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UNIVERSIDAD COLEGIO MAYOR DE CUNDINAMARCA

60 Años
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
PROGRAMA DE ESPECIALIZACIÓN EN GERENCIA EN SALUD
OCUPACIONAL

GUIA DE ESTUDIO.

Objetivo: El Sistema General de Riesgos Laborales y la seguridad y salud en el


trabajo, constituyen una de las formas en que la Constitución Política y la ley
colombianas, protegen el derecho al trabajo en condiciones dignas y justas. No
obstante en algunos eventos, la interpretación y aplicación de la ley, se queda
corta al desarrollar de manera real y efectiva esta protección. Afortunadamente,
la evolución y dinámica de nuestros jueces, en algunas oportunidades los llevan a
replantear la posición inicial para dar paso a una nueva teoría. Las lecturas
adicionadas a este documento, dan cuenta de de uno de los casos en donde se
evidencia tal situación y que tiene que ver con los trabajadores de embajadas,
consulados y organismos internacionales acreditados en el país.

Metodología: Los estudiantes del curso de especialización, deben elaborar un


escrito que contenga su pensamiento personal frente al análisis de la posición de
nuestros jueces en cuanto a protección y cobertura dentro del Sistema de
seguridad social integral y, el sistema de Riesgos Laborales de los trabajadores al
servicio de este tipo de entes.

Fuente:

Sentencia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Laboral. Magistrado


Ponente.: Dr. Jorge Ivan Palacio Palacio. Fecha: Junio 5 de 1997. No. de Rad.:
10009-97. Agentes Diplomáticos: inmunidad jurisdiccional, seguridad social.
Sentencia Corte Suprema De Justicia. Sala De Casación
Laboral . Magistrado Ponente. Camilo Tarquino
Gallego. Radicación 32096. 2 de septiembre de 2008
Complementación de la investigación con el análisis de otras decisiones
Judiciales por parte del estudiante. (Corte Suprema de Justicia sala de Casación
Laboral).
REPÚBLICA DE COLOMBIA .MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES.
DIRECCION DEL PROTOCOLO. Manual de Protocolo - 2006- Pagina. 40.

Fecha de entrega:

19 de OCTUBRE De 2019. Si el ensayo no es entregado a tiempo, será


calificado sobre 4.0.
SALA DE CASACION LABORAL

Radicación No. 10009

Acta No. 22

Magistrado Ponente: Doctor JORGE IVAN PALACIO PALACIO

Santafé de Bogotá, D.C., cinco de junio de mil novecientos noventa y siete.

ROSA OTILIA CORREA CORREA presentó demanda contra la EMBAJADA DE LA REPUBLICA DE COREA,
representada por su embajador JOUNG SOO LEE o por quien haga sus veces, para que por los trámites del
proceso ordinario laboral sea condenada a reintegrarla al cargo de servicio doméstico y al pago de los
salarios y prestaciones legales, con sus aumentos legales en dólares americanos, causados entre el despido
y el reintegro, con la declaración de no solución de continuidad en la relación laboral; o en subsidio a que se
le pague la pensión sanción, la pensión vitalicia de jubilación por no haber sido afiliada al I.S.S., la
reliquidación de su cesantía e intereses, "reintegrándosele lo descontado en este derecho sin autorización de
la trabajadora", la pensión vitalicia de invalidez, las "dotaciones de labor" por todo el tiempo de la relación, la
indemnización moratoria, lo que resulte ultra y extrapetita, la indemnización por daños y perjuicios por no
haber sido afiliada al I.S.S. y las costas.

Basó sus pretensiones en que trabajó para la demandada como empleada del servicio doméstico desde el 1º.
de enero de 1978 hasta el 25 de enero de 1997, con una jornada de 7:30 A.M. a 6:00 P.M., de lunes a
viernes; que su último salario fue de U$290.oo mensuales; que fue despedida sin justa causa; que le pagaron
"sus cesantías y demás prestaciones sociales hasta el día 28 de febrero de 1997", pero no se las liquidaron
legalmente y le retuvieron sumas no autorizadas por ella; que no le dieron las dotaciones de labor ni la
afiliaron al I.S.S.; que nació en 1940; que las labores que ejecutó "atendiendo personal nacional colombiano y
extranjero de la embajada, no tenían ninguna relación en el ámbito de las relaciones diplomáticas
internacionales actualmente existentes entre la República de Corea y la República de Colombia"; que
estando al servicio de la demandada sufrió un accidente de trabajo que le dejó "secuelas de invalidez
vitalicias limitándole su locomoción."

Para resolver se considera:

En los términos del ordinal 5º. del artículo 235 de la Constitución Política, son atribuciones de la Corte
Suprema de Justicia conocer de todos los negocios contenciosos de los agentes diplomáticos acreditados
ante el Gobierno de la Nación, "en los casos previstos por el Derecho Internacional".

De acuerdo con el artículo XXXI de la "Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas", aprobada por
Colombia mediante la Ley 6a. de 1972, los agentes diplomáticos gozaran en el Estado receptor de inmunidad
de la jurisdicción penal, civil y administrativa, salvo en tres casos, a saber: a) si se trata de una acción real
sobre bienes inmuebles particulares radicados en el territorio del Estado receptor, a menos que el agente lo
posea por cuenta del Estado acreditante para los fines de la misión; b) si se trata de una acción sucesoria en
la que el agente, a título privado y no en nombre del Estado acreditante, figure como ejecutor testamentario,
administrador, heredero o legatario; y c) si se trata de una acción referente a cualquier actividad comercial
ejercida por el agente en el Estado receptor fuera de sus funciones oficiales.

El mismo artículo XXXI establece que la inmunidad de jurisdicción del agente diplomático en el Estado
receptor no lo exime de la jurisdicción del Estado acreditante.

Significa lo anterior que la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas deja por fuera de la
jurisdicción del Estado receptor todos los actos o los hechos del agente diplomático que éste ejecute por
razón de sus funciones oficiales, los cuales están sujetos a la jurisdicción del Estado acreditante; y dado que
el acto por el cual se pretende llamar a juicio a la embajada de la República de Corea no aparece incluido en
algunas de las excepciones taxativamente previstas por el Derecho Internacional, se impone rechazar in
límine la demanda.

Conviene anotar que las inmunidades y privilegios concedidos a los agentes diplomáticos no los benefician a
ellos como personas, ya que se otorgan con el fin de garantizar el desempeño eficaz de las funciones
diplomáticas que cumplen en calidad de representantes de los Estados. Es por esto que el Estado
acreditante conserva el imperio para juzgar a su agente diplomático, quien por ser su representante no podría
ser sometido a la jurisdicción del Estado receptor sin desconocimiento de su soberanía y con grave mengua
para el mantenimiento de la paz y de la seguridad internacional, así como de las relaciones amistosas que
deben fomentarse entre las naciones, con prescindencia de su régimen constitucional y social.

