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Otra manera de trasladar mercadería era a lomo de mula. Las mulas, se usaban sobre todo,
en las regiones montañosas. Servían para llevar o traer cargas de Chile y para acarreo del oro
y de la plata de las minas de Alto Perú y Perú.
Además se conducían en mulas los productos que se trasladaban desde Cuyo a Buenos Aires.
Excepto en el cruce de la cordillera, las mercaderías se colgaban a los lados, en barriles o
canastos.
El transporte de pasajeros se realizó durante mucho tiempo en carreta. Los viajeros,
simplemente, se agregaban en una tropa que iba hacia el lugar de su destino.
Los altos funcionarios del gobierno y las personas ricas usaban su propio coche de camino.
También solía emplearse la misma volanta o calesa, arrastrada por cuatro caballos.
En el siglo XVIII (entre 1700 y 1800) apareció la galera o diligencia. Era un vehículo de
cuatro ruedas tirado por varias yuntas de caballos. La conducían uno o más postillones, es
decir, jinetes montados en los caballos del tiro.
Por supuesto, también podrían hacerse a caballo los viajes largos. Para ello se empleaba una
tropilla. Así los animales, podían recorrer sin fatigas, distancias extraordinarias.
En 1817 se hizo en lima un censo de vehículos por Juan Manuel Cobo dando como resultado
828 calesas particulares y 185 carruajes destinados a paseos o transporte en la ciudad. Esto
demostró que la acogida de estos medios de transporte llegados de España fue exitosa en la
sociedad limeña, donde habitaban el mayor número de personas adineradas.
En 1821 debido al gran número de carruajes que existía en lima se promulgaron reglamentos
sobre estos nuevos medios de transporte. En los que quedaba prohibido que los caleseros o
dueños de algún vehículo usaran animales enfermos o mal alimentados. Además decía que
se debía pagar una multa por hacer trotar a las bestias de tiro por las calles de la ciudad,
golpear a los animales o que el carretero sea menor de edad.
La correspondencia, por su parte, se confiaba a los encargados de las tropas y de las arrias, o
a los conductores de las galeras. Si no debía fletarse un jinete especialmente. Sólo en 1948
se estableció un sistema regular de correos. Se instalaron entonces las postas donde los
correos (o chasquis) y los viajeros podían detenerse a cambiar los caballos, comer o pasar la
noche.
El transporte marítimo es un concepto que hace referencia a los modos y fórmulas utilizados
para llevar personas o cosas de un punto geográfico a través del mar haciendo uso de una
embarcación. Puede parecerte increíble, pero lo cierto es que la humanidad lo descubrió hace
ya más de 5500 años.
Las primeras formas de transporte marítimo registradas datan del año 3500 a.C. y, gracias a
ellas, se consiguió llevar pequeñas cargas y algunos tripulantes a través de pequeñas rutas
costeras. Poco a poco, el avance de la técnica y el uso de nuevos materiales fue propiciando
que las distancias pudiesen ser cada vez mayores.
Por ejemplo, se atribuye a los vikingos la capacidad de crear barcos capaces de navegar tanto
por ríos como por mares. De hecho, fueron los primeros en conseguir llegar, desde la
península escandinava, a Inglaterra, al mar Mediterráneo y, finalmente, al norte de América.
Sin duda, se trató de una hazaña sin precedentes que, posteriormente, sería emulada por los
navegantes europeos.
Desde hace dos siglos, la navegación y el transporte marítimo de mercancías ha
experimentado un desarrollo vertiginoso. Tanto es así que, hoy en día, todos los países
cuentan con estaciones portuarias en las que atracan buques cada vez mayores a través de
una red que conecta con el resto del mundo. Además, el uso de contenedores también ha
colaborado en esta causa.
Esto es especialmente visible dentro de Europa. Y es que, gracias a los tratados de libre
comercio y de libre circulación de mercancías, hoy en día, es posible llevar contenedores de
un lugar a otro rápidamente. Además, comparado con otros sistemas de transporte, presenta
grandes ventajas en términos de costes e, incluso, de contaminación. Por ello, no es de
extrañar que, en estos momentos, estemos contemplando una época dorada de este sector.
Hoy en día estamos tan acostumbrados a la agilidad y a la rapidez cuando utilizamos los
servicios de transporte internacional de mercancías que parece que siempre hubiera sido así.
Sin embargo, el transporte aéreo es una forma de transporte muy reciente. Tanto es así que
sus orígenes se remontan a hace poco más de 250 años.
Fue en 1782 cuando llegó el globo aerostático, el precursor del avión tal y como lo
conocemos hoy. Sus inventores fueron los hermanos Joseph y Jacques Montgolfier, hijos de
un fabricante de papel que, mientras jugaban con bolsas de papel, descubrieron que si las
invertían sobre el fuego, las bolsas subían hasta el techo. Esto los llevó a experimentar hasta
que consiguieron que una bolsa se alzara 250 metros.
Fue tal el auge de los globos elevados por hidrógeno que se creó un globo de pasajeros y
constituyó el único medio para surcar los cielos durante dos siglos más.
Ya en el siglo XX, los hermanos Wright, conocidos mundialmente por ser pioneros en la
historia de la aviación, consiguieron fabricar un avión que fue capaz de planear un corto
vuelo impulsado con ayuda de una catapulta externa. No consiguió volar por sí solo, pero el
impulso generado por la catapulta fue suficiente para probar el sistema de viraje y control del
avión. De este modo, establecieron las bases para el vuelo de aparatos más pesados. Y
fue Traian Vuia quien diseñó, construyó y logró hacer volar el primer avión
autopropulsado más pesado que el aire. De aquí en adelante la evolución de las aeronaves
fue extremadamente lenta.
Solo a partir de la Primera Guerra Mundial surgieron los aviones propulsados por hélice. Su
desarrollo llegó de la mano de la Segunda Guerra Mundial cuando los propulsores de los
aviones se hicieron más grandes y eficientes.
Pero no fue hasta la segunda mitad del siglo pasado cuando despegó por completo el
desarrollo de las aeronaves; la industria consiguió fabricar aviones tan rápidos como la
velocidad del sonido, caso de los famosos Concorde y Boeing 747.
Este repaso tan somero de la historia del transporte aéreo representa el progreso tecnológico
que ha experimentado la sociedad, sobre todo en beneficio del transporte de mercancías y
pasajeros. Si no hubiera sido por todos estos avances, hoy no nos sería posible cruzar de una
punta a otra del globo terráqueo en tiempos tan reducidos.