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TEXTO DEL CURSO

“PRIMER
“PRIMER APOYO
APOYO EMOCIONAL
EMOCIONAL
EN
EN EMERGENCIAS
EMERGENCIAS YY DESASTRES”
DESASTRES”

ABRIL 2013
INDICE
INDICE

LECCIÓN 1: MARCO CONCEPTUAL DE LA CRISIS 04


1.1.INTRODUCCIÓN 04
1.2. CONCEPTO DE “CRISIS” 06
a) Definiendo el concepto 07
b) Tipología de las crisis 08
c) Carácter sistémico de las crisis 10
LECCIÓN 2: GRUPOS DE MAYOR VULNERABILIDAD 15
2.1. DEFINICIÓN DE ‘GRUPOS DE VULNERABILIDAD’ 15
2.2. CLASIFICACIÓN DE LOS GRUPOS DE VULNERABILIDAD 17
a) Factor género: mujeres 18
b) Factor etario: niños 18
c) Factor etario: a ncianos 19
LECCIÓN 3: REACCIONES ESPERABLES 21
3.1. IMPACTO A NIVEL INDIVIDUAL 22
a) Reacciones adaptativas o esperadas en adultos 22
b) Reacciones adaptativas o esperadas en niños y adolescentes 25
3.2. IMPACTO A NIVEL COMUNITARIO 30
a) Momento inmediatamente posterior a la emergencia mayor o desastre (horas): 30
b) Período de la emergencia mayor o desastre (desde el evento hasta 72 hrs. aprox.): 30
c) Período posterior a la emergencia mayor o desastre (30 días aprox.): 30
d) Período de recuperación a la emergencia mayor o desastre (posterior al primer mes): 31
e) Agudización manifestaciones comunes 31
3.3. REACCIONES ESPERABLES EN LOS OPERADORES DE EMERGENCIAS 32
a) Reacciones físicas 32
b) Reacciones conductuales y sociales 32
c) Reacciones cognitivas 33
d) Reacciones emocionales 33
3.4. NO AYUDA / SI AYUDA 35
LECCIÓN 4: PROTOCOLO DE PRIMER APOYO PSICOLÓGICO 36
4.1. PRIMER APOYO PSICOLOGICO 37
a) Objetivos 38
b) Facilitadores 38
c) Destinatarios 38
d) Condiciones del Primer Apoyo Psicológico 39
e) Duración 39
f) Etapas del Primer Apoyo Individual 40
4.2. ETAPA CERO 40
4.3. PROTOCOLO DE INTERVENCIÓN: LAS SIETE ETAPAS 42
a) Evaluación contextual y psicosocial de la situación 42
b) Establecimiento de una conexión o contacto psicológico con el afectado 43
c) Brindar apoyo y comprensión al afectado 43
d) Evaluar consecuencias del evento crítico 44
e) Evaluar circunstancias de vida 44
f) Determinar acciones inmediatas y favorecer conductas adaptativas 45
g) Proporcionar información acerca de las reacciones habituales ante la situación de emergencia o desastre 45
h) Derivación y seguimiento 46
i) Cierre 46
4.4. HERRAMIENTAS COMPLEMENTARIAS 47
a) Contención cuando la crisis está en desarrollo 48
b) Contención cuando ya han pasado algunas horas 49
c) La ‘distracción atencional’ 51
Este documento es el texto de apoyo con los contenidos
fundamentales del curso “Primer apoyo emocional en emergencias y
desastres”, desarrollado por I.M.D. Consultores y Asesores Ltda.

El curso fue creado por encargo de Biblioredes de la Dirección de


Bibliotecas, Archivos y Museos y la ONEMI para dar soporte al
trabajo que realizan los integrantes de organizaciones voluntarias,
municipalidades, equipos de emergencia, y todos aquellos que
deben brindar un apoyo inicial a las personas que sufren situaciones
de estrés emocional, como resultado de la ocurrencia de
emergencias o de catástrofes. Es decir, para “ayudar a los que
ayudan”.

El texto fue generado usando como base dos documentos de


trabajo que fueron aportados por la institución:

Consuelo Cornejo, Enrique Chia, Claudia Paverini, Ignacio


Baloian: “Intervención psicosocial en emergencias y desastres.
Guía para el Primer Apoyo Psicológico”. Santiago: Comisión
Técnica de Apoyo Psicológico en Emergencias y Desastres,
2001 (2ªed. 2011), 57 p.

Consuelo Cornejo: “Apoyo psicológico en situaciones de


emergencia mayor o desastre”. Santiago: División de
Protección Civil de la Onemi, 2004 (2ª ed. 2007), 35 p.

Para facilitar la lectura del material, adaptándola a la lógica de


funcionamiento de un curso de e-learning, se hizo una selección de
contenidos, se simplificó o enriqueció la redacción de los párrafos,
se agregó textos introductorios a todas las secciones y se incorporó
cápsulas de profundización.

La generación de los contenidos de este documento fue


responsabilidad de Ignacio Muñoz Delaunoy. La maquetación virtual
de este ebook fue realizada Fernando Oberhauser. La propuesta
instruccional y los recursos didácticos del curso, a la que se puede
acceder en la plataforma de e-learning, fue creada por Víctor
Barragán.

3
LECCIÓN
LECCIÓN 1:
1: MARCO
MARCO CONCEPTUAL
CONCEPTUAL DE
DE LA
LA CRISIS
CRISIS

1.1.INTRODUCCIÓN

Cuando se produce un desastre todos los afectados


esperan que el equipo de rescate los “salve”. Los testigos
de los acontecimientos quieren, además de ser
“rescatados”, que se les atienda y consuele, para pasar lo
mejor posible este trago tan amargo. ¿Quién debe darles
la atención que ellos implícitamente reclaman? En Chile
contamos con equipos de apoyo psicológico, que tienen la
preparación adecuada para asumir esa tarea. Pero estos
profesionales seguramente no van a estar disponibles en
las primeras horas, luego de ocurrido el desastre. En esta
etapa temprana, el único ‘psicólogo’ con el podrán contar
las víctimas será usted mismo, como miembro de la
misma comunidad o como parte del equipo de primera
respuesta.

¿Se siente preparado para eso? ¿Cree que puede hacer, en parte, lo que los ‘profesionales’ del área
psicológica realizan aprovechando su formación técnica? En este curso vamos demostrarle que usted
puede brindar a las personas afectadas la atención y consuelo que ellos necesitan para enfrentar el
trauma de las ‘primeras horas’.

Comenzaremos esta dinámica de enseñanza y aprendizaje haciéndole ver lo importante que es su


trabajo, como ‘primera línea’ en la atención de los afectados.

Antes de que iniciemos el trabajo con los contenidos es necesario que usted se de cuenta de la
importancia del trabajo que realiza como ‘primera línea’, en el ámbito de la asistencia psicosocial.

Es difícil hacerlo, porque esta área de trabajo es bastante nueva.

Los equipos de emergencia tienen una larga experiencia cuando se trata de enfrentar complicaciones en
las áreas más tradicionales. Saben cómo organizar rescates de personas atrapadas, cómo apagar incendios,
qué hacer en caso de terremotos o accidentes múltiples. Saben, también, como hacerse cargo de las
situaciones de crisis que se dan en estos terrenos y cómo atender las necesidades más evidentes de los
afectados: agua, vivienda, alimentación, salud, etc.

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Pero hay otro tipo de necesidades o de problemas que no es fácil advertir y que rara vez son atendidas
como es debido: nos referimos a los daños de tipo emocional, que son el tema de este curso. Analicemos
algunos datos básicos, para que usted pueda formarse una idea de lo que le estamos diciendo.

Cuando se producen situaciones de emergencias la mayoría de las personas presentan reacciones


conductuales, fisiológicas y emocionales intensas, que son completamente normales y esperables frente a
una situación que ha alterado sus vidas. Pero al lado de ellas hay un grupo que va a evidenciar signos claros
de sufrimiento psicológico y un grupo que va a experimentar consecuencias más serias, de tipo
postraumático: personas que vivirán la experiencia de la crisis con una intensidad mayor, que seguramente
va afectar su calidad de vida.

a) Estrés postraumático
“El trastorno por estrés postraumático se define
como un conjunto de síntomas que la persona
desarrolla después de haber sido testigo, haber
participado, o haber escuchado un suceso
traumático estresante en extremo”. Las personas
reaccionan ante estas experiencias de destrucción,
violencia y muerte con “temor, desesperanza y
horrores intensos, reviviendo de manera
persistente el suceso e intentando evitar que se lo
recuerden”. Las principales “características clínicas
del trastorno por estrés postraumático son la
reexperimentación dolorosa del suceso, un patrón
Incendio en Galería Nass, Valdivia,
de evitación y embotamiento emocional, y
en septiembre del 2012.
síntomas autónomos, como aumento de la
frecuencia cardiaca, de la hipertensión arterial,
sudación, etc.

El trastorno puede aparecer meses o incluso años después de que haya ocurrido el suceso estresante.
La evaluación del estado mental revela con frecuencia sentimientos de rechazo y humillación. Pueden
sentirse amargamente culpables por el hecho de haber sobrevivido cuando otros perdieron la vida.

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Los pacientes también pueden pasar por estados disociativos, sufrir crisis de angustia y tener ilusiones y
alucinaciones. La evolución cognoscitiva puede provocar alteraciones en la atención y la memoria”.
El trastorno por “estrés postraumático suele aparecer un tiempo después de que se haya producido el
trauma. Este retraso puede ser tan corto como una semana, o tan largo como 30 años. Los síntomas
pueden fluctuar a través del tiempo y pueden ser más intensos durante los periodos de estrés. Un 30% de
los pacientes se recupera completamente, un 40% continúa presentando síntomas leves, un 20%
experimenta síntomas moderados y un 10% no experimenta ningún cambio, o incluso empeora”.

Fuente: Servicio de Salud Mental: Programa Específico de Atención Psicológica en Casos de Desastre,
México, 2002, p.17, 18 y 19.

¿Cómo contener a los que tienen reacciones ‘normales’ e iniciar el camino de sanación en el caso de
quienes sufren la crisis en forma devastadora? Es importante que sepa que la primera intervención que usted
va a desarrollar, en medio de la crisis, puede ser determinante para evitar que muchas personas transformen
los daños iniciales en un cuadro psicológico más serio.

Para lograr esas maravillas usted no va a necesitar obtener un título como psicólogo: lo fundamental es que
aprenda algunos consejos y herramientas, y que sepa como utilizarlos, en forma integrada, para la
elaboración de planes de acción, debidamente contextualizados, que podrá presentar en los Comités de
Operaciones de Emergencia, aportando ideas para el trabajo de planificación. .

1.2. CONCEPTO DE “CRISIS”

Para que usted pueda dimensionar la magnitud de efectos psicosociales a los que dan lugar las
emergencias y las catástrofes, es necesario que haya entendido, en forma preliminar, como experimentan
las mentes de los seres humanos las situaciones de crisis.

