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eee PST ae} CU once cei at ira gre Nort cere ee eel bac leke Mae eA ol rere Cote Bs as Salalah aL OS Cy Toe eee LOS DIOSES Y SUS ATRIBUTOS LENSE SOLU NEO Wny\U SD a COSMOVISION NAHUA JULIO CESAR MORAN ALVAREZ oerenet ts ie x EL COMPLEJO CONCEPTUAL DEL DIOS TLALOC Omar Tapia Aguilar Nombre del dios Es claro que no tenemos informacién suficiente para conocer el origen del culto a Tlaloc, no obstante puede remontarse hasta el periodo Pre- clasico Medio entre 900-580 a.C., “cuando el cultivo del maiz se difundi6 y se volvié mas importante en Mesoamérica’.1 Miguel Covarrubias convencido del origen olmeca de los dioses mediadores de la Iluvia y la influencia de esta cultura en las sociedades de los periodos posterio- res de Mesoamérica, elaboré un esquema que partia de un patrén o prototipo de esta cultura, el cual mostraba la evolucién iconografica del rostro, cuyos rasgos caracteristicos son los colmillos y la boca de jaguar, los ojos oblicuos y el cefio fruncido, elementos que con el tiem- po seran atributos de deidades como Cociyo, Chaac y Tlaloc. En Teotihuacan el culto a la Iluvia y fertilidad parece estar particu- larizado en la figura de un dios que practicamente podemos afirmar * Karl A. Taube, “El dios de la lluvia olmeca” en Arqueologia Mexicana, México, Edito- ial Rafces-INAH, vol. 16, nim. 96, marzo-abril de 2009, p. 26. * Entre los mayas tanto del Clasico como del Posclasico hay miltiples representacio- nes del dios Chaac. Se recomienda consultar el articulo de Mercedes de la Garza, *Chaac, la sacralidad del agua” en Arqueologia Mexicana, Mexico, Editorial Raices- INAH, vol. 16, nim. 96, marzo-abril de 2009. En la zona de Oaxaca los dioses de la Huvia tenian distintos nombres debido a la variedad de lenguas, véase el articulo de Javier Urcid, “Personajes enmascarados, el rayo, el trueno y la Iluvia en Oaxaca” en Argueologia Mexicana, Editorial Raices-INAH, México, vol. 16, nam. 96, marzo-abril de 2009. -245- que es Tlaloc, aunque no sabemos con certeza que asi le llamaran. Se encuentra representado en muchos sitios y “est4 presente en tocados, almenas, cerdmicas y esculturas”.* En otras zonas geograficas durante los periodos Clasico y Posclasico encontramos este tipo de culto, sin embargo nuestro propésito es enfocarnos en el Altiplano Central y especificamente en la cultura nahua. Por ello nos remontamos a la Tula del estado de Hidalgo que, de acuerdo con Alfredo Lépez Austin y Leonardo L6pez Lujan, es la ciudad que aparece en las fuentes y mitos mexicas,s y que durante su esplendor entre los afios 950-1150 se le ren- dia culto a Tlaloc.5 La caida de Tula puede relacionarse con el mito de la Leyenda de los Soles, cuando se narra la apuesta durante un juego de pelota entre los. Tlaloques y el gobernante Huemac, quien al ganar desprecia los elotes y las hojas de maiz verde ofrecidos por los Tlaloques y exige el premio de piedras preciosas y otras riquezas, lo cual es considerado como ofensa a Tlaloc, por ello el pueblo tolteca es castigado con hielo y sequia du- rante cuatro afios, lo que explica simbélicamente su decadencia.’ La presencia de Tlaloc contintia durante todo el Posclasico, como se aprecia en los cédices del grupo Borgia y mixtecos prehispanicos” Para analizar la importancia de este dios es fundamental estudiar el Codice de Aubin, documento colonial de tradicion indigena que contie- ne una cronologia e historia de los mexicas. En él encontramos que después de fundarse la ciudad de Mexico-Tenochtitlan, un sacerdote Hamado Axolhua se hundi6 en la laguna, luego salié y les dijo: “Fui a ver a Tlaloc, me Ilamé y me dijo: ya Teg6 mi hijo Huitzilopochtli, esta 3 Eduardo Matos Moctezuma, Teotihuacan, México, FCE-COLMEX, 2009, p. 103, * Alfredo Lopez Austin y Leonardo Lépez Lujan, El pasado indfgena, México, FCE~ COLMEX, 2009, p. 206. ® Se recomienda consultar el articulo de Robert H. Cobean y Alba G. Mastache Flores, “Tollan en Hidalgo-La Tollan hist6rica” en Arqueologia Mexicana, Editorial Rafces- INAH, México, vol. 15, nim. 85, mayo-junio de 2007. ® Citado por Ma. del Carmen Anzures, “Tlaloc, Sefior del monte y duefo de los anima- les” en Dahlgren Barbro (coord.), Historia de la Religin en Mesoameérica y dreas afines IT Coloquio, México, UNAM-IIA, 1990, p. 140. 