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Módulo 1
El tiempo como un recurso
limitado
Contenido
CONTENIDO .................................................................................................... 2
INTRODUCCIÓN................................................................................................ 3
1. FUNDAMENTOS DE LA GESTIÓN DEL TIEMPO ......................................................... 4
2. CONCEPTOS ERRADOS EN LA GESTIÓN DEL TIEMPO ................................................. 7
3. REGLAS SOBRE EL ORDEN EN LAS TAREAS Y EL TIEMPO ........................................... 10
4. CONDICIONANTES ENTRE LOS HÁBITOS Y EL TIEMPO .............................................. 14
LISTA DE REFERENCIA ....................................................................................... 18
Introducción
Así, como primer paso se debe analizar el modo en que se utiliza el tiempo, para
conocer las causas del problema y poder diseñar estrategias que permitan el
cumplimiento de cada una de las metas propuestas, considerando la importancia
de la voluntad y el cambio de hábitos para incluir o eliminar aquellas prácticas
que impactan en la gestión del tiempo.
“El tiempo es oro” es una popular frase que hace referencia al valor que se le
atribuye al tiempo. Es un recurso que de acuerdo con Bustínduy (2015) posee
unas características relevantes que lo diferencian del resto:
Equidad: el tiempo es un recurso socializado, en tanto
independientemente de la condición, todas las personas disponen de 24
horas, 1 440 minutos y 86 400 segundos al día.
Gratuidad: es un recurso que no tiene costo.
Inelasticidad: el tiempo no se acumula, ni ahorra, ni presta. En este
sentido, puede invertirse o gastarse.
Para Peter Drucker, el tiempo es definido como algo perecedero que no puede
ser almacenado, irremplazable e insustituible (Gan & Triginé, 2012).
Así, en las organizaciones es relevante la gestión eficaz del tiempo propio y del
de los colaboradores, pues se traduce en un recurso en el que intervienen
distintos factores como la definición de objetivos, las prioridades, la información,
los métodos, la autodisciplina y el tratamiento de conflictos (Gan & Triginé, 2012),
convirtiéndose en necesaria la optimización y gestión de este recurso.
Actualmente para realizar una gestión eficaz del tiempo además de los objetivos
,
Así, ser eficiente implica el cómo hacer las cosas: conseguirlas con calidad,
usando menos recursos y en el menor tiempo posible. La eficacia en cambio
implica el qué hacer: conseguir resultados en relación al cumplimiento de metas
y objetivos. En suma, si gestionamos mejor nuestro tiempo, elevamos nuestro
nivel de productividad.
Así, los principales cuatro mitos de acuerdo con Santandreu (2007) son:
d. Un estilo sirve para todo. Este mito debe derrumbarse pues si bien existen
diversos modelos, formas o estrategias que se pueden aplicar, cada situación
tiene particularidades que necesitan adaptarse. Por ello, es importante adaptar
estas estrategias de gestión del tiempo a cada caso en particular.
a. El principio de Pareto
Vifredo Pareto fue un famoso economista y sociólogo italiano que estableció a
principios del siglo pasado que la riqueza estaba desigualmente repartida en la
sociedad italiana de su tiempo: un 20% de la población poseía el 80% de los
bienes. En este sentido, su principio establece que los elementos críticos de
cualquier conjunto o sistema constituyen, por lo general, solo una minoría
(Ballenato,P, 2013)
Este principio que es más conocido como regla del 80/20, parte de la observación
y se enfoca en que si se controla ese porcentaje minoritario se puede asegurar
la mayor parte del resultado que se obtendrá (Ballenato,P, 2013). Así, el 20% del
tiempo de trabajo de una persona contribuye al 80% de los resultados (estas no
tienen más pretensión que la de establecer órdenes de magnitud
b. El criterio ABC
Una forma ampliada y muy utilizada del principio anterior es la que se conoce
como «criterio ABC». Con relación al uso del tiempo, el criterio ABC recuerda que
una pequeña parte del tiempo de trabajo produce la mayor parte de los
resultados: el 15% de las actividades origina el 65% de estos. A este grupo se
llamará “A”. El siguiente grupo, denominado “B”, genera otro 20% de los mismos.
El 65% restante, el grupo “C”, tan solo aporta el 15% faltante.
