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La Cuenca del Pas-Pisueña

FERNANDO OBREGÓN GOYARROLA El río Pas y su afluente principal el Pisueña se sitúan


Geógrafo en la zona centro-oriental de Cantabria, limitando al oeste
con la cuenca del Besaya, al este con la del Miera, al norte
con el mar Cantábrico y la cuenca independiente de la
bahía de Santander, y al sur con la comarca de Campoo y
provincia de Burgos, situadas en la cuenca del Ebro. El Pas
tiene sus orígenes en los diversos cursos de agua que des-
cienden de la agreste divisoria de la Cordillera Cantábrica
hacia el norte, con el Castro Valnera (1.718) como cumbre
más significativa de la zona. Los diversos ríos pasiegos se
van reuniendo para afrontar a partir de Entrambasmestas
el amplio Valle de Toranzo, interrumpido en Puente Viesgo
por un estrechamiento correspondiente a las estribaciones
orientales del Dobra, con el monte Castillo en el lugar más
estratégico para el dominio de un corredor de paso obliga-
do. Tras recibir en Vargas al Pisueña, el Pas recorre el Valle
de Piélagos y desemboca en la ría de Mogro. En cuanto a
su afluente principal, el Pisueña, nace en el barrio del
mismo nombre, cerca de Selaya, y recorre los amplios
valles de Carriedo y Cayón antes de unirse al Pas. En defi-
nitiva, se trata de una comarca de media montaña, con sie-
rras que separan unos valles de otros, pero salvo en la divi-
soria con Burgos los relieves no alcanzan el vigor que tie-
nen en otras comarcas de la región, con cumbres alomadas,
collados practicables y hoces no excesivamente angostas.
Los afloramientos calizos están desigualmente repartidos
por la cuenca del Pas-Pisueña, y una vez más han favoreci-
do la abundancia de cavidades en los valles bajos, es decir
los que tuvieron condiciones climáticas más favorables en
el Paleolítico Superior. En el tercio sur de la comarca,
donde se sitúan los relieves más agrestes y las mayores alti-
tudes, apenas hay afloramientos calizos, y en los valles
medios, es decir los de Toranzo y Carriedo, se reducen a
unas franjas de calizas jurásicas de escasa relevancia. El
imponente afloramiento de calizas carboníferas del Dobra,
similar por su edad a los Picos de Europa, tiene en el des-
tacado monte Castillo de Puente Viesgo y en las inmediatas
Peñas de Penilla sus últimas y más orientales estribaciones
antes de quedar definitivamente oculto bajo la cobertera
mesozoica. La parte más baja del valle, en los términos de
Piélagos y Miengo, está formada por calizas más modernas,
las cuales accidentan el paisaje del Pas hasta su misma desem-
bocadura, dominada por la cumbre de La Picota (239).