Descubrirá que hay crisis benignas, que es posible abordar de siguiendo patrones bastante predecibles,
porque están asociadas a procesos que todos vivimos. Pero hay otras, como las originadas por las
emergencias o las catástrofes, que son mucho más complejas, porque llegan de improviso y tienen un
impacto ‘integral’ sobre los afectados.

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a) Definiendo el concepto

En términos generales, las situaciones de crisis, pueden ser entendidas como un estado delicado y
conflictivo en el cual, por circunstancias de origen interno o externo, se rompe el equilibrio y se altera la
normalidad de la vida de las personas, sobrepasando su capacidad habitual de repuesta.

Una situación de crisis, no sólo constituye un aspecto adverso o de amenaza para las personas o
comunidades, sino también son una oportunidad de cambio, crecimiento y desarrollo.

La visión china del concepto “crisis”:


el “lado bueno de las cosas”
Los chinos utilizan el concepto “Weiji” para
referirse a las crisis. Esta palabra es bien especial,
porque tiene asociados dos significados: Wei se
traduce como “peligro”; Ji, en cambio, se traduce
como “oportunidad”.

¿Entiende por qué los chinos usan la misma palabra para expresar dos ideas que parecen ser
contradictorias? Lo que ellos quieren decirnos, con su sabiduría ancestral, es que uno puede enfrentar
una crisis a partir del pesimismo, viviendo el desajuste con temor, como si se tratara de un peligro grave,
o puede enfrentarlo con una visión optimista, asumiendo esta coyuntura desgraciada como una
oportunidad para iniciar cambios positivos y enriquecedores, que difícilmente tendrían lugar en tiempos
de normalidad. Para representar esta misma ideas los chinos acuñaron un proverbio muy conocido: “Los
tiempos duros crean héroes”. Analice lo que nos comenta Consuelo Cornejo, psicóloga de la ONEMI,
sobre esta materia, en el video disponible en la URL:

https://vimeo.com/69096914

Para poder enfrentar un desajuste importante en los delicados equilibrios en que se basa la vida, es
fundamental que las personas aprendan a verle el lado bueno a las cosas malas. Pero no siempre es fácil
hacerlo.

¿Cree usted que es posible, verle el lado bueno a las cosas, en el contexto de una catástrofe? ¿Cree que
una víctima podrá percibir lo que está viviendo como una oportunidad para algo bueno? ¿Cree usted que
es posible, verle el lado bueno a las cosas, en el contexto de una catástrofe?

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¿Cree usted que es posible ver el lado bueno de las cosas, en el contexto de una catástrofe? ¿Cree que
una víctima puede percibir lo que está viviendo como una oportunidad para algo bueno? Seguramente no
será así, en el corto lapso de tiempo en que usted lo tocará intervenir, cuando la crisis esta en pleno
desarrollo o las cosas han pasado hace muy poco tiempo. En esa “etapa 0”, que vamos a describir en la
última lección, usted tendrá preocuparse de que las personas estén seguras y tendrá que atender sus
necesidades básicas. Junto con eso, deberá que establecer un contacto inicial con ellas, brindarles
contención y hacer todo lo necesario para sacarlas del shock inicial, poniéndolas en mayor contacto con la
realidad.
Gracias a usted las personas lograrán recuperar el control de sí mismas y podrán enfrentar los desafíos
más inmediatos que les plantea la crisis. El proceso que permitirá transformar la desgracia en una
oportunidad de crecimiento, va a tomar más tiempo y va a demandar otros recursos de apoyo.

b) Tipología de las crisis

Todo el mundo tiene que enfrentar muchas crisis a lo largo de su vida. Pero hay crisis y crisis. Algunas
de ellas, por ejemplo, se presentan a la mayoría de las personas, en forma más o menos similar, en
determinadas etapas de la vida. Eso permite que sea relativamente sencillo anticiparse a ellas. Pero hay
otras, que se producen de manera totalmente imprevista, que son mucho más desestructuradoras:
hablamos de crisis normativas y de crisis no normativas, respectivamente.

Las crisis normativas o esperadas se asocian a lo que se llama Ciclo Vital de la persona o familia. Estos
ciclos comprenden una sucesión de fases o etapas que invariablemente se deben atravesar: paso de la
infancia a la adolescencia, momento de la formación de la pareja, ingreso al mundo laboral, nacimiento de
los hijos, ruptura matrimonial, llegada a la tercera edad, etc.

Al vivir estos momentos de tránsito las personas tienen que acomodarse para enfrentar nuevas
realidades y eso es siempre difícil.

Todas las personas pasan estas etapas y nadie está ajeno a la tensión de vivirlas, sin embargo, algunos
factores inciden para que una etapa del ciclo vital se convierta en una crisis, a saber:

a) Cuando el desempeño de actividades relacionadas con una etapa del desarrollo se dificulta o se
perturba.

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b) Cuando la transición plantea, por distintos motivos, una sobrecarga de exigencias que es difícil
sobrellevar.

c) Cuando un individuo no acepta o no se encuentra preparado para vivir sucesos determinantes de


la vida.

d) Cuando el individuo tiene la percepción de encontrarse fuera de fase, cuándo éste no se siente
cómodo con las expectativas que los demás o la sociedad tienen sobre su edad.

La necesidad de adaptarse a los cambios genera tensiones internas, que a veces dan origen a crisis de
madurez (o de inmadurez). Estos momentos son complejos, pero la mayoría de las personas suelen
enfrentarlos bien, porque estos cambios se viven de una manera evolutiva, que no es tan violenta, y
porque existen normas, saberes o convenciones sociales que permiten saber qué hacer, para acomodarse
al nuevo escenario. Eso no es posible con las crisis no esperadas.

Las crisis no normativas o no esperadas se caracterizan por la aparición súbita de un factor estresante
que modifica en forma drástica la organización y el funcionamiento de una persona o comunidad.

Las emergencias, desastres o catástrofes corresponden a la clasificación de crisis no normativas o no


esperadas, cuyas características se mencionan a continuación:

a) Estas situaciones son vividas por las personas o comunidades como situaciones de quiebre,
demarcando un claro antes y después, luego de su ocurrencia.

b) Las emergencias y los desastres constituyen hechos sociales y colectivos, puesto que su implican
cia o afectación no es individual sino que compromete a un grupo de personas.

c) Generan un grado de alteración en la vida de las personas altamente variable, que oscila desde
una afectación menor hasta la muerte.

d) Las emergencias, los desastres y las catástrofes sobrepasan la capacidad habitual de respuesta
de las personas, dado el impacto que las mismas generan en sus vidas.

e) Ante una emergencia o desastre se hace necesario identificar y movilizar mayores y mejores
recursos.

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Es cierto que los desastres y la emergencias no son, por sí mismas, una sorpresa para nadie: las pantallas
del televisor muestran estas desgracias todo el tiempo, a vivo color, en todo su dramatismo.

Pero una cosa es informarse de una catástrofe a través de la prensa escrita o la televisión y otra muy
distinta, estar en medio de ella. Cuando eso sucede, la experiencia es siempre experimentada como algo
imprevisto, impactante, perturbador y sumamente destructivo.

Especialmente en el caso de las emergencias o desastres de origen humano, que generan efectos
psicológicos crónicos y de largo plazo, mayores que las de origen natural.

¿Imagina usted por qué es más fácil superar el estrés emocional provocado terremotos o aluviones que
el desencadenado una acción terrorista o un accidente?.

c) Carácter sistémico de las crisis

Las crisis son difíciles de abordar porque afectan a las personas de una manera holística o total. Esto
sucede así porque las crisis no afligen a las personas solas, sino a las personas junto a sus contextos.

Los seres humanos piensan, sueñan y actúan en un mundo social que pre-existe, que está compuesto de
muchas capas, muchas dimensiones, las cuales se encuentran encadenadas entre sí.

Ese contorno ambiental, que rodea a las personas, condiciona el modo cómo ellas miran el mundo, cómo
se relacionan con los demás y cómo reaccionan cuando se producen situaciones que son percibidas como
un amenaza.

Por ese motivo, precisamente, es posible advertir que las personas desarrollan tantas respuestas
distintas, cuando se ven confrontadas a una misma crisis: el contorno o el contexto que rodea a los
afectados, imprime sobre ellos su sello….

Para entender lo que les pasa a las personas cuando sufren crisis asociadas a catástrofes o emergencias
hay que tomar en cuenta estas variables externas y ver como ellas se combinan junto a un conjunto
igualmente complejo de variables internas: personalidad, predisposiciones genéticas, etc.

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El “Modelo Ecológico” desarrollado por el psicólogo de origen ruso Urie Bronfenbrenner nos ayuda a hacer
ese trabajo.

Este modelo analiza al ser humano como un individuo que vive encerrado, desde el momento de su
nacimiento, dentro de un conjunto de estructuras ambientales, que se despliegan en diferentes niveles.
Cada uno de estos niveles o entornos ambientales contiene al otro, aportando distintos escenarios en los
que se vivencian los desajustes o crisis.

La relación del ser humano con el MACROSISTEMA

medio que lo rodea: el modelo de Ideología y alores de la Cultura

Bronfenbrenner: EXOSISTEMA

Parientes
Bronfenbrenner identifica cuatro principales Dirección
de la
MESOSISTEMA

niveles ambientales que rodean al individuo. Estos Escuela


MICROSISTEMA
Medios de
Comunicación

estratos forman una estructura anidada, en la que Barrio


Niño Colegio
los más cercanos incluyen, de algún modo, los más
lejanos. Los dos primeros tienen influencias más Familia Amigos

directas sobre el individuo. Los últimos dos, solo Amigos de


la Familia
Servicios
Sociales
influencias indirectas:
Puestos de Trabajo

a) Microsistema: Es el anillo más cercano, en el


que el individuo se encuentra con su familia, su red
de amigos, sus vecinos, su escuela, su lugar de
trabajo.

b) Mesosistema: Comprende la esfera siguiente. En ella nos encontramos con las relaciones que se
establecen entre los diferentes microsistemas en los que se desenvuelve el individuo (familia, amigos,
etc).

c) Exosistema: Este estrato incluye los ambientes en los que el individuo no está directamente
implicado, pero que lo afectan indirectamente, a través del influjo que tienen sobre las actividades y
personas que conforman su microsistema y su mesosistema: gobierno, realidades institucionales,
escenario laboral, etc.

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d) Macrosistema: En este anillo nos encontramos con la cultura y la subcultura dentro las cuales el
individuo está inmerso (valores, los sistemas de creencia, las actitudes, cosmovisiones, modos de
pensamiento, tradiciones). Esta capa no es percibida por el individuo de manera directa, pero lo
condiciona debido al efecto que tiene sobre los otros estratos.

