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«Internet hace que disfrutemos de ser


superficiales»
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Nicholas Carr, autor de Superficiales. ¿Qué está haciendo internet con


nuestras mentes?, asegura que «aunque sientes que eres un esclavo de la
tecnología es muy difícil pararlo»

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Día 01/03/2011
Nicholas Carr, escritor estadounidense, plantea que el uso constante de la web acaso
esté afectando de forma profunda a nuestra biología cerebral y alterando la forma en que
pensamos. Dice Carr de sí mismo que no es ningún cruzado, pero que las múltiples
ventajas y utilidades de internet tienen como contrapartida el triunfo de la
superficialidad y la distracción. Carr teme que la facilidad de la web nos indisponga
mentalmente para la concentración que exige el pensamiento crítico y profundo,
«internet hace que disfrutemos de ser superficiales».

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(Entrevistador) ¿Estamos despreciando las viejas humanidades, la filosofía, la


filología... como algo que no tiene una rentabilidad inmediata?

(Carr) Sin duda. Como sociedad estamos devaluando lo que solía ser central al
pensamiento intelectual, que era el pensamiento profundo y creativo de los científicos y
pensadores, que iba mucho más allá de solucionar problemas concretos. Nos estamos
cada vez más lejos de la imagen que esculpió Rodin en «El pensador», la imagen de
alguien entregado a la tarea de pensar. Esa imagen parece completamente pasada de
moda. Nuestro ideal de pensamiento humano ha cambiado.

(Entrevistador) Mentes más superficiales, incapaces de pensar profundamente, de


analizar y concentrarse... ¿Las consecuencias sociales de todo esto son para
preocuparse?

(Carr) Sí. Creo que lo que sabemos acerca de la mente es que buena parte de las más
profundas, conceptuales, críticas y creativas vías de pensamiento son solo posibles
cuando nos aislamos, nos alejamos de todo tipo de distracciones. Ahora somos
inducidos a participar en esa distracción permanente, a asumir más y más distracciones.
Sacrificamos algunas de las bases del pensamiento profundo por algo más banal, más
superficial.

(Entrevistador) (…) de su libro podría deducirse que los cambios, que [esto] está
provocando en la biología del cerebro y en nuestra forma de pensar, están creando
ciudadanos más propensos a la manipulación política
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(Carr) Hay dos fuerzas operando. Por una parte hay más información, más gente logra
obtener información que antes era mucho más difícil de conseguir, (…) [y también] al
estar más informados, es mucho más difícil que se dejen manipular. Al mismo tiempo
internet también tiende a propiciar más manipulación por parte de las grandes
corporaciones, centrándose sobre todo en la parte comercial y publicitaria. Hay esta
tensión constante en internet, entre liberación y pretensiones de control por parte de
poderes centralizados o corporaciones.

(Entrevistador) Tenemos mucha información pero perdemos capacidad para hacer


deducciones complejas

(Carr) No creo que teniendo más información seamos capaces de desarrollar


pensamientos complejos. Solía asumirse que el pensamiento tenía dos etapas: la de
búsqueda de información, y pensar de forma profunda y creativa a partir de la
información recopilada, aportando tus propias visiones, tus propias deducciones. Hoy
parece que estamos perdiendo la segunda parte, nos quedamos en la primera, como si no
fuera necesario extraer deducciones o conclusiones originales. Las nuevas tecnologías
nos instan a buscar, pero no a reflexionar.

(Entrevistador) ¿Estamos más cerca del mundo feliz de Huxley que del Gran
hermano de Orwell?

(Carr) Creo que sí. Lo que ves en internet es gente que disfruta de la distracción, el
entretenimiento, la diversión. No se trata de un Gran Hermano imponiendo algo, somos
nosotros, quizá disfrutando de ser superficiales. Internet desincentiva el pensamiento
profundo. Internet consigue que nos desentendamos del pensamiento crítico acerca de lo
que está haciendo internet, porque dedicamos todo el tiempo a los placeres, a picotear
informaciones o interactuar socialmente.

(Entrevistador) ¿Es el triunfo del marketing sobre la substancia?

