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Universidad Nacional Abierta y a Distancia

Vicerrectoría Académica y de Investigación


Formato - Fase 2 - Delimitación

INFORMACIÓN DEL ESTUDIANTE


Nombre Completo: María Fernanda Daza Rosales
N° documento de identidad: 1113536036
Programa Académico: Agronomía
CEAD, UDR O CCVA: Palmira
N° del grupo Colaborativo: 214

DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD

1. Delimitación de la temática de investigación.

Movimiento sindical: Paro de los corteros de caña en los Ingenios


azucareros del Valle del Cauca en el año 2007-2008

2. Planteamiento del problema:

2.1. ¿Por qué el período de tiempo que ha delimitado permite una


mayor comprensión de las luchas del Sector Social seleccionado?

El paro de corteros evidencia una reivindicación de los derechos laborales, un


conflicto de clase, a su vez se patentizan alternativas de cara a la exclusión e
inequidad. La huelga de corteros de caña del departamento del Valle del
Cauca, como expresión del conflicto laboral bajo el modelo capitalista
globalizado y la implementación de la tercerización laboral en la
agroindustria azucarera fue una de las acciones colectivas más significativas
en la coyuntura socio – política y económica colombiana (Montoya Duque,
2011). Consiste en un modelo de protesta social que advierte de una crisis
en cuanto a las condiciones laborales que genera el adoptar la tercerización
en el marco del modelo económico dominante.

De acuerdo al Censo Sindical de la Escuela Nacional Sindical, los


trabajadores que se benefician de las convenciones colectivas, tienden a
devengar entre dos y tres salarios mínimos; además de contar con otros
beneficios propios de los empleados de planta como las primas legales y
extralegales, bonificaciones, vacaciones, mientras que cerca de 18 mil
corteros trabajan por cooperativas en los 13 ingenios azucareros, que
apenas sí ganan para sobrevivir con sus familias, pues devengan los salarios
más bajos y no gozan de ninguna prima o bonificación extralegal, además
que tienen que asumir el costo de la seguridad social, herramientas de
trabajo, dotación, transporte, y aportes sociales y costos de administrativos
de las cooperativas. Por otra parte, en la jornada laboral, mientras los
trabajadores de planta tienen jornada legal de 48 horas semanales, los
corteros cooperativizados no tienen jornada fija, viéndose obligados a
trabajar hasta culminar el área asignada por el ingenio a cada cooperativa,
tiempo que excede, por mucho, las 48 horas semanales, además de que no
reciben una remuneración por horas extras; también, es común que trabajen
domingos y festivos; sumando a la lista de desigualdades, no tiene derecho a
vacaciones, para los corteros afiliados a las cooperativas el rubro vacaciones
es parte integral de las “compensaciones” que reciben por tonelada cortada,
sin ninguna bonificación por encima de este pago, resultado ser un pago que
se difiere durante todo el año, por cual, se lo gastan para cubrir sus
necesidades básicas.

Por otra parte, si analizamos las características propias de la labor que éstos
realizan, veremos que es un trabajo extenuante y riesgoso, causal de un
sinnúmero de accidentes, lesiones y enfermedades degenerativas, esto sin
mencionar las condiciones inclementes en las que deben laborar (exposición
al sol directo por muchas horas y a fuertes lluvias, terrenos irregulares y
fangosos, malezas, espinas y pelusas, entre otras), esto sin derecho a
participar en los programas de salud preventiva y de seguridad industrial que
ofrecen las empresas a sus trabajadores.