El modo como se conforman estas estructuras anidadas registra variaciones tomando en cuenta la
edad, la condición social, o la situación del individuo. La imagen que acompaña esta cápsula nos
muestra, por ejemplo, los cuatro niveles ambientales que conforman el entorno en la vida de un niño.
Pero esta estratigrafía ambiental puede ser muy distinta en el caso de un adulto o de una persona de
otro origen nacional. Lo que podemos concluir es que nuestro modo vivir la experiencia de una crisis y
de elaborar simbólicamente sus efectos va a estar siempre condicionada por unos elementos
situacionales que operan de manera muy distinta, según cual sea la posición o la situación del individuo
afectado.

¿Se da cuenta de por qué todo esto es tan complejo?

Lo problemático de este contorno ambiental que rodea al individuo, es que transforma todas las
experiencias, incluidas las de crisis, en algo ramificado, con implicaciones variables. En cada uno de estos
estratos podemos reconocer la importancia de ciertos factores, que inciden en el modo como es elaborada
internamente la crisis por los afectados:

a) Microsistema: A nivel de microsistema, las variables más importantes, en el modo como son
experimentadas las crisis, son la edad, la experiencia en emergencias anteriores, el nivel educacional y
factores de resiliencia.

b) Mesosistema: En este segundo nivel cobran imporantacia los factores contextuales de las crisis, como
la variable de riesgo ante la que se está expuestos, formas de manifestación y grado de afectación.

c) Exosistema: En este nivel cobran relevancia algunos aspectos como los espacios formales o informales
para el abordaje de las crisis, los estilos de relaciones de las personas o comunidades, la identificación y el
reconocimiento de las reacciones o manifestaciones de las personas impactadas, etc.

d) Macrosistema: En este nivel cobran importancia los sistemas de creencias, valores, mitos, ideologías,
prejuicios y otros factores culturales propios de las personas o comunidades que inciden y permean el cómo
se vivencia y se resuelven las diferentes crisis. Por ejemplo la atribución del terremoto a causas religiosas,
etc.

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Las experiencias de crisis, son vividas de una manera u otra, tomando en cuenta el peso de estos factores
ambientales. Pero ¿qué son las crisis en si mismas? Al comienzo de esta lección señalamos que las crisis
pueden ser descritas como procesos de quiebre e inestabilidad en el funcionamiento de un sujeto o
comunidad, que sobrepasan la capacidad de repuesta de éstos.

Para entender en que consisten estos quiebres, es necesario concebir al individuo como un sistema abierto
en constante intercambio con su medio. En esta relación con el medio, el individuo o los individuos trabajan
permanentemente por mantener un equilibrio que les permita continuar con su evolución, desarrollo y
adaptación.

Si se rompe el equilibrio, la persona puede entrar en una fase de crisis, originada por factores internos o
externos del individuo o comunidad. Los factores internos se asocian a las etapas de desarrollo o ciclo vital,
que son más o menos previstas: nacimiento, infancia, adolescencia, etc. Los factores externos, se relacionan
a circunstancias de la vida, cuyo origen puede ser natural o provocado por el hombre.

Además, en este proceso se conjugan factores de cercanía (microsistema), contextuales (exosistema) y


ambientales (mesosistema): edad de las personas, estilos de apego, resiliencia, nivel sociocultural, grado y
tipo de vulnerabilidad, sistemas de creencias, red de apoyo, etc.

Todos estos factores se conjugan de manera tal de generar un nivel de tensión que puede derivar en una
crisis, es decir, en un estado de desorganización, ruptura o quiebre:

EQUILIBRIO

AGENTES CRISIS FACTORES


DESENCADENANTES Individuales
Ambientales
Sociales

RESOLUCIÓN

POSITIVA NEGATIVA

PSICOPATOLOGÍA
TRASTORNOS
DUELOS NO RESUELTOS

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Las materias que hemos estudiado en esta lección le habrán permitido darse cuenta de algo bastante
obvio: las crisis emocionales a las que dan lugar las emergencias y las catástrofes son difíciles de abordar, de
manera general, porque afectan a las personas en distintos niveles.

¿Qué puede esperarse de usted, cuando hay que abordar algo tan complicado?. Debe tener claro que la
asistencia psicológica que usted va a prestar a las víctimas constituirá solo una etapa preliminar en la
búsqueda de una solución sistémica, que puede tomar mucho tiempo y va a demandar el trabajo activo de
muchas personas. No se desanime si no logra obtener resultados muy claros, en las horas o minutos en que
usted va a tener que actuar. Debe entender que su papel, en este camino, no es sanar a los afectados, sino
solamente dar los primeros pasos en un camino bastante largo.

¡Estos primeros pasos pueden hacer la diferencia!

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2
LECCIÓN
LECCIÓN 2:
2: GRUPOS
GRUPOS DE
DE MAYOR
MAYOR VULNERABILIDAD
VULNERABILIDAD
2.1. DEFINICIÓN DE ‘GRUPOS DE VULNERABILIDAD’

Las emergencias mayores pueden afectar a


hombres o mujeres, adultos o niños, gente sana
o enferma. Pero aunque a todos estamos
expuestos a sufrir catástrofes, no todos vamos a
vivir estas contingencias de la misma manera y
no todos la vamos a ‘sufrir’ con la misma
intensidad.

Hay grupos de personas a las que estas ‘crisis


no normativas’ las afectan de manera más seria
y por periodos más prolongados.
Adulto mayor enfrentando consecuencias de Llamamos a estos individuos grupos
terremoto del 2005, en Primera Región. ‘vulnerables’.

Es importante, para que su intervención sea efectiva, que sea capaz de reconocer a las personas que
están más expuestas.

Va a necesitar brindarles un cuidado especial.

Se entiende por grupo de alta vulnerabilidad a aquel conjunto de personas que frente a situaciones de
emergencia mayor o desastres resultan altamente impactadas y, al mismo tiempo, presentan mayores
dificultades para reconstruir todos los aspectos perturbados de su vida.

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Taylor y Frazer (1981-1987) clasifican a las personas afectadas de la siguiente manera:

Grupo Descripción

Victimas de Primer Grado o Grupo Personas que sufren el impacto directo de los eventos, con daño
Primario directo sobre si mismas y/o directo sobre si mismas y/o pérdidas materiales.
pérdidas materiales.

Victimas de Segundo Grado o Familiares o amigos de las victimas de primer grado.


Grupo Secundario)

Víctimas de Tercer Grado o Grupo Integrantes de los equipos de primera respuesta.


Terciario

Víctimas de Cuarto Grado La comunidad que se ve afectada en su conjunto, cuando se ha


producido una emergencia o una catástrofe.

Víctimas de Quinto Grado Corresponden al último anillo en esta cadena de grados. Se incluye
en esta categoría a las personas que se informan de lo ocurrido por
los medios de comunicación.

¿Cuál de estos grupos es el más vulnerable? Esta taxonomía nos demuestra que las crisis afectan a
muchas más personas que a las víctimas directas (incluidas entre éstas, a los propios miembros de los
equipos de rescate). ¿Cuáles de ellas experimentarán situaciones de desequilibro, que pueden ser más
serias?. Eso va a depender de una serie de factores:

Contexto situacional: Las crisis de grandes magnitudes, siempre van a ser más serias que las de
alcances más acotados, generando más resoncias y ramificaciones complejas, desde el punto de
vista psicosocial.

Grado de exposición al evento: Los protagonistas directos de una crisis (grupo primario) están más
expuestos que los que viven el evento a mayor distancia física, personal y emocional (grupo
secundario). Esto vale tanto para las víctimas de la crisis, como para los socorristas, voluntariado,
autoridades, etc. (el grupo terciario, que muchas veces está tan expuesto a situaciones de
estrés emocional como los grupos primario y secudario).

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Importancia de las pérdidas: Las personas que han sufrido los daños en forma mas directa, por
norma general, serán las más afectadas.

Características individuales: Las personas menos resilentes, con historias personales o comunitarias
menos armónicas, con menores habilidades personales para enfrentar crisis de cualquier tipo,
siempre van a estar en desventaja. Esto es especialmente claro en el caso de las personas con
trastornos psicológicos, psiquiátricos, los discapacitados y los portadores de enfermedades crónicas.

Grupo etario y género: Las mujeres, los niños y los adultos mayores, están más expuestas al daño,
que los hombres y los adultos.

Características sociales: Las personas de bajo nivel socioeconómico, por norma general, siempre
contarán con menos recursos personales y materiales para salir adelante. Esta condición se ve
agravada por la ausencia de redes sociales o familiares de apoyo.

Novedad: Quienes enfrentan un crisis o un desastre por primera vez, van a tener menos
herramientas que los que algo saben d e esto.

2.2. CLASIFICACIÓN DE LOS GRUPOS DE VULNERABILIDAD

Vulnerables
Las emergencias producen efectos emocionales
o psicosociales de distinta magnitud, en todo el
mundo. Pero usted ya sabe, por lo que aprendió al
principio de esta lección, que hay grupos
específicos de personas que están más expuestas,
debido a que sus condiciones de vida, en general,
son muy difíciles. Los llamamos ‘vulnerables’,
porque cuentan con menos herramientas que el
resto para enfrentar las contingencias y para salir
adelante.

¿Cómo son? ¿Quiénes son? ¿Qué problemas


tienen? ¿Cómo brindarles contención? ¿Qué https://vimeo.com/67185998
podemos hacer por ellos, estando en el terreno?
La psicóloga Consuelo Cornejo, de la ONEMI, nos
aporta su visión sobre el tema. Analice lo que nos
propone Consuelo Cornejo, en el video que puede
encontrar en la siguiente URL:

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Analicemos con detalle los elementos o factores de vulnerabilidad que son más determinantes: género,
edad y condición socio-económica.

a) Factor género: mujeres

La mayoría de las mujeres tradicionalmente han cumplido con las tareas de protección y contención
emocional de sus familiares. Es difícil para ellas cumplir este rol, cuando todo su sistema de vida se ve
amenazado, tal como sucede con las catástrofes, por una razón fundamental: las mujeres cuentan con
menos recursos materiales y sociales para poder reconstruir sus vidas y las de sus familias, porque muchas
de ellas viven, en sus medios, en condiciones más desfavorables que los hombres, por distintos motivos.

En algunos casos, después de una emergencia mayor o desastre, las mujeres pueden experimentar por
primera vez situaciones de violencia intrafamiliar o mayores niveles de violencia. Se puede sumar a lo
anterior, situaciones de subordinación en las relaciones de poder, invisibilidad del trabajo doméstico,
discriminación por condición de género o edad y el múltiple rol de la mujer.
El hecho de ser mujer no es una condición de vulnerabilidad por si misma: son las condiciones de vida
bajo las que viven muchas mujeres las que determinan que este grupo esté más expuesto, durante las
emergencias.

Pero aunque las mujeres sufren con más intensidad las consecuencias de estas crisis y tienen que
enfrentar más obstáculos objetivos para salir adelante, tienen una cosa importante a su favor: las mujeres
también poseen mayores competencias para acceder a las redes de apoyo comunitarias y afectivas y se
caracterizan por ser mayormente participativas y colaboradoras en las tareas de reconstrucción y
recuperación de sus comunidades frente a este tipo de eventos.

b) Factor etario: niños

Algunos niños, en relación con los adultos, se encuen-


tran en una condición de mayor vulnerabilidad, puesto
que carecen o no han desarrollado las capacidades
afectivas y cognitivas necesarias para hacer frente al
impacto de este tipo de situaciones.