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En la comarca del Pas-Pisueña podemos diferenciar clara- Besaya, separados ambos por los relieves de las islas de
mente dos focos de arte rupestre paleolítico, los de Puente Miengo y el mencionado bajo Cadramón. Realmente se
Viesgo y Puente Arce. El primero tiene relevancia mundial, hace difícil imaginar un paisaje en el cual tenemos que olvi-
con las cuatro cuevas del monte Castillo, la "ciudad troglo- darnos del imponente campo de dunas de Liencres, que es
dita": El Castillo, La Pasiega, Las Monedas y Las un producto de la dinámica marina, fluvial y eólica en los
Chimeneas. Su ubicación a media ladera del monte, domi- últimos miles de años. La rasa litoral de Liencres y su incli-
nando el estrechamiento de Puente Viesgo, las convertiría nación hacia el mar sí nos sugiere mejor esa llanura costera,
en un lugar ideal para controlar los movimientos de la progresivamente inundada por la transgresión marina, y los
fauna del valle y preparar cacerías, sin olvidar la riqueza espectaculares Urros de Liencres (islotes y peñascos aisla-
piscícola del Pas, con famosos cotos salmoneros en Puente dos frente a la costa) nos recuerdan que la línea costera
Viesgo. Tampoco hay que olvidar la situación de Puente sigue retrocediendo poco a poco.
Viesgo en una confluencia de valles y pasos naturales hacia Al igual que en otras comarcas de la región, como el Nansa
otras zonas: por el norte hacia el bajo Besaya, Valle de o el Asón, en la cuenca del Pas-Pisueña el mapa del arte
Piélagos y la costa, y el Valle de Cayón; por el este hacia el rupestre paleolítico revela un importante asentamiento
Valle de Carriedo por Villafufre; por el sur el amplio Valle interior, en el monte Castillo de Puente Viesgo. En todo
de Toranzo; y por el oeste al inmediato Valle de Buelna por caso su altitud no es importante, 354 metros tiene la cima y
el collado de Hijas. el fondo del valle está a 70, por lo que el rigor climático no
En cuanto al núcleo de Puente Arce, integrado por las cue- sería excesivo. Otra cosa tuvieron que ser los montes cir-
vas de Santián y El Calero II, no es comparable en impor- cundantes, que sobrepasan los 800 metros de altitud (La
tancia al de Puente Viesgo, y pese a su ubicación en la Cuera, Tablao, etc...), y sobre todo los situados al sur de la
cuenca hidrográfica del Pas debe ponerse en relación con comarca, en la divisoria de la Cordillera Cantábrica, con
el vecino Valle de Camargo, con las cuevas del Pendo y El más de 1.700 metros en el Castro Valnera. Curiosamente
Juyo. En todo caso su situación cercana al mar, junto al río esta montaña no ha conservado vestigios de glaciarismo en
Pas, y en una zona de baja montaña singularmente agreste, la vertiente correspondiente al Pas, siendo en cambio
como es el macizo de Peñas Negras y Peña Jorao, asegura- asombrosos los amplios valles glaciares de las vecinas ver-
ría a los habitantes paleolíticos de estas cuevas un amplio tientes del Miera y el Trueba. La ausencia de morfología
abanico de recursos disponibles en unos kilómetros a la glaciar en la cuenca del Pas-Pisueña se debe indudablemen-
redonda. te a la rápida caída de los picos de la divisoria hacia el
En este sector del litoral cántabro, considerando el nivel fondo del valle, que impediría la acumulación de la nieve y
marino durante el Paleolítico Superior 100 metros por el hielo en unas laderas extraordinariamente inclinadas. Por
debajo del actual, la línea costera se situaría entre 6 y 8 lo demás la cara norte del Castro Valnera tuvo que tener
kilómetros al norte de la desembocadura actual del Pas condiciones realmente glaciares, comparables a las legenda-
entre Mogro y Liencres. Los relieves de La Picota darían rias caras norte alpinas de nuestros días, y otras cumbres
paso a una suave llanura ligeramente inclinada hacia el mar, como el Coteru la Brena (1.500) debieron alojar pequeños
interrumpida por algunos relieves calizos que conforman glaciares de circo, teniendo toda la divisoria con la cuenca
hoy bajos submarinos como los de Cadramón (50 metros del Ebro nieves perpetuas o casi permanentes. Por debajo
de profundidad), Juan de Ambojo (34 metros) y El Castro las condiciones climáticas serían periglaciares, permitiendo
(39 metros). Entre los dos primeros debía discurrir el río un cierto aprovechamiento de los recursos naturales en los
Pas hacia el norte, evitando su unión con el cercano Saja- meses más favorables del verano.

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SITUACIÓN: VELO, PIÉLAGOS

Mercedes Pérez Bartolomé


ACDPS
Santián
El primer registro de las pinturas lo hace Alcalde del Río en octubre de 1905. Aparece estudiada en la
primera etapa de las investigación publicada por H. Alcalde del Río, H. Breuil y L. Sierra en Les cavernes de
la région cantabrique (1911). En los años 1989 y 1990 ha sido revisado y actualizado el estudio de la cueva
por Alfonso Moure Romanillo (1990).