Ahora bien, sí un cortero sufre un accidente o adquiere alguna enfermedad,


se ve obligado a seguir trabajando, soportando el dolor y el malestar, ya que
no es remunerada una incapacidad menor a 3 días, y sí la incapacidad
requiere de más tiempo, es remunerada después de que la ARP realice los
respectivos tramites de pago a la cooperativa, el cual puede demorar varias
semanas (incluso meses), quedando así, el cortero, desprotegido y sin
ingresos, y su única esperanza está en la solidaridad de sus compañeros,
que para estos casos, suelen ayudar con donaciones y rifas, mientras este se
recupera y retoma su labor; otro panorama de injusticia se ve reflejado
cuando un cortero sufre una lesión, accidente o enfermedad de gravedad que
le impida continuar trabajando, la empresa no reubica en un nuevo puesto
de trabajo, bajo el argumento de falta de formación profesional no puede
desempeñar correctamente otra labor. Y así deshacen del trabajador
enfermo como si fuera un bien desechable. Por todo lo hasta aquí expuesto,
toca darle la razón a los corteros cuando dicen que su situación es lo más
parecido a una “moderna” esclavitud (Aricapa, 2008).
2.2. ¿Por qué seleccionó dicho espacio geográfico para la
investigación?

El departamento del Valle de Cauca se encuentra ubicado al suroccidente


colombiano, gracias a las condiciones agroambientales de la zona, la
industria azucarera goza de un gran privilegio al poder producir y
cosechar caña de azúcar durante todo el año, por la cual se han dedicado
a explotar en gran magnitud este cultivo, para luego transformarlo en
diversos productos, de los cuales se destacan la producción de azúcar y
otros endulzantes, y la producción de alcohol. Es uno de departamentos
lo más poblados y con mayor industrialización, pero a su vez con niveles
altos de exclusión social y pobreza, relacionados con el crecimiento del
desempleo y sectores amplios de la población con ingresos muy bajos
(Montoya Duque, 2011).

Es el departamento en donde existe una fuerte concentración de la


propiedad territorial rural con el 5.1 de los propietarios en posesión del
60.9% de la tierra, mientras que el 88,3% de los propietarios solo posee
el 22.2% (DE ROUX, 2008), respecto a los primeros se ubican en el valle
geográfico del río Cauca con las tierras más fértiles y dedicadas al
monocultivo de caña integrado a la agroindustria azucarera, de las cuales,
el 25% corresponde a tierras propias de los ingenios y el restante 75% a
más de 2.750 cultivadores de caña que abastecen a 13 ingenios de la
región (Cabaña, Carmelita, Manuelita, María Luisa, Mayagüez, Pichichí,
Risaralda, Sancarlos, Tumaco, Ríopaila-Castilla, Incauca y Providencia).
Desde 2005, cinco de los trece ingenios tienen destilerías anexas para la
producción de alcohol carburante (Incauca, Manuelita, Providencia,
Mayagüez y Risaralda) (Asocaña, 2017); el segundo grupo son los
minifundistas ubicados en su mayoría en la zona de ladera de las
cordilleras Occidental y Central, además de la costa pacífica del municipio
de Buenaventura.

El sector azucarero representa el 1% del PIB nacional (el 6% en el Valle


del Cauca), y 4% del PIB agrícola a nivel nacional, y en el Valle del Cauca
el 43% (Nieto Gómez, Vallejo, & Giraldo Díaz, 2016), además, el 99,7 por
ciento del azúcar que consumen los colombianos se produce en este
departamento (EL TIEMPO, 2008), siendo un sector de gran importancia
para la economía del país, no obstante, este sector no ha sido ajeno a
profundas y radicales protestas a lo largo de la historia, los documentos
que así lo relatan, muestran como desde las rebeliones de los negros e
indios, de los trabajadores mestizos y posteriormente de campesinos y
pobladores de la región vallecaucana, se ha luchado por sus derechos
sociales y laborales, debido principalmente a la adopción de modelos
tercerización laboral para aquellos que realizan la labor de corte manual
de caña de azúcar, generando la diferencia que existe entre los ingresos,
las prestaciones que reciben los trabajadores de planta por convención
colectiva, en comparación con los malos salarios y las precarias
condiciones laborales en que se debaten los corteros que no sólo son los
más numerosos en la cadena de producción del etanol y el azúcar, sino
los más discriminados y salarialmente mal tratados.