El problema es que las emergencias mayores y los


desastres afectan todos los aspectos del desarrollo de
los niños (físicos, emocionales, cognitivos, conductuales
Simulacro de rescate de grupos vulnerables:
y sociales). Sin embargo, la mayoría de las atenciones
niños en la Araucanía.
que se les brindan están orientadas a los aspectos
físicos, descuidando los aspectos emocionales, bajo la Imagen: ONEMI

creencia errada de que los niños no entienden lo que


sucede o que a ellos no les pasa nada.

18
2
c) Factor etario: Ancianos

Los ancianos suelen enfrentar las emergencias con


mucha desventaja, porque generalmente tienen
problemas de salud y carecen de los recursos materiales
para afrontar el evento y volver a su vida normal. Su
condición de debilidad se agrava por un factor adicional:
los adultos mayores carecen de redes de apoyo, en su
medio social y dentro de su propia familia (viven
aislados porque son percibidos como una carga).

En algunas ocasiones no se los toma en cuenta como


personas activas y productivas, o no se les informa o Adulto mayor en las calles de Valparaíso
consulta en la toma de decisiones, o bien, no reciben las Imagen: Evandro Sudre,
alertas emitidas porque se encuentran fuera de alcance bajo licencia Creative Commons
de las redes oficiales de comunicación, o no tienen
contacto con sus redes sociales cercanas.

También pueden presentar alguna deficiencia sensorial que los imposibilita para recibir las alertas
emitidas, o en caso que las reciban, pueden estar incapacitados para tomar las medidas de prevención, ya
sea porque presentan deficiencias físicas o mentales (discapacidad auditiva, visual o problemas de
movilidad), por la falta de información de cómo, donde y de qué manera evacuar, no tener acceso a los
recursos para la evacuación, o no poseer información de medidas de protección para si mismos.

Con respecto a la evacuación, cabe señalar que los ancianos son un grupo difícil de movilizar, puesto que
ellos están mucho mas apegados a sus posesiones materiales, recuerdos familiares, objetos, fotografías,
etc.

Un aspecto importante a destacar, es que los ancianos, frente a las situaciones de emergencia o
desastre, demuestran tener mayor fortaleza y resiliencia que las personas jóvenes, dada las experiencias
sucesivas de vivir enfermedades, perdidas y muertes.

19
2
Vulnerabilidad y factores socio-económicos: visión de la Cruz Roja

“La vulnerabilidad puede definirse como la capacidad


disminuida de una persona o un grupo de personas para
anticiparse, hacer frente y resistir a los efectos de un
peligro natural o causado por la actividad humana, y
para recuperarse de los mismos. Es un concepto relativo
y dinámico. La vulnerabilidad casi siempre se asocia con
la pobreza, pero también son vulnerables las personas
que viven en aislamiento, inseguridad e indefensión
ante riesgos, traumas o presiones.

La exposición de las personas a riesgos varía en Cruz Roja y vulnerables


función de su grupo social, sexo, origen étnico u otra Imagen: ONEMI
identidad, edad y otros factores. Por otra parte, la
vulnerabilidad puede adoptar diferentes formas:
la pobreza, p. ej., puede resultar en que las viviendas no puedan resistir a un terremoto o huracán, y
la falta de preparación puede dar lugar a una respuesta más lenta al desastre, y con ello a más muertes
o a un sufrimiento más prolongado.

El grado de vulnerabilidad de las personas y el alcance de su capacidad para resistir y hacer frente a
los peligros y recuperarse de los desastres dependen de factores físicos, económicos, sociales y políticos.
Desde luego, la pobreza contribuye de manera importante a la vulnerabilidad. Es más probable que las
personas pobres vivan y trabajen en zonas expuestas a peligros potenciales y menos probable que
dispongan de los recursos necesarios para hacer frente a un desastre.

Normalmente, en los países más ricos, las personas poseen una capacidad mayor para resistir a los
efectos de un peligro. Suelen estar mejor protegidas frente a los peligros y disponer de sistemas de
preparación. Además, la solidez de los medios de subsistencia y los ingresos mayores incrementan la
resiliencia de las personas y les permiten recuperarse más rápidamente de un desastre”.

Fuente:
http://www.ifrc.org/es/introduccion/disaster-management/sobre-desastres/que-es-un-desastre/que-es-la-vulnerabilidad/

20
2
LECCIÓN
LECCIÓN 3:
3: REACCIONES
REACCIONES ESPERABLES
ESPERABLES

Las personas que viven la experiencia de una


emergencia o de una catástrofe suelen sentirse
‘amenazadas’. Esto sucede así porque, de un
momento a otro, el ritmo y la normalidad rutina-
ria se interrumpe, la vida misma se ve compro-
metida.

¿Cómo enfrentar estas amenazas?

Cada uno de nosotros reacciona a su propia


manera, tomando en cuenta las características
Barrio Brasil, Santiago, luego de terremoto de de su personalidad, su edad, su contexto. Sin
febrero del 2010. embargo, aunque puede haber tantas respues-
Imagen: por Ricardo Inostroza V., tas distintas, como es de grande el número de
bajo licencia Creative Commons. personas afectadas, es posible descubrir algunos
‘patrones comunes’: nos daremos cuenta de que
hay conductas que son más habituales en el primer momento de la crisis y que hay otras que son más
recurrentes cuando ya han pasado algunos días y se ha disipado la fuerza del impacto inicial; nos
daremos cuenta de hay reacciones que son relativamente comunes en el caso de cierto tipo de personas,
mientras hay otras que son más extremas y atípicas.

El conocimiento y reconocimiento de los escenarios más rutinarios puede ser realmente muy útil: le
servirá para afinar la puntería a la hora de brindar a las personas afectadas una asistencia emocional
inicial.

21
2
3.1. IMPACTO A NIVEL INDIVIDUAL
Enfrentando las ‘reacciones esperables’

¿Cómo nos impactan las crisis, desde el punto


de vista emocional? ¿Cómo reaccionan las
personas y los grupos, en los minutos y horas
posteriores a la emergencia o la catástrofe? ¿A
cuáles de estas reacciones usted debe prestar más
atención? ¿Qué consejos es posible ofrecerle para
enfrentar las reacciones esperables del ‘primer
momento’? El psicólogo Enrique Chía nos aporta
respuestas a estas preguntas, en video accesible
en URL:

https://vimeo.com/66983498

a) Reacciones adaptativas o esperadas en adultos

Atendiendo que las situaciones de emergencia y desastres constituyen un peligro para la vida humana
propia y la de los demás, que rompe los equilibrios, es esperable y normal que las personas presenten una
serie de reacciones: a nivel cognitivo, emocional, conductual, relacional y fisiológico.

Pero aunque las características de cada evento y las percepciones que tienen las personas de ellos son
siempre particulares e individuales, hay ciertas reacciones que son comunes.

Las reacciones evolucionan temporalmente en fases, presentando cada una de ellas sus propias
características:

22
2
Fase de Shock Fase de Reacción
Esta fase se manifiesta, aproximadamente Esta fase se manifiesta, aproximadamente,
desde los primeros minutos hasta desde los primeros días hasta varias semanas
aproximadamente una semana y se caracteriza despues, y se caracteriza por:
por lo siguiente:
Reacciones a nivel de las emociones:

Reacciones a nivel de las emociones: Culpa: las personas tienen sentimientos de

llanto, incredulidad, negación, confusión, rabia, culpa por algo que ocurrió o se descuidó en

angustia, desborde emocional o aplanamiento momentos cercanos a la situación o por el

afectivo. hecho de haber sobrevivido. En la mayoría de


los casos este sentimiento es irracional, no

Reacciones a nivel de los pensamientos: tiene lógica ni fundamento con la realidad.

dificultad en la capacidad de pensar, de


concentrarse, de recordar, de incorporar nueva Rabia: las personas tienen sentimientos de

información, de tomar decisiones y rabia por no haber podido evitar el evento o las

desorientación en tiempo y lugar. consecuencias de éste. Estos sentimientos de


rabia y culpa generalmente se presentan en

Reacciones a nivel del cuerpo: aumento del forma conjunta y son proyectados a otras

ritmo cardíaco y del ritmo respiratorio, personas, responsabilizando y culpando a

dilatación de pupilas y de los capilares de otros. Pero en ocasionas las imputaciones de

manos y piernas, sudoración de manos, culpas son más fuertes contra sí mismos.

inhibición salivar (sequedad de la boca),


micción frecuente (orinar), opresión toráxica o Otras reacciones frecuentes son: tristeza,

sensación de pecho apretado, etc. frustración, baja autoestima, impotencia,


irritabilidad, inseguridad, necesidad de estar

Reacciones a nivel del comportamiento: solo, sentimientos de injusticia, indiferencia o

se producen reacciones de hiperactividad e marcada preocupación por otras personas.

hipoactividad. La hiperactividad es el continuo


movimiento de las extremidades (brazos y/o Reacciones a nivel de los pensamientos:

piernas), tics, etc. y la hipoactividad es una Las personas tienen una percepción negativa

marcada reducción del movimiento corporal. de sí mismas, de los otros y del mundo.

En este último caso las personas se encuentran Presentan ideas relacionadas con una poca

inmóviles o estáticas. confianza en sí mismos. Se les dificulta el


establecer nuevas relaciones. En cuanto al
mundo, aparece la noción de pérdida de
estabilidad, orden y control.

223
Reacciones a nivel del comportamiento:
Disminución de la higiene personal, descuido
en la presentación personal, cambios en los
hábitos alimenticios, uso indebido de alcohol y
drogas, disminución de la resistencia física,
dificultad para retornar al nivel normal de
actividad y reducción de la vida social.

Reacción general de evitación:


Las personas evitan todo aquello que se
relacione con el evento o que les recuerde el
evento.

Si se fija bien en lo que nos propone este cuadro va a descubrir que hay efectos o reacciones que se
producen en el primer pronto de la emergencia y otros que se van desencadenando cuando ya han pasado
los días.

En esta lección y la siguiente vamos a concentrarnos en la primera de estas dos etapas, que corresponde
a aquella en la cual personas cómo usted, que seguramente no son profesionales del área psico-social,
pueden hacer una diferencia: gracias a su intervención será posible ayudar a que la mayoría de las personas
afectadas salgan del estado de shock, recuperando su capacidad para enfrentar la situación.

La segunda etapa, en el ámbito del Primer Apoyo Psicológico, es importantísima, pero ya no va a ser
resorte suyo: el momento en que las víctimas tienen que volver a la realidad, luego de la catástrofe, y se
manifiestan problemas con las emociones, el pensamiento y el comportamiento como los descritos, tendrá
lugar con posterioridad, cuando usted ya no va a estar ahí; las personas afectadas, por lo mismo, van a tener
que ser apoyadas con otros recursos….