Este criterio corresponde al adoptado por mayoría el 2 de julio de 1987 por la entonces Sala Plena de
Casación Laboral, integrada por sus extinguidas Secciones Primera y Segunda, oportunidad en la que
inadmitió la demanda propuesta por Manuel María Delgado Guerrero contra el entonces embajador de los
Estados Unidos de Norteamérica acreditado ante el Gobierno de Colombia.

Se explicó en dicha providencia que la expresión "jurisdicción civil" empleada por el artículo XXXI de la
Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas no podía ser entendida en el sentido de restringirla al
ámbito exclusivo del derecho civil, "sino para diferenciar la rama de la justicia que dirime los conflictos de
intereses que se presenten dentro del ámbito de las leyes que regulan las conductas recíprocas de los
habitantes del país en el aspecto patrimonial y del estado civil de las personas, de aquellas otras ramas de la
justicia que tienen a su cargo reprimir los delitos o juzgar sobre la validez de los actos o hechos de la
administración pública".

Aunque para esta Sala de la Corte resulte en este momento claro que la expresión "inmunidad de jurisdicción
civil" utilizada por la Convención de Viena de 18 de abril de 1961 no debe ser entendida como excluyente de
las controversias que se originen en relaciones de trabajo, considera pertinente destacar que este mismo
instrumento internacional, al regular lo relativo a la seguridad social de las personas que le prestan servicios
al Estado acreditante, establece que el agente diplomático también se encuentra "exento de las disposiciones
sobre seguridad social que estén vigentes en el Estado receptor", y que esta exención se aplica igualmente
"a los criados particulares que se hallen al servicio del agente diplomático" cuando no sean nacionales de
dicho Estado o no tengan en él residencia permanente y estén tales criados protegidos por las disposiciones
sobre la seguridad social vigentes en el Estado acreditante o en un tercer Estado.

Dada la innegable afinidad existente entre el Derecho del Trabajo y la Seguridad Social, de este texto se
impone deducir que la Convención sobre Relaciones Diplomáticas no excluyó del campo de su regulación los
conflictos jurídicos surgidos por razón de los vínculos de naturaleza laboral que lleguen a surgir con
miembros de la misión empleados en el servicio administrativo y técnico de ella, de los empleados en el
servicio doméstico de la misión e inclusive de las personas integrantes del servicio doméstico de un miembro
de la misión, a quienes la propia Convención de Viena define como "criados particulares", sino que englobó
dichas controversias dentro de las "acciones civiles".

Es por esto apenas obvio entender que si se refirió expresamente a tales personas que se hallan en una
relación cuya naturaleza es innegablemente laboral, en cuanto prestan un servicio personal subordinado al
Estado acreditante o a uno de los miembros de la misión diplomática, y no obstante ello mantuvo la
inmunidad de jurisdicción del agente diplomático, forzoso resulta entonces concluir que dicha exención o
inmunidad de jurisdicción frente al Estado receptor comprende también los eventuales litigios surgidos de
conflictos de índole laboral, los cuales quedan sujetos a la jurisdicción del Estado acreditante, que es con el
que realmente se da el vínculo jurídico, por ser a dicho Estado y no a su embajador a quien se le prestan los
servicios personales que aquí invoca quien pretende demandar en Colombia.

También prevé la citada Convención de Viena en su artículo X entre los deberes del Estado acreditante el de
comunicar al Ministerio de Relaciones Exteriores del Estado Receptor, o al ministerio que se haya convenido,
"la contratación y el despido de personas residentes en el Estado receptor como miembros de la misión o
criados particulares que tengan derecho a privilegios e inmunidades.

Es por todo ello que debe concluirse que la Convención sobre Relaciones Diplomáticas ratificada por
Colombia mediante la Ley 6a. de 1972 se ocupó de regular situaciones de innegable estirpe laboral, por lo
que es forzoso considerar que también las controversias surgidas de relaciones de trabajo, y sin que interese
la nacionalidad de quien prestó el servicio, quedan sujetas a la jurisdicción del Estado acreditante en los
términos del artículo XXXI de la Convención de Viena de 18 de abril de 1961, salvo que de modo expreso el
Estado que acredita a su agente diplomático renuncie a dicha inmunidad, conforme lo prevé el artículo XXXII,
el cual a la letra dice:
"1. El Estado acreditante puede renunciar a la inmunidad de sus agentes diplomáticos y
de las personas que gocen de inmunidad conforme al artículo 37.

"2. La renuncia ha de ser siempre expresa.

"3. Si un agente diplomático o una persona que goce de inmunidad de jurisdicción


conforme al artículo 37, entabla una acción judicial, no le será permitido invocar la
inmunidad de jurisdicción respecto de cualquier reconvención directamente ligada a la
demanda principal.

"4. La renuncia a la inmunidad respecto de las acciones civiles o administrativas no ha


de entenderse que entraña renuncia a la inmunidad en cuanto a la ejecución del fallo,
para lo cual será necesaria una nueva renuncia".

Para finalizar, interesa anotar que no debe entenderse esta decisión en el sentido de quedarle totalmente
cerradas las vías jurídicas a la demandante, sino que por mandato de la Constitución Nacional, y por no ser
éste uno de los casos previstos por el Derecho Internacional en los que la Corte Suprema de Justicia puede
conocer de los negocios contenciosos de los agentes diplomáticos acreditados en Colombia, tiene la
interesada que acudir a los mecanismos de solución de conflictos contemplados en el Derecho Internacional
y en nuestro ordenamiento legal, entre los cuales se cuenta la reclamación diplomática por intermedio del
Ministerio de Relaciones Exteriores.

Por lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral,

RESUELVE:

1. Rechazar in límine, por carecer de jurisdicción sobre la embajada que se pretende llamar a juicio, la
demanda presentada en su contra por ROSA OTILIA CORREA CORREA.

2. Reconocer al abogado JOSE ANTONIO RODRIGUEZ PEÑA, con tarjeta profesional 15.011, como
apoderado de ROSA OTILIA CORREA CORREA, en los términos y para los efectos del poder que obra al
folio 1 del cuaderno.

3. Por la Secretaría devuélvase a la interesada la demanda y sus anexos, luego de dejar copia completa y
auténtica de estas diligencias para el archivo.

NOTIFIQUESE Y CUMPLASE.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACION LABORAL

Magistrado Ponente. CAMILO TARQUINO GALLEGO

Radicación 32096

Demandante: ADELAIDA GARCÍA DE BORISSOW


Demandado: EMBAJADA DE LIBANO EN COLOMBIA

Siendo las 10:00 de la mañana del día 2 de septiembre

de 2008, fecha y hora señalada para continuar con la

presente audiencia, se da inició a la presente

audiencia acorde con lo señalado en fecha anterior y

de esa manera se prosigue la misma para lo cual se

declara abierta con la presencia de los señores

Magistrados que integran la Sala, de su secretaría, así

como también de la parte demandante señora

ADELAIDA GARCÍA DE BORISSOW y su apoderado quien

esta debidamente reconocido como tal.