7 A pesar de la desintegracién politica y conflictos bélicos entre los diferentes seniorios, existe cierta unidad cultural presente en practicas religiosas, ritos politicos, ast como un estilo artistico, repertorio iconografico comtin y estereotipos pictograficos compartidos, lo que podria conjuntarlos dentro de la tradicién Mixteca-Puebla, Para mayor informacién véase: Pablo Gonzalbo Escalante, Los cédices mesoamericanos antes y después de la conquista espaitola, México, FCE, 2010, pp. 35-39. -246- es su casa, que es el tinico a quien debe quererse y permanecera con- migo en este mundo” $ Alfredo L6pez Austin en su libro Los Mitos del Tlacuache describe y analiza las diferentes funciones que tiene el mito dentro de ambitos. hist6rico-sociales, una de ellas, como en el mito que tratamos, mantie- ne viva la tradici6n, con lo que se convierte en legitimador de creencias © instituciones.” En la obra de fray Diego Duran tenemos un pasaje que completa la idea anterior y una representacién grafica; se trata de los dos teocalli de la parte superior del Templo Mayor de Tenochtitlan, uno dedicado a Huitzilopochili dios patrono de los mexicas yelotroa Tialoc, en el libro se lee: En la relaci6n que hicimos del idolo llamado Huitzilopochtli a quien los mexicanos celebraban solemnisima fiesta, dije como junto a la pieza donde él estaba, en el mesmo templo, tenia a otro compafiero, a causa de que no estuviese menos honrado y reverenciado que él, pues le tenfan en la mes- ma reputacion de dios que a esotros y a quien honraban con tantos sacrifi- cios y ceremonias como al que mas. Y adordbanle como dios de los aguaceros y de los rayos, truenos y relampagos y de todo género de tem- pestades.1° Lo anterior equipara la importancia entre el dios patrono de los me- xicas y un dios antiguo de vital relevancia, que refrenda el simbolismo de las principales actividades del Estado mexica: por un lado la guerra y, por el otro, la agricultura. Dentro de la cosmovisién nahua la primera problematica que en- contramos sobre Tlaloc es el significado de su nombre. Desde el siglo XVI se ha intentado su interpretaci6n,!! como en la Historia general de las cosas de Nueva Espaiia de fray Bernardino de Sahagiin, quien al referirse ® Coddice de Aubin, Versidn de 1902 publicado por Antonio Periafiel, México, Editorial Inno- vacién, 1980, p. 51. 2 Alfredo Lopez Austin, Los mitos del Hlacuache, Caminos de la mitologia mesoamericana, México, UNAM-IIA, 2006, pp. 360-365. 10 Fray Diego Duran, Historia de las Indias de Nueva Esparia e Islas de la Tierra firme, t. 1, 3° edicién, México, Porréia, 2006, p. 81. 1 Fray Toribio de Benavente, Historia de los indios de la Nueva Espaiia, 8 edicion, Méxi- co, Porrtia, 2007 (col. “Sepan cuantos...”, 129), pp. 46 y 47, s6lo le llama dios 0 demo- nio del agua y de la Iuvia. Por su parte fray Diego Duran, op. cit., p. 81, traduce el nombre de Tlaloc como “Camino debajo de la tierra” 0 “Cueva Larga’” -247- a este dios lo nombra Tlaloc-Tlamacazqui que “quiere decir que es un dios que habita en el paraiso terrenal, y que da a los hombres los man- tenimientos necesarios para la vida corporal”.!2 Actualmente Tlama- cazqui se ha interpretado como “Dador 0 proveedor”.13 En un articulo José Contel y Katarzyna Mikulska sintetizan la traduccién de este adje- tivo hecha por Angel Maria Garibay, al afirmar que Tlamacazqui es “el que dara lo necesario para la vida, 0 sea el Proveedor divino, En este primer sentido se aplica a los dioses, en especial a los de la Iluvia [...] el que dara algo para el servicio de los dioses, y en este sentido se apli- ca a los ministros secundarios del culto de los antiguos mexicanos’.14 (fig. 1) Por otro lado la palabra Tlaloc se ha traducido de diversas maneras, como podemos observarlo en un articulo de Johanna Broda/5 quien sefiala que para Eduard Seler significa “el que hace brotar”, para Mi- guel Leén Portilla se traduce como “que esta en la tierra que la fecun- da”, mientras que para Leonard Schultze-Jena es “el que se enfurece 0 el tempestuoso”. Un par de afios después de esta publicacién, Thelma Sullivan present6 su interpretacién etimologica del nombre del dios: ““el terroso, el que esta hecho de tierra, el que es encarnacién de la Tie- ra’ 0 ‘calidad de la tierra’”.16 Su definicion ha adquirido gran valor a lo largo del tiempo y ha sido aceptada por muchos investigadores. Es interesante ya que propone una nueva acepcién que no se centra en sus relaciones con la Iluvia, con los fendmenos que dependen de ella ni con los cuerpos de agua, sino en la complicada asociacién que tiene ® Fray Bernardino de Sahagiin, Historia general de las cosas de Nueva Espaiia, 11° edi- cion, México, Porréa, 2006 (col. “Sepan cuantos...”, 300), p. 30. '5 Donde tla es el prefijo indefinido o paciente, “algo”, que sirve para denotar cosas, ‘aca es el lexema 0 raiz del verbo “dar”, z indicador de tiempo futuro y qui es el sufijo © posposicién del singular. Andlisis auxiliado por Francisco Morales Baranda. 