24
2
b) Reacciones adaptativas o esperadas en niños y adolescentes

La creencia de que los niños no sienten, no piensan,


o no se dan cuenta de lo que pasa es completamente
errada.

Los niños y adolescentes, al igual que los adultos,


presentan necesidades psicosociales, especialmente de
índole afectivo como protección, información,
seguridad, etc. relacionadas con el evento.

Las reacciones que pueden exteriorizar niños y


Niños en campamento. adolescentes, aunque son esperables y transitorias,
Imagen: Carol Crisosto Cadiz, deben ser observadas y tenidas en cuenta, para evitar
bajo licencia Creative Commons. cualquier trastorno futuro.

Las reacciones más habituales son:

Bajo rendimiento escolar Conductas agresivas

Indisciplina escolar Sentimientos de culpa

Rehusar asistir al colegio Dolores de cabeza

Llanto y gritos Dolores de estomago

Irritabilidad Nauseas y vómitos.

Aislamiento Micción nocturna (orinar).

Pérdida de interés Ansiedad

Pérdida de apetito Miedo

Apatía Tristeza o nostalgia

Tensión Dificultad de concentración

Ideación suicida Angustia de separación de los adultos

Conductas antisociales

Pesadillas

25
2
Estos cuadros reactivos generales, que son los más típicos, pueden ser desagregados por edades.

Los niños de hasta los dos años de edad, aún cuando tienen poca capacidad para comprender las
relaciones de causa/efecto y para aprender de las experiencias pasadas, son capaces de recordar
escenas, objetos, sensaciones o ruidos relacionados con el evento.

Debido a que recién están comenzando a establecer vínculos emocionales de confianza con otras
personas que no sean sus padres, manifestarán un intenso deseo por permanecer junto a sus
progenitores.

Los niños un poco más grandes, que tienen entre los dos y los seis años de edad, son muy vulnerables
a la perdida de un mundo organizado, seguro y estable. Ellos carecen de habilidades verbales y
conceptuales para enfrentar por sí mismos las consecuencias del evento y son incapaces de protegerse.
Es común advertir en ellos:

Intensos sentimientos de miedo al abandono

Inseguridad

Necesidad de consuelo y protección por parte de los adultos.

Debido a que su pensamiento es mágico, a veces ellos no logran comprender el concepto de pérdida
permanente: creen que con sólo pensar en algo, esto ocurrirá, lo que los lleva muchas veces a creer que
pueden revertir las consecuencias adversas producto de la situación.

Muchos de estos deseos son manifestados e n sus juegos, dibujos y sueños.

26
2
Además presentan:

Conductas regresivas: dejar de controlar esfínteres, chuparse el dedo, etc.

Estar quejumbrosos

Pesadillas

Terrores nocturnos

Miedo a animales y sombras.

Juegos repetitivos sobre el evento.

Pedir que les den de comer o que se les vista

Desear que sus padres estén permanentemente a su lado, que los carguen y duerman con ellos. Esta
necesidad de apego a sus padres es una reacción completamente natural de ansiedad y miedo.

A medida que vamos avanzando en la edad se acrecienta en los niños la consciencia de crisis. La
mayoría de los niños entre seis y once años de edad ya comprenden el concepto de pérdida permanente
y son capaces de darse cuenta de las consecuencias que puede generar una emergencia mayor o un
desastre.

El problema es que esta capacidad para entender lo que han vivido no va a acompañada con capacidad
para concebir, por si solos, estrategias adecuadas para afrontar la situación.

227
En general manifiestan:

Miedo y ansiedad por la pérdida de la noción de un mundo seguro y predecible, por la alteración de sus
rutinas diarias, por las situaciones que recuerdan el evento.

Bajo rendimiento escolar.

Problemas de conducta.

Rehusar asistir al colegio.

Episodios de llanto.

Gritos.

Irritabilidad.

Conductas agresivas.

Sentimientos de culpa.

Dolores de cabeza.

Dolores de estomago.

Nauseas y vómitos

Los preadolescentes (12-15 años aproximadamente) y los adolescentes (16-18 años


aproximadamente), presentan reacciones parecidas a la de los adultos, que se combinan con reacciones
propias de los niños. Los niños mayores y los adolescentes suelen mostrarse competentes, responsables
e independientes frente a sus pares y sus padres, disimulando sus miedos e inseguridades.

28
2
Las principales reacciones, que son temporales, son:

Aislamiento

Pérdida de interés

Dolor de cabeza

Dolor de estomago

Pérdida de apetito

Apatía o Desgano

Tristeza

Tensión

Ideación suicida

Conductas antisociales

Problemas en el colegio

Perturbación del sueño

29
2
3.2. IMPACTO A NIVEL COMUNITARIO

Impacto de la catástrofe en la comunidad.


Imagen:
http://psicologiaymigracion.blogspot.com/20
10/03/despues-del-desastre-efectos.html

Se ha delimitado en cuatro grandes etapas la dinámica psicosocial que una comunidad en general puede
desarrollar a partir de la experiencia de una emergencia mayor o desastre:

a) Momento inmediatamente posterior a la emergencia mayor o desastre (horas):


Ante la alerta pública y el conocimiento de la ocurrencia de un evento de estas características, la mayoría
de la población manifestará su deseo de evitación, acompañado de un alto nivel de tensión, sobrevaloración
de lo vivido, inquietud, confusión con probabilidad de rumores y o sub-valoración de las características o
consecuencias del mismo.

b) Período de la emergencia mayor o desastre (desde el evento hasta 72 hrs. aprox.):


Generalmente es un período breve, con afectación a las personas, sus bienes y medio ambiente. Durante
este período suele haber mucha desorganización y confusión. La mayoría de las personas presentan
sentimientos de miedo, abandono, vulnerabilidad, necesidad de supervivencia y pérdida de iniciativa. Surgen
los liderazgos, positivos o negativos. Se manifiestan las conductas heroicas, de solidaridad o bien conductas
de mezquindad, pasividad o violencia.

c) Período posterior a la emergencia mayor o desastre (30 días aprox.):


Además de mantenerse la dinámica psicosocial detallada en el período anterior, la comunidad lentamente
comienza a trabajar en pos de la rehabilitación y la reconstrucción de los distintos ámbitos de su vida.
En general, hay un fuerte deseo de volver a las condiciones anteriores al evento, de alguna manera “volver
a la normalidad”. Muchos manifiestan miedo a la repetición del evento o de sus consecuencias.

Algunos presentan conductas agresivas contra autoridades e instituciones, actos de rebeldía, aumento de
la delincuencia, violencia, consumo indebido de alcohol y drogas, etc.

30
2
d) Período de recuperación a la emergencia mayor o desastre (posterior al primer mes):
Aún se mantienen sin resolver algunas necesidades a consecuencia del impacto del evento, especialmente
de índole psicológica. En general es un período de planificación y ejecución de las tareas necesarias para la
recuperación definitiva.

e) Agudización manifestaciones comunes


Durante estas cuatro etapas o períodos, las manifestaciones psicosociales más comunes que pueden apare-
cer o agudizarse con el evento son:

Uso indebido de alcohol y drogas

Violencia intrafamiliar

Conflictos familiares, laborales o sociales

Violencia y conductas agresivas

Conductas desadaptativas

Delincuencia

Embarazo preadolescente

Pobreza

Desempleo

Viviendas o asentamientos precarios.

¿Qué hacer con las “reacciones esperables" a nivel comunitario? En el video con el que iniciamos esta lección
destacamos que las emergencias nos afectan a todos. Nadie se salva aquí. Pero aunque tengan un efecto
de irradiación tan amplio, es importante que delimitemos las responsabilidades: el trabajo en el ámbito del
Primer Apoyo Psicológico, que es el tema de este curso, no incluye acciones en este nivel; las intervenciones
que involucran manejo grupal están fuera de su alcance.

El Primer Apoyo Psicológico que usted puede prestar a los afectados opera a escala individual, debe materia-
lizarse in situ, cuando detecta que hay alguna persona que está teniendo reacciones desadaptativas. Deje a
los ‘expertos’ las intervenciones de mayor cobertura o profundidad.

31
2
3.3. REACCIONES ESPERABLES EN LOS OPERADORES DE EMERGENCIAS
Los operadores de emergencias que
trabajan en el manejo y control de una
situación de este tipo o quienes brindan un
primer apoyo psicológico en situaciones de
emergencias y desastres, también presentan
reacciones esperables producto del trabajo
con personas fallecidas, heridas,
damnificadas, afectadas, familiares y amigos
de victimas, en suma, personas que han
vivido una situación altamente estresante
con un alto y variado nivel de impacto sobre
si mismas.
Incendio en Valparaíso
Imagen: ONEMI Las reacciones esperables por parte de los
operadores son las siguientes:

a) Reacciones físicas

Aumento del ritmo cardíaco, respiratorio y presión sanguínea

Nauseas

Trastornos digestivos

Perdida de apetito

Sudor o escalofrío

Temblores musculares

Insomnio

b) Reacciones conductuales y sociales

Aislamiento de la familia o amigos, porque creen que no les van a entender o porque quieren protegerles
de algunos aspectos de su trabajo

Aumento de consumo de alcohol, tabaco o drogas

Hiperactividad

Incapacidad para descansar, alimentarse o tomar pausas

Habilidad emocional

32
2
c) Reacciones cognitivas

Sueños recurrentes o sueños traumáticos

Confusión y dificultad de concentración

Amnesia retrograda y selectiva

Pensamientos negativos

Lentitud de pensamiento

Desorientación

Flashback

d) Reacciones emocionales

Fuerte identificación con las victimas

Tristeza

Cambios de humor

Depresión

Apatía

Preocupación por la salud de los demás

Sentimientos de impotencia

Sentimientos de incompetencia

Sensación de vulnerabilidad e inadecuación

Anestesia afectiva

Miedo a perder el control

Irritabilidad

Agresividad

33
2
¿Cómo hacerse cargo las consecuencias que sufren los propios miembros de los equipos de rescate, los
que socorren a las víctimas, los que combaten las emergencias?

El autocuidado de las personas que intervienen en situaciones de emergencias y desastres constituye un


aspecto fundamental y prioritario en la gestión del riesgo, puesto que los operadores sociales de
emergencias son un recurso humano relevante para la atención de las personas y comunidades que han
vivido situaciones altamente estresantes y que presentan un alto impacto emocional producto de las
mismas.

Lo anterior implica que los operadores de emergencia se reconozcan y sean reconocidos por sus
instituciones como personas susceptibles de ser afectadas por el trabajo en emergencias. A su vez, que los
mismos operadores y sus organizaciones se preparen para enfrentar este tipo de situaciones, desarrollando
un trabajo previo que les permita está preparados para mitigar el impacto que van a tener las experiencias
que van a tener, cuando ocurra una crisis.

Tenga en cuenta lo siguiente: para ayudar a los otros, tiene usted mismo que estar bien.
¿Cómo prepararse para enfrentar situación de estrés emocional máximo? Es importante que:

Sea consciente de lo que le sucede, desde el punto de vista emocional, cuando enfrenta emergencias.