ANTECEDENTES

ADELAIDA GARCÍA DE BORRISOW, demandó a la

EMBAJADA DEL LIBANO, representada por su señor


embajador MOUNIR KHREICH, para que, a través del

trámite de un proceso ordinario laboral, se declarará

la existencia de el contrato de trabajo, que fue

terminado unilateral e injustamente por la parte

demandada y, en consecuencia, se dispusiera el pago

de la indemnización por despido injusto; también

reclamó la pensión restringida de jubilación o, en

subsidio, que se traslade al ISS el bono o título

pensional, según el cálculo actuarial respectivo, por la

omisión que se presentó en la afiliación de la

demandante al régimen de Seguridad Social; También

pidió la indemnización moratoria prevista en el

artículo 65 del C.S. del T.

En sustento de sus pretensiones sostuvo que se

vinculó mediante contrato de trabajo a término

indefinido, a la Embajada del Líbano, como secretaría

de dicha embajada, el 1º de abril de 1981; el contrato

de trabajo se celebró y se ejecutó en Colombia, con

arreglo a las leyes de este país; durante los 23 años de

labores observó una conducta decorosa, íntegra y

profesional; el último salario devengado fue de


$3.000.000,oo mensuales; desde su ingreso, la

Embajada omitió su afiliación al Sistema General de

Pensiones y, por ello, no canceló los aportes

correspondientes hasta el mes de diciembre de 1990;

solicitó al Embajador que requiriera un estudio

actuarial a fin de establecer las sumas que debían ser

puestas a disposición del ISS por el no pago de

aportes, y así obtener su pensión de vejez, pero,

aunque el calculo actuarial se realizó, la Embajada no

hizo el aporte económico que demandaba esa gestión;

el 25 de noviembre de 2004, el Embajador dio por

terminado el contrato de trabajo, arguyendo que la

legislación laboral de la República del Líbano, sólo

permite que las trabajadores laboren hasta la edad de

60 años; finalizado el contrato no fue posible acceder

a su pensión de vejez, por cuanto no le alcanzaban las

semanas cotizadas; a través de múltiples

reclamaciones en forma directa y a través del

Ministerio de Relaciones Exteriores, la Embajada, no le

atendió sus reclamaciones.


La demanda se admitió, mediante auto del 13 de

diciembre de 2007, ordenándose la notificación

personal, a través del Ministerio de Relaciones

Exteriores, al señor Embajador de la Misión

Diplomática del Líbano en Colombia, para que

compareciera a contestarla el día décimo (10)

siguiente a la fecha de la notificación, conforme a lo

previsto por los artículos 70 y ss. del Código de

Procedimiento Laboral y de la Seguridad Social.

En la audiencia celebrada el 1º de abril de 2008, el

apoderado que constituyó la demandada, es decir la

Embajada del Líbano, formuló incidente de nulidad

contra el auto admisorio de la demanda, con

fundamento en que la Sala de Casación Laboral de la

Corte Suprema de Justicia, carecía de jurisdicción para

conocer de este proceso, en virtud de la inmunidad de

que gozan los agentes diplomáticos en el Estado

receptor. Esta audiencia se suspendió, y para

continuarla se fijó el 15 de abril del presente año a las

10 de la mañana, fecha y hora en que así se procedió,

negándose por la Sala la nulidad propuesta por el


apoderado del sujeto pasivo de la acción, se dio por no

contestada la demanda, se declaró fracasada la etapa

de conciliación, se definieron los puntos objeto del

litigio y se decretaron las pruebas.

CONSIDERACIONES

Antes de entrar a las consideraciones, se deja

constancia que la demandante también compareció en

interrogatorio libre ante esta Sala.

CONSIDERACIONES

La tesis que otrora persistía sobre el carácter absoluto

de la referida inmunidad de jurisdicción de los Estados

extranjeros, sometida a la máxima “par in parem non

habet imperium”, según la cual éstos no podían ser

demandados ni sometidos a los Tribunales de otros

países, ha sido revaluada por autoridades judiciales de

latitudes foráneas. En efecto, ha quedado clara la

distinción entre los actos que realiza el Estado para el

normal desempeñó de sus funciones, en ejercicio de su


soberanía, con aquellas en que interviene como

cualquier particular, evento en el cual está sujeto al

conocimiento de jueces nacionales.

La anterior posición adquiere aun mayor relevancia,

cuando se trata de proteger derechos laborales, de

posibilitar el acceso a la administración de justicia de

los ciudadanos, y de respetar las prerrogativas

internacionales del trabajo como motor de desarrollo

de las sociedades. Por ello, la costumbre internacional

se torna ahora en el sostén indispensable para

inaplicar, aunque relativamente, aquel principio que le

impedía a ciertos Estados someterse a otra

jurisdicción, posición que, se insiste, fue morigerada

por el indiscutible cambio de los países con el

advenimiento del período post – industrial, y la

consecuente globalización de la economía y del

derecho.

Colombia ya no será indiferente a los nuevos cambios

progresistas que han motivado mayor dinamismo al


derecho, constituyendo precedentes judiciales que

avalan la protección de los individuos, especialmente

del trabajador, en el sentido de otorgarle herramientas

ágiles, expeditas, que le garanticen un juicio justo.

Aquellas épocas en que la reclamación de las

acreencias laborales de un trabajador que hubiese

prestado sus servicios a una Embajada o Misión

Diplomática, con la consecuente precariedad para

acceder a la reclamación y con las limitaciones de

distancia, cultura, etc., que aumentaban los costos,

fue superada. Sin duda, la paulatina implementación

en diversos países de la tesis relativa de inmunidad de

jurisdicción, contribuyó a repensar un sistema en que

lo vital, es decir, las garantías del acceso a la justicia

de los trabajadores, fuera lo fundamental.

Sumado a lo anterior, la figura jurídica de la aplicación

de la costumbre internacional, a falta de instrumento

idóneo que regulara la inmunidad de jurisdicción en

materia laboral, constituyó un referente obligado para

que esta Corte aceptara tal tesis y concluyera que,


cuando habitantes nacionales prestaran servicios a

Misiones Diplomáticas de otros países, y existiera

controversia laboral, es procedente su conocimiento

bajo las leyes extranjeras si se acreditare

sometimiento a las normas laborales del país

contratante; a las leyes colombianas si ello no se

demostrare o las partes así lo acordaren.

