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estableció en la tierra una oscura Edad de Hierro.

Fue de hierro
por las nuevas armas y por la escasez y miseria que cundió por la
tierra.
Muchos jonios y eolios huyeron del asolado continente y migraron
a las islas del mar Egeo. La mayoría de esas islas se hicieron
jónicas en lo que respecta al lenguaje, si no lo eran ya antes. La
más cercana a tierra firme de ellas es Eubea, que tiene
aproximadamente la extensión, la forma y el tamaño de Long
Island, al sur de Connecticut. Eubea es la isla más grande del
Egeo y se extiende de noroeste a sudeste frente a la costa de
Beocia y Atica. Está muy cerca de tierra firme, y en un punto está
separada de Beocia por un estrecho de menos de un kilómetro y
medio de ancho. En ese punto se fundó la ciudad de Calcis. Su
nombre proviene de la palabra griega que significa «bronce»;
Calcis fue probablemente un centro de trabajo del bronce. La otra
ciudad importante de Eubea era Eretria, a unos 24 kilómetros al
este de Calcis.
Por el 1000 a. C., los jonios habían llegado a las costas orientales
del Egeo y comenzado a establecerse a lo largo de la costa,
expulsando o absorbiendo lentamente a la población nativa.
Los griegos llamaban a esta tierra del Este Anatolia, nombre
derivado de la voz griega para «sol naciente», pues, en verdad,
está en la dirección por donde sale el sol para quien vaya a ella
desde Grecia.
También recibió un nombre que quizá derivaba de un término aún
más antiguo que significaba «el Este». Algunos creen que las
palabras usadas por vez primera para describir las tierras situadas
al oeste y al este del mar Egeo provenían de ereb (oeste) y assu
(este). Estas palabras pertenecen a la lengua semítica hablada
por el pueblo que habitaba las costas más orientales del
Mediterráneo.
Esos semitas comerciaban con Creta, que está en la parte sur del
Egeo. Para los cretenses, las costas continentales estaban
realmente al oeste y al este, y con el tiempo las palabras
semíticas se habrían convertido en «Europa» y «Asia». (Existe un
mito griego según el cual el primer ser humano que llegó a Creta
fue una princesa proveniente de las costas más orientales del
Mediterráneo. Su nombre era Europa, y Minos era su hijo.)
En un principio, la voz «Asia» se aplicaba solamente a la tierra
que estaba inmediatamente al este del Egeo. A medida que los
griegos fueron sabiendo cada vez más cosas sobre el vasto
territorio que se halla aún más al este, la voz extendió su
significado. Hoy se le aplica a todo el continente, el más grande
del mundo. La península situada al este del Egeo fue distinguida
del gran continente del que formaba parte y se la llamó Asia
Menor, nombre comúnmente usado en la actualidad.
El término «Europa» también se extendió hasta abarcar a todo el
continente del que Grecia forma parte. Posteriormente, se
descubrió que si bien Europa y Asia están separadas por el mar
Egeo y el mar Negro, no están separadas más al norte, sino que
forman una larga extensión de tierra a la que a veces se llama, en
conjunto, Eurasia.
Los jonios que desembarcaron en las costas de Asia Menor, al
este de las islas de Quío y Samos, fundaron doce ciudades
importantes, y esta parte de la costa (más las islas cercanas) fue
llamada Jonía.
De las ciudades jónicas, la más importante era Mileto. Está
ubicada en una bahía que forma la desembocadura del río
Meandro, corriente tan famosa por su curso ondulante que la
palabra «meandro» ha llegado a significar todo movimiento
irregular que varía constantemente de dirección.
La «ciudad-Estado»
Las invasiones dóricas resquebrajaron la estructura de los reinos
micénícos. En tiempos micénícos, Grecia estaba gobernada por
reyes, cada uno de los cuales ejercía su dominio sobre una
superficie considerable y era tanto juez como alto sacerdote.
En los desórdenes que siguieron a la invasión doria, los viejos
reinos micénicos fueron destruídos, La gente de cada pequeño
valle de la irregular superficie de Grecia se unió para tratar de
defenderse. Se apiñaba dentro de las murallas de la ciudad local
cuando sufría una invasión y podía, si se le presentaba la ocasión,
salir de ella para hacer una incursión por algún valle vecino.
