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Las hidroeléctricas son una de las más importantes fuentes generadoras de energía, pero a la vez representan uno de tantos

factores de pérdida de la biodiversidad en el mundo. Los bosques en Colombia no se escapan de esta situación y se
encuentran en medio de esta disyuntiva.

Por años las hidroeléctricas han sido consideradas como sinónimo de desarrollo. Colombia, gracias a su topografía,
pluviosidad y recurso hídrico cuenta con un potencial excepcionalmente alto para desarrollar este tipo de macroproyectos
de ingeniería. Y en efecto, no se puede negar que la generación eléctrica del país depende, casi en un 70 %, de ellas.

Son múltiples las razones que hacen que este tipo de obras sean consideradas como una opción atractiva para la generación
de energía: su operación es más económica que las termoeléctricas, su construcción es menos costosa que las plantas
nucleares, pueden proveer energía a gran escala y tienen el potencial de generar bajas emisiones de gases contaminantes
que contribuyen al efecto invernadero. Todas estas son razones suficientes que han considerado los tomadores de decisiones
a nivel estatal para que en varias regiones del país se hayan levantado, sobre importantes afluentes, centrales hidroeléctricas
como Guavio, Urrá, Salvajina, Chivor, Calima, Alto Chicamocha, Hidromiel, Hidrosogamoso, Peñol-Guatapé, Ituango, San
Carlos, Betania, El Quimbo, entre otras, que suman 33 en el caso colombiano. Según la Asociación Colombiana de
Generadores de Energía Eléctrica (Acolgen) actualmente la capacidad de producción del país ronda los 19 000 megavatios
y el propósito nacional es garantizar el suministro energético necesario para el desarrollo de Colombia.

Precisamente, en aras de garantizar esa seguridad energética, hoy se desarrolla uno de los más grandes proyectos
hidroeléctricos del país: Hidroituango. Esta hidroeléctrica ubicada en el valle del río Cauca a su paso por un puñado de
municipios en el departamento de Antioquia en el noroccidente de Colombia, promete ser la más importante ya que generaría
el 17 % de la energía del país.

Sin embargo, como lo evidencia el desastre que actualmente la rodea, la construcción y el mantenimiento de hidroeléctricas
representan un innegable costo económico, social y ambiental, en particular para la población más desprotegida de la
sociedad, tal como lo ha manifestado Mongabay Latam en dos artículos recientes: Colombia: La muerte de Hugo y Luis,
dos líderes que se enfrentaban a Hidroituango e Hidroituango: la angustia y la incertidumbre persisten en Colombia.

Bosques e hidroeléctricas

De acuerdo con un estudio realizado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y el Programa
Ambiental de las Naciones Unidas (UNEP) las represas tienen un importante impacto sobre la biodiversidad. Está reportado
que afectan la dinámica de las poblaciones naturales, la pérdida de bosques e incluso pueden favorecer la aparición de
enfermedades infecciosas.

Si bien es cierto que la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME), entidad que planea de manera integral el
desarrollo minero energético en Colombia, en su Guía Ambiental para Proyectos de Distribución Eléctrica, hace énfasis en
tener especial cuidado con afectación de bosques riparios —ubicados en zonas aledañas a cursos de agua— y la
fragmentación de ecosistemas; esto no implica que los bosques en Colombia, ni en ninguna parte del mundo, no vayan a ser
afectados por la construcción de hidroeléctricas.

Es más, según investigadores brasileros, los estudios de factibilidad de este tipo de proyectos por lo general ignoran el efecto
de la deforestación o asumen que la misma tendrá un efecto positivo sobre la descarga de agua y en la generación de energía.
Precisamente, en Brasil se ha concluido que las hidroeléctricas pueden ser motores de deforestación en zonas distantes de
este tipo de proyectos, puesto que los ganaderos y agricultores desplazados por la construcción de esta infraestructura se
ven abocados a tumbar bosque para buscar su asentamiento y medio productivo.

No hay que desconocer que la puesta en marcha de estas grandes obras implica también la construcción de vías y sus
consecuentes efectos negativos sobre la cobertura vegetal. De hecho, para José Manuel Ochoa, coordinador del Programa
Evaluación y Monitoreo del Instituto Alexander von Humboldt, “las carreteras son una de las principales causas asociadas
a la deforestación”.