RELACIÓN LABORAL – EXTREMOS - SALARIO

La relación contractual laboral que, aseguró la

demandante, existió con la Misión Diplomática –

Embajada de Líbano en Colombia, así como sus

extremos y la remuneración que percibía por los

servicios prestados, son hechos que tienen suficiente

comprobación procesal y se desprende que la actora sí

laboró para la demandada desde el 1º de abril de 1981

hasta el 24 de noviembre de 2004, esto es, por espacio

de 23 años, 7 meses y 23 días.


También de la existencia del contrato de trabajo dio

cuenta la propia demandante en el interrogatorio de

parte que rindió ante esta Sala de la Corte.

El salario que devengaba la actora en el momento en

que terminó la relación laboral, fue de $3.000.000, oo

mensuales, conforme aparece acreditado en los

documentos que obran a folios 124 y 131 a 133 del

expediente, remuneración que además era la

reportada por la Embajada del Líbano en Colombia al

Instituto de los Seguros Sociales.

INDEMNIZACIÓN POR DESPIDO INJUSTO

Reclama la demandante la indemnización por despido

injusto contemplada en el artículo 64 del Código

Sustantivo del trabajo, toda vez que la razón aducida

por su empleador para terminar el vínculo laboral, fue

el haber llegado a la edad de 60 años, causal que,

alega, no se encuentra consagrada en nuestra

legislación como un justo motivo de despido; al

respecto se reitera que dada la existencia del contrato


de trabajo que a través de las pruebas del expediente

se encontró demostrada, la Sala considera que la

normatividad aplicable es la consagrada en el Código

Sustantivo del Trabajo y las normas del sistema de

Seguridad Social.

Tiene precisado la Jurisprudencia de la Corte, que es al

trabajador a quien le corresponde demostrar que la

iniciativa de la terminación del contrato de trabajo

provino de su empleador, luego de lo cual a éste le

incumbe acreditar la justa causa del despido. En el sub

judice la actora cumplió con la carga de la prueba que

a ella le correspondía dado que el propio Embajador

del Líbano en Colombia, mediante oficio número 729/3

del 18 de agosto de 2005, visible a folios 27 y 28,

expresó: “1. Como es de su conocimiento, nuestras

leyes nacionales no permiten que una trabajadora

labore después de cumplir la edad de sesenta años,

situación que fue puesta de manifiesto a la señora

García de Borissow, por lo tanto tenía conocimiento de

tal legislación y que ella aceptó desde el primer


momento que ingresó a prestar sus servicios a la

Embajada, esto es, el 1 de abril de 1981. Por esta

razón, no se le terminó su contrato de trabajo”… “sin

justa causa…”, “como lo alega la quejosa sino

atendiendo, retiro de acuerdo con nuestra legislación

libanesa”.

Siendo las normas Colombianas, como ya se dijo, las

que deben aplicarse para resolver la presente

controversia, resulta evidente que la causa alegada

por la empleadora no se encuentra consagrada en

nuestro ordenamiento jurídico laboral, como motivo

valido para prescindir de los servicios de un trabajador

(artículo 61 y 62 del C.S.T. modificados por los

artículos 5º. de la ley 50 del 90 y 7º. del Decreto 2351

de 1965, respectivamente).

De modo que el despido de la Trabajadora se considera

injusto y en consecuencia su exempleador debe asumir

el pago de la respectiva indemnización de conformidad

con lo que, sobre el particular, prevé el artículo 28 de


la Ley 789 de 2002, norma ésta que se encontraba

vigente cuando se produjo el término de la relación

laboral. Así las cosas, teniendo en cuenta un salario

mensual de $ 3´000.000.oo y un tiempo de servicios de

23 años, 7 meses y 23 días, la indemnización por

despido injusto que se le adeuda a la demandante

asciende a la suma de $ 95.088.000.oo, moneda

corriente, equivalente a 950.88 días de salario, que es

a lo que se condenará a la demandada por este

concepto.

PENSIÓN SANCIÓN O RESTRINGIDA DE JUBILACIÓN

Pretende la demandante que, como consecuencia del

despido injusto, se condene a la demandada a pagar

las mesadas pensionales causadas desde la fecha de

su desvinculación y hasta la ejecutoria de la sentencia,

con su correspondiente indexación, por no haber sido

afiliada al sistema general de pensiones y no pagar los

aportes respectivos, entre abril de 1981 y diciembre

de 1990.
El artículo 133 de la Ley 100 de 1993, vigente en el

momento en que se produjo la desvinculación de la

demandante, establece como supuestos fácticos para

acceder a la pensión sanción pretendida, el despido

sin justa causa después de 10 años de servicio y la no

afiliación del trabajador al sistema general de

pensiones por omisión del empleador.

Del examen al material probatorio que aparece

incorporado al expediente, emerge con suficiente

claridad, que la demandada afilió a la actora al

régimen pensional que administra el Instituto de

Seguros Sociales, si bien no desde el inició de su

relación laboral, si lo hizo desde el 23 de enero de

1991 y hasta el 30 de noviembre de 2004, bajo el

número patronal 01008205745, conforme a los

documentos que obran a folios 24, 51, 59 a 63 y 97,

situación que impide necesariamente acceder al

crédito social reclamado.


TRASLADO AL ISS DEL BONO O TÍTULO PENSIONAL

Al no prosperar la anterior reclamación, se impone

examinar ésta que, con el carácter de subsidiaria,

impetró la demandante, derivada de la omisión del

empleador en la afiliación y pago al sistema general de

pensiones, para que se ordene a la demandada

reconocer y trasladar al Instituto de Seguros Sociales,

“el bono pensional o título pensional según el calculo

actuarial respectivo, a efectos de que se computen

como semanas cotizadas aquellas causadas entre abril

de 1981 y diciembre de 1990”.

Tal como se dejó precisado precedentemente, existe

suficiente evidencia en el sentido de que la

empleadora no afilió a la demandante y, por

consiguiente, no realizó aporte alguno al régimen de

seguridad social en pensiones, durante el período

comprendido entre el 1º de abril de 1981 y el 22 de

enero de 1991, tal cual se desprende de la prueba


documental que reposa a folios 16, 18 a 20, 23, 24, 42,

43 y 58 a 63 del expediente.

En ese orden, se impone afirmar que la Embajada del

Líbano en Colombia, incumplió con una de las

obligaciones legales previstas en nuestro

ordenamiento jurídico interno para los empleadores, y

que debía acatar, de acuerdo a lo ya considerado en

acápites anteriores, por tratarse de normas de

seguridad social.