4 José Contel y Katarzyna Mikulska, “*Mas nosotros que somos dioses nunca motite- mos’ Ensayo sobre tlamacazqui: Dios, sacerdote 0 qué otro demonio?” en De dioses y hombres. Creencias y rituales mesoamericanos y supervivencias, vol. V, Varsovia, Museo de Historia del movimiento popular polaco, 2010, p. 23. 45 Johanna Broda, “Las fiestas de los dioses de la Iuvia” en Revisa espartola de antropo- logéa americana, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, vol. 6, 1971, p. 250. + Thelma Sullivan, “Tléloc: A new etymological interpretation of the god’s name and what it reveals of his essence and nature”, citado por Guilhem Olivier, “Tléloc, el anti- guo dios de la lluvia y de la tierra en el Centro de México” en Arqueologia Mexicana, México, Editorial Rafces-INAH, vol. 16, nm. 96, marzo-abril de 2009, p. 43. -248- con la tierra ({ialli), sustentado en un estudio riguroso dentro del Ambi- to filol6gico. Fenémenos que representa Las fuentes escritas del siglo xvI y los cédices prehispanicos y colonia- les nos remiten e invitan a abordar la relacion de Tlaloc con las corrien- tes y cuerpos de agua. Por ejemplo Sahagin sefiala: “Tenian que él daba las Iluvias para que regasen la tierra, mediante la cual Iluvia se criaban todas las yerbas, arboles y frutas y mantenimientos: también tenfan que él enviaba el granizo y los relémpagos y rayos, y las tem- pestades del agua, y los peligros de los rios y de la mar’.7 El intento por comprender al otro, en este caso a los indigenas, su religion y en general su cultura, con un desarrollo hist6rico distinto tanto en su forma de aprehender, como de representar y entender el mundo, produjo que los cronistas tuvieran que recurrir a analogias y nociones propias de su cultura para explicarlo, Es por esto que en oca- siones no se dan cuenta de muchas otras relaciones existentes, aunque las sefialaron en forma expresa. Sergio Botta y Guilhem Olivier han analizado este fenémeno. El primero considera que el problema es producto de un modelo interpretativo que llama “definiciones sintéti- cas”.18 Por su parte, el andlisis de Olivier gira sobre la misma idea, en su articulo se lee: Por una parte, se trataba de ofrecer al publico culto europeo modelos co- nocidos que se plasmaban sobre una realidad ajena dificil de comprender. Se condenaba también la idolatria de los indios equiparandola con la de los antiguos gentiles, tal como lo habian hecho los Padres de la Iglesia que escribieron en contra de las religiones «paganas».9 17 Sahagiin, op. cit., p.30. ™ Sergio Botta, “Los dioses preciosos. Un acercamiento historico-religioso a las divini- dades aztecas de la lluvia” en Estudios de Cultura Nahuatl, México, UNAM-IH, vol. 35, 2004, p. 92. © Guilhem Olivier, “El panteén mexica a la luz del politefsmo grecolatino: el ejemplo de la obra de Fray Bernardino de Sahagan” en Studi e materiali di storia delle religioni, vol. 76, nim. 2, 2010, p. 389 en hitp://www.academia.edu/_8690488S/_El_pan- te%C3%B3n_mexica_a_la_luz_del_politeismo_grecolatino_el_ejemplo_de_la_obra de fray Bernardino_de_Sahag%C3%BAn_Studi_e_Maeriali_di Storia delle Religioni_v ol._76_n._2_2010_pp._389-410 (consultado 15/09/15) -249- Estas afirmaciones parecen acertadas, pues no se debe olvidar que estamos tratando de estudiar al otro (indigenas), a través de la vision de un otro (espafioles y novohispanos del siglo xvi). Por esta razén es dificil comprender cabalmente la naturaleza, caracteristicas y relacio- nes entre si de los dioses prehispanicos. Algunos investigadores como Alfonso Caso, Henry B. Nicholson y Rafael Tena han dedicado parte de su trabajo a tratar de resolver este problema.” Sus interpretaciones empatan en algunos puntos. Respecto a Tlaloc, lo ubican en grupos relacionados con el agua, la vegetacion o agricultura y la fertilidad, mismos que encabeza. Aunque se debe sefialar que siempre es impor- tante en la construccién del conocimiento histérico y cientifico en general, realizar constantes reflexiones, si bien las clasificaciones pare- cen dificiles de manejar, permiten asociar a los dioses. Tomando en cuenta lo anterior, la participacién de las divinidades en diversos gru- os nos lleva a considerar la existencia de un dinamismo de la religion mexica, visto a través del compendio semantico que representa cada dios. Existen confusiones entre los dioses en algunos mitos y en mayor medida en la iconografia; Lopez Austin advirti6 este fenémeno y en un articulo denomina esta problematica como fisién y fusion: “los casos en los que un conjunto de dioses, se concibe también como una divini- dad singular, unitaria; y los casos opuestos de division, en los que una deidad se separa en distintos namenes, repartiendo sus atributos” 2! Esta hipotesis puede ser cuestionable, sin embargo es una interpreta- cién que ha aportado mucho a distintos estudios. Para abordar esta problemdtica retomamos el término “complejo”, en- tendido como que los dioses, en el pensamiento mesoamericano, guardan diferentes posturas segtin el papel y sus relaciones en la explicacion del universo, por lo que los vemos asociados con la naturaleza, cuestiones sociales, politicas e hist6ricas. 