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Dialnet OficiosDeAntano 6028644
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Coordinación editorial
Javier González Santos y Alberto Carlos Polledo Arias
Edita:
sociedad protectora de la balesquida
Plaza de la Constitución. Oficina de Turismo, 2.ª planta
33009 Oviedo. Teléfono 984 281 135. Fax 984 281 136
labalesquida@telecable.es. www.martesdecampo.com
Horario de oficina
Lunes a viernes de 10,00 a 13,00 horas
Composición y maquetación
Krk Ediciones. C/ Álvarez Lorenzana, 27, 33007 Oviedo
www.krkediciones.com
Impresión
Grafinsa. Oviedo
issn 2445-2300 • d. l. as-970-2016
Índice
Salutación
José Antonio Alonso Menéndez . . . . . . . . . . . . 5
3
4 sociedad protectora de la balesquida
Estudios ovetenses
Santa María de Naranco: de pabellón profano a palacio sagrado. Hipótesis
de interpretación en función del análisis simbólico y arquitectónico
Francisco José Borge Cordovilla . . . . . . . . . . . . 159
El Oviedo que el rey Carlos I no visitó en 1517
Javier Rodríguez Muñoz. . . . . . . . . . . . . . . 183
Acerca del encañado de la Granda de Anillo
Manuel Gutiérrez Claverol . . . . . . . . . . . . . . 223
El escritor Rafael Zamora, marqués de Valero de Urría, en Oviedo y
entre metáforas
Antonio Masip Hidalgo . . . . . . . . . . . . . . . 259
El Conde de la Vega de Sella, D. Juan Uría y Cayetanín midiendo huesos
Emilio Marcos Vallaure . . . . . . . . . . . . . . . 277
Parroquias del concejo de Oviedo: Pintoria
Antonio Cuervas-Mons García-Braga . . . . . . . . . . 293
Semblanzas
Una excursión con Juan Ignacio Ruiz de la Peña (1941-2016).
Tras las huellas de la historia, en un día cualquiera de 2012
Miguel Ángel de Blas Cortina . . . . . . . . . . . . . 313
Nuestra galería
Lombardía y Aurelio Suárez, generosas aportaciones
Luis Feás Costilla . . . . . . . . . . . . . . . . . 331
Oficios de antaño: aguadores, serenos y
arrieros de Cangas del Narcea
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128 maría del carmen lópez villaverde
parecían destinados sólo para ellos, a juzgar por el número tan elevado que
los asumieron. Los pioneros fueron los aguadores y más tarde los serenos.
Ambos oficios ejercieron durante años un atrayente reclamo para familiares,
amigos y vecinos.
Si el progreso no había llegado a la zona de Cangas, si había carencia de
comunicaciones y los medios de transporte escasos y a veces inexistentes,
¿cómo afrontaban el trayecto que separaba el punto de partida del de llega-
da? Las comunicaciones eran difíciles y peligrosas; en invierno las nevadas
sobrepasaban con creces los treinta o cuarenta centímetros de altura y a con-
secuencia de ellas la comunicación entre Cangas del Narcea y León quedaba
interrumpida por el cierre del puerto de Leitariegos durante un tiempo
mayor o menor, dependiendo del rigor de la estación. Los cosarios o arrieros
del Puerto eran los artífices de poner en comunicación lugares tan alejados.
Los aguadores
Charles Roberts (activo entre 1870 y 1898), diseño y grabado, Sketches in Madrid: The
water supply of Madrid (aguadores madrileños), aguafuerte (162 × 235 mm) publicado en
The Illustrated London News, núm. 1914, vol. lxviii, Londres, sábado, 1 de abril de 1876,
pág. 333. Reproduce la fuente de fundición de hierro de ocho caños que había en la
plazuela de La Encarnación (Madrid).