Con base en lo dispuesto en el literal D del artículo 9º

de la Ley 797 de 2003 que modificó el 33 de la ley 100

de 1993, y en el artículo 17 del Decreto 3798 de 2003,

que modificó el artículo 15 del Decreto 1474 de 1995,

que establece que: “ … En el caso en que, por omisión,

el empleador no hubiera afiliado a sus trabajadores a

partir de la fecha de entrada en vigencia del sistema

general de pensiones, o con anterioridad a dicha fecha

no hubiere cumplido con la obligación de afiliarlos o de

cotizar estando obligado a hacerlo, el cómputo para


pensión del tiempo transcurrido entre la fecha de

entrada en vigencia del sistema general de pensiones

y la fecha de afiliación tardía, sólo será procedente

una vez se entregue la reserva actuarial o el título

pensional correspondiente, calculado conforme a lo

que señala el Decreto 1887 de 1994”. (el subrayado es

de la Sala).

De acuerdo con lo anterior, la forma para poder

contabilizar el tiempo laborado por la actora y en el

que no estuvo afiliada al Instituto de Seguros Sociales,

a fin de ser tenido en cuenta en el computo de

semanas cotizadas, es mediante el traslado de la suma

de dinero dejada de cotizar y obtenida a través de un

cálculo actuarial, con lo cual no se vería afectada la

trabajadora por esa omisión en que incurrió su

empleador, acorde con el contenido de las normas

señaladas.

En consecuencia, es procedente la reclamación que

formula en ese sentido la parte actora. En ese orden


se condenará a la Embajada del Líbano en Colombia, a

cancelar el valor del cálculo actuarial por el tiempo en

que la demandante no estuvo afiliada al ISS, esto es,

entre el 1º de abril de 1981 y el 22 de enero de 1991,

de acuerdo con la liquidación que al efecto realice el

Instituto de los Seguros Sociales, con observancia del

Decreto 1887 de 1994.

INDEMNIZACIÓN MORATORIA

Se fundamentó esta reclamación en el artículo 65 del

Código Sustantivo del Trabajo, es decir desde el 1º. de

abril de 1981, por la falta de afiliación al Sistema,

hasta cuando quede ejecutoriada la providencia que le

ponga fin a la instancia.

La corte considera que no es viable la condena a la

indemnización moratoria, dado que en el presente

caso, la Embajada del Libano, es decir su empleador,

no quedó adeudando, ningún valor por concepto de


salario o prestaciones sociales. Por consiguiente se

absolverá a la demandada de esta pretensión.

Por lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de

Casación Laboral, administrando justicia en nombre de

la República y por autoridad de la ley,

RESUELVE

Primero.- Declarar que entre ADELAIDA GARCIA DE

BORISSOW en su calidad de trabajadora y el ESTADO

DEL LIBANO a través de su EMBAJADA EN COLOMBIA en

su calidad de empleadora, existió un contrato de

trabajo que se extendió entre el 1º de abril de 1981 al

24 de noviembre de 2004, el cual fue terminado

unilateralmente y sin justa causa por la demandada.

Segundo.- Condenar al ESTADO DEL LIBANO, a través

de su Embajada en Colombia, a pagar a favor de

ADELAIDA GARCIA DE BORISSOW la suma de $

95.088.000,oo moneda corriente, por concepto de


indemnización por despido injusto conforme a lo

expuesto en la parte motiva de este proveído.

Tercero.- Condenar al ESTADO DEL LIBANO a través de

su embajada en COLOMBIA a cancelar el valor del

cálculo actuarial por el tiempo en que la demandante

no estuvo afiliada al ISS, esto es, entre el 1º de abril

de 1981 y el 22 de enero de 1991, de acuerdo con la

liquidación que al efecto realice el Instituto de los

Seguros Sociales, con observancia del Decreto 1887 de

1994.

Cuarto.- Absolver a la demandada de las restantes

pretensiones incoadas en su contra.

Quinto.- Condenar en costas a la parte demandada.

Sexto.- Una vez en firme la presente providencia,

remítase copia autentica al Ministerio de Relaciones

exteriores de Colombia y al Instituto de Seguros


Sociales, a fin de garantizar el cumplimiento de lo aquí

ordenado.

La anterior decisión queda notificada en Estrados a las

partes.

CÓPIESE E INSÉRTESE EN LA GACETA JUDICIAL.

Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, 18 de abril de 1961

Entró en vigor el 24 de abril de 1964.

Los Estados Partes en la presente Convención,

Teniendo presente que desde antiguos tiempos los pueblos de todas las naciones han
reconocido el estatuto de los funcionarios diplomáticos,

Teniendo en cuenta los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas relativos
a la igualdad soberana de los Estados, al mantenimiento de la paz y de la seguridad
internacionales y al fomento de las relaciones de amistad entre las naciones,

Estimando que una convención internacional sobre relaciones, privilegios e inmunidades


diplomáticos contribuirá al desarrollo de las relaciones amistosas entre las naciones,
prescindiendo de sus diferencias de régimen constitucional y social,

Reconociendo que tales inmunidades y privilegios se conceden, no en beneficio de las


personas, sino con el fin de garantizar el desempeño eficaz de las funciones de las
misiones diplomáticas en calidad de representantes de los Estados,

Afirmando que las normas del derecho internacional consuetudinario han de continuar
rigiendo las cuestiones que no hayan sido expresamente reguladas en las disposiciones de
la presente Convención,

Han convenido en lo siguiente:

Artículo 1

A los efectos de la presente Convención:

a. por "jefe de misión", se entiende la persona encargada por el Estado acreditante de


actuar con carácter de tal; b. por "miembros de la misión", se entiende el jefe de la misión y
los miembros del personal de la misión; c. por "miembros del personal de la misión", se
entiende los miembros del personal diplomático, del personal administrativo y técnico y del
personal de servicio de la misión; d. por "miembros del personal diplomático", se entiende
los miembros del personal de la misión que posean la calidad de diplomático; e. por
"agente diplomático", se entiende el jefe de la misión o un miembro del personal
diplomático de la misión; f. por "miembros del personal administrativo y técnico", se
entiende los miembros del personal de la misión empleados en el servicio administrativo y
técnico de la misión; g. por "miembros del personal de servicio", se entiende los miembros
del personal de la misión empleados en el servicio doméstico de la misión; h. por "criado
particular", se entiende toda persona al servicio doméstico de un miembro de la misión, que
no sea empleada del Estado acreditante; i. por "locales de la misión", se entiende los
edificios o las partes de los edificios, sea cual fuere su propietario, utilizados para las
finalidades de la misión, incluyendo la residencia del jefe de la misión, así como el terreno
destinado al servicio de esos edificios o de parte de ellos.

Artículo 2

El establecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados y el envío de misiones


diplomáticas permanentes se efectúa por consentimiento mutuo.

Artículo 3

1. Las funciones de una misión diplomática consisten principalmente en:

a. representar al Estado acreditante ante el Estado receptor; b. proteger en el Estado


receptor los intereses del Estado acreditante y los de sus nacionales, dentro de los límites
permitidos por el derecho internacional; c. negociar con el gobierno del Estado receptor; d.
enterarse por todos los medios lícitos de las condiciones y de la evolución de los
acontecimientos en el Estado receptor e informar sobre ello al gobierno del Estado
acreditante; e. fomentar las relaciones amistosas y desarrollar las relaciones económicas,
culturales y científicas entre el Estado acreditante y el Estado receptor.