Lentamente, los griegos comenzaron a crear el ideal de la polis,
una comunidad autónoma formada por una ciudad principal y una
pequeña franja de tierra laborable a su alrededor. Para nuestra
mentalidad moderna, la polis no es nada más que una ciudad
independiente, y no muy grande tampoco, de modo que la
llamamos una «Ciudad-Estado». (La palabra «Estado» alude a
toda región no sometida a dominio externo.)
Para las personas del mundo moderno, que viven en gigantescas
naciones, es importante hacerse una idea del pequeño tamaño de
la polis griega. La ciudad-Estado media tenía, quizá, unos 80
kilómetros cuadrados de superficie, es decir, no más que los
límites urbanos de Akron, en Ohio.
Cada ciudad-Estado se consideraba una nación separada y
catalogaba como «extranjeros» a las personas de otras ciudades-
Estados. Cada una tenía su propio gobierno, sus propias fiestas y
sus propias tradiciones. Las ciudades hasta se hacían la guerra
unas a otras. Contemplar la Grecia de este período es como
observar un mundo en miniatura.
Sin duda, las ciudades-Estado de una región particular a menudo
trataban de estableció en la tierra una oscura Edad de Hierro. Fue
de hierro por las nuevas armas y por la escasez y miseria que
cundió por la tierra.
Muchos jonios y eolios huyeron del asolado continente y migraron
a las islas del mar Egeo. La mayoría de esas islas se hicieron
jónicas en lo que respecta al lenguaje, si no lo eran ya antes. La
más cercana a tierra firme de ellas es Eubea, que tiene
aproximadamente la extensión, la forma y el tamaño de Long
Island, al sur de Connecticut. Eubea es la isla más grande del
Egeo y se extiende de noroeste a sudeste frente a la costa de
Beocia y Atica. Está muy cerca de tierra firme, y en un punto está
separada de Beocia por un estrecho de menos de un kilómetro y
medio de ancho. En ese punto se fundó la ciudad de Calcis. Su
nombre proviene de la palabra griega que significa «bronce»;
Calcis fue probablemente un centro de trabajo del bronce. La otra
ciudad importante de Eubea era Eretria, a unos 24 kilómetros al
este de Calcis.
Por el 1000 a. C., los jonios habían llegado a las costas orientales
del Egeo y comenzado a establecerse a lo largo de la costa,
expulsando o absorbiendo lentamente a la población nativa.
Los griegos llamaban a esta tierra del Este Anatolia, nombre
derivado de la voz griega para «sol naciente», pues, en verdad,
está en la dirección por donde sale el sol para quien vaya a ella
desde Grecia.
También recibió un nombre que quizá derivaba de un término aún
más antiguo que significaba «el Este». Algunos creen que las
palabras usadas por vez primera para describir las tierras situadas
al oeste y al este del mar Egeo provenían de ereb (oeste) y assu
(este). Estas palabras pertenecen a la lengua semítica hablada
por el pueblo que habitaba las costas más orientales del
Mediterráneo.
Esos semitas comerciaban con Creta, que está en la parte sur del
Egeo. Para los cretenses, las costas continentales estaban
realmente al oeste y al este, y con el tiempo las palabras
semíticas se habrían convertido en «Europa» y «Asia». (Existe un
mito griego según el cual el primer ser humano que llegó a Creta
fue una princesa proveniente de las costas más orientales del
Mediterráneo. Su nombre era Europa, y Minos era su hijo.)
En un principio, la voz «Asia» se aplicaba solamente a la tierra
que estaba inmediatamente al este del Egeo. A medida que los
griegos fueron sabiendo cada vez más cosas sobre el vasto
territorio que se halla aún más al este, la voz extendió su
significado. Hoy se le aplica a todo el continente, el más grande
del mundo. La península situada al este del Egeo fue distinguida
del gran continente del que formaba parte y se la llamó Asia
Menor, nombre comúnmente usado en la actualidad.
El término «Europa» también se extendió hasta abarcar a todo el
continente del que Grecia forma parte. Posteriormente, se
descubrió que si bien Europa y Asia están separadas por el mar
Egeo y el mar Negro, no están separadas más al norte, sino que
forman una larga extensión de tierra a la que a veces se llama, en
conjunto, Eurasia.
Los jonios que desembarcaron en las costas de Asia Menor, al
este de las islas de Quío y Samos, fundaron doce ciudades
importantes, y esta parte de la costa (más las islas cercanas) fue
llamada Jonía.
