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Una trabajadora quita las hojas de los nectarines cuales son empacados en Eastern ProPack Cooperative de Agricultores en Glassboro,
Nueva Jersey el 27 de agosto de 2013. Foto: AP Photo / Mel Evans ABAJO: Maria Rose Belding, la co-fundadora y directora de MEANS, se
sienta junto con Grant Nelson, director de operaciones, con su página web de MEANS. By Ricky Carioti/ The Washington Post
Hace cinco años, Maria Rose Belding, cursaba el primer año de la escuela superior. Vivía en
el pueblo de Pella, en el estado de Iowa. Se sentía muy mal por toda la comida que se
desperdiciaba.
En ese momento, Belding hacía trabajo voluntario en un comedor comunitario. Acababa de tirar a
la basura cientos de cajas de macarrones con queso pasados de fecha. Hizo esto frente a muchas
personas hambrientas que esperaban recibir su comida.
"Tirábamos todo este alimento porque no podíamos comunicarnos", recuerda Belding. Se sentía
sumamente triste. Su frustración la llevó a desarrollar una tecnología muy importante en la lucha
contra el hambre.
Belding tiene ahora 20 años de edad y está en la universidad. Pasó muchos años estudiando el
problema del hambre y el desperdicio de comida. Construyó una extensa red en internet que
conecta a miles de comedores sociales en 24 estados.
La red les permite a los comedores compartir unos con otros los alimentos que les sobran. Así la
comida no se tira en la basura. La red ha logrado salvar dos toneladas de comida. Eso es tanto peso
como el de un camión pequeño.
El programa que creó Belding se llama MEANS en inglés. En español significa "Equiparar el
exceso con la necesidad de estabilidad". Los expertos están de acuerdo en que MEANS es una idea
excelente. Belding ha recibido elogios por su trabajo.
Belding dice que quienes dan alimentos a los comedores sociales también son parte del problema.
Mucha gente da grandes cantidades de crema de maíz y frijoles que ya están por expirar. Esta
comida muchas veces se tira a la basura. A veces un supermercado puede dar hasta 400 frascos de
mantequilla de cacahuetes. Pero es difícil repartir toda esa mantequilla de maní antes de que se
pase de fecha.
Belding comenzó a estudiar cómo resolver el problema. Para entonces, estaba segura de que ya
alguien había tenido una idea parecida, pero se equivocó.
Pasaron los meses. En mayo, Belding estaba sentada en una clase cuando vio que uno de los
usuarios puso un artículo en la página. Ella sabía que en ese momento el programa tendría éxito o
fallaría.
Todo pasó muy rápido para MEANS. El grupo ahora tiene algunos trabajadores. Cuando
empezaron, tenían 50 bancos de comida y ahora tienen 200.
Belding dice que aún falta mucho por hacer. Hay 26 estados que no están en el programa. Ella
tiene muchas llamadas que hacer y mucha gente que conocer.