servicios.

En virtud de este proceso lento y sostenido a lo largo de décadas, los edificios


fabriles abandonados constituyen un palimpsesto material y simbólico de aquel
ciclo expansivo perdido. Sólo permanecen -en muchos casos- las viejas
estructuras abandonadas o convertidas en garajes, depósitos o en desoladas
imágenes del abandono. Un ejemplo de ello es la conservación del viejo portón del
Frigorífico La Negra, hoy con el logo de un hipermercado extranjero, y una
pequeña placa que llama la atención sobre lo que fue ese lugar durante más de un
siglo.

En este contexto y desde 2011, la Universidad Nacional de Avellaneda lidera una


reinvención cultural de la localidad a partir de la adquisición de estas estructuras
arquitectónicas desafectadas, haciendo hincapié en la memoria identitaria obrera
de sus habitantes, al mismo tiempo que dota a la ciudad de una nueva fisonomía
al instalar allí sus sedes y espacios educativos y culturales. Estas experiencias
cubren el vacío o se complementan con las propuestas de los municipios. Talleres,
museos y actividades hacen de estos claustros verdaderas usinas culturales
democratizando la cultura en un territorio mayormente relegado.3

“Otro efecto significativo de la presencia de estos espacios culturales forjados por


las UNDAV es el crecimiento de lo que podría denominarse “autoestima barrial” a
partir de la constatación de nuevos públicos que visitan (…)” (Carman, 2015:540)
estos lugares, los vecinos del partido, en su búsqueda de experiencias artísticas y
culturales. Concomitante con estas acciones, estos sectores populares de la
población se corren de los marcos interpretativos dominantes que los sitúan en la
marginalidad.

3
“​No constituye un dato menor que un vasto porcentaje de sus matriculados sea primera generación de universitarios y
que muchos de ellos esgriman, entre los motivos que los han llevado a estudiar allí, el hecho de no tener que gastar en
boleto por su cercanía.” (Carman, 2015:539).
Es así que la impronta de la UNDAV da cuenta de la representación simbólica del
patrimonio industrial del pasado avellanedense a partir de la estructura edilicia de
sus sedes:

▪ Ex “Mercado de Abasto” (Sede Central y Rectorado)


▪ Ex “Lavaderos Alonso” (Sede Piñeyro)
▪ Ex “Fábrica de vidrio Pappini S.A” (Sede Beatriz Mendoza)
▪ Ex “Fábrica Ítalo Compañía Argentina de Electricidad” (Sede 12 de Octubre)
▪ Ex “Frigorífico El Cóndor” (Sede Arenales)

Ahora bien, estos espacios que en la actualidad son lugares “vivos” donde los
ciudadanos se educan, se forman y se entretienen, pueden transformarse en
lugares turísticos a partir de un proceso de producción o “construcción de
atractividad” (Bertoncello e Iuso, 2016) en función de los intereses de los
potenciales turistas atraídos por el patrimonio arquitectónico industrial de
Avellaneda. Subsidiariamente se prestan como recurso para una mayor
diversificación de la oferta turística en un territorio todavía inexplorado por el
turismo local.

Para ello, el guía de turismo debe actuar como promotor del capital cultural
tangible y transformar estos lugares en función de los objetivos que se persiguen.

El capital cultural (Cabezas, 2006) es tangible en forma de monumentos, sitios,


conjuntos históricos, bienes muebles como pinturas, esculturas, etc. Intangible
cuando nos referimos a usos, representaciones, expresiones, conocimientos y
técnicas, junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que
le son inherentes, que las comunidades, los grupos y en algunos casos los
individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural.

En nuestro caso e​l concepto de capital cultural4 nos permite trazar un puente entre
la cultura y la economía, no como dos esferas autónomas de la vida social, sino
como método para presentar los fenómenos culturales en sus aspectos esenciales
(materiales e inmateriales) de una manera comprensible (Throsby, 20015).

4
Capital cultural alude al conjunto de instrumentos de apropiación de los bienes simbólicos, (Coelho, 2000:
98), en el plano individual un instrumento para la apropiación de estos bienes simbólicos es la alfabetización
y la educación en general. Del lado de la producción, forma parte del capital cultural, los productos o
equipamientos necesarios para crear ese bien simbólico, el celuloide para el cine, el lienzo para la pintura o
el turismo para el patrimonio. De lo anterior podemos deducir que el turismo es una estrategia de
apropiación de los sitios, monumentos o expresiones; no existen recursos turísticos sino recursos naturales
y/o culturales que el turismo como estrategia los visibiliza, los pone en valor.
5
​Throsby, D. (2001). ​Economía y Cultura.​ Madrid, Cambridge University Press. Citado por: Cabezas, J.L.
(2006). “La cultura y el turismo como medios de desarrollo socioeconómico”. Ponencia presentada en el
Seminario Iberoamericano de Cultura, Turismo y Desarrollo (AECI –OEI), Cartagena de Indias.
Podemos pensar que estos edificios albergan los dos tipos de capitales: el tangible
expresado en la materialidad que implica estas edificaciones y el intangible, en las
historias laborales y productivas de hombres y mujeres que habitaron estos
espacios.

