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Revolución cubana

1-Diferentes intervenciones en la isla: ¿Qué relación ves con el proceso


revolucionario?

Estados Unidos recorrió un largo camino en sus aspiraciones por apoderarse de Cuba:
formular su destino, mantenerla en manos del original dueño hasta que pudieran quitársela,
reclamar para ella la autonomía, tratar de comprarla, reclamar su independencia a partir de
una denominada Resolución Conjunta del Congreso Norteamericano que resultó ser un
engaño comprado, intervenirla y finalmente aplicar en ella un modelo neocolonial (según
algunos con etapa de protectorado), que no sobrevivió mucho tiempo a los embates de la
dialéctica entre la larga lucha que Cuba ya había librado por lograr su independencia y el
impulso revolucionario que vino después. La revolución cubana fue un levantamiento popular
contra el imperialismo estadounidense.

2-Explica panamericanismo, Enmienda Platt y Doctrina Monroe en relación a la


intervención americana

El interés de los EEUU difiere del interés que la mayoría de los países
latinoamericanos buscan en el panamericanismo. El panamericanismo en los ojos de los
EEUU será́ un panamericanismo basado en sus intereses de hegemonía en la región. Esta
posición dominante de los EEUU les permitió́ no ser dependiente de América Latina y
mantener una política de hegemonía. El favorecer de su política internacional al
panamericanismo y el incorporar de este panamericanismo en su política extranjera, se vio lo
más claramente durante la Guerra Fría cuando la amenaza del comunismo fue más importante
que los alegatos latinoamericanos por gobiernos democráticos.
Estados Unidos y Cuba, su vecina, han estado conectados de una u otra manera a lo
largo de la historia. Sin embargo, es preciso mencionar que esta “conexión” difícilmente ha
logrado que Cuba ganara algo en comparación a la superpotencia. Sin embargo, en la tercer
década del siglo XX, estalló una Gran Depresión a nivel mundial, conocida como “La crisis
del ‘29”, que causó cambios importantes en la política exterior de los Estados Unidos, siendo
este país uno, sino el peor, de los más perjudicados.
Estados Unidos (EEUU) intentó mantener un dominio hacia el país caribeño que
contemplara primero el beneficio propio. Un ejemplo de esto fue la sanción de la “Enmienda
Platt” en 1901, documento que ponía a Cuba bajo el poder casi total de su vecino. Esto causó

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que los habitantes nacionalistas del país sumiso se encontraran acalorados y naciera la
oposición.
Sin embargo, esta no fue la única medida que tomó EEUU para dominar a Cuba. A
principios del siglo XX también EEUU dispuso de diferentes diplomacias y doctrinas para
manejar a los países latinoamericanos con diferentes excusas: prevenir invasiones de otras
potencias (europeas) para tener total acceso a sus economías; y, según afirman los
historiadores, porque veían que los gobiernos latinoamericanos no estaban capacitados para
llevar el control de sus países y prevenir el acceso de las otras potencias.
Entonces entre las tendencias dominadoras de EEUU para con América Latina y,
sobretodo, con Cuba, se destacan: la “Diplomacia del Garrote”, una medida para defender los
intereses con intervenciones militares, es decir, a la fuerza. El caso de Cuba fue la invasión
que sufrió en 1915; la “Diplomacia del Dólar” con el fin de beneficiar el bolsillo de
banqueros, comerciantes y empresarios norteamericanos habitantes de la región; “Diplomacia
Misionera”, que establece un objetivo “moral” de EEUU para con Cuba. Ésta última se puede
observar en la ideología que intentaba mostrar el país norteamericano de ayudar, defendiendo
y salvando a Cuba del gobierno de Machado, el cual asumió en 1926 y se caracterizaba por
ser antidemocrático y represor. Por último, la “Doctrina Monroe” puede ser considerada como
una estrategia estadounidense, que también fue muy utilizada antes de la crisis del ´29. Ésta se
basa principalmente en planes y programas políticos que incentivan el expansionismo de las
doctrinas de Estados Unidos.
Luego de la crisis del ´29, algunas diplomacias se siguieron utilizando. Por ejemplo, la
“Doctrina Monroe” siguió vigente en el período posterior a la crisis, ya que durante la
dictadura de Batista (1940-44 y 1952-59) EEUU mantenía la dominación casi completa de la
economía de Cuba a medida que el número de corporaciones estadounidenses continuaba
aumentando, aunque la corrupción era abundante y La Habana también se convirtió en un
santuario para las figuras estadounidenses del crimen organizado, recibiendo la Conferencia
de La Habana en 1946. Por otro lado, también la « Diplomacia misionera » seguía vigente al
igual que durante la época anterior a la crisis, ya que tras el inicio del conflicto armado en
Cuba entre los rebeldes dirigidos por Fidel Castro y el gobierno de Batista, los EE.UU. fueron
instados a terminar la venta de armas a Batista por el presidente entrante Manuel Urrutia. De
este modo, se ve como EEUU muestra la ideología de intentar salvar y defender al pueblo
cubano contra la dictadura.

