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industria, y estas actividades estuvieron en manos de otro

pequeño grupo, el de los periecos. Estos eran hombres libres,


pero sin ningún poder político. Probablemente descendían de los
habitantes predorios de Esparta, que se habían aliado a tiempo,
prudentemente, con los invasores.
Pero la masa de la población de los territorios espartanos estaba
formada por pueblos conquistados que habían cometido el error
de resistir. Fueron derrotados y luego brutalmente esclavizados.
Una de las primeras cíudades que sufrió este destino fue Helo,
cuyos infortunados habitantes fueron esclavizados en masa.
Con el tiempo, el término ilota llegó a designar a cualquíer esclavo
espartano, fuese o no descendiente del pueblo de Helo.
Ocasionalmente, un ilota podía ser manumitido por sus buenos
servicios a Esparta y se le permitía incorporarse a las filas de los
periecos. Pero en conjunto los ilotas eran tratados como seres sin
derechos humanos y estaban sometidos a un tratamiento más
cruel que el de otros esclavos del mundo griego.
Los espartanos, que eran los más conservadores de los griegos y
los menos inclinados al cambio, conservaron sus reyes mientras
la ciudad gozó de alguna forma de autonomía. Más aún, su
realeza era poco común, pues Esparta difería de la mayoría de los
gobiernos, griegos o no, en que tenía dos reyes. En otras
palabras, era una diarquía.
La causa de esto, probablemente, fue que dos tribus separadas
de los dorios se unieron para conquistar y ocupar Esparta, y
convinieron en que las familias de cada jefe gobernaran
conjuntamente sobre las fuerzas aliadas. Los mismos espartanos
explicaban el hecho diciendo que los reyes descendían de los
hermanos gemelos de uno de sus más antiguos monarcas.
Pero con el tiempo el poder de los reyes espartanos fue
severamente limitado. Su función principal consistía en conducir
los ejércitos. Eran principalmente generales, y sólo tenían poder
fuera de las fronteras de Esparta.
Internamente, el gobierno se hallaba bajo el férreo control de una
oligarquía de treinta hombres. Los dos reyes formaban parte de
ella, pero sólo representaban dos votos sobre treinta. Los otros
veintiocho eran elegidos entre los espartanos que habían llegado
a la edad de sesenta años. Formaban la gerusía, de una palabra
griega que significa «viejo».
Había también cinco éforos que hacían las veces de magistrados.
Eran los ejecutivos encargados de que se cumplieran las
decisiones de la gerusía. Internamente y en tiempo de paz, los
éforos tenían más poder que los reyes y podían multarlos o
castigarlos por cualquier acción contraria a la ley.
En conjunto, este ineficaz modo de gobernar la ciudad mediante
dos reyes. y un grupo de oligarcas contribuyó a hacer de Esparta
un Estado tradicionalmente inmovilista; hasta su fin, nunca hizo
intento alguno de modernizar su gobierno.
Argos y Mesenia
Durante los siglos oscuros, mientras Esparta se hacía dueña del
valle del Eurotas, la ciudad más poderosa del Peloponeso era
Argos. Esta dominación era suficientemente acentuada como para
hacer que Homero llamase argivos a todos los griegos del
Peloponeso.
Argos era similar a Esparta, pero menos rígida. Tenía reyes, pero
los suprimió en una época en que Esparta aún los conservaba.
Tenía un sistema de castas, pero no tan estricto como el de
Esparta.
Argos llegó a la cumbre de su poder bajo Fidón, quien gobernó
por el 750 a. C. Bajo su reinado, Argos llegó a dominar la
Argólida, además de las costas orientales del Peloponeso y la isla
de Citera, frente al extremo sudoriental del Peloponeso. Hasta
logró ejercer una importante influencia sobre el Peloponeso
occidental. Por ejemplo, en 748 a. C. arrancó a Élide el control de
los juegos Olímpicos y presidió los mismos juegos.
Los elianos pidieron ayuda a Esparta, y éste fue el comienzo de
una larga y enconada rivalidad entre Esparta y Argos que perduró
por siglos. Muy poco se sabe en detalle de lo que siguió, pero
Esparta debe de haber ganado, pues los elianos recuperaron su
primacía en los juegos Olímpicos y eliminaron de los registros
aquel que había presidido Fidón.
Después de la muerte de Fidón, Argos se debilitó y Esparta pudo
apoderarse de Citera y de la costa oriental del Peloponeso. Argos
quedó limitada a la Argólida y allí vegetó. Los argivos nunca
olvidaron que habían tenido la supremacía en el Peloponeso ni
perdonaron nunca a los espartanos el haberlos derrotado. Durante
siglos, sólo tuvieron una meta: derrotar a Esparta. Se unieron a
todos los posibles enemigos de Esparta y jamás tomaron parte en
ningindustria, y estas actividades estuvieron en manos de otro
pequeño grupo, el de los periecos. Estos eran hombres libres,
pero sin ningún poder político. Probablemente descendían de los
habitantes predorios de Esparta, que se habían aliado a tiempo,
prudentemente, con los invasores.