2 Véase: Alfonso Caso, El pueblo del Sol, México, FCE, 2009; Henry B. Nicholson, “Reli- gion in Pre-Hispanic Central Mexico” en Robert Wauchope (coord.), Handbook of Midd- le American Indians, vol. 10, Austin, University of Texas Press, 1971; Rafael Tena, “La religién mexica. Catdlogo de dioses” en Arqueologin Mexicana, México, Editorial Rafces~ INAH, Edici6n especial, nam. 30, abril de 2009. 3 Alfredo Lopez Austin, “Nota sobre la fusion y la fisién de los dioses en el Panteén mexica” en Anales de Antropologia, México, UNAMAIIA, vol. 20, ném. 2, 1983, p. 76 -250- Los apuntes del historiador Michel Graulich y su comprensi6n de la religién mesoamericana ejemplifican el caracter dinamico de los dio- ses, que obran en correspondencia con diferentes tipos de ciclos rituales, temporales y de cardcter mitico y que cambian e interacttian, debido a Ia uni6n, separacion y equilibrio de contrarios.2 Atributos Para continuar con el andlisis es preciso describir el aspecto y los ele- mentos iconograficos de Tlaloc. Su imagen se difunde ampliamente por Mesoamérica, tiene un rostro caracteristico, considerado un pro- ducto histérico por autores como Covarrubias y Rubén Bonifaz Nu- fio, entre otros. Gracias a diversos andlisis iconograficos sobre Tlaloc realizados a restos arqueolégicos, como ollas de ceramica bellamente decorada o monumentos de piedra, imagenes de los cédices prehispa- nicos y coloniales cotejadas con las fuentes escritas, existe ahora una serie de acuerdos para describir e interpretar el significado de los ele- mentos que componen su figura. De acuerdo con José Contel: ”El ros- tro de Tldloc, est4 formado o cubierto por dos serpientes estilizadas que forman los ojos y dan a la nariz un aspecto retorcido. Al enfrentar- se, las fauces de las dos serpientes dibujan una boca” 24 El color es va- riable, azul, verde, negro, amarillo e incluso rojo; también puede mostrar pequefias marcas que representan la piel de serpiente y los colmillos suelen ser blancos. (figs. 2 y 3) Retomamos de Olivier la des- cripcién del resto de sus elementos corporales y atavios: Su cuerpo esté pintado de negro, de amarillo o de verde, lleva atavios de pa- pel salpicado de hule y su tocado se compone de ojos estelares, asi como de plumas de quetzal y de garza. Tlaloc ostenta muchos atavios de jade -del cual se decfa que «era el cuerpo del tlaloque»~ simbolo del agua, como ore- jeras, collar y también lleva un pectoral de oro.2° 2 Michel Graulich, Mitos y rituales del México Antiguo, Madrid, Ediciones Istmo, 1990, Pp. 287-300. ® Rubén Bonifaz Nuro, Imagen de Tlaloc, hipétesis iconogréfica y textual, México, UNAM, 1988. 2 José Contel, “Los dioses de la Iluvia en Mesoamerica” en Arqueologia Mexicana, Mé- xico, Editorial Raices-INAH, vol. 16, nim. 96, marzo-abril de 2009, p. 20. % Olivier, “Tlaloc, el antiguo dios de la Iluvia y de la tierra...”, op. cit, p. 42. -251- En ocasiones presenta motivos serpentinos sobre su cuerpo y sos- tiene con su mano un baculo de serpiente. Parece necesario marcar dos cuestiones principales que giran en torno a la idea de riqueza y susten- to: por un lado, atavios identificados como jade, oro y plumas de quet- zal y garza, y, por otro, la asociacion del agua, la Iluvia y la tierra con las serpientes, idea fundamental del pensamiento mesoamericano. Doris Heyden lo explica ast: “Lo que tienen en comiin estos portadores de las marcas de serpentinas es una asociacién con el sustento «por ejemplo, el agua y el sol son indispensables para el crecimiento de la vegetacién, y las fases de la luna se observan al plantar y al cosechar», y su cardcter sagrado” 26 Nahual y deidades asociadas Para continuar con el presente andlisis y aprovechando la referencia anterior, ahondaremos sobre el cardcter de Tlaloc cuando ostenta su titulo de tlamacazqui, en su relacién tanto con la agricultura como con el agua. En la Historia de los indios de In Nueva