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3-¿Cuáles son las consecuencias de la revolución cubana?

Castro realiza reformas profundas de corte marxista y socialista, con ayuda de sus
colaboradores y con apoyo del bloque socialista soviético, bajo un discurso “antimperialista”,
o contra los Estados Unidos de América, lo que con el tiempo, aunado a otros
acontecimientos históricos, termina generando un embargo económico por parte de Estados
Unidos hacia Cuba, además de una mala relación política entre ambas naciones que llevó a la
ruptura de relaciones el 3 de enero de 1961.
La revolución inició un proceso de nacionalización de la economía cubana, pasando al
control del Estado los servicios públicos, la industria azucarera (gran motor de la economía
cubana), el sector bancario, gran cantidad de tierras agrícolas y todas las empresas con más de
25 trabajadores.
Durante los años 60-70 muchos jóvenes de América Latina quisieron imitar el ejemplo
de los jóvenes revolucionarios cubanos. En casi todos los países surgieron grupos guerrilleros
con el objetivo de realizar la revolución socialista en sus respectivos países. Pero fracasaron
porque EEUU, después de lo pasado en Cuba, no permitió que se repitiera y atacó el problema
desde las raíces. La fórmula fue casi siempre la misma: alianza con los grupos de poder
(militares, terratenientes y grandes empresas) y boicot a la economía del país para generar
descontento entre la población, junto con la financiación de grupos contrarrevolucionarios.

4-Explica la trayectoria e ideología de Fidel Castro.

Procedente de una familia de hacendados gallegos, Fidel Castro estudió derecho en la


Universidad de La Habana, por la que se doctoró en 1950. Su ideología izquierdista le llevó a
participar desde muy joven en actividades revolucionarias, como la sublevación contra la
dictadura de Rafael Leónidas Trujillo en Santo Domingo (1947); el fracaso de la misma
motivó su exilio en México. Vuelto a Cuba, militó en el Partido del Pueblo Cubano, y pocos
años después retomó su actividad revolucionaria, esta vez contra la férrea dictadura instaurada
en 1952, tras un golpe de Estado, por general Fulgencio Batista (1952-1958), que puso el país
al servicio de su propio provecho y de los intereses norteamericanos.
Su primer intento fue el asalto al Cuartel de Moncada en Santiago de Cuba (1953), que
se saldó con un fracaso: el cuartel no llegó a ser tomado y la acción no provocó la esperada
insurrección popular. Pese al descalabro militar, Castro se anotó una victoria política, ya que
aquel acto dio a sus protagonistas una gran popularidad que se vio acrecentada durante el
juicio subsiguiente, en el que Castro se defendió a sí mismo y aprovechó para pronunciar un
extenso alegato político («La Historia me absolverá»).

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Fidel Castro fue condenado a quince años de prisión, de los que sólo cumplió dos (en
la isla de Pinos) merced a un indulto que le puso en libertad en 1955. Se exilió de nuevo en
México, desde donde preparó un segundo intento; pero, habiendo aprendido que su lucha
tendría pocas posibilidades de triunfar en un medio urbano, esta vez apostó por crear una
guerrilla rural en la zona más apartada y montañosa del país: la Sierra Maestra, en la provincia
cubana de Oriente.

La Revolución cubana

Con un contingente de ochenta y dos hombres (el «Grupo 26 de julio») a bordo del
yate Gramma, Fidel Castro desembarcó clandestinamente en Cuba a finales de 1956, siendo
casi inmediatamente diezmadas sus fuerzas en un enfrentamiento con el ejército de Batista:
sólo doce guerrilleros sobrevivieron. Dos años después, sin embargo, sus bases en la Sierra
Maestra eran lo suficientemente sólidas y sus efectivos lo bastante nutridos como para llevar a
cabo con éxito la ocupación de Santiago (1958). Desde allí Fidel Castro lanzó la ofensiva que
recorrió la isla de este a oeste, secundado por sus colaboradores, entre los que figuraban
Camilo Cienfuegos, su hermano Raúl Castro (que casi cincuenta años después sucedería a
Fidel en la jefatura del Estado) y un argentino destinado a convertirse en uno de los grandes
mitos revolucionarios del siglo XX: el Che Guevara.