Pero la masa de la población de los territorios espartanos estaba
formada por pueblos conquistados que habían cometido el error
de resistir. Fueron derrotados y luego brutalmente esclavizados.
Una de las primeras cíudades que sufrió este destino fue Helo,
cuyos infortunados habitantes fueron esclavizados en masa.
Con el tiempo, el término ilota llegó a designar a cualquíer esclavo
espartano, fuese o no descendiente del pueblo de Helo.
Ocasionalmente, un ilota podía ser manumitido por sus buenos
servicios a Esparta y se le permitía incorporarse a las filas de los
periecos. Pero en conjunto los ilotas eran tratados como seres sin
derechos humanos y estaban sometidos a un tratamiento más
cruel que el de otros esclavos del mundo griego.
Los espartanos, que eran los más conservadores de los griegos y
los menos inclinados al cambio, conservaron sus reyes mientras
la ciudad gozó de alguna forma de autonomía. Más aún, su
realeza era poco común, pues Esparta difería de la mayoría de los
gobiernos, griegos o no, en que tenía dos reyes. En otras
palabras, era una diarquía.
La causa de esto, probablemente, fue que dos tribus separadas
de los dorios se unieron para conquistar y ocupar Esparta, y
convinieron en que las familias de cada jefe gobernaran
conjuntamente sobre las fuerzas aliadas. Los mismos espartanos
explicaban el hecho diciendo que los reyes descendían de los
hermanos gemelos de uno de sus más antiguos monarcas.
Pero con el tiempo el poder de los reyes espartanos fue
severamente limitado. Su función principal consistía en conducir
los ejércitos. Eran principalmente generales, y sólo tenían poder
fuera de las fronteras de Esparta.
Internamente, el gobierno se hallaba bajo el férreo control de una
oligarquía de treinta hombres. Los dos reyes formaban parte de
ella, pero sólo representaban dos votos sobre treinta. Los otros
veintiocho eran elegidos entre los espartanos que habían llegado
a la edad de sesenta años. Formaban la gerusía, de una palabra
griega que significa «viejo».
Había también cinco éforos que hacían las veces de magistrados.
Eran los ejecutivos encargados de que se cumplieran las
decisiones de la gerusía. Internamente y en tiempo de paz, los
éforos tenían más poder que los reyes y podían multarlos o
castigarlos por cualquier acción contraria a la ley.
En conjunto, este ineficaz modo de gobernar la ciudad mediante
dos reyes. y un grupo de oligarcas contribuyó a hacer de Esparta
un Estado tradicionalmente inmovilista; hasta su fin, nunca hizo
intento alguno de modernizar su gobierno.
Argos y Mesenia
Durante los siglos oscuros, mientras Esparta se hacía dueña del
valle del Eurotas, la ciudad más poderosa del Peloponeso era
Argos. Esta dominación era suficientemente acentuada como para
hacer que Homero llamase argivos a todos los griegos del
Peloponeso.
Argos era similar a Esparta, pero menos rígida. Tenía reyes, pero
los suprimió en una época en que Esparta aún los conservaba.
Tenía un sistema de castas, pero no tan estricto como el de
Esparta.
Argos llegó a la cumbre de su poder bajo Fidón, quien gobernó
por el 750 a. C. Bajo su reinado, Argos llegó a dominar la
Argólida, además de las costas orientales del Peloponeso y la isla
de Citera, frente al extremo sudoriental del Peloponeso. Hasta
logró ejercer una importante influencia sobre el Peloponeso
occidental. Por ejemplo, en 748 a. C. arrancó a Élide el control de
los juegos Olímpicos y presidió los mismos juegos.
Los elianos pidieron ayuda a Esparta, y éste fue el comienzo de
una larga y enconada rivalidad entre Esparta y Argos que perduró
por siglos. Muy poco se sabe en detalle de lo que siguió, pero
Esparta debe de haber ganado, pues los elianos recuperaron su
primacía en los juegos Olímpicos y eliminaron de los registros
aquel que había presidido Fidón.
Después de la muerte de Fidón, Argos se debilitó y Esparta pudo
apoderarse de Citera y de la costa oriental del Peloponeso. Argos
quedó limitada a la Argólida y allí vegetó. Los argivos nunca
olvidaron que habían tenido la supremacía en el Peloponeso ni
perdonaron nunca a los espartanos el haberlos derrotado. Durante
siglos, sólo tuvieron una meta: derrotar a Esparta. Se unieron a
todos los posibles enemigos de Esparta y jamás tomaron parte en
ningindustria, y estas actividades estuvieron en manos de otro
pequeño grupo, el de los periecos. Estos eran hombres libres,
pero sin ningún poder político. Probablemente descendían de los
habitantes predorios de Esparta, que se habían aliado a tiempo,
prudentemente, con los invasores.
