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Arquitectura
La llegada de los españoles y sus religiosos implicó la necesidad de edificar un mundo: ellos no
estaban dispuestos a vivir y oficiar en construcciones indígenas. Por esta razón, las ciudades
cambiaron su rostro, las urbes indígenas dieron paso a poblaciones perfectamente
cuadriculadas donde los edificios mezclaban las ideas estéticas de Europa con los materiales y la
mano de obra de los naturales. Por su parte, los religiosos no sólo estaban obligados a promover
la construcción de sus templos y monasterios, sino que -en cierto sentido- debían adaptarlos a
las nuevas necesidades: a pesar de que las iglesias no perdieron su planta en forma de cruz,
surgieron capillas abiertas que invitaban a los indígenas a practicar la nueva fe en condiciones
espaciales muy parecidas a las del pasado. Asimismo, las distintas órdenes promovieron el
desarrollo de diferentes estilos arquitectónicos que pretendían resaltar las virtudes y
características de sus sacerdotes, como ocurrió en la austeridad de las construcciones de los
franciscanos. Evidentemente, las modas también afectaban a las construcciones y, justo por ello,
no resulta extraño que en el territorio novohispano convivan edificios barrocos, neoclásicos y
con tintes rococó.
El pincel y el cincel
La situación de la pintura y la escultura novohispana no era muy diferente de la arquitectura: la
mayor parte de su producción estaba marcada por el mestizaje y tenía un destino sagrado,
aunque, en ciertas ocasiones, mostraba un rostro cívico gracias a las esculturas ecuestres -como
la estatua de Carlos IV esculpida por Manuel Tolsá- o los cuadros de castas que intentaban
mostrar y enseñar las regulaciones que caracterizaban la vida de la gente de color. Quizá, una de
las características más interesantes del arte colonial sea posterior al inicio del culto
guadalupano, cuando los pinceles y los cinceles iniciaron un largo viaje en pos de un nuevo
rostro para el virreinato, un rostro lejano de los peninsulares y la Corona y cercano al espejo
que reflejaba el nacionalismo que definiría un nuevo rumbo para Nueva España.
LA LLEGADA A LA MADUREZ
Se conoce como llegada a la madurez a la etapa en que el virreinato de la Nueva
España alcanzó su máximo nivel como sometedor de tierras americanas. España
lograba su objetivo y se convertía en primera potencia mundial, sobre todo de Europa.
España conquistó a los pueblos de América, llevó a cabo la reconstrucción y fundación
de pueblos nuevos, impuso su organización política, social, económica y religiosa y de
esta manera sentó las bases de su desarrollo.
En el último tercio del siglo XVI se vivieron fuertes contrastes y los habitantes de
Nueva España manifestaron su rechazo a la explotación que sufrían. El auge
económico que se vivía no garantizó el control social, pero aún así esta etapa es
considerada como próspera pues se consolidó la infraestructura que propició el
crecimiento económico, aceleró su comercio interno y hubo un crecimiento en la
producción de minerales y en su comercialización.
La llegada a la madurez
La madurez de la Nueva España continuó hasta finales del siglo XVII y principios del
siglo XVIII y se terminó cuando España enfrentó serios problemas políticos y
económicos resultado de las malas administraciones de sus gobernantes además de
los constantes conflictos que estallaban con otros Imperios como Inglaterra, Francia y
Holanda. Por otro lado sus colonias vivían conflictos internos orientados a su
independencia que ponían en peligro su control.
En este periodo de madurez la sociedad estaba
formada por
♦La población indígena, que se vio seriamente afectada por las enfermedades traídas
por los españoles
◊Los africanos traídos como esclavos para suplir la mano de obra indígena
♦Los mestizos que eran hijos de indigenas y españoles o tenian padres de diferentes
etnias
◊Los criollos que eran los hijos de españoles y gozaban de buena posición económica
♦Los peninsulares nacidos en España y que vivían en América, estos ocupaban los
puestos más altos del gobierno
La Nueva España fue el primer virreinato y en él se puso en práctica el modelo español
de gobernación dando una imagen de soberanía aunque en realidad las decisiones las
tomaba el rey de España. A pesar de las limitaciones impuestas por España y de la
ineficaz burocracia, la Nueva España pudo disfrutar de un largo periodo de
consolidación institucional y reorganización social que le permitió gran desarrollo.
Nueva España y su relación con el mundo: el
comercio con Perú y Asia
La corona Española temía que la plata peruana se le escapara de las manos rumbo a
Oriente por eso redujo el comercio filipino con las colonias americanas y trató de
proteger el mercado español.
Durante un tiempo se prohibió el comercio entre la Nueva España y el Perú, pero el
comercio clandestino se dio entre los puertos de Huatulco, en Oaxaca y Callao en Perú.
El Galeón de Manila o la Nao de China transportaba plata de mexicana de América a
Asia.
La línea de Manila a Acapulcó funcionó por dos siglos y medio, por esta ruta se
llevaban mercancías orientales a Acapulco.
Los barcos salían de Acapulco y aprovechan la corriente marina ecuatorial para llegar a
las Islas Marina y a Taiwan ahí se abastecían de víveres para continuar el viaje hasta
Filipinas.
De regreso salían de Manila, subían por las costas de Japón y aprovechaban la
corriente para llegar al litoral de California y llegar a la Bahía de Acapulco.
En cada barco iban alrededor de 500 hombres entre marineros, comerciantes,
capellanes, cocineros, médicos y carpinteros.
De Acapulco salía plata fundida en barras o monedas, tintes, semillas, tabaco, cacao,
aceite de olivo y vino.
De Manila salía telas, objetos de seda, pañuelos, colchas, manteles.
De Medio Oriente alfombras persas.
De India piezas de algodón y de Japón abanicos, cajoneras, cofres y porcelanas finas
además de especias.