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Plano de la cueva, según
Fernández Acebo, y
situación de los principales
paneles (archivo ACDPS)

Situación y emplazamiento. La cueva de Santián está si- VLÀFDFLyQWLSROyJLFDGHVLJQRVTXHFRQVLGHUDURQIRUPDV


tuada en Velo- Puente Arce (Piélagos). La boca abre a 70 me- derivadas de brazos, manos y armas, indicándose la presencia
tros sobre el nivel del mar, en la margen derecha del valle del de un aspa en la pared contraria. Se buscan paralelismos con
río Pas, en un paisaje formado por DEXQGDQWHVDÁRUDPLHQWRV HOHPHQWRVHWQRJUiÀFRV\VHOHVDWULEX\HFURQROyJLFDPHQWHDO
de calizas del Aptiense (Cretácico Inferior) perteneciente al periodo Auriñaciense.
sinclinal de Escobedo, en una zona de contacto entre las cali- Debido a lo incómodo del acceso, por las reducidas dimen-
zas arcillosas del Bedouliense y las dolomías del Gargasiense siones de la entrada, en 1953 se hizo una ampliación de la
y del Clansayense. En esta zona las calizas del Gargasiense boca y, en este proceso, fue descubierto el segundo lote de
forman un banco recifal que llega a alcanzar 500 a 600 me- material arqueológico en una reducida galería paralela a la en-
tros de altura. Debido a la potencia del banco calizo y, a la trada y a escasos metros del exterior. Este material recogido
FDOLGDG\ÀQXUDGHVXJUDQRVHKDQHVWDEOHFLGRH[SORWDFLRQHV y revisado por A. Moure, tampoco permite una atribución
de grandes canteras que han hecho temer por la seguridad de FURQROyJLFDÀDEOH7DPELpQVHORFDOL]yXQFUiQHRKXPDQR
la cueva de Santián. estudiado por V. Andérez (1954) quien le atribuye caracteres
En el mismo valle se encuentran próximas a ella las cavida- morfológicos de cromagnonense neanderthaloide (sic).
des de El Calero II, Cobalejos, El Juyo, El Pendo, El Ruso, Descripción de la cueva. La cavidad está formada por una
Alto del Peñajorao, El Mazo y Morín y, más al sur, en la zona sola galería, muy estrecha en los primeros metros con una
media del valle, se encuentra el conjunto de cuevas con arte altura de unos 2 metros y 1,50 m de largo, se ensancha des-
paleolítico del monte Castillo. pués un poco y se eleva en altura de 3 a 3,50 m en algunos
Aspectos históricos. La cueva fue descubierta hacia el año puntos. El corredor se ensancha de vez en cuando en forma
1880 por D. Manuel Santián, quien mandó realizar el primer de pequeña sala. Es en esta zona donde se encontraron los
acondicionamiento para el acceso de las visitas. Hay una re- primeros hallazgos arqueológicos: varias conchas marinas,
ferencia recogida por Maza Solano de las actas de la reunión dos sílex y algunos huesos de Ursus spelaeus.
de la Comisión Provincial de Monumentos del 14 de mayo Después de esta zona, el suelo se accidenta y el paso se estre-
de 1888, en la que se recoge el escrito remitido por el coronel cha por medias columnas de estalagmitas. A 130 m de la en-
Santián en el que comunicaba la existencia de la cueva, que a trada desemboca en una sala, que puede alcanzar unos 5 m
VXMXLFLRHQFHUUDED´FXULRVLGDGHVFLHQWtÀFDVGLJQDVGHHVWX- de altura con un giro brusco respecto de la galería de acceso.
GLRµ3RUGHVJUDFLDHQHVDPLVPDVHVLyQWDPELpQVHQRWLÀFy La pared que hay enfrente forma un largo plano inclinado,
el fallecimiento de D. Marcelino Sanz de Sautuola, lo que bajo el cual, el suelo de la galería se eleva formando una pe-
motivó que la Comisión no pudiese atender la demanda del queña plataforma. Es en este plano donde se sitúan las dos
descubridor (Moure Romanillo, 1990: 8). hileras de signos rojos superpuestos. En la pared opuesta se
H. Alcalde del Río, Breuil y Sierra la visitan en 1905 y reali- sitúan un punto rojo y dos trazos pequeños en forma de “X”
zan el primer estudio de las pinturas y en este proceso Alcal- también rojos.
de del Río recoge un puñado de conchas marinas perforadas. La galería se estrecha de nuevo y pierde casi totalmente la al-
Después de la visita de H. Breuil en 1906, la cueva fue incor- WXUDGLÀFXOWDQGRHODFFHVR\VHHQFXHQWUDFROPDGDGHDEXQ-
porada al corto listado de yacimientos rupestres paleolíticos dantes concreciones.
en la obra ya citada de H. Alcalde del Río, Breuil y Sierra Arte rupestre. Todas las pinturas de Santián se han realiza-
(1911:26-35). do con ocre rojo. Se agrupan en dos conjuntos:
Estos primeros investigadores describen el conjunto de sig- El Conjunto I se sitúa a 75 m de la entrada, en un ensan-
nos del panel principal que se encuentra al fondo de la ca- chamiento de la galería principal conocido como “sala del
YLGDGQRVHFLWDQODVÀJXUDVPiVSUy[LPDVDODHQWUDGDTXH caballo”, por la presencia de una mancha de coloración en la
probablemente pasaron desapercibidas en las primeras ex- pared derecha, que sugiere la silueta de un caballo sin extre-
ploraciones. Se efectuó entonces un detallado estudio y cla- PLGDGHV'RVÀJXUDVFRQWUDSXHVWDVVREUHXQDÀQDFRUWLQDGH