determinada. A mediados del siglo xix esta patente costaba cincuenta reales
y veinte, la renovación anual. Durante el Trienio Liberal (1820-1823) cuando
Fernando VII acató a la fuerza la Constitución de Cádiz, la concesión fue
gratuita, pero al volver al absolutismo se concedieron nuevas licencias que
suscitaron problemas en el gremio de aguadores, según dependiera su nom-
bramiento de uno u otro régimen político, constitucionalista o realista, por-
que cada uno consideraba legítima su ansiada licencia. Una vez en su poder, el
aguador trabajaba por la cantidad estipulada mañana y tarde, llevando cubas de
agua o cántaros desde las fuentes públicas a los domicilios, a través de las calles,
subiendo y bajando escaleras, malcomiendo y mal durmiendo, descansando lo
imprescindible la mayoría de las veces en pésimas condiciones, alojados cerca
aguadores, serenos y arrieros de cangas del narcea 131
Asturianos aguadores en Madrid, fototipia de Octavio Bellmunt (165 × 201 mm). Ilus-
tración del tomo i de Asturias, obra dirigida por Octavio Bellmunt y Fermín Canella,
Gijón, 1895, lámina entre las págs. 14 y 15. Se reproduce por gentileza del Muséu del
Pueblu d’Asturies (Xixón).
Los serenos
El buen nombre que los aguadores del concejo de Cangas del Narcea
habían ganado por su meritorio trabajo en Madrid lo heredó más tarde
el cuerpo de Serenos de Comercio y Vecindad en el que la representación
aguadores, serenos y arrieros de cangas del narcea 133
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aguadores, serenos y arrieros de cangas del narcea 135
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Los arrieros
Mediante este medio de transporte que tuvo su época dorada durante los
siglos xviii y xix, llegaban a Madrid aguadores y serenos del concejo can-
gués cuando las comunicaciones en coche o ferrocarril o no existían o eran
prácticamente inexistentes. Así lo contaba en La Maniega el Tío Alonso, que
debutó en el oficio de su padre en 1851: «En el recorrido se tardaban nueve
días. Cada día o cada jornada se recorría una distancia de 9 a 10 leguas»
(alrededor de cincuenta kilómetros, aproximadamente). El 9 de febrero de
1851 se inauguró la primera vía férrea española: Madrid - Aranjuez, que el
escritor madrileño, tantas veces citado, don Ramón de Mesonero Romanos
describe de esta jocosa manera aquel solemnísimo acontecimiento: «…En-
tre tanto que la Europa entera llamará a nuestras fronteras del norte con
máquinas infernales de 200 caballos, nosotros saldremos al encuentro con
galeras de 14 bueyes o sendas mulas del calibre de 200 pulgas unidas a la caja
de un desvencijado calesín».
Pues, desde la villa que baña el río Narcea hasta la que baña el Manza-
nares, los aguadores, serenos y demás viajeros, ni coche, ni tren, ni calesín.
La empresa de transporte la constituían las recuas propiedad de los vecinos
del Puerto, siete en total, «la del Tío Basilio, el Tío Provisor, el Tío Xipín,
el Tío Cuatrinos, el Tío Tomasillo, el Tío Juanillo y el Tío Alonso, hijo del
Tío Basilio». Cada uno de estos siete empresarios era dueño de una recua
de diez mulas que se distribuían los turnos a la mitad del camino, Cangas-
Madrid-Cangas, cruzándose en la localidad vallisoletana de Ataquines, don-
de pernoctaban en la venta de la Tía Francisca. El viaje podía hacerse en
«primera, segunda y tercera clase», según fuera a burra completa, a media
burra o en el coche de San Fernando, respectivamente. Los de primera clase,
muy pocos, dependiendo de su economía, pagaban cien reales, pero aún
así no gozaban de grandes comodidades, porque las caballerías no estaban
acondicionadas. Los de segunda recorrían una legua a pie y otra sobre el
jumento, y a los de tercera, si el arriero no había vendido todos los billetes,
les permitía durante un trecho subir a lomos de una mula, pero si no era
así… como dice el refrán: «medio camino a pie y el resto andando».