(Carr) De manera creciente - como vemos en Facebook y otras redes sociales- , el


marketing y la publicidad se han incrustado en nuestra vida social, e incorporado a
nuestra vida íntima. Y eso al margen de que haya también componentes de marketing en
el constante envío de mensajes. Lo curioso es que lo estemos haciendo de forma
voluntaria. Hemos dejado de resistirnos, nos estamos abriendo constantemente.

(Entrevistador) ¿Cómo lleva su matrimonio con la tecnología? ¿Sigue ajeno a


Twitter, Facebook entre paréntesis, el correo electrónico racionado...?

(Carr) Todavía uso mucho internet. Lucho con ello. Cancelé mis cuentas en Facebook y
Twitter porque aunque entiendo el valor que la gente obtiene de ello me parece que esas
tecnologías son las más activas a la hora de distraernos, de interrumpirnos
constantemente, extrayendo bits de información. Pero todavía uso internet para
búsquedas, investigación y entretenimiento. Es una lucha. Aunque sientes que eres un
esclavo de la tecnología es muy difícil pararlo.

(Entrevistador) ¿Con su mensaje se siente como una especie de misionero


predicando en tierra hostil?
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(Carr) Sí, creo que es extraño, porque soy alguien que ha sido un gran utilizador de
internet.

(Entrevistador) ¿Como un adicto?

(Carr) De alguna manera. Mi experiencia personal me ha llevado a una cierta desilusión.


Alguien que lo ha utilizado mucho y ha llegado a darse cuenta de que lo que estaba
perdiendo era más importante que lo que ganaba. En los veinte años que llevamos desde
que se invento la world wide web ha habido una suerte de triunfalismo, de utopía, y no
hemos pensando críticamente sobre los efectos que puede tener en nosotros. Espero que
ahora surja un nuevo pensamiento crítico.

(Entrevistador) Desde el punto de vista neurológico y cerebral ¿es lo mismo leer un


libro de papel que un e-book, o un periódico en papel que en internet?

(Carr) No, creo que sea muy diferente. Creo que leer en una pantalla, aunque sea la
misma cosa, es una experiencia muy diferente que leer un libro. Un libro es una
tecnología, del mismo modo que internet es una tecnología. Cuando abres un libro la
característica esencial es que te aislas del entorno y de todo tipo de distracciones.
Enfocas tu atención en una historia o en un argumento por un período de tiempo, lo que
para los seres humanos es una forma innatural de pensar. El libro nos enseña a prestar
atención. En el momento en que lo pones en la pantalla ya no aislas al lector de otras
distracciones, con todos los mensajes, vídeos, audios, email, facebook... Pierdes el tipo
de concentración en el texto y recibes muchos más estímulos y distracciones. Es
evidente que resulta mucho más difícil leer en una pantalla y sumergirse de forma
profunda que en una página de papel.

(Entrevistador) ¿La absorción y el alimento para el cerebro son muy diferentes?

(Carr) Sí.

(Entrevistador) En su libro utiliza una palabra que parece obsoleta en el discurso


actual: “alienación”. ¿Piensa que algunas de las intuiciones o deducciones de Marx
siguen siendo útiles para analizar la beneficiosa alianza entre capitalismo,
mercantilismo y tecnología?

(Carr) Utilizo la palabra más en un sentido social que desde un punto de vista político
tradicional. A medida que adoptamos una nueva tecnología que amplía algún aspecto de
nuestro cuerpo o de nuestra mente al mismo tiempo nos distanciamos de nuestra
capacidad natural. Cuando alguien va en un coche en vez de andar va más rápido, pero
se aliena del paisaje. Del mismo modo, vemos esto al usar la tecnología para ampliar
nuestra mente o nuestro sistema nervioso. Nos parecemos más a máquinas. Si pensamos
como máquinas, perdemos la conexión entre nuestra mente y nuestro proceso biológico
natural.

(Entrevistador) “Memoria” y “disco duro” se han convertido en el lenguaje


coloquial casi en sinónimos. ¿En el lenguaje comienzan todas las perversiones?

