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El día que Nietzsche lloró

La biografía y obra de Friedrich Nietzsche son relatos hermosos y dignos de realizar un análisis
psicológico. Encajar a este filósofo en un perfil nos permite tener un abanico de posibilidades
que van desde sus síntomas depresivos hasta sus ideas delirantes.

En esta película nos narra precisamente su historia amorosa, para ser muy específico. De la vez
que Nietzsche se enamoró, de la vez que lloró. Y es que ya sea en esta época o una muy antigua
el amor y las relaciones de pareja han sido un tema de más controversial y dramático y al cual
no han sido ajenos personalidades ilustres como las del mismo filósofo o Sigmund Freud o Josef
Breuer, con quien precisamente en la película Nietzsche genera un vínculo muy fuerte en el cual
cada uno se pone en las manos del otro, y desde su perspectiva, trata de “sanarlo”.

Inicialmente sólo ante un pedido de una dama, lo que nos demuestra en este aspecto y en la
vida de ambos (Nietzsche y Breuer) la gran influencia del sexo femenino en la vida de las
personas en general y ante lo cual ni lo más grandes genios de la historia han podido asimilar. Y
mucho más el aspecto amoroso, que es precisamente el que más dolores de cabeza les generó
a los personajes de nuestra historia. Nietzsche ante una decepción amorosa, vivió en la
desesperanza, la crisis y la ideación suicida. Mientras que Breuer por una especie de capricho
generado por un conflicto irresoluto se veía tentado a dejar aquello por lo cual había luchado su
vida entera, su profesión y su familia.

Dos personajes importantes de la historia ven reflejado en sus vidas las consecuencias de las
decisiones apresuradas, de decisiones motivadas por emociones momentáneas, de alta
intensidad y quizá de corta duración pero que en su momento marcaban sus vidas y las
determinaban a tal punto que creían que bastaba con eso para ser feliz.

Quizá a cada uno le faltó ser más sincero con el otro al momento de intervenir. Ambos tuvieron
motivaciones diferentes, al inicio no les nació ayudar al otro. Detalle que es importantísimo en
nuestra práctica profesional. Pero cabe resaltar que a pesar de ser mentes brillantes de las
cuales hasta la actualidad aprendemos, no pudieron lidiar con algo que aparenta ser tan sencillo
pero es muy complicado; algo que nos puede llevar de la gloria al abismo en cuestión de
segundos, el amor. Este es el día en que Nietzsche lloró, el día en que Breuer lloró; un día así
como cualquiera de nosotros podría haber pasado.

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