2. Ninguna disposición de la presente Convención se interpretará de modo que impida el


ejercicio de funciones consulares por la misión diplomática.

Artículo 4

1. El Estado acreditante deberá asegurarse de que la persona que se proponga acreditar


como jefe de la misión ante el Estado receptor ha obtenido el asentimiento de ese Estado.

2. El Estado receptor no esta obligado a expresar al Estado acreditante los motivos de su


negativa a otorgar el asentimiento.

Artículo 5

1. El Estado acreditante podrá, después de haberlo notificado en debida forma a los


Estados receptores interesados, acreditar a un jefe de misión ante dos o más Estados, o
bien destinar a ellos a cualquier miembro del personal diplomático, salvo que alguno de los
Estados receptores se oponga expresamente.

2. Si un Estado acredita a un jefe de misión ante dos o más Estados, podrá establecer una
misión diplomática dirigida por un encargado de negocios ad interim en cada uno de los
Estados en que el jefe de la misión no tenga su sede permanente.

3. El jefe de misión o cualquier miembro del personal diplomático de la misión podrá


representar al Estado acreditante ante cualquier organización internacional.

Artículo 6

Dos o más Estados podrán acreditar a la misma persona como jefe de misión ante un
tercer Estado, salvo que el Estado receptor se oponga a ello.

Artículo 7
Sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos 5, 8, 9 y 11, el Estado acreditante nombrará
libremente al personal de la misión. En el caso de los agregados militares, navales o
aéreos, el Estado receptor podrá exigir que se le sometan de antemano sus nombres, para
su aprobación.

Artículo 8

1. Los miembros del personal diplomático de la misión habrán de tener, en principio, la


nacionalidad del Estado acreditante.

2. Los miembros del personal diplomático de la misión no podrán ser elegidos entre
personas que tengan la nacionalidad del Estado receptor, excepto con el consentimiento de
ese Estado, que podrá retirarlo en cualquier momento.

3. El Estado receptor podrá reservarse el mismo derecho respecto de los nacionales de un


tercer Estado que no sean al mismo tiempo nacionales del Estado acreditante.

Artículo 9

1. El Estado receptor podrá, en cualquier momento y sin tener que exponer los motivos de
su decisión, comunicar al Estado acreditante que el jefe u otro miembro del personal
diplomático de la misión es persona non grata, o que cualquier otro miembro del personal
de la misión no es aceptable. El Estado acreditante retirará entonces a esa persona o
pondrá término a sus funciones en la misión, según proceda. Toda persona podrá ser
declarada non grata o no aceptable antes de su llegada al territorio del Estado receptor.

2. Si el Estado acreditante se niega a ejecutar o no ejecuta en un plazo razonable las


obligaciones que le incumben a tenor de lo dispuesto en el párrafo 1, el Estado receptor
podrá negarse a reconocer como miembro de la misión a la persona de que se trate.

Artículo 10

1. Se notificará al Ministerio de Relaciones Exteriores, o al Ministerio que se haya


convenido, del Estado receptor:

a. el nombramiento de los miembros de la misión, su llegada y su salida definitiva o la


terminación de sus funciones en la misión; b. la llegada y la salida definitiva de toda
persona perteneciente a la familia de un miembro de la misión y, en su caso, el hecho de
que determinada persona entre a formar parte o cese de ser miembro de la familia de un
miembro de la misión; c. la llegada y la salida definitiva de los criados particulares al
servicio de las personas a que se refiere el inciso a. de este párrafo y, en su caso, el hecho
de que cesen en el servicio de tales personas; d. la contratación y el despido de personas
residentes en el Estado receptor como miembros de la misión o criados particulares que
tengan derecho a privilegios e inmunidades.

2. Cuando sea posible, la llegada y la salida definitiva se notificarán también con


antelación.

Artículo 11

1. A falta de acuerdo explícito sobre el número de miembros de la misión, el Estado


receptor podrá exigir que ese número este dentro de los límites de lo que considere que es
razonable y normal, según las circunstancias y condiciones de ese Estado y las
necesidades de la misión de que se trate.

2. El Estado receptor podrá también, dentro de esos límites y sin discriminación alguna,
negarse a aceptar funcionarios de una determinada categoría.

Artículo 12
El Estado acreditante no podrá, sin el consentimiento previo y expreso del Estado receptor,
establecer oficinas que formen parte de la misión en localidades distintas de aquella en que
radique la propia misión.

Artículo 13

1. Se considerará que el jefe de misión ha asumido sus funciones en el Estado receptor


desde el momento en que haya presentado sus cartas credenciales o en que haya
comunicado su llegada y presentado copia de estilo de sus cartas credenciales al Ministerio
de Relaciones Exteriores, o al Ministerio que se haya convenido, según la práctica en vigor
en el Estado receptor, que deberá aplicarse de manera uniforme.

2. El orden de presentación de las cartas credenciales o de su copia de estilo se


determinará por la fecha y hora de llegada del jefe de misión.

Artículo 14

1. Los jefes de misión se dividen en tres clases:

a. embajadores o nuncios acreditados ante los Jefes de Estado, y otros jefes de misión de
rango equivalente; b. enviados, ministros o internuncios acreditados ante los Jefes de
Estado; c. encargados de negocios acreditados ante los Ministros de Relaciones Exteriores.

2. Salvo por lo que respecta a la precedencia y a la etiqueta, no se hará ninguna distinción


entre los jefes de misión por razón de su clase.

Artículo 15

Los Estados se pondrán de acuerdo acerca de la clase a que habrán de pertenecer los
jefes de sus misiones.

Artículo 16

1. La precedencia de los jefes de misión, dentro de cada clase, se establecerá siguiendo el


orden de la fecha y la hora en que hayan asumido sus funciones, de conformidad con el
artículo 13.

2. Las modificaciones en las cartas credenciales de un jefe de misión que no entrañen


cambio de clase no alterarán su orden de precedencia.

3. Las disposiciones de este artículo se entenderán sin perjuicio de los usos que acepte el
Estado receptor respecto de la precedencia del representante de la Santa Sede.

Artículo 17

El jefe de misión notificará al Ministerio de Relaciones Exteriores, o al Ministerio que se


haya convenido, el orden de precedencia de los miembros del personal diplomático de la
misión.

Artículo 18

El procedimiento que se siga en cada Estado para la recepción de los jefes de misión será
uniforme respecto de cada clase.