2.3. ¿Qué población es afectada y quienes son los actores relevantes


del sector social investigado?

Los principales afectados son los corteros de caña y sus familias, donde
se ha identificado que el 90% de las familias de éstos viven en
condiciones precarias, con bajos niveles de educación, carencia de
vivienda y pocas oportunidades de trabajo en la región, a esto súmese,
los salarios bajos y la pérdida de garantías laborales así como de servicios
de bienestar social, siendo estos el eslabón primario (cosecha de la caña
de azúcar) y más explotado de la cadena productiva de la caña, diferente
a los demás empleados y obreros de los ingenios azucareros.

La manifestación llevó al bloqueo de las plantas de los ingenios Manuelita,


Providencia, Central Tumaco, Mayagüez, Pichichí, Castilla, María Luisa,
Cauca, además de distintas marchas en las zonas urbanas de 3.000
personas, principalmente de esposas e hijos de los corteros, de los
trabajadores de los ingenios reclamando el derecho al trabajo y apoyando
la causa.

La huelga de los machetes caídos, como se denominó, reclamó y exigió


mayor estabilidad e igualdad laboral para cerca de 18 mil trabajadores de
caña de azúcar, contratos bajo la modalidad de CTA, por consiguiente no
son considerados empleados de los ingenios y se presentan distintos
atropellos laborales, huelga que causó más de un billón de pesos en
pérdidas a la agroindustria azucarera, se dejó de ganar cada día cerca de
$ 27.000 millones entre etanol y azúcar, cifras alarmantes que pusieron
contra la espada y la pared a los dueños de los ingenios.

Al dilatarse la huelga, el impacto económico y social fue más fuerte e


involucró a más actores sociales, no solo se vieron afectados los ingresos
de los trabajadores vinculados al sector, sino que frenaron el comercio, la
actividad económica del sector comercial y de servicios (como
restaurantes, almacenes, entre otros), igualmente el transporte en los
municipios de Pradera, Palmira, Florida y Candelaria, solo por mencionar
algunos impactos.

Los trabajadores de planta se vieron directamente afectados, y se vieron


obligados a participar en marchas en contra de los corteros de caña,
alegando también su derecho al trabajo, puesto que los bloqueos fueron
bastante organizados, para los empleados de ingenio era imposible
ingresas a sus puestos de trabajo.

3. ¿Cuáles hechos históricos influyeron en el contexto donde se


desarrolló el movimiento o sector social que está documentando?

En el siglo XVII y XVIII la mano de obra del Valle del cauca era mayormente
esclava; datos históricos relatan que los corteros de caña han tenido siempre
mala calidad de vida, debido a la explotación abusiva y esclavizante de su
mano de obra por parte de los dueños de los ingenios azucareros, esto
refiere a largas jornadas de trabajo (más de 14 horas), con pésimos salarios,
bajo condiciones exhaustivas, altos riesgos de accidentalidad y hasta la
muerte son expresiones de ese abuso.

Periodo 1946-1958, denominada época de la violencia, en Valle del Cauca los


ingenios se fortalecieron en el mercado colombiano, forzando a más de dos
millones de personas al desplazamiento forzado, quienes se vieron obligadas
a abandonar sus tierras, cerca de medio millón de personas que perdieron
98.400 fincas, los ingenios aprovecharon el momento, beneficiándose de
mano de obra barata.

En 1959, fue “el paro general del azúcar”, uno de los hechos que reviste
gran importancia en relación con el tema de las huelgas en el sector
azucarero donde los sindicalistas en el Valle, especialmente los corteros y
alzadores protestaban por la estabilidad en el trabajo, paro que terminó con
un ataque armado que dejó un saldo de dos muertos.

