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Y a ti también.

Marcos 16:7 RV 1960: Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va
delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo.
La vida de aquellos que se deciden por seguir a Jesús muchas veces, aunque
no lo queramos está llena de altos y bajos, momentos en que caminamos
firmemente de su mano y momentos en que por nuestras acciones inútilmente
intentamos escondemos de su presencia, tiempos en que con firmeza
reconocemos a Jesús como el Hijo del Dios viviente, en que por su llamado y
con un poco de osadía nos aventuramos a caminar sobre el mar en medio de la
más feroz de las tormentas, momentos en que vemos cara a cara a Jesús
transfigurado, pero también tiempos en que lloramos amargamente por haberle
negado. Esto le pasó a Pedro, a una roca firme, a una de las columnas de la
iglesia primitiva, créame amado hermano que no exageramos cuando los que
estamos aquí al frente, les decimos que somos los menos dignos, ya quisiera yo
que el ser Anciano, que tener dones espirituales y dones ministeriales te haga
inmune a las tentaciones y al pecado, como suele decir Segundito: “no orinamos
agua bendita” y es necesario que tú lo sepas, tus líderes también se cansan,
también se enojan, también son tentados y en más de una ocasión sucumben
ante la tentación, no hay uno sólo que en algún momento, reciente o pasado no
haya fallado, Proverbios 24:16 (RVR1960) Porque siete veces cae el justo, y
vuelve a levantarse… pero aquellos que hemos sido justificados por la sangre
de Jesús no nos quedamos caídos sino que aceptando Su Gracia y Su Perdón
volvemos a levantarnos.
Y en la escritura vemos a un Pedro, en uno de esos capítulos de la vida que te
causa vergüenza el sólo recordarlo: Marcos 14: 66-72 (RVR1960)
66 Estando Pedro abajo, en el patio, vino una de las criadas del sumo sacerdote;
67 y cuando vio a Pedro que se calentaba, mirándole, dijo: Tú también estabas
con Jesús el nazareno. 68 Mas él negó, diciendo: No le conozco, ni sé lo que
dices. Y salió a la entrada; y cantó el gallo. 69 Y la criada, viéndole otra vez,
comenzó a decir a los que estaban allí: Este es de ellos. 70 Pero él negó otra
vez. Y poco después, los que estaban allí dijeron otra vez a Pedro:
Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres galileo, y tu manera de hablar es
semejante a la de ellos. 71 Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No
conozco a este hombre de quien habláis. 72 Y el gallo cantó la segunda vez.
Entonces Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: Antes que
el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Y pensando en esto, lloraba.
Horas antes había ofrecido hasta morir si era necesario con tal de no negarle, y
muy pocos tenían tantos motivos como Pedro para hacer esta declaración, fue
él junto con Santiago y Juan testigo presenciales y privilegiados de cosas que ni
siquiera los otros 9 discípulos restantes presenciaron, como la transfiguración y
la agonía del Getsemaní, fue le único en caminar sobre las aguas, fue quien dijo:
“Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.”; “Tú eres el Cristo,
el Hijo del Dios viviente.”, esa noche le falló a Jesús, era imposible para Pedro
no pensar en cada momento junto a Jesús, en cada palabra compartida, en cada
pregunta respondida, en cada aventura, en cada milagro que vieron sus ojos, e
incluso aún estaba fresco en Pedro el recuerdo de esa misma noche, cuando él
en un acto de arrebato carnal saca su espada y con toda la intención de
decapitarlo, apenas alcanzó a cortarle la oreja a Malco y Jesús su amigo y
maestro borró con un milagro la evidencia de aquel intento de asesinato al
pegarle la oreja al joven esclavo.
Pedro lo negó en medio de la servidumbre, no lo negó ante los más elevados
tribunales, ni delante de la gente más importante de Jerusalén, no fue ante en
sanedrín ni ante el sumo sacerdote, fue en medio de la oscuridad de la noche,
bajo las tenues luces de las antorchas y ante la servidumbre de los enemigos de
Jesús, es que no importa si tu pecado no es público y notorio, ten la certeza que
Él lo sabe, y que aún cuando pecas, su mirada de amor y de misericordia se
sigue posando sobre ti. No te mira para acusarte, no te mira para humillarte, te
mira para levantarte, para hacerte saber que su amor sigue intacto, para hacerte
saber que sigue confiando en ti.