Espafia, fray Toribio de Benavente hace referencia a Tlaloc en su caracter de “dios 0 demonio del agua’, y ademas sefiala que: Una vez en el afio, cuando el maiz estaba salido de obra de un palmo, en los pueblos que habia seftores principales, que a su casa llamaban palacio, sactificaban un nifio y una nifta de edad de hasta tres o cuatro afios, éstos no eran esclavos, sino hijos de principales, y este sacrificio se hacfa en un monte en reverencia de un fdolo que decian que era el dios del agua y que les daba pluvia, y cuando habfa falta de agua la pedian a este idolo.2” De la cita anterior destacamos dos ideas fundamentales: primero, la importancia del culto a Tlaloc asociado con la produccin del maiz y, segundo, los sacrificios de pequefos hijos de sefiores principales o de la elite, en ofrenda por los bienes recibidos con la Iluvia o en momen- tos de sequia para que aquélla se presentara. Entre los mexicas este culto a Tlaloc se manifestaba en muchos lu- gares. En la obra de fray Geronimo de Mendieta se puede leer que “te- % Doris Heyden, “Las anteojeras serpentinas de Tlaloc” en Estudios de Cultura Nahuatl, México, UNAMG-IIH, vol. 17, 1984, p. 31. 2 Benavente, op. cit, pp. 46 y 47. -252- nian fdolos frente a las aguas, mayormente cerca de las fuentes, 4 don- de hacfan sus altares con sus gradas cubiertas por encima, y en muchas principales fuentes cuatro altares de estos a manera de cruz unos fren- te de otros, y alli en el agua echaban mucho incienso oftecido y pa- pel’?* también en muchas de las 18 fiestas del xiuhpohualli29 se hactan rituales especiales, sacrificios, bailes y cantos en honor a Tlaloc y los Tlaloques por su relaci6n con el ciclo agricola. El contenido ritual en las fiestas puede relacionarse con el caracter de tlamacazqui. Como vi- mos, este concepto de proveedor divino y regente de los mantenimien- tos es, a decir de Sahagiin, s6lo la mitad en la concepcién del dios. Estos atributos contrarios a su papel de gran benefactor, también se encuentran en la Historia de los mexicanos por sus pinturas, donde se des- criben los aposentos de Tlaloc: “son cuatro cuartos, y en medio de una gran patio, donde estan cuatro barrefiones grandes de agua”, en los que se encuentran, de un lado, las aguas benéficas, adecuadas para alimentar los retofios, y, del otro, un agua mala, que echa a perder las siembras con mucha Iluvia y hielo. (fig. 4) Grupo en el que se le puede ubicar Sahaguin en la Historia general, menciona que Tlaloc es el “sefior y rey del paraiso terrenal’*! Lopez Austin en su libro Tamoanchan y Tlalocan realiza un profundo estudio de las concepciones sobre el Tlalocan,2? en el que expone la confusion que existe en torno a este sitio que tiene diferentes “réplicas”, entre otras, como lugar “subterraneo” y como “bodega”. Como lugar “subterréneo” es el paraiso del que habia Saha- gan en el Cédice florentino, a donde van los que mueren por una causa relacionada con el agua: % Fray Geronimo de Mendieta, Historia Eclesidsticn Indiana, México, Porrda, 1980, p. 87. ® Para profundizar en las fiestas de las veintenas, el culto a los dioses de Ia lluvia y la telaci6n con el ciclo agricola, véase Broda, “Los dioses aztecas de la lluvia...”, op. cit, y Michel Graulich, Fiestas de los pueblos indigenas. Las fiestas de las veintenas, Ritos aztecas, México, INI, 1999, % “Historia ce los mexicanos por sus pinturas” en Angel Ma. Garibay, Teogonta ¢ histo- ria de los mexicanos. Tres opiisculos del siglo XVI, México, Porréia, 1965 (col. “Sepan cuan- tos...” 37), p.26. 31 Sahagtin, op .cit., p. 303. ® Alfredo Lopez Austin, Tamoanchan y Tlalocan, México, FCE, 2011 -253- El segundo lugar al que se va es al Tlalocan. Y en Tlalocan hay mucho bie- nestat, hay mucha riqueza. Nunca se sufre [...] Y alla van los que han sido golpeados por el rayo, los ahogados, los que murieron en el agua, y ellos, os que tienen enfermedad divina, el buboso, el tumoroso, el jiotoso, y el que tiene podre, el paralitico. Y (los tlaloque) se llevan (alla) al leno de hinchazones, al que muere hidr6pico. [...] Y dicen que en Tlalocan siempre estén verdes las plantas, siempre estn brotando las plantas, siempre es temporada de Iluvias, permanece la temporada de Iluvias. En la segunda concepeién del Tlalocan, como “bodega”, la idea esta ligada a la anterior en el sentido de la inconmensurable riqueza que existe en ese lugar, pero ademas esta vinculada con los cerros, la forma aparente que puede tener el Tlalocan y donde se acumuila 0 contiene esa riqueza. A partir de esta referencia podemos bosquejar a relacién de Tlaloc con los cerros; segtin