Dentro de la afectación ambiental generada por el llenado de los embalses de las hidroeléctricas no se debe dejar pasar por
alto la eventual eutrofización del agua —proceso de alteración de un cuerpo hídrico, causado por una excesiva acumulación
de nutrientes que se manifiestan mediante cambios en la flora, fauna y en la composición química del agua— y la
deforestación que implica. Esto, por ejemplo, es lo que se ha considerado para la hidroeléctrica de El Quimbo, proyecto
localizado al sur del departamento del Huila entre las cordilleras Central y Oriental, sobre la cuenca alta del río Magdalena,
en jurisdicción de los municipios de Tesalia, Paicol, Garzón, Gigante, El Algrado y Altamira.

De acuerdo con Alfredo Ramos, investigador de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, como consecuencia
de la deforestación del 22,4 % de la biomasa en el área de inundación de El Quimbo, “se requiere la implementación de
sistemas de depuración de aguas residuales para que los elevados niveles de fósforo no afecten a las comunidades y a la
biota asociadas a este proyecto hidroeléctrico”.

Para el ingeniero Juan José Mariño, de la empresa Ingetec —una de las firmas de ingeniería más grandes del país con
experiencia en el diseño de hidroeléctricas—, “el deterioro ambiental reciente de Colombia se explica, principalmente, por
un fuerte incremento demográfico y económico en condiciones de bajísimo control estatal. La construcción de obras de
infraestructura ha contribuido significativamente a este deterioro”.

Todos estos efectos directos e indirectos sobre la conservación de bosques deben ser considerados a la hora de iniciar un
proyecto de esta envergadura. Máximo cuando el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM)
ha estimado que en los últimos 25 años se han perdido casi 6 millones de hectáreas de bosque, particularmente en el norte
de la cordillera de los Andes, la región Caribe y la Amazonía. El Instituto Humboldt también ha calculado, además, que en
el país solo queda el 8 % de los 9 millones de hectáreas de bosque seco tropical estimadas en los años 80.

De hecho, este último tipo de ecosistema fue el afectado por la construcción de la hidroeléctrica de El Quimbo, lo que ha
llevado a que EMGESA —empresa operadora de este proyecto— se encuentre actualmente en el proceso de restaurar más
de 11 000 hectáreas de bosque seco afectadas por la construcción y llenado del embalse de gran obra. También debe
compensar a la comunidad afectada por este megaproyecto de infraestructura.

Y es que la conservación de los bosques asociados a las hidroeléctricas es algo mandatorio para las empresas, ya que de
estos depende la generación de energía. «Está comprobado que la pérdida de la cobertura boscosa puede reducir la descarga
de los ríos e inhibir el régimen de lluvias en la zona». Es decir, la eficiencia de estas generadoras de energía depende de la
integridad de los bosques, tal como lo indica el estudio de investigadores brasileros citado anteriormente.

Lo señalado es de particular importancia para el caso colombiano, ya que el panorama de los bosques en Colombia no es el
mejor y la UPME tiene dentro de sus planes a futuro la construcción de más hidroeléctricas.

La transformación de un ecosistema

No obstante los enormes impactos que han sido identificados y documentados, las hidroeléctricas también pueden traer
beneficios ambientales. Las represas, a pesar de la afectación que generan a los sistemas ecológicos y a la biodiversidad
acuática, representan recursos ambientales nuevos que permiten el suministro de energía limpia y una oferta de recursos y
hábitat para la vida silvestre.

En un estudio liderado por el profesor Germán Andrade, en el que participaron investigadores de la Fundación Humedales,
el Jardín Botánico de Medellín e Isagen —empresa de generación y comercialización de energía—, se sostiene que en la
represa de Hidromiel (departamento de Caldas) en los últimos veinte años se observó un cambio importante de la cobertura
vegetal en el área de influencia de este proyecto hidroeléctrico. “El desarrollo de vegetación secundaria de tipo arbórea es
total dentro de los predios adquiridos y parcial en su área colindante. La cobertura boscosa pasó de 188 hectáreas (6 %) a
2527,3 hectáreas (89,5 %)”, concluye el estudio.

