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La captura del siglo

Abimael Guzmán, llevado al cine peruano donde se rescata el trabajo en equipo del GEIN. El
guión se basó en la historia escrita por los mismos integrantes del Grupo de Inteligencia.
La operación se tenía que iniciar como todas las demás que el GEIN había ejecutado,
seleccionando un blanco-objetivo. La pregunta era cómo lograr la misión. No era nada fácil. Los
servicios de inteligencia de todas las fuerzas del orden jamás habían logrado algo semejante,
pese a contar con todo el personal disponible, con sofisticados equipos y apoyo económico
suficiente y, sobre todo, contaban con todo el tiempo del mundo.
Pero la situación política, social y económica del país era diferente en 1992 y no se podía
confiar en los servicios de inteligencia para que ubiquen el lugar y la fecha donde se realizaría la
"Tercera Sesión del Congreso".
La evaluación de las pistas se realizaron durante varios días, la conclusión tenía que ser simple y
no compleja

Se tenían las fotografías de "Lolo" que fueron tomadas cuando se encontró con
"Manuel", en mayo último.

Del "Zorro" también se tenía algunas fotos tomadas el cuatro de abril. Luego que
se investiga a los propietarios y empleados de la cochera ubicada al costado del
teatro Marsano, en Miraflores, se llega a determinar que era muy posible que no se
encuentren vinculados con Sendero Luminoso. Se procedió, entonces, a conversar
con ellos corriendo algún riesgo.

La playa de estacionamiento pertenecía a una asociación de profesores llamada


"SESDIS”. Los directivos que se encontraban a cargo de este local, no
proporcionaron ningún detalle por desconocimiento, pero cuando se conversó con
los vigilantes de la playa del turno de la mañana, estos refirieron que no conocían
ni a "Lolo" ni a "Zorro".

Sin embargo, en horas de la noche, se retornó al lugar y ubicamos a los vigilantes


del turno nocturno, pero ninguno de los dos vigilantes recordaba a las personas que
nos interesaban.

Uno de los vigilantes, nos dijo: No solamente guardan sus carros en este lugar
aquellas personas que están registradas, también lo hace cualquier persona que por
necesidad, lo guarda por un momento y ese pudo haber sido el caso.

Como era de noche, no se podía verificar hasta el día siguiente. Los oficiales del
GEIN antes de salir de la playa constataron que no a todos los usuarios les
entregaban factura.

Los dos oficiales del GEIN, desde muy temprano, ubicaron en Lince la oficina de
los propietarios de la playa de estacionamiento. Un profesor en retiro muy
gentilmente los atendió al saber que se trataba de policías de la Dincote.

Era una larga tarea hasta llegar a encontrar el talonario del día cuatro de abril de
ese año, esperando que el vehículo que se buscaba lo hubiesen registrado en esa
oportunidad.
Luego de tres horas, recién se tenía en la mano el talonario del cuatro de abril,
resultaba que en esa fecha habían ingresado un promedio de ochenta vehículos,
figurando en los talonarios los números y letras de las placas pero no el color de
carro y el nombre del propietario, la ventaja era que también se encontraba
registrada la hora de ingreso y salida. Cuando los oficiales pensaron que había
terminado esa tarea, la secretaria del lugar les dice que no se confíen, porque es
posible que exista otro talonario entre las bolsas de esa misma fecha. Nuevamente,
tuvieron que revisar bolsa por bolsa, recién a las cinco de la tarde, la tarea estaba
terminada: era sólo un talonario.

Los días pasaban y se acercaba la fecha del evento senderista, los servicios de
inteligencia de las fuerzas del orden no encontraban ninguna pista que les permita
aproximarse a indicar el lugar donde se realizaría, pero el GEIN continuaba con lo
planificado.

Recién el catorce de julio, entregó los nombres de los propietarios y demás


características de los vehículos que el cuatro de abril ingresaron a la playa de
estacionamiento.

La sorpresa se dió al aparecer en los resultados que solamente fueron siete


vehículos de color granate y uno de ellos correspondía a la hora exacta que se
observó salir en esa oportunidad. El documento indicaba lo siguiente:

 Media docena de calzoncillos


dieron la pista de Abimael

Por el coronel PNP Benidicto Jiménez Baca

Al día siguiente los agentes vieron que una mujer joven abría las ventanas del
segundo piso, pero por la distancia no repararon en detalles.