Artículo 19

1. Si queda vacante el puesto de jefe de misión o si el jefe de misión no puede desempeñar


sus funciones, un encargado de negocios ad interim actuará provisionalmente como jefe de
la misión. El nombre del encargado de negocios ad interim será comunicado al Ministerio
de Relaciones Exteriores del Estado receptor, o al Ministerio que se haya convenido, por el
jefe de misión o, en el caso de que este no pueda hacerlo, por el Ministerio de Relaciones
Exteriores del Estado acreditante.

2. Caso de no estar presente ningún miembro del personal diplomático de la misión en el


Estado receptor, un miembro del personal administrativo y técnico podrá, con el
consentimiento del Estado receptor, ser designado por el Estado acreditante para hacerse
cargo de los asuntos administrativos corrientes de la misión.

Artículo 20

La misión y su jefe tendrán derecho a colocar la bandera y el escudo del Estado acreditante
en los locales de la misión, incluyendo la residencia del jefe de la misión y en los medios de
transporte de éste.

Artículo 21

1. El Estado receptor deberá, sea facilitar la adquisición en su territorio de conformidad con


sus propias leyes, por el Estado acreditante, de los locales necesarios para la misión, o
ayudar a éste a obtener alojamiento de otra manera.

2. Cuando sea necesario, ayudará también a las misiones a obtener alojamiento adecuado
para sus miembros.

Artículo 22

1. Los locales de la misión son inviolables. Los agentes del Estado receptor no podrán
penetrar en ellos sin consentimiento del jefe de la misión.

2. El Estado receptor tiene la obligación especial de adoptar todas las medidas adecuadas
para proteger los locales de la misión contra toda intrusión o daño y evitar que se turbe la
tranquilidad de la misión o se atente contra su dignidad.

3. Los locales de la misión, su mobiliario y demás bienes situados en ellos, así como los
medios de transporte de la misión, no podrán ser objeto de ningún registro, requisa,
embargo o medida de ejecución.

Artículo 23

1. El Estado acreditante y el jefe de la misión están exentos de todos los impuestos y


gravámenes nacionales, regionales o municipales, sobre los locales de la misión de que
sean propietarios o inquilinos, salvo de aquellos impuestos o gravámenes que constituyan
el pago de servicios particulares prestados.

2. La exención fiscal a que se refiere este artículo no se aplica a los impuestos y


gravámenes que, conforme a las disposiciones legales del Estado receptor, estén a cargo
del particular que contrate con el Estado acreditante o con el jefe de la misión.

Artículo 24

Los archivos y documentos de la misión son siempre inviolables, dondequiera que se


hallen.

Artículo 25

El Estado receptor dará toda clase de facilidades para el desempeño de las funciones de la
misión.

Artículo 26
Sin perjuicio de sus leyes y reglamentos referentes a zonas de acceso prohibido y
reglamentado por razones de seguridad nacional, el Estado receptor garantizará a todos
los miembros de la misión la libertad de circulación y de tránsito por su territorio.

Artículo 27

1. El Estado receptor permitirá y protegerá la libre comunicación de la misión para todos los
fines oficiales. Para comunicarse con el gobierno y con las demás misiones y consulados
del Estado acreditante, dondequiera que se radiquen, la misión podrá emplear todos los
medios de comunicación adecuados, entre ellos los correos diplomáticos y los mensajes en
clave o en cifra. Sin embargo, únicamente con el consentimiento del Estado receptor podrá
la misión instalar y utilizar una emisora de radio.

2. La correspondencia oficial de la misión es inviolable. Por correspondencia oficial se


entiende toda correspondencia concerniente a la misión y a sus funciones.

3. La valija diplomática no podrá ser abierta ni retenida.

4. Los bultos que constituyan la valija diplomática deberán ir provistos de signos exteriores
visibles indicadores de su carácter y sólo podrán contener documentos diplomáticos u
objetos de uso oficial.

5. El correo diplomático, que debe llevar consigo un documento oficial en el que conste su
condición de tal y el número de bultos que constituyan la valija, estará protegido, en el
desempeño de sus funciones, por el Estado receptor. Gozará de inviolabilidad personal y
no podrá ser objeto de ninguna forma de detención o arresto.

6. El Estado acreditante o la misión podrán designar correos diplomáticos ad hoc. En tales


casos se aplicarán también las disposiciones del párrafo 5 de este Artículo, pero las
inmunidades en él mencionadas dejarán de ser aplicables cuando dicho correo haya
entregado al destinatario la valija diplomática que se le haya encomendado.

7. La valija diplomática podrá ser confiada al comandante de una aeronave comercial que
haya de aterrizar en un aeropuerto de entrada autorizado. El comandante deberá llevar
consigo un documento oficial en el que conste el número de bultos que constituyan la valija,
pero no podrá ser considerado como correo diplomático. La misión podrá enviar a uno de
sus miembros, a tomar posesión directa y libremente de la valija diplomática de manos del
comandante de la aeronave.

Artículo 28

Los derechos y aranceles que perciba la misión por actos oficiales están exentos de todo
impuesto y gravamen.

Artículo 29

La persona del agente diplomático es inviolable. No puede ser objeto de ninguna forma de
detención o arresto. El Estado receptor le tratará con el debido respeto y adoptará todas las
medidas adecuadas para impedir cualquier atentado contra su persona, su libertad o su
dignidad.

Artículo 30

1. La residencia particular del agente diplomático goza de la misma inviolabilidad y


protección que los locales de la misión.

2. Sus documentos, su correspondencia y, salvo lo previsto en el párrafo 3 del Artículo 31,


sus bienes, gozarán igualmente de inviolabilidad.

Artículo 31
1. El agente diplomático gozará de inmunidad de la jurisdicción penal del Estado receptor.
Gozará también de inmunidad de su jurisdicción civil y administrativa, excepto si se trata:

a. de una acción real sobre bienes inmuebles particulares radicados en el


territorio del Estado receptor, a menos que el agente diplomático los
posea por cuenta del Estado acreditante para los fines de la misión; b. de
una acción sucesoria en la que el agente diplomático figure, a título
privado y no en nombre del Estado acreditante, como ejecutor
testamentario, administrador, heredero o legatario; c. de una acción
referente a cualquier actividad profesional o comercial ejercida por el
agente diplomático en el Estado receptor, fuera de sus funciones
oficiales.