El 21 de enero de 1966: 250 obreros del ingenio El Arado tomaron las


instalaciones y las mantuvieron operando bajo su responsabilidad, para
demostrar que la empresa podía dar grandes utilidades a pesar de aceptar
sus peticiones, lo cual lograron (CIM 1967; Caicedo 1982, p. 144).
Entre 1974 y 1976: la participación de los corteros y alzadores se repite en
tres huelgas de grandes magnitudes realizadas en el ingenio Riopaila: La
primera fue victoriosa para los trabajadores, pero luego los acuerdos fueron
desconocidos (Caicedo 1982). Los ingenios mantuvieron un control de los
trabajadores, por medio de su influencia sobre los sindicatos.

En el año 1977 se comenta de tres paros de corteros y personal de campo


debido a motivos políticos y al ingreso de maquinaria sofisticada en las
labores de cosecha. Este paro duró alrededor de 15 días. Los motivos
políticos se deben a que sector mueve una gran cantidad de personas que un
momento dado multiplican una votación considerablemente. (Cortés. M,
2010)

En 1978, “El primer paro” que tuvo una duración de tres meses, y trajo
consigo el asesinato de 25 corteros manifestantes, el sufrimiento acumulado
por los trabajadores condujo a la defensa de sus derechos, obteniendo
conquistas significativas, entonces se lograron varias reivindicaciones: en
cada ingenio se crearon sindicatos de base, nacieron Sintracauca y
Sintracastilla, se ganaron las convenciones colectivas, se redujo la cantidad
de horas de la jornada laboral y lo que no cubría el Seguro Social lo asumía
el ingenio.

No obstante, tiempo más tarde surgen nuevas reformas, en donde se


perdieron conquistas alcanzadas con el paro del 78. Los contratistas tenían
tienda y los corteros tenían que comprarles todo a ellos, incluidos los
implementos de trabajo. Sumado a esto, estaba la quema de caña, que
obligaba a los trabajadores a meterse en un cañal recién quemado para
evitar pérdidas de tiempo, donde “hubo compañeros que murieron
carbonizados” (según los relatos de Johnson Torres, un dirigente sindical de
los corteros del Valle del Cauca y que las empresas). También fueron
obligaron a afiliarse a fondos privados, empresa donde dueños de ingenios
tenían acciones. “Si uno se enfermaba no tenía seguridad social, se robaban
las incapacidades médicas pues no las pagaban”. Por estos motivos, los
corteros y sus familias han vivido en la pobreza, en los sitios más marginales
y en condiciones de hacinamiento y humillación. (Cortés. M, 2010)

En los años 90 en la época del gobierno de Gaviria y con la apertura


económica, y debido a la negativa de los corteros de cortar caña sin quemar,
con el objetivo de aumentar rendimiento y por consiguiente un incremento
en la productividad, se dio ingreso a maquinaria más sofisticada como:
cosechadoras, Alzadoras, y despajadoras entre otras con el fin de realizar las
labores de corte, Alce y Transporte de manera eficiente, cuya oportunidad de
adquisición de equipos fue aprovechada de inmediato por Ingenios como
Manuelita y Río paila y posteriormente por otros Ingenios y empresas
contratistas como Imecol, lo que significaría una amenaza a la estabilidad
laboral de los trabajadores, no solo de los corteros y alzadores, sino también
para aquellos que realizan otras labores de campo manualmente.