El Che Guevara y Fidel Castro

La situación social y política de aquellos años favoreció el triunfo revolucionario. Pese


a poseer la renta per cápita más elevada de Latinoamérica, la riqueza del país no llegaba a la
mayor parte de la población, que padecía altísimas tasas de desempleo y subempleo; la
dependencia económica de los Estados Unidos había generado una agricultura de grandes
explotaciones que dio lugar a la formación de un numeroso proletariado rural, a la postre
determinante en el proceso revolucionario. En las áreas urbanas, y en especial en La Habana,
la realidad económica venía marcada por la fuerte incidencia del turismo estadounidense.
Por otra parte, la corrupción y el servilismo a los intereses del vecino del norte,
siempre presentes en la vida pública cubana, habían llegado a extremos insospechado bajo la
despótica dictadura de Fulgencio Batista, quien logró concitar en su contra tanto a los
campesinos como a gran parte de las clases medias y a amplios sectores de la intelectualidad y
del mundo universitario. Incluso las clases altas liberales y los estadounidenses habían llegado
en los últimos tiempos a ver con malos ojos a un régimen que, por inestable y desprestigiado,
no resultaba una buena garantía ante el ascenso de la izquierda.

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De este modo, al inicial apoyo del campesinado pobre había seguido el fin de las
reticencias del Partido Comunista, que abrió a Castro la posibilidad de encontrar apoyo en las
ciudades; la dictadura, minada por la corrupción, fue incapaz de hacer frente al movimiento
popular. El 1 de enero de 1959, el comandante revolucionario Camilo Cienfuegos entró
triunfante en La Habana, un día después de que Fulgencio Batista firmase su dimisión y
abandonase el país. La entrada del ejército guerrillero se producía mientras las fuerzas
rebeldes acababan definitivamente con los últimos focos de resistencia. Al mismo tiempo una
columna insurgente, dirigida por Ernesto Che Guevara, convergió sobre la capital, recibiendo
a su paso la rendición de centenares de oficiales del ejército de Batista y la aclamación del
pueblo cubano.

De la moderación al comunismo

El tinte moderado y conciliador de los inicios de la Revolución, que no pareció


importunar a las clases altas y a los Estados Unidos, no tardaría en desaparecer bajo los
efectos de un brusco giro político. Los procesos contra los colaboradores de Batista y la
marginación del poder de los sectores liberales, que culminaría con la renuncia del presidente
Urrutia (julio de 1959), marcaron el principio de un cambio de línea en el proyecto
revolucionario.
Fidel Castro se había puesto en febrero del mismo año al frente del gobierno cubano,
acumulando los cargos de primer ministro (en sustitución de José Miró) y comandante en jefe
de las Fuerzas Armadas, y sin pérdida de tiempo empezó a hacer realidad los proyectos de
cambio que habían suministrado una base social a la Revolución: el más importante de todos,
la reforma agraria, que expropiaba las grandes haciendas extranjeras para dar medios de vida
a los campesinos pobres. A partir de mayo de 1959, la aplicación de la Ley de Reforma
Agraria supuso la nacionalización de los inmensos latifundios de las compañías extranjeras.
El hecho provocó la inmediata hostilidad del gobierno estadounidense; sin embargo, la
actitud de Estados Unidos acabó por estimular un resultado opuesto al esperado. Fidel Castro
dictó medidas drásticas, como la expropiación de los bienes de las compañías
norteamericanas en Cuba, que extendieron el apoyo popular a la Revolución. En 1960 se
nacionalizaron las centrales azucareras, las principales industrias, los bancos y las refinerías
petrolíferas; se lanzó asimismo una amplia campaña de alfabetización y se organizaron
milicias populares en sustitución del viejo ejército profesional.
Ese indudable contenido socializante y nacionalista que tuvo en un principio la
Revolución cubana (contra el dominio semicolonial que ejercía Estados Unidos) se radicalizó

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a causa de la dinámica de enfrentamiento con el gobierno norteamericano. Mientras Castro
llamaba a una revolución general contra el imperialismo en Latinoamérica (Primera
declaración de La Habana), el presidente Eisenhower (1953-1961) rompía las relaciones
diplomáticas con Cuba (enero de 1961) y decretaba un embargo comercial destinado a ahogar
la economía cubana y forzar la retirada de Castro, ya que Cuba dependía casi totalmente de
sus exportaciones a Estados Unidos, fundamentalmente de azúcar.
Con la llegada a la Casa Blanca del demócrata John F. Kennedy (1961-1963) no sólo
no disminuyó la presión de Estados Unidos, sino que se agudizó con la organización del
desembarco de exiliados cubanos armados en la bahía de Cochinos (abril de 1961), un intento
de derrocar a Fidel que fue repelido con humillante facilidad por el ejército revolucionario.
Después de aquello, Fidel Castro proclamó el carácter marxista-leninista de la Revolución
cubana y alineó a su régimen con la política exterior de la Unión Soviética (Segunda
declaración de La Habana, 1962); al mismo tiempo eliminó del gobierno a los políticos
liberales con los que se había aliado al llegar al poder, y unificó a los grupos políticos que
apoyaban la Revolución en un único Partido Unido de la Revolución Socialista.

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