De las ciudades jónicas, la más importante era Mileto. Está
ubicada en una bahía que forma la desembocadura del río
Meandro, corriente tan famosa por su curso ondulante que la
palabra «meandro» ha llegado a significar todo movimiento
irregular que varía constantemente de dirección.
La «ciudad-Estado»
Las invasiones dóricas resquebrajaron la estructura de los reinos
micénícos. En tiempos micénícos, Grecia estaba gobernada por
reyes, cada uno de los cuales ejercía su dominio sobre una
superficie considerable y era tanto juez como alto sacerdote.
En los desórdenes que siguieron a la invasión doria, los viejos
reinos micénicos fueron destruídos, La gente de cada pequeño
valle de la irregular superficie de Grecia se unió para tratar de
defenderse. Se apiñaba dentro de las murallas de la ciudad local
cuando sufría una invasión y podía, si se le presentaba la ocasión,
salir de ella para hacer una incursión por algún valle vecino.
Lentamente, los griegos comenzaron a crear el ideal de la polis,
una comunidad autónoma formada por una ciudad principal y una
pequeña franja de tierra laborable a su alrededor. Para nuestra
mentalidad moderna, la polis no es nada más que una ciudad
independiente, y no muy grande tampoco, de modo que la
llamamos una «Ciudad-Estado». (La palabra «Estado» alude a
toda región no sometida a dominio externo.)
Para las personas del mundo moderno, que viven en gigantescas
naciones, es importante hacerse una idea del pequeño tamaño de
la polis griega. La ciudad-Estado media tenía, quizá, unos 80
kilómetros cuadrados de superficie, es decir, no más que los
límites urbanos de Akron, en Ohio.
Cada ciudad-Estado se consideraba una nación separada y
catalogaba como «extranjeros» a las personas de otras ciudades-
Estados. Cada una tenía su propio gobierno, sus propias fiestas y
sus propias tradiciones. Las ciudades hasta se hacían la guerra
unas a otras. Contemplar la Grecia de este período es como
observar un mundo en miniatura.
Sin duda, las ciudades-Estado de una región particular a menudo
trataban de estableció en la tierra una oscura Edad de Hierro. Fue
de hierro por las nuevas armas y por la escasez y miseria que
cundió por la tierra.
Muchos jonios y eolios huyeron del asolado continente y migraron
a las islas del mar Egeo. La mayoría de esas islas se hicieron
jónicas en lo que respecta al lenguaje, si no lo eran ya antes. La
más cercana a tierra firme de ellas es Eubea, que tiene
aproximadamente la extensión, la forma y el tamaño de Long
Island, al sur de Connecticut. Eubea es la isla más grande del
Egeo y se extiende de noroeste a sudeste frente a la costa de
Beocia y Atica. Está muy cerca de tierra firme, y en un punto está
separada de Beocia por un estrecho de menos de un kilómetro y
medio de ancho. En ese punto se fundó la ciudad de Calcis. Su
nombre proviene de la palabra griega que significa «bronce»;
Calcis fue probablemente un centro de trabajo del bronce. La otra
ciudad importante de Eubea era Eretria, a unos 24 kilómetros al
este de Calcis.
Por el 1000 a. C., los jonios habían llegado a las costas orientales
del Egeo y comenzado a establecerse a lo largo de la costa,
expulsando o absorbiendo lentamente a la población nativa.
Los griegos llamaban a esta tierra del Este Anatolia, nombre
derivado de la voz griega para «sol naciente», pues, en verdad,
está en la dirección por donde sale el sol para quien vaya a ella
desde Grecia.
También recibió un nombre que quizá derivaba de un término aún
más antiguo que significaba «el Este». Algunos creen que las
palabras usadas por vez primera para describir las tierras situadas
al oeste y al este del mar Egeo provenían de ereb (oeste) y assu
(este). Estas palabras pertenecen a la lengua semítica hablada
por el pueblo que habitaba las costas más orientales del
Mediterráneo.
Esos semitas comerciaban con Creta, que está en la parte sur del
Egeo. Para los cretenses, las costas continentales estaban
realmente al oeste y al este, y con el tiempo las palabras
semíticas se habrían convertido en «Europa» y «Asia». (Existe un
mito griego según el cual el primer ser humano que llegó a Creta
fue una princesa proveniente de las costas más orientales del
Mediterráneo. Su nombre era Europa, y Minos era su hijo.)