Se mostraron las fotografías a los vigilantes de la casa, indicaron que era la pareja
de Inchaústegui, era la misma mujer que el cuatro de abril manejó el Hyundai
granate. Pero no sabíamos el nombre de la mujer, hasta que el jefe de la Unidad
recordó:

-El nombre de la mujer es Maritza Garrido Lecca, antes fue detenida por la
DINCOTE por su vinculación con el periódico clandestino "El Diario"-, dijo.

La pregunta en ese momento era: qué hacía una mujer joven, bella, bailarina de
ballet, viviendo aparentemente sola con Carlos Inchaústegui, en una casa
demasiado grande para los dos? Además, pagaban 600 dólares mensuales por el
alquiler de la casa.

Al cuarto día de vigilancia en la casa de Carlos Inchaústegui, se observa por primera vez a
Maritza Garrido Lecca abriendo la puerta de la cochera

Ella descubre el auto y se escucha por la radio la información de un agente:


-Es un carro nuevo de color verde, Volkswagen Jetta. La placa no se puede
observar y parece que va a salir con el vehículo.

Inmediatamente los equipos de agentes en sus respectivos vehículos que rodeaban


la zona, se ubican para iniciar el seguimiento apenas salga Maritza con el Jetta

En la mañana, como de costumbre, salió Carlos Incháustegui de la casa con una


mochila al hombro. Luego vuelve a la casa, pero antes repite el rito de caminar
toda la manzana, por si acaso.

Los agentes del GEIN estaban en sus puestos con sus respectivos camuflajes, eran
vendedores de periódico, vendedores ambulantes, ningún agente debía llamar la
atención.

El oficial de análisis operativo del GEIN había concluido en ese momento en una
hipótesis, la cual establecía que en aquella casa estaban hospedados los integrantes
del Comité Central de Sendero. Incluso podrían estar "Gonzalo" y "Miriam".

Los analistas del GEIN revisaban la basura que todos los días era recogida por dos
agentes camuflados como recolectores de desperdicios.

El error más fatal de Maritza Garrido Lecca comenzó cuando salió en el lujoso
auto, mete las manos al bolsillo de su pantalón y saca un pequeño papel que arroja
al fondo del buzón. Podría ser una trampa pero teníamos que arriesgarnos.

El pequeño papel contenía un manuscrito: "Reunión del B.P. (Buró Político) sobre
III Pleno del CC (Comité Central). I. Sobre el documento central. El Pdo.
(Partido) establece condiciones para la C (conquista) del poder a nivel nacional e
int. (Internacional). El esquema presentado por el B.P.”.

Era todo, posiblemente en la reunión era en casa que ocupaban Carlos y Maritza.

En los momentos previos del partido, que se iba a iniciar a las cuatro de la tarde, el
agente que se encontraba controlando la salida del "Zorro" .El grupo de agentes
que lo iba a detener, ya lo tenía en la mira. Bastó una señal simple para que se
ponga en ejecución la captura. Los agentes por la espalda lo cogieron de los brazos

Descubierta la verdadera identidad del "Zorro". Sólo se utilizaría las armas de


fuego si fuera necesario. Todos sabían y entendían que la mejor arma eran la
oportunidad y la sorpresa.

A las ocho y cuarentaicinco de la noche, los policías que estaban frente a la casa de
Maritza y Carlos continuaban celebrando con más alegría, y se escuchaba que
gritaban:

-Qué viva la Policía de Investigaciones del Perú! Qué viva el detective peruano!.
El segundo grupo subió por las escaleras y chocó con una pared de madera que
impedía el paso. Se trataba de una puerta que fácilmente podía engañar a cualquier
persona de que era una pared y que no había acceso al segundo piso de la casa.

Protegían con sus cuerpos al sujeto. Una de ellas fue identificada en ese instante
como la "camarada Miriam", Elena Albertin Iparraguirre Revoredo. Al separar a las
mujeres, los agentes vieron que el sujeto era el propio Abimael Guzmán Reinoso
(a) camarada "Gonzalo".

Los oficiales saltaron de sus asientos y se abrazaron fuertemente durante varios minutos. La
felicidad era tremenda, les daba ganas de llorar.

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