Pero la masa de la población de los territorios espartanos estaba
formada por pueblos conquistados que habían cometido el error
de resistir. Fueron derrotados y luego brutalmente esclavizados.
Una de las primeras cíudades que sufrió este destino fue Helo,
cuyos infortunados habitantes fueron esclavizados en masa.
Con el tiempo, el término ilota llegó a designar a cualquíer esclavo
espartano, fuese o no descendiente del pueblo de Helo.
Ocasionalmente, un ilota podía ser manumitido por sus buenos
servicios a Esparta y se le permitía incorporarse a las filas de los
periecos. Pero en conjunto los ilotas eran tratados como seres sin
derechos humanos y estaban sometidos a un tratamiento más
cruel que el de otros esclavos del mundo griego.
Los espartanos, que eran los más conservadores de los griegos y
los menos inclinados al cambio, conservaron sus reyes mientras
la ciudad gozó de alguna forma de autonomía. Más aún, su
realeza era poco común, pues Esparta difería de la mayoría de los
gobiernos, griegos o no, en que tenía dos reyes. En otras
palabras, era una diarquía.
La causa de esto, probablemente, fue que dos tribus separadas
de los dorios se unieron para conquistar y ocupar Esparta, y
convinieron en que las familias de cada jefe gobernaran
conjuntamente sobre las fuerzas aliadas. Los mismos espartanos
explicaban el hecho diciendo que los reyes descendían de los
hermanos gemelos de uno de sus más antiguos monarcas.
Pero con el tiempo el poder de los reyes espartanos fue
severamente limitado. Su función principal consistía en conducir
los ejércitos. Eran principalmente generales, y sólo tenían poder
fuera de las fronteras de Esparta.
Internamente, el gobierno se hallaba bajo el férreo control de una
oligarquía de treinta hombres. Los dos reyes formaban parte de
ella, pero sólo representaban dos votos sobre treinta. Los otros
veintiocho eran elegidos entre los espartanos que habían llegado
a la edad de sesenta años. Formaban la gerusía, de una palabra
griega que significa «viejo».
Había también cinco éforos que hacían las veces de magistrados.
Eran los ejecutivos encargados de que se cumplieran las
decisiones de la gerusía. Internamente y en tiempo de paz, los
éforos tenían más poder que los reyes y podían multarlos o
castigarlos por cualquier acción contraria a la ley.
En conjunto, este ineficaz modo de gobernar la ciudad mediante
dos reyes. y un grupo de oligarcas contribuyó a hacer de Esparta
un Estado tradicionalmente inmovilista; hasta su fin, nunca hizo
intento alguno de modernizar su gobierno.
Argos y Mesenia
Durante los siglos oscuros, mientras Esparta se hacía dueña del
valle del Eurotas, la ciudad más poderosa del Peloponeso era
Argos. Esta dominación era suficientemente acentuada como para
hacer que Homero llamase argivos a todos los griegos del
Peloponeso.
Argos era similar a Esparta, pero menos rígida. Tenía reyes, pero
los suprimió en una época en que Esparta aún los conservaba.
Tenía un sistema de castas, pero no tan estricto como el de
Esparta.
Argos llegó a la cumbre de su poder bajo Fidón, quien gobernó
por el 750 a. C. Bajo su reinado, Argos llegó a dominar la
Argólida, además de las costas orientales del Peloponeso y la isla
de Citera, frente al extremo sudoriental del Peloponeso. Hasta
logró ejercer una importante influencia sobre el Peloponeso
occidental. Por ejemplo, en 748 a. C. arrancó a Élide el control de
los juegos Olímpicos y presidió los mismos juegos.
Los elianos pidieron ayuda a Esparta, y éste fue el comienzo de
una larga y enconada rivalidad entre Esparta y Argos que perduró
por siglos. Muy poco se sabe en detalle de lo que siguió, pero
Esparta debe de haber ganado, pues los elianos recuperaron su
primacía en los juegos Olímpicos y eliminaron de los registros
aquel que había presidido Fidón.
Después de la muerte de Fidón, Argos se debilitó y Esparta pudo apoderarse de Citera y de la
costa oriental del Peloponeso. Argos quedó limitada a la Argólida y allí vegetó. Los argivos nunca
olvidaron que habían tenido la supremacía en el Peloponeso ni perdonaron nunca a los espartanos
el haberlos derrotado. Durante siglos, sólo tuvieron una meta: derrotar a Esparta. Se unieron a
todos los posibles enemigos de Esparta y jamás tomaron parte en ning

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