Trate de contar con espacios formales y personales para facilitar la ventilación emocional y la sana
distracción.

Preocúpese de que su ambiente de trabajo sea seguro, de alimentarse bien y de descansar lo


necesario.

Comparta la responsabilidad en la toma de decisiones, para no echarse más carga de la necesaria


sobre sus hombros.
¿Cómo estar bien, para poder ayudar a los otros? Si es miembro de un equipo de primera respuesta,
seguramente usted tendrá sus propios consejos. ¡Compártalos con el resto de sus compañeros!

Lo anterior implica que los operadores de emergencia se reconozcan y sean reconocidos por sus
instituciones como personas susceptibles de ser afectadas por el trabajo en emergencias. A su vez, que los
mismos operadores y sus organizaciones se preparen para enfrentar este tipo de situaciones, desarrollando
un trabajo previo que les permita está preparados para mitigar el impacto que van a tener las experiencias
que van a tener, cuando ocurra una crisis.

34
2
3.4. NO AYUDA / SI AYUDA
Si entendemos cómo reaccionan las personas expuestas a situaciones de emergencia será más fácil
ayudar a normalizarlas. Para lograrlo es importante indicar a las personas que las reacciones que han
tenido no constituyen anomalía o algo grave, sino una reacción bastante habitual, que experimentan
quienes viven situaciones de este tipo. Hágales que estas reacciones son muy diversas, debido a que todos
vivimos las crisis de maneras distintas, que se van a mantener por un tiempo, pero van desapareciendo.

Para ayudar a que este proceso de normalización comience a elaboraron pauta muy sencilla, que muestra
en dos columnas modos correctos e incorrectos de enfrentar nuestras propias reacciones. Fue concebida
para organizar actividades grupales, luego de ocurrido el evento.

¿Le parece útil esta pauta? ¿Cómo podemos aprovecharla para prestar atención individual a las personas
expuestas a una situación de shock inicial, que son las que vamos a tener que atender, garantizando que
estén seguras, estableciendo con ellas un contacto emocional inicial, ayudándolas a que tomen control de
sí mismas?

Revise este material y vea cómo lo puede relacionar con su experiencia en el trabajo con las reacciones
de las víctimas:

No ayuda Si Ayuda

Hacer como si nada hubiera ocurrido Asumir que algo ha cambiado en nuestras
vidas
Restar importancia a lo que ha pasado
Reconocer que algo serio nos ha ocurrido en Reconocer que algo serio nos ha ocurrido en
nuestras vidas nuestras vidas

Culparnos por lo ocurrido o culpar a otros Aceptar que hay situaciones en la vida que no
dependen de nosotros/as
Pensar que lo que sentimos es porque “me
estoy volviendo loco/a” o “soy un Tratar de aceptar que lo que sentimos en ese
exagerado/a” momento es esperable ante situaciones
terribles
Aislarnos y no contarle a nadie lo que nos está
pasando Darnos la oportunidad de contar lo que hemos
vivido, en especial a alguien de confianza
Tratar de resolver toda la situación de una sola
vez Esforzarnos por dar un paso a la vez

Sentir que debemos salir solos/as de la Buscar ayuda si sentimos que lo necesitamos
situación para superar la situación

35
2
LECCIÓN
LECCIÓN 4:
4: PROTOCOLO
PROTOCOLO DE
DE PRIMER
PRIMER APOYO
APOYO PSICOLÓGICO
PSICOLÓGICO

Cuando se produce una emergencia mayor o una catástrofe los miembros de la comunidad afectada y
de los equipos de primera respuesta tienen que desarrollar distintas tareas. Entre ellas se cuenta, como
una más, la de brindar algo de confort emocional a las víctimas.

La labor de contención y de manejo de situaciones de estrés debiera ser abordada, en forma ideal, por
los ‘expertos’ en el tema. Pero como le señalamos al principio de este curso, eso muchas veces no va a
ser posible: los parientes, los vecinos, los bomberos, los carabineros, los voluntarios de organizaciones
civiles, van a ser los primeros en llegar al lugar de los hechos, y van a tener que arreglárselas con sus
propios medios, durante algunas horas.

Van a ser ellos quienes van a tener que hacerse cargo de la tarea de brindar lo que llamamos “Primer
Apoyo Psicológico”.

El Primer Apoyo Psicológico es una estrategia de intervención en crisis que tiene por objetivo acoger,
contener y/o amortiguar el impacto psicológico generado por el evento crítico. Gracias a este tipo de
intervenciones usted ayudará a que las personas afectadas:

Aseguren su integridad, tanto física como emocional.

Se estabilicen y estructuren.

Puedan enfrentar los aspectos más urgentes de la emergencia.

Eviten tomar decisiones que sean perjudiciales para ellos o para otros.

Pero para lograr beneficios tan importantes es necesario hacer bien las cosas: es necesario contar
protocolos y guías de actuación claros, definidos y unificados.

Los protocolos de Primera Atención Psicológica no son acciones terapéuticas que exijan un
conocimiento sofisticado de la temática psicosocial. Tiene que visualizarlos, más bien, como secuencia
semiestructurada de pasos destinada a lograr que las víctimas se sientan algo más seguras y a que
superen el estado de confusión, recuperando el control de sí mismas.

¿Cómo operan estos protocolos? ¿Cuáles son sus componentes centrales? ¿Qué elementos debe uno
tomar en cuenta para poner en sintonía estos esquemas con nuestras realidades?
En esta lección va a encontrar respuesta a estas preguntas.

326
4.1. PRIMER APOYO PSICOLOGICO

En el manejo de las situaciones de emergen-


cias y desastres es necesario contar con procedi-
mientos estructurados que permitan a los equi-
pos de primera respuesta no solo resolver las
necesidades concretas de los afectados sino que
también acoger el impacto psicológico de las
personas ante el evento crítico.

Para que esto resulte es necesario que los


equipos que cuenten con protocolos y guías de
actuación claros de intervención, definidos y
Descarga emocional luego de la emergencia unificados.

El Protocolo de Primer Apoyo Psicológico es una de las estrategias de intervención en crisis que tiene por
objetivo acoger, contener y/o amortiguar el impacto psicológico generado por el evento crítico.

Este primer apoyo puede ser realizado en forma individual o grupal, dependiendo del tipo de emergencia,
del nivel de impacto de los afectados y del período de tiempo de actuación de los equipos psicosociales, el
número de afectados, etc.

En nuestro caso nos interesa fundamentalmente abordar las intervenciones de tipo individual, que son las
que pueden llevar adelante los miembros de los equipos de primera respuesta o las personas de la misma
comunidad, con tal de que tengan una preparación básica en la materia, como la que les proporciona este
curso: bomberos, carabineros, médicos o paramédicos, vecinos, profesores, etc.

No se trata de ofrecer una terapia compleja a las personas, sino solamente “ayudarlas a pararse”, garanti-
zando su seguridad física y creando con ellos un puente de comunicación que permitirá re-equilibrarlas,
sacándolas de shock inicial.

37
2
a) Objetivos

Asegurar la protección de la integridad de la persona.

Favorecer la estabilización emocional de la persona tratada.

Ayudar a la persona a mantener el contacto con la realidad externa.

Vincular a la persona con recursos de ayuda.

Detectar personas en riesgo, ya sea por sus conductas o por la situación, e implementar medidas de
protección, derivación y seguimiento.

Restablecer una cierta capacidad de enfrentamiento de la persona ante demandas inmediatas del
medio externo.

Ayudar, en definitiva, a que los afectados se estabilicen y estructuren.

b) Facilitadores

Esta intervención debe ser realizada por los operadores sociales o comunitarios que están presentes en
el momento inmediatamente posterior a ocurrida la emergencia o desastre y cuentan con una preparación
básica en primer apoyo a personas en crisis.

c) Destinatarios

El primer apoyo individual está indicado para personas afectadas por un evento crítico inesperado, cuya
implementación será estructurada según el grado de victimización:

1. Afectados de primer grado: personas que sufren el impacto directo de las emergencias o desastres,
con pérdidas materiales o daño físico.

2. Afectados de segundo grado: familiares o amigos de las anteriores.

3. Afectados de tercer grado (víctimas ocultas): constituidas por los integrantes de los equipos de
primera respuesta.

4. Afectados de cuarto grado: la comunidad que se ve afectada en su conjunto.

5. Afectados de quinto grado: las personas que se enteran de los sucesos por medio de los medios de
comunicación.

6. Afectados de sexto grado: aquellas que no se encontraban en el lugar de los acontecimientos por
diferentes motivos.

38
2
Esta técnica de intervención en crisis debe ser aplicada fundamentalmente a los que sufren formas de
victimización más directas.

Es importante señalar que puede haber personas que no están en las condiciones adecuadas para que
el primer apoyo sea efectivo. Por lo que habría que poner atención en los siguientes casos:

Personas que, por la intensidad del impacto, aparezcan totalmente desconectadas de la realidad
externa.

Personas que presentan síntomas psicopatológicos específicos asociados al evento vivido.

Personas con lesiones físicas de consideración.

Personas que conociendo las condiciones generales no quieran recibir el primer apoyo por cualquier
razón personal.

En las situaciones mencionadas, los operadores deben preocuparse de velar por la seguridad de este tipo
de personas y derivarlas a especialistas que les puedan brindar una atención adecuada.

d) Condiciones del Primer Apoyo Psicológico

El momento preferente para prestar el Primer Apoyo Psicológico es pasado los primeros minutos u horas
de la emergencia o desastre, aunque hay ocasiones en las que se realiza después de un tiempo en atención
a la solución de necesidades más urgentes o por alguna imposibilidad de fuerza mayor de parte de los
equipos o de los afectados.

Se pueden realizar en cualquier lugar, incluso en la calle, aún cuando lo ideal es contar con un lugar
tranquilo, y aislado de ruidos u otros estímulos que distraigan la atención.

Generalmente el Primer Apoyo Psicológico se realiza in situ, lo cual supone que los equipos psicosociales
se desplazan o están insertos en el lugar donde se encuentran las personas afectadas por el evento crítico,
debiéndose adecuar a las condiciones de la situación.

e) Duración

Su duración es variable, desde minutos hasta horas, según las necesidades de la persona.

39
2
f) Etapas del Primer Apoyo Individual

1. Establecer contacto psicológico.

2. Dar apoyo y comprensión.

3. Evaluar consecuencias del evento crítico.

4. Evaluar circunstancias de vida.

5. Determinar acciones inmediatas y favorecer conductas adaptativas.

6. Proporcionar información acerca de las reacciones habituales en emergencias.

7. Derivación y seguimiento: La derivación y seguimiento implica contar con un registro de datos de las
personas a las que se brindó apoyo psicológico y el contexto general en el cual se desarrolló.

