Está en la página 1de 7

ESCENA FINAL

- Título: Hurlyburly

- Autor (teatro): David Rabe


- Director (película): Anthony Drazan [01:24:35 - 01:32:55]

- Antecedentes: Hollywood. Eddie es un productor de cine que comparte un


muy buen apartamento en Los Ángeles con dos amigos suyos: Mickey, otro
productor, y Phil, un actor actualmente sin trabajo bastante impulsivo y que se
enviolenta con facilidad. Viven de una forma totalmente hedonista, montando
fiestas de manera casi ininterrumpida en el que el uso de estupefacientes se ha
convertido en algo cotidiano, siendo Eddie un consumidor compulsivo de
cocaína. Eddie aconseja constantemente a Phil sobre su vida amorosa y
profesional e intenta cuidarle porque en el fondo se siente identficado con él:
confundido, aturdido e inseguro, en vez de escudarse en la violencia, lo hace a
través de una coraza de buenos modales y pseudoanálisis de todo el entorno
que le rodea.

Darlene es una mujer liberal, guapa y moderna, también de posición acomodada


y buen gusto que tuvo una relación con Eddie. Más tarde tuvo una pequeña
aventura con Mickey, pero ahora vuelve a estar con Eddie, al que quiere de un
modo natural. Mientras que Darlene es una mujer pragmática -quizás demasiado
para Eddie-, éste es un hombre bastante inseguro que siempre duda de todo,
cualidad que frena a Darlene, pues ella sólo quiere tener una relación normal
con él.

En este momento se preparan los dos para salir a cenar. Ambos están en el
cuarto de baño, vistiéndose y acicalándose. Eddie anda con la mosca detrás de
la oreja porque acaba de ver a Darlene y a Mickey tonteando en el salón.
Además, está preocupado por su amigo Phil, pues su esposa le quiere echar de
casa y teme que éste haga alguna tontería, especialmente porque acaban de
tener una hija a la que Phil quiere con locura.
- Texto/Guión [01:24:35 - 01:32:55]

DARLENE. ¿A quién llamas?

EDDIE. A Phil. Susie le ha echado de casa. Me preocupa,


¿sabes? La niña es el problema. Sino, se iría.

DARLENE. Que lo hubiera hecho.

EDDIE. ¡Le dije que esperara! (Cuelga.) A alguien como a


Phil, a pesar de las apariencias, éstas son la clase de
cosas que pueden sacarlo de quicio... Mi hijo es un factor
que siempre tengo en cuenta. Es una constante, ¿sabes a lo
que me refiero?

DARLENE. Sí. Yo tuve un..., ya sabes. Y eso fue... bueno,


duro. Así que de una forma rara, sé a lo que te refieres.

EDDIE. ¿Qué?

DARLENE. Mi aborto. Me quedé embarazada. No estaba segura de


quién. No es que estuviera haciendo locuras cada noche con
uno y con otro. Conocía a los dos. Pero no tenía una
relación sentimental seria con ninguno de los dos. Aunque
los dos me gustaban mucho. Lo que lo hacía aún más confuso.
Ya sabes, intentando aclarar la moralidad de todo el asunto.
Finalmente aborté, yo sola. No se lo dije a nadie, ni a mis
amigas. Luego, bueno, estuve bastante desquiciada. Mis
padres me mandaron de vacaciones a Puerto Rico. Para que
pudiera llegar a un nivel de cordura en el que poder
manejarme. Y pude manejarme, por lo menos a medias. Y pasé
de no contárselo a nadie a contárselo a todo el mundo.

EDDIE. ¿Cuándo fue eso?

DARLENE. Hace siete años y medio.

EDDIE. Bueno, ya pasó. Yo no puedo hacer nada.

DARLENE. No, no, era sólo... Bueno, fue doloroso y aprendí


ciertas cosas, que me han sido de gran ayuda desde entonces.
Sólo quería que supieras que, cuando hablas de tu hijo, a
nivel visceral, sé de lo qué hablas. Al final fue una
experiencia positiva.
EDDIE. ¿Dónde están los dos tíos?