En lo personal hay incontables capítulos de mi vida que prefería que no hubiesen
sucedido, veces en las que conscientemente hice cosas que sabía que se iban
en contra de la voluntad de Dios, veces en las que pequé, antes de casado,
estando activo en el servicio al Señor, sucumbí ante el pecado de la fornicación,
de la mentira, de la deshonra a mis padres, fallé a mis amigos; ya casado, he
ofendido a mi esposa, con hechos y con palabras desagradables, he actuado
incorrectamente con mis hijos, me he resentido, he intentado prosperar en mis
fuerzas creyendo tontamente que mis métodos son mejores que las
recomendaciones que Dios da en su palabra, en fin, me es insuficiente el tiempo
en esta mañana para entra en detalles de cada cosa incorrecta que he hecho en
mi vida, pero en resumen, he fallado… Y por ello, en más de una ocasión no me
he sentido digno de servir al Rey de Reyes, y he querido abandonarle y regresar
a mi vida natural, pero no, El Señor no dejó que me quede caído, fui alcanzado
por Su gracia, me arrepentí, pedí perdón, fui levantado y me esfuerzo cada día
por no volverle a fallar en aquello que me perdonó. No estoy aquí por méritos
propios, si ven algo de esfuerzo en mi por seguir y servir al Señor es porque sé
de lo que me perdonó, es porque sé de lo que me sacó, es porque sé de lo que
me libró, es porque se todo lo malo que soy capaz de hacer si no estoy junto a
ÉL, sé que separado de Él nada bueno puedo hacer. Todo, todo se lo debo a Él,
es Su gracia, es Su amor, es Su perdón, es Su misericordia la que se refleja en
mi vida.
Marcos 16:7 RV 1960: Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va
delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo.
En lo personal, me impacta poderosamente este relato, aquel angel les está
confirmando la resurrección a las mujeres (María Magdalena, María la madre de
Jacobo, y Salomé) que devotamente y talvez minimizadas en su fe fueron a
embalsamar el cuerpo de aquel que había prometido resucitar al tercer día y ese
plazo se había cumplido hace precisamente unas pocas horas, pasan
súbitamente del del espanto por la pérdida del cuerpo al gozo de saber que había
resucitado. Pero hay en el mensaje del ángel un detalle importante “Y a Pedro”,
no dijo “y a Juan, el que estuvo al pie de la cruz y no abandonó a mi madre” dijo
“y a Pedro”, el que me falló, el que me negó, el que por ello no se siente digno ni
siquiera de llamarse “discípulo”, el que volvió a su antigua vida, díganle a él que
Jesús lo manda a llamar, puedo imaginar a Jesús, antes de ser llevado ordenarle
al ángel: asegúrate de decirle a los primeros en vengan a buscarme que como
prometí he resucitado, que vayan a Galilea como se los dije, y principalmente
asegúrate en decirles que le avisen a Pedro que vaya a mi encuentro, que así
como vi su pecado también vi su arrepentimiento y que he escuchado su clamor
y que le he perdonado.
Su amor es más grande que tu pecado, el no te desecha, él te manda a buscar.
Una gran lección que podemos ver en el perdón integral de Jesús a Pedro fue
que le restauro inmediatamente a su condición de discípulo, de apóstol, de su
grupo más cercano… No le dijo “te perdono, pero ya de mis discípulos no eres
parte”, “te perdono, pero de ahora en adelante contigo de lejitos”. Querido, si les
has fallado, si has pecado al punto de que con tus acciones has negado a Jesús,
hoy Él te dice, Yo Soy el Dios de las segundas oportunidades, me fallaste, pero
con el mismo amor con el que te vi por primera vez, hoy pongo sobre ti mi mirada
nuevamente y te digo lo que ya te dije TE PERDONO, y así como a Pedro hoy a
ti también te mando a buscar, no tardes en llegar...

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