2. El agente diplomático no está obligado a testificar.


3. El agente diplomático no podrá ser objeto de ninguna medida de ejecución, salvo en los
casos previstos en los incisos a, b y c del párrafo 1 de este artículo y con tal de que no
sufra menoscabo la inviolabilidad de su persona o de su residencia.
4. La inmunidad de jurisdicción de un agente diplomático en el Estado receptor no le exime
de la jurisdicción del Estado acreditante.
Artículo 32
1. El Estado acreditante puede renunciar a la inmunidad de jurisdicción de sus agentes
diplomáticos y de las personas que gocen de inmunidad conforme al Artículo 37.
2. La renuncia ha de ser siempre expresa.
3. Si un agente diplomático o una persona que goce de inmunidad de jurisdicción conforme
al artículo 37 entabla una acción judicial, no le será permitido invocar la inmunidad de
jurisdicción respecto de cualquier reconvención directamente ligada a la demanda principal.
4. La renuncia a la inmunidad de jurisdicción respecto de las acciones civiles o
administrativas no ha de entenderse que entraña renuncia a la inmunidad en cuanto a la
ejecución del fallo, para lo cual será necesaria una nueva renuncia.
Artículo 33
1. Sin perjuicio de las disposiciones del párrafo 3 de este artículo, el agente diplomático
estará, en cuanto a los servicios prestados al Estado acreditante, exento de las
disposiciones sobre seguridad social que estén vigentes en el Estado receptor.
2. La exención prevista en el párrafo 1 de este artículo se aplicará también a los criados
particulares que se hallen al servicio exclusivo del agente diplomático, a condición de que:
a. no sean nacionales del Estado receptor o no tengan en él residencia permanente; y b.
estén protegidos por las disposiciones sobre seguridad social que estén vigentes en el
Estado acreditante o en un tercer Estado.
3. El agente diplomático que emplee a personas a quienes no se aplique la exención
prevista en el párrafo 2 de este artículo, habrá de cumplir las obligaciones que las
disposiciones sobre seguridad social del Estado receptor impongan a los empleadores.
4. La exención prevista en los párrafos 1 y 2 de este Artículo no impedirá la participación
voluntaria en el régimen de seguridad social del Estado receptor, a condición de que tal
participación esté permitida por ese Estado.
5. Las disposiciones de este artículo se entenderán sin perjuicio de los acuerdos bilaterales
o multilaterales sobre seguridad social ya concertados y no impedirán que se concierten en
lo sucesivo acuerdos de esa índole.
Artículo 34
El agente diplomático estará exento de todos los impuestos y gravámenes personales o
reales, nacionales, regionales o municipales, con excepción:
a. de los impuestos indirectos de la índole de los normalmente incluidos en el precio de las
mercaderías o servicios; b. de los impuestos y gravámenes sobre los bienes inmuebles
privados que radiquen en el territorio del Estado receptor, a menos que el agente
diplomático los posea por cuenta del Estado acreditante y para los fines de la misión; c. de
los impuestos sobre las sucesiones que corresponda percibir al Estado receptor, salvo lo
dispuesto en el párrafo 4 del artículo 39; d. de los impuestos y gravámenes sobre los
ingresos privados que tengan su origen en el Estado receptor y de los impuestos sobre el
capital que graven las inversiones efectuadas en empresas comerciales en el Estado
receptor; e. de los impuestos y gravámenes correspondientes a servicios particulares
prestados; f. salvo lo dispuesto en el artículo 23, de los derechos de registro, aranceles
judiciales, hipoteca y timbre, cuando se trate de bienes inmuebles.
Artículo 35
El Estado receptor deberá eximir a los agentes diplomáticos de toda prestación personal,
de todo servicio público cualquiera que sea su naturaleza y de cargas militares tales como
las requisiciones, las contribuciones y los alojamientos militares.
Artículo 36
1. El Estado receptor, con arreglo a las leyes y reglamentos que promulgue, permitirá la
entrada, con exención de toda clase de derechos de aduana, impuestos y gravámenes
conexos, salvo los gastos de almacenaje, acarreo y servicios análogos:

a. de los objetos destinados al uso oficial de la misión; b. de los objetos


destinados al uso personal del agente diplomático o de los miembros de
su familia que formen parte de su casa, incluidos los efectos destinados a
su instalación.

2. El agente diplomático estará exento de la inspección de su equipaje personal, a menos


que haya motivos fundados para suponer que contiene objetos no comprendidos en las
exenciones mencionadas en el párrafo 1 de este artículo, u objetos cuya importación o
exportación esté prohibida por la legislación del Estado receptor o sometida a sus
reglamentos de cuarentena. En este caso, la inspección sólo se podrá efectuar en
presencia del agente diplomático o de su representante autorizado.
Artículo 37
1. Los miembros de la familia de un agente diplomático que formen parte de su casa
gozarán de los privilegios e inmunidades especificados en los artículos 29 a 36, siempre
que no sean nacionales del Estado receptor.
2. Los miembros del personal administrativo y técnico de la misión, con los miembros de
sus familias que formen parte de sus respectivas casas, siempre que no sean nacionales
del Estado receptor ni tengan en él residencia permanente, gozarán de los privilegios e
inmunidades mencionados en los artículos 29 a 35, salvo que la inmunidad de la
jurisdicción civil y administrativa del Estado receptor especificada en el párrafo 1 del artículo
31, no se extenderá a los actos realizados fuera del desempeño de sus funciones. Gozarán
también de los privilegios especificados en el párrafo 1 del artículo 36, respecto de los
objetos importados al efectuar su primera instalación.
3. Los miembros del personal de servicio de la misión que no sean nacionales del Estado
receptor ni tengan en él residencia permanente, gozarán de inmunidad por los actos
realizados en el desempeño de sus funciones, de exención de impuestos y gravámenes
sobre los salarios que perciban por sus servicios y de la exención que figure en el artículo
33.
4. Los criados particulares de los miembros de la misión, que no sean nacionales del
Estado receptor ni tengan en él residencia permanente, estarán exentos de impuestos y
gravámenes sobre los salarios que perciban por sus servicios. A otros respectos, sólo
gozarán de privilegios e inmunidades en la medida reconocida por dicho Estado. No
obstante, el Estado receptor habrá de ejercer su jurisdicción sobre esas personas de modo
que no estorbe indebidamente el desempeño de las funciones de la misión.
Artículo 38
1. Excepto en la medida en que el Estado receptor conceda otros privilegios e
inmunidades, el agente diplomático que sea nacional de ese Estado o tenga en él
residencia permanente sólo gozará de inmunidad de jurisdicción e inviolabilidad por los
actos oficiales realizados en el desempeño de sus funciones.
2. Los otros miembros de la misión y los criados particulares que sean nacionales del
Estado receptor o tengan en él su residencia permanente, gozarán de los privilegios e
inmunidades únicamente en la medida en que lo admita dicho Estado. No obstante, el
Estado receptor habrá de ejercer su jurisdicción sobre esas personas de modo que no
estorbe indebidamente el desempeño de las funciones de la misión.
Artículo 39
1. Toda persona que tenga derecho a privilegios e inmunidades gozará de ellos desde que
penetre en el territorio del Estado receptor para tomar posesión de su cargo o, si se
encuentra ya en ese territorio, desde que su nombramiento haya sido comunicado al
Ministerio de Relaciones Exteriores o al Ministerio que se haya convenido.

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