En Hidromiel los cambios más notorios se refieren al paso de zonas abiertas o de rastrojos bajos a bosques secundarios. El
estudio en mención, realizado entre 1991 y 2011, además del cambio en la superficie de las coberturas evidenció una
modificación en el patrón espacial de los ecosistemas, con una disminución del número de fragmentos y de clases de tamaño.
“En general para todas las especies amenazadas se presentó un cambio positivo en la calidad y extensión de su hábitat, que
podría ser sustancial para la supervivencia local de al menos tres de las cuatro especies de aves amenazadas”, destaca el
estudio.

Bosque nativo alrededor de Hidromiel en el departamento de Caldas. Foto: Guillermo Rico.


En este caso puntual se logró demostrar que a pesar de los impactos no mitigables de los proyectos hidroeléctricos —y que
son innegables—, su eventual contribución a la conservación de bosques y poblaciones naturales no debe verse con desdén.
Al contrario, esto también debe considerarse a la hora del otorgamiento de las licencias ambientales y de promover, dentro
de los constructores y operadores de hidroeléctricas, una eficiente gestión empresarial de la biodiversidad.

Es indudable que la construcción de represas es clave para el aprovechamiento energético de los ríos, así como para atender
las demandas de agua en zonas donde la oferta natural en época seca es insuficiente. Sin embargo, para el ingeniero Mariño
de Ingetec, “en numerosos casos su construcción no ha generado los beneficios y la rentabilidad esperados y, por el contrario,
ha causado el desplazamiento y empobrecimiento de numerosas personas, el daño de importantes ecosistemas, la afectación
de la vida y productividad acuática y una inequitativa distribución de sus costos y beneficios”.

Luego, al igual que sucede con muchos debates relacionados con conservación y desarrollo, en relación con el efecto que
tienen las hidroeléctricas sobre la cobertura boscosa, es preciso no generalizar. “Desafortunadamente la polémica sobre los
embalses, al igual que las discusiones sobre la realidad del calentamiento global del planeta, ha sido manipulada por intereses
no declarados que, en algunos casos se beneficiarían si no se desarrolla el potencial hidroeléctrico y en otros, si por el
contrario, se mantienen dudas sobre los efectos del fenómeno de calentamiento global”, sostiene Mariño.

Impactos ambientales/Proyectos hidroeléctricos


Los proyectos hidroeléctricos incluyendo las represas, los reservorios, los canales, los conductos, las centrales
eléctricas y las playas de distribución que se emplean para generar electricidad. La represa y el reservorio pueden ser
multipropósitos; si las características de lluvia en la cuenca hidrográfica y el caudal del río, y los modelos de uso del agua
y la energía permiten, los reservorios hidroeléctricos pueden proporcionar uno o más de los siguientes servicios:

 riego,
 control de inundación,
 fuente de agua,
 recreación,
 pesca,
 navegación,
 control de sedimento,
 control de los atascamientos de hielo y
 control de las roturas de los lagos glaciales.
Sin embargo, estos usos compiten por el agua que está almacenada en el reservorio, y cada uno puede implicar un modo de
operación diario o anual diferente del reservorio.
En un proyecto hidroeléctrico, por ejemplo, el operador optimiza los beneficios energéticos, variando el nivel del reservorio
según las normas que se aproximen a la trayectoria del reservorio durante un año muy seco. Para controlar las inundaciones,
el operador bajará el nivel del reservorio para disponer del volumen máximo para retención de las inundaciones al inicio de
la temporada de lluvia. Los reservorios de riego se llenan y se ocupa el agua según las temporadas de crecimiento de los
cultivos que están bajo riego. Durante la planificación del proyecto y el desarrollo de la curva de uso, se debe resolver
cualquier conflicto entre los usos competitivos.
Los proyectos hidroeléctricos, necesariamente, implican la construcción de líneas de transmisión para transportar la
energía a los usuarios. Estas se tratan, en forma separada, en el capítulo Líneas de transmisión.