En un principio, la voz «Asia» se aplicaba solamente a la tierra
que estaba inmediatamente al este del Egeo. A medida que los
griegos fueron sabiendo cada vez más cosas sobre el vasto
territorio que se halla aún más al este, la voz extendió su
significado. Hoy se le aplica a todo el continente, el más grande
del mundo. La península situada al este del Egeo fue distinguida
del gran continente del que formaba parte y se la llamó Asia
Menor, nombre comúnmente usado en la actualidad.
El término «Europa» también se extendió hasta abarcar a todo el
continente del que Grecia forma parte. Posteriormente, se
descubrió que si bien Europa y Asia están separadas por el mar
Egeo y el mar Negro, no están separadas más al norte, sino que
forman una larga extensión de tierra a la que a veces se llama, en
conjunto, Eurasia.
Los jonios que desembarcaron en las costas de Asia Menor, al
este de las islas de Quío y Samos, fundaron doce ciudades
importantes, y esta parte de la costa (más las islas cercanas) fue
llamada Jonía.
De las ciudades jónicas, la más importante era Mileto. Está
ubicada en una bahía que forma la desembocadura del río
Meandro, corriente tan famosa por su curso ondulante que la
palabra «meandro» ha llegado a significar todo movimiento
irregular que varía constantemente de dirección.
La «ciudad-Estado»
Las invasiones dóricas resquebrajaron la estructura de los reinos
micénícos. En tiempos micénícos, Grecia estaba gobernada por
reyes, cada uno de los cuales ejercía su dominio sobre una
superficie considerable y era tanto juez como alto sacerdote.
En los desórdenes que siguieron a la invasión doria, los viejos
reinos micénicos fueron destruídos, La gente de cada pequeño
valle de la irregular superficie de Grecia se unió para tratar de
defenderse. Se apiñaba dentro de las murallas de la ciudad local
cuando sufría una invasión y podía, si se le presentaba la ocasión,
salir de ella para hacer una incursión por algún valle vecino.
Lentamente, los griegos comenzaron a crear el ideal de la polis,
una comunidad autónoma formada por una ciudad principal y una
pequeña franja de tierra laborable a su alrededor. Para nuestra
mentalidad moderna, la polis no es nada más que una ciudad
independiente, y no muy grande tampoco, de modo que la
llamamos una «Ciudad-Estado». (La palabra «Estado» alude a
toda región no sometida a dominio externo.)
Para las personas del mundo moderno, que viven en gigantescas
naciones, es importante hacerse una idea del pequeño tamaño de
la polis griega. La ciudad-Estado media tenía, quizá, unos 80
kilómetros cuadrados de superficie, es decir, no más que los
límites urbanos de Akron, en Ohio.
Cada ciudad-Estado se consideraba una nación separada y
catalogaba como «extranjeros» a las personas de otras ciudades-
Estados. Cada una tenía su propio gobierno, sus propias fiestas y
sus propias tradiciones. Las ciudades hasta se hacían la guerra
unas a otras. Contemplar la Grecia de este período es como
observar un mundo en miniatura.
Sin duda, las ciudades-Estado de una región particular a menudo
trataban de estableció en la tierra una oscura Edad de Hierro. Fue
de hierro por las nuevas armas y por la escasez y miseria que
cundió por la tierra.
Muchos jonios y eolios huyeron del asolado continente y migraron
a las islas del mar Egeo. La mayoría de esas islas se hicieron
jónicas en lo que respecta al lenguaje, si no lo eran ya antes. La
más cercana a tierra firme de ellas es Eubea, que tiene
aproximadamente la extensión, la forma y el tamaño de Long
Island, al sur de Connecticut. Eubea es la isla más grande del
Egeo y se extiende de noroeste a sudeste frente a la costa de
Beocia y Atica. Está muy cerca de tierra firme, y en un punto está
separada de Beocia por un estrecho de menos de un kilómetro y
medio de ancho. En ese punto se fundó la ciudad de Calcis. Su
nombre proviene de la palabra griega que significa «bronce»;
Calcis fue probablemente un centro de trabajo del bronce. La otra
ciudad importante de Eubea era Eretria, a unos 24 kilómetros al
este de Calcis.