Diego Mufioz Camargo: subiendo las sierras y montes que Haman Tlallocan, que es como si dijie- semos sierra de los dioses de las pluvias habitadores de la region del ayre segiin sus antiguas ydolatrias y engaftos de gentilidad, porque dezian que estos dyoses eran causados de las pluvias y de relampagos y truenos y ra- yos y de otras tempestades que venian a la tierra.» (fig. 5) En consecuencia, podemos sefialar que por Ia cercanfa de los fend- menos de la Iluvia con los cerros, es por lo que se les asocia con Tlaloc, en este sentido y hasta cierto punto las montafias son contenedoras de agua y también son parte del dominio de este dios. Origen Existen diversas representaciones iconograficas de Tlaloc asociado con los cerros. En el Cédice Borbénico®$ se ve un cerro detrés de su cuerpo, en los Primeros memoriales la cabeza de este dios se encuentra encima 33 Citado en Ibid,, p. 183. * Citado por Alfredo Lopez Austin y Leonardo Lopez Lujan, Monte Sagrado-Templo Mayor, México, INAH-UNAMAIIA, 2011, p. 46 Céidice borbénico. Manuscrito mexicano de la Biblioteca del Palais Bourbon (Libro adivinato- rio y ritual ilustrado), edicién facsimilar de la de 1899 de Paris, por Ernest Leroux, Méxi- co, Siglo Veintiuno Editores, 1979, lamina 5. 254- de una montana, mismo elemento que podemos ver en el Cédice Vati- cano 3738.%7 (fig. 6) La representacion de Tlaloc en los Primeros memoria- les es una de las imagenes mas interesantes del documento. José Contel propone que “su cuerpo es el cerro, en su cima la cabeza del dios se compone de una corona almenada que significa las nubes, ya que asi se representa en el folio 283r del mismo documento. En la falda del cuerpo-cerro se ven tres chalchihuites que representan gotas de agua o de Iluvia”.®* Esta imagen ejemplifica la condicién del dominio de Tla- loc sobre los cerros, por la propia personificacién del dios y de acuerdo con este autor, por la presencia de nubes y Iluvia. El segundo ejemplo a analizar sobre esta dinémica de la relacion de Tlaloc con los cerros la retomamos de los Tepictoton, de los que halla- mos referencia en los Primeros memoriales. La informacion del propio texto refiere que eran “figurillas” que se hacian en cumplimiento de un voto, hechas de tzoalli, un tipo de masa producida con amaranto® y que representaban cerros: Popocatepetl, Iztac tepetl, Matlacueye, Chal- chiuhtli Icue y Quetzalcoatl. De ellos afirma, finalmente, que “asi era como los ataviaban; y por eso los Ilamaban (también) Tlaloque, porque les atribufan el envio de la Iluvia”.” La imagen del Cédice Vaticano Latino también engloba una idea compleja al representar a Tlaloc no solo con aspecto de cerro, sino que también presenta pequefias casas. A partir de la relacién de esta divi- nidad con los cerros, se genera la hipétesis de que tiene ademas una connotacion politico-geografica. Sergio Botta afirma: El espacio fisico bajo la jurisdiccion del dios Tlaloc, no es tinicamente el lu- gar de la agricultura y la fertilidad; en una dimension performativa, este paisaje ritual ordenado se transforma, en un espacio politico, es decir un % Fray Bernardino de Sahagiin, Primeros memoriales, edicin facsimilar de Ferdinand ‘Anders, Oklahoma, University of Oklahoma Press, 1997, fol. 282v. ¥ Céidice Vaticano Latino 3738, fol. 48v 0 Céddice Vaticano Rios 0 Cédice Rios en Lord Kingsborough, Antigtiedades de México, prlogo de Agustin Yafiez, estudio e interpreta- cién de José Corona Nuiiez, México, Secretaria de Hacienda y Crédito Pablico, 1964-1967. 38 Contel, “Los dioses de la Iluvia en Mesoamérica..”, op. cit, p. 25. °° También puede relacionarse con las representaciones rituales en la fiesta tepeilhuitl, La fiesta de los cerros”, en donde se hacian ceremonias similares llamadas htecatotonti y sacrificaban a personas que representaban y tomaban el nombre de algunas monta- tas, Para profundizar se recomienda ver Sahagtin, Historia general.., op. cit, p. 134-135, 40 Sahagtin, Primeros memoriales, fol. 267r, citado por Tena, op. cit., p. 45. -255- territorio donde los soberanos y los dioses patronos solicitan a una entidad antigua y autéctona que les sea otorgado el don de la soberania."! Lo que concierne a la denominaci6n de los pueblos, el altepetl, difra- ismo que hace referencia al agua y al cerro, concepto asociado con una entidad politico-social. Por ello Contel interpreta que “los dioses de la Iluvia mesoamericanos son autéctonos por excelencia y, a seme- janza de Tldloc, encarnan la Tierra, es decir, el territorio’.