Impactos ambientales potenciales[editar]


La construcción y operación de la represa y el reservorio constituyen la fuente principal de impactos del proyecto
hidroeléctrico (ver el capítulo: Presa hidráulica). Los proyectos de las represas de gran alcance pueden causar cambios
ambientales irreversibles, en un área geográfica muy extensa; por eso, tienen el potencial de causar impactos importantes.
Ha aumentado la crítica de estos proyectos durante la última década. Los críticos más severos sostienen que los costos
sociales, ambientales y económicos de estas represas pesan más que sus beneficios y que, por lo tanto, no se justifica la
construcción de las represas grandes. Otros mencionan que, en algunos casos, los costos ambientales y sociales puede ser
evitados o reducidos a un nivel aceptable, si se evalúan, cuidadosamente, los problemas potenciales y se implementan
medidas correctivas que son costo efectivas.
El área de influencia de una represa se extiende desde los límites superiores del reservorio hasta los esteros y las zonas
costaneras y costa afuera, e incluyen el reservorio, la represa y la cuenca del río, aguas abajo de la represa. Hay impactos
ambientales directos asociados con la construcción de la represa (p.ej., el polvo, la erosión, problemas con el material
prestado y de los desechos), pero los impactos más importantes son el resultado del embalse del agua, la inundación de la
tierra para formar el reservorio, y la alteración del caudal de agua, más abajo. Estos efectos ejercen impactos directos en los
suelos, la vegetación, la fauna y las tierras silvestres, la pesca, el clima y la población humana del área. (Ver, al final de este
capítulo, otros ejemplos y las medidas de atenuación que se recomiendan.)
Los efectos indirectos de la represa incluyen los que se asocian con la construcción, el mantenimiento y el funcionamiento
de la represa (p.ej., los caminos de acceso, los campamentos de construcción, las líneas de transmisión de energía) y el
desarrollo de las actividades agrícolas, industriales o municipales que posibilita la represa.
Además de los efectos directos e indirectos de la construcción de la represa sobre el medio ambiente, se deberán considerar
los efectos del medio ambiente sobre la represa. Los principales factores ambientales que afectan el funcionamiento y la
vida de la represa son aquellos que se relacionan con el uso de la tierra, el agua y los otros recursos en las áreas de captación
aguas arriba del reservorio (p.ej., la agricultura, la colonización, el desbroce del bosque) que pueden causar una mayor
acumulación de limos, y cambios en la cantidad y calidad del agua del reservorio y del río. Se tratan estos aspectos en los
estudios de ingeniería.

