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Índice
La ecuación de London[editar]
(1)
donde depende de la cantidad ns de electrones (por unidad de volumen, es decir,
densidad) que se encuentran en estado superconductor:
La ecuación, desarrollada por los hermanos Fritz y Heinz London en 1935,1 explica la forma
que ha de tener un campo magnético para que se cumplan las condiciones fundamentales que
se dan en el efecto Meissner, que son:
El primero en darse cuenta del error fue Lars Onsager en 1953 investigando la cuantización
del flujo magnético que pasa por un anillo superconductor: el valor mínimo del flujo le salía
exactamente la mitad de lo que debía ser, lo cual está acorde con una carga 2e. Basándose
en esta idea Cooper expondría la idea de que los portadores de carga no son en realidad
electrones, sino parejas de electrones3 (conocidas como pares de Cooper), como se explicó
con todo detalle en la teoría BCS más tarde.
La ecuación de Pippard[editar]
La ecuación de London (1) tiene diversas limitaciones. La principal de ellas es que no respeta
el principio fundamental de la física según el cual dos sucesos lo suficientemente alejados uno
de otro no pueden interferir entre sí. Dicho de otra forma, se trata de una teoría no local. Esto
se debe a que los dos electrones que forman el par de Cooper están relativamente alejados
uno de otro. No obstante, en su momento los hermanos London no podían saber esto, ya que
ni siquiera sabían que se trataba de dos electrones juntos en lugar de uno.
Para resolver esto Brian Pippard presentó en 1953 la ecuación de Pippard, que es más
general que la de los hermanos London, y fue corroborada poco más tarde por la teoría BCS.
Teoría[editar]
Deducción de la ecuación de London[editar]
La ecuación (1) se puede deducir mediante un tratamiento completamente clásico, y, aparte
de las dos condiciones planteadas, nos bastan las ecuaciones de Maxwell y la segunda ley de
Newton:
Si ahora se hace el rotacional a ambos lados de la ecuación, entra en juego las ecuaciones de
Maxwell, en concreto la ley de Faraday:
(2)
Ahora bien, lo que interesa es tener todo en función del campo magnético, así que hay
que deshacerse de la densidad de corriente. Esto se puede hacer empleando otra
ecuación de Maxwell, la ley de Ampère:
para deshacerse del rotacional de un rotacional, que es más bien incómodo, se puede
aplicar la conocida identidad según la cual para cualquier campo se tiene que:
Haciendo un último uso de las ecuaciones de Maxwell se considera que para un campo
Que no es más que la ley de Ampère expresada de otra manera. Si ahora se reemplaza
en la ecuación con la que se estaba trabajando, queda que:
con lo que ya solamente se tiene que agrupar las constantes en y pasar uno de los
términos al otro lado del igual para obtener la ecuación de London (1), que era el objetivo.
(3)
donde es el potencial vector. Para llegar a esta expresión basta con tomar del
desarrollo anterior la ecuación intermedia (2); teniendo en cuenta que, por definición:
se llega:
sin embargo, en el problema que se está tratando se puede aplicar el gauge de London,
con lo que, si el superconductor es un sólido simplemente conexo, se tendrá que es
en realidad constante y no influye en el problema.