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MI PRIMERA PATRIA, POTRERITOS...

LA SEGUNDA, MARACAIBO

“Mía, cuando ríes; mía, cuando lloras;
mía cuando luchas; mía, cuando oras…
mía, a todas horas, Maracaibo mía”.
Udón Pérez

...aquella mañana, nos levantó otro sol en nuestra casa, y los

gallos no cantaron porque les era triste el inusitado éxodo de una

familia que había sembrado parte de sí en esa tierra. Fue para la época

de las festas patronales, el mes donde la alegría corretea de horizonte

a horizonte en el anchuroso espacio que brinda su planicie. Jamás en la

vida hubo tanta contradicción: tristeza y alegría se juntaron al unísono,

sin embargo, la “esperanza” que suscitaba la vida citadina, nos

envolvió en un encanto común, y adormecidos por un aire de triunfo

decidimos abandonar nuestro pasado, nuestra historia...nuestro

pueblo.

El anterior, es un texto que escribí hace más de treinta años,

cuando mis padres y nosotros, sus hijos, salimos de Potreritos.

Obviamente, entra en contraste con el epígrafe que aparece allá arriba

a la derecha de esta cuartilla, y es que, tal cual la sintió Udón Pérez,

Maracaibo ha signifcado en lo personal un nuevo pálpito, dando lugar a


la necesidad “darwiniana” de adaptarme o perecer en el desconocido

ambiente.

Los amigos que he cultivado en la “Ciudad de Udón”, se suman a

la extensa lista macerada en mi pueblo. Esto lo pongo de relieve puesto

que siempre tengo presente aquello de Aquiles Nazoa: “Creo en la

amistad como el invento más bello del hombre...” , por eso, estoy

convencido que, estemos donde estemos, por inmensa y hostil que sea

el lugar, un buen amigo será el mejor bálsamo que nos ayudará a

aliviarnos.

El poeta reivindica y a la vez cuestiona la ciudad, la lleva a la

cama, a la mesa del comedor, la monta en el autobús donde éste se

embarca, pero también la lanza, la siente pesada, “...Arrastramos

nuestra ciudad como un asno su carreta”, sentencia Eugenio Montejo

(1938-2008).

Los colores y olores que surgen de todas las partes de las plantas;

las mariposas y otros insectos que atrae; las aves que se acercan con

su trinar; la satisfacción por consumir alimentos producidos por uno

mismo; la frescura y estética de nuestros patios agrícolas; entre otras

miradas, crean un verdadero marco terapéutico necesario para los

seres humanos, sobre todo quienes vivimos en las urbes

bombardeadas por todo tipo de contaminación. Ese ha sido uno de

tantos anhelos que durante años he planteado para nuestra “Tierra del

Sol Amada” ¡sembrar! ¡Sembrar en todas partes! No debe quedar


superfcie desnuda de verdor en Maracaibo: verde que se huela, verde

que se vea, verde que se coma. “¡Verde que te quiero verde!”, diría

Federico García Lorca...

También he soñado en un muralismo con intenciones estéticas e

identitarias para nuestra ciudad, casi desde el momento en el que

llegué a su regazo, que, ahora con la Gran Misión Barrio Nuevo,

Barrio Tricolor y la Misión Venezuela Bella, pudiera facilitarse tal

idea, incluso los autobuses del transporte público pueden ser

intervenidos artísticamente hasta convertirlos en obras de artes

rodantes. En ambos casos, estoy seguro que tanto los estudiantes de

nuestras escuelas de arte como las propias instituciones formativas

contribuirían en la ejecución de las respectivas obras, que guardan

relación, además, con el paisajismo y el turismo -aquí entran también

los Ministerios del Poder Popular para el Turismo y del Poder

Popular para el Ecosocialismo-.

En una oportunidad, viviendo todavía en Potreritos, estando

sentado con mis amigos en la plaza “Miranda”, les manifestaba lo

maravilloso que sería poder ir a Maracaibo en una lancha, tal cual lo

hacían nuestros abuelos (aunque éstos realizaban el recorrido en

piraguas) y años después, ya establecido en la “Ciudad de Fuego”

-como escribió Américo Negrete- he planteado lo mismo pero desde

Maracaibo a Potreritos. Mejor dicho, a todas partes, retomando el

carácter portuario de nuestra ciudad, materializando aquello de Alí


Primera “El lago, el puerto y su gente”, propuesto desde la plástica por

Ender Cepeda y sus “Maleconeros”, dándole a nuestro “Lago ideal”

presente en la gaita de Luís Ferrer, la posibilidad de encontrarnos en

sus aguas nuevamente.

Mario Fernández P.
potreritos_62@yahoo.com

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