#2 Esto nos permite hacer la correspondencia de Tlaloc con otros dioses, como su asociacién con Tlaltecuhtli, Mitos en los que participa La relacion entre Tlaloc y Tlaltecuhtli se materializa en semejanzas iconograficas y en el mito que se describe en la Historia de los mexicanos por sus pinturas, en donde textualmente se puede leer: “Para criar al dios y a la diosa del agua se juntaron todos cuatro dioses ¢ hicieron a Tlaltecutli y a su mujer Chalchiuhtlicue, a los cuales criaron por dioses del agua, y a éstos se pedia, cuando tenian de ella necesidad”.3 Al te- ner como contexto que en otras fuentes declaran como dios del agua a Tlaloc, es de llamar la atencién que aqui se mencione con esa corres- pondencia a Tlaltecuhtli. Tal vez puede pensarse que sélo se trata de una confusi6n del transcriptor del texto. Sin embargo las semejanzas iconograficas en algunas piezas arqueoldgicas, podrian crear diversas interpretaciones entre la relacin de ambos dioses. Eduardo Matos Moctezuma, al estudiar la escultura que se conoce como Tlaloc- Tlaltecuhtli, dice que “se trata de dos cuerpos superpuestos: el de aba- jo claramente es un Tléloc y el de arriba tiene el rostro de este dios con cuerpo femenino’,*# pero, a pesar de esta unin concluye que cada uno de los dioses posee su propio dominio, respondiendo a un momento en particular por el cual estas deidades se relacionan, ese periodo es # Sergio Botta, “De la tierra al tertitorio, Limites interpretativos del naturismo y aspec~ tos politicos del culto a Tléloc” en Estudios de Cultura Nahuatl, México, UNAM-IIH, vol 40, p. 194. * Contel, “Los dioses de la Iluvia en Mesoamérica...”, op. cit, p. 25 + “Historia de los mexicanos...”, op. cit, p. 26, Eduardo Matos Moctezuma, “Tlaltecuhtli: Seftor de Ia tierra” en Estudios de Cultura Nahuatl, México, UNAM-IIH, 1997, vol. 27, p. 30, -256- cuando la tierra se fecunda, “que da la vida, de ella nacen las plantas que son el alimento del hombre”# Tal como se lee en la Histoire du Mexique después de ser creada la tierra con la diosa Tlaltecuhtli: (fig. 9) Luego, hecho esto, para compensar a la dicha diosa de los dafios que estos dos dioses la habfan hecho, todos los dioses descendieron a consolarla y ordenaron que de ella saliese todo el fruto necesario para la vida del hom- bre. Y para hacerlo, hicieron de sus cabellos, arboles y flores y yerbas; de su piel la yerba muy menuda y florecillas; de los ojos, pozos y fuentes y pequefias cuevas; de la boca, rios y cavernas grandes; de la nariz, valles y montafias. Esta diosa lloraba algunas veces por la noche, deseando comer corazones de hombres, y no se queria callar, en tanto que no se le daban, ni queria dar fruto, si no era regada con sangre de hombres.6 La correspondencia entre Tlaloc y Tlaltecuhtli en el texto y en la ima- gen citada, pudiera interpretarse como la capacidad de ambas deida- des para proporcionar la vida, el sustento y el fruto al hombre. Tlaloques Para lograr una mejor comprensién de Tlaloc es fundamental estudiar la naturaleza de los Tlaloques. Una referencia de su origen se encuen- tra en la Historia de los mexicanos por sus pinturas: “y este dios del agua para Ilover creé muchos ministros pequefios de cuerpo, los cuales es- tan en los cuartos de dicha casa, y tienen alcancias en que toman el agua de aquellos barrefiones y unos palos en la otra mano”? Mas ade- lante sefiala su relacion con Tlaloc, cuando éste les ordena que tomen “sus alcancias y palos y [rieguen] el agua que se les manda; y cuando atruena es cuando quiebran las alcancias con los palos; y cuando viene un rayo es de lo que tenfan dentro o parte de la alcancia” 8 La presencia de los Tlaloques en La Leyenda de los soles es esencial, cuando en ella se refiere que en el Sol de Agua Quetzalcoatl crea a los macehuales y trata de ofrecerles el Tonacatepetl (el cerro de las mieses © nuestra carne), sin embargo, Oxomoco y Cipactonal adivinaron que s6lo Nanahuatl (el buboso), lograria desgranar este cerro, y por ello: % Ibid., p.36. 4 "Histoire du Mexique”, op. cit, p. 108. # “Historia de los mexicanos por sus pinturas”, op. cit, p. 26. 