Temas especiales[editar]
Efectos hidrológicos y limnológicos[editar]
Al represar un río y crear una laguna, se cambia profundamente la hidrología y limnología del sistema fluvial. Se producen
cambios dramáticos en el flujo, la calidad, cantidad y uso del agua, los organismos bióticos y la sedimentación de la cuenca
del río. Los proyectos hidroeléctricos, en particular, tienden a crear cambios importantes en los modelos de flujo del río,
aguas abajo, porque se controla el almacenamiento y la descarga del agua según los ciclos de demanda energética, y no los
ciclos hidrológicos, a los cuales el medio ambiente ribereño está adaptado.
La descomposición de la materia orgánica de las tierras inundadas enriquece de alimentos el medio ambiente. Los
fertilizantes empleados aguas arriba se suman a los alimentos que se acumulan y se reciclan en el reservorio. Esto soporta
no solamente la pesca, sino también el crecimiento de las hierbas acuáticas, como nenúfares y jacintos de agua. Las esteras
de hierbas y algas pueden constituir molestias costosas, si obstruyen las salidas de la represa y los canales de riego, destruyen
la pesca, limitan la recreación, aumentan los costos de tratamiento del agua, impiden la navegación y aumentan,
substancialmente, las pérdidas de agua a causa de la transpiración.
Si el terreno inundado tiene muchos árboles y no se lo limpia adecuadamente antes de inundarlo, la descomposición de esta
vegetación agotará los niveles de oxígeno en el agua. Esto afectará la vida acuática, y puede causar grandes pérdidas de
pescado. Los productos de la descomposición anaeróbica incluyen el sulfuro de hidrógeno, que es nocivo para los
organismos acuáticos y corroe las turbinas de la represa, y el metano, que es un gas explosivo y de invernadero.
El agotamiento del oxígeno ocurre primero en el agua más profunda, donde el oxigeno empleado por la bacteria en el
proceso de descomposición no es reemplazado por la fotosíntesis de las plantas. Si la toma para la generación de energía
está ubicada a un nivel bajo del reservorio, que, usualmente, es el caso, el agua que se libera de las turbinas puede carecer
de oxígeno y tener sulfuro de hidrógeno. Además, puede tener un pH inferior y ser más fría que el agua superficial. Al
liberar agua con estas características, se puede afectar, negativamente, las comunidades de plantas y animales del río debajo
de la represa.
Las partículas en suspención que trae el río se asientan en el reservorio, limitando su capacidad de almacenamiento y su
vida, privando el río de los sedimentos, aguas abajo. Muchas áreas agrícolas de las planicies de inundación han dependido
siempre de los limos ricos en alimentos para sostener su productividad. Como el sedimento ya no se deposita, aguas abajo,
en la planicie de inundación, esta pérdida de alimentos deberá ser compensada mediante el uso de fertilizantes, para
mantener la productividad agrícola. La liberación de las aguas libres de sedimento, relativamente, puede lavar el lecho del
río, aguas abajo (que puede ser beneficio, en algunos casos, y perjudicial, en otros).
Los efectos adicionales de los cambios en la hidrología de la cuenca del río, incluyen las variaciones en el nivel freático,
aguas arriba y abajo del reservorio, y la incursión del agua salada a los esteros, causando impactos ecológicos directos y
afectando a los usuarios, aguas abajo.
Tema sociales[editar]
A menudo, las comunidades e industrias que se encuentran distantes de la represa disfrutan de los beneficios. Pero los que
soportan la mayor parte de los costos ambientales y sociales de la construcción de la represa, a saber: los habitantes del área
inundada por el reservorio, posiblemente, no reciban su participación proporcional de los beneficios. Al llenar el reservorio,
se produce el desplazamiento involuntario de las personas que viven en el área (en algunos proyectos, cientos de miles o
más de un millón de personas), y esto les afecta, profundamente, a ellos y a la gente ya establecida en las áreas de
reasentamiento (Para mayor información sobre el "Desplazamiento Involuntario", ver el capítulo específico). A las
personas que permanecen en la cuenca del río, a menudo, se los restringe el acceso al agua, la tierra y los recursos bióticos.
Se interrumpe la pesca artesanal ribereña y la agricultura tradicional (tipo recesión) de la planicie de inundación, a causa de
los cambios en el caudal y la reducción en el asentamiento de limos. Las planicies de inundación de muchos ríos del trópico
son áreas enormes de gran importancia para la población humana y la de los animales; al reducirse el tamaño de estos
terrenos, tiene que haber un cambio en el uso de la tierra, si no las poblaciones se verán obligadas a cambiarse de sitio. A
menudo, se aumentan las enfermedades relacionadas con el agua (p.ej., la malaria, la esquistosomiasis, la oncocerciasis, la
encefalitis), si son endémicas en el área, como resultado de la creación del reservorio y los medios necesarios para su
manejo.
Los problemas sociales y ambientales surgen de la migración controlada e incontrolada de otros grupos al área, es decir, los
trabajadores de la construcción y los empleados de la central hidroeléctrica, los jornaleros temporales que trabajan en las
otras actividades inducidas por la represa, y los campesinos que aprovechan el mayor acceso al área gracias a los caminos,
líneas de transmisión o mejor transporte fluvial (ver los Capítulos "Colonización de Nuevas Tierras" y "Desarrollo
Inducido"). Las consecuencias son: problemas de la salud, agotamiento de los servicios públicos, competencia por los
recursos, conflictos sociales e impactos ambientales negativos para la cuenca, el reservorio y el valle del río, aguas abajo.
Pesca y fauna[editar]
Como se mencionó anteriormente, la pesca ribereña, usualmente, se deteriora, debido a los cambios en el caudal del río, la
degradación de la calidad del agua, la pérdida de los sitios de desove y las barreras que impiden la migración de los peces.
Sin embargo, se crean recursos de pesca en el reservorio, que, a veces, resultan más productivos que los que hubieron,
anteriormente, en el río.
En los ríos que tienen esteros que son, biológicamente productivos, los peces y moluscos sufren debido a los cambios en el
flujo y la calidad del agua. Las variaciones en el caudal de agua dulce, y, por tanto, en la salinidad del estero, cambia la
distribución de las especies y los modelos de reproducción de los peces. Las variaciones en la cantidad de alimentos y el
deterioro en la calidad del agua del río, pueden tener efectos profundos para la productividad del estero. Estos cambios
pueden tener resultados importantes para las especies marinas que se alimentan o pasan parte de su ciclo vitalicio en el
estero, o que son influenciadas por los cambios en la calidad de las áreas costaneras.
El mayor impacto para la fauna se originará en la pérdida de hábitat, que ocurre al llenar el reservorio y producirse los
cambios en el uso de la tierra de la cuenca. Pueden ser afectados los modelos de migración de la fauna, debido al reservorio
y el desarrollo que se relaciona con este. La caza ilegal y la erradicación de las especies consideradas como plagas agrícolas,
tienen un efecto más selectivo. La fauna y las aves acuáticas, los reptiles y los anfibios pueden prosperar gracias al
reservorio.
Amenaza sísmica[editar]
Existe mucha evidencia que ha relacionado la creación de los reservorios con los eventos sísmicos; sin embargo, la
probabilidad de que cause actividad sísmica en las áreas asísmicas es difícil de predecir. En las áreas sísmicas, el reservorio
puede adelantar el acontecimiento de un terremoto, con el posible resultado de que los eventos sean más frecuentes pero
menos destructivos. La Evaluación Ambiental debe considerar estos dos fenómenos.