En el año 2003, las cooperativas de corteros de caña realizaron huelgas


cuando 1.600 obreros pararon el ingenio La Cabaña y más recientemente
desde mayo de 2005 cuando 2.700 corteros del ingenio Cauca pararon
labores, seguidos de otros 7 mil de Mayagüez, Manuelita y otros ingenios
(Mondragón, 2008)

Entre mayo y julio de 2005, se llegó a un primer paro que no mejoró en


nada la situación. Poco ha cambiado desde entonces y el modelo de
contratación, base de la disputa de ahora, sigue siendo el mismo.
Aproximadamente 100 cooperativas de trabajo asociado contratan a más de
9.000 personas y liberan a los ingenios azucareros de las responsabilidades
que bajo contratación directa deberían asumir, este paro que duró seis días
(2.600 obreros dejaron de cortar 55 mil toneladas de caña lo sifnificó un
golpe fuerte para los ingenios), se logró que las peticiones fueran
escuchadas y algunos beneficios, como la eliminación de la ‘materia extraña’,
un incremento en el precio de la tonelada de caña de $3.800 a $4.850 y
mejoras en las condiciones del transporte. Igualmente, se eliminó el corte de
caña caliente, se crearon planes de vivienda y se comenzaron a pagar
parafiscales. Así nació Sinalcorteros.

Después del paro de 2005, los corteros quedaron relegados a una nueva
figura legal: su estructura organizativa y las relaciones de contrato pasaron
al sistema de cooperativas de trabajo asociado donde “el mismo ingenio
empezó a manejar la cooperativa y cada cortero debía sacar 5.5 toneladas
de caña diarias para poder ser rentable y no se manejaban salarios sino
compensaciones: la palabra salario se eliminó porque no nos acogió el
Código Sustantivo del Trabajo, quedamos regidos por el Código Civil”
(Cortés. M, 2010).

El trabajo de los corteros siguió realizándose bajo formas de explotación


injustas y ocasionando graves problemas de salud, tales como lesiones en el
‘manguito rotador’ del hombro, afectaciones de la columna vertebral, así
como intoxicación y dificultades respiratorias por inhalación de humo,
sumado esto a los múltiples accidentes en los cañaduzales por mordeduras
de animales e insectos (Vallejo, 2016).

En 2008 los corteros emprenden un nuevo paro. Los Ingenios y los


funcionarios del Gobierno, bajo alertas previas trataron a toda costa evitar la
huelga, interviniendo el Ejército, cuya función se basó en bloquear las zonas
aledañas, evitando que las personas llegasen al área de concentración. Mas
tarde se hizo presencia del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de la
Policía el cual empezó a reprimir y a dispersar a los huelguistas, desatándose
un conflicto no esperado por los participantes de la huelga, ya que ellos
trataron de que sea una manifestación pacifista, lo que produjo 18 corteros y
12 policías heridos. Dado estas intervenciones, los medios de comunicación
divulgaron la noticia, que expandió a nivel nacional, comprendiendo las
razones que llevaron a la protesta; otros sectores de la sociedad se
solidarizaron con la justa causa de los corteros y apoyaron nuevas jornadas
de movilización, incluso en otros lugares del país (Bogotá por ejemplo). De
igual manera, se afectaron las finanzas de los ingenios y de sectores
poderosos de la región, quienes sintieron el impacto del paro en una gran
crisis económica, pues muchos negocios dependían del corte de la caña y
quebraron. En este contexto del poder económico y laboral de la
agroindustria azucarera surge la acción colectiva de los corteros de caña,
que inicia el 15 de septiembre de 2008 y con una duración de un poco más
de dos meses. Durante este tiempo se dio un proceso lento de negociaciones
entre las partes.

Los logros a resaltar, con el paro de 2008, son el libre derecho de asociación
y la articulación del movimiento social de los corteros con los indígenas,
estudiantes, trabajadores y campesinos de varias regiones del país, debido,
en parte, a la Minga de resistencia indígena, social y comunitaria. Todo esto
probablemente tendrá una gran incidencia en que los corteros tengan mayor
capacidad de influir en las decisiones que afecten su oficio y, en general, en
la calidad de vida de sus comunidades.

No de otra manera se explica que cada conquista de los trabajadores cueste


sacrificar vidas y derramar sangre. Pero, finalmente, se corrobora que en la
historia de la humanidad ha sido la organización y la lucha las que abren
camino a los cambios y las transformaciones sociales.

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