De Cangas se partía el sábado al anochecer. Las empresas hacían noche
en distintos pueblos del camino: Carballo, la Reguera del Cabo, Bimeda o
Villacanes. El domingo se reunían todos en Brañas para oír misa antes de
emprender viaje, acompañados de todo el pueblo. Al llegar al puerto de Lei-
aguadores, serenos y arrieros de cangas del narcea 141
tariegos alojaban las bestias en los patios de sus casas, las aligeraban de arreos
y carga, las herraban, repostaban y llegaban a pasar la noche en la venta del
Tío Santos de Caboalles. El lunes acudían allí las gentes de los pueblos de al-
rededor a venderles productos autóctonos demandados en Madrid. Hechas
las transacciones y cargados los machos con la mercancía, se emprendía la
marcha hacia Omañón, ya en la provincia de León, donde la comitiva se dis-
tribuía en dos alojamientos: la Casa de la Muerte y la del Juez. El martes, al
alba, ya estaban en marcha. Se detenían para comer las viandas de sus respec-
tivos fardeles y dormían en Carrizo, último pueblo donde las bestias comían
hierba. Desde aquí hasta Madrid, cebada. El miércoles pernoctan en Toral de
la Vega (León), unas ocho leguas de camino sin detenerse para comer, pues
desde Villamanín la comida se hacía siguiendo la marcha. La jornada del
jueves terminaba en Villalpando (Zamora). Hoy también se sigue «parando
en Villalpando». Antes de llegar atravesaban el puente de Benavente y desde
aquí la carretera les llevaba directamente al final del viaje, Madrid. A partir
del viernes se «dulcificaba» el camino, atravesando pueblos más importantes
y los puentes de barandillas de hierro sustituyeron a los pontigos de varales.
Comían en Villardefrades (Valladolid), llegaban al puente de Almaraz donde
reza la expresión «Puente de Almaraz, si te caes te levantarás, pero no como
estás». Seguían el camino por Monte Torozo a la Venta de Tiedra para unirse
en Venta de Baños (Palencia), con los arrieros procedentes del puerto de
Pajares. En la jornada del sábado se detenían en Rueda. Cargaban cántaros
y botas con vino de la tierra para celebrar en Ataquines el encuentro con
los arrieros que procedentes de Madrid se dirigían a Cangas. Al amanecer
del domingo salían hacia Labajos para pernoctar. De madrugada les esperaba
una larga y dura jornada a través del puerto de Guadarrama para llegar a
dormir a la fonda de La Trinidad en Villalba. El martes finalizaba el viaje.
Por fin, Madrid. Entraban por la puerta de Segovia en dirección a la plaza
de La Cebada. Allí se ubicaba un viejo caserón, el Parador de la Madera,
alojamiento de arrieros, y el jueves volvían de regreso a Cangas.
Este maratoniano recorrido pone de manifiesto las difíciles comunica-
ciones de Asturias con la Meseta desde tiempos remotos.
Una de las ventas más conocidas del Camino Real de Leitariegos, la Cha-
bola de Vallao, se fundó en 1898, a medio trayecto entre Cangas y Villablino
(Laciana, León), y en la actualidad, ciento dieciocho años después, sigue
142 maría del carmen lópez villaverde
Bibliografía
Ayala Aracil, M.ª de los Ángeles, Las colecciones costumbristas (1870-1885), Alicante,
Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Alicante, 1993.
Costumbristas españoles. Estudio preliminar y selección de textos de Evaristo Correa
Calderón, 2 vols., Madrid, M. Aguilar, Editor, 1950-1951.
Jiménez Mancha, Juan, Asturianos en Madrid. Los oficios de las clases populares (siglos
XVI-XX), Gijón, Muséu del Pueblu d’Asturies, 2007.
Quirós Linares, Francisco, «Oficios y profesiones de los inmigrantes de Cangas
del Narcea en Madrid antes de la guerra civil», Archivum. Revista de la Facultad de
Filología, XXI, Oviedo, Universidad de Oviedo, 1971, págs. 5-11.
Este segundo número del
Anuario de la Sociedad Protectora de La Balesquida,
con el que solemniza los seculares festejos patronales y
el popular Martes de Campo en Oviedo
(primer martes después del domingo de Pentecostés),
se acabó de imprimir el viernes, 28 de abril.
oveto, a. d. mmxvii
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Ut igitur et monere et moneri proprium est veræ amicitiæ
«Es propio de la verdadera amistad dar y recibir consejos»
(Cicerón, De amicitia, xxv, 91)