Por el 1000 a. C., los jonios habían llegado a las costas orientales
del Egeo y comenzado a establecerse a lo largo de la costa,
expulsando o absorbiendo lentamente a la población nativa.
Los griegos llamaban a esta tierra del Este Anatolia, nombre
derivado de la voz griega para «sol naciente», pues, en verdad,
está en la dirección por donde sale el sol para quien vaya a ella
desde Grecia.
También recibió un nombre que quizá derivaba de un término aún
más antiguo que significaba «el Este». Algunos creen que las
palabras usadas por vez primera para describir las tierras situadas
al oeste y al este del mar Egeo provenían de ereb (oeste) y assu
(este). Estas palabras pertenecen a la lengua semítica hablada
por el pueblo que habitaba las costas más orientales del
Mediterráneo.
Esos semitas comerciaban con Creta, que está en la parte sur del
Egeo. Para los cretenses, las costas continentales estaban
realmente al oeste y al este, y con el tiempo las palabras
semíticas se habrían convertido en «Europa» y «Asia». (Existe un
mito griego según el cual el primer ser humano que llegó a Creta
fue una princesa proveniente de las costas más orientales del
Mediterráneo. Su nombre era Europa, y Minos era su hijo.)
En un principio, la voz «Asia» se aplicaba solamente a la tierra
que estaba inmediatamente al este del Egeo. A medida que los
griegos fueron sabiendo cada vez más cosas sobre el vasto
territorio que se halla aún más al este, la voz extendió su
significado. Hoy se le aplica a todo el continente, el más grande
del mundo. La península situada al este del Egeo fue distinguida
del gran continente del que formaba parte y se la llamó Asia
Menor, nombre comúnmente usado en la actualidad.
El término «Europa» también se extendió hasta abarcar a todo el
continente del que Grecia forma parte. Posteriormente, se
descubrió que si bien Europa y Asia están separadas por el mar
Egeo y el mar Negro, no están separadas más al norte, sino que
forman una larga extensión de tierra a la que a veces se llama, en
conjunto, Eurasia.
Los jonios que desembarcaron en las costas de Asia Menor, al
este de las islas de Quío y Samos, fundaron doce ciudades
importantes, y esta parte de la costa (más las islas cercanas) fue
llamada Jonía.
De las ciudades jónicas, la más importante era Mileto. Está
ubicada en una bahía que forma la desembocadura del río
Meandro, corriente tan famosa por su curso ondulante que la
palabra «meandro» ha llegado a significar todo movimiento
irregular que varía constantemente de dirección.
La «ciudad-Estado»
Las invasiones dóricas resquebrajaron la estructura de los reinos
micénícos. En tiempos micénícos, Grecia estaba gobernada por
reyes, cada uno de los cuales ejercía su dominio sobre una
superficie considerable y era tanto juez como alto sacerdote.
En los desórdenes que siguieron a la invasión doria, los viejos
reinos micénicos fueron destruídos, La gente de cada pequeño
valle de la irregular superficie de Grecia se unió para tratar de
defenderse. Se apiñaba dentro de las murallas de la ciudad local
cuando sufría una invasión y podía, si se le presentaba la ocasión,
salir de ella para hacer una incursión por algún valle vecino.
Lentamente, los griegos comenzaron a crear el ideal de la polis,
una comunidad autónoma formada por una ciudad principal y una
pequeña franja de tierra laborable a su alrededor. Para nuestra
mentalidad moderna, la polis no es nada más que una ciudad
independiente, y no muy grande tampoco, de modo que la
llamamos una «Ciudad-Estado». (La palabra «Estado» alude a
toda región no sometida a dominio externo.)
Para las personas del mundo moderno, que viven en gigantescas
naciones, es importante hacerse una idea del pequeño tamaño de
la polis griega. La ciudad-Estado media tenía, quizá, unos 80
kilómetros cuadrados de superficie, es decir, no más que los
límites urbanos de Akron, en Ohio.
Cada ciudad-Estado se consideraba una nación separada y
catalogaba como «extranjeros» a las personas de otras ciudades-
Estados. Cada una tenía su propio gobierno, sus propias fiestas y
sus propias tradiciones. Las ciudades hasta se hacían la guerra
unas a otras. Contemplar la Grecia de este período es como
observar un mundo en miniatura.
Sin duda, las ciudades-Estado de una región particular a menudo trataban de

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