8. Cierre.

4.2. ETAPA CERO


Cuando tiene lugar una emergencia o una catástrofe,
las personas se desorganizan, se desequilibran, y
comienzan a sufrir una serie de síntomas, que pueden
afectar el modo como enfrentan una crisis que está en
pleno desarrollo: se sienten solas, desgraciadas,
abandonadas y muy lejos del resto. Gracias a los
Protocolos de Primer Apoyo Psicológico puede iniciarse
el proceso de recuperación.

No se trata de un tratamiento complejo y completo,


Militares colaborando en tareas de rescate sino de una intervención breve, que se da en una etapa
luego de Tsumani del 2010. temprana. Al establecer contacto emocional con el
Imagen: Ejército de Chile, bajo licencia Creative rescatista, al abrirse y mostrar sus penas, las víctimas
podrán re-enfocarse y volverán un poco a la realidad, lo
que les permitirá que tomar decisiones correctas y las
ayudará a comenzar a funcionar de nuevo.

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Lo interesante es que, en la mayoría de los casos, puede bastar con este apoyo temprano, para que las
personas recuperen su forma habitual de funcionar.

Hay distintos protocolos de intervención en crisis. En este curso recomendamos uno bastante sencillo, que
fue propuesto por primera vez en un documento institucional el año 2001 y que fue nuevamente actualizado
el 2011.

Se trata de una intervención en crisis que debiera tener lugar, por norma general, un poco después de que
ha ocurrido la emergencia. Consta de siete etapas principales, que vamos a revisar un poco más adelante.

Pero ¿es posible hacer algo antes? ¿es posible comenzar con la labor de contención emocional cuando el
evento crítico está en pleno desarrollo o ha pasado muy poco tiempo desde que eso ocurriera?

El especialista en psicología de la
emergencia, Enrique Chía, llama a este
momento la “etapa cero”. Es muy importante
para nosotros, porque abarca la unidad de
tiempo que tendrá a su disposición la mayoría
de los rescatistas, para brindar asistencia
emocional a las víctimas.

Esta intervención en crisis, que se


materializa en la “etapa cero”, tiene tres
momentos especiales. Analice con detención
lo que nos propone el especialista en el video accesible en la URL:

https://vimeo.com/66979118

Como usted advertirá, al ver este video, la intervención comienza con una momento inicial en que lo
prioritario, en el ámbito psicosocial, es solamente proteger a la víctima. Luego de atender estas necesidades
primarias, que tienen que ver con la sobrevivencia, nos encontramos con un segundo momento, en que es
imperioso que usted establezca contacto con la víctima, en un plano emocional. Se trata de lograr cosas muy
sencillas, como capturar la mirada del afectado, tocarlo, transmitirle empatía. En esta etapa no es necesario
aplicar ninguna técnica psicológica especial. Lo que debe hacer el “facilitador” es sencillamente sostener el
contacto con la persona, conversar con él o ella, para mantenerla ocupada, en funcionamiento. Después de
que logre sacar a la víctima del shock inicial, poniéndola en mayor contacto con la realidad, va a ser posible
re-equilibrarla, estrechando el contacto que ya ha establecido.

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4.3. PROTOCOLO DE INTERVENCIÓN: LAS SIETE ETAPAS
En el apartado anterior hicimos referencia
a tres pasos muy sencillos que usted puede
dar para tratar a los personas más afectadas
por una emergencia. Si ya ha pasado un
poco más de tiempo y las contingencias más
inmediatas han sido despejadas, usted podrá
desarrollar una atención algo más pausada.

Para llevar adelante este tipo de


intervenciones le recomendamos seguir una
secuencia de pasos bastante sencillos:
Choque múltiple en ruta 68, en octubre del 2011.
Imagen: ONEMI

a) Evaluación contextual y psicosocial de la situación

Comience analizando la situación general que enfrenta, para poder identificar las áreas o ámbitos en que
es necesario intervenir. ¿Qué pasó? ¿Quiénes son los principales afectados?

Objetivo: Tomar contacto y evaluar la globalidad de la situación de emergencia, para definir los focos de
intervención.

Contextualización: conocer lo ocurrido, la magnitud de los hechos, familiarizarse con la situación antes
de tomar contacto con las victimas y realizar una valoración de la situación, información que debiera ser
obtenida a través del Comité de Operaciones de Emergencia.

Evaluación del Ambiente: determinar las necesidades más inmediatas y las redes de apoyo activadas
hasta ese momento y establecer estrategias individuales y grupales.

Selección de los afectados: establecer un orden jerárquico de intervención en base al nivel de


vulnerabilidad y/o gravedad más inmediatas observada en las victimas.

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b) Establecimiento de una conexión o contacto psicológico con el afectado

Cree un puente inicial de comunicación o de vinculación con los principales afectados. Si no logra
establecer este vínculo podrá dar los pasos siguientes.

Objetivos:

Ayudar a la persona a mantener el contacto con la realidad externa.

Favorecer que la persona se sienta acompañada.

Invitar a la persona a hablar y pedirle que cuente lo que sucedió. Supone preguntarle específicamente
¿cómo le afectó el evento crítico?, ¿cómo está? ¿qué necesita?. Supone adoptar una actitud de escucha
activa y trasmitirle a la persona interés por saber acerca de su estado.

Si la persona responde verbal o no verbalmente queda establecido el primer contacto y es posible pasar
a la etapa siguiente.

Si la persona no responde, es necesario plantearse como control externo ante la situación,


presentándose y explicitando el rol de apoyo y acompañamiento.

Cuando a pesar de los intentos del operador la persona no responde, resulta contraproducente insistir
y corresponde vincular a la persona con recursos de ayuda concordantes con su estado.

c) Brindar apoyo y comprensión al afectado

Luego de crear este nexo inicial, hay que practicar la empatía, permitiendo que el afectado pueda sincerar
lo que ha vivido, cómo lo ha afectado.

Objetivos:

Favorecer que la persona se sienta comprendida, aceptada y apoyada.

Favorecer la estabilización emocional.

Acoger el impacto personal emocional de la situación, escuchando con empatía y evitando enjuiciar a la
persona.

Se trata de escuchar en forma focalizada los hechos, poniendo límites al relato, ayudando a la persona
a centrarse en el presente y realizando comentarios que sinteticen los aspectos más relevantes de la
situación.

Las preguntas deben se específicas y atingentes a la emergencia, evitando preguntas generales o vagas
que puedan contribuir a la dispersión o confusión del relato.

Si la persona relaciona la situación actual con otras situaciones significativas de su vida, se acoge el
contenido, se le plantea que es comprensible la asociación establecida, recogiendo antecedentes que sean
relevantes y útiles para la resignificación, elaboración y enfrentamiento de la situación.

En algunos casos, el contacto físico no invasor puede ser un recurso de acogida, por ej.: en un accidente
o pérdida de seres queridos. Sin embargo, en otros casos, está absolutamente contraindicado por diversas
razones que pueden ir desde características culturales de las personas hasta la naturaleza de las
experiencias traumáticas vividas.

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d) Evaluar consecuencias del evento crítico

Al ‘ver’ y ‘escuchar’ al afectado usted podrá evaluar los distintos problemas/necesidades que enfrenta,
identificando los que son más críticos.

Objetivo: Detectar las necesidades inmediatas derivadas de la ocurrencia de la situación de


Emergencia o desastre.

Revisar paso a paso el evento crítico a través de preguntas concretas, específicas y centradas en el
presente inmediato, a fin de evaluar las consecuencias inmediatas del evento adverso en cada área de vida
de la persona, considerando los costos y los riesgos asociados.

Evaluar las distintas dimensiones de la situación (legal, médica, social, económica, etc.) para identificar
cuales son las necesidades más urgentes de la persona en ese momento.

Evaluar cuáles son las implicancias de la situación para la persona ¿Qué siente?, ¿qué es lo que más le
preocupa?, ¿Cuáles son sus temores? ¿Qué cree que va a pasar?

Evaluar si existen posibilidades de apoyo a nivel familiar y de redes primarias.

A la luz de la información anterior el operador debe determinar las prioridades de acción.

e) Evaluar circunstancias de vida

A través de la conversación podrá conocer mejor a la persona. Eso le permitirá comprender mejor el
impacto que ha tenido la crisis, en el ámbito psicosocial.

Objetivo: Contextualizar el impacto del evento a partir de las circunstancias de vida de la


persona.

Indagar acerca de aspectos relevantes de la vida de la persona que permitan al operador ampliar su
comprensión respecto al impacto del evento crítico, preguntando por:

- Distintas áreas de vida de la persona (familiar, laboral, económica).


- Experiencia previa en situaciones de emergencias o desastres.
- Vivencias de crisis anteriores y las reacciones de la persona ante esas situaciones.
- Estado emocional previo al evento crítico.
- Tratamientos médicos, psicológico y/ psiquiátricos previos.
- Hábitos y estilo de vida.
- Consumo de sustancias.

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f) Determinar acciones inmediatas y favorecer conductas adaptativas

Luego de todo lo anterior, hay que ayudar a que las víctimas analicen su escenario, lo que les está
pasando, y los posibles cursos de acción para enfrentar el problema. Se trata de lograr que ellos recuperen
control de si mismos y puedan enfrentar la toma de decisiones.

Objetivos:

Asegurar la protección de la integridad de la persona.

Tomar decisiones respecto a acciones inmediatas.

Chequear si la persona ha recobrando un cierto control sobre sí misma y está en condiciones de proteger
su integridad física.

Si la persona está en condiciones de protegerse a sí misma, evaluar alternativas de acción considerando


las necesidades más urgentes, las posibilidades de la persona y las redes sociales disponibles.

Ayudar a la persona a tomar una decisión específica respecto a la próxima acción a realizar o decidir por
ella, según sea su estado psicológico en ese momento.

Si la persona no está en condiciones de hacerse cargo de sí misma, el operador debe coordinarse con
las instancias pertinentes a fin de concretar una alternativa de protección.

g) Proporcionar información acerca de las reacciones habituales ante la situación de


emergencia o desastre

Se busca hacer ver a las víctimas que sus reacciones emocionales, sus sufrimientos, son ‘normales’ en
este tipo de situaciones. Eso les ayudará a ‘normalizarse’.

Objetivo: Normalizar las reacciones propias de la crisis.

Transmitir a la persona que sus reacciones son esperables de acuerdo a la emergencia que le ha tocado
vivir, teniendo especial cuidado en no desvalorizar ni restar importancia a la situación. Para esto, el operador
rescata la experiencia relatada por la persona y se basa en el listado incluido en el anexo 1.

Plantearle que las reacciones propias de la crisis se van a mantener por algún tiempo y que esto es lo
que generalmente les ocurre a las personas que han pasado por experiencias similares. Por ej: va atener
problemas para descansar, dormir, comer, se va a sentir más tenso de lo habitual, va a tener cambios de
estado de ánimo o va a estar más irritable.

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h) Derivación y seguimiento

Una vez que la persona ya sabe qué hacer en lo inmediato, que ya está entendiendo un poco más sus
emociones, hay que vincularlas con otros recursos de ayuda: encaminarlas para que inicien un proceso de
recuperación o de trabajo con su tema, en el mediano y largo plazo. Algunas de estas personas van a
manifestar problemas más serios que el resto. En el caso de ellas no va a ser suficiente con el apoyo que
usted les ha brindado. Será necesario, en esos casos, derivarlas a especialistas.

