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Evaluación y comunicación - Contabilidad ambiental

Se ha podido evidenciar como en las ultimas décadas ha surgido mundialmente


una preocupación constante sobre la situación del medio ambiente. Y no es
casualidad o una moda que se esté imponiendo como las que surgen de las
grandes pasarelas parisinas; sino que por el contrario, la humanidad, en medio de
su ceguera por la ambición y la avaricia, se está dando cuenta (aunque de forma
tardía) de las señales que el planeta tierra está dando sobre su agotamiento y
sobre los gritos de socorro que implora.

No hay duda alguna sobre los efectos que está trayendo consigo el calentamiento
global; veranos intensos, nevadas antes nunca vistas, extinción de muchas
especies naturales, entre otras; por lo tanto, se podría considerar como una
preocupación real que está teniendo el hombre sobre la naturaleza.

Evidencia de esto podemos observar como en el último siglo ha surgido una


avalancha de normatividad que regula tanto a las personas como a las empresas
sobre la explotación y aprovechamiento responsable de los recursos naturales.

En 1987, tras el informe brundtland "nuestro futuro común" llevado a cabo por la
investigadora Gro Harlem Brundtland que lideraba la comisión mundial de medio
ambiente y desarrollo de naciones unidas, se evidenció por primera vez el uso del
término desarrollo sostenible, algo innovador e intrigante para la época. Un
periodo marcado por la expansión y dominación en todos los ámbitos de las
grandes empresas y multinacionales que comenzaban a expandir sus tentáculos
de frontera en frontera, y que no conocía otro término que la rentabilidad y utilidad;
marcadas principalmente por el voraz apetito de consumo de recursos naturales y
la contaminación incesante hacia el medio ambiente.

Situaciones que hacían creer que inevitablemente el desarrollo de la humanidad y


la integridad medioambiental iban en contravía, y no se podían compaginar y que
el cuidado y desarrollo de uno, suponía la destrucción del otro.

Sin embargo, tras la aparición de dicho informe se pudo evidenciar que tanto la
producción empresarial y el cuidado del medio ambiente pueden ir unidos e
incluso si se podría hacer más.

Las naciones unidas, como una corporación mundial de países, lideró la campaña
por una sensibilización ambiental y promulgó por tratados y convenios entre
diferentes países para implementar procesos de cambio que ayudaran a la
protección del medio ambiente. Es ahí cuando nacen tratados como el de río de
janeiro, que compromete a los países firmantes a dictar normas que posibiliten el
cambio y la propensión al cuidado medioambiental.
A raíz de esos tratados, convenios y normas dictadas, las personas, y más que
todo las empresas, han propendido por crear procesos, o por lo menos una
imagen de preocupación por el medio ambiente. Desde ahí, nace lo que
conocemos como contabilidad ambiental.

Por lo general, años atrás cuando se hablaba de contabilidad en una organización,


se hacía referencia a todo lo concerniente con el sistema financiero, y nunca se
estimaba sobre la contabilización del medio ambiente. Sin embargo, con el fin de
conocer su impacto y los esfuerzos que se hacían por mejorarlo, las empresas
comenzaron a utilizar la contabilidad ambiental.

Conociendo entonces de antemano, el proceso de la contabilidad ambiental en


una empresa, que se compone de la medida, evaluación y comunicación, hoy nos
centraremos en analizar sus últimos dos componentes, el por qué es necesario y
sus formas de llevarlos a cabo.

La evaluación en la contabilidad ambiental surge después del proceso de medida


(el cual se compone de la recopilación de datos y medición de indicadores), y el
que procura por una correcta interpretación de la información recolectada,
buscando como fin el contrastar la realidad de los datos, con los objetivos y
políticas ambientales de la empresa, con la finalidad de encontrar similitudes e
incoherencias.

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