Estos lugares forman parte de la arqueología industrial, es decir restos materiales


de procesos de industrialización del pasado y que es conveniente conservar para
la memoria de la actividad económica del pasado.

Una de las estrategias fundamentales de turistificación (Bertoncello e Iuso, 2016)


de los destinos o espacios es la creación de “narrativas” que orienten la
valoración, la lectura y la interpretación de lo que se observa. En nuestro caso, el
guía turístico podría construir una narrativa que incluyera entre sus contenidos:

1. Composición territorial de Avellaneda y su vinculación con la Cuenca Matanza-


Riachuelo.
2. La importancia de los puentes sobre el Riachuelo como entrada al sector
sudeste del Gran Buenos Aires.
3. La relevancia de Barracas al Sud como fuente de trabajo industrial.
4. Los procesos de industrialización del AMBA6 ​en general y de Avellaneda en
particular.
5. El devenir de los procesos productivos a partir del impulso de la economía
agroexportadora.
6. La creación de un proletariado fabril y el activismo obrero.
7. Las memorias históricas de las jornadas laborales no ausentes de conflictos,
triunfos y fracasos.
8. La transversalidad del proceso de globalización post-industrial.
9. Valoración histórica de la tipología de arquitectura industrial y utilitaria.

Otra estrategia constitutiva de los procesos de valorización de lugares para el


turismo es la “tematización” (Bertoncello e Iuso, 2016), es decir la creación de una
narrativa vinculada con un eje de contenido que nuclea toda esa trama. El tema
apela a los turistas ya que los convoca a identificar ese espacio con ese tema
singular, le otorga especificidad y relevancia y permite hacer visible un rasgo
particular del lugar.

6
​El Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) está compuesta por localidades y barrios de la Ciudad de
Buenos Aires y del Gran Buenos Aires, caracterizándose por ser la concentración urbana de mayor densidad
del país (concentra alrededor del 30% de la población total). Información disponible en:
https://www.argentina.gob.ar/salud/desastres/amba
Según el caso que estamos tratando aquí, el tema podría girar en torno a ​la
transformación de Avellaneda como símbolo de desarrollo industrial a importante
polo cultural y educativo del sudeste del Gran Buenos Aires.

El recorrido turístico se materializaría a través de un circuito en bus que visitara los


siguientes atractivos:

o Puente Pueyrredón
o Escultura El Coloso
o Puente Pueyrredón Viejo
o Puente Bosch
o UNDAV Edificio Beatriz Mendoza
o Puente Victorino de la Plaza
o UNDAV Serie Piñeyro
o UNDAV Sede Central y Rectorado
o Paseo del Trabajo (30 murales linderos a la Fábrica Ferrum)
o UNDAV Sede 12 de Octubre
o UNDAV Sede Arenales

Reflexión final

La importancia de poner en valor turístico la arquitectura patrimonial industrial


recuperada y transformada, trasciende el análisis meramente histórico y
económico, ya que posibilita la conservación del patrimonio cultural de la localidad
y lo comunica a sus habitantes. De ese modo, es la propia comunidad la que se
reconoce en él a través de un pasado común y a su vez, enriquece la experiencia
turística y renueva el interés hacia la cultura y el turismo cultural.

Bibliografía

Bertoncello, R. e Iuso, R. (2016). “Turismo urbano en contexto metropolitano. Tigre


como destino turístico en el Área Metropolitana de Buenos Aires (Argentina)”.
Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía 26​ (2): 107-125.

Cabezas, J.L. (2006). “La cultura y el turismo como medios de desarrollo


socioeconómico”. Ponencia presentada en el Seminario Iberoamericano de
Cultura, Turismo y Desarrollo (AECI –OEI), Cartagena de Indias.

Carman, M. (2015). “Cercanías espaciales y distancias morales en el Gran Buenos


Aires” en Kessler, G. (Dir.) ​Historia de la provincia de Buenos Aires.​ Buenos Aires,
UNIPE.

Rougier, M. y Pampin, G. (2015). “Orígenes y esplendor de la industria en el Gran


Buenos Aires” en Kessler, G. (Dir.) ​Historia de la provincia de Buenos Aires.​
Buenos Aires, UNIPE.

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