Objetivo: Vincular a la persona con recursos de ayuda a más largo plazo

Realizar la derivación de la persona a la instancia de atención siguiente, generalmente atención social,


médica y/o psicológica. En ocasiones, puede ser necesario contactar a la persona con otras instancias espe-
cíficas. Por ej: comisaría del sector, asesoría legal o equipos de rescates, etc.

La derivación que se realice debe ser clara y con un objetivo explícito en el que la persona este de acuer-
do, teniendo especial cuidado en que no se sienta expulsada.

Se trata de realizar una derivación vincular que incluya los siguientes aspectos:

- Derivar a personas e instituciones conocidas donde el operador sepa que la persona será
acogida. Lo ideal es poder entregar a la persona el nombre de una persona concreta a la que le
pueda decir que fue derivada por el operador.

- Chequear la disposición de la persona a acudir a la instancia propuesta, dejando un espacio


para aclarar las dudas y para acoger las posibles reticencias o preocupaciones respecto a dicha
alternativa.

- Explicitar el propio interés por conocer el resultado de la derivación.


- Acordar explícitamente un sistema de seguimiento en un próximo contacto en que el operador
pueda saber cuál fue el resultado de la derivación y cómo se encuentra la persona en ese
momento.

- Para facilitar este proceso, se puede utilizar las fichas de contacto (ver anexos)
i) Cierre

Al concluir esta breve intervención debe explicitar el compromiso o decisión que asumió la persona, sobre
los pasos que va a dar, y debe hasta que otra persona pueda brindarle contención. Se trata, con todo esto,
de lograr restablecer una cierta capacidad de enfrentamiento de la persona ante las demandas inmediatas
del medio externo.

Objetivo:

Explicitar nuevamente a la persona cual es la próxima acción a realizar, de acuerdo a la


decisión tomada previamente (etapa “f”).

Acompañar a la persona hasta que un familiar o un encargado de la emergencia se haga cargo


de él.

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¿Qué opina de estas recomendaciones? ¿Cree que resultan aplicables en los contextos donde usted tiene
que desenvolverse, como rescatista o como voluntario?

Considere que el protocolo breve de intervención que examinamos en el apartado anterior y la versión un
poco más amplia que acabamos de proponerle, son planteados como una “propuesta de trabajo” para
usted.

Analícelos críticamente tomando cuenta lo que le ha apartado su propia experiencia, como miembro de
un equipo de primera respuesta. Esperamos que los resultados de su reflexión se vean reflejadas en la
actividad de cierre de este curso, en la cual lo vamos a invitar a su propio plan de ‘intervención en crisis’.

Antes de enfrentar ese trabajo final, queremos aportarle algunas recomendaciones generales.

4.4. HERRAMIENTAS COMPLEMENTARIAS

Antes de que usted nos proponga su propio plan


de Primer Apoyo Psicológico, incluyendo algunos
de los elementos o fases propuestos, planteándo-
los en sus propios términos, para atender los
propósitos que le parezcan prioritarios, queremos
hacerle algunas recomendaciones generales, que
son válidas para el manejo de cualquier escenario
de crisis, como los que estamos analizando en este
curso:

Contención a las víctimas de una emergencia.

Seguridad: Es importante transmitir a los afectados sensación de protección y de bienestar físico. Todas
las acciones que ayuden a generar ese clima son positivas, como: dar un vaso de agua, brindar abrigo, etc.

Proximidad: La atención deber prestarse en los escenarios próximos a la emergencia. Puede ser efec-
tuada en la calle, albergues, estadio, sede comunitaria, iglesia, etc, cualquier lugar próxima que ofrezca
condiciones de privacidad y seguridad.

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Inmediatez: No deje que pase el tiempo. Lo ideal es que comience su intervención durante los primeros
minutos u horas después de ocurrida la emergencia o desastre. Eso será importante para poder aliviar la
sintomatología y prevenir una futura cronicidad.

Expectativas: Transmita información realista a los afectados, para que ellos sepan en qué situación se
encuentran. Sea claro y auténtico, para que confien en usted y para que sientan que usted y sus colegas
tienen relativamente controlada la situación: es importante que los afectados tengan confianza en la
capacidad de la red apoyo para afrontar la situación.

Normalizar: No etiquete o sobre-diagnostique a los sujetos accidentados, como enfermos, pacientes o


como personas con reacciones anormales. Lo importante es que las víctimas sientan que están
experimentando reacciones normales, frente a situaciones anormales.

Empoderar: Trate de activar los recursos propios de las persona para afrontar la situación, apelando a
sus propias fortalezas y a sus redes sociales y comunitarias de apoyo. Eso ayudará a que las personas se
recuperen más rápidamente, restableciéndo su nivel anterior de funcionamiento.

Simplicidad: No confunda a los afectados ofreciéndoles información poco clara o explicaciones


demasiado largas. Sea simple, breve y directo con sus mensajes.

Flexibilidad: Sea pragmático y flexible al actuar.

A continuación se expondrán una serie de estrategias de intervención conforme un evento de


emergencia, desastre, catástrofe o crisis, haya ocurrido.

a) Contención cuando la crisis está en desarrollo

En dichas situaciones, la persona puede encontrarse asustada, ansiosa, desorientada e incluso con
sensaciones de irrealidad, de que no es cierto lo que está pasando, por lo que una comunicación
enteramente racional resulta difícil, respondiendo el individuo más bien desde un plano emocional.

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Por esas razones, se recomienda seguir las siguientes pautas:

Identificarse: La persona accidentada o en peligro, se mostrará más confiada y comenzará a


tranquilizarse, si primero nos identificamos como miembros por ejemplo, de una red nacional de apoyo,
miembros de un voluntariado, etc, y le señalamos nuestra intención de ayuda.

Dar información e instrucciones: Mantener contacto verbal, sobre todo si se dificulta el contacto
visual o físico, refiriéndose a la persona por su nombre y procurando mantener su atención. Dar
instrucciones en forma calmada, breve y concreta. Es recomendable que a mayor grado de descontrol de la
persona afectada, se emplee un tono de mayor firmeza y sencillez en las instrucciones. A medida que la
persona se ve más calmada y confiada, se le puede ir explicando las operaciones que se van a realizar o se
están realizando a su alrededor (ej; bomberos, carabineros, personal de salud, psicólogos, etc.).

Animar y distraer: Mantener la cooperación del individuo y evitar que interfiera en la operación de
terceros. Reforzarle la atención en lo que se está haciendo o va a hacer, para evitar que la atención de los
afectados se centre en temas que pueden genearar respuestas de ansiedad: la cercanía de cadáveres o
heridos, la presencia de llamas, humo, altura o cualquier situación amenazante, etc.

b) Contención cuando ya han pasado algunas horas

Se recomienda:

Identificarse: Identificarse y mantener una comunicación y actitud calmada.


Responder a las necesidades de información: Hablar con el afectado acerca de lo ocurrido siempre que lo
solicite y nosotros lo consideremos conveniente. En general resulta tranquilizador explicarle lo que se está
realizando, aunque con excepciones, pues hay personas que les pone más ansiosa dicha información.

Escuchar y normalizar: Mientras el personal de bomberos u otros trabajan, se le puede brindar un


acompañamiento psicológico tan sólo escuchando, dejando que se desahogue, haciéndole ver que sus
miedos, ansiedades, nervios son normales ante una situación de alto estrés.

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Que no hacer:

No discutir con la persona si está alterada o se muestra irritada.

No intentar hacerla entrar en razón mediante consejos o explicaciones complejas.

No culpar o moralizar sobre su posible comportamiento imprudente.

No cortar su llanto o manifestaciones de dolor o sufrimiento.

No alentar manifestaciones de culpabilidad o remordimiento.

Qué hacer y qué no hacer durante la crisis

Reglas del SI Reglas del NO

Escuchar atentamente, sintetizando No ofrecer algo que no pueda cumplir.


brevemente los sentimientos del afectado. Hágalo
sentir que usted lo entiende y comprende por lo No le tenga miedo al silencio, ofrezca tiempo
que esta pasando, esto es la empatía. para pensar y sentir.

Ser cortés, honesto y transparente; ganarse la No se sienta inútil o frustrado. Usted es


confianza y cooperación del afectado. importante y lo que está haciendo vale la pena.

Ser realista y objetivo. No muestre ansiedad ya que ésta puede ser


fácilmente transmitida a los afectados.
Favorecer la dignidad y libertad para que las
víctimas trabajen en sus problemas. No ofrezca respuestas, más bien facilite la
reflexión.
Fortalecer la confianza y seguridad.
No permita que el enojo u hostilidad de la
Estar alerta sobre las oportunidades de dar persona lo afecte.
énfasis a las cualidades y fuerzas de la persona.
No los presione a hablar de Dios, sea
Aceptar el derecho de los afectados de comprensivo con las creencias religiosas.
sentirse así.
No tenga miedo de admitir que el afectado
Realice preguntas saludables y efectivas. necesita más ayuda de la que usted le puede
brindar. Puede referirlo a profesionales
Pida una retroalimentación para ver si lo están especializados.
comprendiendo.
No permita que las personas se concentren
únicamente en los aspectos negativos de la
situación.

No muestre demasiada lástima o


paternalismo. Tampoco se exprese de manera
autoritaria o impositiva. Busque un punto
intermedio entre estas dos posiciones.

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Reglas del NO

No espere que la víctima funcione


normalmente de inmediato.

No confronte a una persona en crisis, si este


se va asentir amenazado.

No insista con preguntas más allá del punto


en que la persona no desea hablar.

No trate de interpretar las motivaciones


ocultas de un comportamiento.

No moralice o sermonee.

No intente progresar demasiado rápido en el


proceso de intervención en crisis.

No considere superficialmente las amenazas


de suicidio u homicidio.

No aliente a alguien a hacer algo que en


realidad no quiere hacer.

Fuente: Organización Panamericana de la Salud, Protección de la salud mental en situaciones de


desastres y emergencias, Washington, 2002.

c) La ‘distracción atencional’

Las personas afectadas pueden encontrarse ansiosas, desorientadas, con sensaciones de irrealidad, y
ensimismadas. Ante situaciones como esta última, a menudo pueden comenzar a tener pensamientos
irracionales, que las invaden en forma constante e involuntaria, desbordando los sentimientos de la
persona afectada.

En la medida que estas ideas irracionales vayan en ascenso, la persona puede inclusive llegar al
desmayo o desvanecimiento.

Es aquí donde la técnica de distraer su atención de sus ideas recurrentes, es efectiva. Si usted tiene al
frente a familiares de afectados que desconocen la situación de sus seres queridos, puede aportarle
información de última hora que le puede ser útil, darles bebidas, comidas, todo lo que ayude a interrumpir
estos flujos de pensamientos negativos.

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