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Panel principal de los signos.
(dcha.)

Signo en forma de aspa,


situado frente al panel
principal. (abajo)

estalactita, a unos 2 m de altura, forman dos signos alarga- En la pared de enfrente se encuentra el segundo panel, que
dos en color rojo. Uno de ellos es del tipo tridentado, y está presenta un aspa en rojo dibujada con dos trazos cortos y
interrumpido por su parte inferior por una rotura reciente ÀQRV(QODPLVPDVDODDSDUHFHQWDPELpQGRVSXQWXDFLRQHV
de la formación; el otro está más difuminado, siendo impo- en rojo, y algunos grabados modernos bajo los que se apre-
sible precisar su forma, más allá de una barra o trazo vertical cian incisiones patinadas, posiblemente antiguas.
(Moure, 1990:11). 'HVJUDFLDGDPHQWHODHOLPLQDFLyQGUiVWLFDGHJUDIÀWLVVLQHO
El Conjunto II se encuentra a 120 m de la entrada, en la sala necesario control, introduce una duda sobre la posible elimi-
que forma el ensanchamiento de la galería. nación de otras manifestaciones rupestres como grabados
El primer panel se encuentra en la pared izquierda, es un ÀQRVRUHSUHVHQWDFLRQHVPDOFRQVHUYDGDVDVtFRPRVREUHOD
grupo de pinturas singular y único. Está formado por un actual visión del “gran panel”, en el que se aprecia el pigmen-
conjunto de 15 signos distribuidos en dos frisos paralelos, to difuminado alrededor de los signos haciendo que pierdan
cinco en la superior y diez en la inferior. Todos están traza- QLWLGH]VXVSHUÀOHV
dos en posición vertical con una longitud media de 65 cm. Interpretación y cronología. La singularidad de los signos
Responden a los tipos descritos por Alcalde del Río, Breuil de Santián plantea un problema no resuelto sobre su cro-
\6LHUUDHQODREUDFLWDGDFODVLÀFDGRVFRPREUD]RVPDQRV nología y adscripción cultural. Las primeras interpretacio-
y armas. nes proceden de los trabajos ya citados de Alcalde del Río,
(QHOIULVRLQIHULRUVHSXHGHQLQWHUSUHWDUODVWUHVÀJXUDVGHOD Breuil y Sierra, (1911:35), realizadas en una época en la que
izquierda como brazos humanos esquemáticos terminados VHGDEDPXFKDLPSRUWDQFLDDORVSDUDOHOLVPRVHWQRJUiÀFRV
en una mano, aunque en el primero, los dedos semejan más Los signos de Santián se relacionaron con esquematizacio-
a los de un pie. (Ya lo observan así los primeros investiga- QHV GH PDQRV SLHV R DUPDV (VWDV ~OWLPDV VH LGHQWLÀFDURQ
dores). El segundo termina en una mano larga y estrecha con mazas, bumerangs, y los signos dentados, con arpones,
en la que el pulgar es muy corto y distante del resto de los lo que parece contradictorio con la atribución cronológica
dedos. El tercero es el que mejor semeja una mano en la que propuesta por los autores citados en el periodo auriñaciense.
se encuentra oculto el pulgar. Le sigue un grupo de tres sig- (Moure, 1990:11).
nos más esquemáticos formados por un trazo rectilíneo que No se han encontrado aún paralelos estrictos de las repre-
ÀQDOL]DHQIRUPDWULGHQWDGDHQGRVFDVRVFRQXQSHTXHxR sentaciones de Santián, especialmente en conjuntos rupes-
apéndice lateral. El siguiente es un trazo que se ensancha tres. La adscripción que se ha venido haciendo al periodo
hacia arriba abriendo en un tridente que podría relacionarse auriñaciense, se apoyaba en el lugar de los signos rojos de la
también, junto con los tres anteriores con una extremidad serie de superposiciones de Altamira. En la actualidad parece
de ave. Un tercer grupo, formado por dos signos que llevan posible atribuirles una cronología más reciente. Los temas
púas o barbas oblicuas al tallo, semejan patas de animal con de Santián deben ponerse en relación con un catálogo re-
direcciones inversas uno hacia arriba y hacia abajo el otro y lativamente amplio de signos rojos, técnica que se extiende
un tercero más alargado, semeja un brazo con forma de codo por el Oriente de Asturias y Occidente de Cantabria: cuevas
que termina en cuatro garras. del Pindal, Llonín, Balmori, Herrería, Covarón, Mazaculos,
En el nivel superior se diferencian dos grupos: los tres pri- Tres Calabres etc. Los paralelos más próximos de barras y
meros, situados a la izquierda son semejantes a los anteriores,
dos tiene forma de bastón terminado en tres dientes, y el
FHQWUDOHVPX\ÀQR\WHUPLQDHQIRUPDGHPDQRFRQFXDWUR
dedos. Sin embargo, los dos signos situados más la derecha,
son los más simples y geométricos y parecen representar una
maza y una porra o un arma. Este último recuerda la forma
de un bumerang.