DARLENE. No tengo ni idea, fue en Cincinatti.

(INTERMEDIO)

EDDIE. ¿Vamos a Mr. Chow's? Cenaremos muy bien.

DARLENE. Estupendo, las algas me encantan.

EDDIE. ¿Quieres comida china?

DARLENE. Me encanta Mr. Chow's.

EDDIE. (Tanteándola de reojo.) Porque también podemos ir a


Petite d'Or.

DARLENE. Sí...

EDDIE. ¿Petit d'Or o Mr. Chow's?

DARLENE. Me da igual, sorpréndeme.

EDDIE. No quiero sorprenderte, quiero hacer lo que tú


quieras.

DARLENE. Entonces escoge uno. Llama al que quieras.

EDDIE. Pero, ¿por qué tengo que adivinar, y si acabo


equivocándome?

DARLENE. Si no puedes equivocarte. Enserio, Eddie, los dos


me gustan por igual.

EDDIE. ¿Cómo pueden gustarte por igual? Vamos, si uno es


francés y el otro chino, son diferentes, son tan diferentes.
(Darline emite una risa como alucinando.) Oye, ¿como ves tú
el mundo, como un enorme borrón en el que todo lo que se
parece a otra cosa es colocado automáticamente al mismo
nivel según tu jerarquía? Porque lo único que tienen en
común es que son restaurantes.

DARLENE. ¿Te das cuenta de que estás gritando?

EDDIE. No estoy gritando. He elevado la voz para dar


énfasis, un uso legítimo del volumen. Especialmente si tengo
que atravesar esa jodida nube en la que sin duda estás
envuelta, y que te hace verlo todo emborronado y desprovisto
de la más rudimentaria particularidad.

DARLENE. Llama al restaurante, ¿quieres?

EDDIE. (Suspirando mientras enciende un cigarro) ¿Por qué


haces eso?

DARLENE. ¡Tengo hambre, sólo quiero comer algo


antes de desmayarme!

EDDIE. Y una mierda, tú ocultas algo.

DARLENE. ¡Qué! ¡A que viene eso de que oculto algo! ¡Si


quieres saber si tengo hambre o no, tengo hambre!

EDDIE. Mentira.

DARLENE. ¡Y dale! Paranoia Eddie, jodida paranoia, ¿de


acuerdo? Así que ten cuidado porque tus tendencias están
clarísimas.

EDDIE. Estoy bien.

DARLENE. ¿Estás bien? Estás gritándome acusándome de ocultar


algo porque estás paranoico.

EDDIE. Si lo ocultas no es paranoia.

DARLENE. ¡No oculto nada! Oye, te lo aseguro, es un indicio


de que estás chiflado.

EDDIE. (Estallando.) ¿Tengo que fiarme de tu criterio sobre


mi estabilidad mental? ¿Tengo que fiarme de tu evaluación de
los matices de mi cordura? ¡Tú que no sabes ni distinguir un
restaurante francés de uno chino!

DARLENE. ¡Me gustan los dos!

EDDIE. ¡Pero son diferentes, uno es francés y el otro es


chino, son totalmente, jodidamente diferentes!

DARLENE. ¡No lo es la experienca emocional y subjetiva que


tengo yo de ellos!

EDDIE. Los sabores, la decoración, los camareros, los


acentos, ¡los putos acentos! Los comentarios que se hacen
entre camareros, se hablan y se gritan entre ellos en
idiomas absolutamente diferentes. ¿Nada de todo eso te
produce una impresión distinta?

DARLENE.¡Sí, la impresión que yo tengo es que me gustan los


dos!

EDDIE. ¡Ya veo que toda tu experiencia emocional subjetiva


no es más que esa épica y jodida niebla! Lo que pasa es que
tienes una fijación por las cosas que se te presentan de dos
en dos. Y como no puedes ver la diferencia entre cada
componente, coges a las personas que esperan de ti una
decisión clara y las desafías con la finalidad de
descubrirlo.