(Carr) Así es. Una de las maneras más profundas en que la nueva tecnología nos cambia
es introduciendo nuevas metáforas para entendernos a nosotros mismos, y esas tienen
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que ver con nuestra parte física o nuestra identidad intelectual. (…). Lo que vemos hoy
es que la metáfora dominante para la mente es el ordenador y la gente no puede
distinguir su propia memoria de una base de datos. A medida que la metáfora se hace
más sólida, la gente empieza a pensar de la misma manera y, cuando la metáfora se hace
literal, no ves ninguna necesidad de ejercitar tu memoria porque piensas que internet es
tu propia memoria, lo cual es una completa distorsión de lo que ocurre, de la parte de
experiencia.

(Entrevistador) ¿El desprestigio de la memoria es una catástrofe?

(Carr) Todo lo que biológicamente sabemos de la memoria es que solo a través de una
rica memoria personal obtendrás riqueza intelectual, conocimientos, porque establece
conexiones entre lo que conoces, has vivido, has experimentado. Cuando solo te basas
en conexiones externas pierdes tu propia identidad, y acabas teniendo una personalidad
más plana.

(Entrevistador) ¿Es el (…) [funcionamiento] de Google el genoma de nuestro


cerebro adaptado a las necesidades tecnológicas y productivas de la nueva sociedad?

(Carr) Creo uno de los grandes problemas de la gente utilizando buscadores para
descubrir información es que pierden de vista el hecho de que los buscadores están
determinados por la popularidad. Si crees que internet va a abrir un nuevo mundo en
todas direcciones y que uno puede explorarlas de forma personal, en la medida en que
usamos los mismos buscadores llegaremos a los mismos sitios. Y esa será la búsqueda
que obtenga más popularidad, algo que la tecnología no hace sino retroalimentar.

(Entrevistador) Desde el punto de vista de un periodista, ¿es mejor proporcionar


informaciones profundas, (…) [imparciales, equilibradas] y documentadas para
crear buenos ciudadanos que mensajes claros y directos que provocan emociones
inmediatas?

(Carr) Eso es una tendencia mucho más antigua que la de internet, lo que hacen los
medios al alejarnos del pensamiento crítico y convertir todo en mensajes simples. Eso
ha estado ocurriendo desde hace mucho tiempo. Pensamos que internet iba a
contrarrestar esa tendencia proporcionando a la gente más información, pero lo que
hemos visto es simplemente una continuación de esa tendencia, con el picoteo rápido y
superficial de información.

(Entrevistador) ¿Internet es un espejo de una sociedad que busca la satisfacción


inmediata de deseos sin esfuerzo, y eso propicia nuevas frustraciones?

(Carr) Una cosa que hace internet es encoger el tiempo entre acto y respuesta. En todo.
Responder a una pregunta, encontrar algo... Y esa tendencia hace que el cerebro espere
siempre una satisfacción inmediata. Los medios (…) [cambian] nuestra percepción del
tiempo. Internet hace que deseemos respuestas instantáneas, lo que hace mucho más
difícil un pensamiento lento, contemplativo y profundo, porque nos están entrenando
para lo contrario, para surfear.

(Entrevistador) ¿Está asustado de los peligros de internet, de su lado oscuro?


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(Carr) Estoy preocupado. Siempre hay un peligro de ser unos alarmistas ante las nuevas
tecnologías. Pero una de las características del ser humano es nuestra capacidad de
adaptación, y nos adaptaremos. Para mí, decir que nos adaptamos debe dar paso a otra
pregunta: si adaptarse es un proceso de cambio, ¿entonces en qué nos convertimos?
Mucha gente dice no te preocupes, nos adaptaremos, a lo que yo respondo: ¿En qué nos
vamos a convertir?

(Entrevistador) ¿Qué hacer? ¿Leer libros?

(Carr) Creo que como individuos necesitamos asegurarnos de que tenemos


oportunidades para implicarnos en formas más concentradas de pensamiento: leyendo
un libro; mediante una conversación intensa con otra persona, sin consultar tu i-phone o
lo que sea; caminar; volver a entrar en contacto con la naturaleza... Cualquier cosa que
nos pueda dar un descanso, un corte frente al permanente bombardeo informativo,
tecnológico. Es importante para mantener un balance de la forma en que pensamos. Si
perdemos formas más contemplativas de pensamiento vamos a perder algo
verdaderamente importante.

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