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claviformes, se encuentran en el sector oriental de la cueva BIBLIOGRAFIA
de Tito Bustillo, en el conjunto IV, asociados a cuadrangu-
lares en forma de parrilla del tipo de los de las cuevas de ALCALDE DEL RÍO, H.; BREUIL, H. y SIERRA, L. (1911): Les caver-
+HUUHUtD\&RYDUyQ7pFQLFDHLFRQRJUiÀFDPHQWHVHUHODFLR- nes de la Région Cantabrique. Imprenta V.A. Chêne, Mónaco.
nan también con un amplio conjunto de signos lineales que
aparecen infrapuestos a cérvidos en las cuevas de Llonín o ANDEREZ, V., (1954): El cráneo prehistórico de Santián. Estudio an-
“El Quesu”. tropológico. Patronato de las cuevas prehistóricas de la provincia de San-
En cuanto al signo en forma de aspa, hay que señalar la exis- tander. Santander.
tencia de un ejemplar idéntico a este de Santián, en la galería
profunda de la cueva de El Castillo, en el contexto de los MOURE ROMANILLO, A. (1990): Documentación del Arte Rupes-
llamados “discos” (Alcalde del Río, Breuil y Sierra, 1911:123- tre Cantábrico: La Cueva de Santián (Piélagos, Cantabria). Zephyrus
124). XLIV-XLV: 7-15. Salamanca.
En otras estaciones cántabras, como Pasiega “C” y “B” y
Altamira, el grupo de Santián puede relacionarse con un ho- SMITH, P. (2003): Arte Rupestre paleolítico en Cantabria. ACDPS y
rizonte de signos rojos, datados en un episodio magdalenien- Cantabria en Imagen. Santander.
se anterior al de los polícromos. Esta decoración con aspas
aparece también en el arte mueble magdaleniense, en útiles
o armas (azagayas, arpones varillas, espátulas). El resto de
los signos también tienen paralelos en objetos del Magdale-
niense Inferior de la cueva de Altamira y del Superior de las
de Lumentxa, Morín y El Pendo; estas dos últimas a pocos
kilómetros de Santián.
Santián sigue siendo una de las cuevas más enigmáticas y
difíciles de fechar del arte Paleolítico, pero eso no le resta
belleza a sus extrañas representaciones, reiteradas y situadas
en una escenografía, cuyo mensaje tal vez nunca podamos
descifrar.

Figura de difícil interpretación,


perteneciente al primer
conjunto. (arriba)

Signos sobre estalactita. (Foto


Ramón Montes) (dcha.)

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