Manejo de la cuenca hidrográfica[editar]


Es un fenómeno común, ver el aumento en la presión sobre las áreas altas encima de la represa, como resultado del
reasentamiento de la gente de las áreas inundadas y la afluencia incontrolada de los recién llegados al área. Se degrada el
medio ambiente del sitio, la calidad del agua se deteriora, y las tasas de sedimentación del reservorio aumentan, a raíz del
desbroce del bosque para agricultura, la presión sobre los pastos, el uso de químicos agrícolas, y la tala de los árboles para
madera o leña. Asimismo, el uso del terreno de la cuenca alta afecta la calidad y cantidad del agua que ingresa al río. Por
eso, es esencial que los proyectos de las represas sean planificados y manejados considerando el contexto global de la cuenca
del río y los planes regionales de desarrollo, incluyendo, tanto las áreas superiores de captación, aguas arriba de la represa
y la planicie de inundación, como las áreas de la cuenca hidrográfica aguas abajo.
Alternativas del proyecto hidroelectrico[editar]
Existe una variedad de alternativas para los proyectos hidroeléctricos propuestos. Individual o colectivamente, pueden
influenciar el tamaño, la ubicación y el momento de implementación del proyecto hidroeléctrico propuesto.
 Se puede cambiar la demanda de energía, aplicando medidas de conservación, mejorando la eficiencia, o restringiendo
el crecimiento regional;
 Se puede utilizar centrales termoeléctricas o fuentes alternativas de energía, incluyendo cogeneración, por la industria,
de energía hidroeléctrica de baja carga hidrostática, biogás, etc.;
 Se puede investigar la posibilidad de ubicar el proyecto en un río que ya tenga una represa, diversificando sus funciones:
 Se debe ubicar la represa propuesta, de tal manera que se reduzcan al mínimo los impactos negativos y sociales;
 Es posible ajustar la altura de la represa, su área de inundación, o el diseño, para reducir los impactos ambientales
negativos.

Impacto ambiental de la Generación Hidroeléctrica


La generación hidroeléctrica a través de centrales de embalse o centrales de pasada pueden generar impactos ambientales y
sociales. Algunos impactos son:

· Alteración de los ecosistemas terrestres y de la biodiversidad.


· Alteración de los ecosistemas acuáticos y biodiversidad, e impactos en la pesca.
· Cambios en el régimen del río, alteración de ciclos naturales de crecidas.
· Alteración de paisaje
· Impactos socioeconómicos y arqueológicos
Impactos en comunidades indhígenas

NOTICIA ( 5-sept-2019) SEMANA SOSTENIBLE, revista dedicada a temas sociales, económicos y


ambientales
Represas y embalses: grandes amenazas para los ríos

En el planeta existen cerca de 60.000 grandes represas y más de 3.700 están en planificación o construcción.
Este tipo de estructuras contribuyen a la pérdida de conectividad de los ríos, según un estudio publicado en la
revista Nature.

El estado de conectividad de 12 millones de kilómetros de ríos alrededor del mundo fueron analizados por un
equipo de 34 investigadores internacionales de la Universidad McGill, World Wildlife Fund (WWF) y otras
instituciones.

Los resultados sorprendieron. Solo un tercio (37%) de los 246 ríos más largos del mundo siguen fluyendo
libres, destacó el informe que fue publicado en la revista científica Nature.