DARLENE. ¡Jódete!

EDDIE. ¿Estoy equivocado?

DARLENE. (Viendo por donde va.) Dos hombres Eddie, antes te


he hablado de dos hombres.

EDDIE. Sólo quiero saber si es una constante. ¿Distingues


igual entre personas que entre restaurantes?

DARLENE. Eddie.

EDDIE. ¿Qué?

DARLENE. Dios mío, Eddie.

EDDIE. ¡Qué!

DARLENE Me siento, me siento fatal, ésto es jodidamente


deprimente. Oye, me gustas mucho tío, lo digo en serio.

EDDIE. (Apenado.) Pero... no te sientas mal... no es...

DARLENE Pues sí, me siento mal, me siento mal.

EDDIE. Es necesario que hablemos de estas cosas, ¿sabes?


Pero no, no quiero que a partir de ésto llegues a ninguna
conclusión definitiva, que le des una importancia
desproporcionada, sería absurdo ¿sabes?. Lo que pasa es que
hay cosas, otras cosas bajo las cosas.

DARLENE. (Suena el teléfono.) No me importa, Eddie.


EDDIE. ¿Qué quieres decir con que no te importa?

DARLENE. Que no me importa y no me interesa.

EDDIE. No, no, no... Espera (Cogiendo el telefóno.) Un


momento. (A Darlene) ¡Te importa y te interesa, lo que
quieres decir es que eso no cambia nada!

DARLENE. ¿Qué?

EDDIE. (Al teléfono) ¿Diga?...

DARLENE. ¡Dios mío! No puedo soportar ni un segundo más esta


demencia semántica!¡Ya basta, estoy harta! ¡No puedo ser más
específica con mis sentimientos, no puedo! ¡Quieres dejar el
maldito teléfono! (Lo mira y se da percata de su triste
expresión.) Eddie, ¿qué pasa?

EDDIE. No...

DARLENE. ¿Qué pasa, Eddie?

EDDIE. (Colgando.) Sube.

DARLENE ¿Eddie, Qué pasa?

EDDIE. Darlene... ¡Phil ha muerto!

DARLENE. Dios mío... Oh, Dios mío. ¡Oh, Dios mío!

FIN

- Objetivos:

· Eddie: Saber si Darlene es capaz de serle infiel.


· Darlene: Mantener la normalidad.

- Conflicto interno:

· Eddie: Está confuso e inseguro consigo mismo y lo paga con Darlene.


· Darlene: Quiere tener una relación normal con Eddie, pero las paranoias de él
no se lo permiten.

- Conflico externo: Elegir restaurante.


- Personaje que me gustaría hacer: Eddie

- Compañeras con las que me gustaría trabajar:

1) Karen

2) María

3) Giannina

4) Alba

5) Laura

6) Mireia

- Enlaces:

· Película completa en V.O: https://www.youtube.com/watch?v=DS3mIw9MYwk

· Segunda mitad de la escena (Doblada): https://www.youtube.com/watch?


v=p9rUsz2awus

* Reflexión personal: Se podría "adaptar" para centrarlo todo exclusívamente


en la relación entre Eddie y Darlene, dejándo el texto más claro y conciso; pero
no estoy seguro de si sería un buen enfoque, pues creo que la relación de Eddie
con Phil condiciona enormemente la personalidad del primero.

¿Es en el fondo Eddie como Phil? ¿Indeciso e inseguro, plantea la discusión de


los restaurantes porque él mismo no sabe decidir sobre nada, y para no tener
que aceptar su confusión traslada su culpa a Darlene? ¿Es por esto que cuida
tanto a Phil, al verlo como su némesis, un tio que muestra sus instintos más
primarios sin artificios, mientras que él lleva una supercoraza porque en el fondo
es un cobarde y se esconde tras esa sutil apariencia de "buenos modales" e
intelectualidad? ¿Y si realmente Darlene escondiera algo?

También podría gustarte