Considerando esto, son las actividades localizadas en el grupo “A” las que deben
recibir prioridad absoluta pues su relevancia implica que se dedique tiempo
suficiente a ellas para obtener buenos resultados (Ballenato,P, 2013) Cuando se
trabaja en equipo, lo más probable es que sea el propio jefe quien deba ocuparse
directamente de este tipo de actividades.
Las tareas de tipo “B” son aquellos consideradas como importantes pero no de
inmediato, y probablemente tenderán a ser delegadas en más de una ocasión
(Ballenato,P, 2013).
Por último, las tareas del tipo “C” pueden merecer la delegación, una ejecución
rápida (con el menor consumo de tiempo) o incluso el olvido. Estas pueden ser
las tareas rutinarias,
d. La ley de Parkinson
Esta ley explica por qué las cosas llevan más tiempo del que deberían: “Cualquier
trabajo se dilata indefinidamente hasta llegar a ocupar todo el tiempo disponible
para efectuarlo completamente” (Bustínduy, 2015).
A todos nos ha ocurrido alguna vez algo parecido: cualquier tarea insignificante
nos ha llevado mucho más tiempo del necesario, solo porque no teníamos alguna
otra tarea pendiente que limitase el tiempo dedicado a la primera.
Trabajar sin plazos, sin tener en cuenta la existencia de otras tareas que también
deben ser realizadas, supone un elevado riesgo.
Si se asigna una hora a una tarea, es casi seguro que llevará una hora hacerla,
cuando menos. Pero si se asigna solo media hora, posiblemente ocupará media
hora o poco más. Así, es determinante incluir límites de tiempo, teniendo en
cuenta las siguientes recomendaciones:
a. Primera ley
“El tiempo que requiere una tarea crece cuando la interrumpimos y la
reanudamos” (Acosta, 2012); es decir, las tareas se alargan al interrumpirlas.
b. Segunda ley
“Para una tarea corta siempre hay un minuto; para una larga nunca hay tiempo.”
(Acosta, 2012). Esta ley denota que para las pequeñas tareas siempre se
encuentra el tiempo necesario para realizarlas, sin embargo, para las más
complejas o importantes que requieren mayor dedicación se suelen encontrar
mayores tropiezos o interrupciones que dificultan conseguir el resultado
esperado.
c. Tercera ley
“Lo perfecto no resulta rentable.” (Acosta, 2012). Esta ley La experiencia permite
establecer un gráfico que recoge (de forma intuitiva) cómo varía el valor de un
trabajo cualquiera en función del tiempo que se le dedica. El gráfico es aplicable,
de igual forma, a un trabajo sencillo que a una tarea más compleja.
Así, la evolución del valor de la tarea depende del tiempo que se invierta en ella:
Inicialmente, la tarea va consumiendo tiempo sin variar, prácticamente, su valor,
que sigue siendo nulo. De modo progresivo, va apareciendo un valor cada vez
mayor en nuestro trabajo, que va tomando forma, aunque falte cosas; pero llega
un momento en que, visiblemente, a un determinado aumento de tiempo
dedicado a la tarea no le corresponde otro aumento proporcional del valor de lo
realizado.
Se puede concluir que se hace fácil dedicar demasiado tiempo a tareas cortas y
poco importantes, y poco tiempo a otras largas que lo son mucho.
En resumen, la forma de mejorar nuestro uso del tiempo no está, como muchos
suelen suponer, en dedicar menos tiempo a cada actividad, sino en invertir en
cada una lo necesario, que a veces será más del que actualmente dedicamos (en
actividades largas e importantes), y en otros casos puede ser disminuido o
reducido a cero.
d. Cuarta ley
“La excelencia requiere dedicar cuatro veces
menos tiempo a lo que solo es urgente para poder
dedicar cuatro veces más tiempo a lo que sólo es
importante.” (Acosta, 2012). Esta ley denota que
depende de nuestra planificación del tiempo
aquello que se considera como urgente e
importante, y así poder gestionar y dedicar el
tiempo preciso a cada actividad planeada.
Lista de referencia
Acosta, J. (2012). Gestión eficaz del tiempo y control del estrés. Madrid: ESIC
Editorial.
Gan, F., & Triginé, J. (2012). Gestión del tiempo. Madrid: Ediciones Díaz de
Santos.