8 Ibid, -257- Se apercibié a los tlaloque, los tlaloque azules, los tlaloque blancos, los tla- loque amarillos y los tlaloque rojos, y Nanahuatl desgran6 el maiz a palos. Luego es arrebatado el alimento por los tlaloque: el blanco, el negro, el amarillo, el maiz colorado, el frijol, los bledos, la chia, el michihuauhtli; todo el alimento fue arrebatado.” Se cree que una representacién grafica de los Tlaloques azul, blanco, amarillo y rojo, tal como el mito anterior lo refiere, se encuentra en la lamada Caja de Tizapan-San Angel, donde se ve a los Tlaloques uni- dos y en posicion de parto. Este grabado es motivo de multiples inter- pretaciones, entre otras, Broda afirma que se trata del quincunce de los: cuatro rumbos y el centro del universo. Esta idea es de las mas difici- les de comprender al hablar sobre Tlaloc. El cardcter 0 cualidad que se refiere a la composicién de cuatro 0 cinco elementos, se sostiene basi- camente en las representaciones, ademis de la caja de Tizapan, como acabamos de ver, en las laminas 27 y 28 del Cédice Borgia (fig. 8) y en la relacion de Tlaloc, los Tlaloques y Nappatecuhtli (“Cuatro veces se- for”), que es otro desdoblamiento del complejo de Tlaloc con el ntime- ro cuatro, en un contexto mntico y religioso. Por ejemplo, en los Primeros memoriales de Sahagiin, en el canto dedicado a Tlaloc se puede leer: “Ay en México se esta pidiendo préstamo al dios. En donde estan las banderas de papel y por los cuatro rumbos estan en pie los hom- bres” 51 0 en el testimonio de Hernando Ruiz de Alarcon: “vosotros, los sacerdotes, vosotros los tlaloque, los que estdis colocados en los cuatro lados, los que estéis en los cuatro lados, vosotros, los que portdis el cielo” Lopez Austin interpreta esta cualidad cuddruple al sefalar que “Tléloc se divide en cuatro personajes para ocupar cada uno de los cuatro postes del mundo, Tléloc desplegado en cuatro tlaloque, sostie- ne el cielo [...] Los tlaloque como los postes césmicos son dioses del flujo del tiempo”. + Angel Maria Garibay K., Apéndice II, “Los himnos de los dioses” en Sahagtn, Histo- ria general..., op. cit, p. 869. % Johanna Broda, “La fiestas del Posclésico a los dioses de la uvia” en Arqueologia Mexicana, México, Editorial Rafces-INAH, vol. 16, nim. 96, marzo-abril de 2009, p. 63. 51 Garibay, Apéndice Il en Sahagiin, Historia general..., op. cit, p. 869. 5 Citado por Lopez Austin, Tamoanchan y Tlalocan..., op. cit, p. 178. 8 Ibid, pp. 178-179. -258- EI namero de Tlaloques no esta definido, Sahagtin dice que son “muchos dioses imaginarios a los cuales todos Ilamaban tlaloques”,5# entre ellos ya mencionamos a los cuatro “més cercanos a Tléloc’, quienes incluso lucen el mismo rostro que el dios. Sobre Nappatecuhtli, en la Historia general se dice que “era dios de los que hacen esteras de juncias, y es uno de los que llaman Tlaloques”. Sin saber cudntos Tlaloques eran, existe la posibilidad de mencionar cuatro mas: Yauhqueme, To- miyauhtecuhtli, Opochtli y Chalchiuhtlicue.% Estos pueden englobarse dentro de la relacién o asociacién con Tlaloc y su complejo, que com- prende sus dominios en diferentes momentos miticos y fenémenos atribuidos al mismo. Conclusi6n Este ha sido un breve acercamiento a Tlaloc en el que buscamos desa- rrollar los puntos mas importantes para su comprension, por ello utili- zamos el término “complejo” para englobar los aspectos que conforman al dios. La complejidad de Tlaloc supera lo que podemos conocer a través de las fuentes, pues, como lo hemos expuesto, su figura recorre practicamente toda Mesoamérica desde los primeros siglos de civiliza- cién hasta la época mexica, donde atin conservaba gran influencia en Ia cosmovisién de aquellos hombres, que dentro de sus creencias lo ubicaban dentro del orden césmico, ya que como lo hemos visto en los mitos, Tlaloc domina hasta los espacios extraterrenales. Bien podemos pensar que hoy conocemos de manera muy general a Tlaloc como dios de la Iluvia, sin embargo, aqui hemos denotado que ésta es una cuestin primaria, hasta cierto punto genérica sobre la can- tidad de significados que Tlaloc guarda y que no conocemos del todo, como su relaci6n con los cerros y otros dioses como Tlaltecuhtli, lo que ademés significa una paradoja ya que a pesar de la buena cantidad de informacién que poseemos sobre el dios, no alcanzamos a compren- derlo en su complejidad, hecho que produce una gran cantidad de interrogantes. 5¢Sahagun, % Ibid, p. 46. 36Tena, “La religion mexica...”, op. cit, pp. 40-45, ria general... op. cit, p.47. -259- Lista de figuras: Figura 1. Tlaloc como Tlamacazqui, Cédice magliabechiano, fol. 34r. -260- Figura 3. Olla de ceramica con rostro de Tlaloc tomado del articulo citado de Contel. -261- | Figura 4, Cédice Borgia, lamina 28. | | | | Figura 5. “Tléloc en forma | de cerro y corona de nu- | bes”, Primeros memoriales, | | fol. 282v. -262- Figura 6. Tlaloc como to- ponimo. Cédice Vaticano Latino 3738, fol. 48v. Figura 7. “Tlaloc tiene dos rostros: el superior es parte del cuerpo de Tlaltecuhtli”, tomado del referido articu- lo de Olivier. Figura 8. Codice Borgia, lamina 27 -264-

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