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Maestra Sumamente Apropiada (Fuego Sin Humo Segunda Parte), Una
Maestra Sumamente Apropiada (Fuego Sin Humo Segunda Parte), Una
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La sombra que se alzaba tras él se desvaneció con sus palabras, pero Tadaji no se permitió
emitir un suspiro de alivio. Nada podía ser tan sencillo… a continuación vendrían los términos
del perdón del Emperador, y los Fénix no permitirían a su clan salir de esta completamente in-
cólume. No si los Maestros Elementales tenían algo que decir en el asunto.
—Los Unicornio han servido bien al Emperador durante sus viajes por tierras extranjeras, así
como desde su regreso. No vemos motivo para evitar que sigan sirviéndole de la misma forma.
Sin embargo…
Aquí llegaba.
—Los Seppun también debemos cumplir con nuestro deber, y no podemos proteger al Em-
perador sabiendo tan poco de esta práctica y su naturaleza. Solicitamos que uno de los expertos
Unicornio en esta práctica viaje hasta la capital para enseñar a nuestros guardias.
¡Modifica el trato! Endulza el airag de algún modo para beneficiarnos. Empezó a hablar, pero
se detuvo. ¿Qué podría decir para hacer que los imperiales mostrasen más clemencia de la que
ya habían demostrado?
Ishikawa continuó. —Sabemos que la hija de Iuchi Daiyu ha completado hace poco su gem-
pukku y se encuentra entre los practicantes de meishōdō más prometedores de vuestro clan.
Ah, sí. Shahai. La candidata perfecta para servir de maestra… y de rehén. ¿Había sido
idea de Kaede?
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Un golpe maestro: si la magia Unicornio dejaba de ser aceptable, el clan se vería obligado a
cesar de inmediato en su uso o arriesgarse a que algo le sucediese a la hija del daimyō Iuchi.
El sombrío asistente se había apartado para situarse sobre su cabeza, con la espada lista
para golpear.
—Será un huésped de honor en este palacio, y disfrutará de todos los lujos de la Ciu-
dad Prohibida.
Así que la apartarían de su gente, de su padre y de su hogar. Iban a convertirla en un simple
engranaje de las maquinaciones de la corte, y en una traidora a ojos de los suyos. Revelaría los
secretos de su familia traicionando con ello sus tradiciones, aunque fuese siguiendo una orden
directa del Emperador. Nunca volvería a ser realmente bienvenida en la familia Iuchi.
Nada de aquello le importaba al Emperador ni a su familia. ¿Y por qué debería importar-
les? —Por supuesto. Enviaré un mensajero al señor Iuchi Daiyu en una de nuestras monturas
más veloces.
—El Emperador os asegura que todos sus vasallos son altamente valorados por su servicio.
—Aceptamos humildemente la fe del Emperador, y nos sentimos inmensamente agradecidos
de tenerla —el resto del clan tendría que sentir lo mismo. No les quedaba otra elección.
Sí; la sabiduría del Emperador había librado a la delegación Unicornio de la humillación de
sufrir un revés terrible en sus recursos en el momento en el que necesitaban ser aliados fuertes
y atractivos ante el Clan de la Grulla y utilizar el poder político de ese clan, aunque los cofres de
Hotaru no fuesen capaces de engrasar las ruedas diplomáticas con tanta facilidad como antaño.
El Clan del León se enfurecería, pero sus relaciones con el Clan del Unicornio no eran pre-
cisamente cordiales. Se encargaría del embajador Ikoma Ujiaki, aunque fuese posible que sus
palabras se transformasen pronto en ataques en el campo de batalla.
Sin embargo, el Clan del Fénix no dejaría de mirar al Clan del Viento con suspicacia. Resulta-
ría casi imposible obtener su ayuda, ni siquiera con la asistencia del Clan del Dragón.
Con un solo golpe se habían movido todas piezas de la partida, como si alguien hubiese co-
gido el tablero de juego y lo hubiese movido todo a un lado. Algunas piezas acabarían cayendo
por completo.
La cuestión era si sería posible devolver a las piezas al tablero una vez hubiesen sido elimina-
das de la partida. Y qué podía hacer Tadaji para asegurarse de que sucediese.
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