El documento señaló, además, que las represas, embalses y diques son los principales contribuyentes a la
pérdida de conectividad de los ríos. Los investigadores determinaron que solo 21 de los 91 ríos del mundo con
más de mil kilómetros de longitud y que originalmente fluían al mar, aún conservan una conexión
directa desde sus lugares de nacimiento hasta su desembocadura en los océanos.

"Los ríos del mundo conforman una intrincada red con enlaces vitales a la tierra, el agua subterránea y la
atmósfera. Los que fluyen libremente son importantes, tanto para los seres humanos como para el ambiente,
pero el desarrollo económico alrededor del mundo los está reduciendo. Nuestro estudio utiliza imágenes
satelitales y otros datos para examinar la extensión de estos ríos con mayor detalle que nunca",
comentó Günther Grill, autor principal de la investigación e integrante del Departamento de Geografía de la
universidad canadiense McGill.
Según la investigación, los únicos ríos que todavía fluyen libremente se encuentran ubicados en remotas
regiones del Ártico, la cuenca del Amazonas y la del Congo. Esto quiere decir que Europa, Estados Unidos,
China, México, Oriente Medio, la mayor parte de India, el sur de África, Australia, el sudeste asiático y una
parte al sur de América Latina ya no tienen ríos libres de barreras humanas.

“Los ríos proporcionan una gran variedad de beneficios, que son a menudo subestimados y pasados por alto.
Este mapa, primero en su tipo, sobre los ríos que siguen fluyendo libremente en el mundo ayudara en la toma de
decisiones para priorizar y proteger el valor que dan los ríos a la gente y a la naturaleza, pues estos
ecosistemas son parte vital de nuestro planeta", dijo Michele Thieme, científica de agua dulce y líder de la
iniciativa ríos que fluyen libremente de WWF.

Le sugerimos: Hidroeléctricas en el Amazonas tienen efectos devastadores

Estos ecosistemas y los peces que habitan en estos son cruciales para la seguridad alimentaria de centenares de
millones de personas, a la vez que conforman una protección contra las inundaciones y sequías extremas y
aportan los sedimentos a los grandes deltas. Se estima que actualmente existen 2,8 millones de presas en el
mundo, de las cuales 60.000 son grandes represas, de al menos 15 metros de altura. Entre tanto, se conoce
que más de 3.700 están en proceso de construcción o en proyecto.

La interrupción de la conectividad de los ríos a menudo disminuye o incluso elimina estos servicios
ecosistémicos fundamentales.

La protección de los ríos que fluyen libres también es vital para salvar la biodiversidad de los sistemas de agua
dulce. Reciente análisis de 16.704 poblaciones de vida silvestre a nivel mundial demostraron que las
poblaciones de especies de agua dulce experimentaron la mayor disminución entre todos los vertebrados en los
últimos cincuenta años, decayendo en promedio 83% desde 1970.

"Con los embalses, cambias la temperatura del agua, más caliente en un caudal menor, y la circulación del
oxígeno. Ni hablar de los peces migratorios. Los ríos son, literalmente, las venas de nuestros ecosistemas. La
diferencia es que nuestro cuerpo reacciona enseguida ante un obstáculo, mientras que el ecosistema necesitará
siglos", expresó Pao Fernández, ingeniera de la Fish Migration Foundation al periódico El País.

El estudio también recalcó que el cambio climático amenazará aún más la salud de los ríos en todo el
mundo. "Las crecientes temperaturas ya están afectando los patrones de flujo, la calidad del agua y la
biodiversidad. Mientras tanto, a medida que los países transitan a economías con bajas emisiones de carbono, se
acelera la planificación y el desarrollo de energía hidroeléctrica, lo que aumenta la necesidad de impulsar
sistemas de energía que reduzcan el impacto ambiental y social en general", manifestó WWF en un
comunicado.
"La energía renovable es como una receta donde tienes que encontrar la combinación correcta de ingredientes
para tener una red de energía sostenible y un planeta que pueda prosperar. Si bien la energía hidroeléctrica
desempeña un papel en el campo de las energías renovables, las energías eólica y solar bien planeadas
pueden ser mejores opciones para los ríos, las comunidades, las ciudades y la biodiversidad que dependen
de ellos", manifestó Thieme.

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